#9. Alguna vez, ¿has conocido a un Señor Oscuro?
—¿Suerte? —hizo eco Hermione, lanzando sus brillantes rizos sobre sus hombros y enderezando su espalda. Le sonrió a Draco burlonamente, dando un paso hacia atrás en el Gran Comedor. —Yo no necesito suerte, hurón ¿recuerdas? —le regresó un exagerado guiño coqueto al sonriente rubio y susurró con complicidad. —Nací con ella.
La boca de Draco cayó abierta ante la no característica malicia de Hermione. —¡Hey!
Y Hermione se marchó, paseándose hacia el Sombrero Seleccionador -todavía antiguo y roto, y se colocó en un taburete al frente del Gran Comedor- en medio de los cuchicheos de los estudiantes tras su aparición de la alcoba, y una molesta voz masculina bramó desde algún lugar fuera del comedor. —¡Eh! ¡Se robó mi línea!
Capítulo 9: Sr. Yo-No-Hago-Formalidades
Lunes, 29 de septiembre 1944
9:02 P.M.
Hermione llegó a la sala común de los premios anuales antes de que Voldemort lo hiciera.
Dippet le había dicho que el santo y seña era, irónicamente, 'Tiempo'. Cuando Hermione había llegado a la entrada del dormitorio habitual de los premios anuales, había sufrido por tres desafíos antes de que Sir Cadogan finalmente cediera y la dejara entrar. Teniendo en cuenta que, este año, habían obtenido al caballero rechazado como retrato protector de la entrada frente al enteramente agradable '12-dias-de-Navidad', pintura que ella y Draco habían tenido el año anterior, Hermione concluyó que su suerte quizás podría estarse agotando.
Con suerte, tendría la suficiente para lo que fuera más que cayera esa noche.
Ella suspiró y caminó por el suelo de madera, automáticamente haciendo su camino hacia su sofá de cuero favorito, apartado en frente de la crepitante chimenea. Masajeando sus sienes, se dejó caer en su suave, fresco material, con su mente aún dando vueltas por los alocados acontecimientos del día: De ser colapsada en una pequeña mota y correr a toda velocidad cincuenta años de regreso en el tiempo, a ser re-coronada premio anual de Hogwarts, a realmente ver la parte posterior, pero no más, de la oscura cabeza del más temido Señor Oscuro del siglo XX en la mesa de Slytherin, durante el banquete de bienvenida.
Un repentino escalofrío corrió por su columna vertebral, y Hermione se forzó a estudiar las diferencias entre el dormitorio de premios anuales que ella recordaba y este actual.
A decir verdad, no había cambiado mucho, se dio cuenta como sus ojos echaron una ojeada sobre la enorme, muy utilizada, chimenea, el set de estudio de cuero de cuatro piezas (un diván, un relleno-amplio sillón, un reposapiés y el sofá de tres personas en el cual estaba recostada), una pequeña mesa de café transparente detrás de su sofá, entre el diván y el sillón, la pequeña mesa cuadrada de trabajo en la esquina lejana de la sala, y por último, la misma ventana oeste de techo alto, con la completa oscuridad exterior contrastando bruscamente con la tenue luz expulsada por la chimenea.
Sonriendo contentamente, miró hacia abajo y notó el nítido pero exótico brillo azul y bronce de la bufanda acostada en el asiento junto a ella. Los colores eran tan completamente opuestos al rojo y oro a los cuales se había acostumbrado como si fueran una segunda piel, pero aún así...
Hermione sabía que Ravenclaw se alinearía perfectamente con su lado estudioso, y, a juzgar por los aplausos que la habían saludado a su llegada a la mesa, parecía que ella alinearía bastantemente bien con los Ravenclaws también.
Para sorpresa de nadie, Draco había sido seleccionado de nuevo en Slytherin. Harry también se había sumado a Draco en la Casa de las Serpientes, lo cual Hermione había también casi en su totalidad esperado, y Ginny...
Bueno, la selección de Ginny había sido un poco una sorpresa, pero ahora, como Hermione reflexionó en las cualidades de su amiga, pudo entender el razonamiento del sombrero seleccionador. Ginny tenía la habilidad fundamental para inventar chistes con lo mejor de ella, podía ser astuta, sagaz y sarcástica si quería serlo, y había visto su lado en los tiempos oscuros...
Después de que Ginny fue seleccionada en Slytherin, Lavander más tarde afirmó que había tenido que atontar a Ron para que no gritara como un loco y saltara en el Gran Comedor a rasgar manualmente el sombrero seleccionador a pedazos. Ron se había colocado de buena gana en Gryffindor, y Lavander alegremente había saltado a la mesa de Hufflepuff en el momento en que su casa había sido anunciada. Después de que el temperamental pelirrojo hubiera aceptado que su hermana y su mejor amigo ahora estaban en la casa que más detestaba -o intentó al menos- parecía estar bastante contento con la situación.
Lo cual dejó a Hermione sin nada más para considerar, salvo su propio plan para el resto del año escolar, un plan que había tomado un desvío muy abrupto después de haber sido nombrada la premio anual, con Lord Voldemort como el premio anual.
De la forma en que lo vio, tenía ahora dos opciones. Tendría que elegir una de ellas dentro de los próximos diez minutos, por el tiempo en el que Voldemort debería haber terminado de mostrarles a los alumnos de primero de Slytherin el camino hacia su mazmorra. Cuando el futuro Señor Oscuro caminara a través del agujero del retrato, Hermione podría actuar fácilmente de la manera que ella quisiera actuar, podría fácilmente darle a Lord Voldemort todo para lo que valía la pena...
O podría ser la persona más agradable del mundo, aunque la sola idea de hacerlo la puso nauseabunda.
Pensativa, Hermione giró un mechón de su in-familiar cabello oscuro alrededor de su dedo, mirando distraídamente en el baile de las crujientes llamas naranjas y blancas.
Sí, cómo todo este año entero iría probablemente a recaer en sus acciones de esa misma noche. Las primeras impresiones lo eran todo, lo sabía mucho. Si decidía hacerle la guerra a Voldemort desde el primer día, entonces Ron en Gryffindor, Lavander en Hufflepuff, Draco, Ginny y Harry en Slytherin, más algunos otros que pudieran obtener de su bando, seguirán con gusto su ejemplo. Y, después de todo ese mal conocido como Voldemort que le había hecho al mundo, Hermione podía honestamente decir que ella pensaba que él se merecía lo que fuera que le díeren...
Pero él no lo ha hecho aun, esa misma, pequeña voz de virtud de yoga que la había calmado en el Gran Comedor anteriormente flotó en el rincón de su mente. Aún es joven. Aún no completamente Lord Voldemort.
¡Él abrió la Cámara de los Secretos al final de su quinto año, por el amor de Dios! la otra, más racional (o, al menos eso le parecía a Hermione) parte de su mente gritó. Si eso no es incriminatorio, entonces ¿qué lo es? ¡Mató a su propio padre cuando tenía trece años! ¡Había nacido para matar!
Nadie nace siendo malo, Srta. Nefertari.
Las crípticas palabras de despedida de Dumbledore sonaron de repente en su cabeza, como si el hombre estuviera sentado junto a ella, confundiéndola inclusive más. Hermione cerró sus ojos, completamente desgarrados sobre qué hacer a continuación. Nunca había estado en este tipo de situación antes -lo que ella esperaba sería una guerra mental a largo plazo contra un hombre peligroso en un mundo desconocido. ¡Ella a solas estaría compartiendo una sala común con el futuro Señor Oscuro, por el amor de Merlín!
Nunca antes de ese momento Hermione se había sentido tan absoluta y completamente sola.
Tal vez, sólo tal vez, si pensara lo suficiente, sería capaz de escuchar a Draco en el sillón de cuero detrás de ella, murmurando oscuros nadas en voz baja acerca de Hagrid y de la loca nueva criatura mágica que había descubierto, sería capaz de oler el tentador aroma del pan de calabaza que Harry y Ron habían introducido de contrabando en la sala común de los premios anuales para una fiesta de medianoche, seria capaz de sentir las frescas burbujas de la cerveza de mantequilla bailando suavemente sobre su lengua y bajar en su garganta como Lavander y Ginny chismeaban del último percance del partido de Quidditch en el fondo...
SCREEEEEEECH!
Abruptamente, un crujido suave y un posterior chirrido del abrir del agujero del retrato enviaron un disparo de terror a través del corazón de Hermione. Segundos más tarde, energéticos, ágiles pasos en alguna parte detrás de ella avisaron que el diablo en persona había justamente caminado a grandes zancadas en la sala común. Oh Dios. Con su aliento atrapado en su garganta, su corazón palpitando bruscamente tan fuerte que estaba cerca de salirse de su pecho. Esto es. Ella era actualmente la única otra persona en la habitación con el hombre que había matado a sus padres, sus amigos, a mucha, mucha gente-
¡Detén esto de inmediato, Hermione Granger! ¡Nunca llegarás a ninguna parte con él si por tu cuenta estas en terror absoluto!
El agujero del retrato audiblemente se estrelló de nuevo -cerrándose detrás de él, asumió- y Hermione estaba con crueldad recordando que, no importa cuán constante la apariencia de la sala común de premios anuales había permanecido, ella ya no estaba mas en el lugar seguro que una vez llamó 'casa'. No, ese lugar se había perdido para ella por siempre.
'Infierno' probablemente sería un término más adecuado en este momento.
Hermione precipitadamente se deslizó en el sofá, y no pudo evitar escuchar las palabras de Harry antes de la selección repitiéndose una y otra vez en un circuito cerrado en su mente como disco rayado: Voldemort es peligroso, es manipulador, es todo con lo que no quieres estar cerca día tras día…
Escudada detrás del sofá y agradecida por su posición apenas visible de espaldas a la entrada de la sala común, ella con cautela asomó su cabeza por encima de la espalda del alto sofá de cuero de modo que sólo la cima de su rizada cabeza a sus suspicaces, reducidos ojos se mostraban. Como sigilosa y críticamente como pudo, estudió al recién llegado diecisiete-añero Lord Voldemort.
De buenas a primeras, Hermione notó que Voldemort era muy bien parecido para su edad. No sabía por qué este hecho le sorprendió, porque había visto fotos antiguas de él, pero no la había golpeado entonces como lo hizo ahora. En persona, tenia una exorbitante elegancia sobre todos sus movimientos, que al mismo tiempo eran decididamente peligrosos y sin lugar a duda carismáticos.
Ella suspiró con fastidio. Al menos estaba mirando a esto completa objetivamente, tendría que estar loca para realmente considerar al asesino de miles atractivo. Todo lo relacionado con su apariencia, sin embargo, parecía meticulosamente en su lugar, de su espeso, ligeramente ondulado, bien peinado cabello oscuro partido en raya a la derecha, hasta su bien arreglada corbata y planchado uniforme. Incluso sus pasos eran vigorosos y determinados, y él tranquilamente estudió la sala común sin ni siquiera dar una mirada en la dirección del sillón de Hermione.
Su estómago se le subió a la garganta, y contuvo la respiración, su frente sin darse cuenta comenzó a sudar. Esto realmente era. No había vuelta atrás. Tendría que decidir, y tendría que decidir justo ahora.
Recordándose a sí misma respirar, la castaña aspiró un pequeño, apaciguador suspiro de aire, contenta de que ese libro aun estuviera en su sección de la biblioteca, por el momento, por así decirlo. Siguió su inteligente, astuta mirada como él rápidamente localizó la habitación del premio anual y la escalera que conducía a ella. Todavía sin notar a Hermione, se dirigió hacia ella... pasó su sofá de cuero marrón completamente...
No, la elección era suya ahora: Cómo quería que este juego se llevara a cabo, cómo quería vivir esta vida pasada...
La mente de Hermione no se había desacelerado, ni despejado, pero un millar de pensamientos zumbaban a través de ella como escobas de carreras, tirándola en direcciones totalmente diferentes, todas llamándola como sirenas, de ambos lados igualmente válidos:
La voz dura de Ginny, llena de odio, murmurando oscuramente, Vamos a hacerlo pagar incluso antes de que sepa lo que lo golpeó...
La aurora de calma y complicada sabiduría de Dumbledore, conferenciando con serenidad, Nadie nace siendo malo, Srta. Nefertari…
Y Hermione hizo su elección, tan estúpida y precipitada como pudo haber sido. Tragándose de nuevo una ola de mareo, saltó sobre sus pies antes de que renegara de su decisión. —¡Hey! —llamó tras el desapareciendo Señor Oscuro, tratando de sonar amigable.
Con un pie ya arriba en el primer escalón hacia su dormitorio, Voldemort se detuvo y giró con frialdad a la izquierda hasta que la encaró, sus calculadores ojos grises la escrutaron cuidadosamente. Hermione de nuevo se obligó a respirar. Se sentía como si estuviera bajo un mircroscaner, pero ella simplemente tiró su espalda más recta, alzó su barbilla y se encontró con su mirada. No, no lo dejaría hacerla estremecerse.
Es 1944, Hermione. Él aun es un adolescente normal -en mayor parte- y no lo puedes tratar como a un enemigo sin levantar sospechas, hasta que te de la razón. Y luego, por todos los medios, puedes convertirte en su propio, personal compañero de habitación del infierno. Por todos los medios.
Esta es tu única oportunidad, Voldy...
Hermione tenía que darle al Señor Oscuro prestigio, siquiera. Aunque sorpresa había brillado momentáneamente en sus ojos cuando ella primero lo había saludado, parecía ser más por ella siendo la primera en hacer el primer acercamiento que por su aparición de la nada -o desde detrás de un sofá.
Así que no era fácilmente impresionable. Eso ya lo vería.
—Hey —repitió Hermione. Se movió hacia el frente del sofá, sin nunca romper contacto con su mirada y se abrió paso entre la mesa de café y el diván con toda la confianza y porte de quien conoce la sala común de los premios anuales como a la palma de su mano... lo cual hacia, por supuesto. —Tú debes ser el premio anual.
La cara de Voldemort no mostró ninguna señal de emoción como la observó acercarse y detenerse a pocos metros de él. Después de un segundo, él apaciblemente le regreso en una medio-pero-no-especialmente-profunda voz ligeramente Irlandesa-acentuada: —Dado que sólo los premios anuales y profesores conocen la contraseña a la sala común de los premios anuales, parecería ser de esa forma ¿no?
Ooo, ácido sentido del humor. El cinismo es el primer síntoma del Lado Oscuro, cariño.
Hermione dio un paso atrás y estudió su bien cincelada, decididamente atractiva pero casi demasiado delgada cara. Curiosamente, era como el tipo de pálido semblante con el que Harry siempre regresaba a la escuela después de pasar un entero, azotador verano con los Dursley. Ella trató de decidir si su comentario fue destinado a ser mofa o sólo era la forma normal de hablar de Lord Voldemort, pero no pudo obtener nada de su expresión... o de la falta de ella.
—Soy Hermione —dijo finalmente, esperando el agrio, sabor amargo en su boca que no surgió en su voz. Obligó a su rostro a lo que esperó que saliera como una sonrisa amigable. —Hermione Nefertari —añadió cuando él no respondió de inmediato, optando por dejar caer el 'Dumbledore' para simplificar.
—Lo sé —dijo Voldemort ociosamente, con tranquilidad, mientras la examinaba con indiferencia, parecía. Su voz fue asombrosamente sosegada pero autoritaria, del tipo que hace a los oyentes ladearse para no perderse una sola palabra. —Eres la transferencia en Ravenclaw. Dippet y McDewitt anunciaron tu nombre en la cena. Dos veces. Una para la selección y otra para reconocer tu posición como premio anual.
Bueno, no te pierdes de mucho, ¿verdad?
Por supuesto, ella realmente no lo había esperado ser del tipo que deja pasar algo. Esperó por algún otro ingenioso, verso a lo Captain Obvious (N/T: nota aclaratoria al final) pero nada llegó. Bueno, pensó sarcásticamente, Dumbledore ciertamente no exageraba cuando nos dijo acerca de la falta completa de vida y sensación de Voldemort.
Luchando por mantener la sonrisa en su rostro de convertirla en una mueca de asco, Hermione rápidamente entró por otro intento de sociabilidad. —Muy bien, ya que soy nueva aquí, esta es la parte donde tú dices: Hola, soy espacio en blanco, estoy en espacio en blanco casa. Mucho gusto.
Voldemort descaradamente consideró a Hermione momentáneamente, con una mano casual en su bolsillo y con la otra jugando despreocupadamente con su varita. Ella esperó tanto expectante e inquieta, con su tormentosa mirada un poco desconcertada, por decir lo menos. Después de un momento, cruzó sus brazos enfrente de si, con el único propósito de moverse, preguntándose que tan lejos lo había y podría empujarlo.
De repente, él le tendió su mano derecha como si la extendiera para estrechar la suya. Ella casi saltó hacia atrás de lo inesperado de esto. —Hola, soy Tom Riddle, estoy en Slytherin. Encantado de conocerte —dijo él con un ligero giro en su voz que podría haberse considerado genial de no ser del futuro Señor Oscuro con el cual estaba tratando.
Espera... ¿'Tom Riddle'?
Oh, tenía razón. No podía esperar muy bien que él anduviera llamándose a sí mismo Voldemort con cualquiera todavía.
—Supongo que podrías haberlo hecho sin la repetición exacta de mis palabras —se quejó Hermione. —Pero complacida, estoy segura —ella se quedó mirando cautelosamente a su mano, sin estar segura si debería estrecharla, o si quisiera, para el caso.
—Una cosa debes saber, Nefertari —continuó Tom Riddle en breve, aún flojamente extendiendo su mano como si su abrupta vacilación no le hubiera afectado, con sus ojos todavía fijos en su rostro. —Es que yo no hago formalidades.
—No las haces, ¿cierto? —respondió ella con sequedad, levantándole una delgada ceja castaña. Su mano derecha había comenzado extrañamente a hormiguear y encima de todo, su mirada penetrante se estaba convirtiendo en algo más inquietante. —¿Y por qué no, se puede saber?
—No tienen sentido —afirmó él con-total-naturalidad, encogiéndose de hombros sin miramientos. —Quiero decir, ¿cómo puedes estar tan segura de que es un placer conocerme cuando ni siquiera me conoces?
—Se llama ser educado —replicó Hermione, incapaz de mantener un apíz de sarcasmo en su voz. Casi exasperada, descruzó sus brazos y extendió su mano para estrechar la suya ya extendida, decidiendo que dejarlo colgando podría quizás no ser la mejor jugada diplomática de su parte-
Y, como un resonante, rotundo trueno, estaba impresionada -no, más bien como boquiabierta- con la más brillante idea, una idea que tenía el potencial de siempre darle ventaja, siempre tener algún tipo de ventaja frente a Lord Voldemort. Y si lo que todos habían dicho de él era en efecto verdad, Hermione necesitaría cada ventaja que pudiera obtener.
Sin pensar apropiadamente en ello, sin considerar la falta de lógica por más de una fracción de segundo, Hermione tomó su única oportunidad y actuó.
En el momento en que su mano estaba completamente conectada con la de Tom Riddle, la castaña jadeó en voz alta, poniendo los ojos en blanco lo suficiente para completar el efecto antes de cerrarlos con firmeza y dejar que cada músculo de su cuerpo se pusiera totalmente flácido. Al instante, sus piernas se doblaron debajo en ella, con el resto de su cuerpo siguiendo rápidamente su ejemplo.
El agarre de Riddle en su mano había sido tan fuerte, que Hermione casi lo arrastró con ella cuando se derrumbó, rezándose a sí misma que él, al menos, fuera lo suficientemente hombre para hacer algo para evitar que su cabeza se rompiera en el suelo de madera. Lo oyó maldecir en voz baja y al mismo tiempo, agradecidamente, sintió que su brazo derecho, burlaba su apretón, deteniendo su cuerpo a pulgadas de golpearse contra el suelo.
Y gracias a Merlín por eso.
Como Riddle lentamente la bajó el resto de la distancia, Hermione sin vida tendida en el piso. Mentalmente contó hasta cinco antes de murmurar: —Ermmm... —hizo un más bien dicho largo show, bastante grande, de abrir sus ojos... y se encontró mirando a la sobresaltada cara de Tom Riddle. —Me... —delicadamente, extendió su mano y masajeó el costado de su cabeza. —¿Me desmaye?
Los tempestuosos ojos grises de Riddle reducidos, él respondió a su pregunta con otra pregunta mordaz propia. —¿Este tipo de cosas te suceden a menudo?
—Ehh... Sí... No -Bueno, aleatoriamente —Hermione poco a poco se levantó en posición de sentarse y con cuidado frotó la parte posterior de su cabeza, por inadvertencia dejando sus rizos agitados en todas direcciones. —A veces, cuando toco a las personas... veo cosas —sacudiendo su cabeza con fuerza, como si eso le ayudara a recuperar plenamente la conciencia ella notó con una considerable cantidad de satisfacción el rápido flash de alarma que cruzó sus facciones.
—Es un poco extraño, en realidad —continuó un poco más valientemente después de verlo morder el anzuelo. —Normalmente, no me desmayo por completo. Eso sólo pasa cuando obtengo verdaderamente…fuertes… imágenes —gruñó mientras se ponía en pie, apoyando una mano en el reposabrazos del sofá por estabilidad, rodando su cuello y estirándose. —Siempre es un pequeño encantador despertar para mí. Golpear el suelo, quiero decir.
Tan pronto como la aprehensión llegó a la cara de Riddle, se desvaneció expertamente, dejándolo con un aire de arrogante falta de interés. —¿Y qué viste, cuando me tocaste? —preguntó, apoyando su hombro contra la barandilla de la escalera y cruzando sus brazos, con su voz desdeñosamente indiferente, completamente despreocupada.
Sí, jamás solí ser una gran creyente de la Adivinación, tampoco. No te preocupes, eso cambiara, todoooooo eso cambiara.
Hermione casi deseó tener un testigo presente de su momento de gloria. ¡Profesora Trelawney, si sólo estuviera aquí!
Mentalmente riendo alegremente, ella inocentemente parpadeó hacia el próximo Señor Oscuro, antes de tirar a matar.
—¿Qué es un Voldemort?
Nota aclaratoria: El 'Capitán Obvio' o 'Captain Obvious' para quien no le conozca es un súper héroe, que anuncia verdades ya evidentes. En consecuencia, el término se ha convertido en una expresión sarcástica que se refiere a alguien que afirma lo ya obvio o hace declaraciones dolorosamente evidentes.
