Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia. De Verdad agradezco mucho sus comentarios, y me gustaría poder responder a todos ellos, pero se me complica muchas veces, lo siento.
Y no suelo hacer esto, pero por favor comenten si les gusta el rumbo que está tomando, y como dijeron en un gran filme, "Por favor amigo te chupare el pito"
Como siempre los personajes no me pertenecen yo solo los ocupo sin fines de lucro.
Capítulo X. Familia Pt. II
Para la familia Granger no fue del todo fácil aceptar que la menor de sus integrantes era una bruja, más cuando se dieron cuenta de lo diferente que eran ambas sociedades pese a lo cercanas que eran, era casi inconcebible como a pesar de compartir las ciudades y países en los que vivían, había toda una sociedad mágica oculta para todos ellos, y por lo poco que sabían, la tecnología era de igual forma desconocida para la sociedad mágica.
Tanto Daniel como Emma, habían tratado de entender cómo se supone que debían actuar al saber que su pequeña hija habría de partir lejos de ellos, y justo cuando creían que podrían empezar a aceptarlo, el juego cambiaba en un santiamén. Cuando visitaron el callejón Diagon por primera vez habían tomado la decisión de comprar un par de libros extra para entender el mundo al que enviaban a su pequeña hija, y aunque fue bastante esclarecedor, fue de igual manera preocupante leer que mucho de lo que se creía folclor o fantasía no era menos real que la magia, el libro requerido para una clase en Hogwarts les hablo sobre criaturas que podrían encontrarse que claramente eran peligrosas.
Una de las más infames eran los vampiros, habló sobre su clasificación, y gracias a ello entendieron que algunos eran considerados tan letales como una horda de dragones.
Si lo poco que habían leído era cierto, ahora frente a ellos se encontraba no sólo uno de los vampiros más poderosos que se tenía registro en el mundo mágico, sino que aquel del que miles de historias habían sido contadas en el mundo mundano, un hombre que se dice había vendido su alma con tal de conquistar, que se alimentaba del sufrimiento humano, y que fue capaz de someter pueblos enteros a su voluntad. Y sin embargo, pese a todo lo que creían saber, el hombre sonreía como cualquier otra persona, sus brazos estaban alrededor de su familia acercándolo a él, como un padre de familia amoroso.
- ¿Usted de verdad es Vlad Tepes? - Pregunto Hermione rompiendo el tenso silencio que cubría el interior del auto.
- Así es. - Dijo sin perder el paso, y sonriendo en un intento de no dar a entender incomodidad o enojo. - Lo siento por no ocupar mi armadura, o batas de gala en todo momento, suelen ser incómodas en el mundo mundano.
- Eres el empalador. - Dijo saliendo del shock inicial Emma, y pese al miedo que pudiera llegar a tener en ese momento, su rostro mostraba el más absoluto anhelo, pues como muchas otras personas en su adolescencia tuvo una afición a la cultura gótica, y aunque amaba al vampiro yanki Edgar Allan Poe, no estuvo absuelta de la fantasía de los vampiros medievales y en aquel momento estaba en presencia del "vampiro" y no estaba dispuesta a desperdiciar la oportunidad de saber más sobre de él. - ¿Por que usó aquel método?
Harry sonrío viendo el origen de la curiosidad de su amiga, pues su madre parecía una versión mayor de ella durante una lección especialmente interesante.
- Era mayormente para causar miedo. - Le respondió sin tapujos, recostándose perezosamente en el asiento de su auto. - Se evitaron muchas batallas con aquel método, aunque siendo sincero fue la única magia que fui capaz de controlar.
- ¿Magia? - Preguntó Daniel.
Lilith se río de la expresión de la familia Granger, siempre era encantador la manera en que su esposo afectaba a las personas, aún cuando esté había mostrado abiertamente su uso de varita, parecía que siempre era pasado por alto gracias a su estado.
- Soy un mago de primera generación como su hija, pero en aquella época era más difícil para nosotros, yo debía ir a Durmstrang, incluso recibí mi cuervo de invitación, pero como príncipe de Valaquia tenía que servir al ejército Otomano durante veinte años, ahí conocí a un mago que me trató de enseñar magia, pero lo único que logre fue un hechizo de transfiguración. - Dijo moviendo su mano haciendo que del otro lado de la limosina apareciera de pronto una lanza del suelo. - Mucho después pude comenzar a estudiar más al fondo, pero ese fue el que me dio mi fama.
Daniel veía con especial atención la lanza, sus años en el servicio le habían enseñado una lección que la mayoría de la población podrían no comprender, y ella era que los ideales podrían ser pacíficos, las ideas de los pensadores podrían hablar de paz y libertad, pero la historia era lejos de ser pacífica, no hacia un siglo antes el mayor intelecto de toda una generación se usó para buscar la sumisión del hombre por el hombre, su abuelo y su padre habían luchado en las guerras mundiales, y pese a que el había estudiado odontología en el colegio militar el había sido desplegado en las Malvinas, y como tal había sido testigo de la guerra, y por ello fue capaz de ver a través del hombre frente a el y lo que sus palabras habían ocultado, era claro para el, que había sido un guerrero y después un general que hizo lo que creyó necesario para salvar a su reino, pero pese a entenderlo no podía comprender como pasó de ser un general a ser un... Vampiro. - ¿Cómo terminó siendo un vampiro?
La sonrisa del conde pareció vacilar un poco, y Daniel temió haber preguntado algo demasiado íntimo, cuando la mano de Vlad se alzó, estuvo a punto de tomar la pistola buscando defenderse del ataque que estaba seguro estaba dirigido hacia el, pero en cuanto tomo la culata, la puerta del auto se abrió, mostrando el frente de un restaurante, Daniel vio apenado al vampiro, comprendiendo que había tratado de detener la conversación al llegar a su destino.
- Podemos seguir la plática dentro. - dijo Lilith pareciendo haber pasado por alto las acciones del dentista.
La familia Granger se sintió fuera de lugar en cuanto dieron los primeros pasos dentro del restaurante, pues pese a que no eran precisamente personas que se dejaban llevar por las apariencias o por cuánto dinero tuvieran los demás, sabían seguir los protocolos de vestimenta según a dónde iban, y aquel día no habrían pensado entrar a un lugar de aquella categoría, por lo que habían vestido causalmente. Sin embargo sus temores parecieron desaparecer casi de inmediato cuando el Maitre los recibió con la misma distinción que sus compañeros, ofreciendo llevar sus abrigos mientras los guiaba a una mesa.
La luz tenue daba un aire sofisticado al restaurante, mientras que ofrecía privacidad a sus comensales, un cuarteto de cuerdas amenizaba el ambiente mientras que el olor cautivaba sus sentidos.
- Su mesa. - Dijo el hombre haciendo una leve reverencia.
Tres hombres se acercaron perfectamente coordinados, ofreciendo las sillas a las damas, mientras que Vlad, Daniel y Harry se sentaban justo enfrente de ellas, incluso una silla alta fue acercada cuando uno de los camareros se dio cuenta del gato que cargaba Hermione.
Mientras que la comida fue servida el silencio reino, solo siendo interrumpido ocasionalmente para ordenar, y dar las gracias.
- Fue en realidad una medida desesperada. - Dijo de Pronto Vlad, cuando el último de los meseros los dejo solos.
- ¿Disculpe? - Preguntó Emma, mientras que limpiaba sus labios con una servilleta de seda.
- La pregunta de Daniel. - Dijo Vald completamente estoico moviendo su copa de vino en su mano, mientras veía como el familiar que su hijo había regalado se deleitaba con un corte de carne especialmente grande. - ¿Como me convertí en esto?, eso es lo que querías saber, ¿no?
La tensión en mesa subió, mientras que la familia Granger se veía incomoda unos a otros. - Yo, no quería... - Comenzó a explicar Daniel solo para ser interrumpido por una gran sonrisa de Vlad.
- No quería decirlo de esa forma, descuida no es algo que me incomode. - Lo tranquilizo mientras sorbía de su copa. - Estoy seguro que saben han pasado literalmente siglos desde entonces, ya he hecho las pases con mis decisiones.
El silencio reino durante unos segundos, antes de que el mayor decidiera romperlo, pues mientras antes hablaran de ello, antes podrían dejarlo atrás.
- Yo había sido rey durante una década, me había casado, y tuve un hijo. - Dijo, notando como Lilith y Harry se tensaban. - intente dejar mi pasado detrás, pensado ilusamente que no me seguiría, pero demasiado pronto me alcanzó, el rey Otomano me ordenó enviar mil hijos de mi pueblo a sus filas, incluyendo a mi pequeño, trate de negociar, suplique que me dejara tomar su lugar, pero se negó, desesperado hice lo que creía mejor para mi pueblo.
- ¿Usted? - Preguntó Hermione, absorta en los ojos carmesí del hombre, mientras que su mirada parecía querer decirle algo desesperadamente, pero le era imposible hacerlo.
- Como seguramente ahora sabes, la magia tiene mucho que ver con la intención. - Dijo, viendo a la pequeña asentir. - Yo tenía la intención de salvar a mi familia y a mi pueblo, y afortunadamente mi magia hizo que mi salvador logrará escucharme.
- Vendió su alma por su familia. - Dijo en un susurro Emma, comprendiendo la historia, mientras que veía a Lilith a su lado, pero La duquesa parecía no ser la mujer de la historia, pues su mirada era gélida, y su quijada estaba tan tensa que parecía que en cualquier momento atacaría y supo que había mucho más detrás de ello.
Vlad asintió solemne.
- Eso es hermoso. - Dijo Hermione, aunque se arrepintió casi de inmediato, cuando vio la reacción de su amigo frente a ella, aquel que parecía siempre tranquilo, estaba claramente incómodo con la historia, no queriendo seguir viéndole así, decidió hacer algo, y que mejor que su especialidad. - ¿Llego a conocer a William Shakespeare?
Las sonrisas partieron los rostros de los presentes, mientras que la tensión se rompía casi mágicamente.
- Vi Una de sus obras. - Le respondió con una gran sonrisa. - En realidad recuerdo que en ella precisamente conocí a una joven bruja que se había escapado para ver el mundo mundano, mientras veía maravillada Una noche de verano.
- Ohhh... quisiera escuchar eso. - Dijo Emma, decidiendo ayudar a su pequeña.
- No me escape. - Se defendió Lilith mientras sonreía. - Simplemente mis padres no eran conscientes de mi ausencia.
- Querida, eso precisamente es escaparse. - Dijo Vlad con humor, mientras la mesa se reía de la expresión de Lilith.
