Buenas tardes a todos,
Digamos que vengo con otro capítulo, obviamente. ¡Tachaaaán! *Tira confeti al aire* Se que les parece raro que actualice en menos de una semana, pero qué más da.
Este capítulo avanza un poquito con la trama, aparte de revelar ciertos detalles importantes a tener en cuenta, con un poquito de drama. *Sonríe forzadamente con el pulgar arriba* No se preocupen, que también hay comedia.
Para los amantes de la pareja Shikatema, os va a gustar. A los que adoran el drama, puede que también.
Ahora específico, aunque con retraso, que esta historia se trata de un intento de slowburn. O al menos eso intento hacer (por ahora), quien sabe si cambio de opinión más adelante.
Disfruten de la lectura.
Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.
La historia, salvo los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto, por favor. Gracias.
No vale mentir
Sakura llamó a la puerta del despacho del director Sarutobi un par de veces esperando recibir permiso para entrar en él.
– Adelante. – escuchó que Hiruzen pronunciaba desde dentro de su despacho.
Entrando en la habitación, la joven vio como Hiruzen se encontraba de pié observando la ventana del lateral con las cortinas dobladas, dejando ver la persistente lluvia fuera del edificio. Cuando el adulto se dio la vuelta, fue saludado con una educada reverencia.
– Buenos días, señorita Haruno. – saludó el anciano caminando con ambas manos tras la espalda hacia su escritorio.
– Tome asiento, por favor. – indicó Hiruzen señalando con una mano extendida a una de las sillas frente a él antes de sentarse en la suya.
Varios minutos pasaron en los que los dos mantenían silencio. Sakura observaba cómo el anciano observaba algo en la pantalla de su ordenador, lo que la llevó a la conclusión que estaba esperando a alguien más y así no tener que repetirse.
– Deseo darte mis condolencias, señorita Haruno. – habló Hiruzen sacándola de sus pensamientos. – Perder a tu madre debe ser difícil, el profesor Hatake me ha puesto al corriente de tu situación.
La ojiverde inconscientemente escondió sus pulgares de cada mano debajo del resto de sus dedos, apretando los puños incómoda. Tras tomar aire, se dignó a sonreír por pura cortesía, disimulando las pocas ganas que tenía de permanecer allí.
– Tu padre ha llamado. – Sakura apoyó su espalda en el respaldo de su silla, tensando los músculos de sus brazos y mirando hacia el suelo de parquet.
– Ha accedido a que termines tus estudios aquí, también ha transferido un cheque para pagar las deudas de tu madre. No hace falta que pagues nada más.
Cuatro golpes alertaron al director, quien quitó su mirada de la Haruno momentáneamente. El sonido del teléfono que descansaba en una esquina del escritorio sonó dos veces, lo que provocó que Hiruzen colocara el altavoz pulsando uno de los botones del aparato.
– Señor, Sasuke Uchiha y Naruto Uzumaki junto al profesor Hatake están esperando. ¿Los hago pasar? – informó la voz de su secretaria. Sakura no pudo evitar chasquear la lengua en silencio debido al aborrecimiento.
– Que pasen. – respondió de forma concisa el director, a lo que la secretaria una vez dichas las órdenes, colgó la llamada.
Sakura no se molestó en voltear a ver a ninguno de los tres muchachos cuando escuchó la puerta del despacho siendo abierta, tampoco al sentir su mirada clavarse en ella.
– Buenos días, muchachos, profesor Hatake. – dijo el director tranquilamente apoyando los antebrazos encima de la mesa, entrelazando ambas manos.
En lo que Kakashi cerraba la puerta tras él, Naruto se sentó en la silla al lado de Sakura con brío, mientras que el profesor y Sasuke se quedaban de pie detrás de ellos.
– Bien. – empezó Hiruzen cuando volvió a haber silencio indicando que estaban prestando atención. – Quiero explicaciones por parte vuestra, señorita Haruno, Naruto. Sobre lo que ocurrió el viernes por la tarde.
Naruto volteó a mirar a la Haruno, quien ni se inmutó a pesar de que el director se dirigía parcialmente a ella.
– Necesito saber las versiones de cada uno, de no obtenerlas no tendré más remedio que castigarlos a los dos. Vosotros elegís.
Naruto tragó saliva, no esperaba tener que dar explicaciones. Estaba acostumbrado a tener que pasar horas extras como castigo, ya sea limpiando alguna parte del centro o aguantar en silencio en una sala sin poder hacer nada.
– ¿Naruto? – dijo Hiruzen acariciándose la barba con una mano.
– Estábamos hablando, no recuerdo cómo pasó… – inició el Uzumaki con cautela intentando hacer memoria.
– No tuvo la culpa nadie. – interrumpió Sakura levantando la vista hacia el director, el cual alzó una ceja esperando que diera más detalles. – Resbalé intentando librarme de su agarre.
– ¿Resbalaste porque te empujó él? – indagó Hiruzen colocando su mirada en Naruto.
Por su parte, Naruto realmente no se acordaba de cómo habían pasado los hechos, eran detalles que habían pasado demasiado deprisa.
– No. – respondió la ojiverde sin tapujos, acomodándose en su asiento. – Naruto ya me había soltado antes de que yo cayera.
Naruto se sintió aliviado al ver como la pelirrosa volteaba a verle con una expresión que él interpretaba como una sonrisa. La mirada de la Haruno duró poco, pero fue suficiente para hacer que el Uzumaki se sonrojara un poco. Suficiente para sentirse ilusionado al ver ese matiz de la Sakura que recordaba.
– ¿Algo que añadir, Naruto? – cuestionó Hiruzen sin sorprenderse de la actual expresión del rubio.
– ¿Eh? – respondió el mencionado volteando la cabeza para observar al director, quien no hizo más que suspirar.
– Me tomaré tu respuesta como un no. – respondió el anciano para después toser varias veces.
– Habiendo solucionado este asunto pendiente, hay otros de los que quiero hablar con ustedes tres. – anunció el director tras unos breves instantes, una vez pudo recuperar su voz.
– ¿Por qué siempre que el señor Kinuta y el señor Abumi hacen algo mal, salís involucrados de alguna forma?
– Por qué no me sorprende… – pensó Sakura con cansancio sin molestarse a mirar a nadie en particular.
Sasuke por su parte, observó como la pelirrosa se quedaba en silencio acariciándose la frente. Se le vino a la cabeza que justo ayer tanto Zaku y el otro fueron llamados al despacho. Atando cabos, era lógico que fueran citados justo el día después, pero no entendía por qué se encontraba ella aquí.
– Definitivamente, no es la primera vez que ella tiene problemas con ellos… – pensó Sasuke descansando sus manos en los bolsillos de su pantalón.
– Por lo que he escuchado, esta vez fuisteis ustedes dos quienes empezaron. – afirmó bastante enfadado por lo ocurrido ayer, alternando su mirada entre el rubio y el pelinegro.
– Pero ellos empezaron amena… – empezó el Uzumaki con ánimos de defenderse.
– ¿Puedo saber qué ocurrió? – preguntó Kakashi cruzado de brazos mirando a Sarutobi. Al haber acompañado a Sakura a Atami, no tenía idea de lo ocurrido, aunque tenía ligeras expectativas.
– Acabo de decir lo ocurrido, Kakashi. – comentó molesto el anciano, volviendo a entrelazar sus manos encima de la mesa.
– ¿Rompieron algo? ¿Han herido a alguien? – se atrevió a preguntar el profesor mirando de reojo al pelinegro a su lado.
– No intentes apaciguar la situación. – advirtió Sarutobi con seriedad. – En este centro los estudiantes que acosan a otros, merecen castigo.
– Hehe… – rio suavemente Sakura acaparando la atención de todos teniendo que tapar su sonrisa burlona con una mano.
– ¿Qué le parece gracioso, señorita Haruno? – cuestionó el director clavando su mirada seria en ella ante su comportamiento.
– El hecho de que haya estudiantes que acosan a otros y no son castigados. – afirmó tajante la ojiverde mirándose las uñas.
– Me fascina que tenga la osadía de hacernos perder tiempo, por algo que seguramente provocaron los que no están aquí. – añadió Sakura cruzándose de piernas, atreviéndose a mirar inquisitivamente a Hiruzen.
– Si se refiere a los Sres. Kinuta y Abumi, ya fueron avisados. – respondió Hiruzen sin aflojar su seria mirada.
– ¿Ha servido eso alguna vez? – respondió Sakura hastiada arreglándose el flequillo detrás de su oreja mirando hacia la ventana.
A Sasuke se le escapó una sonrisa ladeada, aunque la borró rápidamente.
– ¿Sabe que Ami Watanabe, hermana de su secretaría, se dedica a insultar a otros por internet? De ser transfóbica, homofóbica, gordofóbica pasando a ser racista… – comentó Sakura con una ceja alzada. – Es preocupante, porque no se trata solo de burlas hacia otros alumnos, sino a profesores.
– Si usted se hace el ciego mientras un profesor hace comentarios indebidos a menores o cuando una alumna que tenga la desfachatez de burlarse no solo de mí, también de otros… – continuó Sakura molesta. – Creo que lo es más, sobre todo habiendo pruebas.
– Así que dígame, señor director, ¿qué hay de malo en defenderse o que alguien intervenga si es que hay alguien que sufre de acoso? – dijo la ojiverde con ambas manos apoyadas en su rodilla.
– Señorita Haruno, ese no es el punto… – informó Hiruzen rascándose la sien visiblemente incómodo y algo sorprendido. – ¿Qué tiene que ver el profesor Jiraiya en todo esto?
Hiruzen no tuvo más remedio que suspirar cansado al verse metafóricamente acorralado entre semejantes hechos. La estancia se quedó en silencio por varios segundos tras eso.
– ¿Cuándo he mencionado al profesor Goketsu? – dijo la Haruno pestañeando expectante a la posible respuesta.
Kakashi cerró los ojos y suspiró en silencio, sin tener la más remota idea de lo que planeaba la pelirrosa. Conociéndola, en muchos casos, llegaba a ser impredecible. Como ahora.
Naruto, por su parte, se encontraba no solamente sorprendido, sino perdido, pero no menos feliz porque al parecer estaba defendiéndolos.
– Castígame si así lo desea, pero con el debido respeto… – finalizó Sakura levantándose del asiento, tomando su mochila, estirando su falda. Sasuke y Naruto no pudieron evitar bajar la mirada a sus torneadas piernas, este último recibiendo un capón por parte de Kakashi mediante el libro que sostenía al ser tan obvio. – Ya he faltado a demasiadas clases esta semana, buen día.
Tras una reverencia como despedida, dio media vuelta encontrándose con Sasuke detrás de él mirándola casi sin pestañear. Desviando la mirada del pelinegro caminó entre este y Kakashi directamente hacia la puerta del despacho para terminar saliendo de la habitación, cerrando la puerta tras ella.
Sarutobi no disimuló su molestia mirando al profesor frente a él, quien simplemente alzó los hombros. Alzando la mirada al reloj pegado a la pared, tomó su decisión.
– Vuelvan a clase, muchachos. – musitó con cansancio el anciano.
– ¿No va a castigarnos? – preguntó Naruto rascándose la zona que había abofeteado el Hatake.
– No. – respondió Hiruzen con paciencia. En lo que el mencionado asentía con la cabeza ante su nueva responsabilidad. – Eso fue todo por ahora, pueden irse.
Naruto, Sasuke y Kakashi salieron del despacho del director en silencio, encontrando a Sakura entregando un cuaderno a la profesora Kurenai quien le sonrió afablemente mientras ellos tres detenían su paso.
– ¿Volviste Kakashi? – preguntó la pelinegra volteando a ver al profesor. – ¿Qué tal estos días de vacaciones?
– No eran vacaciones, Kurenai. Asistí a un funeral. – explicó Kakashi caminando hacia ella y Sakura.
– ¿De quién? – cuestionó con preocupación, otros profesores alzaron la mirada atentos a la conversación.
– Con permiso. – Interrumpió la ojiverde bajando la mirada incómoda, haciendo que la profesora de lengua inglesa se sorprendiera al recordar cierto detalle.
– Vamos. – indicó Kakashi a los muchachos mirando a Kurenai para que entendiera que ya daría más respuestas otro momento, empezando a caminar de nuevo con Naruto y Sasuke pisándole los talones.
Sakura fue la primera en salir de la sala, Kakashi se quedó en la puerta invitando que los dos jóvenes salieran antes que él cerrando la puerta una vez todos estaban fuera. Con la espalda del pelinegro y el rubio frente a él, aprovechó que estos estaban distraídos, viendo a Sakura andar frente a ellos en silencio para golpear con su libro de lectura la cabeza de Naruto de nuevo y también la del Uchiha.
– ¡Auch! ¿Por qué? – se quejó el Uzumaki acariciándose la zona afectada.
Sasuke no se molestó en decir nada, simplemente miró molesto a su tutor también con una mano en su cabeza por el golpe.
– ¿Por qué solo saben meterse en problemas? – preguntó retóricamente el Hatake sin sorprenderse de la actitud de sus alumnos.
Sakura giró la cabeza por un segundo, viendo a sus dos compañeros de clase ser reñidos por su profesor, como años atrás.
– Algunas cosas no cambian… – pensó la Haruno sin prestar atención a la conversación de ellos observando a Naruto hacer un mohín infantil. – La que habrán hecho…
Conociendo el comportamiento de Dosu y Zaku seguramente la habían estado buscando tras su corto periodo de expulsión. Un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo acompañados ciertos recuerdos que decidió apartar de su mente.
– Esos imbéciles estaban molestando a Ino, preguntando por Sakura… – se defendió el rubio alzando la voz.
– Si no hubieras acorralado a ese, no habríamos tenido que tolerar el sermón de Hiruzen, pedazo de inútil… – recitó Sasuke con fastidio debido a la estridente voz de su mejor amigo.
– Cállate idiota, yo no fui el que lanzó latas como un cavernícola encestándolas contra sus cabezas, no me encasquetes la culpa solo a mí. – respondió Naruto fulminando al pelinegro con la mirada.
– Define la palabra cavernícola, cazurro… – insultó Sasuke de vuelta.
– Zopenco.
– Pelma.
– ¡Bastardo!.
– ¡Imbécil!
Sakura golpeó con fuerza un paquete de pañuelos casi vacío del suelo con rabia contenida, enviándolo lejos de donde se encontraban en el pasillo, rebotando de una pared a otra, logrando silenciar a los dos adolescentes quienes se la quedaron viendo subir las escaleras al siguiente piso con destino a su clase con la misma expresión de consternación.
Naruto y Sasuke por su lado, independientemente, se quedaron viendo a la Haruno. El primero tragó saliva con algo de pavor, mientras que el pelinegro no sabía qué pensar.
– ¿Estará molesta conmigo? – supuso el Uzumaki temeroso.
– Ella… está rara. – concluyó Sasuke mirándola de arriba abajo.
La Haruno apoyó su cabeza en su mano mientras apuntaba los apuntes de historia que el profesor Asuma iba comentando mientras escribía en la pizarra con una tiza concentrada cuando unos susurros la distrajeron.
Volteando la cabeza, Sakura vio como un par de alumnos apartaban el rostro queriendo disimular no haber estado hablando de ella.
– Genial… – rumió de manera incómoda mientras toqueteaba un mechón de su cabello, para ella ser el posible centro de atención era de esperarse. Decir que no estaba acostumbrada a que la gente fuera diciendo cosas sobre ella por ahí, sería mentir. La muerte de su madre había sido ilustrada por el noticiero mañanero, a fin de cuentas.
– Bien, para el lunes de la semana que viene muchachos. Quiero un trabajo en parejas sobre el período Sengoku de veinte páginas. – informó Asuma dejando la tiza en el borde de la pizarra.
Varios alumnos empezaron a querer formar parejas creando alboroto, haciendo que Asuma aplaudiera para llamar la atención de todos.
– Las parejas las haré yo. – comentó el profesor, quien no pudo evitar sonreír con suficiencia escuchando como había varios interrumpiendo con quejas. Estaba acostumbrado. – ¿Queréis un examen y no un trabajo?
Ese comentario parece ser que calló a la mayoría, mientras que unos seguían soltando bufidos de fastidio.
– ¿Por qué no podemos elegir a nuestro compañero? – preguntó Ino con intención de hacer persuadir a su profesor. Varias personas estuvieron de acuerdo con la pregunta de la rubia.
– Porque siempre son los mismos. Que haya variedad y compañerismo. – respondió sin importancia el Sarutobi.
– Profesor, somos impares. – informó otra alumna. Asuma revisó su carpeta ante ese detalle inesperado y empezó a contar con un bolígrafo en la mano a todos los alumnos.
Sakura cerró su cuaderno, dejando de prestar atención por un segundo en lo que Asuma empezaba a decir los grupos.
– Neji Hyuga, Naruto Uzumaki y Shino Aburame.
– Ino Yamanaka, Kiba Inuzuka, Lee Rock.
– Tenten Ama, Hinata Hyuga, Chouji Akimichi.
– Ami Watanabe, Morio Dankai, Kasumi Yoshida.
No era sorprendente que casi todo el mundo estuviera soltando bufidos y quejas por lo bajo ante el desagrado de los equipos. La ojiverde estaba segura de que no era él el único profesor que hacía eso como entretenimiento personal, viendo como su profesor de historia apenas levantaba la mirada y seguía recitando nombres.
- Y el último, Sasuke Uchiha y Sakura Haruno. - finalizó Asuma cerrando su cuaderno, preparándose para la horda del alumnado femenino del aula estando en contra de la decisión.
La ojiverde cerró su libro y estuche ignorando las quejas altas que varias chicas proclamaron en contra la idea de que fuera ella la pareja del Uchiha.
– ¿Se pueden hacer cambios? – preguntó Ami con súplica y evidentes ganas de cambiar su equipo. – ¡No es justo!
Sonó la campana anunciando el receso del almuerzo, en lo que Asuma se fue a su pupitre para recoger sus cosas. Varios alumnos se levantaron al ver que el profesor se disponía a marcharse, los cuales fueron ignorados.
La Haruno se levantó de su silla para acercarse a Ino, quien estaba haciendo un mohín como otros, debido a su equipo.
– Vamos a almorzar, anda. – dijo tomando a su amiga de la mano de pie a su lado.
La Yamanaka se dejó levantar por su mejor amiga, la cual había echado de menos estos días. Se había preocupado demasiado por ella, siempre lo hacía. Por eso la abrazó de repente, disfrutando el hecho de que Sakura dejara hacerlo, a pesar de que la apretara demasiado contra ella provocando que esta dejara escapar un quejido, que la hizo sonreír.
– ¡Brrrpff! Ino, tengo cabellos tuyos en la boca. – musitó Sakura devolviendo el abrazo, ella también la había echado de menos.
– Temari y Tenten van a ir a la cafetería. – comentó la rubia tras separarse, a lo que Sakura asintió sin importarle ese detalle. A decir verdad, tampoco había traído almuerzo.
Sakura regresó a su pupitre para sacar su teléfono más la cartera de su bolsa y dejar su chaqueta de uniforme colgando en la silla, empezaba a hacer calor desde que había dejado de llover; así pues, seguir a sus amigas fuera del aula sin darse cuenta de que Sasuke la había estado viendo. Esperando que se acercara para hablar del proyecto de historia.
El pelinegro suspiró, sintiéndose irritado, empezando a guardar su cuaderno, libro y demás en silencio dentro de su mochila.
Naruto le palmeó el hombro y con la cabeza le invitó a ir a la cafetería con él y los demás, a lo que accedió en silencio.
Sakura se encontraba sentada entre Temari e Ino en una de las mesas circulares que daban a las ventanas de la cafetería, quedando Hinata y Tenten frente a ella. Eligieron la mesa más cercana a las ventanas de la habitación, donde el sol aportaba calor y luminosidad, dejando a la vista la parte del campus trasera.
– ¿Te mudaste? – preguntó Temari tomando un bocado de su tortilla de su bandeja.
– La casa pasó a ser de mis abuelos, la quisieron vender. – respondió removiendo con los palillos el arroz frente a ella.
Las chicas se quedaron en silencio sin saber qué decir al respecto, al darse cuenta, la pelirrosa levantó la mirada decidida a apaciguar la situación.
– Pero ahora vivo en un apartamento de alquiler. – dijo con una sonrisa la ojiverde.
– ¿Tu padre? – cuestionó Ino con seriedad, logrando borrar la sonrisa de su amiga.
– Me va a enviar dinero. – terminó por explicar sin ganas de entrar más en detalle. Tenten avisó a la Yamanaka mediante un suave codazo para que desistiera.
Sakura tomó un poco de arroz de su bandeja y se la puso en la boca a pesar de no tener ni un poco de hambre, pero sabía que tenía que forzarse a comer o si no terminaría desmayándose como otras veces.
El resto de chicas voltearon a verse entre sí, todavía preocupadas.
– Shikamaru me ha pedido salir. – comentó Temari quebrando el silencio decidiendo cambiar el tema de conversación.
Eso llamó la atención del resto, quienes voltearon a verla en lo que ella se ponía algo colorada.
– Ya era hora, estúpido vago. – afirmó la rubia de la coleta sin sorprenderse como Sakura quien simplemente asintió. – Siempre con la cabeza en las nubes. Literalmente.
Tenten no pudo evitar reír ante su comentario antes de dar un sorbo de su botella de agua.
– ¿Qué respondiste? – preguntó esta vez Sakura quitándose por un momento la diadema de su cabello, hacía rato que le molestaba por detrás de las orejas.
– Todavía nada, lo dejé en visto. – comentó indecisa, mostrando el mensaje de teléfono que había recibido ayer. – Mierda, está mirando hacia aquí. ¿Qué hago?
– Obvio, dile que sí. – contestó Tenten antes de dar un sorbo de su zumo a sabiendas de que la rubia reciprocaba los sentimientos del Nara.
Las chicas sonrieron al verla sonrojarse todavía rehuyendo la mirada del castaño, en lo que Sakura e Ino voltearon sus cabezas para ver si el Nara seguía mirando hacia su mesa, concretamente a la rubia de varias coletas.
– Hace meses que lo vuestro empezó… – opinó Sakura después de tragar un poco más de arroz, Temari se quedó reflexionando eso todavía sonrojada con timidez.
– Es bueno saber que está esperando tu respuesta, se le ve ansioso. – manifestó Ino mirando a la mesa de los muchachos, sonriendo de manera burlona hacia su amigo de la infancia. – Solo dile lo que quieres.
– ¿Por qué no lo haces ahora? Tengo una idea interesante. – propuso la ojiverde mirando a las chicas mordiéndose el labio inferior, en lo que las chicas asintieron con curiosidad, antes de que la Sabaku se pusiera a escribir nada con su teléfono.
En el momento que Shikamaru tomó su móvil dando un sorbo de su gaseosa de limón, terminó por escupir la bebida por boca y nariz encima de Chouji, provocando la risa de las chicas que habían visto todo.
– ¡¿Qué demonios?! – bramó Kiba asqueado, quien se encontraba al otro lado del Nara.
Neji le tiró una servilleta, en lo que Naruto se reía abiertamente con la boca llena de comida, viendo como el de la coleta, tosía repetidamente colocando la servilleta delante de su boca, en lo que Chouji le daba golpes en la espalda.
– ¿Todo bien? – preguntó este último sorprendido viendo como Shikamaru se secaba una lágrima escurridiza tras tanta tos.
– Sí. – respondió Shikamaru mirando hacia la mesa de las chicas donde estas se encontraban riendo a su costa, aunque bastante feliz al obtener la respuesta que esperaba por parte de Temari.
– Limpia tu desastre. – solicitó Kiba pasándole la caja de servilletas del centro de la mesa.
– Culpa a Temari de ello. – comentó simplemente Shikamaru cumpliendo el pedido del Inuzuka.
– Querrás decir a las chicas, seguro fue idea de Ino… – puntualizó Kiba viendo cómo las muchachas seguían riéndose mientras la mencionada se tapaba la boca de la risa. Todos los chicos voltearon a verlas.
Tras limpiar lo que había ensuciado aparte de su propia blusa, el Nara se levantó y se dirigió hacia la mesa de las chicas sin molestarse a limpiar su bandeja de comida que no se había terminado.
– ¿Dónde vas? – preguntó Chouji mirando extraño a su amigo al verlo tan decidido.
Sin obtener respuesta, los chicos se quedaron viendo como su colega se dirigía a la puerta que daba al patio. Kiba y Chouji abrieron la boca sorprendidos, al ver como Temari se levantaba de la mesa donde estaban las chicas para caminar hacia él y agarrarle la mano.
Shikamaru se dejó llevar hacia fuera por su ahora novia, sonriendo con burla hacia sus amigos.
– Joder, si el que menos hace más obtiene… – se quejó el Inuzuka dejando caer su bocadillo contra la bandeja ante la suerte del Nara.
– No creo que se deba a eso, al hecho de que no consigas novia… – bromeó Naruto casi riendo, colocando en su cara una loncha de queso como si fuera una mascarilla.
– Ui, habló el tonto del patio como si se tratara del Uchiha. – contraatacó el Inuzuka devolviéndole el insulto. Este último ni siquiera se molestó en alzar la vista y siguió comiendo.
– ¿En serio te vas a comer eso, Chouji? – preguntó Kiba mirando hacia él.
– ¿Qué? Pengo hamble… – manifestó con la boca llena el akimichi empezando a comer lo que Shikamaru no había terminado de comerse.
– No piensas en nada más que comer, Chouji. Ya es hora de echarnos novia. – dijo Kiba levantando sus manos como si estuviera explicando una visión.
– ¡Me gusta esa llama, Kiba! – manifestó Lee con efusividad concordando con él.
– ¡Exacto! Es nuestro último año, ya es hora de pedirle a una chica sudar juntos. – proclamó de nuevo el castaño.
– ¡Sí! Espera, ¿qué? – dijo Lee sin entender.
– Yo tampoco entendí. - añadió Sai mirando al Inuzuka impasible.
– Eso no sorprende a nadie. – dijo Neji rascándose el mentón donde había un toque de barba afeitada que casi ni se notaba.
– Eso es porque sois vírgenes. – corrigió Kiba sin tapujos, alzando sus hombros sin importancia.
– ¿Y tú no? – preguntó Sai con su rostro sonriendo como siempre.
– Pues no. – presumió Kiba orgulloso, sin mirar al pelinegro de tez blanca como un vaso de leche, quien no cambió la expresión.
– ¿Quién es la retrasada que accedió a ello? – preguntó Naruto jugando con su comida sin creerle nada al castaño.
– No va a este instituto. – respondió sin darle importancia el Inuzuka lanzando arriba una patata para intentar que esta entrara en su boca a la primera, la cual cayó al suelo.
– O sea, que no existe… – afirmó Naruto con una sonrisa burlona riendo de su propio comentario.
– Igual que tu cerebro. – dijo el castaño mirando como el rubio seguía colocando queso en su cara, riendo a lo estúpido.
– O como tu pene… – añadió Sai alzando un dedo creyendo conveniente el comentario, logrando que el Uzumaki se sonrojara haciendo una mueca graciosa y el resto le miraran extrañados, hasta que Kiba dejó escapar una risa, hasta Chouji no consiguió camuflar una carcajada, mucho para el bochorno del Uzumaki.
– Me largo. – comentó Neji levantándose de su silla, suficientemente harto y asqueado, sin ganas de escuchar esa conversación, tomando su bandeja marchando hacia los basureros sin decir nada más.
– Solo por esto, te mereces una patata. – dijo el Inuzuka ignorando al primo de Hinata, divertido ofreciendo una patata de su paquete a Sai, quien la aceptó en silencio sonriente. – Toma.
Sasuke dejó de escuchar a partir de ahí y se colocó los auriculares. No tenía ganas de prestar atención a las tonterías de Kiba, quien a veces llegaba a ser hasta más escandaloso y estúpido que su mejor amigo.
Masticó en silencio el último pedazo de bocadillo mientras escuchaba una canción de Skillet observando sin sorprenderse al ver como Naruto volvía a reír colocando de nuevo las lonchas de queso en su cara.
– Él se reiría hasta de lo más absurdo… – pensó el Uchiha inspirando tras tragar el alimento en su boca, asimismo que completaba su almuerzo, dando un último gran sorbo de su lata de refresco.
De pronto, alguien tocó su hombro, llamando la atención de todos los integrantes de la mesa. Naruto se movió de su asiento con prisa y torpeza haciendo que el alimento de su cara fuera resbalando de la misma, algo sonrojado y avergonzado.
Sakura estaba a su lado mirándole con cara de póker con una mano en jarra descansando en su cintura. Vio que la ojiverde volvía a hablarle, pero no la oyó. Simplemente, se la quedó viendo.
La pelirrosa cambió la mano en su cintura por la otra, mirando alzando una ceja a Naruto, quien se encontraba todavía con una loncha de queso en la cara. Negando a repetir de nuevo lo que había dicho, la Haruno se atrevió a quitarle los auriculares de la oreja, estirando el cable colgando.
– Te estoy hablando. – explicó con una expresión sería caminando hacia su otro lado de la mesa, quedando entre Sai y Sasuke.
Sakura apartó de encima de la mesa la bandeja de Sai que se encontraba en el extremo de la mesa y se apoyó contra la misma. Sasuke bajó la vista a los pies de la pelirrosa, vestidos con unas deportivas fuera de la normativa de vestuario dentro, subiendo hasta sus piernas hasta su abdomen y pecho. El par de chasquidos con los dedos de la Haruno lo volvieron a la realidad, obligándole a alzar su mirada para observar a la muchacha.
– Dame tu teléfono. – ordenó simplemente intentando no ser demasiado tajante, sacando el suyo con intenciones de apuntar el número.
Se vio sorprendida cuando el Uchiha literalmente le ofreció su teléfono desbloqueado en silencio, mirándola fijamente.
– Me refería a que… Da igual. – habló la Haruno tomando el aparato de sus manos apuntando su número de memoria en la agenda. El tono de llamada entrante del teléfono de la pelirrosa sonó, implicando que ya había obtenido lo que ella quería.
– Guarda mi número. – dijo Sakura con una sonrisa dejando el móvil del Uchiha encima de la mesa. – Te diré luego la hora que puedes venir a mi casa.
– Sin él, a solas. – añadió mirando por un segundo al Uzumaki acercando su rostro un poco al pelinegro. – No quiero distracciones. ¿Está claro?
Sasuke simplemente se dignó a asentir con la cabeza en silencio, lo que pareció satisfacer a la muchacha.
– Good. – terminó diciendo Sakura apartándose de donde estaba, rodeando al Uchiha e ignorando a Naruto, saludando con la mano sonriente a Lee, quien le sonrió de vuelta devolviéndoselo.
– ¿Quieres mi teléfono también, Sakura? – preguntó Naruto sacando su teléfono con brío con una sonrisa levantándose de su silla.
– No lo necesito. – contestó Sakura mirando a su teléfono sin molestarse a mirar al rubio pasando por su lado mientras guardaba el número del Uchiha en su agenda de contactos.
– Pero por si acaso te hace falta… – insistió el rubio levantándose de su asiento y colocándose frente a ella, frenando su paso.
Sakura suspiró molesta ante el atrevimiento del Uzumaki, hizo el ademán de querer rodearle, pero el muchacho levantó los brazos impidiéndole avanzar.
– ¿Podemos hablar un…?– empezó el Uzumaki con nervios.
– No. – interrumpió molesta Sakura girando para caminar por el otro lado.
Sakura vio a Kakashi entrar en la cafetería junto con Asuma y Gai, por lo que se apresuró a salir del ojo guardián de su tutor, quien ya se había percatado de donde se encontraba ella.
– ¡¿Por qué no?! – Insistió escandalosamente Naruto avanzando tras ella, lo que la puso más nerviosa.
– ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no? ¿Por qué no?... – repetía su mente una y otra vez con diferentes tonos de voz, seguidos por risas masculinas, lo que la hizo agarrarse la frente.
– Ya te dije por qué. – respondió Sakura intentando calmarse mirando brevemente de nuevo al Uzumaki siguiendo su andar, sin ignorar que varias cabezas habían volteado a verles. Sin percibir a sus amigas empezando a caminar hacia ellos.
Sasuke se levantó con intenciones de frenar a su amigo, su perseverancia e insistencia podían llegar a límites insospechados. Sai se quedó mirando a la Haruno de forma seria, sin intervenir.
– ¡Sakura, déjame…! – manifestó Naruto tomándola del brazo intentando girarla.
Antes de que Sasuke diera otro paso, el rostro del rubio giró hacia un lado debido al impulso de una fuerte bofetada que resonó por toda la estancia. Hubo algunos que se quedaron sorprendidos, aportando susurros que aportaban todavía más incomodidad.
Naruto se tomó la mejilla enrojecida y movió el rostro brevemente para mirar con sorpresa a Sakura. Cuando vio que empezaba a caminar de nuevo no pudo evitar rechinar los dientes, sintiendo rabia e impotencia.
– ¡¿Recuerdas lo que me dijiste antes de que me marchara?! – preguntó Naruto nervioso, casi hiperventilando, provocando que reinara el silencio en la sala.
Sakura frenó cabizbaja, haciendo que pudiera sentir la mirada de todos los presentes en ella, de nuevo. Sentía que sus ojos le quemaban una vez, estos empezaban a humedecerse.
"Sakura se encontraba de pie enfrente las vías del tren con destino al aeropuerto, observando cómo la gente del otro lado de la vía se subía a los vagones.
Una ráfaga de viento despeinó su corta melena rosada a la vez que el timbre de partida del tren sonaba.
– ¿Por qué le dijiste algo así? – pensó la Haruno mientras sus labios empezaban a temblar.
La primera lágrima resbaló de su mejilla al suelo cuando un tren de la vía del medio pasó a toda prisa, volviendo a despeinarla haciendo que su cabello cubriera su cara.
– Qué Ilusa… – se recriminó a sí misma con una amarga sonrisa a pesar de las lágrimas.
Un último recurso para que otra persona no la abandonara, sin intenciones de despedirse, con prisas, otra vez. Lo que acababa de ocurrir entre ella y el Uzumaki aquí mismo, se le aparecía una y otra vez en su mente.
Naruto… , Dije que te amo.
Sasuke ya no significa nada para mí, fue un error enamorarme de él…
Olvida a Sasuke, yo ya lo hice. Esa promesa no es importante para mí… ya no. Ya no es lo que era. Y…
– Lo siento… – susurró en voz baja sin que nadie la oyera, por más que hubiera gente que la mirara raro al pasar cerca de ella. – Siento haberte mentido… no me dejéis.
Espera aquí, enseguida regreso Sakura… solo tardo 15 minutos. ¡Te traeré animitsu!
A partir de aquí, nuestros caminos se dividen.
Todo es tu culpa, ¡se fue por tu culpa!…
¡Odio a la gente que se miente a sí misma!
"
Sakura podía sentir la culpabilidad llenar todo su ser de tristeza y odio hacia sí misma. Volviendo en sí, a sabiendas de que ese recuerdo solía durar una eternidad en su cabeza y que, en realidad, apenas habían pasado unos pocos segundos en la vida real.
– Sakura… yo te… – dijo Naruto volviendo a intentar hacer que volteara a verle, esta vez de la mano, quien la apartó enseguida como si le quemara.
– Tú y yo sabemos… – interrumpió Sakura tomando aire antes de hablar girando para mirar de frente al Uzumaki para mirarle a los ojos. – Que no era verdad.
Sasuke vio como su amigo se quedaba en silencio bajando la mano con la que había intentado frenar a su amiga nuevamente en lo que la campana del fin del receso sonaba. Varios alumnos empezaron a marcharse hablando bajito sobre lo que acababa de ocurrir, mientras que otros susurraban entre sí.
– Mientes… – dijo con dificultad el rubio negando levemente con la cabeza para terminar pensando lo ocurrido. – Dijiste que me, querías…
– Lo siento. – respondió sinceramente a pesar de la tristeza que estaba sintiendo.
La mirada ónix del Uchiha se encontró con la de color verde claro de la Haruno. Encontró que sus ojos habían perdido ese brillo especial que los caracteriza de otros. No se había percatado de lo tenso que estaba hasta que la pelirrosa bajó la cabeza, empezando a caminar hacia atrás hasta finalmente girar para dirigirse a clase, seguida por su amiga rubia y la del pelo castaño recogido.
– Sakura… – susurró mentalmente mientras su corazón latía fuertemente, viendo cómo se encontraba la joven.
No se dio cuenta de que Kakashi le había estado observando fijamente a él también.
– Todo el mundo a clase. – pidió el Hatake caminando entre los pocos alumnos que seguían husmeando.
– Tu también Naruto. – terminó el profesor parando a su lado.
– Ella… – musitó Naruto mirando al vacío, apretando los puños, conteniéndose. – Está mintiendo.
– Naruto… – pensó Hinata tristemente viendo como el rubio seguía en trance.
– Ve a clase… – ordenó Kakashi colocando una mano en su espalda invitándole a avanzar.
Kiba se levantó de su silla, seguido por Chouji y el resto que estaban en la mesa con el Uzumaki. Habiendo presenciado esa triste escena, sin poder evitar sentirse algo tristes por el muchacho.
Por su parte, Naruto volvió a rechinar los dientes apretando su móvil con una mano y haciendo el puño con la otra.
– Vamos, tío. – comentó Kiba colocando una mano en el hombro de su colega cómo ánimo. Invitándolo a seguirle.
Kakashi miró las espaldas de Naruto y Sasuke alejarse con el resto, pensando inmediatamente por inercia en su otra alumna de cabello rosado, a quien consideraba como su propia hija. No pudo evitar suspirar cansado por milésima vez al día por lo ocurrido.
– Y yo creyendo que Obito, Rin y yo éramos peor.
*Saca la cabeza de su escondite con un colador como casco*
¡Holaa!~ ¡No me linchen! ¡Alto al fuego!
Para los que hayáis decidido terminar de leer el capítulo, os confieso que lo que escribí a primeras terminaba siendo un poco más triste, pero que a mediados de esta semana cambié de opinión.
¿Sienten lástima por Naruto? Ya me diréis que opináis al respecto. ¿Cómo evolucionará todo a partir de ahora? No sé, no sé…
¿Algo a decir respecto al padre de Sakura? Se descubre donde está, pero poco más.
¿Alguna pista o detalle que hayan notado?
Bien, ahora tengo que hacerles una propuesta. ¿Quieren Obirin o Kakarin? La verdad es que no me decanto por ninguna a pesar de saber los sentimientos de cada uno en lo canon. Esto es un fanfic y sorprendentemente me gustan las dos. Si les apetece brindar su opinión, supongo que veré alguna de vuestras sugerencias en los comentarios/reviews. Lo que implica que aunque las considere, al final decida hacer algo diferente (que podría ser, quien sabe en el futuro).
Informó que evidentemente habrá más parejas en el futuro, pero no diré cuales porque eso sería arruinarles la sorpresa. Si es que se le puede llamar así.
Muchas gracias por leer, de verdad.
Hasta la próxima.
