Perdonen enormemente la ausencia, espero que esté capítulo sea de su agrado.

Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia.

Capitulo XI. Familia Pt III.

Después de una despedida bastante larga, la familia Granger iba de regreso a su hogar, teniendo miles de pensamientos sobre lo que había sucedido.

Pues nunca habían imaginado que aquel día vivirían lo que habían pasado.

OwO.

Mientras tanto una espesa sombra apareció cerca Potter Manor, la casa ancestral de los Potter en Caithness, Escocia.

- ¿En serio debíamos de venir? - Pregunto por décima vez Harry a su madre, mientras que su apariencia era la de un joven apenas mayor de edad.

Las vestimentas de la pequeña familia habían cambiado por las más finas túnicas negras, mientras Lilith veía el castillo que había sido su hogar durante su niñez, trato de evitar de rodar sus ojos, Merlin sabía lo difícil que era Harry cuando no quería hacer algo, tampoco ayudaba que su esposo no dijera nada a favor o en contra.

- Si Harry. - Dijo volteándo a verlo mientras que apreciaba como el inconfundible cabello Potter hacia de las suyas en su vástago. - Y no quiero que estés buscando pelea con los amigos de James.

El menor se puso una mano en su pecho luciendo herido por la acusación en su contra. - Madre, ¿yo que he hecho para que me acuses de algo tan vil?

Sin poder evitar reír por su actuación, la condesa se acerco a él, y beso su mejilla. - Te conozco, querido.

Al voltear a su marido este sonreía de aquella manera que le hacia temblar las rodillas, sus ojos rojos la veían de aquella manera que solo él podía hacerlo.

- Vamos. - Dijo el conde ofreciendo su brazo, mientras que la pequeña familia cruzaba las barreras que custodian ferozmente a la familia Potter.

Después de cruzar el jardín delantero con calma, vieron que en las puertas del castillo se encontraban los actuales Lord y Lady Potter esperándolos, James y Lily.

- Lord y Lady Tepes. - Dijo James como se suponía debería de hacerlo, haciendo una ligera inclinación de cabeza hacia ambos, mientras que la mujer a su lado hizo una inclinación más pronunciada y alzo suavemente los volantes de su vestido. - Me siento honrado que hayan aceptado mi invitación.

Vlad vio la escena tratando de ocultar su diversión, pues era increíble que una simple broma hubiera durado tanto tiempo como para convertirse en tradición.

Pues cuando había cortejado a la hija de la familia Potter, el padre de Lilith y patriarca de la familia, despreciaba bastante las formalidades, por lo que se había tomado la tarea de hacerlo enojar lo más que pudiera, tomando el protocolo social como su forma de actuar, fue durante un año que Arturus desprecio sus huesos no sólo por querer llevarse a su princesa, sino que también por ser un "bastardo" insufrible, pero fue hasta que se entero que había sido una broma que le permitió casarse con su hija, aunque la risa que soltó el hombre fue tal que aún la recordaba, a partir de ese momento el hombre había seguido la broma, su hijo había lo había visto y pensó que era necesario seguir sus pasos, y fue así durante generaciones por lo que cada que llegaban a visitar a los Potter, los recibían de la misma manera.

- Lord Potter. - Dijo poniendo su mano sobre su estómago e inclinándose. - Es un honor. - Cuando se levanto, sus ojos se clavaron en los ojos esmeralda de Lily. - Lady Potter, tan hermosa como siempre.

La joven mujer acerco su mano, como sabia que debía hacerlo, y sintió los fríos labios del vampiro posarse sobre de su dorso.

Lilith que sabía perfectamente lo que pasaba solo pudo seguirle el juego a su esposo, mientras escondía su diversión lo mejor que podía.

- ¿Y donde está el pequeño Harry? - Preguntó una voz detrás de los anfitriones, haciendo que el nombrado se enderazara más en su lugar.

- Lord Black. - Dijo Vlad sonriendo, teniendo una ligera inclinación por el hombre. - ¿Como ha estado?

El mago llegó corriendo, y a diferencia de los presentes, no portaba túnicas, sino que al parecer el Señor de la casa ancestral de los Black había decidido vestir ropa muggle, usando un par de pantalones de mezclilla y una playera con un extraño logo en el frente. - Viejo Vlad, te he dicho que Sirius esta bien, pero ¿donde está Harry?, tengo a alguien que lo espera impaciente.

- Ohhh... ¿ya llego Harry Boy? - Se escucho la inconfundible voz de la prima de Sirius, llegando justo detrás del hombre luciendo su característica cabellera rosa, y con una enorme sonrisa en su rostro.

- Merlin, dame fuerzas. - Dijo Harry en voz baja viendo a las personas con las que pasaría las vacaciones, sabiendo lo difícil que sería resistir las bromas y los juegos que la familia de su madre parecía encontrar entretenido.

La risa de Vlad se escucho, mientras que veía a su hijo caminar hacia su destino, tan tenso que parecía que lucharía por su vida.

Los ojos de la joven brillaron con picardía, mientras veía al azabache pasar por entre sus padres, todos sabían de la ligera obsesión que tenía la hija de la familia Tonks por el menor, aunque nadie podía culparla por ello.

La primera vez que Harry llego a la casa ancestral de los Potter, había sido de igual manera durante navidad, el pequeño niño de tres años había cruzado el umbral sobre los hombros de su padre, y como en muchas familias, el infante había sido la adoración de los presentes, pues era el primer hijo de la familia en mucho tiempo, sus ojos verdes habían recorrido el lugar observando maravillado su extraño entorno, hasta que cayeron en uno de los tantos presentes en la fiesta. Nymphadora Tonks había regresado a casa durante las vacaciones de su primer año en Hogwarts, y su primo recién nombrado señor de la casa Black había invitado a su familia a pasar las festividades a lado de su "hermano" James Potter, la hiperactiva niña había esperado estar rodeada de adultos, sin embargo, al igual que todos los presentes su atención se vio envuelta en el recién llegado, decidida a divertir al infante, comenzó a cambiar el color de su cabello, esperando que este se sorprendiera, sin embargo solo bastó un segundo para que ella y todos los demás fueran los incrédulos ante lo que veían, incluso los padres del pequeño parecían desconcertados por lo que observaban, pues el cabello de Harry comenzó a cambiar a la misma variedad de colores que ella había utilizado, y aunque hasta ese momento no lo comprendiera, la pequeña Nymphadora había estado maravillada de encontrar a alguien como ella.

- Nymphadora, deja a Harry tranquilo. - Regaño severamente Lily, viendo como las manos de la bruja parecían no poder quedarse quietas, y estaban próximas al rostro de Harry.

La bruja pareció desinflarse, viendo con cierto recelo a la mayor por el uso de su nombre, pero al igual que su madre se rehusaba a llamarle de otra manera. - ¿Que solo quiero jugar un poco con el? - Se defendió infantilmente haciendo un puchero.

La mujer de cabello cobre suspiro dramáticamente, solo por pura imagen de la señora de la casa, pues después de todo lo que habían estado viviendo hasta ese momento, era maravilloso para su corazón ver que aún había esperanza en el futuro. - Vamos a cenar y después puedes hacerle todo lo que quieras.

El grito de triunfo de Nymphadora, y el gemido derrotado de Harry, se vieron silenciados por las risas de todos a su alrededor.

En cuanto habían terminado de comer, fiel a su palabra Lily dejo que la metamorfa se llevará a Harry a uno de los tantos salones que la mansión albergaba, dejando que le mesa se sumiera a una conversación que en realidad nadie quería tener.

- Albus me comentó que hubo un incidente en Halloween. - Dijo James tomando un trago de whisky de fuego, mientras veía a Vlad y Lilith. - ¿Harry supo qué pasó?

Los ojos de ambos vampiros se posaron el mago, pocos eran los privilegiados que sabían de la instancia de su hijo en Hogwarts, más allá de la imagen que debía de tener la milenaria escuela, era por las condiciones del nacimiento del menor, y lo que ello podría significar.

- Al parecer Albus tenía razón en temer. - Dijo Vlad, mientras que levantaba su copa de vino y le daba un trago. - No hay forma en que una criatura así pudiera vagar libremente en el castillo sin ser visto.

- ¿Cree que es quien tu sabes? - pregunto Andrómeda mientras sostenía la mano de su esposo con incertidumbre.

- Muy posiblemente. - Declaro James, el había hablado con el director de la escuela, siendo el enlace que había con el DMLE. - No ha hecho ningún movimiento en años, pero se sabe que sigue reclutando, un conocido en la Macusa me ha prestado un par de informes y parece que los casos de intolerantes han ido en aumento.

La información cayó como agua helada sobre los corazones de la mayoría de los presentes, las implicaciones de lo que decía eran por decir lo menos, desastrosas, pues todos alcanzaban a comprender que la guerra no se quedaría en Gran Bretaña, sino que comenzaría a gran escala una vez, y nadie sabía si estarían preparados para ella.

OwO.

Los brazos de su madre se envolvieron alrededor suyo, y Emma solo pudo quedarse quieta mientras escuchaba sus sollozos rompiendo el insufrible silenció que cubría la casa de su abuela.Más temprano ese día les habían dicho que ya no había nada que pudieran hacer por la mujer que había estado luchando contra el cáncer, más que tratar que estuviera cómoda.La niña se había quedado a lado de su madre en la habitación que solían usar cuándo iban de visita. Sin embargo el sueño nunca llegó, mientras que los pocos sonidos de la noche parecían arrullar a su devastada madre.Fue en medio de la penumbra de la noche, que un silencio antinatural cubrió la modesta casa, solo dejando que un suave murmullo se escuchará, Emma se levantó de la cama pensando que su abuela la llamaba.Con pasos tranquilos camino hacia la habitación continúa, pero al abrir la puerta, su corazón comenzó a correr desbocado cuando una temible sombra se encontraba sobre la cama en la que descansaba su amada abuela, trato de gritar pero su voz nunca logró escapar de sus labios.- Es hora querida. - Logro escuchar, la voz aunque tranquila, lograba dejar ver un extraño sentimiento en ella. - Lo siento.Emma vio como su abuela alzaba su temblorosa mano hacia la sombra, pero su rostro tenía una tenue sonrisa adornando sus facciones. - No lo sientas... Pero por favor... Protege a mis niñas.Durante unos segundos, el silencio se extendió, dejando que Emma fuera consciente del retumbar de su corazón, solo para escuchar.- Es una promesa, ahora descansa.

Con un sobresalto Emma se sentó en la cama que compartía con su esposo, su mano tocó su pecho sintiendo como su ritmo cardíaco había enloquecido, y su pijama se pegaba a su cuerpo por el sudor producido por su pesadilla.

- ¿Estás bien?

El suave murmullo de Daniel no hizo otra cosa que sorprenderla aún más, y estuvo a punto de caer de la cama por ello, solo salvándose por los rápidos reflejos de su esposo que evito la caída, cuando su brazo se envolvió en su cintura manteniéndola en su lugar.

- Si. - Dijo obligándose a hablar.

Una suave risa fue la respuesta que recibió, y Emma tuvo que evitar gemir, era difícil ocultarle algo a alguien que te conocía más que a si mismo.

- ¿Quieres hablar de eso?

No sabía si podía verla en la oscuridad, pero aún así negó con la cabeza, sin saber en realidad por qué estaba tan exaltada, su sicólogo le había dicho que aquel sueño solo había sido la forma en que su mente había aceptado ver a su abuela morir cuando era más joven.

- Está bien. - lo escucho decir, solo para sentir como su brazo la obligaba a recostarse, y era envuelta por los fuertes brazos de su esposo. - Faltan un par de horas para que amanezca, ¿Quieres hacer algo?

Su pregunta fue acompañada por un par de besos detrás de su oreja que la hizo estremecer.

- Creo que podemos encontrar un buen uso para usted. - le dijo volteándo su rostro hacia el, plantando sus labios sobre los suyos.

OwO.

En un castillo que alberga a decenas de jóvenes, Albus Dumbledore veía a la bruja que había estado a su lado por un par de décadas.

- ¿Dulce de limón? - pregunto cuando la escocesa se sentó frente a el.

- No Albus, en realidad quería preguntarte algo. - le dijo con una expresión tranquila sin dejarle saber que sentía, aunque el podía deducir que era lo que quería saber.

- Supongo que es sobre nuestro invitado, ¿No? - Le dijo mientras se recostaba con pereza sobre su silla, pues aunque su vanidad no le permitía mostrarlo, sabía que los años le comenzaban a pasar factura.

- Si, se que confías en su padre, y yo misma lo hago, solamente que su reciente cercanía con la señorita Granger, es... - dijo la mujer sin saber cómo continuar, pues después de todo la pequeña bruja había comenzado a ganarse su aprecio, por su sed de conocimiento.

- Comprendo tu sentimiento querida. - le dijo con voz tranquila, sabía que lo que estaba a punto de decir era información hasta cierto punto peligrosa, pero sus recientes platicas con el joven en cuestión le habían hecho ver qué su punto de vista solía estar en ocasiones erróneos, por lo que sería bueno, saber que pensaba una de las pocas personas que podía llamar amiga. - Supongo que sabes que Harry no es exactamente normal, aún para los vampiros.

Sin entender completamente el hilo de la conversación, Minerva asintió. - Si, es un poco extraño ver a un niño actuando de esa manera.

- Es cierto, pero debes de comprender que la mayoría de su vida, ha estado solamente rodeado de sus padres. - Dijo juntando sus manos frente a su rostro. - La única razón por la que ellos decidieron obligarlo a venir, fue por qué querían que tuviera la oportunidad de tener un vínculo lejos de su familia, y creo que sabes lo que eso significaría para nosotros.

La revelación hizo que los ojos de la mujer se abrieran mucho más de lo usual.

- Lord Tepes sabe que Harry no tiene exactamente sus emociones desarrolladas, lamentablemente es un efecto secundario de su extraña magia. - Dijo esperando que Minerva comprendiera su punto de vista, y el del padre de Harry. - Vlad ha logrado ver a raíz de sus cartas, y mis propias misivas, que el joven Harry ya ve a la señorita Granger como parte de su familia, aunque dudo que el mismo lo sepa.

- El haría lo que fuera por ella.