Capítulo 37.

- ¡entonces prepárate! ¡pues has condenado a todos a la muerte! – rugió la reina con molestia ante la negativa de la princesa, lo que había planeado ya no podía ser, no había tiempo, tenía que idear otro plan o estaba segura que perdería.

Continuara...

- entonces he de suponer que esta reunión a terminado. – respondió la rubia, no dejando que sus miedos y sus inseguridades salieran a flote, tenia que seguir como hasta ahora.

- Mina la percatarse que ninguno de los tres del negaverso le respondía la princesa decidió intervenir. – tomaremos eso como un sí, ahora si nos disculpan, nosotros nos retiramos. – dijo la rubia haciendo que tanto como Rei y Serena comenzaran a caminar, debían estar dentro del perímetro que Haruka le había marcado, para estar a salvo.

- no, después de que nosotros amablemente les dimos una oportunidad de tener un poco de paz y ustedes groseramente la han rechazado ¿no pensaran que se pueden ir tan fácil o sí? – hablo Nephrite dirigiéndose a toda velocidad hacia las chicas que no habían dejado de caminar pese a sus palabras. – ¡pagaran caro esta humillación¡ - grito Nephrite saltando hacia las tres chicas que por fin habían dejado de caminar.

Todo paso en cámara lenta para las tres chicas, no habían dejado de caminar hasta que estuvieron en el perímetro que Haruka les había marcado, una vez ahí se habían volteado para ver al general del negaverso Nephrite lanzarse hacia ellas, como auto reflejo Mina y Rei cubrieron con sus cuerpos a la princesa Serena, pero nada había pasado, solo habían sentido ¿lluvia? ¿en qué momento había comenzado a llover? Al separarse se dieron cuenta que desgraciadamente no era lluvia, sino sangre, sangre de Nephrite quien había quedado hecho pedazos a sus pies, no entendían como había pasado aquello ¿Quién lo había atacado? ¿Cómo fue que había terminado así en un segundo? Y su respuesta vino casi de inmediato, gracias a la sangre podían ver ¿hilo? Si, eran hilos, sumamente delgados y que ahora por la sangre los podían ver era como una telaraña, una telaraña mortal sin duda, escucharon un ligero silbido y la sangre que empapaba los hilos ya no estaba y estos volvían hacer invisibles.

- Zoisite había sido testigo de como el tonto castaño había ido por las chicas, pero después del rugido del general no se escucho mas que silencio. - ¿Qué habrá pasado? – cuestiono a nadie en particular.

- Zoisite ve, asegúrate de que ese idiota este bien y tráelo contigo. – ordeno con molestia, no podían irse, así como así, las sailors los habían humillado si, pero estaban en territorio enemigo, no sabían que era lo que podían encontrar ahí, tenían que andar con pies de plomo.

- hai mi reina. – dijo el rubio para después dirigirse hacia la misma dirección en la que el castaño había corrido.

Al llegar hasta donde estaban las sailor sus ojos se abrieron enormemente por lo que veía, el imbécil de Nephrite estaba muerto, mas que muerto, hecho pedazos, podía ver trozos de el por todos lados ¿Cómo es que esas chiquillas le había hecho algo así? Sino fuera porque estaban todas cubiertas de sangre no lo creería.

- ¿Cómo se atreven a matarlo sailors? – cuestiono apretando los puños y dando un paso hacia delante.

- el trato de lastimar a nuestra princesa. – se adelantó Mina a hablar, pues notaba a Rei bastante nerviosa y no podían revelar nada de lo que había pasado realmente. – te recomiendo que no te acerques mas o su terminaras igual. – amenazo la rubia viendo a su alrededor para tratar de encontrar a quien las había salvado.

- no juegues conmigo niña. – hablo nuevamente Zoisite con molestia, pero siendo precavido, pues la prueba de que esas chiquillas eran de temer estaba esparcida por todos lados.

- Zoisite, has caso a lo que te dice, toma a tu reina y vete, nuestros refuerzos ya casi están aquí, si no quieren morir váyanse ya. – hablo Serena saliendo de su shock inicial por lo que había pasado con Nephrite.

El rubio no dijo nada, la princesa tenia razón, si eran lo suficientemente fuertes y crueles como la dejar a Nephrite hecho pedazos y prácticamente bañarse con su sangre, bien podían acabar con ellos ahí, su reina tenia razón, todo estaba cambiando y ya no estaba tan seguro de estar en el lado ganador; siguió el consejo se Serena y regreso por su reina.

- debemos irnos mi reina, corremos peligro. – informo el rubio con una ligera preocupación en la voz.

- ¿peligro? ¿Qué quieres decir? ¿Dónde esta el idiota de Nephrite? Te pedí que lo trajeras contigo. – soltó pregunta tras pregunta pues fue capaz de sentir la preocupación de su general y eso termino alterándola a ella.

- ese imbécil esta muerto mi reina, las sailors lo mataron, lo hicieron pedazos y nos amenazaron con hacernos lo mismo sino salíamos de aquí. – explico el rubio con premura, pues al parecer su reina no tenía mucho interés por irse, aun cuando sus vidas estaban en juego.

- ¿Qué? ¿Nephrite esta muerto? – no lo podía creer, otro de sus generales había caído, esto jamás había pasado así, los cuatro siempre estaban con ella en la batalla final ¿Qué demonios estaba pasando con ese ciclo?

- lo siento mi reina, pero debemos irnos de inmediato. – volvió a hablar Zoisite sin responder las preguntas de su reina y la tomaba en brazos para desaparecer de ahí.

Beryl, no dijo nada mientras era llevada por el rubio hacia su base, estaba demasiado inmersa en sus pensamientos como para reprenderlo por cargarla y no responder a sus preguntas, lo que sucedía no terminaba de gustarle, dos de sus generales muertos, sin cese al fuego, no estaba segura de cómo podrían ganar esta vez, si todo seguía así lo mas probable es que perdieran, tenia que hacer algo, comenzar a mover sus piezas y eso haría, mandaría a los siete demonios del cristal arcoíris por las sailors, eran los demonios más poderosos que tenía, no les daría ni tiempo para respirar, Zoisite comandaría el ataque, así le reportaría todo lo que pasara en la batalla y podría planear la mejor manera de hacer frente a lo que se avecinaba.

Una vez estuvieron en la mansión Kaiō, el rubio la bajo y se quedo arrodillado a su lado esperando su siguiente indicación…

- retírate por ahora Zoisite, ve a prepararte, reúne a los siete demonios del cristal arcoíris y ve con ellos a atacar a las sailors lo antes posible. – ordeno la peli-roja, sus palabras no habían sido en vano, las sailors se iban a arrepentir.

- mi reina, no considera que es mejor esperar un poco para que… - lo lógico era esperar, que las cosas se calmaran, las sailors los iban a estar esperando, pero al parecer su reina no pensaba igual y lo había interrumpido.

- no pedí tu opinión, esta es orden, haz lo que te digo, esas chicas no esperan un ataque tan pronto, así que ve a descansar un poco y después prepárate para el ataque. – si dependiera de ella lo mandaría ahora mismo, pero sabia que reunir a los demonios tomaba su tiempo y además el rubio debía de reponer energías.

- como ordene mi reina. – respondió el rubio para después levantarse y caminar hacia su habitación donde descansaría por unos minutos y se dispondría a cumplir con las ordenes de su reina.

- ¿Por qué esa cara? – cuestiono una voz, nada mas abrir la puerta de su habitación para quedar prácticamente frente a frente.

- Nephrite esta muerto. – soltó sin más. – no es que me importe, era un idiota, pero algo raro está pasando Malachite, lo presiento, esta vez no estamos del lado ganador, hubieras visto lo que esas niñas hicieron, prácticamente lo hicieron pure, quedo en pedazos. – explicaba con un poco de angustia en la voz, el peli-blanco era la única persona en la que podía confiar ahí.

- tranquilízate, encontraremos la solución para esto, esas niñas no son tan fuertes, solo debemos de descubrir que ocultan y te aseguro que podremos poner el marcador igual. – aseguraba el peli-blanco aunque si era sincero, el también pensaba que algo estaba mal con ese ciclo de reencarnación.

- confió en ti, ahora debo descansar, la reina ha amenazado a las sailors por no aceptar su tregua y voy a atacar en poco tiempo. – mala idea, pero nada podía hacer si era una orden de la reina.

- ¿ahora? ¿no es un poco apresurado? Lo estarán esperando – razono Malachite con tranquilidad.

- pienso igual, pero la reina no quiere escuchar razones. – explico el rubio con fastidio mientras se abrazaba al albino.

- tal vez tenga un plan, anda ve a recostarte, te traeré algo de comer y estaremos juntos hasta que tengas que partir. – dijo el albino con una sonrisa hacia su compañero mientras salía de la habitación.

Mientras tanto Serena, Rei y Mina estaban por llegar a la casa Kuga, después de que Zoisite se había ido y quedaron convencidas de que no había nadie más ahí con ellas, comenzaron a caminar rumbo a la mansión, Serena tenia un mal presentimiento y quería llegar cuanto antes para advertir a todo, Beryl los atacaría, estaba completamente segura de eso, querría venganza casi podía escuchar sus gritos y sentir su furia.

- ¿Qué demonios fue lo que paso haya? – soltó Rei nada mas entrar en la casa donde todos las estaban esperando.

- ¿que fue lo que les paso chicas? – pregunto Amy ignorando como todos, la pregunta que había hecho la pelinegra.

- Serena. – llego Darien hasta ella preocupado al ver la sangre en Rei y Mina. - ¿estas bien? – cuestiono después de abrazarla.

- si, no me paso nada, la sangre no es nuestra, es de Nephrite. – declaro la rubia con tranquilidad, no que no le afectara la muerte del hombre, pero ahora estaban en una guerra y si algo había aprendido en todas sus reencarnaciones era que su corazón blando siempre le ocasionaba problemas.

- ¿Qué paso Haruka? – cuestiono Rei a la que ella consideraba había sido la causante de la muerte del castaño.

- Rei, no fue Haruka, las tres vimos que fueron unos hilos los que cortaron a Nephrite salvándonos, Haruka controla el aire. – apoyo Mina, pues pese a lo que su compañera pudiera pensar ella no consideraba que los Kuga y sus amigos fueran enemigos o algo así.

- ¿estas objetando que salvaron tu trasero? – cuestiono Nao un poco molesta por como estaba llevando las cosas la pelinegra.

- masacraron a un hombre haya ¿no lo entiendes? Si nos salvaron, pero eso fue homicidio. – al ver que la mayoría de las personas ahí presentes la estaban juzgando por como estaba manejando las cosas la pelinegra opto por otra cosa.

- ¿y que piensas que va a pasar en la batalla final señorita Hino? ¿piensa que se van a sentar todos a dialogar? ¿Qué tomaran el te mientras discuten como solucionar esta batalla que lleva miles de años librándose? – cuestiono Midori de manera tranquila, esa chica sin duda iba a hacer una molestia a menos que de verdad se comprometerse.

- las cosas no serán sencillas señorita, habrá muertos, tantos que no sabrá distinguir si sin amigos o enemigo, por lo que si no esta dispuesta a asesinar, pese a que lo ha hecho en sus otras vidas, este lugar no es para usted. – la doctora Youko había llegado poco después de que Serena y compañía habían salido, ella no era una hime, pero como médico había visto muchas cosas y no estaba en Fuka solo por casualidad.

- no voy a permitir que unas… humanas que no tienen idea de lo que es esto me den lecciones. – espeto Rei con molestia, pues, aunque no eran parte del milenio estaban ahí y sus opiniones se escuchaban.

- ten cuidado Rei, esa boca tuya es igual a la de tu abuelo y ya sabemos cómo termino él. – soltó Kain con una sonrisa socarrona en el rostro, esa chica sin duda no sabía nada de prudencia.

- bien, basta ya, Rei estas viva, da gracias por eso, ellos no se hubieran tentado el corazón para hacerles lo mismo a ustedes así que dejemos el tema sobre quien mato a quien y como para centrar en lo importante ¿Qué paso haya? – hablo Haruka deteniendo la discusión que se veía venir y tratando de centrar a todos en lo que estaba próximo a golpearlos.

Serena sonrió por lo que Haruka había dicho y agradeció que haya sido ella quien detuviera esa discusión que estaba a punto de estallar, amaba a Rei como a una hermana pero a veces era exasperante; como Haruka lo pidió se dispuso a contar lo que había pasado en la reunión con Beryl, desde que la reina creyó que con halagos podía llegar a ella, hasta el momento en el que les dijo que los mataría a todos en la casa.

- entonces debemos prepararnos para una batalla. – aseguro Natsuki poniéndose de pie.

- ustedes estarán aquí en la casa Natsuki. – comenzó Haruka. – nosotras. – dijo dirigiéndose a las sailors. – debemos de prepararnos para la batalla, estoy segura que Beryl no dejara que ese desaire por parte de nuestra princesa no tenga un castigo.

- entonces ¿no pelearemos? – cuestiono Mikoto con decepción pues hacia mucho que no tenía una pelea, la última vez que habían atacado la casa Mai no la había dejado salir.

- Mikoto ven, voy a hacer ramen. – dijo Mai para sacar a la pequeña pelinegra de ahí antes de que dijera algo que las delatara.

- ¡el ramen de Mai! – grito emocionada la pequeña mientras seguía a la peli-naranja a la cocina.

- no entiendo la necesidad de tener a estas chicas aquí. – comenzó a hablar nuevamente Rei. – son de ayuda en nada, así que… - pero no termino de exponer su punto de porque esas chicas no deberían estar ahí cuando alguien la interrumpió.

- quizá… pueda yo mostrarte por qué estamos aquí. – dijo Nao mientras jugaba con sus manos y tronaba sus dedos.

- Nao. – reprendió la rubia, a la peli-rosa. – Rei no es momento, debemos de prepararnos para la pelea, así que no tenemos tiempo para responder esas preguntas. – porque Kami-sama la castigaba con alguien como Rei, esa chica no era así en sus anteriores vidas.

- Haruka-sama. – hablo Akira apareciendo frente todos en la sala.

- ¿Akira? ¿Qué sucede? – cuestiono con extrañeza la rubia, pues no era normal que la chica se apareciera así frente a todos sin la que la llamara.

- Haruka-sama, se aproxima un grupo de ocho desde el lado sur del bosque. – informo con urgencia la chica, había sido una suerte que Haruka pidiera ayuda a su clan y ellos hayan enviado a mas aliados.

- ¿Cuánto tiempo tenemos? – cuestiono la rubia con un poco de molestia, se distrajo, había pensado que tenía más tiempo, pero se había equivocado.

- si continúan con ese paso veinte minutos Haruka-sama. – respondió la peli-verde viendo a la rubia.

- nee-san. – llamo Natsuki viendo a su hermana, le pedía que las dejara pelear, era poco tiempo y no estaban preparadas, pero la rubia solo había negado.

- bien, gracias por avisarnos Akira, vuelve ahí, mantennos informados por favor, que vigilen todos los puntos. – pidió de manera tranquila la rubia, no podía dejarse vencer por el pánico, ni mucho menos podía dejar que la situación la superara.

- hai, Haruka-sama. – respondió la oji-café desapareciendo de ahí.

- saldremos todas. – declaro Haruka una vez que Akira no estuvo en la habitación. – pero debemos de hacerlo ya, no podemos permitir que se acerquen a la casa. – declaro la rubia.

- bien, entonces las chicas y yo iremos primero. – respondió Mina poniendo de pie y viendo a sus amigas. – Michiru, Setsuna y tú nos pueden alcanzar. – termino la rubia oji-azul haciendo una seña a sus amigas para que la siguieran.

Las chicas siguieron a Mina sin objetar nada, la hora de la primera batalla había llegado, no sabían que era lo que les deparaba, pero de algo estaban seguras, lo enfrentarían juntas, como siempre, su amistad siempre las había sacado de apuros y esta no iba a hacer la excepción, hacia mucho que no podían usar sus trajes de sailors, pero el poder lo tenían.

Cuando las chicas estuvieron fuera de la mansión y Haruka no fue capaz de sentirlas más, vio a Setsuna pidiéndole con la mirada que les diera un poco de privacidad…

- las espero a fuera. – anuncio Setsuna con una sonrisa. – no demoren. – indico caminando hacia la salida.

- Haruka ¿crees que fue correcto permitir que Serena combata? – cuestiono Michiru con duda por la decisión que había tomado su viento.

- si esos demonios son los que yo creo que son, Serena es la única que puede ayudarnos sirena. – informo la rubia besando la frente de su prometida. – ve con Setsuna, ahora las alcanzo. – pidió la rubia con una sonrisa para tranquilizar a su prometida que ahora se despedía de su hija.

- no tardes. – pidió la oji-azul dirigiéndose a hacerle compañía a su amiga.

- cuando Michiru ya no estuvo cerca Haruka comenzó a dar instrucciones. – Nao. – llamo a la peli-rosa. – acorta el perímetro, la prioridad es la mansión, no los dejes que entren. – pidió la rubia. – Yukino, tus espejos deben de permanecer donde están, necesito saber si esos demonios son solo una distracción, manda uno al campo de batalla y mantén a todo al tanto. – pidió también la rubia a la castaña. – Darien se quedar aquí para proteger la mansión, si la situación se torna insostenible, Sakura déjalo inconsciente. – no iba a poner a su familia en peligro. – Mai, si eso llega a pasar, arrasa con todo, quedo se consuma bajo tus llamas. – así el negaverso sabría lo que es en verdad el infierno.

- descuida nee-san, yo me hare cargo de todo, te prometo que estaremos bien. – dijo Natsuki acercándose a su hermana. – solo tengan cuidado haya.

- lo tendremos. – respondió la rubia sonriendo. – es hora, cuídense. – se despidió de su hija, su hermana, su madre y sus amigas para salir al encuentro de su prometida y su amiga peli-verde.

No demoraron mucho en alcanzar a las sailors internas, así que las ocho sailors llegaron juntas al primer campo de batalla, nada mas llegar fueron capaces de sentir lo cerca que estaban los demonios de ellas…

- vaya, un comité de bienvenida. – hablo Zoisite, viendo a las ocho sailors esperándola. – que amable de su parte el facilitarme el trabajo de ir a buscarlas. – siguió hablando viendo alrededor tratando de detectar que o quien les había informado de su presencia.

- estas son las tierras de la familia Kuga y estas aquí sin invitación. – hablo Haruka ignorando lo que el rubio frente a ella había dicho. – te pido que te vayas. – sabía que eso jamás sucedería, pero había un protocolo.

- las tierras Kuga me gustan. – respondió el rubio sonriendo de manera sádica. – así que me las quedare. – informo soltando una carcajada.

- imagino quieres terminar como Nephrite. – tanteo la rubia, cuando menos tenia que causar estragos en su mente. – como abono para los pastos de las tierras Kuga. – sonrió la rubia de medio lado.

- conmigo te será tan fácil. – dijo el rubio mientras apretaba los puños, no saldría de ahí, los estaban esperando y estaban muy bien informados al parecer.

Sin decir nada más, Zoisite llamo a los siete demonios y uno a uno hicieron su aparición, Gesen la máquina de juegos infernal, Boxy el sacerdote, Bumbo, Binah, Rikokeidar, Jiji y Bakene los demonios del cristal arco iris al completo, los mas despiadados demonios del negaverso, el derrotarlos a ellos implicaba sin duda una gran ventaja para ellas.

- solo hay que dejarlos fuera de combate, para que Serena los purifique. – declaro la rubia con seguridad, no le importaba que Zoisite la escuchara, nada podría hacer después de todo.

- ¿y crees que les será tan fácil? – hablo el rubio con molestia, sabia que todo esto era una mala idea. – ¡ataquen! – ordeno a los demonios que no demoraron en lanzarse sobre las sailors. - ¿y tu que harás? ¿te quedaras ahí solo observando? – cuestiono Zoisite sonriendo hacia Haruka.

- no, en realidad. – comenzó la rubia haciendo un movimiento con su mano para dejar sin aire a Bakene, que era el demonio que estaba atacando a Serena, necesitaba a la princesa libre. – vine a cubrir las espaldas de la princesa. – sonrió con suficiencia pues el rubio no podía creer que uno de los demonios ya había sido purificado.

Zoisite no iba a enfrentar a la rubia, sabia la fuerza del general de la luna y era mejor estar apartado de todo, los siete demonios debían de ser suficientes, el esperaría a que el trabajo estuviera hecho desde una distancia segura.

Haruka no trato de disuadir a Zoisite de enfrentarla, si uno de los cuatro generales del negaverso prefería observar todo a la distancia ella lo dejaría ser, así tendría mayor movilidad y podría ayudar a las chicas; sin demora la rubia se unió a Lita, Amy, Mina, Serena y Rei, para cubrir sus espaldas, tenia plena confianza en Michiru y Setsuna y sabia que ellas no necesitarían su ayuda; con su ayuda y la de Serena estaban a punto de reducir a Bumbo el cual estaba atacando a Amy, pero este en un movimiento inesperado había atravesado el hombro de la peli-azul con su mano en forma de tijera; Serena se había quedado congelada en su lugar al ver la sangre de Amy que no se había percatado que el demonio iba tras ella y si no se movía de ahí su muerte seria inminente.

En un alarde de puntería Haruka invoco su espada de Urano y la lanzo hacia las tijeras que estaban próximas a desgarrar a su princesa consiguiendo esta atravesarlas de forma efectiva deteniendo el ataque, la princesa de la luna al ver esta acción tomo a Amy y se alejó del demonio como pudo, al parecer Haruka tendría que hacerse cargo, se alejo un poco para ser consciente del panorama y cerciorarse si tenían la ventaja, para su buena fortuna las fuerzas eran muy parejas, salvo el descuido por parte de Amy todo marchaba bien, Michiru y Setsuna se estaban conteniendo como habían acordado para que Zoisite no obtuviera mucha información y ella por supuesto estaba al margen también para limitar la información que el general recabara.

Después de su rápido vistazo al campo de batalla, se acercó a Bumbo y tomo su espada alejándose de él, se acercó a Serena y Amy y les pidió resistir y entretener al demonio todo lo que pudieran, ella tenia un plan, solo esperaba que funcionara; con espada en mano corrió hacia donde Lita estaba peleando con Boxy, con una patada alejo al demonio de su segunda y sin mediar tiempo le dijo lo que necesitaba, la castaña seria una fuente clave para ganar esa pelea, aunque no estaba muy segura de mostrar el potencial de la sailor del trueno, pero a como iban las cosas no tenia otra opción, no podían demorar mas la pelea, una de ellas ya estaba herida y no quería arriesgarse a que hirieran a una más o peor aún, debían de terminar con eso ya.

Regreso hacia donde se encontraban Amy y Serena resistiendo a Bumbo, sin demora alejo al demonio y vio como las dos sailor respiraron de alivio.

- Amy, dime que hay una manera de comunicarme con las chicas. – dijo la rubia con urgencia, no quería alertar a Zoisite de su plan, hasta ahora lo único que había visto el general era a la rubia correr de un lado a otro ayudando.

- si, puedo enlazar nuestros pensamientos en una frecuencia para que funcione igual que un canal de comunicación. – informo la pequeña peli-azul con una sonrisa, su manera de pelear no era física, sino mas bien mental por lo que ese era sin duda su fuerte.

- hazlo. – pidió la rubia, de esa manera tendría tiempo para informar a las chicas sin que el general del negaverso se acercara.

- necesito cinco minutos. – pidió Amy con angustia pues sabía que lo que menos quería la rubia era exponer su fuerza ante en negaverso.

- tranquila, puedo hacer eso. – sonrió Haruka corriendo al encuentro del demonio que se acercaba a ellas, debía mantenerlo alejado el tiempo suficiente para que Amy hiciera su magia.

Haruka se concentró en esquivar cada uno de los ataques del demonio sin hacer evidente que le era sumamente fácil hacerlo, desde la perspectiva de Zoisite, la rubia no podía defenderse de los ataques del demonio y lo único que hacía era huir al parecer lo que había hecho con el primer demonio solo funcionaba una vez; los cinco minutos pasaron y Amy logro hacer lo que Haruka le había pedido.

- listo. – pensó la peli-azul, pensamiento que llego a todas las sailors en el campo.

- ¿Amy? – pensó Rei concentrada en la pelea con el demonio Jiji sin quererlo lastimar, sabia de sobra quien era.

- escúchenme. – pidió la rubia a través de su pensamiento. – no tenemos mucho tiempo, debemos de juntar a los demonios restantes en un solo lugar, tengo un plan para terminar con esto. – decía la rubia con seguridad, había conseguido un poco de tiempo con una patada que había enviado a Bumbo lejos de ella.

- te-te escuchamos. – respondió Lita mientras alejaba a Boxy de ella para estar atenta a lo que su general decía.

- debemos de reunirlos en el centro. – explicaba la rubia. – ahí entras tu Amy, debes mojarlos o cuando menos crear un pequeño charco de agua a sus pies para que Lita pueda invocar al trueno. – terminaba de explicar, con suerte la descarga seria tan fuerte que los demonios terminarían inconscientes y Serena podría purificarlos.

- ahora entiendo, quieres usar la conducción del agua para que la descarga sea mayor, cuanta conmigo. – técnicamente eso no era pelear, solo prestaría su pequeño control con el agua para un fin.

- ¡ahh! – grito Lita lanzando una patada a Boxy para que la dejara responder. – y conmigo, pero necesito que alguien entretenga a este chico para poder hacerlo. – dijo la castaña agitada debido a que ese demonio le estaba exigiendo mucho y a le estaba costando mucho contenerse.

- yo te cubriré Lita. – dijo Serena con seguridad, solo necesitaban unos momentos y ella era la que estaba más descansada.

Se ultimaron los detalles y poco a poco las chicas fueron acorralando a los demonios en el centro del campo donde estaba peleando, Amy que había sido cargada por Serena utilizo su poder creando charcos en los pies de los demonios que se extrañaron al no recibir el impacto ellos, pero no se detuvieron, Rei tenia un pequeño corte en la mejilla de donde manaba sangre, Lita sangraba del labio y la lista seguía con las otras sailors, la princesa a parto a la peli-azul cuando su tarea estuvo cumplida y sin mediar palabra se inmiscuyo en la pelea de la castaña, la sailor del trueno sonrió y se preparo para su ataque, dependía de ella, tenía que reunir suficiente poder para que el plan de su general funcionara.

- se aparto un poco y comenzó a recitar. – mi planeta guardián en Júpiter que venga la tormenta. – para este punto el cielo estaba mas que oscurecido y los relámpagos inundan las nubes. – y el trueno haga templar. – al terminar de decir esto, las sailors en el campo se apartaron de un salto para que el impacto no les afectara. – trueno de Júpiter ¡resuena! – grito la sailor del trueno, el rayo cayo en ella canalizándolo para después ser enviado hacia los seis demonios que estaban ahí.

- ¡no! – grito Zoisite molesto, viendo como los demonios quedaban inconscientes y la princesa había comenzado a purificarlos. – no me ire con las manos vacias. – murmuro acercándose a toda velocidad a Haruka que estaba de espaldas, sabia que estaba desobedeciendo una orden de la reina, pero cuando menos debía llevar algo después de esa derrota. – muere. – dijo cuando estuvo los suficientemente cerca para asestar el golpe.

Todo paso en cara lenta para las chicas, estaban cubriendo a Serena para que purificara a los demonios, cuando escucharon el "muere" tan seguro y espeluznante que les helo la sangre, voltearon hacia esa dirección pero no había nada que pudieran hacer aunque lo quisieran no llegarían a tiempo el golpe fue asestado, la sangre derramada y dos gritos desgarradores habían roto el silencio que se había instaurado.

- ¡Haruka! – fue el grito de Michiru al saber que no llegaría ni cerca de su amado viento y lo vería morir justo frente a sus ojos sin poder hacer nada para evitarlo.

- ¡ahhhhh! – fue el grito que se escuchó después de que el general del negaverso lanzara el golpe contra el general de la luna.

Se escucho algo romperse, como si fuera un espejo para posteriormente escuchar como la sangre brotaba…

- ¡maldición! – grito Zoisite sujetando su mano y viendo hacia el frente para toparse no con la rubia a la que iba a matar, sino con un ¿espejo?

- Yukino. – susurro la rubia al ver el espejo, este tenia la forma de un hexágono, en la parte posterior era verde y sus bordes eran dorados, además de contar con el símbolo de las hime en el centro.

Zoisite vio como todas saliros se acercaban a el para rodearlo, tenia que salir de ahí, si se quedaba un momento más, seguramente moriría; antes de las sailors pudieran acercarse los suficiente, el rubio se elevó en el aire y sin mediar ninguna palabra simplemente desapareció, no tenía caso seguirlo, sabían hacia donde se dirigía, la casa Kaiō se había convertido en la guarida del negaverso; las sailors ayudaron a los humanos purificados a salir del bosque con la ayuda de los Okuzaki para posteriormente dirigirse a la casa Kuga para curar sus heridas y reponer energías, algo les decía que Beryl no pararía después del primer ataque.

Zoisite había llegado a la mansión Kaiō aun con la mano sangrando, necesitaba un poco de la negafuerza para sanar, después iría con la reina Beryl a dar su reporte y disculparse por la derrota para después planear como se vengaría de las sailors por lo que le habían hecho, él era uno de los cuatro grandes del negaverso y esta humillación se las haría pagar con lágrimas de sangre.

Continuara…