Notas: No he abandonado esta historia, pero por trabajo estuve fuera del país hasta ayer, con muy poco tiempo para escribir.

En la próxima parte, seguimos en Pemberley. Elizabeth va a recibir noticias muy tristes, y comienzan los problemas.

PPP

A la hora acordada, los Darcy, Elizabeth y la Sra. Gardiner se reunieron en la sala de entrada de la mansión para pasear por los jardines.

Los jardines eran muy hermosos con gran variedad de plantas y flores, que la mayoría de ellas estaban aún en flor. Además, en el centro de los jardines principales había bellas fuentes y bancos a su alrededor.

Dado que el día era muy cálido, la Sra. Gardiner - que se cansaba mucho antes que Elizabeth – decidió quedarse sentada a la sombra de un árbol, mientras que Elizabeth iba a subir una colina que estaba a unas centenas de pasos. Georgiana optó por quedarse con la Sra. Gardiner, ya que le gustaba escuchar las historias que le contaba sobre su madre, y Darcy optó por acompañar a Elizabeth.

Si bien Elizabeth deseaba fervientemente aprovechar esa oportunidad para disculparse con el Sr. Darcy, se sentía cohibida. Por su parte, Darcy se daba cuenta que Elizabeth había hablado muy poco con él y no sabía que hacer para que se sintiera cómoda con su presencia.

Como buen caballero, le ofreció el brazo para ayudarla a subir la empinada colina. Elizabeth sonrió y aceptó. Subieron en silencio hasta llegar a la cima. Embelesada, Elizabeth miró a su alrededor. La vista era muy hermosa; la casa estaba en perfecta armonía con la naturaleza y a lo lejos se veían los picos de las montañas. Se oían los pájaros trinar a su alrededor, y se sentía a lo lejos el ruido de un riachuelo.

Cerró los ojos por unos instantes para ordenar mejor sus ideas, y respiró hondo, y al abrir los ojos, vio que el Sr. Darcy estaba a unos pasos de distancia mirándola con curiosidad.

Elizabeth sonrió levemente y le dijo, "Sr. Darcy, desde hace mucho tiempo que quiero disculparme por las cosas que le dije en Kent. Fui muy injusta, y no hay un día que no me avergüence de mi comportamiento."

Darcy abrió muy grande los ojos por la sorpresa, y negó con la cabeza, "No, Srta. Bennet. Soy yo quien le debo una disculpa por la forma en que la traté y las cosas que le dije. Tenía todos los motivos del mundo para decirme las cosas que me dijo." Suspiró con tristeza, "tengo una deuda de gratitud con usted, ya que hizo que me diera cuenta de varios de mis defectos, para poder corregirlos "

Al ver la genuina tristeza en los ojos del Sr. Darcy, Elizabeth sintió aún más remordimiento por lo que había pasado. Cuando lo rechazó tajantemente, había asumido que los sentimientos del Sr. Darcy no eran muy profundos, de hecho, estaba convencida que era un hombre que carecía de sentimientos. Con determinación Elizabeth le dijo, "creo que ninguno de los dos actuó bien esa tarde, y ambos estamos arrepentidos de lo que dijimos." Lo miró a los ojos, "le propongo que dejemos atrás lo que pasó, y no hablemos más del pasado." Darcy ligeramente asintió y Elizabeth agregó, "También quiero agradecerle nuevamente todo lo que ha hecho por mi y por mis tíos…"

Darcy la interrumpió, "Por favor, Srta. Bennet, no me agradezca de nuevo. Hice lo que cualquier caballero habría hecho en mi lugar. Mi satisfacción es que usted está bien y en pocos días su tío va a estar mejor."

Ambos sonrieron, y Darcy agregó, "Este es mi lugar favorito de Pemberley y suelo venir muy seguido aquí. Tengo un cuadro de Pemberley en mi casa de Londres que pintó mi madre justo desde este lugar …"

Por varios minutos más, los dos siguieron conversando amenamente sobre Pemberley, Derbyshire, Longbourn, Hertfordshire, y los lugares que recientemente Elizabeth había recorrido con sus tíos. Nunca supo exactamente porque, pero Elizabeth no mencionó al Coronel Weston.

Posteriormente, bajaron la colina y se unieron a la Sra. Gardiner y Georgiana, y regresaron los cuatro juntos a la casa.