Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto. La historia si es de mi creación.
Se reportará cualquier indicio de plagio. Que haya respeto, por favor.
N/A: Tengan en mente que en esta historia, al tratarse de un drama... planeo varias cosas. Que simplemente si leen algo que no cuadra, tal vez más adelante se profundice más o que la perspectiva cambie? O no. Todavía estoy indecisa con el final. Aun así, disfruten de la lectura.
¿Un rival para… ?
Sakura podía percibir como toda la clase aparte de ella se aburría como nunca con la clase de literatura que el profesor Jiraiya se encontraba impartiendo. Todo el mundo se preocupaba de apuntar los apuntes de la pizarra o fingiendo prestar atención haciendo otras cosas.
Mordió su bolígrafo mientras descansaba su cabeza encima de la mano que no usaba para escribir.
– Me aburro… – Pensó sin prestar demasiada atención a la clase.
Miró sus apuntes sintiendo satisfacción al ver su cuaderno bien impoluto e inmaculado, digno de presumir. Suspirando, sacó el bolígrafo de entre sus dientes para guardarlo junto a los demás utensilios de escritura mientras observaba que quedaban aproximadamente diez minutos para que finalizara la clase.
Volviendo a su postura anterior seguidamente de cerrar su cuaderno. Sakura observó como la gran mayoría estaban con ganas de que la clase terminase tanto o más que ella. Ino se encontraba jugando con su cabello distraídamente, Temari cruzada de brazos en los pupitres de más atrás al lado de cierto vago, mientras que dos pupitres más adelante Tenten jugaba con su lápiz haciendo un ritmo inconsistente contra la madera de su mesa con la misma cara aburrida que ella.
– ¿Alguna pregunta, muchachos? – preguntó Jiraya sin percatarse de nada a la vez que sonaba la alarma de cambio de clase. Al no ver manos levantadas ni dudas asintió. – En ese caso me van a realizar un comentario de texto del prólogo del libro… Oigan, ¿De qué se quejan?
Comprobando la cantidad de páginas del libro en cuestión, la ojiverde no se quejó a diferencia de varios de sus compañeros ya que no le supondría una tarea tediosa que realizar para la próxima clase de literatura.
– ¿Pero qué libro? – Dijo casi chillando Naruto demostrando que apenas había estado atento. Sakura estaba segura que hasta las clases de la otra punta del edificio podían escucharle hablar.
– Mira la pizarra, cabeza hueca. – murmuró Sasuke con hastío y para nada sorprendido con la pregunta del rubio.
Ante la respuesta el uzumaki hizo una careta graciosa como aludido bajando los hombros viendo que en realidad el título del libro estaba apuntado en la pizarra , ocasionando que medio salón soltara una carcajada.
– De verdad que tienes un nido de pájaros como cerebro… – añadió leña el Uchiha.
Presenciando la escena, a Haruno se le amontonaron diversos recuerdos en los que ella era la única audiencia de momentos similares al de ahora con los chicos. Mientras la mayoría reían del panorama. Sakura observó cómo ni el Uchiha ni el Uzumaki tenían encima de la mesa el libro en cuestión como los demás.
– Así que por eso lo decía… – la pelirrosa miró el libro entre sus manos, ella lo había pedido prestado de segunda mano como propiedad del mismo instituto y si no recordaba mal quedaban varias copias que se les podía suministrar a los alumnos que lo necesitaran.
Una sensación conocida dió nota en su estómago recomendando una tarea por realizar. Tragó saliva mientras guardaba sus pertenencias. Se había acabado la última hora y era hora de almuerzo. Con su mochila aún abierta, se percató que se había olvidado de su comida en casa.
Vió a sus amigas agruparse en su rincón usual mientras se colocaba una mano en su barriga, su estómago gruñía del hambre.
– Genial… – pensó con sarcasmo mientras colgaba su bolsa en el lateral de su pupitre mientras sentía sus tripas suplicar alimento de nuevo. Se maldecido a sí misma por despistarse.
Salió con prisas del salón, intentando llegar más rápido que cualquier otro estudiante. Sabía de antemano que si llegaba y tenía que hacer cola no quedaría nada en la cafetería que le gustase.
Por suerte se encontró con poca gente haciendo cola y no tardaría demasiado en obtener algo para comer. Mientras esperaba, Ino le mandó un mensaje preguntando donde estaba el cuál respondió con la verdad.
– Estoy en la cafetería, no tardo nada. Empezad sin mí 3
– ¿Qué te sirvo? – escuchó la pelirrosa que le hablaba uno de los empleados de la cafetería, levantó la vista y se dió cuenta que era su turno.
– Cuatro bolas de arroz con atún más un granizado de fresa, por favor. – solicitó con el teléfono en sus manos todavía.
Mientras esperaba que le sirvieran el pedido para pagar se distrajo mirando las redes sociales sin mucho interés.
– Aquí tiene, serán 500 yenes… – dijo el empleado dejando el pedido encima del mostrador.
Antes de que Sakura pudiera sacar el dinero para pagar, alguien se le adelantó. Miró detrás suyo y vió el mismo chico que el primer día de clases le había preguntado si tenía pareja. Se vió sorprendida y sin saber qué decir.
– Sírvame lo mismo, pagaré el de los dos. – pidió el muchacho desconocido con una tímida aunque simpática sonrisa. Sakura se puso un poco nerviosa y sintió como sus mejillas se ponían obtenían un leve rubor.
– Gracias…ehm… – respondió la ojiverde dedicándole una sonrisa.
– Mi nombre es Morio. Daitan Morio. – añadió el azabache feliz ante ver que aunque de manera indirecta, Sakura le preguntaba su nombre.
– Bueno, bueno… ya que invitas a la gente Daitan. – Sakura se tensó al ver a Zaku colocar su brazo alrededor de los hombros de Morio como si se trataran de íntimos amigos.
Sakura observó como Dosu se recostaba en el mostrador a su lado, junto a Tayuya y Kin. Respectivas novias de cada uno. Esta última se encontraba al lado de Dosu con una sonrisa burlona mientras que Tayuya parecía estar más atenta de su teléfono masticando chicle con la boca abierta y haciendo burbujas.
– Que asco de gente… – Sakura vió como Morio se apartaba incómodo el brazo y empujaba a Zaku mientras este se reía con burla.
– ¿Acaso eres pobre? – Se burló Morio absteniéndose de la insinuación de Zaku.
La Haruno pudo ver un brillo malévolo aparecer en la mirada del acosador y antes de que pudiera detenerlo, ya había tomado una bandeja de las que se usan para comer y la empotró por la puntiaguda esquina varias veces contra el centro de la cara de Morio.
El maleante no se detuvo ahí, Morio se vió tumbado en el suelo mientras era abatido por la misma bandeja con Zaku encima de él.
Todo el mundo se puso en círculo alrededor de la escena, unos chillando gritos de ánimo mientras que otros como los amigos de Morio intentaban que Zaku se detuviera sin aval. Todo el mundo la ignoraba mientras ella intentaba frenar y apartar a varios.
Cuando consiguió adentrarse dentro de la multitud, Sakura se sorprendió al ver a un Morio inconsciente todavía siendo golpeado sin cesar.
Soportó los fuertes golpes de la bandeja en su brazo, mientras intentaba socorrer al inconsciente estudiante. Cuando Zaku la vió, sorprendentemente se detuvo un momento para fulminarla con la mirada. Se incorporó y tiró contra las piernas de Morio, cerca de donde ella se encontraba lo que había usado como arma.
– Zaku, déjalo… – Se interpuso un Dosu bastante inquieto tapándose la mejilla frenando a su colega colocando su mano libre en el hombro. Alguien seguramente le había propinado un puñetazo.
– ¿Qué coño te pasa? – espetó su amigo liberándose del agarre con enfado pero enseguida frenó en seco.
Con Zaku distraído Sakura se acuclilló para observar a Morio, quien se había empezado a despertar. Su nariz estaba rota y sangrando. El resto de su cara entumecida por los golpes. Estaba irreconocible. Sakura sentía su cuerpo temblar pero le brindó un pañuelo para que su nariz dejara de soltar sangre.
– Ahhh… pero si es el Uchiha y el caraculo de su amigo. – Dijo con burla Zaku con una sonrisa engreída. – Mucho me temo que os habéis perdido el show…
– ¡¿Cómo me has llamado hijo de puta?! – Chilló Naruto viéndose provocado por el insulto.
Pero Zaku no le hizo ni pizca de caso. Miraba con odio al Uchiha quien se mostraba quieto con una inquietante y seria mirada que le helaba los huesos aunque no quisiera admitirlo.
Zaku vió con más molestia de la necesaria como Sasuke bajaba la mirada hacia la Haruno, algo que le hizo fruncir los labios y apretar los puños. Bajó su mirada para posarla también en Sakura que se encontraba mismamente observando cómo Morio poco a poco era ayudado a levantarse del suelo.
– A ver si adivino, ¿habéis venido a chulear? – intentó adivinar Zaku mofándose de los dos muchachos.
El bully intentó disfrazar su temor aún más al ver cómo el Uchiha frunció el ceño y volvía a mirarle.
– Das demasiada pena… – Musitó en voz alta después de suspirar sonoramente acaparando la atención de la multitud. Sorprendiendo a todos.
A Sakura poco le importó la fea mirada que Zaku le dedicó. No le asustaba en lo absoluto simplemente le provocaba asco. Se levantó del suelo agarrando la bandeja del suelo.
– Chico que se me acerca, chico que acosas y abusas físicamente. – puntualizó Haruno intentando parecer escéptica. – Dime, ¿Acaso sabe Tayuya que estás celoso?
– Perdona ¡¿Qué?! – Bramó la pelirroja sin poder creerlo. Al parecer la muchacha solo prestaba atención cuando le interesaba.
– ¿No te lo ha contado? – cuestionó Sakura doblando un brazo en su cintura mientras que con la otra levantaba la bandeja y jugaba con ella observando como Tayuya se acercaba a su novio sin siquiera mirarla. – No es mera casualidad que se comporte así después de ser rechazado… en varias ocasiones.
Viendo que estaba en el punto de mira y haciendo el ridículo, Zaku apenas pudo decir palabra. Mantenía la boca abierta, inspirando y expirando por la misma con enfado mirando hacia la pelirrosa.
– Si no me crees puedes preguntarle a Dosu, él sabe cosas… – añadió como último pedazo de leña la Haruno mirando brevemente al chico de pelo rapado con mascarilla.
– ¡ZAKU! – gritó enfadada Tayuya en medio de susurros de los demás estudiantes.
– ¡CÁLLATE JODER! – respondió con el mismo tono Zaku. Sakura se quedó en silencio a partir de ahí, esperaba que el acosador la pifiara todavía más a partir de ahí y así se buscara problemas por su propia cuenta.
Tayuya quedó perpleja tras escuchar cómo le hablaba su pareja. Intentó retener la tristeza que daría paso a las lágrimas tomando aire para parecer más segura.
– Se acabó. – dijo bien seria y convincente. – ¡Terminamos! ¿Escuchaste? No vuelvas a hablarme.
En eso, la muchacha se marchó seguida de Kin quien no dudó dos veces en seguirla pero no sin antes mirar con rabia a Sakura cuando ambas pasaron por su lado.
La pelirrosa decidió que ya había soportado lo suficiente, por lo que se dirigió hacia el mostrador de nuevo para tomar su comida. Sintió una mano voltearla fuertemente mientras se escuchaba a Naruto gritar:
– ¡Eh, déjala! – El rubio quiso acercarse cuando vió que Zaku volvía a acercarse a su chica.
Pero Zaku soltó rápidamente su agarre y miró hacia abajo en sus pantalones. Sakura le había vertido por toda la entrepierna el granizado. Dejando así una notoria mancha como si pareciera otra cosa lo que había ocurrido. Cuando el vaso de plástico cayó al suelo, volvió en sí. Más de alguno se vió sorprendido ante tal atrevimiento.
Zaku miró hacia la pelirrosa con una expresión que empezó con estupefacción seguida por una de ira en cuestión de segundos. Para él y otros, podía estar más buena que cualquier otra ídol contemporánea pero no iba a dejar que nadie se burlara de él. Mucho menos ella. Sakura le devolvía la mirada con el ceño fruncido podía percibir la aversión que sentía por él, algo que él no soportaba. Agarrándola de la camisa y a su vez levantando la mano dispuesto a abofetearla, le importó bien poco escuchar los balbuceos de sorpresa de los demás.
No obstante, no sabía que Sakura había tomado de su bolsillo un kubotan negro el cuál estaba más que dispuesta a usar en cualquier momento.
– Alejate de ella, imbécil. – dijo enfadado Naruto colocándose en medio de los dos. Siendo esta vez él el que empujaba a Zaku. – ¿Qué crees que haces?
– ¿Qué ha ocurrido aquí? – Dijo una voz adulta proveniente de una de las puertas de acceso de la cafetería.
No era nada más ni menos que Danzou Shimura. Al ser visto por los alumnos, la gran mayoría de ellos se escaparon para no verse involucrados. Era conocido por ser un muy estricto y de aspecto tenebroso subdirector.
– Uzumaki, Uchiha, Daitan… y ustedes dos. – Dijo Shimura mirando a Dosu y a Zaku. – A mi despacho. Ahora.
Sakura se sintió capaz de respirar de nuevo tras lo ocurrido. No se había percatado de que su corazón iba demasiado rápido ni que seguía temblando. Poco a poco, fue llevando su arma de autodefensa de vuelta a su bolsillo con rigidez. No obstante, se dió cuenta de que alguien la observaba, alzó su mirada topándose con los ojos ónix de Sasuke, el cual se había percatado de lo que mantenía escondido en su mano dentro de sus bolsillo. Algo que le dejó un poco perturbada.
Con una última enigmática mirada fija en ella, Sasuke colocó sus dos manos en los bolsillos del pantalón y se encaminó en silencio hacia donde el subdirector se había ido con los demás.
Sasuke rodó los ojos al escuchar al inquieto de Naruto resoplar inquieto una y otra vez sentado a su lado en las sillas fuera del despacho del subdirector. Sabía que era impaciente por naturaleza.
Estiró sus piernas y se cruzó de brazos dejando que sus pensamientos fluyeran por cierta pelirrosa que había estado mucho en sus pensamientos últimamente por varias razones.
– No es la primera vez… – concluyó el Uchiha ante los hechos que habían ocurrido.
Moviendo un dedo índice de arriba a abajo contra la piel de su brazo, reflexionó en cómo la pelirrosa había actuado.
Conociéndola como la conocía, era casi totalmente probable que sus acciones fueran un mero impulso para librarse de Zaku y puede que hasta de Dosu. No estaba de más concluir que la situación se le fue de las manos a la Haruno.
Escuchó a Naruto mover sus piernas con impaciencia y soltar otro sonoro suspiro que le hizo mirarle con molestia.
– Cállate un rato, estúpido. – ordenó mirando al Uzumaki con molestia el moreno, su inquietud podía llegar a ser hasta pegajosa.
– Solo estoy preocupado, ¿vale? – comentó Naruto recostando su cabeza contra la ventana detrás de él. – Por Sakura.
– No me digas… – dijo en pensamientos de manera sarcástica. – Dime algo que no sepa.
A pesar de entender perfectamente a su amigo, no dijo nada. Al fin y al cabo, sentía que no tenía ese derecho.
– La voy a proteger siempre… – afirmó el uzumaki todavía inquieto.
Sasuke le miró de reojo y rápidamente le vino a la mente a la pelirrosa sujetando el kubotan con firmeza y lo que parecía ser costumbre.
– No creo que ella te necesitara… – reflexionó Sasuke internamente mientras suspiraba sin hacer demasiado ruido. – Se la veía dispuesta a empuñarlo en el lugar y momento menos esperado.
El Uchiha empezó a recordar la dulce, agradable y portadora de luz sonrisa de la pelirrosa que siempre le creaba sensaciones desconocidas que iban de la mano con culpa y arrepentimiento. Pero por lo que le había contado Naruto…
De pronto, la puerta del despacho se abrió dando paso a un enfurecido Zaku seguido por Dosu, que evitó dirigirle la mirada a los chicos pero sobre todo al Uchiha dirigiéndose hacia la puerta de salida con la cabeza agachada.
Por el rabillo del ojo, Sasuke miró fríamente de arriba abajo al muchacho que Zaku había apaleado quien todavía seguía sangrando.
– Vé a la enfermería para que te sanen. – añadió fríamente Danzou desde dentro de su despacho.
Morio por su lado, mientras se sujetaba el pañuelo de Sakura todavía contra la nariz, llegó a sentirse incómodo ante las serias miradas que el rubio y el otro moreno le brindaban.
– ¡Uchiha, Uzumaki! – Dijo lo suficientemente alto y serio el subdirector sentado en su silla delante de su escritorio. – Vuestro turno.
Ambos chicos se levantaron a sus respectivos tiempos mirando mal al chico que gustaba de la pelirrosa quien no pudo hacer más que tragar un poco de saliva para después dirigirse a la salida.
– Cerrad la puerta y sentaos. – ordenó con pura frialdad y poca educación el subdirector observando con desagrado a los dos alumnos. Miró primero al Uzumaki, que fue el que se sentó primero después de entrar en las sillas frente a su escritorio quien mantenía una postura despreocupada que denotaba poco respeto hacia personas mayores que él. Mientras que el Uchiha, se había quedado de pié para cerrar la puerta sin abrir la boca. Danzou no sabía cuál de los dos era el que le caía peor en ese instante.
Sakura se había puesto los auriculares a propósito una vez la escena en la cafetería culminó para no tener que escuchar los cuchicheos sobre ella. Daba por hecho que las notícias volaban como el viento por lo que ir de vuelta a su aula para comer con las demás para ser vista como un maniquí de escaparate en tienda, era algo que no le apetecía.
Después de limpiar lo que ella misma había vertido por el suelo por iniciativa propia, Sakura se escabulló de la zona con su comida para dirigirse al gran patio a las afueras del concurrido edificio estudiantil en horario de descanso.
Disfrutando de la música de su actual banda de rock favorita, se fue alejando cada vez más de los edificios para refugiarse cerca de la zona de los vestuarios para los clubes deportivos.
Detrás de los edificios, se encontraba la zona deportiva del campus estudiantil. La zona estaba rodeada de naturaleza y vegetación bien cuidada. Sakura se sentó debajo de la sombra de un manzano para comer con tranquilidad disfrutando de las vistas en silencio. Algo que no duró mucho.
Varias notificaciones hicieron que Sakura tuviera que tomar el móvil de su regazo para leerlas.
– ¿Dónde estás, Frentona? – Dijo Ino vía mensaje, el cuál ignoró tras leer algo que la hizo enfadar.
– Tienes varias compras que autorizar desde tu cuenta en línea. – Sakura frunció el ceño y sin poder evitarlo empezó a morderse el labio fuerte.
Sakura tomó la segunda bola de arroz del paquete que también descansaba en su regazo y le dió un mordisco bastante grande. Limpiando una miga del costado de su labios con la misma mano que sujetaba la onigiri, Sakura abrió su aplicación del banco.
Pulsando la tecla de cancelar compras sin pensarlo dos veces, Sakura esperó un rato para que aconteciera algo que ya era casi costumbre. La Haruno ignoró las 4 llamadas entrantes de su madre que iban una tras otra. A la última pareció captar el mensaje pero eso no detuvo a la mayor.
– Sakura, necesito ese dinero urgentemente… – Imploró Mebuki sin más.
– Igual que yo. – respondió rápidamente la menor. – Te recuerdo que soy yo la que ha conseguido este dinero y no tu.
– ¿Recuerdas acaso que vives bajo mi techo? – Contraatacó la madre contra su hija.
– ¿Acaso beber tanto alcohol en bares por la noche te ha hecho olvidar quién ha estado pagando las facturas de tu techo desde hace ya tiempo?
Sakura observó la pantalla de su teléfono atenta a la espera de la respuesta de su madre, quien parecía haberse quedado muda. Varios minutos después mebuki respondió.
– Sé que tu padre te ha estado enviando dinero y ese dinero es más mío de lo que crees que es tuyo. – Afirmó Mebuki sin preocupación sin saber lo que ocasionan sus palabras.
Era cierto que su padre, quien no daba señales de vida desde su último mensaje de teléfono, le había estado mandando dinero, pero la última vez que lo hizo fue hace tres lunas. Pero no todo ese dinero era debido a su padre, lo había conseguido con esfuerzo para
– Papá tiene sus razones por dejarme el dinero a mi. – Insinuó Sakura dejando claro de qué bando estaba. – De la misma manera que tiene sus razones para tomar la decisión de dejarme aquí contigo años atrás.
Al no obtener respuesta Sakura prosiguió escribiendo con la misma expresión de enfado, olvidándose de su almuerzo y de que Temari, Tenten e Ino le estaban enviando mensajes para saber si todo andaba bien.
– ¿Crees que no se que le fuiste infiel? – Detonó Sakura con evidente recelo hacia su madre. – Tantos "viajes de negocios" acompañados hacen sospechar a cualquiera, sobre todo cuando dichos viajes son en pachinkos de alta gama y terminan en hoteles de ciertos barrios de madrugada.
– No me cambies de tema, Sakura. Necesito dinero urgentemente.
La respuesta hizo que la pelirrosa quisiera reventar su teléfono contra el tronco del manzano que tenía al lado. Con los ojos húmedos por culpa de su madre, Sakura respondió.
– Y yo necesito tener otra madre, pero no todo lo que se quiere se obtiene. Búscate la vida.
Tras ese último mensaje, Sakura bloqueó su cuenta bancaria privando el uso de las tarjetas para su madre y demás salvo ella. Le daban igual las repercusiones de tales acciones. Sintió una lágrima escapar por la esquina de uno de sus ojos y rápidamente la limpió, pero rápidamente más se le escaparon haciendo que tuviera que taparse la cara para tranquilizarse.
Alzando la mirada hacia arriba topándose con la capa de hojas verdes del árbol que parecía que ya había obtenido el fruto. Miró la hora en su reloj de su teléfono y observó que la primera clase después del descanso acababa de empezar.
– ¡Mierda! – despotricó la ojiverde en voz alta levantándose de golpe. Tomó su teléfono y salió corriendo hacia su aula.
Llegó hiperventilando hasta el cuarto piso delante del laboratorio de ciencias y se detuvo enfrente de la puerta para recobrar el aire inclinándose para colocar sus manos en las rodillas con su libro, cuaderno y estuche en cada mano. Había hecho prácticamente un sprint para llegar lo menos tarde posible. Después de un último soplo de aire habiéndose recuperado, se arregló el cabello un poco y se acercó para llamar a la puerta.
– ¡SAKURAAA! – se escuchó por todo el pasillo, la susodicho se giró extrañada pero no le sorprendió al ver a Naruto dirigirse hacia ella casi se podría decir que corriendo, seguido lo suficientemente cerca por Sasuke quien iba erguido con las manos en los bolsillos como siempre.
Sakura no pudo evitar quedarse mirando como ambos muchachos se acercaban hacia donde ella. Suponiendo por la dirección donde venían seguramente hacía poco que acababan de salir del despacho del culoprieto de Danzou. Sintió curiosidad por saber cómo había evolucionado el tema con Zaku y Dosu. ¿Quién de los dos había sido el que había golpeado a Dosu?
Sakura negó con la cabeza y se dispuso a llamar, esta vez de verdad, la puerta para poder entrar. Pero la profesora Orochimaru fue más rápida. Naruto frenó sus cómicamente rápidos pasos al toparse con la presencia de la profesora de ciencias derrapando al lado de la pelirrosa.
– Llegáis tarde. – Comentó la profesora hablando con parsimonia. – ¿Alguna explicación que dar?
– Danzou. – respondió a secas el Uchiha sin importancia y dando entender que iba a explayarse más.
– ¿Los tres? – comentó Orochimaru con una ceja en alza, aun así Sakura se dió cuenta que no estaba para nada sorprendida.
– Estaba en la enfermería. – Mintió Sakura para frenar cualquier idea de la cabeza de su profesora.
– ¿Se encuentra capaz de participar en la clase, señorita Haruno? – escuchó decir por parte de la pálida mujer. Alzando su rostro para devolverle la mirada, asintió con la cabeza segura. Decidió ignorar ese rintintin en la pregunta hecha por parte de la nueva profesora de biología.
Finalmente, los tres entraron al aula después de que Orochimaru se apartara para dejarles cruzar la puerta. Una vez dentro se toparon con la mayoría de sus compañeros de clase con cara de asco. Se escuchaban algunos quejidos y "egh" por ahí.
Naruto involuntariamente hizo una mueca arrugando la nariz abriendo la boca graciosamente, Sasuke miró hacia Orochimaru para nada sorprendido mientras que Sakura solo se mostró extrañada al comienzo.
Por todas las mesas del laboratorio, se encontraba una bandeja con un corazón más material esterilizado listo para el uso. Mientras algunos se encontraban haciendo muecas o tapándose la boca, otros se atrevían a tocarlo aunque fuera con asco.
– Sentaos, chicos… – incitó la mujer a los tres yendo a su mesa para empezar la clase.
– ¿y dónde? – preguntó Naruto después de tragar lo que quería creer que era saliva observando cómo los grupos eran de tres integrantes. De pronto se le iluminó la cara ante la idea de que podía juntarse con Sakura y Sasuke.
Colocando primero uno de sus brazos en los hombros de su mejor amigo, sonrió feliz. Pero sus ilusiones se vinieron abajo al ver que la pelirrosa se alejaba y se dirigía hacia el equipo de Neji y Lee. ¿Dónde estaba la chica que casi siempre estaba con esos dos? ¿Tonton se llamaba? Ni idea, pero realmente la quería allí con ellos y no con su novia. Sobre todo con el cejas-peludas, por más que ambos chicos le cayeran bien.
Sakura sonrió para tranquilizar a Ino y las demás, que alzaron sus cabezas como zarigüeyas al ver que se trataba de ella quien había aparecido. Dejó sus pertenencias para la clase al lado de Neji a quien le sonrió, él simplemente se dignó a observar en silencio. Sin mucho caso, volteó a ver a Lee quien parecía desbordar por la emoción.
– ¿Os importa? – dijo amablemente la pelirrosa mientras abría su estuche y abría su cuaderno.
A Sasuke tampoco le había hecho pizca de gracia que la única persona de sexo femenino que toleraba se marchara para dejarle a él y al alcornoque de su mejor amigo en busca de otro integrante para hacer la muy gore tarea de la rara profesora transexual de Orochimaru. Podía entender que no les hablara, pero que se trataba de hacer un mísero ejercicio en grupo.
Miró a su alrededor, casi todo el mundo se había emparejado como Orochimaru lo había pedido y cada grupo hablaba entre ellos. Naruto seguía enfurruñado por no poder juntarse con Sakura como un crío, algo que le hizo querer soplar con molestia.
Ese deseo se incrementó cuando vió que la única persona vacante para un grupo de tres se trataba de Ami Watanabe.
– Lo que me faltaba… – Dijo observando a la muchacha de corto cabello violeta quien estaba mirándolo con ansias esperando que se uniera.
Golpeó el abdomen del Uzumaki con su codo para captar su atención y con la cabeza le señaló donde podían sentarse haciendo que este apartara su brazo del hombro. Naruto siguió haciendo un puchero mientras le seguía. Se sentó en el taburete en la esquina de la encimera de trabajo, apoyando su cabeza contra su mano, mientras su amigo se sentaba al lado contrario de Ami. Quedando él en el medio.
– Hola Sasuke… – saludó con una sonrisa Ami intentando abrir una conversación.
Sasuke mantuvo los ojos cerrados y así armarse de paciencia para tolerar esta dichosa clase al lado de una loca obsesionada con él y Naruto, quien no entendía nada de ciencias. Escuchó perfectamente a Watanabe, pero apenas alzó las cejas ante su saludo pero no respondió.
Todavía con la cabeza apoyada en su mano, abrió los ojos y giró su cabeza para observar a una Sakura entretenida e interesada en la materia que se estaba instruyendo, al lado de un sonriente Lee junto a un Neji que miraba fijamente a la pelirrosa.
– ¿Tu y Haruno sois amigos cercanos? – se atrevió a preguntar Ami con una leve sonrisa que Sasuke pudo ver que era falsa. Era obvio que a la muchacha no le caía bien la pelirrosa y recordaba la escena del día antes de la ceremonia de comienzo de curso.
– Cállate. – Dijo sin más sorprendiendo a la muchacha con ligero enfado, quien no se esperaba esa respuesta quedando un poco avergonzada.
– Lo somos. – respondió amablemente con una sonrisa Naruto por el Uchiha ante la triste expresión de Ami. – Y mucho.
– ¿A sí? – Pensó Sasuke ignorando a los dos integrantes de su grupo. Tomó sin guantes el escalpelo encima de la talla estéril de su encimera para clavar la punta encima de la bandeja con el corazón en medio y así manosearlo del otro extremo con un dedo.
La culpa y el remordimiento volvieron a aparecer para Sasuke, quien disimuladamente tuvo que tragar saliva y morderse la lengua para evitar que creciente enfado le hiciera llamar la atención. Aunque sabía de sobras que no servía de nada reaccionar así por algo que se había buscado él solo.
– ¿No tienes grupo, Hyuga? – preguntó la profesora Orochimaru acaparando la atención de la mayoría de alumnos. Sasuke volteó la cabeza hacia donde se encontraban ellas.
La susodicha se puso colorada y nerviosa con casi todo el mundo mirándola. Apretando su carpeta de estampado infantil con girasoles contra su pecho, se atrevió a negar con la cabeza.
Por el rabillo del ojo, pudo ver como Neji iba a llamar a su prima para que se les uniera pero se distrajo con el libro que se le había caído al suelo a la Haruno al agacharse para devolverlo.
– Vé con el equipo de Watanabe. – mandó la profesora sin mirar nada más ni nada menos que la primera mesa delante de su escritorio.
– Genial. – musitó sarcásticamente para su desgracia en voz alta. Le importó bien poco que Ami le mirara curiosamente por enésima vez en cuestión de minutos y que Naruto le reprochara con la vista sus palabras. Pero ninguno dijo nada cuando Hinata, ajena a sus palabras, dejaba sus cosas en la mesa con timidez.
No es que la muchacha le cayera mal, pero desde luego desde su punto de vista no dejaba de ser extraña su actitud observando a Naruto a cada rato disponible.
– Bien, ahora que estamos todos listos… – Dijo Orochimaru para comenzar la clase.
Tan solo habían pasado veinte minutos de la clase y tras las indicaciones de la profesora mediante diapositivas. Cada grupo se encontraba con bata y guantes listos para usar el material con el que realizar el ejercicio.
Por suerte, el comienzo de la clase empezó con teoría antes de práctica después de la aclaración ante las dudas de si los órganos distribuidos eran en realidad de cerdos y no de humanos en el que Orochimaru simplemente disfrutó de los perturbados rostros de sus alumnos, casi todos se encontraban tomando apuntes sobre el sistema circulatorio, como estaba compuesto y así proseguir por las partes de uno de los órganos más vitales del mundo animal.
La práctica parecía bastante sencilla para Sakura, mientras que Lee se veía inseguro y Neji tampoco parecía tener idea de cómo proceder con su fulminante expresión al objeto encima de la bandeja, ella había memorizado los pasos con los que empezar la disección. Tenían que abrir por la mitad el órgano y seguidamente tomar sus partes de dentro y etiquetarlas en una batea limpia.
Con seguridad y maestría, Sakura tomó de la otra bandeja el bisturí para tomar sin mueca alguna el corazón y así empezar a cortarlo por la mitad ante las miradas de su grupo.
Poco a poco, la Haruno ayudó a Lee y a Neji a integrarse en el trabajo, aunque al primero le entraron ganas de devolver el almuerzo cada dos por tres logrando que finalmente dejara escapar una risa a pesar de quedarse inicialmente preocupada por él, mientras Neji negaba con la cabeza ante semejante número.
Todo esto estaba siendo observado por un quejica Naruto, quien apenas estaba colaborando en el trabajo por hacer. Como Ami, quien literalmente había dicho que tocar algo así era asqueroso y que se abstendría de participar en ello. Palabras que poco importaron para el resto de su equipo.
– ¿Quieres dejar de quejarte y participar? – reprochó el Uchiha con molestia mirando hacia su único mejor amigo, quien apenas agrandó su mueca. – Apunta esto…
Pero Naruto simplemente le hizo caso a medias. Un cuarto de hora más tarde y él apenas había ayudado mucho, se había quedado observando al equipo de su enamorada. A la espera de que esta volteara a verlo y soltara una sonrisa feliz o una carcajada. No entendía su comportamiento. En todos estos meses después de que él se marchara, él y Sakura habían estado hablando mediante cartas. Entonces ¿por qué está rehuyendolos?
– ¿Tal vez no se ha acercado a mi porque no le he pedido hablar en privado?, ¿Eso es lo que quiere? – Pensó distraídamente el rubio rascándose la mejilla. Consideraba que hablar con privacidad sería algo a su favor.
Tomando un papel arrugado de encima de la mesa para alisarlo y así rápidamente empezar a escribir en él:
– Estaré en la azotea después de clases, te espero allí. Estaremos solos, Naruto. – escribió con rotulador negro tapando el papel con su brazo evitando que alguien lo leyera.
Arrugó el papel en una bola con su mano y observó que nadie le miraba y que la profesora Orochimaru estaba distraída con otro grupo, lo lanzó hacia el grupo de Sakura con la esperanza de que esta lo leyera.
El papel cayó encima de la mesa de la pelirrosa, pero en ese momento esta se encontraba concentrada hablando con Lee sobre la clase. Ambos se encontraban mirando sus apuntes y parecía que habían terminado ya el ejercicio. Lamentablemente, la persona que tomó el papel fue Neji que sin dudar lo abrió ante la nerviosa e impaciente expresión de Naruto.
El castaño apoyó su codo encima de la mesa para leer lo que había escrito tranquilamente. Alzando sus ojos grises a los azules del rubio una vez supo de qué se trataba, observó como Naruto le indicaba con la cabeza que le diera el papel a la Haruno.
El Hyuga miró a la pelirrosa que en ese instante se volteó a mirarle curiosamente para después fijarse con el papel en su mano.
– ¿Quieres que te preste mis apuntes? – Dijo Sakura pensando que el castaño había tenido dificultad a la hora de tomar apuntes. De pronto se acercó más a él con el taburete. – Me sorprende que hoy no hayas participado mucho.
– Es una asignatura bastante difícil. – Comentó el castaño considerando las palabras de su compañera. Sakura le sonrió con confianza y lo que podía interpretarse como ¿Ternura? Algo que hizo que el castaño escuchara que su propio corazón bombeara más deprisa.
– Bueno, pues toma. – respondió la ojiverde amablemente mientras le pasaba su cuaderno rojo por encima de la mesa. – Y me lo devuelves mañana o pasado, si tienes alguna duda también puedo ayudarte. Pídele a Tenten mi teléfono.
Ante la mirada incrédula de Lee, Neji aceptó en silencio el cuaderno de Sakura asintiendo en agradecimiento.
No pudo evitar que la boca se le abriera un poco de indignación cuando su nota fue repentinamente arrugada en la mano del Hyuga poco a poco a propósito mientras le devolvió la mirada. Segundos después el castaño encestó la hoja en la papelera que se encontraba en la esquina del salón mientras la campana de fin de clase sonaba.
Naruto observó que, como Sakura y su grupo ya habían terminado, fueron de los primeros que se sacaron bata y guantes para poder dirigirse a su última clase del día. Quedando él con la misma expresión del comienzo de la clase.
No ignoró la mirada que Neji le dedicó al pasar por su lado cuando se encaminaba hacia la puerta del laboratorio, haciendo que tuviera un mal presentimiento. Antes de salir del aula le presumió al rubio su teléfono. Algo que al principio no entendió pero cuando Sakura se acercó a donde el castaño dispuesta a salir para esperar a sus amigas fuera y este le tendió el teléfono, no le agradó ver que la pelirrosa le escribía su teléfono libremente a cualquier chico. ¿Tenía él su número? No. Era injusto.
No pudo evitar apretar con fuerza el rotulador en su mano, aunque no llegó a romperlo.
N/A:
¡Hola lectores/as!
Feliz 2023 antes que nada. Espero que realmente hayan pasado unas buenas fiestas rodeadas de gente y amigos. Les deseo lo mejor para este año que recién comienza.
Hablando ahora de la historia,
Bien, como podréis observar me he atrevido a colocar tanto a Naruto como a Sasuke reflejando sus pensamientos. La verdad es que no sé si lo he hecho bien. Anímense a corregirme si ven errores.
He dejado caer algunos interesantes detalles ¿creo? Ya me dirán que piensan en general.
La situación entre madre e hija no pinta nada bien, ¿Ustedes creen que esta relación se pueda salvar? Hmmm…
Al parecer Zaku tenía su secreto aparte de ser igual o más imbécil que Dosu, pero quién sabe qué les depara a estos personajes.
Bueno, bueno… Sakura es popular. Realmente es curiosa esa capacidad que tiene de cambiar de chispa rápidamente, ¿no? ¿Qué podrá pasar ahora?
Así que nos vemos en el siguiente capítulo.
Besos!
PS: Para los lectores de España, que paséis una feliz velada de reyes magos.
