Capítulo 32.
- es mi mujer, debe aceptar todo de mí. – si la castaña la amaba tanto como le profesaba ella debía de aceptarla totalmente aun en las cosas que no le gustaran, la castaña debía obedecerla sí o sí.
Continuara…
- ¿Qué estupidez estas diciendo? – bien eso había sido la gota que derramo el vaso, su hermana no podía ser tan estúpida, por Kami.
- es simple, si ella dice que me ama, tendrá que aceptar la marca quiera o no. – no iba a permitir que Shizuru eligiera, la castaña era suya y no iba a permitir que nadie más la tocara.
- regresa ahora mismo. – no quería tener que usar el tono de alfa nuevamente con su hermana, pero al parecer no tenía muchas opciones, Natsuki estaba ma que dominada por sus instintos.
- no… puedes… obligarme. – respondía la peli-azul con dificultad debido al dolor que sentía por el tono que su hermana estaba empleando con ella.
- ¡soy el alfa! – rugió la rubia. – ¡claro que puedo obligarte! ¡regresa ahora mismo! – volvió a rugir con mas fuerza al ver que su hermana trataba resistirse.
Natsuki no soporto más el dolor causado por el tono de su hermana y regreso sobre sus pasos, hasta posarse aun lado del lugar donde estaba sentada su hermana sentada en la sala.
- ve a calmarte a tu habitación. – ordeno nuevamente, no le gustaba tener que hacerle eso a su hermana, pero no podía permitir que lastimara a Shizuru estando en ese estado, sabía que Natsuki sería la primera en odiarse si eso llegara a pasar. – y reflexiona sobre lo que dijiste. – hablo nuevamente con su tono normal
- hai, nee-sama. – respondió la peli-azul ya más tranquila, tomo su laptop a Dhuran y se retiró a su habitación.
El resto del día no hubo mayores contratiempos, la rubia se la paso en la leyendo artículos e investigaciones acerca del miembro masculino y tratando de averiguar porque sus cachorros habían crecido así sin más, no quería moverse de ahí ya que por lo que sabía Natsuki bien podría aprovecharse de eso y salir, aunque los hilos de Nao fueran resistentes, no quería poner aprueba el celo de un lobo; cerca de la ocho de la noche, Natsuki abandono su habitación ya sin la carpa en su short, había hecho caso a su hermana y se había aliviado ella misma, después de eso había caído en su error, había dicho cosas que en realidad no pensaba, por Kami si no hubiera sido por su hermana hubiera lastimado a la persona que más amaba en todo el mundo.
- lo siento. – se disculpó la peli-azul haciendo una inclinación pronunciada nada más llegar a la sala, demostrando así que de verdad estaba arrepentida.
- está bien, lo importante es que ya estas mejor y sabes que hiciste mal. – le restó importancia la rubia, Natsuki era la menor y ella al ser la mayor debía ser la voz de la razón.
- no, nee-sama no está bien, yo estuve… yo pude… - se sentía tan frustrada, sin su hermana pudo haber hecho algo de lo que tal vez se arrepentiría el resto de su vida.
- hey, tranquila, no pasó nada ¿de acuerdo? Shizuru está bien y lo seguirá estando, el primer celo es el mal fuerte y violento de acuerdo a lo que leí, todo estará bien, hasta ahora no hemos hecho ningún desastre. – decía la rubia, ella había tenido que aliviarse ahí en la sala, sin privacidad y con el sentimiento de que Natsuki podría entrar en cualquier momento.
- nee-sama, si tu no hubieras estado aquí yo… gracias. – no sabía cómo agradecerle, ni como disculparse, no solo se había comportado como una adolescente hormonal, aunque si lo pensaba bien, justo ahora exactamente eso era, pero volviendo al punto había desobedecido a su alfa.
- Natsuki, sé que, aunque yo no estuviera aquí, te hubieras controlado, Shizuru es la mujer que amas, jamás la lastimarías y si lo que te preocupa es que algún día yo no esté ahí para ti, eso jamás pasara, siempre estaré ahí, somos hermanas y estamos en esto juntas. – hablaba la rubia con una sonrisa, Natsuki podría comportarse toda ruda en el exterior, pero en el interior era seguía siendo su hermanita.
- gracias. – fue lo único que respondió la peli-azul aun le costaba un poco de trabajo expresarse con su hermana… bueno siendo sinceros con todos.
- bien, ahora será mejor que nos pongamos a investigar más acerca de lo que les paso a los cachorros, según lo que leí, de acuerdo a su tamaño es como si ahora tuvieran un mes de nacidos. – explicaba la rubia, con tranquilidad, aunque justo ahora era lo que menos sentía, entre sus constantes erecciones, sus ganas de ir con Michiru y su cachorro no entendía cómo no había comenzado a jalar su cabello.
- ¿un mes? ¿Cómo es posible que tengan un mes? nacieron hace tres días eso no es posible. – decía Natsuki con incredulidad, sus cachorros habían crecido en unas horas lo que se suponía que debían de crecer en un mes y ellas estaban ahí encerradas sin poder hacer nada.
- lo es en nuestro mundo. – hablo una voz conocida para las chicas.
- ¿Alana? ¿Qué estas…? pensé que te habías ido junto con el gran sabio – cuestiono la rubia confundida, no sabía que la loba aun continuaba por ahí y mucho menos que estaba cerca de ellas.
- Alana ¿Qué haces aquí? Es muy arriesgado, alguien podría verte. – respondió Natsuki con confusión y preocupación, pues el ver un lobo gigante hoy en día no era algo que se hiciera con frecuencia.
- el gran sabio sugirió que me quedara cerca por si pasaba esto. – volvió a hablar la voz infantil. – tranquilas he cubierto mi rastro y con su seguridad no es fácil que logren verme.
- es increíble que logres escucharnos. – decía la rubia, pues cuando Alana les hablo ellas no había respondió con su mente, sino que habían comenzado a hablar.
- es el gran oído de los lobos, ustedes también lo tienen ahora. – respondió Alana con una ligera risa. – ¿Qué dudas tienen? Será mejor que comencemos a aclararlas ahora, debo irme después de hacer esto. – no quería estar cerca mientras las chicas estaban en sus días de celo.
- ¿Por qué los cachorros crecieron? Es como si ahora tuvieran un mes de haber nacido. – cuestiono la peli-azul pues si la loba decía que era hora de aclarar las dudas era mejor que lo hicieran sin demora.
- los cachorros reaccionaron a su cambio, a partir de ahora comenzarán a crecer junto con ustedes, si su poder aumenta sus cachorros crecerán más rápido, ellos están ligados con ustedes y con su poder. – explico la loba con paciencia, el gran sabio había tenido razón, las chicas no sabían nada, los Kuga no tenían nada documentado de su pacto con ellos.
- eso lo explica, nuestro poder aumento debido al cambio y por eso los cachorros crecieron, tiene sentido. – decía la rubia analizando la información. – Alana ¿Por qué sentimos la necesidad de marcar a nuestras parejas? ¿y que exactamente es marcar? – cuestiono la rubia con confusión, desde el día de ayer ella y Natsuki hablaron de la marca sin saber siquiera que significaba.
- la marca es un lazo que creamos con nuestras parejas, en términos humanos es como casarse. – explicaba la loba de manera seria. – la marca se hace en el cuello durante el apareamiento, en temporada de celo, que como saben es cuatro días al mes, la marca se hace mordiendo el punto de pulso en el cuello y bebiendo su sangre. – termino de explicar la loba de manera tranquila.
- espera ¿Cómo que cuatro días? El gran sabio dijo que solo eran dos. – hablo la rubia al escuchar la ligereza con que Alana había mencionado los días que duraba el celo, dos días ya les resultaban una tortura no se imaginaba que es lo que podía pasar si esto aumentaba.
- temo que el no se explico bien, el celo dura cuatro días, ustedes solo tendrán la mitad en su primer celo debido al cambio, chicas es importante que sepan todo esto, por eso me quede. – explicaba la loba con paciencia pues las chicas eran como cachorros ahora y tenia que entrenarlas bien, aunque solo fuera en la teoría.
- ¿algo mas que el gran sabio no haya explicado bien? – cuestiono la rubia con molestia, pues el lobo mayor bien pudo haberse tomado algo de tiempo y contarles todo, pero al parecer lo único que le importaba era que hicieran el pacto.
- yo me quede para aclarar sus dudas, si las tienen adelante, yo sabre responderlas. – sabia que las chicas estaban molestas no había que ser un genio ¿Quién no se molestaría si le ocultan información sobre cambios en su cuerpo?
- ¿Cómo exactamente funciona la marca? ¿tiene algún riesgo o consecuencia que debamos saber? ¿afectara las chicas? – soltó Natsuki de manera apresurada, pues además del aumento de días en su celo la marca le parecía riesgoso, el día de ayer había sentido tal necesidad por Shizuru que sintió que moriría por combustión instantánea y ahora que supiera esto la dejaba aún más intranquila.
- cómo les dije la marca es como el matrimonio en términos humanos, pero es mucho más fuerte, ellas jamás podrán estar con otra persona que no sean ustedes, el solo pensarlo les causara dolor. – comenzó con la explicación. – se creará un vínculo y serán capaces de sentir lo que ellas sienten y viceversa, es decir sabrán sus sentimientos y ellas los suyos, serán capaces de saber en dónde están, es una gran decisión. – termino de explicar la loba con seriedad.
- la marca, el marcar a nuestras parejas ¿es completamente necesario? – cuestiono nuevamente la peli-azul con angustia en la voz, pues lastimar a Shizuru era lo que menos deseaba y la marca le parecía excesiva.
- la marca es necesaria, podrán controlar el marcar a sus parejas por un tiempo, pero terminaran por hacerlo, es su instinto, además la marca no solo sirve para ligar sus sentimientos, sino también para hacerle saber a otros que ya tienen pareja. – la marca era de las cosas más complicadas que los lobos tenían, por el simple hecho de que era para toda la vida. – el lazo que se creara por la marca los ayudara a compartir poderes, ellas prácticamente serán como ustedes, con sentidos desarrollados y compartirán el vínculo con la manada.
- entonces no es algo que podamos obviar, va a pasar tarde o temprano. – repasaba la información que les había dicho la loba. – Alana ¿Qué pasaría si ellas no aceptan la marca? – cuestiono pues era un de las posibilidades.
- ustedes ya están imprimadas, jamás dejaran de amarlas, pero el rechazar la marca es como rechazarlas a ustedes, rechazar su amor, por lo que si no aceptan la marca ese amor tarde o temprano llegara a su fin. – en sus años con la manada había visto a muchos lobos rechazar a sus hembras por negar su marca.
- ¿y si las marcamos sin su consentimiento? – tanteo la peli-azul pues ahora sentía miedo de lo que pudiera pasar, era un gran cambio y Shizuru no tenía necesidad de pasar por todo eso.
- jamás deben de hacer eso, con la marca comparten poderes y enlazan sus vidas, pero marcar a alguien que no desea ser marcado, puede causarle la muerte, su poder la rechazaría y funcionaria como un veneno. – eso pasaba cuando otras manadas absorbían a manadas más pequeñas y trataban de marcar a hembras solo por placer de hacerlo, esas hembras terminaban muriendo.
- todo esto se está complicando demasiado, yo solo quiera casarme con Shizuru y vivir una vida tranquila después de haber muerto por el estúpido carnaval de las hime's, ahora tengo otra cosa con la que lidiar. – decía Natsuki molesta, no culpaba a nadie, pero sin duda el enterarse de esto no hacía más que angustiarla, Shizuru no tenía por qué pasar por toda esa mierda de marcas y lazos, ella merecía una vida normal.
- Natsuki, no se puede evitar, somos Kugas y debemos de mantener el legado de nuestra familia, es nuestro deber seguir con nuestro apellido y mantenerlo, aumentar la manada. – era más fácil decirlo que hacerlo, estaba igual o peor que su hermana, Michiru ya había sentido miedo de ella no se imaginaba que era lo que iba a pasar cuando le dijera ahora esto.
- no pueden renegar de su destino, es su deber, ustedes aceptaron todo esto al aceptar el pacto, lamento que no les hayan informado todo pero esta información solo se comparte con miembros de la manada. – cuando las Kuga cambiaron pasaron a formar parte de la manada y esa información ya se les podía compartir.
- no tienes que lamentar nada Alana, nos encargaremos de eso llegado el momento, no tiene caso que ahora nos agobiemos. – hablaba nuevamente la rubia, pues, aunque lo hayan sabido antes, aun así, hubieran seguido adelante.
- ha llegado la hora de partir, estaré cerca por si necesitan algo, solo tienen que pedirles a los cachorros que me llamen, ellos entenderán. – decía Alana con tranquilidad. – por cierto, esta es la primera noche del celo y creo que no han entendido lo peligroso que puede llegar hacer, deben reforzar sus defensas y pedir que las aten, su celo será incontrolable. – advertía la loba con seguridad, pues había sido testigo de cómo los lobos jóvenes lidiaban con su primer celo y algunos incluso llegaban a pelear entre sí.
- así lo haremos Alana, gracias por la advertencia. – agradecía la rubia, pues no podían tomar a la ligeras las palabras de la loba.
- gracias por venir hasta aquí y ayudarnos con nuestras dudas Alana. – agradecía también la peli-azul, aunque las palabras de Alana solo les hayan traído más problemas.
- cuídense chicas. – despidió la loba de manera tranquila, para comenzar su camino hacia las montañas, donde estaría por un tiempo para estar al tanto de las chicas.
Las chicas ya no respondieron más, se quedaron sumidas en sus pensamientos después de las palabras de Alana, tenían que asimilarlas y pensar cuando sería un buen momento para decírselo a sus prometidas, pues como dijo Alana ellas tenían que estar de acuerdo en todo; Haruka salió de sus pensamientos y tomo el teléfono, debía pedirle a su madre ayuda para reforzar su seguridad.
- espero en la línea y después de tres timbres le respondieron. – mamá. – hablo cuando descolgaron el teléfono.
- Haruka, cariño ¿Cómo están? ¿es falta algo? ¿tu hermana está bien? – la matriarca Kuga no había estado nada tranquila por dejar a sus cachorras solas y lejos de ella, no quería que nada malo les pasara.
- mamá todo esta bien, pero tengo que pedirte algo. – decía la rubia, no sabia como plantearle a su madre que necesitaba que las encadenaran, pero tenía que hacerlo.
- claro cariño, dime ¿Qué necesitan? – cuestiono Saeko, aunque su voz haya sonado tranquila estaba lejos de sentir esa tranquilidad.
- mamá tienen que venir tu y las chicas, solo no se les ocurra permitir que Shizuru y Michiru vengan, traigan cadenas, deben atarnos. – decía la rubia con preocupación, pues sabia que su madre no estaría de acuerdo con eso.
- ¿Qué estas diciendo? ¿Por qué haría algo así? La casa ya es segura, no hay necesidad de hacer algo así hija, por favor. – Kami ¿Cómo habían llegado a eso? Encadenar a sus propias hijas ¿de verdad era necesario?
- mamá por favor, tienes que hacerlo, Alana, la loba que nos ayudó con el cambio vino y nos advirtió sobre esto, no es un juego, podemos lastimar a alguien. – jamás se perdonaría el perderse por su celo y llegar a lastimar a una chica indefensa.
- saldremos para haya inmediatamente para haya. – no le agradaba, pero al parecer sus hijas no tenían opción, además tenia que pensar que esto era la mejor opción para ellas.
Haruka solo menciono un gracias y termino la llamada, no había mas que hacer que solo esperar ahora, solo esperaba que su celo no empeorara mientras esperaban, ya había sentido suficiente durante el día, sentía que moriría por combustión e ingenuamente pensó que eso había sido lo peor, grave error, de no haber sido por Alana, ellas seguirían ignorantes de todo; los minutos transcurrieron sin ser conscientes de ello, pero el celo comenzaba a hacer estragos lo podía sentir, estaba transpirando demasiado y sentía calor, su madre debía apresurarse, no había terminado su pensamiento cuando escucho como la puerta se abría.
- ya estamos aquí. – hablo Saeko entrando a la casa y caminando hacia la sala donde estaban sus hijas.
- que bueno que llegaron, está comenzando, mamá llévanos al sótano y átanos ahí, no nos liberes por mas que gritemos o roguemos por favor, hoy solo es el primer día, para el jueves ya debemos de estar bien, espera hasta entonces para liberarnos. – explicaba la rubia pues no sabía si continuaría pensando con claridad después de toda la locura se desatará en ellas.
- bien, vamos cachorra menor no opongas resistencia. – hablaba Nao llevando a Natsuki hacia el sótano, solo habían ido Sakura, Yukino, Saeko y ella ayudar, no querían que las prometidas de las Kuga sospecharan de algo.
Ni Haruka ni mucho menos Natsuki opusieron resistencia alguna, bajaron calmadamente al sótano y ahí en medio de este se erguía un pilar, eso les serviría, Sakura comenzó a sacar las cadenas, mientras Nao, junto a Yukino y Saeko comenzaban a ponérselas a las chicas que ahora ya estaban transpirando más y su temperatura corporal aumentaba más y más.
- dense prisa. – apremio la rubia con angustia, pues no quería ni pensar que era lo que pasaría si ellas se descontrolaban mientras las chicas permanecían ahí.
Nadie respondió a lo dicho por Haruka, pero si se apresuraron con su labor, pusieron cadenas en pies y manos, lo suficientemente largas para que se pudieran recostar sobre los futones que Saeko había bajado hasta ahí, no quería que sus hijas estuvieran mas incomodas de lo que seguramente iban a estar.
- terminamos. – informo Nao con tranquilidad, cuando las cadenas estuvieron puestas y los futones acomodados.
- gracias, ahora deben irse, no es seguro que estén aquí. – dijo Natsuki con tono serio, pues recordaba muy bien como se había puesto antes y si lo que dijo Alana era verdad, eso no era nada en comparación a como se pondrían ahora.
- solo Saeko-san regresara, nosotras tres nos quedaremos aquí, no las dejaremos solas. – respondió Yukino con su habitual tono de voz tranquilo y calmado, no sabía que podía hacer ella para detenerlas si se descontrolaban pero las demás contaban con ella.
- en realidad Yukino, tu regresaras con Saeko-san, solo la araña y yo nos quedaremos con las cachorras. – rebatió la rubia gritona, no pondría en riesgo a su novia por nada del mundo y menos si corría el riesgo de ser violada.
- pero Sakura-san no es justo, yo también quiero ayudar. – rebatía la pequeña castaña con frustración, pues siempre la dejaban fuera de las misiones.
- entonces tal vez también deberías irte gritona. – decía Nao con una sonrisa de medio lado, lo que solo podía significar que estaba a punto de decir algún comentario sarcástico.
- ¿Qué estas diciendo araña? – cuestiono Sakura con molestia en la voz y procurando no gritar para no darle la razón a la peli-rosa.
- que amenos que gritar sea tu poder hime, de mucha ayuda no vas hacer. – decía Nao tratando de contener la carcajada que amenazaba con salir.
- ¡ahh maldita araña! – grito la rubia con molestia por el comentario de Nao, pues no hacia falta que le recordaran que ella no tenía poderes.
- ya chicas, no es momento para que estén peleando… todas deben irse, no confió en nosotras con ustedes cerca. – hablaba Haruka con angustia, pues si el celo era lo suficientemente fuerte tal vez las podrían llegar a atacar.
- nee-san tiene razón… váyanse de una vez araña, tu y la frentona no tienen posibilidad contra nosotras. – hablaba Natsuki con un toque de molestia en la voz, pues el hecho de que la tuvieran atada de pies y manos con cadenas no era algo que disfrutaba.
- ¿a quien llamas frentona delincuente? – cuestiono la rubia oji-lila con molestia y acercándose amenazadoramente a la peli-azul.
- a ti ¿Qué no escuchaste? ¿o tus gritos ya terminaron por dejarte sorda? – arremetió la oji-verde menor, pues si Sakura pensaba que la iba a amedrentar solo por estar atada estaba más que equivocada.
- eres una… - pero no termino de hablar debido a que la puerta del sótano se abrió una chica bastante conocida apareció ante ellas.
- vine ayudar. – informo la peli-verde con tranquilidad, aunque siendo sinceros estaba lejos de sentirla, no sabia que tan efectiva podía ser en contra de dos semi-lobos.
- Setsuna ¿Qué haces aquí? ¿Michiru? – cuestiono apresuradamente la rubia, pues no quería ni imaginarse lo que haría su prometida si se enteraba de todo lo que estaba pasando.
- tranquila, ella esta en casa de tus padres con Hotaru, a mi me llamo tu padre y me explico la situación y el como no podía mandar a mas hime's, así que me pidió ayuda a mí. – explico la oji-morado con tranquilidad, como si su amiga no estuviera atada frente a ella con cadenas.
- gracias por venir Setsuna, pero considero que lo mejor es que se vayan todas y nos dejen solas. – agradeció la rubia omitiendo el hecho de que Setsuna había mencionado a las hime's, esa era una conversación para otro momento.
- nadie se moverá de aquí cachorra mayor así que de joder con eso. – volvía a hablar Nao. – ahora la gritona y Yukino pueden irse, la chica del tiempo y yo nos haremos cargo. – resolvió de inmediato la peli-rosa.
- araña, si eres consciente que Setsuna-san, no es la chica del tiempo, es la hija de Chronos dios del tiempo, es una semidiosa. – decía Natsuki con una sonrisa en el rostro. – y si quiera podía borrarte de la historia en un abrir y cerrar de ojos. – termino de explicar con una clara expresión de burla.
- la peli-rosa trago el nudo que se formó en su garganta y volvió a hablar. – por eso les digo, Setsuna-san y yo nos quedaremos a cuidarlas, deja de fastidiar cachorra menor. – arremetió contra Natsuki, pues ella siempre era la culpable.
- oí ¿y yo que demonios hice? – rezongó Natsuki, pues Nao no tenia porque culparla a ella por su metida de pata.
- si no van a irse cuando menos salgan ya de aquí. – pidió la rubia pues su erección ya había aparecido y no tenia ni una pizca de ganas que sus amigas la vieran.
- ¿pero qué demonios es eso? ¿se metieron un nabo en los shorts o por qué demonios parece como si tuvieran una erección? – cuestiono con "sutileza" la peli-rosa al ver la clara erección de las chicas.
- ¡largo de aquí! – rugió la rubia, pues no era momento de aclarar nada, su celo ya estaba ahí y el olor de las chicas solo las estaba poniendo peor.
- chicas será menor que salgan. – pidió Saeko apareciendo de la nada, había estado ordenando la comida que había traído y el grito de Haruka la había alertado.
- pondré hilos en la puerta y los reforzare. – hablo Nao con seriedad, pues Saeko estaba ahí y no quería que la reprendiera por hacer uno de sus comentarios.
- yo creare una barrera en la entrada. – informo la peli-verde, estaba ahí para ayudar y era lo que iba hacer.
- tranquilas, no les será fácil librarse de las cadenas, Midori me las dio, me dijo que eran las cadenas con las que su antiguo enemigo estuvo encadenado. – explicaba Saeko con tranquilidad, aunque si era sincera no se fiaba mucho de Midori.
- no me lo puedo creer, esa desgraciada se trajo las cadenas consigo, de seguro que las quería para venderlas al mejor postor. – decía Nao con indignación, pues Mai no la había dejado sacar nada de Fuka.
- será mejor que salgamos. – Saeko vio claramente como poco a poco los hermosos ojos verdes de sus hijas desaparecían para dejar solo las pupilas completamente dilatadas.
Las chicas no rebatieron mas y se marcharon de ahí, Nao hizo lo que dijo que haría, así como también Setsuna coloco la barrera, Saeko, Sakura y Yukino se fueron cuando las chicas comenzaron a gritar, la matriarca Kuga no pudo soportar escuchar a sus hijas sufrir, porque esos gritos eran de agonía pura y le estaba partiendo el alma, antes de marcharse les pidió a las chicas que no bajaran por nada del mundo al sótano, por mucho que las chicas gritaran o rogaran ellas no podían bajar ni siquiera para darles comida, no quería ni imaginarse que es lo que pasaría si las tenían cerca, tanto Nao como Setsuna asintieron al pedido de la peli-azul mayor y la vieron partir, esas dos noches que pasarían ahí, no serían para nada agradables.
Y mientras las Kuga estaban pasando por lo que seguramente eran los peores momentos de su vida, en la casa Kuga todo estaba relativamente tranquilo, Michiru estaba junto a Shizuru en el sillón de la espaciosa sala de los Kuga conversando de cosas sin importancia, Hotaru estaba en su porta bebe totalmente dormida junto a Nix, que por nada del mundo se separaba de ella, curiosamente la aguamarina y la castaña habían congeniado bastante bien, eran muy parecidas y su amistad surgió sin más.
De pronto frente a ellas una silueta se había comenzado a formar, alguien ya conocido por Michiru, quien reacciono de inmediato antes de que esa mujer lograra aparecer completamente para sacar a Shizuru junto con Hotaru de ahí, como su viento le había dicho, nadie debía saber de la existencia de las hime's y suponía que tampoco debían saber de su hija.
- oh vaya, la princesa de Neptuno en persona. – decía la mujer con una sonrisa de burla.
- ¿Qué demonios haces aquí? ¿Qué es lo que quieres? – cuestiono Michiru ignorando el comentario de la mujer y negó ligeramente cuando las hime's quisieron hacer acto de presencia.
- quería hablar con el general Haruka, pero al parecer tendré que conformarme contigo; quiero que le digas a la princesa Serena que quiero una audiencia con ella lo antes posible. – pidió la mujer sin el menor respeto.
Continuara…
