Muchas gracias por todo el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia. Perdonen enormemente la demora, pero no me he sentido bien, y ello a afectado varios sentidos de mi vida.
Espero les guste este capítulo, aunque podría ser un poco apresurado, les aseguro tiene sus razones.
Como siempre los personajes no me pertenecen yo solo los ocupo sin fines de lucro.
Capítulo XII. Primer encuentro.
- Entonces, ¿como te ha parecido Hogwarts? - Preguntó Nymphadora mientras tomaba un sorbo de vodka con jugo de naranja.
Sabiendo de la visita de su amigo, Nymphadora se había aprovechado de su reciente mayoría de edad para comprar legalmente un par de botellas de alcohol para compartir con el, apenas estaba llegado a un acuerdo con la idea de tomar a su lado, pues aunque ella misma había tenido sus encuentros con el alcohol a una temprana edad en los dormitorios de Hogwarts, él era varios años menor que ella, sin embargo es cuando entro su magia a colación, pues a diferencia de ella, no cambiaba su apariencia física solamente, sino que todo su cuerpo era capaz de adaptarse biológicamente a los cambios que hacía, y sobretodo ella no era de las que juzgaba las decisiones de los demás sobre cómo llevar su vida.
Vagando por el castillo buscando un buen lugar para ponerse al día, ambos habían encontrado el cuarto Muggle de James Potter, y mientras escuchaban un par de discos de acetato de una banda llamada The Doors, se habían servido más que un par de vasos de su bebida.
- Aburrido en su mayor parte. - Le dijo mientras que se recostó en el sillón en el que ambos estaban sentados, mientras qué pasó una mano por su cabello que había sido cambiado por un rosa brillante por obra de la bruja a su lado. - Niños corriendo por ahí, juegos de escoba, un cerbero que le hace falta ejercicio.
Una carcajada trato de escapar de los labios de Nymphadora mientras que luchaba por mantener su bebida dentro de su boca, causando que casi se ahogara. - Déjame adivinar, Hagrid. - Le dijo cuando su tos pudo permitirle volver a hablar.
- Si, aunque no estoy seguro como hizo exactamente para encontrarlo.
Durante unos segundos dejaron que la música fuera el único sonido en la habitación, pero Nymphadora no podía permitir que este permaneciera por mucho tiempo, pues una pequeña voz en su cabeza le exigía saciar su curiosidad.
- Entonces, ¿no has conocido a nadie que llame tu atención? - Le preguntó, queriendo de todo corazón que su respuesta fuera positiva, ella era consiente que el veía la escuela solamente como un lugar que cuidar, incluso como un compromiso que sus padres le habían obligado a tomar, pero aún así esperaba que aunque fuera pequeña la posibilidad, el pudiera encontrar a alguien que lo ayudará a abrirse al lado humano que casi siempre trataba de aparentar.
- ¿Que es ese sonido? - Le pregunto en el que creyó era un intento de cambiar el tema.
- No hagas eso, sabes que puedes... - pero su queja se vio interrumpida por la súbita entrada del señor de la casa, con el rostro sudoroso, por la posible carrera que había emprendido.
- ¡Aparezcan! - Les grito desesperado tratando que escaparan del peligro que estaba a punto de atacar su hogar, pero sus intentos fueron inútiles, cuando al mismo tiempo que un sonido atronador retumbo en el hogar ancestral, sintieron una ligera ventisca que les indicaba la colocación de una sala anti-apariciones y trasladadores. - ¡Carajo!
La bruja en la habitación tomo su varita con fuerza, tratando desesperadamente no entrar en pánico, su padre al ser hijo de muggles siempre había estado en la vista de un posible ataque, por lo que desde hacia años, toda su familia había tratado de estar preparada para una posible redada, pero el comenzarlo a vivirlo en carne propia era totalmente diferente a los simulacros que habían tenido.
- ¿Donde están mis padres?
La tranquilidad de la voz hizo que los mayores voltearan desconcertados a ver hacia el portador de ella, encontrándose una imagen que nunca podrían olvidar.
OwO
Bellatrix Lestrange había sido de las terratenientes más leales de su señor durante años, desde que se unió a su causa de barrer toda la "suciedad" de la sociedad mágica, comenzó a ser reconocida como de las brujas mas letales que jamás habían pisado la tierra, su reputación había sido ganada a pulso luchando contra la ingenua orden de Dumbledore, y en ese momento estaba lista para por fin acabar con su estúpido primo traidor de sangre, y su ingenuo amigo que había pensado que las barreras de su hogar habrían de protegerlos de la ira de Lord Voldemort.
El encantador sonido de las barreras cayendo fue música para sus oídos, una insana sonrisa partió su rostro, mientras que veía a sus compañeros mortifagos preparándose para el baño de sangre que se les había prometido, sabia que mas de uno estaba deseoso de saciar sus instintos en Lily Potter.
Ver Potter Manor era un deleite, habían preparado el ataque desde hacía años, pues los todos sabían que la familia Potter, por pequeña que fuera, era una temible fuerza a tomar a cuenta, y sin ella Dumbledore perdería a tres de sus mejores fuerzas, y por lo que la pequeña rata que les había dicho, su hermana y su pestilente familia también estaban en la mansión, no podía esperar a ver su rostro cuando sus manos cayeran en su preciosa hija. El plan era simple, ocho grupos se habían dirigido a lo largo del perímetro para atraparlos como las ratas que eran, seguro que tratarían de escapar, pero para cuando se dieran cuenta que estaban rodeados, seria demasiado tarde.
Con pasos presurosos avanzaron hacia su objetivo, sentía su corazón retumbar en su pecho, y su varita estaba lista en su mano para enfrentar a los enemigos de su señor, pero contra todo propósito las puertas del hogar se abrieron, su brazo se levanto lista para atacar, pero antes de que pudiera siquiera pronunciar una palabra, sintió como todo su cuerpo le advertía del peligro que se encontraba frente suyo, el pavor fue tal que durante unos segundos su consciencia se desconecto de su cuerpo, y solo fue capaz de reaccionar cuando una lanza emergió del suelo lista para atravesarla, se lanzo a un lado, pero antes de que pudiera tocar el suelo, una segunda atravesó su pierna, arrancándole un grito desgarrador, aun entre su dolor fue capaz de ver a su alrededor, y vio a muchos de sus compañeros alzarse por los cielos, mientras que las lanzas los atravesaron a la mitad, sus gritos eran ensordecedores mientras que sus movimientos los hacían enterrarse aun mas, algunos cuantos lograron escapar del empalamiento, y corrían tratándose de alejar de la muerte que esperaba ansiosa cegar sus vidas, pero apenas a unos metros de donde terminaba la sala anti-apariciones, decenas de manos emergieron de la tierra, sujetandolos de sus extremidades solo para arrancarlas de sus cuerpos como si fueran hechos de papel.
Su desesperación le hizo arrancar la lanza de su pierna, mientras que veía la sangre escapar de su cuerpo y manchar el pasto debajo de ella, no se dio cuenta que en ese momento la perdida de sangre era la menor de sus preocupaciones.
Del centenar de mortifagos que habían llegado al hogar de los Potter, apenas quedaban unas cuantas docenas, mientras que veían a sus compañeros siendo despedazados sin que siquiera pudieran defenderse.
Para los pocos que quedaban era claro que la única manera de salir vivos de esa situación era acabar con cualquiera que fuera el causante, gracias a las numerosas peleas que habían vivido, fueron capaces de reagrupase en poco tiempo, las varitas apuntaban hacia las puertas del hogar de la familia Potter donde tres sombras los observaban con mórbida curiosidad, los hechizos y maldiciones fueron lanzadas como una, pero antes de que siquiera una pudiera conectar con ellos, una sombra emergió de ellos tragándoselas.
Y una pesadilla viviente se manifestó.
De la obscuridad un ser de gran tamaño pareció luchar por salir, sus largos brazos golpearon la tierra a sus pies, mientras que su rostro deformado por decenas de bocas escupían sangre y saliva, cuando por fin su cuerpo estuvo libre corrió contra ellos...
Hechizos cortantes...
Avada Kedavra's...
Maldiciones explosivas...
Maldiciones de putrefacción...
Todo lo que pudieran imaginar...
Inútil...
El que fue un Troll de montaña los despedazo sin piedad alguna, les arranco los miembros, les comió las cabezas, los aplasto, los redujo a una masa sin forma, los hombres y mujeres se vieron reducidos a nada mas que carne pulverizada y sangre putrefacta.
Bellatrix vio como la atención de la bestia se enfoco en ella, arrastrándose, trato de alejarse de ella, pero su herida y miedo le hizo imposible siquiera avanzar dos metros cuando el monstruoso pie del ser, pulverizo su pierna, sus gritos le quemaron la garganta, cuando su cuerpo fue tomado sin ninguna tregua del suelo, y alzado en el aire y su pierna siendo arrancada en el proceso, comenzó a sentir las manos del Troll comenzar a apretarse en su pecho, arrancando el poco aire que tenía dentro, y liberando sus intestinos, pero cuando el dolor de sus costillas rompiéndose estuvieron a punto de arrancarle la conciencia, el ser fue tragado por la misma sombra de la que había emergido.
Su cuerpo cayo al suelo, el dolor era tal que ya ni siquiera era capaz de procesarlo, sus ojos se dirigieron hacia la entrada del hogar una vez mas, y vio a un joven acercase a ella, lo que llamo su atención no fue su hermoso rostro, ni su cabello negro, fueron sus temibles ojos rojos y sus dientes enfilados que partieron su rostro.
OwO
Dolor...
Era lo único capaz de registrar, dolor en todo su maldito cuerpo, sus ojos se sentían como si estuvieran cubiertos de arena, ansiaba poder descansar una vez más, pero un hechizo renevante se lo impidió, incluso la simple tarea de abrir sus ojos era titánica, la oscuridad inundó sus sentidos, pero una suave voz la sujetó al presente.
- Que bueno que despiertas, temí haberte perdido. - La voz juvenil era incluso gentil, pero cuando pudo enfocar la vista, la imagen que recibió era todo lo contrario, el mismo joven que había terminado de ver cuando cayo en la inconsciencia, estaba frente suyo, en su mano estaba lo que alguna vez fue su pierna, y antes de que pudiera decir algo, le dio una mordida, arrancando un pedazo de carne y tragándoselo. - Bueno, ¿que te parece si me dices dónde se esconde tu Lord Voldemort?
A pesar del dolor que sentía, fue capaz de reírse en su rostro, sintió como la sangre escurría de sus labios con la acción, pero no le importaba. - Estas muerto, mi señor oscuro té matara.
- Bueno, supongo que será a la manera difícil. - Sintió como sus manos aún manchadas con su sangre tomaban su rostro y la obligaban a verlo a los ojos, de inmediato sintió el cosquilleo de la sonda de legeremancia en su mente, pero sus escudos resistieron. - Ohhh... eres realmente fantástica, nunca pensé que tendrías la fuerza para resistir, debo de decir que estoy impresionado, hermosa, fuerte, y leal.
Las fuertes manos que la sujetaban, acariciaron sus mejillas con lo que parecía ternura, mientras que aquellos hermosos ojos rojos la veían fijamente, su rostro se acerco lentamente a ella, e instintivamente cerró los ojos, sintió como las manos bajaron lentamente por su rostro hasta tocar su cuello, la respiración se le dificultó cuando su tráquea comenzó a ser sujetada, y su cabeza fue hecha a un lado, exponiendo su blanca piel, una lamida en contra de su cuello le hizo jadear, pero nada la preparo para lo que siguió.
Los dientes se enterraron en su piel, mordiendo, succionando, sentía como su carne parecía rendirse ante el, el placer y el dolor solo podían ser igualados por el otro, un gemido moribundo escapó de sus labios cuando sintió como su vida le era arrancada.
Harry se limpió la boca con la manga de su saco, los recuerdos de la sangre comenzaron a inundar su mente, mientras procesaba todo lo que sabía, aunque el señor oscuro parecía no confiar su ubicación ni siquiera a sus sirvientes sin duda si lo hizo a algo que podría ser casi igual de importante.
- ¿Entonces? - Preguntó Sirius Black, su actitud jovial totalmente olvidada, dejando solamente una seriedad nada común en el.
- Nada de su guarida, pero al parecer le dio algo a guardar, y está en el banco de los duendes. - Le respondió, mientras veía a sus padres sentados tranquilamente, mientras que los dos magos que estaban frente a él, parecían listos para desmayarse.
- Bueno, creó imposible que podamos siquiera acercarnos. - Dijo James lo más tranquilo que podía, el sabía que estaban en guerra, por lo que ni siquiera pensó en juzgar lo que había presenciado.
- No lo sé. - Dijo Harry. - Puede que se me pueda ocurrir algo, ¿cómo está Nymphadora?
- No te preocupes. - Le dijo Sirius, retomando un poco su actitud usual. - Solo sabemos James y yo, nadie más vio, y nadie más lo sabrá.
- Gracias.
