Capítulo 39.

Haruka mando a todas a prepararse, en la casa solo se quedarían sus padres, obviamente Hotaru, Midori, Youko y Mikoto ya que Yukino y Sakura se habían negado rotundamente a quedarse, los cachorros también se quedarían no querían correr riegos; ya estaban listas para partir, tenían todo, no tuvieron tiempo para prepararse mentalmente pero debían ir; antes de que comenzaran a correr se escuchó un estruendo tal, haciendo que la tierra se cimbrara y una enorme onda expansiva las golpeara dejándolas desorientadas y aunque lo negaran asustadas porque esa explosión provenía de la misma dirección hacia donde se dirigían.

Continuara…

Todos los que estaban en la casa salieron corriendo asustados por el estruendo y el temblor pensando lo peor, afortunadamente y gracias a Kami las chicas aún no habían ido.

- ¿Qué fue eso? – por un momento sintió que su mundo se acababa al pensar que sus hijas habían muerto y como padre estaba dispuesto a vengarlas.

- no lo sé, pero te puedo asegurar que vino de la villa Kaiō padre. – respondió la rubia, sacudiendo su cabeza de un lado a otro tratando de orientarse.

- Haruka. – dijo Michiru con angustia en la voz, mirando a su prometida y tomando fuerte su mano, pues sus padres estaban en la casa.

- tranquila. – trato de tranquilizar la rubia, pues ni ella sabia que era lo que había pasado. – debemos partir ya. – tenían que ver qué demonios había pasado en la casa de sus suegros.

- Sakura, Yukino, lo mejor es que se queden aquí. – ya no era necesario que ellas fueran, si esa explosión provino de la casa Kaiō muy seguramente ya no habría nada ahí y no tenía caso exponer a más personas, pensó la peli-azul.

- delincuente. – comenzó la rubia con molestia, pues no le gustaba que la relegarán así, ella también podía ayudar.

- ara Sakura-chan, no debería de molestarse, mi Natsuki lo único que quiere es cuidar de ustedes. – apoyo la castaña, pues sabía lo que pensaba su novia, no tenía caso que fueran, al parecer todo había acabado antes de siquiera empezar.

- entonces piensas lo mismo bubuzuque. – se resignó la rubia, si la castaña hablaba no había nada que ella pudiera decir o hacer para contradecirla, aunque no estaba dispuesta a admitir nada delante de nadie, para todos ella y Shizuru eran enemigas naturales.

- Shizuru y Natsuki tienen razón; Yukino ¿crees que tus espejos se puedan adelantar a nosotros para darnos algo de visibilidad? – cuestiono, pues no pese a toso no quería ir a ciegas, no quería arriesgar nadie.

- si Haruka-san, pero ¿cómo les informare? – claro que podía hacer lo que la rubia le pedía, pero no tenía manera de informar a sus amigas de lo que sus espejos veían.

- oh por eso no se preocupen. – intervino Amy, mientras abría su mano y para mostrarla a sus amigas y en ella aparecían unas luces. – podemos usar estos. – ofreció con una sonrisa.

- ¿y qué es eso? – si esas cosas eran muy vistosas y todo, pero la peli-azul no les había dicho para que servían, aunque por la cara que ponía Yukino podía asegurar que era algo bueno.

- son transmisores Nao-san, con ellos nos podremos comunicar entre nosotros. – explicaba Amy con una sonrisa.

- eso es genial. – hablo Midori uniéndose a la conversación de las chicas.

No se dijo nada más, cada una se acercó a Amy y tomo una luz de su mano para colocarla en su oído donde esta desapareció, hicieron la prueba para comprobar que funcionaban esta fue superada sin problemas; partieron rumbo a la casa Kaiō a toda prisa para llegar por la parte trasera de la casa, pese a la explosión no querían correr ningún riesgo no sabían que era lo que se podrían encontrar haya; pese a la velocidad de las sailors las hime´s no se quedaban atrás e iban a la par de ellas, mentirían si dijeran que no estaban emocionadas era la primera vez después del carnaval hime que se iban a enfrentar que iban a tener una batalla y aunque lo negaran sabían de sobra que eso les fascinaba.

Llegaron a la parte trasera de la casa Kaiō si se le podía llamar casa al enorme cráter que había en el lugar donde se suponía que debía de estar la casa de los padres de Michiru y Darien, no había quedado nada y ellas no podían salir del shock por ver algo así; fue Yukino quien las saco de su trance al hablarles para informarles lo que sus espejos estaban captando.

- he registrado toda el área y… - le costaba decir eso, no conocía muy bien a Michiru y mucho menos conocía a Darien, pero sabía que lo que diría sin duda los lastimaría. – no parece que haya algún sobreviviente. – anuncio con un nudo en la garganta, ya lo había experimentado en el carnaval hime, tener que enfrentarte a tus amigas y ver morir a la persona que más amas, sabía muy bien lo que los Kaiō sentían justo en ese momento.

- Michiru. – hablo la rubia tomando la mano de su prometida con temor.

- estoy bien Haruka. – respondió la aguamarina apartando la mano de la rubia, no porque no deseara su contacto sino porque sabía que se derrumbaría ahí y no quería eso.

- amor yo… - no sabia que decir, hasta ahora jamás había estado en una posición así, cuando su tutor murió sintió alegría, no tristeza y al haber estado prácticamente toda su niñez sola no tenia mucho conocimiento de esos temas.

- Haruka, ahora no. – Kami, sabia que no debía tomarla con su prometida, pero le era muy difícil, amaba a Haruka y sabía que lo único que quería era ayudar, pero justo ahora no era lo que quería.

- vamos a dividirnos. – aporto Natsuki tratando de distender el ambiente que se había formado. – busquemos nosotros también.

Tanto las sailors como las hime y Darien se dispusieron a acercarse al cráter, para buscar alguna pista de lo que había pasado ahí; antes de que si quiera comenzaran a dispersarse Yukino volvió a hablar.

- chicas. – no podía creer que algo o alguien hubiera sobrevivido a esa explosión. – veo movimiento en el cráter. – anuncio con un tono que las chicas no supieron descifrar.

- andando. – dijo Haruka caminando al frente dirigiéndose al cráter con todos tras ella.

Todos comenzaron a avanzar hacia el cráter con velocidad, tanto Darien como Michiru tenían la pequeña esperanza de que un milagro hubiera pasado y sus padres estuvieran vivos, ya había pasado antes, siempre pasaba un milagro y esperaban que esta vez no fuera distinto; al llegar al borde del cráter unas sombras salieron del mismo rodeando a todos.

- lado a lado. – dijo Haruka al ver que estaban rodeados, con esa formación sus espaldas estaban cubiertas y todos los lados estaban vigilados.

- demonios. – susurro Lita con molestia al ver quienes los estaban rodeando. - ¿Por qué no murieron ellas? – cuestiono molesta.

- ¿Quiénes son ellas? – cuestiono Natsuki viendo a las malignas rodeándolos, no tenia ni idea que era lo que tenían esas… ¿Qué? ¿chicas? Que hacia molestar tanto a la chica castaña que era amiga de su hermana; era mala muy mala con los nombres y mas si la persona que llevaba ese nombre no le simpatizaba.

- se hacen llamar las chicas DD, son las malignas que sirven directamente a la reina Beryl. – respondió Mina con la misma molestia con la que había hablado Lita, las chicas DD siempre eran el ultimo obstáculo, ellas siempre las mataban.

- oigan chicas. – llamo la atención Amy. – siempre que nos enfrentamos a las chicas DD son solo cuatro ¿a alguien mas le parece extraño que ahora sean más? – la alteración en su destino no solo había afectado al negaverso, sino también a ellas.

- las chicas DD y luego dicen que nosotras somos las extrañas. – hablo Nao viendo con extrañezas al enemigo; las chicas DD tenían ojos completamente negros, sus alas eran parecidas alas de los insectos con antenas como alas de ave en su frente.

- no es momento Nao. – hablo Haruka volteando a ver a la peli-rosa. – chicas. – dijo dirigiéndose a las sailors. – ustedes son las únicas que se han enfrentado antes a estas… chicas ¿Qué hacemos?

- váyanse. – respondió Rei a la pregunta de la rubia. – esta es nuestra pelea. – siempre lo había sido, aunque ahora les doblaban en número.

- Rei tiene razón. – intervino Mina al ver que la rubia iba a rebatir. – deben irse, nosotras nos haremos cargo. – las sailors internas siempre se encargaban de las chicas DD no quería saber que pasaría si intervenía alguien más, ellas ya sabían que morirían ahí, no quería que nadie mas muriera.

- nee-san, concuerdo con ellas, tu, Michiru, Darien, Setsuna y Serena deben ir, nosotras nos quedaremos a respaldarlas. – aporto Natsuki, tenia confianza en su hermana y en sus habilidades, de lo que no estaba muy segura era lo que las chicas que se querían quedar podían hacer, sus miradas eran de total resignación, como si supieran que iban a morir.

- pero… - no quería dejar a las internas ahí, sabia lo que venia después, aunque el hecho de que las hime´s se quedaran la tranquilizaba un poco.

- Haruka. – interrumpió Michiru. – tu hermana y las demás se quedarán, confió en que esta vez el resultado será diferente. – de verdad lo esperaba, no quería tener que dar malas noticias de nuevo.

- bien. – se resigno la rubia, confiando en las palabras de su prometida. – ya oyeron. – dijo dirigiéndose a su prometida y a los demás. – vámonos.

Después de esas palabras tanto las sailors internas como las hime´s abrieron paso para que sus amigos pudieran pasar directo al cráter; para las sailors que se quedaban atrás no era la primera vez que hacían esto, para las hime´s eso tampoco era algo extraño; tanto Michiru como Serena iban derramando lagrimas mientras corrían, no podían evitar sentir que literalmente eso ya lo habían vivido y desafortunadamente era la última vez que veían a sus amigas.

Las malignas no hicieron intento alguno de seguir a los que habían huido de ahí, no les interesaban; las sailors y las hime´s cerraron la brecha preparándose para la inminente batalla.

- ¿y bien? ¿Cuál es la historia? – cuestiono Nao a las sailors, lo siguiente que supo fue un golpe fuerte en su cabeza. – auch Mai. – se quejó por el golpe de la peli-naranja.

- si no te gusta que te golpee, deja de ser tan insensible. – ella había notado que las chicas se notaban tristes, como si eso ya lo hubieran vivido, como si ya supieran que era lo que iba a pasar.

- a veces pienso que te gusta que Mai te golpee ¿eres masoquista araña? – intervino Natsuki con una sonrisa divertida, tratando de aligerar el ambiente que se había tensado.

- mira cachorra… - Nao iba a comenzar a decirle sus verdades a la peli-azul como el hecho de que la única masoquista ahí era ella, pero una de las sailors la interrumpió.

- esta es la batalla en la que nosotros morimos. – hablo Mina con una sonrisa viendo a las hime´s, no tenia caso ocultar ese hecho, al final ellas lo iban a ver así que más valía advertirles.

- ninguna de nosotras pasa de este punto. – complemento Lita con tristeza, algunas veces le gustaría dejarlo todo y huir, pero sabia que no tenia caso, el destino siempre te alcanza.

- esta vez eso no va a pasar. – rebatió Natsuki comenzando a atacar a las chicas DD, no podía creer lo resignadas que estaban esas chicas a su muerte, pero eso iba a cambiar.

Mientras las sailors y las hime´s iniciaban la batalla contra las chicas DD los que habían corrido rumbo al cráter se habían detenido antes de siquiera comenzar a descender, una figura habia comenzado a caminar para salir de cráter y Haruka no quería arriesgarse por lo que detuvo la marcha para esperar a que subiera.

- ¡atentos! – grito la rubia al ver que la persona que estaba en el cráter estaba a punto de llegar donde ellos estaban.

- Serena dirigió su mirada hacia la persona que habia salido del cráter que no era que otro que el ultimo general del negaverso. – Malachite.

- Malachite ¿Dónde esta Beryl? – cuestiono Haruka en posición de batalla, era el general más fuerte y astuto sabía que no habían visto todo de él.

- Malachite no respondió, simplemente levanto su mano derecha mostrando lo que en ella llevaba. – lo mato, mato a Zoisite como si fuera un perro.

- por Kami. – hablo Michiru sintiendo que un escalofrió le recorría todo el cuerpo al ver la cabeza cercenada de Beryl en la mano de Malachite.

- ¿tu…? ¿tu la mataste? – cuestiono esta vez Darien saliendo del shock inicial que esa imagen le habia causado.

- ella solo nos uso para sus planes, jamás nos escuchó, utilizo a todos en la casa para despertar a la negafuerza no le importo nada, iba a matarme a mi también, solo éramos desechables. – no podía creer que hasta ahora se diera cuenta que Zoisite tenia razón, no estaban en el lado ganador.

- ¿nuestros padres? – cuestiono Darien con un ligero temblor en la voz, pues al escuchar las palabras del peli-blanco sabia el destino que habían tenido.

- todos los de la casa sirvieron como abono para mi despertar. – hablo Malachite, pero su voz no era la misma, sino una totalmente distorsionada como si algo lo estuviera poseyendo.

- ¡silencio! – grito esta vez el peli-blanco con su voz normal. – todos dentro de la casa murieron. – sonrió irónicamente. – Zoisite tenia mucha razón, nosotros estábamos en el bando equivocado.

- ¿tu absorbiste la negafuerza? – no podía creer que el hombre frente a ella habia hecho eso, se suponía que eso no debía pasar, no era justo, Malachite no soportaría tal poder, terminaría muriendo.

- era la única for… - comenzó a explicar el general, pero una tos lo ataco haciendo que la sangre brotara de su boca; se limpio con el envés de la mano y continuo. – era la única forma, esta cosa. – dijo señalándose. – necesita un huésped y solo yo quedaba, pero no se lo he dejado fácil. – sonreía pues pese a los intentos de la energía maligna en el no se habia dejado poseer.

- vamos a ayudarte. – intervino Haruka, le debían mucho al hombre frente a ella, el habia acabado con la guerra, esta vez ni siquiera hubo guerra, todo habia terminado antes de empezar y sin duda se lo debían a Malachite.

- solo purifíquenme junto a esta maldita cosa. – respondió con molestia, no quería vivir, ya no tenia caso, si tan solo hubiera escuchado a Zoisite antes ahora tal vez estuvieran juntos.

- podemos ayúdate. – aporto Darien, pues las acciones de aquel hombre habían sido honorables y no consideraba que fuera necesario que muriera.

- no…. – otro ataque de tos y más sangre saliendo de su boca le habían impedido rebatir. – no pueden, mi cuerpo esta haciendo un esfuerzo por mantener a esa maldita a raya, además ya no tiene caso que yo este en ese mundo. – no sin Zoisite, así no valía la pena vivir.

- Malachite. – hablo Haruka tratando de acercarse al peli-blanco al ver que caía de rodillas frente a ellos.

- ¡no te acerques! – grito el general levantando su mano derecha para impedir que la rubia lo auxiliara. – estoy muriendo, no pueden ayudarme, limítense a purificarme, esta cosa necesita un huésped, si se acercan a mi corren el riesgo de ser poseídos por ella. – explicaba el peli-blanco tratando de hacer entender a las personas frente a él.

- ¿Por qué no quieres que te ayudemos? Podrías tener una vida. – decía la rubia con frustración, pues se sentía impotente ante lo que pasaba con el hombre frente a ella.

- el peli-blanco levanto la cabeza y le dedico una sonrisa a la rubia. - ¿tu vivirías en un momento donde el amor de tu vida ya no está? – respondió con otra pregunta el general.

- por instinto la rubia giro su vista del peli-blanco a la mujer aun lado de ella, Michiru, su sirena; tomo su mano con delicadeza y la llevo a sus labios, para después regresar la vista hacia el peli-blanco. – no. – respondió con seguridad. – un mundo donde no estuviera Michiru, incluso un mundo sin guerras no valdría la pena.

- así me siento yo sin Zoisite. – sonrió el peli-blanco. – yo no quiero vivir en un mundo donde no esté el, no quiero una vida que no voy a compartir con él, esto no lo hice por ustedes, sino por él, no merecía morir, el merecía más. – y él se culparía el tiempo que le restaba de vida por no haber podido hacer nada por él, solo esperaba que, al estar en el Yomi, pudiera reencontrarse con él,

- lo sabemos. – respondió Setsuna con una mirada de comprensión, el amor siempre nos orilla a hacer cosas que jamás pensamos hacer hasta que se nos presenta la oportunidad, para Malachite habia sido esta, habia visto morir tantas veces al amor de su vida, que llego a su límite.

- no queda mucho tiempo, deben purificarme ahora que aun tengo el poder para contener a esta cosa, en el momento en el que yo muera ella se apoderara de mi cuerpo y todo lo que hecho habrá sido para nada, no dejen que… mi sacrificio y el… sacrificio de Zoisite sean en vano. – pedía con sinceridad y suplica en la voz, cuando menos dejaría algo bueno antes de partir, tendría algo nuevo que contarle a su amor cuando se encontraran de nuevo en la otra vida.

- no desperdiciaremos esta oportunidad Malachite. – respondió Serena con seriedad el general habia ayudado en gran medida a su causa, aunque no haya sido por ellos lo habia hecho así que era momento de retribuirle.

Ninguno dijo más, no querían terminar menguando las fuerzas del peli-blanco, así que Darien, Haruka, Michiru y Setsuna hicieron un perímetro entorno a Serena y Malachite, no sabían si habia mas enemigos y no querían sorpresas, como habia dicho el general les quedaba poco tiempo.

- atentos, no nadie debe de entrar hasta que Serena termine de purificar la negafuerza. – grito la rubia la indicación para que los otros tres que cuidaban el perímetro supieran lo que tenían que hacer.

Serena comenzó a concentrarse, la luna en su frente apareció y de un momento a otro su atuendo habia cambiado totalmente, ahora portaba un hermoso vestido blanco y en sus manos llevaba un pequeño cetro con la forma de una luna, en el centro de este yacía el cristal de plata; cerro los ojos y poco a poco comenzó a levantar las manos con el cetro en ellas, Malachite aun permanecía de rodillas esperando ser purificado, sentía que estaba a punto de morir pero no quería darse por vencido, de pronto sintió que ya no era dueño de su cuerpo y que esa cosa estaba ganando la batalla.

- ¡curación lunar! – comenzó la rubia a recitar las palabras para purificar al peli-blanco, pero antes de terminar la voz distorsionada de la persona frente a ella volvía a oírse.

- ¡ahora!grito Malachite siendo poseído por la negafuerza que trataba de detener a toda costa a Serena lanzando una bola de energía negra hacia la rubia.

- ¡acción! – termino la rubia accionando el cristal de plata cuya energía chocó con la que habia lanzado el peli-blanco.

Se habia convertido en una lucha de voluntades y ninguno quería ceder; Serena tenia mucho que perder si se dejaba vencer ahí, ahora tenía una oportunidad, podía estudiar hacerlo que quisiera, no habia una guerra que se lo impidiera, tenia que ganar costara lo que costara, tenía que hacerlo.

- ¡ahhhhh! – gritaba el peli-blanco poniendo mas poder de su lado para que la energía comenzara a hacer retroceder a la rubia.

- ahh. – se quejo la rubia, poniendo mas fuerza en sus brazos y piernas para evitar ser lanzada por el choque de la energía.

- ¿Qué ocurre contigo?cuestionaba la negafuerza a través del peli-blanco. - ¿Por qué no te rindes? Ja quizás este soñando con un hermoso futuro, pero tienes que recordar que el mundo esta contaminado, es malo, lo humanos lo han arruinado – decía de manera frustrada al ver la determinación de Serena.

- no… yo tengo fe… tengo fe en los humanos, fe en el mundo. – rebatía la rubia, tal vez los humanos seguirían matándose unos contra otros, pero ella tenía fe, fe de que en algún momento todo eso terminaría.

- ¿fe en los humanos? ¿en el mundo? ¿en el amor, la amistad? Ja, no me hagas reír niña tonta jajajajaja. – se burlaba estridentemente de las palabras que decía la rubia.

- puedes burlarte, pero yo seguiré tiendo fe en este mundo, fe en el mundo por el cual mis amigas siempre entregan su vida. – ellas siempre entregaban la vida para llevarla hasta ese momento, siempre se sacrificaban por ella, por el mundo y lo mínimo que ella podía hacer era tener fe.

- niña estúpida. – soltó con molestia. – no puedes tener fe en nadie y mucho menos en este mundo de mierda. – decía soltando más energía de sus manos tratando de hacer caer a Serena.

- retrajo sus manos por el poder que le habia sido lanzado, estaba perdiendo y podía darse ese lujo, no podía perder. – por favor, por favor cristal de plata, hazme creer en el mundo de la misma forma que ellas. – hablo viendo hacia el cristal mientras recordaba a sus amigas, para esas alturas ellas ya no estarían en este mundo, Amy ya no estaría para reñirla por no hacer sus tareas, Rei no le volvería decir que era una tonta, Lita no volvería a invitarla a comer el almuerzo que ella misma preparaba y Mina ya no seria su compañera en los exámenes de recuperación, pensaba mientras su rostro se llenaba de lágrimas. – amigas. – susurro.

- ahora que el estúpido de Malachite ha muerto y tengo pleno control de su cuerpo no te servirá ninguno de tus estúpidos trucos. – rugía la negafuerza con una sonrisa maligna sintiéndose vencedora.

- por favor chicas. – pedía Serena volviendo a poner firme los brazos pues la negafuerza sin duda estaba ganando esta batalla. – denme un poco de su poder. – lloraba la rubia, no quería hacerlo, pero le era inevitable, siempre las perdía, siempre perdida lo más valioso en esa guerra a sus queridas amigas.

- ¡Serena! – grito una voz aun costados de la rubia tratando de llamar su atención.

La rubia no quería voltear hacia donde la habían llamado, no quería llevarse una decepción al voltear y no ver a nadie, solo era su imaginación, ellas ya no estaban, se habían ido otra vez, siempre la dejaban sola, aunque… siempre la salvaban.

- voltea de una vez Serena tonta. – grito una vez la persona, pero esta vez con molestia.

- ¿podría ser?¿no o sí? ¿en verdad estaban ahí? Con un poco de temor dirigió su vista hacia donde la estaban llamando y sus lagrimas salieron una vez mas sin control. - ¡chicas! – grito con alegría, estaban ahí, sus amigas no se habían ido.

Las cuatro sailors no perdieron el tiempo y corrieron hacia donde estaba su princesa colocándose dos a cada lado de ella, de mostrándole que ellas estaban ahí para ella y siempre lo estarían.

- estamos aquí Serena. – hablo Amy con lagrimas en los ojos, pues ella tampoco podía creer que habían sobrevivido.

- vamos a acabar con esto para poder aprovechar esta oportunidad. – declaro Lita uniendo su mano a la de Serena en el cetro.

- hagámoslo. – dijeron las sailors restantes al mismo tiempo imitando la acción de la sailor del trueno.

- por el poder de mercurio. – grito Amy.

- por el poder de marte. – grito Rei.

- por el poder de júpiter. – grito Lita.

- por el poder de venus. – grito Mina.

- ¡por el poder del prisma lunar! – grito Serena con más energía.

El poder de las cuatro sailor se combino junto con el poder del cristal de plata haciendo que una onda de energía aún más poderosa emergiera del cetro.

- ¿Qué es eso? – cuestiono al ver el tremendo poder que venía hacia él. – oh no ¡maldición! – grito al comprender que le sería imposible tenerlo.

Una luz rosa, junto con un grito estridente inundaron todo el lugar, para después dejar todo en silencio mientras la luz comenzaba a disiparse.

- gracias… amigas. – agradeció la rubia, cayendo de espaldas sonriendo mientras cerraba sus ojos.

Continuara…