Ladies and Gentlemen!
Esta será una historia entre triste y lo que se pueda llegar a descubrir acerca del pasado de una de las personas más importantes para Kogami Ryoken, puede llegar a ser un tanto emotivo pero también, es para darles una pequeña pista de lo que pasara a partir de este momento. Las cosas se pondrán más complicadas.
It's time to read!
It's showtime!
Aclaración: Yu-Gi-Oh! VRAINS no me pertenece. Es propiedad de Kazuki Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.
Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.
-¿Ella se ha ido?
Ante aquella pregunta fue que Kogami Kiyoshi dio media vuelta para ver a su mejor estudiante y asistente de trabajo, Taki Kyoko, caminar hacia él con un pequeño niño entre sus brazos que estaba siendo cubierto con una cobija de color azul. La noche de ese momento, era bastante tranquila aunque el aire frío molestaba un poco al hombre de bata, poco le importó cuando eran situaciones como esas donde necesitaba tener la cabeza fría. Apagó su cigarrillo en ese momento e intentó peinar sus cabellos oscuros como estaba acostumbrado a peinarlos, hacia atrás pero con la intensidad de la corriente de aire que sintió en ese momento, prefirió dejarlos como estaba. La pequeña barba que empezaba a crecer en su rostro, era el indicio de que algo no había estado bien con él desde hace mucho tiempo. Tanto tiempo se ha robado de su vida que una barba descuidada empezaba aparecer en su rostro. Aquellos ojos cansados, así como la piel pálida, era la prueba de aquel esfuerzo que ha hecho todo ese tiempo para trabajar por quien realmente lo necesita.
El profesor Kogami, como se le había conocido desde entonces, no pudo evitar soltar un suspiro pesado, dejaba caer sus hombros y sonrió un poco para poder estirar sus brazos y poder cargar a ese pequeño niño de cabellos blancos que se encontraba cómodamente dormido en el pecho de su asistente, una vez más, le había pedido a la mujer delante de él, que cuidara a su niño mientras arreglaba las cosas con esa mujer, una vez más, había dejado a su niño en manos de una mujer que si lo quería en lo que él terminaba con su trabajo para poder tener un poco de tiempo para él. Sonrió con ternura, miraba a ese pequeño niño como su principal motivación, como su máxima adoración. Y así lo era para él. Un niño siempre será una bendición para sus padres, será ese amor materializado en un pequeño ser. Aunque las cosas no salieron como quería y el menor estuvo en medio de una dura pelea, realmente agradece que se quedara a su lado para poder ser ese padre que siempre ha sido con él.
Beso con cuidado su frente, sin querer despertar al menor y lo acomodo en su hombro, aun cubriendo su pequeño cuerpo con aquella adorable cobija. Dio suaves palmadas a su espalda en el momento que lo sintió removerse para acomodarse entre sus brazos, lo arrullaba tarareando una pequeña canción de cuna y fue al final que su pequeño niño de hermosos ojos celestes, se quedó dormido en su hombro.
Miro frente a él a Kyoko, como la mujer sonreía con maternidad a ese pequeño niño que no era su hijo y que para ella podía tratarse de su hermano menor. Pero lo podía ver en los ojos de la mujer, ella amaba a ese pequeño niño como si fuera su propio hijo, estuvo más involucrada en la crianza del menor, aun cuando esa mujer se mantuvo lejos de él. Incluso en ese momento donde decidió irse y dejarlos atrás. No lograba entender cómo es que se involucró con una persona como esa, donde prefería dejar a su hijo y a él mismo a un lado. Comprendió que era ese mismo amor que terminó para nunca más regresar. Decidió mover su cabeza de un lado a otro para querer olvidar todo eso. No era necesario pensar en cosas como esas. No lo necesitaba ahora cuando lo que realmente necesitaría de él, se encontraba dormido entre sus brazos, con aquella tierna carita y con su dedo pulgar en su boca.
Ahora, ese pequeño lo necesitaría más que nada en el mundo y como el buen padre que ha sido desde que supo de su existencia, desde el momento que nació y ahora que estaba en sus brazos, estaría para él. Lo amaba demasiado y ese era el sentimiento correcto que un padre tenía que tener por su hijo.
Lo abrazó un poco más hacia sí para sentir como todo tipo de cansancio desaparecía, para olvidar aquel dolor que sufrió y solo pensar en él. Soltando una vez más, otro suspiro para mirar a la mujer frente a él. Con un gesto relajado es que le sonrió y respondió a su pregunta inicial.
-Prefirió dejarnos pero antes de irse, firmo un acuerdo que por ningún medio, se contactaría con mi hijo, no le pediría nada de lo que le deje y solo se alejaría olvidando que tuvo un hijo, ha sido más hijo mío que de ella, no tiene derecho a llamarse madre cuando solo piensa en ella misma y nunca en el bienestar de mi hijo ¿Cómo es que fui tan idiota por haberme dejado llevar con esa mujer? -Escupió molesto Kiyoshi.- Incluso, Kyoko-san te has comportado como su hermana mayor en todo este tiempo -Soltó una pequeña carcajada.- No se como podré agradecerte de pasar todo este tiempo al lado de mi hijo y ayudarme con los proyectos ¿Cómo es que haces todo esto?
-Tengo tiempo libre -La mujer alzó los hombros completamente desinteresada mientras sonreía al hombre frente a él.- Y Ryoken es un niño muy tierno y cariñoso, es demasiado tranquilo a pesar de que todo el tiempo quiere jugar, espera pacientemente a que terminemos nuestro trabajo para empezar a correr y esconderse -Soltó una pequeña risita la mujer.- Haría todo lo que fuera para que este pequeño mantenga esa gran sonrisa en su rostro, para que pueda amar y ser amado por ese gran corazón que él tiene ¿No lo cree?
Tal vez fueron aquellas palabras que Kogami Kiyoshi presto atención, que miro con atención aquellos grandes ojos iluminados de la mujer, aquella tierna sonrisa que sacaba como el color rojo de sus mejillas. Realmente, estaba totalmente agradecido con ella. A pesar de molestarla todos los días, la mujer siempre estaba dispuesta a darle una mano y Ryoken estaba agradecido con la misma cuando su padre se encontraba trabajando. Las veces que llegaba tarde a casa se encontraba con su pequeño dormido en los brazos de Taki o todas aquellas veces cuando llegaba a la hora exacta de la comida en donde sus estudiantes asistentes, Aso Fausto y Gerome se encontraban en su casa, eran más entretenidas las tardes con todos ellos y con su pequeño niño soltando pequeñas risitas mientras manchaba su rostro al intentar comer por cuenta propia. Aquel escenario se veía y sentía más como una familia que aquellos gritos egoístas.
Agradece que toda esa pesadilla, al fin terminara.
-Si lo creo -Sonrió Kiyoshi.- Merece tener una vida con alguien que lo ame, con alguien que él ame, tener una vida propia, lo que él desea estudiar y una familia que desea tener, deseo que tenga una mejor vida al lado de la persona que ama que yo, un padre siempre deseara que sus hijos sean mejor que uno mismo -Dio pequeñas palmadas en la espalda de su pequeño niño.- Y espero estar en ese futuro a su lado, espero que aun permanezcas en ese futuro
-Así será profesor Kogami -Soltó una risita.- ¿Qué pasará cuando Ryoken pregunte por su madre?
-Ella a partir de este momento está muerta para todos nosotros -Hablo molesto.- Nunca le interesó mi hijo, nunca lo amó como yo la amaba pero ahora, solo me molestare en criar a un buen niño, es lo único que necesito en mi vida, a mi pequeño Ryoken sonriendo en mis brazos
Fueron unos años después, en ese tiempo que Kiyoshi les contó sobre la idea de un nuevo experimento que salvara a la humanidad de la destrucción, una destrucción que estará en sus propias manos. Aprovechando la inteligencia humana así como las oportunidades tecnológicas que ahora pueden tener en la palma de sus manos, podrían crear a seres que guiarán a la raza humana en la supervivencia de varias situaciones que se puedan llegar a vivir en el mundo. Más sin embargo, necesitaban algo más para que aquellos seres pudieran nacer. Pudieran comprender desde el nacimiento, lo importantes que eran, cuál era su misión y encontrar a la persona que guiará a los mismos para que todos pudieran tener una coexistencia justa, para que el mundo futuro, tenga un futuro asegurado. Que los humanos no teman de los mismos o que quisieran atacarlos por simple miedo o que las IA's no decidieran tomar cartas en el asunto y decidan hacer una rebelión contra los humanos.
Claro, Fausto, Taki y Gerome, no pudieron evitar mirar un poco extrañados a su profesor hablando sobre aquello que deseaba crear, y que parecía bastante lejano para ellos, incluso, podrían llegar a decir que todo eso sonaba como una historia de fantasías, de aquellas que suelen leer al pequeño niño de cabellos blancos para que este pudiera dormir. Pero. Quizá fue aquella emoción que el mismo Kiyoshi les transmitía, aquella confianza como aquellos deseos de querer proteger de esa manera a las personas que amaban, que no pudieron negarse a ese deseo y aceptaron ayudarle. Aceptaron participar en aquella nueva oportunidad que estaría financiada por SOL.
Fueron varios meses donde estuvieron buscando la forma en que aquellas IA's pudieran nacer pero sobre todo de quien podrían ser moldeados, donde crearon un nuevo algoritmo y donde decidieron que aquellas Inteligencias Artificiales, recibirán el nombre de "Ignis".
Donde al final, comprendieron que era aquello lo que guiaba a los seres humanos.
Aquellos que siempre estuvieron frente a sus narices y no fue hasta ese momento que se dieron cuenta de la importancia del mismo, el duelo de monstruos. Aquel juego que ha sido llevado de generación en generación, creando a grandes héroes llamados "Duelistas legendarios" a grandes rivales que siempre serán tomados como la mano derecha de aquellos duelistas, de aquellos héroes que siempre son recordados gracias a los libros de historia. El mundo se movía por este simple juego, donde chicos y grandes se divertían, aprendían a perder y a ganar. Donde no solo nacían héroes, también villanos, siempre había luz como también, existía la oscuridad. Un juego donde eran capaces de existir diferentes invocaciones para poder ganar. Donde se daba todo, el alma y hasta la vida para que el mundo se mantenga a salvo del mal que se puedan encontrar.
Pero.
¿Quiénes serían los sujetos más aptos para este experimento?
¿Dónde podrían conseguir aquellos datos que tanto ansiaban para empezar de una vez por todas?
Comprendieron que tenían que tomar alguna información de los duelistas pero los adultos duelistas, solo estaban llenos de odio, de malos deseos, de egoísmo. De todo aquello que el mundo no necesita, de todo aquello que es basura. No querían que aquellas inteligencias fueran creadas de esa manera, no querían que tales sentimientos y emociones fueran los que al final, terminarían guiando a sus IA's a ser los mismos enemigos de la humanidad. Para poder lograr lo que tanto estaba soñando, se necesitaban a seres de pureza, que fueran guiados por el camino de la luz y que fuera aquella misma inocencia quienes ayudarían a comprender, ayudarían a guiar al mundo de la humanidad. Fuera un ser libre de pecados, que sean libres para tomar decisiones, sin prejuicios arraigados, que sean buenos, que sean todo aquello que un adulto no es con el paso de diferentes situaciones que pasan en la vida.
¿Qué era lo mejor para el futuro?
Comprendieron que lo mejor para el futuro de la humanidad, eran los niños. Aquellos pequeños seres que nacían siendo inocentes, con grandes sueños, con aquella pureza al ser guiados por el camino de la luz del que los adultos son capaces de tener envidia y son capaces de llevarlos a la oscuridad, a que sean consumidos por aquellas envidias. Nacían siendo inocentes en un mundo cruel y a pesar de las circunstancias, es que cada niño podía crecer buscando aquella felicidad, buscando aquello que le otorgue muchos sentimientos.
Lo pudieron apreciar en el momento que vieron a Ryoken llegar con una pequeña sonrisa en su rostro y comentar a todo pulmón que había ganado la competencia de duelos de su escuela, mientras comentaba que había conocido a una linda niña de camino a casa y que esperaba enfrentarse a un duelo. Aquella gran sonrisa que era capaz de aparecer en su rostro, aquella inocencia con la que aceptaba los duelos de sus "hermanos" y se ponía a jugar con bastante energía que al final del día, era capaz de terminar cansado después de tantas emociones. Que aceptaba perder, que aceptaba ganar y uno que otro comentario que le podrían ayudar en el futuro para que sus jugadas sean aún mejor.
Kiyoshi aceptó aquella arriesgada misión pero lo más importante del asunto, es que no utilizaría a su hijo, no podía hacerlo porque lo amaba demasiado, porque quería protegerlo y mantenerlo seguro. Esa era la misión de un padre. Quería alejarlo lo más que podía de aquellos alocados sueños y cuando sea el momento justo, es que mostraría los resultados de dicho experimento.
Fue arriesgada esa misión.
Fue arriesgado a tomar a los niños, sin decir que realmente los secuestraron, con mejores habilidades en los duelos. No importaba si se encontraban en diferentes regiones del país, ellos encontrarían a esos pequeños con gran fortaleza, con gran corazón y determinación.
Fue doloroso ver a esos pequeños sufrir, algunos más terminaban cansados, casi muertos por todas aquellas difíciles pruebas. Unos más que otros se esforzaban con sobrevivir y otros sentían que todo aquello era una gran diversión que les otorgaba vida. Cada niño se esforzaba o se dejaba caer a su manera. Lloraban y caían dormidos, comían lo que se les otorgaba y solo rezaban para poder salir lo más rápido de ese lugar. Se esforzaban por seguir viviendo, se esforzaban por ver la luz del día, una vez más.
Era aquella fuerza y determinación que un adulto no tenía, eran esos mismos sentimientos que los niños tenían los cuales se encargaban de proteger con todas sus fuerzas.
Kogami Kiyoshi admiraba todo aquello, dio media vuelta en el momento que vio a Taki Kyoko entrar a la oficina donde los monitorean. Daban una rápida checada a que cada niño siguiera con vida, le suministraban un poco de comida y anotaban en las computadoras, el avance sobre cada niño. El avance o las pruebas tan duras que le ponían. A cada niño les dieron un código y un elemento. IGN001 hasta IGN006, de elemento Luz, Tierra, Agua, Fuego, Viento y Oscuridad. Si estaban basando su investigación en el juego de cartas famoso, era necesario que cada IA tuviera un poco de aquellos conocimientos, tuviera una forma de ser diferenciados y llamados.
Pero.
¿En realidad era lo correcto?
El pecho de un padre que odiaba ver llorar a su hijo, se estaba estrujando en ese momento, quería arrepentirse, quería rendirse en ello pero con solo pensar en Ryoken, es que Kiyoshi seguía haciendo aquel experimento. Es que seguía esforzándose y arriesgándose a que lo encuentren haciendo tal atrocidad. Realmente rezaba que en algún momento, le perdonaran por este gran pecado que estaba cometiendo.
-Kyoko -Llamo Kiyoshi a la mujer.- ¿Cuántas veces me tengo que repetir que este experimento es esencial para la vida humana?
-Quizá, las veces que sean necesarias para convencerse de ello, todo es por el bien de la humanidad, por el bien de Ryoken, ¿No es de este modo? -Mencionó la mujer. Con mucho cuidado, se acercó a mirar los monitores. Cada niño dormía en ese momento, la mujer no pudo evitar sonreír aunque aquella sonrisa se le quitó del rostro al recordar cuánto estaban sufriendo, la manera en que siempre lloraban por sus padres.- Cada día, llego a estos monitores y los vigilo con mucha atención, me repito que lo que estamos haciendo, es bueno, que esto es esencial para la vida humana y que en algún momento, ellos regresaran a casa y podrán volver a tener una vida normal -Soltó un suspiro.- ¿Cómo tomo Ryoken todo esto?
-No lo sé -Murmuró Kiyoshi.- Estaba orgulloso de mi que no paraba de repetirme que de grande quería ser como yo pero al mostrarle lo que estaba haciendo –Hizo una pequeña mueca y miró a la mujer.- No sabe cómo mirarme o eso es lo que veo en sus ojos, ¿Realmente está bien todo esto?, ¿Realmente vale la pena buscar ese futuro? -Subió su mano a uno de los monitores, justamente donde estaba una niña de cabellos azules, la veía dormir, temblaba un poco y se abrazaba con fuerza.- No quise utilizar a mi propio hijo porque es lo que un padre nunca aceptaría, pero tome los hijos de otros padres para este experimento, solo sé que soy un bastardo - Bajo su mano del monitor.- Dime Kyoko ¿Luz u Oscuridad?
-¿Luz u Oscuridad? No entiendo
-Al final del experimento, dos niños saldrán adelante, solo son dos niños quienes están aptos para continuar pero estos dos elementos están chocando entre sí para poder liderar el grupo para el futuro de la humanidad -Ambos miraron las pantallas para ver a los dos niños de dichos elementos. Frente a ellos, las pantallas se iluminaban y un gran ojo aparecía en ese momento, observaba cada quien a su niño en todo momento.- Solo uno de esos niños, será capaz de salir victorioso a todo el experimento y su Ignis será capaz…
-¿Capaz de que…?
Kiyoshi tomo un poco de aire. Pensó en las palabras que le diría en ese momento a la fiel mujer que se mantuvo a su lado como una hija más, como su cómplice, como su amiga y su compañera. Confiaba demasiado en ella.
-Kyoko, tal vez lo que te contaré a partir de este momento, será lo que determina nuestro futuro, lo que determine nuestra relación de compañeros y amigos de trabajo, si en algún momento quieres abandonar todo esto, estas en todo tu derecho -Sonrió con un poco de tristeza.- Nos conocemos de hace mucho tiempo, has amado y protegido a mi hijo como si fuera tu hijo y realmente lo agradezco, agradezco tenerte a mi lado como a Fausto y Gerome pero hay algo más que no le conté a nadie -Kyoko guardó silencio.- Hay un pecado más…
Las palabras que en ese momento escucho Taki Kyoko, la dejaron muda. Abrió los ojos completamente sorprendida. Ver aquellos ojos cansados de Kiyoshi, la manera en la que hablaba como que su cuerpo temblaba. Comprendió que todo eso, era un gran crimen.
-Profesor Kiyoshi, eso es…
-Lo sé pero no tengo otra alternativa -Interrumpió a la mujer. Suspiro cansado.- Hace tiempo me dijiste que harías lo que sea por Ryoken y esta vez, quiero que me prometas algo -Tomó con firmeza la mano de la mujer.- Quiero que protejas a Ryoken con todo y contra todo, le estoy haciendo daño a mi hijo con esto, le haré daño a estos niños y no podemos retroceder a lo que he hecho -Sonrió con cansancio.- Pero prométeme que no le dirás esto a nadie, aun si me pasa algo a mí y este experimento es cancelado, quiero que me prometas que nadie descubrirá el verdadero sacrificio de esto, ni siquiera mi hijo lo sabrá, aun si me odia en un futuro quiero que no le digas estas palabras -Separó su mano de la mujer.- Protege su futuro, cuídalo y amalo como siempre lo has hecho, como solo su madre puede hacer
-Lo prometo
-Gracias, Kyoko
Fueron dos simples palabras las que salieron de la boca de Taki Kyoko para poder dejar tranquilo a Kogami Kiyoshi y seguir avanzando con su experimento antes de que una llamada anónima reportara sobre el lugar donde estaba escondido. Aun con el arresto de Kiyoshi y posteriormente, su muerte, siguió cuidando a Ryoken como su hijo, con ese cariño y amor con el que siempre lo ha hecho. Cargando en sus hombros, el secreto de un pecado.
¿Qué tan importantes tenían que ser las promesas?
Cuando se promete algo, es para toda la vida. Aun cuando la vida humana depende de la misma, aun cuando la felicidad y la vida de uno depende de esa promesa, haces todo lo posible por mantenerla.
Pero.
¿Qué pasa cuando uno se cansa de mantener una promesa?
Cuando el pecho duele, cuando los hombros pesan y el cansancio es más que evidente, lo único que quieres, es explotar, es contar toda la verdad. Cada que Taki Kyoko miraba a Ryoken, no podía evitar sentirse un poco culpable pero lo único que tenía que hacer, era morder sus labios para evitar hablar de más, ella esperaba que en algún momento del futuro, se le olvidara lo que había prometido en el pasado, ella esperaba que ese futuro no se hiciera realidad y todos pudieran tener una vida normal como siempre han deseado.
¿En serio había creído que lo olvidaría?
Ahora que todos necesitaban una razón para seguir peleando y proteger lo que es bueno, para proteger a las personas que amas, aun cuando te puedan llegar a odiar, no puedes hacer otra cosa más que decir la verdad. Más que poder hablar todo aquello que escondes y que no te puede dejar dormir.
Por eso, Taki aprovechó ese momento para hablar lo que tanto esconde. Era el centro de atención de todas las personas presentes, miró a su lado a Fausto que solo le dedicaba una mirada silenciosa pero podía entenderla, la estaba apoyando en todo. Tomo un poco de aire para mirar a Revolver. Le hubiera encantado ver aquellos ojos celestes antes de que la odie pero ya no puede dar un paso atrás, es demasiado tarde para retroceder. Miró a su lado, aquella amable chica de ojos esmeraldas que le miraban con atención y que le otorgaba un poco de seguridad.
-Permítame contarle algo más, una pequeña promesa que le hice a su padre hace mucho tiempo, que te involucra como involucra a los niños del caso Lost -Soltó un suspiro.- El pecado de su padre es demasiado grande que yo le he ayudado todo este tiempo a cargarlo, y si he hablado hasta este momento, es porque ya no puedo soportarlo más -Finas lágrimas bajaban de su rostro. Tomo un poco más de aire.- Su padre hizo algo más que dañar a estos niños -Sonrió.- ¿Luz u Oscuridad? Hay algo más que se esconde detrás de esta pregunta
Quizá así, sería lo mejor para todos.
.o.
Pandor se alertó en el momento que escucho como algo se rompía. Salió rápidamente de la cocina para encontrarse a Kogami Ryoken levantarse bastante alterado de su cómodo sillón de inversión virtual. Inmediatamente miro a la habitación de Aiko, era una suerte que se encontraba cerrado. Quiso acercarse a él pero pensó que sería una mala idea, volteo rápidamente en el momento que la puerta de la casa se abría y podía escuchar pisadas rápidas. No tenía que ser adivina para saber que era Fujiki Yusaku la que había entrado corriendo a la casa mientras llamaba al de cabellos blancos.
No entendía lo que estaba pasando pero después se encargó de revisar la copia de seguridad del lugar donde hacían sus reuniones.
¿Qué fue lo que se habló en ese momento para que reaccionara de esa forma?
-Ryoken, escúchame -Hablaba Yusaku, se había apresurado a entrar al cuarto del líder de Hanoi antes de que decidiera cerrar la puerta con seguro y hacer una locura.- Ryoken
-¿Qué otra cosa tengo que escuchar? -Grito desesperado, la chica solo dio un paso atrás ante aquel grito, caminaba de un lado a otro.- Estoy decepcionado, ¿Entiendes? -Subía su mano a su cabello y lo jalaba un poco.- Me sentí traicionado, traicionado por mi padre, traicionado por ti y ahora, traicionado por mi propia hermana, ¿Tienes idea de cómo se siente esto?, ¡Todos en esta vida te traicionan si no te cuidan la espalda!, ¿Qué más tengo que saber? -La señalo.- ¡Tú lo sabías!
-No lo sabía pero podía imaginarlo -Hablo la chica con voz dura.- ¡Podía imaginarme lo peor y resulta que tenía razón!, ¿Crees que yo no me estoy muriendo del miedo?
-¡Pues pareciera que no! –Celestes contra esmeraldas luchaban. Ryoken se alejó de ella para sentarse en su cama y soltar un grito para sacar toda la furia de su pecho.- Ya no se qué hacer con todo esto -Murmuraba cansado, con la voz rota.- ¿Qué se supone que haga?
Yusaku soltó un suspiro antes de sentarse a un lado de Ryoken y tomar su mano con suavidad.
-Pensar y perdonar -Fue lo que dijo la chica.- Taki no tiene la culpa, solo cumplía con la promesa que tu padre le hizo prometer, tampoco es culpa de tu padre el querer tener deseos tan ambiciosos -Soltó un suspiro, Ryoken la miró de reojo.- Yo tengo la culpa por mentirte pero ¿Sabes lo que nosotros tres tenemos en común? -Ryoken negó.- Que hemos hecho esto por la persona que más amamos en la vida, ese eres tú -Yusaku sonrió.- Tu padre te amaba demasiado, te protegió hasta el final, Taki te ama como una madre a su hijo que fue capaz de protegerte de todo y yo -Soltó una risita.- Soy capaz de abandonar todo para protegerte -Acarició con suavidad los cabellos blancos.- Ahora, tienes que pensar, tienes que tomar un respirar y perdonar, ese gran corazón tuyo lo comprenderá
Yusaku estuvo a punto de levantarse pero fue la mano de Ryoken quien la detuvo. La chica miró con atención al de cabellos blancos, con aquella simple mirada triste, es que no podía dejar solo al líder de Hanoi, no ahora cuando sentía su corazón romperse. Sonrió con sutileza antes de acariciar sus cabellos blancos, acariciar con suavidad sus mejillas y al final, acercarse para darle un beso en la frente.
-No me dejes, por favor -Suplicaba el líder de Hanoi como si de un pequeño niño se tratase.- No me quiero quedar solo de nuevo
-No lo haré -Sonrió con cariño.- Solo avisare a Kengo que me quedare contigo hasta que te sientas mejor, ¿Está bien?
Ryoken asintió antes de sentir como era abrazado con suavidad, escuchar un suave tarareo. Abrazo con suavidad a la chica frente a él, sentir como Yusaku le acariciaba su cabello y espalda, era relajante.
Era a partir de este momento donde entrarían a un momento más difícil.
¡Muchas gracias por leer!
¿Qué será aquello que Taki le dijo a Revolver? Bueno, lo podrán descubrir en el siguiente capítulo, si es que puedo subirlo a tiempo. Bueno y si no, solo les quiero desear un buen año. Las cosas fueron difíciles pero esperamos que en este nuevo, podamos cumplir cada uno de nuestros propósitos, cada una de nuestras metas y seguir las indicaciones que los gobiernos de nuestros países nos otorguen para mantener a nosotros mismos como a las personas que amamos, en seguridad para que todo esto pase de una vez.
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¡Nos vemos a la próxima!
Atte.: AnZuZu Dragneel
Fecha: Miércoles 30 de Diciembre de 2020
