Muchas gracias por todo el apoyo que esta recibiendo este triste intento de historia.
Perdonen la demora con el capitulo, pero espero que les guste.
Como siempre los personajes no me pertenecen yo solo los ocupo sin fines de lucro.
Capítulo IX. Familia.
El silbato del expresó les dijo a sus ocupantes que habían arribado a la estación. Los jóvenes bajaron esperando ver a sus familias una vez más.
Gracias a un hechizo ejecutado por Harry, Hermione no tenía que cargar su pesado baúl como todos los demás, sino que este descansaba encogido en el bolsillo de su pantalón, y Monny descansaba sobre sus brazos, sin importarle nada a su alrededor.
Ambos caminaron pasando por entre las familias mágicas que saludaban felices el regreso de sus hijos, no importaba en ese momento los protocolos sociales con los que la mayoría había sido educados, y que de alguna u otra manera habían obligados a obedecer, pues en ese momento sólo les importaba volver a verlos.
Durante unos cuantos minutos ambos caminaron dirigiéndose a la puerta de la estación que conectaba con el mundo muggle, sin embargo en un momento al ir pasando por uno de los pilares de la estación, Hermione sintió como su amigo era arrebatado de su lado, volteo la mirada lista para dar ayuda, sin embargo lo que vio hizo que se congelara en su lugar, sin poder decir ni una palabra.
Cuando Hermione había escuchado y leido sobre los vampiros, solia imaginarlos como seres fríos y oscuros que habían dejado de lado su humanidad a cambio de lo que ellos llamaban inmortalidad, que bebían sangre para alimentarse, que sólo podían vivir de noche escondidos en las sombras. Pero desde que comenzó su amistad con Harry esos pensamientos fueron quedando olvidados en su memoria, pues el solia sonreir como cualquier otra persona, solia bromear con ella, y la hacía feliz estar junto a el, llegando al punto en el que pensó que sólo por que era Harry es que pasaba ello, por que era su amigo es por que ella lo veía de forma diferente, y que posiblemente todos los demás vampiros si fueran como aquellos de los que habia leído hasta el momento.
Pero nuevamente sus conocimientos quedaban obsoletos enfrentandose en contra de la realidad, y se preguntó si alguien se había verdaderamente molestado en conocer a los que ellos solían llamar monstruos. Frente a ella se desarrollo una imagen que quedaría grabada en su memoria por siempre, mucho más al recordar como todos actuaron la primera vez que lo vio, pues una mujer muy hermosa de cabello negro, con facciones finas y tez completamente blanca, abrazaba casi con desesperación a Harry agitando su cuerpo de un lado hacia el otro, mostrando una fuerza excesiva, sin embargo la sonrisa que tenía la mujer hizo que cualquier otra cosa se olvidara mientras besaba el cabello de Harry, y este parecía completamente acostumbrado a la demostración de afecto, pues veía como le daba suaves palmadas en la espalda sin buscar salir del aplastante abrazo.
- Lilith, suelta al niño estaba escoltando a una señorita. - dijo un hombre a su lado con clara diversión.
Hermione sintió como sus mejillas se sonrojaban cuando la mujer alzó su mirada y parecía evaluarla con la misma, y buscando huir de ella vio hacia el hombre. Y lo que encontró difícilmente la ayudó en los ojos del hombre había algo inusual, un extraño sentimiento podía verse en su mirada, uno al que no le podía poner nombre.
El hombre se acercó, al igual que la mujer, sus facciones eran afiliadas pero más fuertes y duras que las de ella, su piel parecía casi azulada, y sus ojos eran de un profundo color rojo que sintió como si éstos pudieran ver incluso su alma, al estar frente a ella hizo una reverencia bastante marcada, pero no parecía ser una burla.
- Mucho gusto señorita, mi nombre es Vlad Tepes, espero que mi hijo no le haya causado problemas. - El hombre alzó su mirada para encontrarse de nuevo con la suya, y sin que pudiera decir algo al respecto, separó su mano del estómago de Monny y la alzó ofreciendosela, sintió como la mano del hombre le envolvía la propia con suavidad, y era besada en el dorso de su mano, donde podía sentir los fríos labios del hombre contra su piel, con lo que ella podía decir era ternura.
- Hermione, me llamó Hermione Granger. - dijo cuando Vald se separo de ella, y al parecer su respuesta había sido satisfactoria para el, pues le sonrió al igual que hacía Harry.
- Entonces tu eres la famosa Hermione, Harry ha escrito mucho sobre ti. - dijo Vlad y casi de inmediato dirigió su mirada al mencionado, viendo cómo hacía todo lo posible para evitar su mirada, pero pareciendo seriamente avergonzado.
- Espero que cosas buenas. - dijo habiendo escuchado esa broma en ningun lugar en particular.
La risa de ambos adultos fue un excelente indicador para saber que estaba causando una buena impresión.
- Te lo diría, pero no creo que lo quieras ver más avergonzado de lo que está. - dijo la mujer acercándose a ella, aún con un brazo alrededor de Harry. - Me presento por que parece que los hombres de mi vida no tienen modales, me llamó Lilith Potter, y soy la madre de Harry.
La niña rio al ver a los dos parecer ofendidos con las palabras de Lilith, haciendo gestos exagerados para demostrar su punto ganando aún más risas de ambas.
- ¿Se dirigían a la entrada de la estación? - preguntó Lilith, ganándose un asentimiento de Hermione. - Perfecto, déjanos acompañarte.
Volviendo a su camino, Hermione no se perdió las reacciones que tenía la familia de su amigo al ir caminando, aunque ellos parecian ajenos a ella o por lo menos no le tomaron importancia.
- Dime Hermione, ¿Qué te ha parecido Hogwarts hasta ahora? - escucho decir a Vlad a su lado, pues ambos padres los habían hecho caminar en medio de ellos para evitar separarse.
- Es fantástico, la biblioteca es increíble, tiene tantos libros que creo que nunca terminaré de leerlos.
- Es impresionante la proeza que te has impuesto. - Dijo Lilith, y su voz parecía casi orgullosa de ella. - Dudó mucho que alguien siquiera llegue a la mitad.
- Bueno... no sé si es una meta, solo me gusta mucho leer. - Dijo un poco avergonzada.
- El solo pensar en hacerlo, es un claro indicio del buen camino que has elegido. - Dijo Vlad volteando la cabeza para mirarla, sonriéndole con cariño.
- ¿A usted le gusta leer? - Dijo sospechando la respuesta, si Harry era un indicio de sus padres.
- Ohh... niña no quieres abrir esa compuerta o nunca terminarías. - dijo la azabache con clara diversión en su voz, y vio a su amigo asentir casi solemnemente. - Cuando lo conocí lo primero que me mostró fue su biblioteca, ¿puedes creerlo?
Hermione sonrío y vio a Harry que parecía divertido con la interacción de sus padres, sin darse cuánta de su mirada, ni mucho menos de sus pensamientos, que se habían dirigido a su primer encuentro, donde ambos se habían ignorado por haber leído en lugar de hablar.
- Puedo imaginarlo. - Dijo sonriendo ante su recuerdo.
- Pero dime en qué casa te seleccionó el sombrero. - Dijo Lilith mientras esperaban su turno para salir de la puerta.
- Gryffindor. - Dijo con orgullo. - ¿Usted también fue a Hogwarts?
- Si, pero fue hace bastante tiempo. - Vio como por su rostro se marcó momentáneamente una sombra de tristeza, y se preguntó qué fue el que la causó. - Yo también fui seleccionada en la casa de los valientes.
- ¿Enserio? - Preguntó mientras veía a los ladrillos de la puerta, lista para pasar del otro lado.
- Por supuesto. - Apenas y escucho decir, al dar el paso para cruzar.
Del otro lado nadie parecía notarla, ni siquiera su aparición de una pared de ladrillos, que para ellos debía ser inmediata, dio un par de pasos adelante para no interrumpir el flujo, y buscando con la mirada a sus padres, al no encontrarlos por el momento, volteo la mirada justo a tiempo para ver a sus acompañantes salir, todos vistiendo ropa muggle, aunque increíblemente formal, de pronto la idea de que Harry le ayudara en transfiguraciones no sonó tan mala.
- ¡Muñequita! - Escucho detrás de ella, y sintió su rostro calentarse por la clara diversión de Harry, ante el apodo que su padre.
Se giró hacia la voz antes de sentir a sus padres abrazarla, su reprimenda murió en sus labios antes de que siquiera pudiera llegar a decirla, casi había olvidado lo mucho que le gustaban los abrazos de su familia.
- No sabes cuánto te extrañamos. - Dijo su madre antes de darle un beso en la mejilla.
- Yo también los extrañé mucho. - respondió con total sinceridad, antes de sentir unas pequeñas garras empujar su brazo buscando un poco de libertad.
- Pero que de... - Comenzó su padre antes de que su madre le golpeara el brazo con bastante fuerza.
- ¡Daniel! - le gritó importándole poco la gente alrededor. - ¡Idioma!
- Pero querida, habíamos quedado en algo. - Se defendió su padre ante la mirada imperiosa de su esposa.
- Sobre eso. - Escucho a su lado, y vio a Harry alzando su mano para llamar la atención de la pareja. - Fue un regalo de mi parte, quisiera poder pedirles que le dejen conservar a Monny.
Su padre fijo su mirada en el niño que lo había interrumpido, y parecía debatirse internamente como debía hablar con el, cuando claramente esa era una conversación familiar. Y para crédito de Harry parecía ni siquiera tomarse a mal la mirada del mayor, simplemente sosteniéndole la mirada.
- Perdona, pero ¿Quien eres? - Preguntó su madre después de ver que su marido parecía tener una batalla de voluntades con un niño de once años.
- Ohh... siento mucho mi descortesía, mi nombre es Harry Potter, espero puedan perdonarme. - Dijo volteándose ligeramente hacia su madre, justo para hacer una reverencia con la cabeza. - Ellos son mis padres. - Dijo haciendo un gesto hacia los mayores que estaban detrás de él, claramente entretenidos con la interacción. - Vald, y Lilith, es un verdadero placer poder conocerla en persona, Hermione me ha hablado mucho de usted.
Su madre pareció seriamente desconcertada por la forma de hablar del que en todos los aspectos era un niño de la edad de su hija, pero supo ocultarlo casi a la perfección. - Mucho gustó, yo me llamo Emma, y este es mi esposo Daniel.
Ante la mención de su nombre, su padre volteo la mirada hacia ellos, pues parecía había estando mirando a los padres de Harry más cerca de lo socialmente aceptado, e hizo un gesto de cabeza reconociendo la presentación.
Los años en el ejército habían hecho de Daniel un hombre fuerte, tanto de carácter como de cuerpo, además de esa clara distinción sabia reconocer a las personas que habían tenido algo que ver con la milicia, y en ese caso, podía verlo en Vald, y tan desconcertante como pareciera en Harry. Aunque el mismo había empezado su carrera militar a una corta edad, solo un par de años mayor que el amigo de su pequeña. Y antes de poder decir otra cosa, necesitaba saber si sus suposiciones eran ciertas, y de ser así que no fuera peligroso para su familia.
- Mucho gustó. - le tendió la mano a Lilith quien estaba justo enfrente suyo, con una leve sonrisa en su rostro, que murió cuando se giró hacia el hombre. - Mucho gustó, Daniel Granger, teniente segundo retirado al servicio de la reina.
Los ojos de Vlad parecieron helarse, pero sostuvo la mano con fuerza. - Mucho gustó, Vlad Tepes, y si no fuera mucha molestia me gustaría tener esta presentación en un lugar más privado, y si no es un inconveniente para ustedes que aceptarán una invitación a comer, con gusto podría contestarles todo lo que quieran.
Aunque claramente insatisfecho, Daniel volteo a ver a su esposa e hija, y vio la curiosidad en los ojos de ambas, por supuesto que no sería el único que quería saber más, con cautela sintió la culata del arma que cargaba bajo su saco. - Eso sería aceptable.
- Perfecto, mi sobrino me dijo de un lugar cercano que según dice es perfecto para la ocasión. - Dijo Lilith con una gran sonrisa.
Ambas familias caminaron por la estación hacia el estacionamiento, el silencio era sofocante para Hermione y parecía que su familiar podía sentirlo pues ronroneaba tratando de tranquilizarla.
Apenas llegaron a la calle fuera de King's Cross, una limosina se estacionó frente a ellos.
Daniel apretó más la arma listo para lo que fuera, cuando una mujer bajo y les abrió la puerta, su rostro amable logró tranquilizarlo un poco, pues ayudó a su esposa e hija a subir, pese a lo extraño que parecía la escena.
Justo cuando la puerta se cerró detrás de ellos, Vlad suspiro.
- Ahora, gracias por la confianza, les aseguro que en cualquier momento pueden bajar, solo hagan un gesto si es demasiado para ustedes. - Dijo con una sonrisa. - Mi nombre completo es Vlad Tepes tercero, fui el comandante en jefe de la milicia de Valaquia.
Los ojos de la familia Granger se abrieron con horror, aunque Hermione sabía que los padres de Harry eran vampiros, no sabia que su padre era "el vampiro", y se sintió un poco estúpida al no juntar los hechos las primera vez que escucho el nombre. Daniel estuvo a punto de tomar su arma, cuando la mano de Vlad se alzo para impedirlo, parecía como si hubiera estado esperando esa reacción desde el comienzo.
- Pero eso quiere decir, que... - Dijo Emma acercando el cuerpo de su hija hacia ella.
- ¿Vampiro? Si, lo soy, pero le aseguro que no les voy a succionar la sangre apenas se volteen, mucho menos por qué dudo mucho que pueda. - Dijo con sinceridad, ganándose una mirada incredulidad de la familia.
- ¿Porque sería eso? - Preguntó Hermione al conde.
El hombre le sonrío como lo había estado haciendo desde que lo conoció. - Por ese pequeño familiar que cargas entre tus brazos, estoy seguro que podría hacer muy difícil la tarea como para que valga la pena. - Trató de bromear para aligerar el ambiente, aunque no funcionó como él esperaba, haciendo que los tres se alejaran más de él. - Es broma, hace años que no hago algo parecido, siempre es más sencillo comprar la sangre a la gente, que estar entrando a hurtadillas a casas ajenas y beber la sangre con el peligro de convertir a la gente en lo mismo que yo.
- ¿Por que nos dice esto? - Preguntó Emma sin soltar a su pequeña.
- ¿Sinceramente? - Preguntó, pero antes de que pudieran contestar siguió hablando. - Porque no me importa en realidad decirlo, aún si quisieran hablar de ello, la mayoría de la gente pensarían que están locos, o en el peor de los casos, romperían el estatuto del secreto, del que estoy seguro les hablaron cuando se enteraron de la pequeña Hermione.
Al terminar de hablar se recargó en el sillón, y de una pequeña compuerta tomo una botella de vidrio con un líquido ámbar nadando en el, y lo sirvió en cuatro vasos que descansaban junto. Alzaron la mirada para ver qué no se habían movido ni un centímetro, y la puerta se volvió a abrir. - Ahora si gustan pueden irse con total confianza, y nunca nos volverán a ver.
La familia Granger vio a la gente pasar fuera del vehículo totalmente ignorantes a lo que sucedía dentro de él. Por un momento la idea de irse pareció la acción obvia, ¿quien se quedaría junto a uno de los grandes "monstruos" de la historia?, y fue cuando una idea surgió, ¿Quien no quisiera conocer al hombre detrás del nombre?
- ¿Como podemos confiar en ti? - Preguntó Daniel, viendo que la postura de su esposa e hija se relajaba.
Vlad sonrío, y por su muñeca se deslizó una varita, la madera brillaba de un hermoso color carmín. - Yo, Vlad Tepes tercero, juro por mi magia y por mi vida, no hacer daño intencionalmente a la familia Granger, así lo digo, y que así sea.
Una brillante luz los envolvió, dejando claro que el juramento había sido aceptado.
- Yo, Lilith Lyra Potter, juro por mi magia y mi vida, no dañar intencionalmente a la familia Granger, así lo digo, y que así sea. - La luz los volvió a cegar, solo para escuchar una tercera voz.
- Yo, Harry James Potter, juro por mi magia y mi vida, proteger a Hermione y a su familia hasta donde alcance mi fuerza y poder, así lo digo, y que así sea.
La tercera luz se desvaneció con el tiempo, y tardaron unos cuantos segundos en poder volver a ver con normalidad.
- Puede que para ustedes estás solo sean palabras. - Dijo Lilith con calma. - Pero en el mundo mágico, los juramentos tienen mucho más peso, pues de no cumplirse, se arrebatara la magia y en este caso la vida del infractor.
Los ojos de la familia Granger se abrieron por la revelación, y casi de inmediato se relajaron, desde que alrededor de su pequeña Hermione pasaban cosas extrañas, y después cuando la profesora McGonagall les dijo que su hija era una bruja, ambos se tuvieron que hacer a la idea de creer lo que les decían, y aunque no quisieran, sabían que de querer atacarlos, lo hubieran hecho hace mucho.
Por lo que solo pudieron tratar de relajarse, ganándose una sonrisa de la familia ajena.
Hermione miró a los ojos de Harry, buscando algo, aunque no sabía que era, solo para encontrar aquellos orbes verdes, que lograron tranquilizar su corazón. Y aquella sonrisa que hacia exactamente lo contrario.
