Muchas gracias por todo el apoyo que esta recibiendo este triste intento de historia, pero antes de comenzar me gustaría saber qué piensan de un Harry/Multi, realmente no lo pensé hasta despues de publicar el primer capítulo, pero no se como lo tomarían, y me gustaría saber qué piensan, aunque claro la pareja principal seguiría siendo HarryxHermione.

En fin, como siempre los personajes no me pertenecen yo solo los ocupo sin fines de lucro.

Capítulo V. Amigo.

Las sombras cubrían el castillo casi por completo, las pequeñas lamparas de runas atenuaban las penumbras apenas permitiendo a los vigías en turno ver más allá de sus narices.

Harry salió de la oficina del director, caminando y mostrando pesar en cada paso, sus ojos verdes vagaban por las ventanas, sintiéndose de pronto responsable por lo sucedido, se suponía que debía prevenir ese tipo de escenarios, y sin embargo una niña casi había muerto. Dio un suspiro derrotado, había subestimando las circunstancias, no podía simplemente permanecer esperando que el autodenominado señor oscuro actuará, debía comenzar a planear, pero era consciente que su interacción activa podría traer consecuencias desastrosas, tanto para el castillo al que su madre había insistido en que debía de ir, como a su raza.

Camino por el castillo, encontrándose de vez en cuando a un maestro de recorría los pasillos en sus intentos por salvaguardar a los alumnos, y no queriendo desperdiciar una noche tan hermosa se dirigió al bosque queriendo alimentarse, cuando cruzo las puertas del castillo termino viendo a Hagrid caminando al borde del bosque custodiando junto a su perro.

El gran hombre se acerco a el, luciendo extrañamente preocupado. - Harry... no lastimo a nadie, ¿verdad? Juro que no lo deje entrar, no he visto un troll de montaña en los alrededores desde hace años...

Antes de que Hagrid pudiera continuar, Harry toco su brazo deteniendo lo que estaba seguro seria una gran explicación. - Tranquilo Hagrid, no lastimo a nadie, aunque una pequeña estuvo a punto de hacerlo. - El rostro del medio gigante cayo, luciendo claramente derrotado, diciéndose a levantarle un poco el animo, siguió hablando. - Nadie te culpa, claramente el que lo planeo sabia que estaba haciendo, a todos nos tomo por sorpresa.

Aunque poco, Hagrid pareció componerse. - Pero la niña esta bien, ¿verdad?

- Un poco asustada, pero nada que un par de noches de sueño reparador no solucionen, se ve que es fuerte.

- Gracias. - una sonrisa medió tímida se asomó entre la espesa barba. - ¿quieres una taza de te? Estoy a punto de tomar un descanso.

- Me encantaría.

Ambos caminaron a la choza que servia de hogar para Hagrid, una pequeña fogata servia para calentar una tetera y a un par de sillas que estaban a los lados esperando a sus ocupantes.

Hagrid, tomo la tetara y sirvió el te en un par de pocillos de metal, mientras que su perro se echaba cerca del fuego, y aunque los tres parecían relajados, continuaron permaneciendo alerta a los sonidos del bosque y los alrededores.

- Toma, tiene un poco de azúcar, si quieres mas me dices. - dijo ofreciendo una de las improvisadas tazas a su acompañante que lo tomo con un agradecimiento.

Durante unos minutos ambos disfrutaron de la bebida, deleitándose con los suaves sonidos del bosque.

- Quien pensaría. - dijo Hagrid con un tono duro, muy raro en el. - Que las cosas se tornarían de esta forma, ¿Quien liberaría a un troll en una escuela?

Harry pensó en su respuesta, aunque no quería preocupar más al medio gigante que comenzaba a ver como a un amigo, tampoco quería mentirle, y con voz apagada dijo - El país esta en guerra, no importa como lo veas, era cuestión de tiempo antes de que llegara aquí.

El ambiente se torno pesado, pareciera que la poca paz que habían cosechado en la Inglaterra mágica moriría pronto.

- Debo volver a mis rondas. - anuncio el guarda bosques no pudiendo seguir sentado, las palabras que había escuchado le habían tocado mas de lo que se hubiera permitido hasta entonces. - ¿Quieres acompañarme?

- voy a tener que declinar. - respondió dejando su taza improvisada cerca del fuego. - Voy a ir al bosque, tratare de encontrar un rastro del troll, pero gracias por la taza de té, fue delicioso.

Con una sonrisa cada uno tomo su camino.

El bosque prohibido era para la mayoría un lugar lúgubre, la poca luz que lograba filtrase entre el espeso follaje, hacia que cada paso debiera ser cuidadoso, sin embargo para Harry era un respiro de toda la situación. No comprendía la decisión de sus padres por enviarlo tan lejos de su hogar.

Cuando recibió una carta con el sello de Hogwarts su madre estallo de alegría, aunque no lo habían invitado precisamente como estudiante, para ella aun era una oportunidad de que conociera su alma mater, y su padre como siempre había cumplido los deseos de su madre, para el era completamente irracional, su simple presencia podía causar estragos para la frágil relación entre magos y vampiros, pero ya estaba ahí, así que ya no podía hacer nada.

Camino por el bosque, hasta que llego a un pequeño claro, donde la luz de la luna lograba alumbrar cada rincón, casi al centro por donde un pequeño arroyo buscaba su desemboque, un unicornio alzo su cabeza para verlo, la majestuosa criatura relincho cuando dio un paso mas cerca, aunque por mucho que quisiera probar la sangre de unicornio no estaba lo suficientemente desesperado como para hacerlo a la fuerza. Aunque cuando dio un paso mas cerca vio el porque de la pronta agresividad de la mítica criatura, un potrillo se asomo por detrás de la que pareciera era su madre, su pequeño cuerno apenas se lograba asomar entre su crin, Harry sonrío ante la adorable pareja, claramente el potrillo estaba más curioso que asustado por su presencia, pero era claro que la madre no dejaría que siquiera intentará acercársele, así que simplemente camino hacia el otro extremo, y se sentó sobre una raíz que lograba sobresalir de la tierra.

Por un par de minutos, el unicornio y el vampiro se observaron mutuamente, hasta que el animal decidió que era inofensivo, comenzado a pastar frente a el.

Queriendo seguir su ejemplo, Harry tomo de su túnica una pequeña anforita y rocío el líquido en pasto, no tardó mucho para que un conejo llegara atraído gracias al olor de su poción.

Harry lo tomo del cuello rompiéndoselo con un movimiento antes de que siquiera supiera que estaba sucediendo. El cuerpo flácido del animal colgó de su mano, era pequeño pero creía que era suficiente como para recuperarse del pequeño inconveniente del baño.

Lo alzo hasta la altura de su cabeza y hundió sus dientes en el, la sangre escurría de sus labios mientras mas lo mordía, otra razón por la que odiar su nuevo alojamiento, se suponía que podia alimentarse adecuadamente pero hasta el momento se había tenido que conformar con simples animales, era casi insultante.

Y tal como lo pensó, el conejo apenas y logró saciar un poco su hambre, pero no tenia la intención de atraer a otro animal hasta el, por lo que se tenía que conformar por el momento. Un ulular llamo su atención, volteando la mirada hacia a un lado suyo, vio una lechuza blanca que podría reconocer en cualquier lugar.

- Hey niña. - dijo acariciando su pecho con los dedos. - ¿qué tal estuvo tu caza?

La lechuza aunque contenta con su toque, no despegaba la mirada de la libre muerta que sostenía. - Sabes que eres una consentida, ¿Verdad?

La mirada que le dirigió podía paralizar a cualquiera, pero el solo sonrío. - Vamos, sabes que te amo, pero eso no quita que te estás malcriando.

Y pese a sus palabras, Harry tendió al conejo frente a su lechuza, viendo cómo comenzaba a comer.

El gran comedor, como cada mañana sirvió el desayuno a los alumnos, aunque el murmullo de las platicas era algo común, el tema que corría entre ellas, no era del todo agradable, mucho menos para los profesores que veían desde su mesa.

Las especulaciones sobre la entrada del troll al castillo iban desde las más fantasiosas, hasta las más acertadas, sin embargo la mayoría nunca sabría lo que sucedió en realidad.

En la mesa Gryffindor una niña revolvía su comida sin animarse a comer, y como comenzaba a ser costumbre, el libro que descansaba en su regazo había sido olvidado, Hermione tenia la intención de agradecerle correctamente a Harry, pero apenas llego al gran comedor se dio cuenta que brillaba por su ausencia, algo sumamente raro ya que nunca se había perdido alguna comida, decidiendo a que después ya tendría tiempo de hacerlo, guardó su libro y tomo sus cosas para dirigiese a su clase, sin molestarse en avisarle a sus compañeros que pronto comenzaría la clase de historia de la magia.

Cuando salió al pasillo, y camino por el corredor, sintió una presencia detrás de ella, y volteo a mirar para encontrarse sola en su camino, cuando quería retomar su andar, frente a ella estaba a quién momentos antes estuvo buscando, sorprendida dejo caer sus cosas y dio un pequeño brinco por el susto.

- Perdona por sorprenderte. - dijo Harry agachándose para recoger las cosas que quedaron esparcidas por el suelo, viendo a la niña tratar de hacer lo mismo.

- No te preocupes, solo... bueno... en realidad si me sorprendiste. - dijo con una pequeña risa nerviosa.

Ambos lograron guardar los libros en la mochila, sintiéndose extrañamente nerviosos uno con el otro.

- Ajam... - Harry se levanto, para ayudar a Hermione a hacer lo mismo. - Yo quería ¿saber cómo estabas?

Un suave suspiro escapo de los labios de Hermione, sin saber en realidad la respuesta a su pregunta. - Bien, creo.

El azabache asintió. - ¿Te puedo acompañar al salón?

- Ehh... si, claro. - respondió con lo que esperaba fuera una sonrisa.

Ambos comenzaron a caminar, aunque el silencio era casi sofocante, ambos habían planeado que decir cuando tuvieran la oportunidad, pero en ese momento, teniéndola frente a ellos, les era casi imposible pensar en algo.

Fue hasta que estuvieron frente a la puerta del salón, que Hermione se armo de valor. - Gracias, por lo de ayer, no sé que hubiera pasado si no hubieras estado ahí.

- No pienses en eso. - dijo apenas viéndola de reojo. - Como dicen los muggles, el hubiera no existe, estoy seguro que en otras circunstancias hubieras podido defenderte, eres casi un prodigio en magia.

Las mejillas de la niña se colorearon de carmín con el cumplido. - Gracias de igual manera.

El silencio volvió a extenderse, pero antes de que se tornara incómodo, Harry decidió romperlo. - ¿Y que estás leyendo ahora? Me imagino que ya terminaste el libro que te preste.

- Si, ya lo termine hace un par de semanas. - Dijo con un grado de pena, recordando que no lo había devuelto. - Y la profesora McGonagall me recomendó un par de libros sobre el arte de transfiguración, realmente la magia es increíble.

- Que coincidencia. - Dijo sin saber por qué le hizo feliz aquella declaración. - La transfiguración es mi fuerte.

- ¿En serio? - aunque no quería decirlo con un tono tan acusador, le fue imposible ocultarlo. - Nunca te he visto hacer algo en clase.

La quijada de Harry cayo levemente por la sorpresa causada, nunca en su vida alguien le había hablado así, y fue bastante sorprendente para el, que una niña lo hiciera, aunque sonrío con el pensamiento. - Si, aunque no lo creas soy excelente en ello, si tienes suerte puede que un día te pueda enseñar uno o dos trucos. - Dijo con tanta arrogancia, como el rostro y el cuerpo de un niño de once años logró juntar.

Una cálida sensación cubrió su pecho, al escuchar la risa de Hermione, y sonrío ante ella, aunque sentía que se burlaba de el o por lo menos de su actuación.

- Claro, me sentiría encantada de poder ser tan afortunada.

Ambos se sonrieron, y aunque los niños del primer año comenzaron a rodearlos, para ambos ese momento era solamente de ellos.

Harry seguía sonriendo mientras comenzaba a pensar que podría ser que la idea de su madre, no había sido tan mala después de todo.