Hola! se que han pasado 84 años! jajajaja pero han pasado muchas cosas que me habian privado de escribir, unas perdidas personales, bloqueos y muchos otros factores que me alejaron un tiempo de aqui, pero estoy de vuelta, con pilas y con inspiración para terminar esta historia, continuar con la segunda parte de Noche Roja y publicar una nueva, espero que no me hayan abandonado aun y de verdad que les pido una disculpa por haberme ido por tanto tiempo, espero de verdad poder compensarlos de algun modo. Sin mas disfruten del capitulo.


Capítulo 40.

- gracias… amigas. – agradeció la rubia, cayendo de espaldas sonriendo mientras cerraba sus ojos.

Continuara…

- ¡Serena! – gritaron las cuatro sailor al sentir como el cuerpo de su princesa se desvanecía en sus brazos.

Rápidamente todos se acercaron al escuchar el grito y Darien prácticamente habia arrebatado el cuerpo de Serena de las manos de sus amigas.

- Serena, eh, no puedes hacerme esto. – decía el peli-negro con preocupación por su novia.

- vamos Serena, abre los ojos. – ahora era Amy quien hablaba acercándose al cuerpo de su amiga.

- si este es precio que demos pagar por sobrevivir no lo vale, prefiero morir a no tener a Serena. – esta vez era Lita quien hablaba con dolor.

- ¡Serena tonta! Tienes que despertar. – decía Rei con dolor derramando lágrimas, sabía que ella siempre peleaba con Serena, pero de sobra sabia que ella era su mejor amiga.

- por favor. – ahora era Mina quien se arrodillaba viendo hacia el cielo. – no te la lleves de nuestro lado, por favor, te lo suplico. – pedía la sailor del amor con lagrimas corriendo por sus mejillas.

Los ojos de Darien se habían enrojecido debido a que estaba conteniendo las lágrimas, apretó más el cuerpo de Serena contra sí y comenzó a concentrar su energía, traería de vuelta al amor de su vida si o si, Serena era lo mas importante para el junto con Michiru, ya no tenía a nadie más, siempre habia tenido un futuro con Serena y no estaba dispuesto a entregarlo tan fácilmente; cuando hubo concentrado toda su energía unió sus labios con los de la rubia para comenzar a pasarle energía, después de lo que parecieron unas, Darien se separó de Serena respirando un tanto agitado por lo que acaba de hacer; todos estaban a la espera de que lo que sea que hubiera hecho el peli-negro hubiera funcionado.

- Serena comenzó a abrir lo ojos poco a poco, se recargo mas al cuerpo de Darien y cuando pudo enfocar bien, vio a su alrededor. – Darien… chicas… - hablo la rubia viendo a sus seres queridos ahí con ella. – lo ven, les dije que todo saldría bien. – dijo la rubia con una sonrisa.

- ¡hay Serena! – dijeron las sailors al unisonó derramando más lágrimas y arrojándose sobre su princesa, pero esta vez eran lagrimas de felicidad y de alivio al ver que su princesa estaba viva.

Todos se pusieron de pie con tranquilidad con Serena en medio de ellos mientras Darien permanecía a su lado derecho, viendo la devastación que el negaverso habia traído a esa tierra, tal vez no se pudiera utilizar en muchos años, pero todo por fin habia terminado, ya no habría mas guerras, eran libres.

- sobrevivimos. – declaro Serena viendo a todos los que estaban ahí con ella. – logramos sobrevivir ¡chicas, somos libres! – ya no estaban atadas aun destino sangriento, por fin eran libres.

- ¿Cómo es que lograron sobrevivir? – cuestiono Setsuna viendo a las cuatro sailors internas con una sonrisa, por fin, ese día no habría funerales, no habría lagrimas de tristeza, ya no más.

- no fue fácil. – respondió Mina con una sonrisa viendo en dirección de las hime´s. – pero tuvimos ayuda.

- estábamos resignadas a morir ahí otra vez. – comento también Lita.

- si no hubiera sido por ellas. – esta vez fue Amy quien intervino mientras veía a Natsuki y el resto de las hime´s. – hubiéramos muerto.

- gracias. – complemento Rei inclinándose un poco hacia las chicas. – gracias por todo.

- no fue nada. – hablo Nao con una sonrisa. – Kuga menor y Kuga mayor nos trajeron para esto, somos expertas desafiando el destino.

- solo no olviden lo que aquí paso. – comenzó Mai. – el destino si se puede cambiar, nosotros forjamos nuestro propio destino. – después de todo, ella misma habia forjado el camino que recorría actualmente.

- vamos a casa. – hablo Natsuki viendo a su hermana y cuñada, las hime´s la seguían sin que les dijera nada.

- aun no. – intervino Serena. – hay una promesa que debemos cumplir. – termino viendo a Haruka mientras asentía.

- tienes razón. – apoyo la rubia soltando la mano de Michiru y dirigiéndose hacia el único cuerpo que estaba tendido. – vamos amigo. – dijo mientras levantaba el cuerpo. – es hora de que estés con el amor de tu vida. – decía mientras caminaba con el cuerpo en sus brazos.

Todos siguieron a la rubia hacia el lugar donde Malachite habia hecho la pira para Zoisite, era lo mínimo que podían hacer, el hombre les habia salvado la vida, les habia ahorrado una batalla que no sabían si hubieran ganado, arriesgo todo solo con fin de poder vengar a la persona que amaba, sabían de sobra que no tenían con que pagarle así que cuando menos cumplirían con su último deseo.

Haruka, Darien, Natsuki y Nao se encargaron de recolectar la madera, con la destrucción que hubo habia demasiada, mientras que las chicas comenzaron a armar la pira exactamente en el mismo lugar donde habia estado la otra; una vez que estuvo terminada, Haruka coloco el cuerpo de Malachite en su lugar y Serena fue la encargada de encenderla; la pira comenzó a arder por lo que el momento de partir habia llegado.

- será mejor que nos vayamos. – sugirió Rei posando una de sus manos en el hombro de su princesa.

- no, aun no, quiero esperar a que se consuma todo. – respondió Serena sin girarse viendo aun hacia la pira, quería llevarse algunas cenizas para esparcirlas por el bosque de los Kuga.

Todo accedieron a lo que dijo Serena y permanecieron de pie viendo como la pira se consumía por el fuego; algunos sumergidos en sus pensamientos, pensado ¿y ahora qué? Pues jamás habían llegado tan lejos, algunos otros pensando en su futuro, en lo que harían una vez que todo se tranquilizara, otros tantos viendo por donde comenzar a reparar las cosas; ahora tenían un futuro, tenían una vida, el destino se habia cambiado, eran libres para vivir la vida que ellas quisieran, no tenían que enamorarse de quien les impusieran, no, podían enamorarse de quien ellas quisieran, podrían tener una familia, hijos, por fin podían tener todo eso.

Después de unas horas el fuego consumió toda la pira, Serena recogió unas cuantas cenizas con la esperanza de llevar con ella una parte de Malachite y Zoisite, no quería que esa pira fuera su lugar de descanso, quizá un hermoso bosque sería un lugar más idóneo para esos enamorados; cuando termino con eso todos se pusieron en marcha, iban contando bromas y riendo, jamás habían hecho eso después de una batalla, iban rumbo a la casa Kuga, sin prisas, caminando como personas normales, personas normales un tanto heridas, pero normales al fin y al cabo.

Estuvieron en casa de los Kuga en un tiempo mayor al esperado, pero no habia prisas, no habia enemigos que combatir, no habia información que proporcionar, simplemente no habia nada que hacer; cuando estuvieron en la casa se llevaron una gran sorpresas al ver a sus familias ahí, no esperaban eso pero fue grato verlos, para las sailors internas fue aun mas grato ver a sus padres llorar de felicidad pues sus hijas habían vuelto con vida, las habían estrechado en sus brazos y ellas se volvieron a sentir como niñas de seis años otra vez.

Contaron lo que habían encontrado al llegar a lo que antes era la mansión Kaiō, hablaron del sacrificio de Malachite, de la ayuda de las hime´s y todos acompañaron a Serena a esparcir las cenizas en el bosque de la propiedad Kuga, al volver hicieron una pequeña fiesta improvisada nada ostentoso, solo algo para relajarse y sacar todo el estrés que tenían acumulado; comieron y bebieron hasta muy entrada la noche, todos permanecieron en la mansión Kuga esa noche, querían despertar y comprobar que todo eso era real y no algo que su imaginación habían ideado.

El tiempo se les paso en un abrir y cerrar de ojos y cuando se dieron cuenta ya habia pasado un mes desde la ultima batalla, no habia pasado nada relevante durante se mes; las hime´s se habia ido prometiendo que volverían a reunirse en algún momento bajo circunstancias más normales, las únicas que se quedaron fueron Mai, Mikoto, Natsuki y por consecuencia Shizuru; las sailors también se habían ido a sus respectivas casas con sus familias; Darien habia pedido un favor a Chronos con ayuda de Setsuna para acelerar el tiempo solo en la zona de la mansión Kaiō y así sanarla, el dios del tiempo habia sido un poco accesible y habia accedido a eso, incluso habia reconstruido la mansión sin que nadie se lo pidiera para alegría de los Kaiō; Michiru habia vuelto a la casa de sus padres, pero prácticamente vivía en la casa de los Kuga pues no quería separarse de su hija ni de su prometida; ahora todos tenían una vida de la que ocuparse y de la cual disfrutar.

- ¿entonces que podrán hacerse cargo? – volvía a cuestionar Kain aun un poco reticente.

- papa por favor, nos lo has preguntado mas veces de las que me gustaría admitir, estamos seguras. – respondía Natsuki con una nota de fastidio en la voz. – auch. – se quejó al sentir un golpe en sus costillas. – nee-san.

- papa lo que Natsuki quiere decir es que no tienes de que preocuparte, nos has enseñado bien, podemos llevar la empresa en lo que ustedes se toman estas vacaciones. – le urgía que sus padres se fueran, pues Darien y Serena se habían ido a pasar unos días a la casa de los padres de esta y ella y Michiru iban a provechar eso.

- así es papa, ¿olvidas que tienes dos hijas dotadas? – añadía la peli-azul menor, quien al igual que su hermana le urgía la partida de sus padres, Shizuru habia tenido que regresar con sus padres pues no era bien visto que se quedara en su casa, para su buena fortuna también los padres de Shizuru saldrían de vacaciones.

- y no solo se refiere a la inteligencia cielo. – intervenía Saeko sonriendo al ver el sonrojo de su esposo y sus hijas, le encantaba hacerlos sonrojar.

- ¡mama! – gritaron ambas chicas Kuga sonrojadas, si bien durante ese mes no le habían dado uso a su "amiguito" sí que habían aprendido mucho y estaban listas, pero bastante nerviosas.

- ¿Qué? Solo digo la verdad. – jugaba Saeko. – cielo, las niñas estarán bien, son responsables y creo que merecen esta oportunidad, además si no salimos ahora perderemos nuestro vuelo. – su esposo estaba exagerando sin duda, aunque su instinto de madre también le urgía a no dejarlas solas.

- esta bien, vámonos. – su esposa la fuerte, pero no podía culparlo, por primera vez iba a dejar a sus bebes a cargo de su bebe.

- los llevaremos. – no era una pregunta, la rubia sabia de sobra que si no sacaban a sus padres de ahí no podrían hacer lo que habían planeado.

- las maletas ya están en le auto, andando. – apoyaba Natsuki, sin duda tener un cómplice era genial y que ese cómplice fuera tu hermana era aun mejor.

- bien, ya vamos, ya vamos. – decían ambos padres al ser empujados por sus hijas hacia la salida.

Los Kuga habían recontratado a su personal, aunque no ha todos, ya no habia peligro y los Okuzaki aun los estaban cuidando así que no tenían de que preocuparse; por lo que cuando estuvieron en el auto Saeko les recordó que habia dejado instrucciones para que no se saltaran las comidas, aunque las chicas sabían que con Michiru y Shizuru ahí no se saltarían ninguna comida.

Cuando llegaron al aeropuerto acompañaron a sus padres hasta la sala donde iban a comenzar a abordar, esas dos semanas que iban a pasar fuera sin duda las iban a aprovechar al máximo; esperaron a que el avión despegara para regresar a casa, cuando estuvieron ahí, le dijeron al personal que podían tomarse dos semanas libres, las cocineras habían protestado un poco pero al final las chicas las habían convencido, cuando por fin la casa estuvo completamente sola las chicas se sonrieron entre si y chocaron sus manos en señal de victoria, por fin tenían la casa sola, bueno en teoría pues Hotaru estaba con ellas.

- bien, es hora de llamar a las chicas. – resolvió la rubia después de que fue al cuarto que habían acondicionado para su hija, su madre habia insistido en eso, sus palabras habían sido fuertes y claras.

- ¿Cómo esta Hotaru? – cuestiono la peli-azul levantando la mirada de su celular.

- sigue durmiendo. – respondió con una sonrisa, su hija era la única cosa buena que habia dejado todo aquello. – bueno, vas a llamar a Shizuru ¿sí o no?

- ya lo hice. – respondió la peli-azul mostrando su celular a su hermana con la conversación con Shizuru abierta.

- bien, en ese caso, llamare a Michiru. – dijo la rubia sacando su celular del bolsillo de su pantalón; espero tres tonos y le contestaron.

- hola mi viento. – respondió la aguamarina del otro lado de la línea con una sonrisa.

- hola mi sirena. – Haruka no estaba mejor pues justo ahora sabia que tenia una sonrisa boba en el rostro. – Michiru, mis padres ya se fueron. – sabía que Michiru solo estaba esperando su llamada.

- ¿todo fue bien? – cuestiono la aguamarina, pues sus suegros además de Haruka habían sido su suporte con lo que habia pasado con sus padres.

- si amor, todo fue bien, Natsuki y yo los acompañamos al aeropuerto, acabamos de volver hace unos minutos. – ahora solo esperaba que esas dos semanas fueran muy bien empleadas por ellas.

- me alegro mucho amor, yo ya tengo mis maletas para estas dos semanas, solo llamo un taxi y listo. – cuando supieron que tendrían esas dos semanas libres de hermanos y padres, no dudaron en aprovecharlas.

- ¿un taxi? ¿no prefieres que vaya por ti? – cuestiono, pues no quería que su prometida se subiera a un taxi.

- no mi viento, no quiero que alguno de los empleados vaya a verte, ya me costo un poco convencerlos que me quedaría con Setsuna y que no le dijeran a mi hermano. – pues si su hermano se enteraba mataba a su viento, Darien habia dicho nada de verse en la casa del otro a solas hasta que estuvieran casadas.

- esta bien. – habia accedido muy fácil si, pero no quería hondar más en el tema del hermano de su sirena, quien habia sido muy enérgico al decir que el "pequeño Haruka" debía estar tranquilo con su hermana.

- bien, ya pedí el taxi mi viento, te dejo, nos vemos en un momento. – se despidió Michiru, le habia causado un poco de gracia que su viento no pusiera más pegas después de haber hecho mención de su hermano.

- esta bien Michiru, solo ten cuidado y mantenme al tanto de tu viaje. – si era una exagerada pero no iba a permitir que le pasa algo a su prometida, Darien la materia si se enteraba que Michiru no iba con Setsuna sino con ella y que encima le habia pasado algo.

Terminaron la llamada y la rubia se sentó junto a su hermana en la sala, habían comprado una consola y habia adquirido un gusto por el dichoso aparato que no conocía, además de que según su hermana era muy buena eso, jamás habia tenido una consola por lo que nunca habia jugado, cuando era niña su único propósito era sacar buenas notas y conforme fue creciendo nunca sintió la necesidad de uno, aunque debía admitir que el jugar con esa cosa, junto a su hermana, las sailors y las hime´s habia sido una experiencia que le encantaría repetir.

- ¿Michiru ya viene? – cuestiono Natsuki dejando de ver un poco el tv para ver a su hermana que se habia sentado a su lado y tomaba el segundo control de la consola.

- sí, ya, tomo un taxi. – respondió Haruka con el mando de la consola en la mano y configurándolo para jugar una partida con su hermana.

- tranquila, no le pasara nada, Shizuru también viene en camino y también viene en taxi. – le restaba importancia la peli-azul, sabia que su hermana era un tanto sobreprotectora, pero vamos, era un simple taxi que no demoraría mas de veinticinco minutos en llagar.

- no puedo evitar estar nerviosa, en Italia los taxistas no eran precisamente amables ¿sabes? – si para ella que parecía un chico era incomoda la forma en la que le hablan o se expresaban, no quería ni imaginar lo que padecían las otras chicas.

- aquí es diferente lo sabes ¿verdad? En Japón nuestra cultura es totalmente diferente, jamás harían algo que denigrara su trabajo. – antes de saber conducir una moto o un ato tuvo que utilizar taxis o incluso el transporte publico, sus padres siempre le inculcaron a experimentar todo lo que pudiera.

- bueno, cambiemos de tema. – no quería seguir pensando en el hecho de que su sirena venia sola en un taxi.

- juguemos, esta vez no podrás vencerme. – decía viendo la pantalla frente a ella y eligiendo los personajes del juego.

- veamos, que tanto has mejorado. – acepto el reto la rubia también eligiendo sus personajes.

Las chicas se habían abstraído tanto jugando con la consola que ni siquiera sintieron el pasar el tiempo, simplemente escucharon el timbre sonar anunciando la llegada de una de sus prometidas o ambas.

- perdiste, así que ve a abrir. – declaro la rubia con una sonrisa de triunfo.

- bien, pero quiero la revancha. – hablaba la peli-azul mientras iba camino a la puerta para abrirla.

Al llegar se detuvo antes de abrir para ver su atuendo, si era su hermosa oji-rubí no quería que se llevara una mala impresión de ella, después de eso tomo el pomo de la puerta y se dispuso a abrirla.

- ara no esperaba que fuera mi hermosa Natsuki quien me recibiera. – hablo la castaña colgándose del cuello de su prometida y dándole un pico en los labios.

- hola Zuru. – fue lo único que dijo la oji-verde rodeando la cintura de su castaña con sus brazos.

Natsuki tomo la mano de Shizuru y la llevo a la sala donde se encontraba su hermana donde ambas se saludaron, las hermanas invitaron a la castaña a jugar con ellas pero con la elegancia característica de la chica de Kioto rechazo la invitación, pues nunca le habia gustado jugar con esas cosas, no era de su agrado; las hermanas siguieron jugando una partida más a petición de la castaña en lo que esperaban a Michiru, quien no tardo mucho en llegar y como Natsuki habia vuelto a perder fue la encargada de volver a abrir la puerta.

- hola amor. – saludo la rubia acercando a la aguamarina tomándola de la cintura y dándole un beso ligero en los labios.

- hola mi viento. – respondió Michiru con una sonrisa y con sus brazos rodeando le cuello de su prometida. - ¿Dónde esta Hotaru? – cuestiono separándose de la rubia.

- aun duerme. – respondió mostrándole el monitor de bebe. – no debe tardar en despertar. – dijo mientras veía su reloj, su hija era muy puntual cuando se trataba de comer.

- ¿y bien? ¿Qué se les antoja hacer? – cuestiono la peli-azul abrazando a la castaña por la espalda y recargando su mentón en su hombro.

- ¿Qué les parece si por hoy lo llevamos con calma? – comenzaba proponer la castaña. – no podemos salir a pasear por ahí, sería un escándalo, pero podemos divertirnos aquí. – ella acaba de tomar posesión de la expresa Fujino y si bien ambas familias sabían del compromiso este aun no habia sido anunciado.

- estoy de acuerdo con Shizuru, llevémoslo con calma. – apoyaba Michiru, no quería otra extraña platica con su hermano o peor aun con Serena, ella era menor y la rubia sabia tantas cosas sobre el sexo que asustaba.

- por mi no hay problema. – respondió la peli-azul, si su castaña quería estar en casa ellas estarían en casa.

- ¿amor? ¿tu que dices? – cuestiono la aguamarina a su viento, pues se habia quedado muy seria.

- claro que si mi amor, lo que tu decidas está bien para mí, yo solo quiero estar contigo, no importa lo que hagamos. – respondió la rubia, quería que su sirena estuviera cómoda ese tiempo que pasaran juntas.

- bien, entonces que les parece si ordenamos unas pizzas, hacemos unas botanas y vemos unas películas. – proponía Natsuki, amaba las pizzas y si de pasatiempos donde no tuvieran que hacer nada se tratara ella era una maestra.

- eso suena genial. – apoyo la rubia justo antes de que un llanto se escuchara. – vaya, ya despertó. – dijo mientras veía el monitor de bebe donde se veía a su hija llorando y levantando las manos en señal de que quería que la cargaran.

- ustedes encárguense de las pizzas y las botanas, nosotras iremos a ver a Hotaru y a cambiarle el pañal. – organizo Shizuru con una sonrisa en los labios.

- Zuru ¿no crees que es un poco injusto? – a la peli-azul no le habia parecido tan equitativo la distribución de las tareas.

- ara en ese caso porque no va Natsuki a cambiar el pañal de su sobrina mientras Michiru y yo encargamos las pizzas. – cambio las tareas la castaña, era verdad que las tareas no estaban bien distribuidas, pero ellas harían el trabajo sucio literalmente.

- no, no Zuru, no quise… nosotros encargaremos las pizzas y haremos las botanas. – accedió resignada la peli-azul viendo la sonrisa burlesca que tenía su hermana.

- ara Natsuki es un encanto, recuerda pedir una pizza hawaiana. – dándole un beso en los labios la castaña se fue caminando hacia las escaleras para ir con su sobrina.

Haruka evito hacer cualquier comentario sobre la sumisa de su hermana y solo se limito a sonreír, le dijo cuales eran las pizzas favoritas de ella y de Michiru para después dirigirse a la cocina y ver que podían hacer de botanas, su hermana la alcanzaría una vez que hiciera el pedido, el tiempo que pasarían juntas sin duda seria agradable, aunque aún sentía ciertos nervios, su amigo siempre se despertaba con ánimos y era algo que no podía controlar, no quería que Michiru pensara que lo hacía apropósito ni mucho menos que era una falta de respeto, tendría que hacer un esfuerzo por despertar antes para que su sirena no la viera en esa situación.

- listo. – dijo la peli-azul entrando a la cocina. – ya hice el pedido dijeron que en media hora llegaría. – dijo mientras caminaba a tomar un bol para colocar ahí botanas. - ¿crees que con esto será suficiente? – cuestiono pues no estaba segura que fuera suficiente comida, con ellas comiendo más de lo normal.

- será suficiente tranquila, además todas las alacenas están repletas de comida y refrigerador también, además si hiciera falta podemos ir al super. – restaba importancia la rubia.

- mira quien está aquí mi amor. – decía Michiru entrando a la cocina con su hija en los brazos ya cambiada. – ahí esta papa-Haruka. – caminaba hacia la rubia.

- hola mi princesita ¿Cómo estás? – saludo la rubia acercándose a su hija y dándole un beso. – las botanas ya están ¿quieres que la sostenga mientras le preparas su mamila o lo hago yo? – cuestiono no quería que Michiru pensara que le dejaría todo el trabajo de su hija, estaban juntas en esto.

- sostenla, yo se la preparo y la alimento, tu lo haces a diario y quiero que Hotaru también conviva conmigo de esa manera. – amaba que Haruka fuera tan considerada y no la tratara de manera diferente, sino todo lo contrario, la trataba como una igual y cuando se trataba de Hotaru siempre se dividían las tareas.

- como digas mi sirena. – respondió la rubia extendiendo los brazos para tomar a su hija. – ven aquí amor. – dijo tomando la niña en sus brazos. – vamos a dejar salir a Nix, Horus y Dhuran un rato ¿sí? – decía mientras caminaba hacia la puerta de atrás.

Natsuki siguió a su hermana con una sonrisa, le encantaba ver como interactuaban Haruka y Michiru con Hotaru, le gustaba imaginar que esa también podía ser su vida junto a Shizuru, aunque si era sincera con ella misma le temía mucho a ser mama, no sabia como hacerlo y Haruka se veía tan desenvuelta en ese papel.

- ¿Qué te pasa? – cuestionó la rubia al ver a su hermana sumida en sus pensamientos. – te perdí por unos momentos. – dijo con gracia.

- estaba pensando en lo bien que se te da esto. – la señalo y su mirada se poso en su sobrina. – yo no estoy segura que podría hacerlo tan bien. – admitió bajando un poco la cabeza.

- no seas tonta, claro que lo harás bien, has tenido un gran ejemplo, mama y papa son geniales, solo tienes que seguir sus pasos. – animaba la rubia con una sonrisa. – Natsuki no hay un manual que te diga como ser padre, el noventa por ciento de todo es puro instinto, piensas ¿que esto lo aprendí de la persona que me crio? Relájate que cuando llegue el momento sé que lo harás muy bien.

Continuara…