Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.

La historia, salvo los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.

N/A: ¡Hola! Lamento haber tardado lo que he tardado en actualizar. Estos dos últimos meses han sido un poco agobiantes y estresantes que me privaron de ponerme a escribir como debía. Debido al retraso, he decidido escribir incluso más que en otros capítulos.

Disfruten de la lectura.

ADVERTENCIA DE CONTENIDO SENSIBLE AL LECTOR.


Honestas palabras

La campana de cierre de clases anunciaba el fin del día escolar para los alumnos, después de que la profesora Kurenai tras la sesión de cierre del día, todo el mundo se fue preparando para irse a casa o marcharse a realizar sus actividades del club.

– ¿Sakura te unes a una tarde de compras? – propuso Ino al acercarse con las demás al pupitre de la haruno.

– Trabajo, ¿Recuerdas? – respondió con una leve sonrisa algo cansada mientras colocaba su mochila encima de su mesa y seguidamente la abrió.

En lo que Ino y Tenten hacían un puchero adorable que hizo sonreír a la pelirrosa, no podía no ir al trabajo. Sobre todo al llevar trabajando ahí poco tiempo.

– Pero es viernes… – murmuró Ino con pena mirando a su amiga intentando imitar la cara de un cachorro colocándose delante de ella en la mesa.

Sakura no pudo evitar agrandar su sonrisa ante su expresión, pero no cambió de parecer y rápidamente sacó una bolsita para empezar a retocarse el maquillaje ante la atenta mirada de las chicas.

– Pasaos más tarde a por algo de beber en donde trabajo. – dijo Sakura tomando un lip-gloss rojo y abriendo la tapa. – La cafetería está cerca del centro comercial a donde vamos todas las veces.

Ino arrugó sus labios no muy complaciente, desde que habían empezado las clases de su último año no habían podido salir en grupo todas juntas por varias razones y desde hace días que quería poder interactuar con sus amigas fuera del recinto escolar.

Aparte de eso, Ino se había percatado de que su mejor amiga estaba cada vez más ocupada y pasa añadir eso, es como si cada vez se hubiera cerrado más en sí misma. Ella no quería verla como cuando la conoció o desde que… La Yamanaka giró su cabeza por inercia para observar a Naruto bromear con Shikamaru al lado del Uchiha quien escuchaba serio a lo que los demás reían.

En fin, sin autoestima ni confianza. Recordando eso arrugó la frente levemente observando en silencio como su mejor amiga coloreaba los labios.

– ¿Nono? – dijo Temari acaparando la atención de Ino.

– ¿Tendremos descuento en cualquier cosa? – se atrevió a preguntar la rubia mordiendo su labio interior por dentro evitando mirar a la pelirrosa colocando ambas manos en su cintura intentando parecer snob.

– Seguramente, pero tendréis que ayudarme a persuadir al dueño. – Dijo Sakura antes de apretar sus labios entre ellos para esparcir el maquillaje entre ellos alzando brevemente sus hombros.

– Me lo tomo como un reto. – aceptó Ino finalmente, quien sabe si una vez dentro del local no había nadie y podían quedarse charlando.

De repente, Ami y sus amigas pasaron a propósito entre el grupo chocando contra la pelirrosa haciendo que su pintalabios cayera al suelo.

Sakura no era estúpida y sabía que lo había hecho seguramente para cobrar su "venganza" por lo de hace dos semanas. Alzó la mano cuando vio que Ino y Temari estaban dispuestas a llamar la atención de su acosadora.

Cuando las dos rubias voltearon a verla interrogantes, ella simplemente negó con la cabeza para decirles que no había necesidad. Empezando a agacharse para tomar del suelo el producto de maquillaje, vio como Ami lo pateaba lejos saliendo disparado hacia por suelo cerca y debajo de la pizarra. Al reincorporarse suspirando sin estar sorprendida ante la actitud de su bully, esta simplemente sonrió con burla y satisfacción para alejarse dejando escapar unas risas con el resto de su grupo.

Avanzando entre sus amigas y pupitres decidiendo no hacer nada de caso al pasatiempo de Ami, fue a por su labial tranquilamente sin mirar quien se encontraba cerca. Empezando a agacharse para tomarlo del suelo se vio interrumpida por alguien que pisó el objeto que ante el peso dejó sonar un sonido que indicaba que el envase parecía haberse roto.

La persona en cuestión se detuvo y alzó su pie para mirar que había pisado encontrándose con partes de un recipiente de plástico junto a una mancha roja pegajosa.

Sakura no pudo evitar chasquear la lengua disimuladamente una vez alzó la mirada para observar cómo Sasuke mantenía el pie ligeramente levantado frunciendo el ceño con molestia por ensuciar sus zapatillas.

Observando brevemente cómo Naruto, quien estaba al lado del Uchiha, frenaba en seco para repararse de su presencia cerca de ellos, empezó a incorporarse con ayuda de sus manos en sus rodillas. Se quedó observando cómo el moreno usaba lo que parecía ser su mochila donde guardaba su shinai para quitarse de la suela del zapato los restos del labial de Sakura.

Una vez logró quitar la mayoría de la suciedad, Sasuke alzó los ojos encontrándose con la seria expresión de la pelirrosa quien se encontraba mirando lo que yacía de los restos de su labial. Quien pareció que enseguida captó lo que había hecho, por lo que no pudo evitar sentirse incómodo.

No fue solo él quien se sentía así, Naruto, después de despedirse de Shikamaru, Chouji, Kiba y demás quienes se fueron yendo del salón, también lo estaba además de un poco nervioso. Pero esta situación podría ser un motivo para empezar una conversación con ella y así romper el hielo, por lo que no se lo pensó más de una vez y le golpeó al brazo del Uchiha sin demasiada fuerza con el codo para acaparar su atención y así actuar rápido.

Viendo como Sakura relajaba los hombros con lo que parecía ser desgana y seguidamente empezaba a voltearse para regresar a su pupitre viendo que las amigas de la pelirrosa ya estaban prácticamente saliendo por la puerta del fondo, Sasuke escuchó a su mejor amigo decir:

– Sakura, espera… – por fortuna la susodicha frenó e instantáneamente regresó su vista en ellos a la vez que el turno de alumnos encargados de la limpieza del salón regresaban con cubos de agua y mopas. Ambos chicos sintieron alivio al percibir que no les miraba mal.

Antes de que el rubio pudiera pensar algo que decir, Kakashi felizmente irrumpió en la sala con un cubo lleno de productos de limpieza y trapos y se acercó a los muchachos decididamente, quienes no pudieron evitar mostrar desgana al verle sabiendo a lo que venía.

– Tengo entrenamiento… – Dijo con expresión seria Sasuke observando como su profesor hacía caso omiso y dejaba lo que trajinaba en sus manos encima de un pupitre.

– Pues os sugiero a los dos que terminéis cuanto antes. – Respondió Kakashi relajadamente para después voltearse y mirarles sonriendo. – Dad gracias que no fuisteis expulsados ni un día como otros.

– Pero ya dijimos que nosotros no hicimos nada… – Reprochó Naruto expresando con más énfasis sus ínfimas ganas de tener que limpiar cualquier lugar del recinto.

– Eso no es lo que otros vieron… – Añadió el Hatake con una postura despreocupada colocando sus manos en los bolsillos.

Aprovechando que esos tres estaban hablando Sakura decidió dejar de prestarles atención y se encaminó hacia sus pertenencias percatándose que solo quedaban en la sala sus compañeros de clase a quienes les tocaba limpiar su salón. Recogiendo sus cosas, Sakura se fue dirigiendo hacia la salida mirando su móvil, leyendo un mensaje de Tenten que le informaba que las chicas se dirigían a la casa de Hinata antes de ir al centro comercial, lo que le hizo soltar una mueca. Inclinando levemente la cabeza para despedirse de Kakashi respetuosamente quien simplemente le sonrió afablemente, siguió caminando hacia la puerta más cercana pero la voz del único adulto la detuvo.

– Debes estar feliz, ¿Me equivoco, Sakura? – Dijo el adulto de cabello gris mientras se acercaba a los chicos a la vez que la Haruno se volteaba a medias para verles.

Se quedó observando cómo su antiguo tutor colocaba entre los dos chicos y reposaba una mano en su cabeza para despeinarles su cabello como otros momentos había hecho anteriormente igual que a ella, solo que no tan a menudo a pesar de sospechar el por qué. Ver la sonrisa de Naruto junto a la expresión seria aunque no de enfado, de Sasuke hizo que al momento de tragar saliva… un sabor amargo apareciera en su paladar. Esa escena era evidentemente similar a algo anteriormente vivido.

– Todo ha vuelto a la normalidad… – Continuó Kakashi aún removiendo las cabelleras de los muchachos con ánimo – Solo espero que ahora ustedes tres no vuelvan a crear alboroto, especialmente por tu culpa Naruto. Aunque tal vez sea un poco tarde decirlo…

Kakashi no dejó pasar por alto la falta de entusiasmo por parte de la pelirrosa, quien mantenía la cabeza gacha. Su largo cabello le ocultaba el rostro, pero se podía percibir que se encontraba tensa como las cuerdas de una guitarra por como apretaba hacia sí misma su bolsa. Queriendo ver por sí mismo las reacciones de su alumna, las que Iruka mostró tenue preocupación a pesar de no saber las circunstancias de Sakura como él. Bajando la mano que mantenía encima de Naruto para colocarla encima del hombro del mismo, siguió despeinando el Uchiha quien le miró algo molesto.

– Dime ¿ya les has dado las gracias? En especial a Sasuke, quien fue el que intervino con…

– No debo agradecerles por nada… – Interrumpió Sakura un poco hastiada guardando su teléfono en el bolsillo de su chaqueta, sabía perfectamente que trataba de hacer Kakashi. – Tampoco de estar feliz con su regreso.

– Eso no es verdad y lo sabes. – Sakura apretó todavía más la mano que sujetaba el asa de su bolsa ante el tono serio del que una vez fue su tutor. Intentando disipar su incomodidad y molestia dejando escapar aire por la nariz, se atrevió a voltear la cabeza para mirar con desdén los productos de limpieza, a los alumnos que seguían limpiando el salón disimulando no prestar atención a la conversación y finalmente regresó su mirada de color verde a su profesor.

– Shimura es conocido por sus duros castigos. – Respondió imitando su tono de voz para denotar coraje. – Dudo mucho que apenas les haya tocado limpiar cuatro ventanas por un par de días, a sabiendas de lo poco que van a tardar en cumplirlo y el pequeño aunque algo curioso detalle de que hace apenas tres días que los conserjes ya limpiaron todas las ventanas.

Observó con aborrecimiento como el pelo gris simplemente apartaba las manos de los muchachos que seguían observándola para esconderlas de vuelta en sus bolsillos en silencio.

– ¿Acaso te han agradecido por intervenir junto a Sarutobi?

Naruto y Sasuke voltearon a mirar brevemente a Kakashi al mismo tiempo ante la noticia a la vez que el último se rascaba la nuca un poco incómodo.

– Debes… – intentó rebatir suspirando cansinamente después de soltar una leve risa y cruzarse de brazos.

– No debo, ¡NADA!. – volvió a interrumpir la Haruno alzando la voz por un breve instante sorprendiendo a todos menos a Kakashi, lo que la hizo arrepentirse. Escuchando toser incómodo a uno de sus compañeros que estaba pasando la mopa, cerró los ojos intentando calmarse sin lograrlo.

– Nada – reafirmó en un tono bastante más bajo que el anterior una vez abrió sus ojos jade para mirar indescifrablemente a Sasuke, quien se encontraba mirándola de la misma manera en silencio.

Mirando una última vez por hoy al Uzumaki quien milagrosamente no había abierto la boca para cortar de algún modo la conversación a pesar de querer hacerlo y después de nuevo a Kakashi con algo de recelo y rabia, salió rápidamente del aula dando un involuntario portazo al cerrar la puerta sin tiempo a ver como Kakashi frenaba a un Naruto sujetándolo por la gabardina que vestía dispuesto a seguirla.

– Ahora es mejor que la dejes tranquila. – dijo el Hatake aun con la mano aferrada a la prenda del rubio. – Además, te recuerdo que tienes otras cosas que hacer…

– A la mierda con el castigo de esa media momia, yo voy a por Sakura… – Declaró el Uzumaki estirando la gabardina librándose del agarre de Kakashi y seguidamente salir del aula con prisa ignorando el suspiro del último.


Sakura se encontraba al primer rellano de las escaleras cuando escuchó la voz del Uzumaki tras ella pero eso no detuvo su andar, solo la hizo empezar a agilizar sus pasos aferrándose a la barandilla. Apenas colocó su pie en el siguiente escalón cuando sintió la mano de Naruto en su hombro frenándola en seco provocando un escalofrío desagradable en ella.

– ¡Sakura, espera!

"Eran pasadas las ocho de la tarde y la pelirrosa se encontraba temblando sentada en una incómoda silla delante de un escritorio de una oficina de policía, mirando la madera del mueble pudiendo escuchar de fondo el sonido que hacía el agente con el teclado.

Cuando levantó la mano para limpiar una lágrima de su mejilla a la vez que intentaba acallar un sollozo, fue que escuchó al agente moverse en la silla y toser para acaparar su atención.

Por lo que me dice, un hombre desconocido se le acercó por detrás, la arrastró por el abrigo mediante un agarre forzado de su hombro en un callejón oscuro y…

Sakura no limpió las siguientes lágrimas que empañaron su rostro, a medida que el hombre en frente a ella repasaba lo que ella le había acabado de explicar. Sus temblores no cesaban y apenas pudo devolver por más de un segundo la mirada que el policía intentaba obtener.

Contra su voluntad a pesar del forcejeo, sus gritos de socorro y los intentos de huir, tocó diversas partes de su cuerpo abiertamente…

Sin levantar la vista de sus manos agarradas entre sí encima de su falda estudiantil, pudo percibir cómo el agente acercaba lentamente una caja de pañuelos.

¿Qué pasó después? – preguntó el policía a la par que ella apretaba más sus manos sin decir nada.

Realmente necesito más información, niña. ¿Puedes al menos describir al agresor? – continuó el hombre después de soltar un suspiro.

¿Qué ha pasado, Sakura? – Sakura reconoció la voz de Kakashi detrás de ella interceptando la conversación."

– ¿Sakura? – La voz del Uzumaki la hizo salir de sus pensamientos, sobresaltándose al encontrarse con la cara del rubio demasiado cerca.

La pelirrosa apartó su mirada y captó la presencia de la prima de Neji escondida detrás de la pared del rellano que daba al pasillo de la planta baja del centro. La Hyuga no pareció darse cuenta de haber sido descubierta, hecho que no sorprendía a Sakura.

Sin pensarlo dos veces Sakura retiró con prisa la mano que Naruto mantenía en su hombro y con el brazo aprovechó para apartar el cuerpo de su compañero de clase y así seguir bajando los escalones.

– Sakura, tan solo escúchame… – Insistió el Uzumaki de nuevo volviendo a retenerla tomándola por el codo y girándola hacia él.

– ¿POR QUÉ DEBERÍA? – Naruto no pudo evitar sobresaltarse ante su respuesta, pero aun así no apartó su brazo a pesar de ponerla incómoda. – Fuiste tú el que dejó de dirigirme la palabra, Naruto.

– ¿Qué? – Preguntó contrariado el Uzumaki. – Eso no…

– ¿Ahora negarás que después de ese día, empezaste a ignorarme? – Insinuó con mofa la ojiverde para después morderse el interior de su labio inferior. – Intenté llamarte, te escribí cientos de mensajes de diversas formas para pedir disculpas a pesar de entender que seguramente no querrías verme ni en pintura.

Sakura se vio obligada a suspirar para intentar tranquilizarse, aunque volvía a sentir como se le humedecían los ojos.

– Días después me entero que te marchaste con tu padrino sin decir nada, ni una respuesta durante todo este tiempo, sin tener en cuenta…

Frena… – Dijo la voz de su consciencia. – Nada. Olvídalo.

La Haruno dejó salir una sonrisa reflexiva sin mirar al Uzumaki. Sin prestar atención a que el muchacho en frente a ella intentaba sacarse algo de dentro del bolsillo de su gabardina. Cuando pudo hacerlo el rubio hizo un afán de querer mostrárselo e intentó hablar.

– Déjame en paz, Naruto. – Sakura miró hastiada hacia la pared al comprobar que el rubio no parecía escucharla atentamente mientras se liberaba del amarre con fuerza.

– No, espera Sakura… – Volvió a insistir el muchacho de ojos azules intentando frenar a la pelirrosa por segunda vez.

Varias voces que se acercaban alertaron a Hinata, quien seguía escuchando a escondidas apoyada contra la pared. A la vez que su nombre era pronunciado por su primo, quien era acompañado por Hiruzen y su padre escuchó a Sakura gritar.

– ¡HE DICHO QUE ME SUELTES!

Lo siguiente que vio la Hyuga fue el cuerpo de la pelirrosa caer rodando y quedar boca abajo en el suelo del pasillo. Aunque la caída pareció ser grave, Hinata se tranquilizó un poco al ver que Sakura se incorporaba poco a poco del piso para quedar sentada en él con las piernas a un lado de su cuerpo sujetándose la muñeca con mueca de dolor. Sin darse cuenta Neji ya se encontraba en donde ella y se había agachado con una rodilla en el suelo.

– Sakura, ¿Estás bien? – Preguntó el castaño preocupado y seguidamente alzó la mirada hacia el rubio que se encontraba bajando las escaleras a paso rápido – Uzumaki, ¿La empujaste?¿Acaso estás loco?

– ¡NO! – dijo prácticamente chillando innecesariamente desmintiendo la acusación del castaño.

– ¿Qué ha pasado? – preguntó con preocupación calmada Hiruzen acercándose a Naruto mientras se agarraba las manos por detrás seguido por un Hiashi serio que miraba sospechosamente al Uzumaki. – ¿Naruto?

– Estábamos hablando y… – Intenté explicarse el mencionado pero al ver que la pelirrosa se había hecho daño en la muñeca por lo que se agachó e intentó tomar la muñeca de la agredida. – ¿Estás bien?

Antes de que pudiera siquiera acercarse demasiado de nuevo, Sakura ya había levantado la muñeca fuera de su alcance pero se sorprendió al ver que el Hyuga había frenado a Naruto agarrando su brazo con fuerza junto una expresión de enfado lo que hizo que este le mirase de la misma manera.

– Ni se te ocurra. – dijo de manera intimidante el Hyuga con una mirada firme que fue devuelta de la misma manera para luego empujar su brazo lejos.

– ¿Qué es todo este jaleo? – cuestionó Kakashi entrando en escena lentamente mientras llevaba los mismos cubos de limpieza de ambos seguido por un Sasuke llevando consigo una pértiga en cada mano. Una vez vió el panorama no hizo más que soltar otro suspiro mientras miraba a Naruto, empezó a bajar las escaleras.

Ignorando a todos, Sakura usó la mano que no le dolía para incorporarse del suelo para volver a revisar su muñeca que parecía estar levemente inflamada. Neji fue el primero en incorporarse, lo que hizo que el Uzumaki también lo hiciera automáticamente.

– Tienes que ponerle hielo. – comentó el Hyuga con tranquilidad. – Lo más pronto posible.

Sakura simplemente le sonrió levemente y empezó a dirigirse hacia donde se encontraba su bolsa tirada en el suelo debido a la caída sin mirar ni una vez al Uzumaki de nuevo.

Hiruzen se quedó observando el panorama y cuando descubrió a un Naruto dispuesto a intentar acercarse a la pelirrosa dijo:

– Naruto, ¿Qué es lo que ha pasado? – consiguió acaparar la atención del rubio por pura suerte por unos pocos segundos ya que este parecía ensimismado en observar a su compañera de clase quien se estaba empezando a recoger su teléfono del suelo y demás pertenencias.

– ¡Naruto! – repitió Hiruzen chasqueando los dedos en frente a él.

Mientras Sakura recogía sus sus cosas, miró por un instante cómo Hinata la observaba con lo que aparentaba ser timidez sin decir nada. Por su parte, decidió no preguntar el por qué de su paradero a sabiendas de que el resto de sus amigas estaban de camino a su casa, aunque ya sospechaba la razón.

En fin… – no pudo evitar pensar la pelirrosa. Después de guardar su móvil otra vez en su chaqueta, metió su estuche y bolsa de maquillaje en su mochila y esta vez la cerró.

No se porque juzgas a Hinata por espiar a Naruto, teniendo en cuenta tu viejo encaprichamiento con Sasuke… – escuchó decir la voz de su conciencia con algo de gracia.

Cállate so estúpida – se respondió a sí misma.

Aprovechando que casi todo el mundo estaba distraído mirando al Uzumaki, se incorporó tomando por las asas su bolsa y ahí fue cuando se topó con la mirada ónix de Sasuke. Este se encontraba ojeándola detenidamente hecho que le provocó cosquillas en el cuello y espalda que aportaban recuerdos. Sin querer, empezó a sentirse algo cohibida.

Si su consciencia tuviera cuerpo y cara, la pelirrosa apostaba que estaría con una mueca burlona en ese mismo instante.

Tomando aire para soltarlo casi instantáneamente, la pelirrosa empezó a avanzar bajando la mirada al suelo. Estando a varios metros de la entrada donde se encontraban los casilleros para los zapatos, colocó por inercia su mano algo entumecida en el bolsillo libre de su chaqueta comprobando que le faltaba algo.

Al mismo tiempo que la Haruno se alejaba de la escena, el Uchiha empezó a bajar el resto de escalones pero casi resbala y de no ser por sus buenos reflejos, su trasero encontraría el suelo. Una vez enderezado, se acuclilló para recoger el objeto negro del suelo. El kubotan que le pertenecía a la pelirrosa y que milagrosamente era algo que no había roto por hoy.

Sasuke no llegó a tiempo de ver la cara de la ojiverde mientras recogía lo del suelo. Una vez se irguió, alzó su rostro para observar cómo se marchaba decidiendo esconder el kubotan en el bolsillo de su pantalón. Estaba claro que la Haruno lo querría de vuelta.


El peli gris yacía boca arriba encima de uno de los largos sillones leyendo una de sus novelas eróticas de vez en cuando vigilando a sus dos alumnos que se encontraban limpiando las ventanas con ningún esmero bajando el libro hacia su pecho.

– Ahora mismo te pareces más a Sasuke que el mismo Sasuke, Naruto. – comentó Kakashi con despreocupación. – Tanto refunfuñar…

– Yo no refunfuño. – emitió el moreno fulminándole con la mirada por breves segundos para después seguir empapando de jabón el vidrio.

– No, claro que no. – respondió Kakashi con evidente sarcasmo.

Y yo soy monje de clausura... – Pensó observando como por el reflejo el moreno parecía contener sus evidentes ganas de hacer lo que negaba hacer.

Kakashi observó como Naruto le ignoraba terminando de pasar de arriba abajo la pértiga contra la no sucia ventana recién empapada por parte del Uchiha. En eso miró hacia arriba para mirar la hora que estaba en el reloj pegado a la pared.

– Lunes por la tarde más, chicos. – dijo antes de que Sasuke se acercara a la siguiente ventana a la vez que él se incorporaba lentamente.

Poco después de guardar el material de limpieza en los armarios correspondientes, el Hatake se encontraba acompañándolos al entrenamiento de kendo en el que participaba y llegaba tarde Sasuke.

– ¿Podrías ayudarnos con Sakura, Kakashi? – pidió Naruto a su lado mientras se dirigían a la puerta del gimnasio después de que Sasuke entrara a los vestuarios.

– ¿A qué te refieres? – preguntó el pelo gris sentándose con Naruto en las gradas móviles, un poco apartados de varios grupos de chicas.

– Nos ignora, a mí y a Sasuke. – prosiguió bastante desanimado el Uzumaki.

Algunos leves chillidos femeninos alertaron a casi todo el mundo dentro del gimnasio a la vez que Sasuke entraba por las puertas vistiendo su uniforme. A lo lejos, Naruto observaba como Neji tumbaba de un solo golpe a su distraído contrincante en la dividida zona de los estudiantes que practicaban Karate como él, lo que le hizo tensar los nudillos.

– ¿Algo que te moleste del Hyuga? – comentó el profesor sin pasar desapercibido el gesto del rubio sentado recto a su lado, pero su respuesta fue un no con la cabeza. Estaba claro que tenía decidido sobre lo que quería hablar.

– Si hay algo en lo que tu, Sasuke y Sakura os parecéis es por el afán de no escucharme. – comentó Kakashi con tranquilidad cruzándose de brazos nuevamente observando como Gai y Genma instruían sus respectivas clases. – Sorpresivamente, Sasuke es el que más.

Kakashi simplemente se alzó de hombros ante la rara mirada de sorpresa que le dedicaba Naruto. Ante eso Kakashi observaba como su alumno colocaba ambos codos encima de sus rodillas para descansar su cabeza en sus manos.

– Yo solo quiero hablar con ella de algo importante. – murmuró Naruto con molestia sin mover su postura.

– No conseguirás nada si sigues comportándote así. – añadió el profesor.

Naruto se mantuvo en silencio por varios segundos lo que hizo que Kakashi bajara su mirada hacia él.

– No la empujé. – afirmó casi en voz baja el rubio mirando prácticamente a nada dentro de la sala.

– Ya lo sé. – contestó Kakashi mientras lo despeinaba a modo de querer reconfortarlo. – No te preocupes.


Sasuke se encontraba descalzo vistiendo solo con los pantalones del uniforme sujetando con una mano una toalla encima de su corto cabello húmedo mientras con la otra, a plena vista del resto de chicos, sujetaba el kubotan de Sakura en la palma de su mano observando el objeto. Ajeno al ruido de los demás.

¿Acaso lo lleva siempre encima? – cuestionó mentalmente el Uchiha mientras metía el dedo en el pequeño aro de llavero que tenía el objeto.

– Si yo fuera tu escondería eso. – dijo una voz grave sentándose en el banquillo no muy cerca de él.

Sasuke apenas miró con los ojos la figura de Neji con una toalla en la cintura y el cabello recogido en un moño bajo y sin decir nada más lo guardó en su bolsillo de nuevo.

– No se permiten las armas. – siguió el castaño mirándolo serio.

El ojinegro le miró por un par de segundos más antes de apartar la vista a la par de que se quitaba la toalla de donde estaba para colocarla encima de un hombro para sacudir su cabello un par de veces.

Neji simplemente hizo una sonrisita al contemplar la actitud de su compañero de clase quien proseguía a vestirse y no dijo nada más.

– No se como puedes dirigirle la palabra. – dijo un chico moreno a su lado en voz baja aunque Sasuke podía escucharle perfectamente mientras seguía vistiéndose. – ¿No te da miedo?

– ¿Por qué debería? – respondió de manera arrogante Neji empezando a sacar cosas de su taquilla apuradamente.

– Se rumorea que se metía en peleas junto a Uzumaki a menudo, por eso no se llevan con Zaku y compañía. – siguió el muchacho mientras el castaño escuchaba esas palabras y se vestía con prisa.

– Yo escuché que le rompió ambos brazos a un tipo solo por hablar mal de no sé quién… por placer – añadió otro chico más joven que adivinó de quien se hablaba tan solo acercándose.

A estas alturas Sasuke no pudo evitar voltear los ojos ante los exagerados detalles, aunque no del todo falsos, de los rumores acerca de él. Mientras terminaba de colocarse una sudadera con el símbolo de su clan encima de su blusa, decidió prestar atención a su calzado.

– Hyuga ¿Por qué tanta prisa? – preguntó uno de los chicos de antes que parecía llevarse bien con el castaño.

– He quedado. – respondió simplemente Neji sin prestarle demasiada atención acaparando la atención del Uchiha quien se quedó estático con un calcetín en la mano. La imagen de Sakura hace varias horas, maquillada y más bonita todavía, con los labios pintados de rojo se le vino a la cabeza.

¿Será por él? – la simple idea le parecía desagradable pero eso era algo en lo que no debía entrometerse.

Vio a lo lejos como el hyuga ya vestido con sus cosas, salió del vestuario con varios compañeros de karate.

Y a mi me llaman arrogante… – pensó sin un ápice de expresión mientras golpeaba la punta de su pie con el suelo para ajustar una de sus zapatillas.

Apenas quedaban tres chicos aparte de él dentro del vestuario, por lo que ahora se apreciaba menos barullo en comparación a fuera de la habitación. Cerrando mal la taquilla libre con el pie se colocó la shinai enfundada en su espalda después de su gran mochila negra, se colocó la capucha de su sudadera para caminar lentamente hacia la puerta de los vestuarios.

Al salir, Sasuke como de costumbre se encontró a Naruto apoyado contra la pared o distrayéndose de cualquier manera mientras le esperaba para ir a pasar el rato en su apartamento jugando videojuegos o viendo la televisión. Algo que no le apetecía, para ser honestos pero conociendo a su amigo, estaba seguro que necesitaba hablar de nada más ni nada menos que de Sakura.

Otra vez. – Pensó de mala gana. Nunca conseguiría que ella no regresara a su mente de alguna forma u otra.

Antes de que Naruto siquiera pudiera abrir la boca, Sasuke dejó escapar un suspiro cansado mirando a su amigo en silencio.

– Pero si todavía no he dicho nada… – dijo con gracia el Uzumaki observando cómo el Uchiha empezaba a caminar hacia la entrada del instituto seguido de lado por él.

– ¿Jiraya no te echará de menos en casa? – cuestionó sarcásticamente el pelinegro a lo que Naruto simplemente rodó los ojos mientras tomaba aire.

– No tanto como tu Sasuke~ – Dijo imitando a una voz sensual femenina a la vez que pegaba su cara al lado de la de Sasuke amistosamente.

– Quita. – respondió el Uchiha apartando con la mano la cara del rubio y empujándolo algo lejos. Naruto estaba acostumbrado a esos rechazos, pero sabía que tanto él y como su mejor amigo, se consideraban como hermanos. Una sonrisa socarrona volvió a sus labios.

Esperando a que su amigo avanzara unos pasos más, aprovechó para acercarse detrás de él y así mediante un fracaso de intento de pirueta de ballet conseguir dar una patada en el trasero del Uchiha, quien miró molesto al rubio.

– pfff… ¡Solo era una broma!. – musitó con voz afónica mientras huía con su mochila en mano con el pelinegro persiguiéndole, ajenos a las extrañas miradas de los pocos alumnos que quedaban por el instituto.


Sasuke abrió la puerta del apartamento que compartía con su hermano mayor Itachi, sacando la llave de la cerradura sin molestarse en cerrar la puerta a sabiendas que Naruto estaba detrás de él.

– ¿Sasuke? – dijo una voz por dentro del apartamento a la que reconoció como la de Itachi.

– ¡Yo! – Dijo lo suficientemente alto para que el mayor le escuchara mientras se quitaba el calzado en la entrada.

– ¡Y Naruto! – Dijo Naruto feliz siendo más rápido que Sasuke a la hora de quitarse sus deportivas.

De fondo, pudo escuchar como Itachi decía un "vístete, y rápido" seguido del sonido de una puerta cerrarse. No estaban solos.

Genial. – pensó el menor de los Uchiha empezando a andar por el pasillo.

De pronto un husky siberiano negro se dejó ver en el marco que daba al salón, al que al reconocer a uno de sus amos se acercó moviendo la cola poco a poco. Viendo que el pelinegro se acuclillaba frente suyo, el can se sentó dejándose acariciar la cabeza mientras lamía varias veces la mejilla de Sasuke.

– Hola hermanito… – dijo Itachi con una agradable sonrisa con apenas unos pantalones deportivos negros recibiéndolos en la entrada. – Naruto.

– ¿Qué tal? – respondió el saludo alegremente este último al mayor de los uchiha.

En eso los tres se dirigieron al salón decorado con estilo moderno aunque sin extravagancia. Sasuke se fijó en el pequeño desorden que había en la mesa frente al enorme televisor. Papeles esparcidos, un portátil con el salvapantallas sin enchufar y dos tazas vacías. Dejó su bolsa deportiva encima del sofá gris y seguidamente se quitó la capucha mientras se dirigía hacia la cocina para tomar un par de latas de refresco de la nevera, escuchando como Naruto ponía al día a su hermano. Antes de dirigirse al salón se fijó en que Kage, su perra, se encontraba rozando con el hocico su cuenco de agua que estaba vacío y seguidamente alzaba la cabeza para suplicarle que repostara el agua mirándole con sus adorables ojos azules.

– No, no creo que Sarutobi te vaya a castigar más… – Escuchó que le decía Itachi a Naruto con un tono que parecía hasta burlón, a la par que él abría de nuevo la nevera para tomar una botella de agua y después tomar algo de un cajón.

Volviendo a acuclillarse, esta vez al lado del can, le ofreció a esta una golosina la cual fue aceptada con gusto y así poder rellenar el cuenco sin que el animal se impacientara.

– Deduzco que te quedarás a dormir… – comentó Itachi a la vez que Sasuke se erguía de nuevo acariciando la espalda de Kage que había empezado a beber del cuenco con ganas para posteriormente tomar de nuevo sus latas de refresco y salir de la cocina.

– Este inútil vive más aquí que en su propia casa… – añadió el menor sin dudas ni remordimientos por su comentario, el cuál hizo caso omiso agarrando la lata que Sasuke le lanzó a la primera.

Sentados en el suelo de la habitación del uchiha menor, este se encontraba leyendo una revista de artes marciales con Kage reposando su cabeza en uno de sus muslos mientras el rubio a su lado con un mando de consola mantenía su mirada fija en el pequeño televisor de su habitación intentando vencer a un jefe de videojuego bastante difícil.

Cuando la música de "Game over" sonó Naruto suspiró con cansancio echando la cabeza encima de la cama de Sasuke.

– No lo entiendo… – se quejó en voz alta removiendo su cabello con su mano libre. – ¡En las cartas todo parecía normal!

El pelinegro cerró la revista y la tiró encima de su escritorio que se encontraba a su lado para que después de unos segundos imitar a su mejor amigo apoyando sus codos atrás en su cama.

– Naruto… – empezó Sasuke con cautela acariciando a Kage distraídamente. – ¿No te parece raro?

– ¿Eh? – dijo simplemente Naruto volteando a verle. – ¿raro?

– Las cartas. – dijo simplemente Sasuke. – No parecen ser de ella.

Un silencio incómodo se hizo en la habitación, sabía que la mirada del rubio se había vuelto más reflexiva pero no menos seria, por lo que no volteó a mirarle y solo miró por la ventana del lado de su escritorio.

– Lo son. – respondió simplemente el Uzumaki con convicción. – Yo sé que lo son.

Naruto miraba atentamente al pelinegro. Hablar de su amiga con el uchiha era como una caja sorpresa. Las reacciones de su amigo referente a la pelirrosa le dejaban con varios interrogantes en su mente. No sabía que intentaba decirle con eso…

– En las cartas ella deja claro que tiene algo importante que decirme. – continuó el Uzumaki. – Todos los detalles concuerdan.

– Su nombre solo aparece en tus cartas no en las que recibes. – intentó de nuevo Sasuke.

– Es ella porque... – reiteró el ojiazul con algo de molestia, escuchó a Sasuke soltar aire por la nariz. – Sakura y yo tenemos una charla pendiente.

Sasuke meditó esas palabras sin inmutarse. Kage levantó la cabeza de su muslo por lo que aprovechó para doblar la pierna y estirar la otra.

– ¿Y esta charla no la podíais tener por carta? – insinuó Sasuke apoyando su mano en la rodilla. – ¿Cómo es que no está escrito su número de teléfono en las cartas o algo por el estilo?

Esa pregunta le hizo recordar la breve conversación que había mantenido con Sakura ese mismo día, haciendo que le entraran dudas al encontrar parte de razón en lo que se le había dicho.

Seguidamente, los recuerdos en el que ella sonreía hacia Sasuke estando los tres juntos o con los demás, su incesable y desgarrador llanto por la huida y ausencia del pelinegro, su promesa y finalmente…

Dije que te amo, Naruto

Una pensamiento empezó a iluminarse en la mente de Naruto, pero negó con la cabeza disipándolo haciendo que el uchiha volteara a verle.

– ¿Qué? – preguntó su amigo al ver su gesto. No pudo evitar alzar una ceja al ver que sonreía tranquilamente.

– Es Sakura, es ella. – afirmó con seguridad en lo que Sasuke se inclinaba para tomar la lata que yacía al lado de su pierna, contrario donde se encontraba Kage estirada en el suelo. – Va a volver a declararse, estoy seguro.

Escuchando estas palabras, el uchiha menor sintió como si le hubieran dado el peor puñetazo en el estómago de la historia. Sasuke notaba que estaba empezando a ponerse nervioso. Sin poder evitarlo hizo un puño con su mano libre mientras intentaba disimular su asombro tomando un sorbo de su lata.

– Me costó creerlo, ¿sabes? – escuchó con eco lo que decía el Uzumaki.

¿Sakura? – pensó el ojinegro con sorpresa. – Ella…

Se le declaró…

¡TE AMO CON TODO MI CORAZÓN SASUKE!

– ¿Sasuke? – escuchó que lo sacaban de sus pensamientos con una mano en su hombro, el uchiha miró a su mejor amigo que se encontraba de pié. – Jiraiya me acaba de llamar para que vaya a casa, dice que tengo que hacer no sé qué… ¡Hasta luego!

El uchiha vió como el rubio se ponía su mitad sudadera mitad gabardina, tomaba su mochila y con otro saludo con la mano, salió de su habitación y rápidamente salió por la puerta del apartamento hacia su casa. No escuchó a su hermano preguntarle la razón de que Naruto al final se fuera asomándose por el marco de la puerta.


Mebuki aspiró de nuevo su cigarrillo para rápidamente dejar escapar el humo por su boca. Cruzada de piernas sentada en un semi muro de la azotea de la empresa donde trabajaba. No se acordaba de todas las veces que había releído el contenido del papel en su mano.

– Imbécil… – murmuró en voz alta con voz quebradiza y rápidamente dió la última calada al cigarro en su mano antes de tirarlo al suelo a cualquier parte. – Hijo de perra…

Una lágrima bañada en delineador cayó de su mejilla hasta sus pantalones, dejando una diminuta mancha de maquillaje.

" Mebuki,

No vuelvas a Atami, Ume y yo te hemos puesto una orden de alejamiento. Lo nuestro fue un error que casi me arrebató todo lo que amo.

Realmente creo que haber estado todos estos años contigo, sin corresponderte nunca, ha sido suficiente consecuencia como para querer enmendar lo que hice.

Acepta este generoso cheque y vivid, tu y nuestra hija, lejos de mi familia.

Kizashi Fuji."

Mebuki apretó la hoja arrugando el papel y descansó la mano contra el semi muro sin importarle que este terminara por rasgarse de alguna manera. La verdad es que a Mebuki le daba igual ya todo.

Alzando la vista hasta el despejado y negro cielo la rubia dejó su mente ser inundada de preguntas.

¿Cuántas horas llevaba ahí? ¿Qué hora era? ¿Ahora qué? ¿Qué haré? ¿Por qué…? – con esta última pregunta no pudo evitar soltar una corta risa ante sus absurdos pensamientos.

Con cuidado se quitó los tacones caros que llevaba puestos, dejando que sus pies descansaran a pesar de estar acostumbrados al estrés, para después recogerlos del suelo y ponerlos encima del papel junto al sobre con el que venía.

Hija…

Sakura…

Te odio

Todo es tu culpa…


– ¿Emergencias diga? – se escuchó a un hombre decir desde un teléfono móvil a pesar de los gritos de sorpresa y disgusto. – ¿Diga?

– N-necesito que venga una ambulancia, hay una m-m-mujer encima de un c-coche… – dijo la mujer que había realizado la llamada desde su teléfono. – Creo que está muerta…


N/A: ssssss... La verdad chicos es que no tenía pensado terminar el capítulo así. Bueno, si hay algo de lo que me enorgullezco es de que por lo menos, desde mi perspectiva, la trama avanza. Se sabe algo más. ¿Qué opináis?

De verdad que me gustaría saber que os está pareciendo la historia en general, y poder leer hacia donde creéis que va la trama. Pero no os voy a obligar a hacerlo.

Un abrazo y muchas gracias por leer.

Espero que hayas disfrutado (en que sea algo) de la lectura.

Hasta el siguiente capítulo.