Hola preciosos lectores,
¿Qué tal estos días? Espero que esté todo bien.
Aquí les traigo el nuevo capítulo de esta historia. Espero que les agrade.
Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.
La historia, salvo los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.
Del roce a la disculpa
Sakura se levantó de la cama y caminó descalza, arrastrando el palo con la bolsa de medicamento que colgaba del extremo, para dirigirse hasta el baño. Miró su habitación del hospital en la que se encontraba. Sola y oscura.
Encendió la luz del baño y se acercó al lavabo para mirarse en el espejo, se encontraba pálida. Miró su vía conectada en su mano. Le estaban administrando hierro. Eso significaba que estaba anémica.
Se lavó el rostro, encontrando agradable el tacto frío y húmedo del agua, logrando sacar un suspiro en ella.
Apartando su cabello, pudo ver los moretones en su cuello. Se pasó los dedos por la zona, acariciando la piel que tenía un tono morado y azulado. Necesitaba tomar aire fresco.
Salió de la estancia, caminando por el oscuro y solitario pasillo del hospital. Encontrándose a un Itachi que entraba dentro de una habitación. Se acercó lentamente intentando hacer el mínimo ruido posible al pequeño vidrio de la puerta para ver al interior del cuarto. Allí se encontraba Sasuke, medio dormido, hablando con su hermano mayor, Jiraiya y Kakashi. Vio que Naruto se encontraba durmiendo en la otra cama de la misma habitación.
– ¿No vas a entrar? – preguntó una voz masculina a su lado, se trataba del amigo de Itachi. No le miró y simplemente bajó la mirada al suelo.
"Sakura se encontraba yendo con una manzana hacia la enfermería donde sabía que se encontraba Sasuke, quien recientemente acababa de pelearse con otros estudiantes que se atrevieron a provocarle con el asunto de su familia.
Hablar del tema con el Uchiha era algo demasiado difícil, teniendo en cuenta sus conocidas reacciones cuando el tema salía a la luz de una manera u otra.
Era obvio que él se encontraba en un inmenso dolor, desde que su tío Madara había regresado a la ciudad haciéndose más presente a la vida de Sasuke, este había ido a peor. El pelinegro había cambiado completamente de actitud con todos. Naruto estaba al límite, las peleas entre esos dos eran constantes.
Ninguno de los dos parecía entender lo que el otro quería decir, ninguno se molestaba en detenerse, a pensar detenidamente en lo que cada uno estaba pasando.
Sabía que los dos se entendían mejor que nadie, pero aun así…
Entró en la habitación, encontrándose con una enfermería casi vacía. Vio las cortinas de una de las camas completamente estiradas. Privando que nadie pudiera ver a la persona que habitaba dentro de ellas.
Miró la manzana que había traído consigo, parte de su pobre almuerzo que estaba dispuesta a compartir con Sasuke, sabiendo de sobras que este no se había molestado en comer nada de nuevo. "
Negando con la cabeza ante el recuerdo de lo que ocurrió después aquel día. Uno de los peores recuerdos que albergaba en su mente junto al Uchiha.
Volvió a mirar a Sasuke a través de la ventana en la puerta, todos los que se encontraban dentro seguían sin darse cuenta de su presencia. Lo prefería así, es así como ha sido siempre. Nadie se daba cuenta…
Ella sabía perfectamente del dolor que tanto el Uzumaki sufría, esa soledad que escondía bajo su sonrisa. Sabía que la partida de su mejor amigo le había afectado demasiado, por la misma razón de antes… Para el rubio, el Uchiha era la única persona que le podía entender más que nada.
Mentira
¿Y ella qué? ¿Acaso no se daba cuenta nadie? Ella había estado justo ahí en los momentos más difíciles para esos dos, o en los que ellos la dejaban…
Vio al pelinegro empezar a abrir la puerta de la habitación, haciendo que todos los presentes, salvo cierto rubio, quien se encontraba roncando levemente, voltearan a verle. Sin ser vista, arrastró el palo consigo para caminar de vuelta a su habitación.
Shisui cerró la puerta tras él, extrañándose un poco de que la pelirrosa que hace unos segundos se encontraba a su lado, hubiera desaparecido como por arte de magia.
– Qué mala cara tienes, renacuajo… – bromeó él, acercándose a Itachi y a los demás, al lado de la cama de Sasuke.
– Hn. – musitó el menor de los Uchiha ante el comentario, incorporándose con dolor para cambiar un poco la postura en su colchón, sin poder evitar hacer una mueca de dolor ante el movimiento.
Le dolía la cabeza, o mejor dicho, todo el cuerpo. A fin de cuentas seguía encontrándose resfriado. Según le habían dicho, había tenido fiebre demasiado alta. El cansancio de no dormir adecuadamente estos días, había sido cruzar el límite. Cuando despertó en el hospital, y le explicaron lo ocurrido, no pudo evitar sorprenderse bastante.
– ¿Crees que habrá sido cosa de alguien del bando de Madara? – cuestionó él con cansancio, haciendo que Itachi negara con la cabeza.
– No te preocupes, no lo son. – aseguró el mayor con seguridad. Todo el tema de su tío hacía tiempo que había sido cerrado. No tendría ningún sentido.
– ¿Cómo nos encontraron tan deprisa? – volvió a preguntar Sasuke, empezaba a sentirse un poco mejor gracias a los medicamentos.
Shisui observó a su amigo suspirar y cruzar los brazos para seguidamente acomodar las mantas en la cama de su hermano. Este no le respondió, lo que le pareció raro. La pelirrosa les había ayudado, prácticamente les había facilitado el trabajo demasiado, contando que tenía un superperro bien adiestrado.
– Gracias a Sakura. – comentó Kakashi con ambas manos en sus bolsillos, tranquilamente. Este no le iba a quitar el mérito.
Kakashi asintió al ver que Sasuke le miraba sorprendido de nuevo, en cambio, a él, no le parecía tan raro. Eso era suficiente evidencia de que la Haruno seguía considerándolos alguien importante para ella.
– Reconoció donde os encontrabais con facilidad. – añadió el profesor mirando el reloj en su muñeca. Era bastante tarde.
– ¿Cómo? – dijo Jiraiya con extrañeza, le costaba creerlo.
– Eso fácilmente podría indicar que esté relacionada con el secuestro… – indicó Itachi con molestia, había resultado demasiado fácil encontrarlos y eso era evidentemente sospechoso desde su punto de vista.
– Itachi… – informó Shisui claramente extrañado ante la actitud del susodicho.
– No lo está. – afirmó convencido Sasuke para sorpresa de todos, su hermano le miró serio sin confiar en su palabra. Seguía pensando igual.
– Sé lo que estás pensando Uchiha, pero debo decir que estoy del lado de Sasuke en esto. Ella no tuvo nada que ver, eso está claro. – explicó Kakashi con seriedad afilando la mirada hacia el pelinegro de la coleta.
– Ahora descansa, Sasuke. – mandó Itachi escuchando su teléfono vibrar. Izumi le estaba llamando, supongo que quería saber como iba todo. Empezó a salir de la habitación, seguido por Shisui y Kakashi. Jiraiya decidió quedarse a pasar la noche en el hospital, por lo que este regresó al sillón de al lado de la cama del Uzumaki.
El menor de los Uchiha no pudo hacer más que recostarse de nuevo a la cama, con la cabeza llena de preguntas. Lo más importante, sus deseos de saber cómo se encontraba la Haruno y dónde se encontraba.
Fuera de la habitación, Itachi se encontraba empezó a caminar por el pasillo en silencio escribiendo un mensaje para tranquilizar a su mujer.
Ahí se encontraron con Sakura vestida con su ropa de calle dirigiéndose hacia los ascensores. Sin vía conectada a ella ni nada, había solicitado el alta voluntaria.
– ¿A dónde crees que vas? – cuestionó el Hatake confundido y a la vez hastiado del comportamiento impredecible de la pelirrosa, quien ni se molestó en responderle y siguió caminando con los papeles que la enfermera le había dado.
Kakashi la detuvo tomándola del brazo, pero Sakura se apartó violentamente, advirtiendo con la mirada al profesor ante su atrevimiento. Para su mala suerte, las luces del pasillo empezaron a ser abiertas, y las marcas en su cuello fueron visibles.
Sakura no pudo hacer más que apartar la mirada después de poder ver la incomodidad de los tres hombres cuando estos miraron su cuello.
– Esto fue probablemente planeado por Dosu y Zaku. – comentó la Haruno mirando a Kakashi, que la miraba arriba abajo con evidente preocupación para finalmente suspirar ante esa nueva información.
– Seguramente un plan de venganza o una provocación ante lo ocurrido estos últimos días, muchas bandas callejeras van ahí a sabiendas de que nadie pasa por esa zona y que no está vigilada. Esos tres son amigos de ellos. – añadió bajando la mirada al suelo en lo que sacaba su teléfono de su bolsillo.
– ¿Cómo sabes todo eso? – preguntó Shisui definitivamente asombrado ante los detalles que ella aportaba.
– Porque tanto Abumi y Kinuta llevan el mismo tatuaje debajo de la oreja, en el cuello. El símbolo de una nota de música. El que me hizo esto, también. El símbolo está pintado dentro de ese almacén. – respondió acariciándose el cuello de nuevo a pesar de no sentir dolor por ahora en la zona.
– ¿Cómo sabías que se encontraban ahí? – preguntó Itachi ablandando un poco su mirada hacia la pelirrosa.
Shisui miró detrás de ellos, fijándose que Sasuke estaba saliendo de su habitación para ir a devolver lo que parecían ser las llaves del coche de Itachi. Los demás no se habían dado cuenta de que él se estaba acercando.
– Sasuke y Naruto no fueron sus únicas víctimas, a mí nadie me fue a salvar después de que esos dos me violaran tras cansarse de tan solo golpearme hace dos años. – respondió mirando al hermano de Sasuke a los ojos, el cual se quedó sin habla, ensanchando un poco los ojos.
Las llaves que sujetaba Sasuke cayeron al suelo ante esas palabras de Sakura, ¿Había escuchado bien? ¿La violaron? ¿La violaron hace dos años?
– ¿Qué?... – dijo Sasuke haciendo que su hermano se percatara de su presencia.
Sakura se tensó al darse cuenta de que el pelinegro había escuchado eso, él no debía saberlo. No quería ni que Kakashi o sus amigas lo supieran. ¿Por qué lo hizo? Sabía perfectamente que Itachi encontraba sospechoso que ella les diera la ubicación sin dar explicaciones, en su casa no le había dirigido la palabra fuera de lo necesario y su comportamiento era hostil, aunque se controlara. Creía conveniente que se supiera quienes eran los perpetradores, pero tendría que haber permanecido callada… con lo demás.
No había pensado eso debidamente, cerró los ojos al sentir que estos se humedecían y al tragar saliva a pesar de sentir un nudo en su garganta, empezó a andar de nuevo sin ser seguida, pero una mano caliente la detuvo agarrando la suya. Era Sasuke.
Se arrepintió al momento en que volteó a verle, haciendo las marcas en su cuello visibles. Sintió como él apretaba su mano al notar los moretones, por lo que no dudó en intentar librarse del amarre, pero el Uchiha no le dejó hasta que no lo intentó una vez más. Levantó sus ojos para mirarle a la cara fijamente, viendo su tenue aunque afligida expresión puesta en ella. Segundos después, sin hacer caso al llamado de Kakashi, caminó hacia la salida con algo de prisa.
Cuando Itachi cerró la puerta de casa, se sorprendió cuando Izumi se le echó encima abrazándolo, algo que le sacó una sonrisa tranquilizante tras el montón de estrés que acababa de pasar, abrazándola de vuelta.
– Estoy bien. Sasuke también, tranquila. – recibió un golpe en la espalda como respuesta, su "castigo" por no haberla mantenido al corriente después de marcharse. Algo que le sacó una leve sonrisa, apretándola hacia él.
– Ignoraste mis mensajes. – comentó con algo de molestia, mirando hacia los objetos en su mano con ojos llorosos.
– Estuve por responderte en el hospital, pero después algo urgente surgió y … ¿Estás llorando? – dijo Itachi acariciando la cabeza de su novia, la cual apartó un poco la cabeza para que este efectivamente pudiera ver lágrimas saltando de los ojos de ella.
– Izumi no llores, ya pasó lo peor… – reafirmó el pelinegro limpiando las lágrimas de su chica.
– Ya lo sé, Shisui me llamó para contarme que Sasuke está bien… Lloro por esto. – aclaró la morena enseñando seis tests de embarazo que indicaban positivo. Iban a ser padres.
– ¿No es de broma, es en serio? – preguntó Itachi con emoción, empezaba a sentir que los ojos se le iban humedeciendo. Izumi asintió con la cabeza.
A ella también le había costado creerlo, cuando la pelirrosa le había informado había tenido sus sospechas, por lo que una vez los chicos se fueron con ella a por Sasuke, aparte de estar preocupada por el menor, no podía sacarse la idea de la posibilidad de estar en estado. Fue a una tienda de conveniencia cercana que seguía abierta y compró varios para estar segura del resultado.
Izumi soltó una risa feliz limpiándose las pocas lágrimas de sus mejillas cuando el Uchiha la volvió a abrazar, esta vez más fuerte contra él. Era lo que necesitaba, después de la fea noche que acababa de pasar.
Seis días más tarde, Sasuke se encontraba retirando el parche que se encontraba encima de una de sus cejas. El corte apenas se notaba ya, por lo que hizo caso el médico y no se colocó otro. Miró su reflejo aún un poco magullado por los golpes, pero su rostro ya no se encontraba hinchado ni con hematomas. Para ser honesto, quien se había llevado la peor paliza de los dos fue el Uzumaki el cual hoy era su primer día de regreso a clases. Igual que él, a ambos les habían dado el alta ayer.
Karin y los demás, además de Shikamaru y compañía, habían venido a visitarlo a él y a Naruto, hasta Neji quien tuvo que acompañar a Hinata. Pero no Sakura. Hacía días que no sabía nada de ella.
No desde la última vez que la vio. Escuchar esas palabras, viniendo de ella, le habían trastornado. Había estado pensando en lo ocurrido. Sintió su sangre arder al recordar los nombres de los chicos que le hicieron eso.
Soltando aire por la nariz, se ató la goma de la cintura con sus pantalones de chándal para que estos quedaran ajustados. Hoy iban de colonias todos los del último año, aprovechando el buen tiempo que hacía ahora que empezaba a hacer más calor. No le encontraba demasiado la lógica ya que los exámenes del primer semestre se acercaban.
Aun así, agradecía el cambio después de tantas clases aburridas, pero tampoco es que le apeteciera estar en medio del campo con los de su año. O por lo menos, no con la gran mayoría. Solo de pensar que tendría que aguantar por dos noches enteras, al cuarteto de idiotas conmemorado por Suigetsu, Kiba, Sai y el inútil de su mejor amigo… se le quitaban las ganas de asistir a la excursión. Sobre todo por tener que aguantarlos en el autocar que los iba a llevar a su destino por quien sabe cuantas horas.
Un llamado a la puerta de su habitación le llamó la atención, dejando ver a Itachi comprobando que se había levantado temprano. Porque sí, para asistir a la excursión, tenían que estar allí antes de las siete de la mañana, para llegar sin tráfico ni aglomeraciones a la casa de colonias a donde iban a hospedarse.
Se sorprendió al encontrar a Shiro entrar a su habitación emocionado, quien no dudó en volver a saltar encima de él a pesar de este no saber que era un perro grande. Eso no le importó y no dudó en levantar sin problema al can, dejando que este le lamiera la cara inquieto dejándose acariciar tranquilamente.
– ¿Qué hace aquí? – preguntó él volviendo a dejar al animal al suelo, quien se puso a oler de nuevo su habitación con curiosidad.
– Sakura aceptó la propuesta de Izumi que, en su ausencia, cuidáramos de él. Es un perro demasiado grande para Chiyo. O algo así ha dicho ella. – comentó su hermano, dejando que Shiro regresara a su lado.
– ¡Shiro! – escuchó que decía la voz de la Haruno fuera de su habitación, el perro salió emocionado fuera de su habitación.
– ¿Ella está aquí? – pensó en lo que se ponía deprisa la camisa, tomaba su mochila que pesaba más de lo normal debido al viaje y su chaqueta para salir con prisa de su cuarto, algo que divirtió a Itachi en parte. Quien tuvo que cerrar la puerta del cuarto después de cerrar la luz.
– A ver si lo entendí, una cucharada de estos polvos para las articulaciones, un sobre de estos para su pelaje, ¿Y qué más? – preguntó Izumi mirando los medicamentos de Shiro, encima de la mesa del comedor.
– Nada, solo lo mezclas en su pienso con agua tibia y se lo tragará todo. Puedes incluso meter un huevo crudo en su cuenco, eso le encanta y es bueno para ellos. – explicó Sakura acariciando a su mascota por el cuello plantando un beso en su enorme cabeza. Iba a echarle de menos.
– Regañadle, si hace falta, este grandullón es demasiado grande, pero aun así es muy obediente. – comentó la Haruno levantándose del sofá, encontrándose con Sasuke parado y callado en el marco de la puerta del pasillo que daba a su habitación.
– No te preocupes, nos llevaremos bien ¿A que sí? – comentó Izumi dejando que el can se subiera encima de ella para que le acariciaran más, aunque con cuidado de no hacerle daño a la castaña.
Itachi sonrió ante la escena, acariciando la cabeza del Akita. Estaba agradecido con el perro y con Sakura también, pero no había tenido oportunidad de darle las gracias. Ya encontraría la forma, mientras tanto, dejar que el chucho de esta se hospedase en su casa, no le incomodaba.
– ¿Pensaste alguna vez en que podría ser un buen perro policía, Sakura? – preguntó el de la coleta caminando a la cocina para poner en marcha el lavavajillas después de ya haber desayunado.
– No me sorprende que me digan eso, Kakashi me ayudó a entrenarlo. – explicó sonriendo al ver como Shiro se habituaba a los Uchihas como si nada.
– Eso lo explica todo. – respondió Itachi con una sonrisa conocedora ante el antiguo oficio del Hatake.
– ¿No te importará que lo lleve al trabajo entonces? – propuso Itachi, le vendría bien tener otro compañero, ya que Kisame ahora había pasado a ser instructor en la academia de policía. Sakura indicó que no le importaba con un levantamiento de hombros, le vendría bien el ejercicio a Shiro.
– Llevas la camisa al revés. – indicó Sakura mirando hacia Sasuke, quien seguía observando en silencio la conversación. Agachándose para saludar a Kage, quien recién despertaba y se encontraba estirando sus patas traseras.
Sasuke bajó la mirada a la prenda que llevaba puesta, ante una mueca algo avergonzada, dejó caer su maleta al suelo, tirando la chaqueta encima de esta, para acomodarse la camisa, sin importarle mostrar los abdominales a Sakura, quien no dudó en aprovechar la vista en silencio. Disimulando al morder su labio inferior.
– No os entretengáis más, si no llegaréis tarde. – comentó Itachi mirando a su hermano terminar de acomodarse el chándal.
Sakura creyó conveniente levantarse estando de acuerdo con el hermano de Sasuke, por lo que agradeciendo a ambos adultos de la habitación con una leve reverencia, tomó su mochila y la cargó a su espalda y se encaminó hacia la puerta. Ignorando que el Uchiha menor tomaba con prisa sus cosas y la seguía, Izumi tuvo que apartar la mirada para no reír ante ese comportamiento por parte del pequeño Sasuke. Ahora entendía el afán que tenían el hermano de este y Shisui para bromear con él. Lo encontraba adorable.
Una vez esos dos se fueron, Izumi se levantó para sorprender a su novio tocando libremente el trasero, robando una risa por parte del mismo. Los pantalones de patrulla de policía la ponían a cien porque marcaban bien su figura, no podía hacer nada para evitarlo. Las hormonas del embarazo agravaban eso.
– Tengo esa pequeña fantasía… – comentó apoyando la cabeza en su espalda tras subir los brazos alrededor de Itachi, acariciándolo.
– Ah, eso tiene mi atención… – respondió disfrutando de su momento íntimo.
– En la que lo hacemos en la encimera, con tú vistiendo tu uniforme… – Itachi sonrió ante esa idea, por lo que no dudó en levantar a su mujer y sentarla frente a él en el mármol para después besarla, en lo que ella desabrochaba la hebilla de su cinturón con ansias.
Sasuke miraba la pelirrosa fijamente, mosqueado por no haber tenido la oportunidad de poder hablar con ella sobre lo que escuchó en el hospital. La muchacha era lista, y seguramente le había visto dispuesto a acercarse para hablar del tema. Era algo que no le sorprendía, pero ya encontraría la forma.
Rodó los ojos hastiado de las ruidosas voces de los dos Uzumakis que caminaban junto a él, seguidos por Juugo y Suigetsu. Era como estar al lado de una jaula llena de cotorras, no callaban ni aunque los metieras bajo agua. Iba a tener que armarse de paciencia en el viaje.
Maldijo internamente los antepasados de esos dos por crear a ese par de escandalosos. Entre las risas del rubio, los gritos indignados de Karin ante los comentarios de Suigetsu, estaba al límite.
– Si no bajáis la voz ahora mismo, os juro que os callo yo… – amenazó gruñón, logrando silenciar los que iban tras él.
– Sasuke, ¿No te parece estupendo que…? – empezó Karin, pero esta fue ignorada por el muchacho, quien dio unos pasos más rápidos para no estar a su lado, manteniendo la mirada fija en la muchacha frente a ellos, algo que le llamó la atención de mala manera.
– ¿La conoces? – preguntó la pelirroja algo mosqueada, pero no obtuvo respuesta.
– Déjale, Karin… Eres más plasta que una cría de mono. – comentó Suigetsu ganándose una mirada de rabia por parte de la Uzumaki, quien enseguida volvió a apartar la mirada, arrastrando su para nada práctica maleta de ruedas por el suelo en silencio.
Naruto por su parte, a pesar de querer acercarse de nuevo a la Haruno, esta no dudó en hacer caso omiso a su presencia cuando esperaba por el pelinegro como siempre junto a los demás. Esperaba poder encontrar la forma de poder aunque sea hablar con ella de lo ocurrido, sin que hubiera malentendidos esta vez.
Sakura avanzó corriendo hacia el grupo de sus amigas una vez se encontró con ellas en las puertas todavía cerradas de su instituto. Quienes la saludaron con una sonrisa, salvo Tenten, quien seguía medio dormida.
Dejando su bolsa al suelo haciendo un leve estruendo, el Uchiha frenó su andar sin apartar la vista de la Haruno. Tenía que encontrar la manera de hablarle. Sí o sí.
Observó como los amigos de Naruto se acercaban despeinando su cabello, recibiéndolo feliz de su regreso y de su recuperación. Todo el mundo parecía emocionado por la excursión, eso estaba claro.
Todos los alumnos que estaban ahí aplaudieron cuando Asuma, Kurenai y Kakashi se presentaron en la entrada del campus. Los tres quedando enfrente a uno de los autocares aparcados al lado de la acera.
– Vale alumnos, Sé que estáis emocionados por el viaje, pero os recuerdo que es un trayecto de varias horas hasta Nagoya. Les quiero, en su mejor comportamiento. – ordenó Kurenai en lo que las puertas de los vehículos iban abriéndose, haciendo que varios alumnos asintieran ante el mandato de la pelinegra.
– Clases A - B con el profesor Kakashi, Clases C - D conmigo y el profesor Sarutobi. Ahora pasaremos lista, así que divídanse… – añadió la profesora Yugi dándole una libreta al Hatake en lo que los alumnos cumplían con lo que la Yugi había pedido.
– ¿Kurenai te manda de la misma manera cuando estáis en casa? – bromeó Kakashi mirando con curiosidad a su colega de trabajo.
– ¿Preguntas por qué tienes envidia? – se burló el profesor encendiendo un cigarro con su encendedor.
– Como si no me conocieras, Asuma. – comentó Kakashi leyendo la hoja de la libreta de alumnos, sin molestarse de la burla del hombre a su lado, quien ensanchó una sonrisa.
– Me sorprende que hayas decidido venir tú en vez de Gai o Anko, ¿Qué te ha hecho cambiar de parecer? – preguntó Asuma echando humo por la boca.
– Prefiero ser yo la que controle a ese par de ahí. – informó él mirando hacia cierto pelinegro al lado de Naruto, quienes estaban hablando con los demás chicos de su clase.
Kakashi apartó la mirada de sus alumnos y la puso en la Haruno, quien estaba riendo de lo que parecía ser alguna tontería que la rubia de su mejor amigo había dicho. Asintiendo con la cabeza ante lo que hace poco escuchó de su alumna, quería que esta también estuviera algo controlada estos días. Ahora entendía ciertos comportamientos por parte de la misma.
– Y bien que haces, parece que eres el único al que escuchan. – respondió el pelinegro.
– No tanto como crees… – dijo pasivamente en lo que suspiraba algo cansado.
Después de pasar lista y ver que estaba todo el mundo, los alumnos fueron dejando poco a poco su equipaje en el maletero lateral del vehículo para después precipitarse para encontrar asiento.
Sakura fue de los últimos en dejar su equipaje, al adentrarse al vehículo con su teléfono en la mano, no le sorprendió ver a Ino sentada al lado de Sai, Temari con Shikamaru y Tenten con Hinata. No quedaban más asientos por lo que se fue hacia el piso de arriba, ya podrían hablar con mensajes de chat en el transcurso de viaje. Ya se imaginaba a Ino quedarse sin ideas de lo que hablar con el pelinegro.
Se sentó en el asiento más cercano al pasillo que estaba mirando hacia atrás, cuando vio que el Uzumaki se sentaba a su lado, en lo que el Uchiha planeaba sentarse frente a ella, fue más rápida y cambió de sitio decidiendo que este último terminara a su lado.
Miró alzando una ceja como una pelirroja, quien no conocía, la miraba con cierto desdén, por lo que rodó los ojos sin darle importancia. Parecía ser igual que las demás. No pudo evitar bostezar con algo de sueño, no había descansado demasiado esa noche a pesar de que esa noche no salió de fiestas ni nada y fue a dormir temprano.
Apoyó la cabeza contra la ventana, viendo como el vehículo empezaba a ponerse en marcha. Más aplausos se escucharon, la multitud estaba bastante emocionada. Ignorando el leve discurso de Kakashi por el micrófono, Sakura se ajustó el cinturón para seguidamente sentir su teléfono vibrar en su mano.
– ¿Podemos hablar? – dijo Sasuke vía mensaje, el pelinegro se encontraba ignorando cada intento de conversación que le daba la pelirroja frente a él. Pero según parece, él llevaba los auriculares puestos, podía escuchar algo de su música desde donde estaba.
– Tienes una chica muy simpática frente a ti, hazlo con ella. – respondió tranquilamente, acercando el teléfono a su rostro.
– No quiero hablar con ella, sino contigo. – especificó de vuelta el pelinegro, lo que sorprendió un poco a la Haruno. Aunque sabía por dónde iba la cosa.
– ¿De qué? – dijo ella alzando su mirada jade hacia el rubio frente a ella que le observaba esperando encontrar el mejor momento para hablarle. Ahora entendía por qué el pelinegro escuchaba música.
En lo que esperaba la respuesta del Uchiha, observó como la pelirroja volvía a mirarla y enseguida apartaba la mirada hacia Sasuke. Vio como esta le proponía sin decirle nada, que cambiaran de sitio, esta quería estar al lado de él. Si hombre, si a esa tipa no le gustaba su asiento… había muchos otros libres en la planta donde estaban. Que espabile.
Recordando que se había olvidado sus auriculares en su equipaje, Sakura se le ocurrió una idea para molestar a la Uzumaki. Tomó desprevenido a Sasuke, robándole de la oreja el casco que llevaba puesto y se lo colocó en la suya, a fin de cuentas ambos tenían gustos bastante similares en música. No le sorprendió verle escuchar música de Hammerfall. Algo que al Uchiha no pareció importarle que hiciera.
Forzó una sonrisa enseñando los dientes y pasó la lengua, por un lado, de su boca en lo que miraba con burla a la pelirroja, quien no pudo evitar molestarse, levantarse de improviso y cambiar de asiento al que estaba detrás de él en silencio.
– Esa es una manera de librarte de dos cacatúas. – pensó Sakura aguantando una risa burlona. Es una lástima que la muchacha no hubiera hecho un numerito, habría deseado ver como cierto pelinegro la ponía en su lugar. Parecía estar loca por él.
– Tan solo admite que querías tenerlo para ti sola, lunática. – habló su consciencia.
– ¿Es verdad lo que dijiste el otro día?. – preguntó Sasuke sin importarle que esta le hubiera quitado el auricular de su oreja.
– Ayer dije muchas cosas… – comentó la Haruno queriendo evitar el tema de conversación de diversas maneras.
– Estoy hablando de lo que te escuché decir en el hospital, antes de que decidieras escabullirte… – obtuvo como respuesta.
Sakura no supo qué decir, escuchando la canción "vulnerable" de Roxette, reflexionó que decirle en detalle lo ocurrido a él, sería probablemente algo de lo que se arrepentiría después. Si ella era impredecible, Sasuke le ganaba. A pesar de adivinar cómo podría reaccionar, sus acciones a veces no dejaban de sorprenderla. Justo como ahora, hablar con él tan abiertamente vía mensaje que él le mandó por iniciativa propia a pesar de aparentar ser el hombre más antisocial de Japón.
Hablar de cuánto y cómo la habían humillado esos dos, que lo hicieron porque se les antojó una vez Naruto se marchó, tal vez sería crear una disputa entre ellos dos. Si algo se alegraba de saber es que, al volver, esos dos volvían a ser los mejores amigos de siempre.
Explicarle que si ella hablaba, el padre de Zaku y el tío de Dosu no tardarían en intentar ir a por ella de otra forma para que callara, quien sabe de qué forma. No por nada, el primero tenía contactos con la política. Denunciarlo sería en vano, teniendo en cuenta de que si lo hacía… La pena que podrían obtener no sería lo suficientemente larga ni justa. Por el simple hecho de que ambos eran menores de edad.
Si el padre de este, a pesar de estar, ultra decepcionado de su hijo menor, seguía tapando los problemas que este hacía, no sería nada difícil tapar el de ella. Prefería mantenerlos a raya, lejos. Por fortuna, desde que le propinó aquel golpe en la cabeza, los acercamientos con ella fuera de clases de antes acabaron.
Al menos hasta entonces…
Es como si la llegada del Uzumaki y el Uchiha hubiera hecho que volvieran atrás en el tiempo. No estaba demasiado dispuesta a que todo volviera como antes o siguiera igual.
– ¿Te importaría responder? – preguntó ante no obtener ni una respuesta por parte de ella, sabía que el silencio indicaba que era cierto. De lo contrario, habría reaccionado de otra manera tanto días atrás como ahora.
– Puedo cuidarme sola, Sasuke. – dijo Sakura intentando hacer entender que ese tema no era algo de lo que le apetecía hablar con nadie, no lo hacía con Kakashi o sus amigas, no lo haría con él.
Es algo que llevaba haciendo desde hace tiempo, desde antes que ellos se fueran. Antes de que su padre la dejara con su madre, desde que entendió a la edad de cinco años, que su madre la despreciaba por mero hecho de existir. Se tenía a sí misma, eso era lo más vital.
Depender de alguien, cuando había visto a varias personas dejarla tirada como cualquier gilipollas que abandona un perro en medio de una autopista a su suerte, con este persiguiendo hasta cansarse y hasta entender que no eras querido por quienes eran tu familia.
Observó de reojo como el Uchiha escribía de nuevo, parecía que él tenía mucho que decir el día de hoy.
– Entonces fueron Zaku y Dosu. Es la única explicación que encuentro al comportamiento de esos dos descerebrados, no soy estúpido ni sordo, Sakura. Escuché lo que les dijiste.– zanjó Sasuke escribiendo, fulminando con la mirada la pantalla de su teléfono. Si tuviera el poder, este se extinguiría en llamas.
Escuchó a la pelirrosa suspirar en lo que leía su mensaje, lo que corroboraba sus pruebas, siempre que ella actuaba raro, sus instintos acertaban en lo que podría estar pasándole.
– No dejaré que se vuelvan a acercar a ti. – prometió sin más, enviándolo antes de que se pudiera arrepentir, aunque dudaba que lo hiciera.
Sakura no le respondió. Esperaba que lo hiciera, pero nada. Esta simplemente leyó su mensaje en silencio varias veces hasta que finalmente apagó la pantalla de su teléfono sin escribir nada más. ¿Cómo debía tomarse eso? ¿Era un haz lo que te apetezca? ¿Un, métete en tus asuntos o un, cállate? Siendo honesto estaba empezando a acostumbrarse a que esta le dirigiera la palabra como un teniente de milicia.
Iba a volver a escribir algo hasta que notó como la pelirrosa se apoyaba en su brazo, cayendo completamente dormida casi al instante. Le quitó el auricular de la oreja en silencio para que esta descansara más plácidamente sin moverse demasiado, evitando despertarla, dejándola dormir contra él.
Naruto observaba con evidentes celos como Sasuke dejaba que la pelirrosa descansara apoyada en él. Si él estuviera sentado a su lado, podría ser perfectamente él quien la sostendría. Era él el que era merecedor de estar ahí y no su amigo.
Notó como alguien se sentaba a su lado, pensando que se trataba de Karin, le miró, pero se encontró con la desagradable sorpresa de que se trataba de Neji Hyuga. Quién tomó aire cruzando los brazos mirando como la pelirrosa dormía contra el Uchiha, detalle que no le gustaba para nada, este ni se dignó a mirarle. Se había olvidado del detalle que no solo tenía que lidiar con el Uzumaki.
– Solo para que lo sepas, Uzumaki. Planeo pedirle a Sakura que salga conmigo lo más pronto que encuentre un momento a solas con ella. No te metas en medio, o te arrepentirás… – informó osado el Hyuga, quien llevaba desabrochada la chaqueta de su chándal y miraba des aprobatoriamente al rubio, en lo que ataba su largo cabello en un moño bajo al tener calor. Eso hizo que Naruto alzara el rostro altivamente ante esa noticia, ¿Le estaba retando? Sasuke también le miró seriamente en silencio aun con el teléfono cerca de su rostro. Algo que hizo que Neji se atreviera a sonreír atrevidamente, mirándole a él también por unos breves instantes.
Disfrutando de haber desestabilizado al rubio del modo que él quería, de todas formas quería que este le enfrentara con todas las de la ley, si es que le apetecía ser su rival. Más tarde ya averiguaría qué onda con el Uchiha. No confiaba en él.
Sakura dejó su mochila encima de su cama, en lo que observaba como Ino subía a la litera de arriba. No opuso resistencia, la verdad. No le gusta este tipo de cama, por más que tuvieran baranda para que no te cayeras al suelo de una, no se veían seguras. Si rodaba al suelo en sueños, prefería que fuera a corta distancia.
Sonrió al ver como Ino se tiraba de una en su cama y chillaba con emoción, estaba emocionada después de que Sai se quedara dormido contra ella igual que ella con Sasuke.
– ¡Es tan adorable! – manifestó Ino con voz aguda contra la almohada, sin importarle que esta se manchara un poco de maquillaje.
– Nos alegra que pienses así, nadie querrá robártelo, créeme… – bromeó Temari en la litera de arriba en paralela a la suya. Ante ese comentario, la Yamanaka le lanzó su almohada, la cual fue devuelta de nuevo con una risa risueña.
El hecho de que ella también se quedara dormida rápidamente contra el Uchiha, le sacó un rubor en las mejillas. Ni se había enterado de que con tan solo apoyar su cabeza en el duro brazo del pelinegro sería suficiente para que su batería bajara a cero, aunque tenía que admitir que también se debía a no haber descansado adecuadamente.
Un agradable escalofrío recorrió su cuerpo ante los numerosos recuerdos que ella había tenido con él, dejando que ella descansara su cabeza en su hombro o en su brazo, o al revés. El más reciente, los roces que tuvieron después de hacer el amor con él por primera vez. Disfrutó estar abrazada a él, con los dedos de su mano entrelazados con los de él. Tomó esa mano, intentando imitar el roce de sus dedos hasta que no tuvo más remedio que negar con la cabeza, eliminando todo aquello de su mente.
– Chicas, bajen a la sala de estar, deprisa… – informó la profesora Kurenai desde fuera por el pasillo.
Una vez allí, los instructores se presentaron uno a uno para indicarles lo que iban a hacer en su estadía ahí. Caminos por la montaña, bajadas con tirolina, lianas, puentes con diferentes maneras de cruzar, circuitos en quad, piscina y al parecer más.
Escondida entre unos matorrales, Sakura evitaba ser vista, sin ganas de atreverse a ser atacada por globos de pintura por el equipo contrario. Había visto a varios compañeros ser prácticamente atacados por Naruto, Kiba y Sasuke junto a los demás. Un juego que parecía que los chicos se tomaban demasiado en serio.
– Hombres… – murmuró ella mentalmente, estaba segura de que si les dabas un palo de la intemperie, estos podrían a usarlo como armas, como criaturas. Es como si estar en medio de la naturaleza les hiciera volver a su instinto animal.
Vio como Kiba se separaba de ellos para dirigirse camino al otro lado del bosque, mirando como el rubio y el Uchiha hablaban de quién sabe qué caminando al otro lado. Estaba haciendo uso de su baja estatura para esconderse detrás de un matorral al lado de un árbol, llevaba ahí desde hace rato y nadie se había dado cuenta.
Fue eso que al mirar a un lado del matorral, se encontró con una araña bastante grande que parecía estar mirarla dispuesta a saltar encima de ella, por lo que gritó lo suficientemente alto llamando la atención de los dos muchachos, quienes al verla le lanzaron varios globos sin darse cuenta de que se trataba de ella. Solo se fijaron en la cinta de color blanco que llevaba como diadema. Ellos llevaban una de roja en su frente.
Cuando el último globo lanzado por Naruto le golpeó en toda la cara, fue cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho. Con su cara pintada de color verde, Sakura se apartó pintura de los ojos, para enseguida mirarles con mirada asesina.
– Esta me la pagáis… – aseguró Sakura mentalmente colocando su mano dentro de su bandolera.
A Naruto se le escapó una carcajada que fue interrumpida cuando la Haruno le lanzó un globo de pintura roja prácticamente en su entrepierna. Pronto Sasuke fue sorprendido con uno de pintura azul en su cuello.
– ¡No, Sakura, espera! – bramó Naruto agachándose sin servirle de nada, dado que otro globo de pintura azul le dio detrás de la cabeza. – ¡En la cara no, en la cara no!
Sasuke no pudo evitar sonreír burlonamente, pero pronto se le borró la sonrisa cuando por tres globos consecutivos en su pecho. Él no se quedó quieto, le quedaba menos munición, pero mirando a Naruto quien estaba a su lado, ambos se comprendieron al instante.
– A por ella, bastardo… – dijo sacando otro de sus pocos globos de su bolsa.
– Hn. – respondió el pelinegro con una sonrisa aceptando el reto.
La alarma y los silbatos del fin del juego sonaron, pero estos no hicieron caso, al haberse quedado los muchachos sin pintura que tirar antes que Sakura. Terminaron siendo acribillados por su parte, quedando los tres como si se hubieran lanzado en diferentes barriles de pintura.
Kakashi no pudo evitar soltar una sonora carcajada al ver a la ojiverde salir del bosque con la cara manchada de pintura verde pareciendo un orco, tuvo que apartar la mirada ante la mueca que esta le envió.
– Ellos empezaron… – informó la Haruno quitándose el mono blanco lleno de pintura que llevaba encima de su chándal para enseguida limpiarse el rostro con una toalla húmeda.
El Hatake volvió a reír al ver el peor estado en el que se encontraban los muchachos detrás de esta. La Haruno no había dejado zona libre de pintura. El profesor no pudo evitar sacarles una foto a los muchachos, mucho para la desgracia de estos. Jiraiya e Itachi no podrían evitar reírse de ellos tampoco.
Después de otros juegos al aire libre, pronto se hizo la hora de la cena. Por lo que en lo que los cocineros preparaban el catering, los estudiantes fueron a las duchas para quitarse el sudor y restos de pintura en su cuerpo.
Dentro de su habitación, Sakura se sentó en la cama dispuesta a cepillar su cabello, había tardado demasiado en eliminar la pintura de su rostro y melena.
– Par de estúpidos con puntería… – insultó la Haruno mientras pasaba el peine por su larga cabellera ahora seca. Ni el Uchiha ni el tonto rubio sabían cuanto había disfrutado encestar todos y cada uno de sus globos contra ellos en forma de venganza.
Vistiendo unos leggings de color azul marino junto a una camiseta básica blanca y su chaqueta de chándal del instituto por encima, bajó por la escalera hasta la sala de estar, encontrándose con Neji quien parecía estar esperando a alguien, al verla bajar este se acercó a ella.
– Hola. – saludó ella con una sonrisa afable.
– ¿Te apetece dar un paseo antes de la cena? – propuso el Hyuga con una sonrisa algo tímida a pesar de que detonaba confianza.
– Sakura, ¿Vienes? Hay una mesa de ping-pong en la sala. – dijo Ino acercándose a ella junto a Hinata y Tenten. No fue hasta que las chicas vieron al castaño que miraron al par con curiosidad.
– Tal vez luego. Os veo en la cena. – dijo Sakura simplemente con una sonrisa, sonriendo hacia Neji aceptando su invitación.
Las chicas se miraron entre sí, sorprendidas al ver a la pelirrosa dispuesta a querer estar a solas con un chico, para enseguida verles irse juntos por la puerta de entrada. Se toparon con Naruto, quien estaba acompañado por Suigetsu y Juugo sentado en las escaleras, tomando el aire. Dentro había demasiada gente aglomerada.
Cuando el Uzumaki les vio salir juntos se levantó de improviso nervioso, algo que no sorprendió al Hyuga, ni tampoco a la pelirrosa, quien caminó por el otro lado dispuesto a alejarse de los tres muchachos en la escalera. Seguida por Neji, dejando de nuevo, al rubio detrás.
– ¿Lo pasaste bien hoy? Me sorprendió un poco verte con la cara llena de pintura verde… – comentó el castaño con las manos en sus bolsillos, haciéndola sonreír forzadamente.
– Estuvo bien, la verdad es que se necesitaba un cambio de aires con tantos proyectos y clases, como se nota que es nuestro último año antes de la universidad. – comentó Sakura disfrutando de la brisa agradable del aire libre, mirando hacia el cielo anaranjado. Pronto empezaría a oscurecer.
– ¿Tienes pensado a qué universidad vas a ir? – comentó el Hyuga observando detenidamente como los cabellos de la Haruno mecían con el viento.
– En realidad no mucho, no importa demasiado a donde vaya… ¿Y tú?– comentó pasivamente Sakura, de momento solo le importaba obtener la beca. No le importaba demasiado la universidad en la que iba a poder asistir.
– Iré a la misma a la que asistió mi tío junto a mi padre, para estudiar lo mismo que ellos para trabajar en el negocio familiar. – informó Neji algo complacido por su interés hacia él.
De pronto se escucharon voces cerca de ellos, y al seguir caminando se encontraron que cerca de la puerta lateral del edificio, se encontraba la pelirroja junto a Sasuke.
– ¡Tan solo escúchame, Sasuke! Estoy intentando decirte que llevo enamorada de ti desde que te conocí. Por eso vine aquí, quiero ser la persona más importante para ti. Dame una oportunidad y no te arrepentirás. – insistió Karin acercándose al pelinegro con demasiada libertad con una mano en el pecho.
Para mí, para mí, sería como estar sola como tú te sientes, ¡TE AMO CON TODO MI CORAZÓN SASUKE! Si te quedaras conmigo, no te arrepentirías…
Frunciendo los labios sin poder evitarlo, empezó a caminar de nuevo, sin poder evitar mirar de nuevo a los ojos del Uchiha quienes estaban puestos en ella. Sin prestar la más mínima atención a la Uzumaki frente a él.
Caminando en silencio junto al Hyuga por el sendero al lado del bosque que rodeaba la casa, la pelirrosa no podía parar de sentirse dolida, por lo que acababa de presenciar, a pesar de que debía haberlo supuesto. El pelinegro seguía siendo atractivo al ojo femenino. Ellos ya no eran amigos, ni mucho menos nada más, aunque se acostaran juntos no hace mucho.
– A quién intento engañar… – pensó malhumorada la Haruno, sintiéndose molesta ante notar que a pesar de todo sus sentimientos no habían cambiado en absoluto.
– ¿Pensaste en lo que te propuse días atrás? – preguntó titubeante Neji para borrar el silencio incómodo que a él le parecía que había.
– ¿Eh? – dijo Sakura saliendo de su ensoñación, para mirar al moreno a su lado, quien caminaba un frente a ella.
Frenó al mismo tiempo que él, viendo como este volteaba a verla intensamente. El Hyuga quitó las manos de sus bolsillos y se acercó a ella, haciendo que requiriera un gran esfuerzo de su parte no echarse hacia atrás por inercia con incomodidad.
– ¿Saldrías conmigo, Sakura? – preguntó decididamente mirándola a los ojos.
– ¡Espera, Sasuke! – pidió Karin tomándolo de la solapa de su chaqueta insistente.
– Suéltame. – pidió con seriedad y mal humor el Uchiha, taladrando con la mirada a la Uzumaki que se pegaba a él como un caracol a una hoja.
– Al menos respóndeme. – ordenó la pelirroja sin concederle el deseo al pelinegro, quien terminó por apartarla de mala manera.
– Me lo merezco, Sasuke, llevo enamorada de ti mucho tiempo. Sé que lo sabes. – imploró Karin alzando la voz. Armarse de valor para pronunciar alto y claro su confesión no era fácil.
– Es ella… ¡ES POR ELLA! – gritó Karin enfurecida ante el molesto silencio de Sasuke, quien empezaba a caminar hacia el sendero que habían tomado el Hyuga y Sakura.
Sasuke fue sorprendido cuando Karin le detuvo con un abrazo por la espalda, poniendo resistencia a que la apartara de él. Con más fuerza de lo esperado, Sasuke la empujó haciendo que esta terminara cayendo al suelo gimiendo de sorpresa y un poco de dolor.
– Deja de molestarme, Karin. – dijo el pelinegro sin sentir culpa ante el reciente gesto que tuvo con la prima de Naruto.
– ¡Puedo ser tu mujer perfecta! Daré mi mayor esfuerzo para convertirme en quien amas, Sasuke… Tan solo… – añadió Karin empezando a sentir ganas de llorar. No iba a darse por vencida.
Ante esas palabras, la pelirroja sonrió ilusionada, viendo como el Uchiha frenaba sus pasos, levantándose con prisa, volviendo a acercarse a él, se sorprendió cuando este giró solo la cabeza para encararla sin cambiar un ápice de su expresión impasible.
– Eso sería perder el tiempo. – zanjó él convencido, sin importarle que la Uzumaki jadeara con sorpresa ante esas inesperadas palabras, habiendo roto su corazón.
– Perder… , ¿el tiempo? – murmuró Karin con los labios temblando, siendo ignorada de nuevo.
Regresando la mirada al frente, volvió a avanzar decidido, esta vez sin ser seguido por Karin la cual había empezado a sollozar mirando al suelo con los puños apretados.
– Lo siento, Neji. – respondió Sakura algo cabizbaja, algo decepcionada, apoyada en una reja de madera al lado del sendero mirando un campo de cultivos.
El susodicho tan solo pudo sonreír esperando esa respuesta. Se lo veía venir, por lo que no pudo evitar suspirar.
– ¿Es por Uzumaki? – preguntó el Hyuga deseando al menos obtener una respuesta, quería saber si tenía oportunidad de intentarlo nuevamente más adelante o no. Sakura negó con la cabeza, ante esa idea.
Era más que obvio que el rubio estaba encaprichado por ella, todo el mundo estaba al caso de ese detalle, gracias a él mismo. Pero que este tuviera sentimientos con ella no era lo que la retenía a corresponderle. Simplemente no lo hacía. La respuesta era más que obvia…
– Simplemente, no me gustas de esa manera… – admitió como si nada mirando el cielo que empezaba a verse cada vez más estrellado a pesar de que el cielo no era completamente negro todavía.
Neji no pudo evitar asentir con la cabeza comprendiendo sus palabras más que decepcionado, no esperaba que su primer rechazo amoroso doliera tanto.
La Haruno no le miró irse, suspirando, cansada, se tapó la cara con ambas manos. Se suponía que este viaje iba a servirle para distraerlos, que iba a ser una oportunidad para separarla del desastre en su vida íntima.
Escuchó unas pisadas que se detuvieron a su lado, apartando sus manos, miró como Sasuke se colocaba a su lado. Solo se podía apreciar el sonido del viento moviendo las hojas de los árboles y demás vegetación en el paisaje, junto a la música de los grillos, empezando a hacer su sonido característico.
– La luna es hermosa, ¿no te parece? – dijo Sasuke frenando el silencio que habitaba entre ellos, haciendo que la Haruno alzara la mirada al cielo para apreciar lo que este estaba mirando.
Soltando aire por la nariz, la ojiverde apartó la vista del cielo y decidió apartarse de donde se encontraba, dispuesta a regresar al hotel. Tenía cierta pregunta en la punta de su lengua, ¿Qué le respondiste a esa tipa? ¿Debía darle la enhorabuena de ser que ahora este tal vez estuviera de novio? No iba a hacerlo, ni loca.
– ¿Te invitó a salir? – preguntó Sakura por impulso, sorprendiéndose a sí misma, arrepintiéndose al instante. ¿Estaba tonta o qué?.
– Sí. – respondió Sasuke caminando tras ella. La Haruno miró hacia arriba como si culpara a su consciencia de ese desliz, ya la imaginaba alzando los hombros como si a esta no le importara. Lo que le hizo tener ganas de usar una grabadora para cerrar sus labios. Eso, o meter la cabeza dentro de un agujero como un avestruz.
– Vale, cerebro… Cállate. – ordenó a sabiendas de que este empezaba a maquinar otra pregunta referente a la pelirroja.
– ¿Qué quería el Hyuga? – dijo el Uchiha tras unos cuantos pasos en silencio.
Este se quedó sin respuesta, a pesar de saber de sobra lo que este había hecho, estando a solas. Chasqueó la lengua ante el comportamiento de la Haruno.
– ¿Estás saliendo con él? – indagó de nuevo mirando los pies de la pelirrosa frente a él.
– No veo el porqué de tu pregunta, Uchiha… – respondió Sakura con rudeza, a pesar de que hace apenas unos minutos ella se atrevió a preguntar algo que no era de su incumbencia. Estaba siendo hipócrita.
– Nunca te has interesado o preocupado por mí… – reprochó la pelirrosa mordiendo su labio inferior.
– No es… – dijo Sasuke mirando su espalda, sorprendiéndose cuando la muchacha se volteó a encararlo de sopetón, acallándolo.
– ¡Sí que lo es! – interrumpió enfadada la Haruno, fulminándolo con la mirada bien tensa. No iba a tolerar más mentiras.
– No… – replicó el Uchiha, ganándose una bofetada en una de sus mejillas. Este se quedó mirando el suelo del lado por donde su cabeza había quedado tras el golpe. No se lo esperaba.
– ¡Fuiste tú el que cortó los lazos conmigo, Sasuke! TÚ TOMASTE ESA DECISIÓN Y TE ATREVES A NEGARLO… ¡Eres un imbécil, Sasuke! Peor que el idiota de Naruto, créeme. ¡Me dejaste, poco después de que mi padre se fuera! Te he necesitado conmigo en los peores momentos de mi vida, a pesar de entender que tú estabas pasando por algo más grave. – explicó la pelirrosa sintiendo sus ojos humedecerse, empujando al pelinegro tras las palabras de este. – Siempre fui yo la que estaba por vosotros, no al revés. ¿Cómo va a ser eso interés?
– Naruto no era tu único amigo, Sasuke. Ni tú el de él. ¿Qué hay de mí? ¡NUNCA ESTUVISTEIS CUANDO REALMENTE OS NECESITABA!
Sakura tuvo que tomar forzosamente para evitar que salieran lágrimas. Volteó el rostro para volver a mirar el sendero que les llevaba de regreso.
– Lo siento, por todo… – dijo Sasuke verdaderamente arrepentido viendo a la Haruno temblar de espaldas a él. Sin dudarlo volvió a acercarse.
– Más lo siento yo, Sasuke… – murmuró la Haruno con tristeza a pesar de no disgustarse al escucharle decir esas palabras, podía diferenciar a alguien que realmente se arrepentía de sus acciones de los que no. La imagen de su padre se le vino a la mente.
– Idiota, estúpido, idiota… – murmuró Sakura soltando el primer sollozo, rápidamente le siguieron las lágrimas.
Las chicas se encontraban en su habitación, sentadas en el suelo libre, en medio de las literas. Tenten se encontraba con el cabello suelto, dejando que Temari le realizara un nuevo peinado diferente a lo usual, mientras Hinata era maquillada por Ino, quien había insistido en que la pelinegra se dejara hacerlo, la rubia se encontraba poniendo de sus polvos translúcidos en el pálido rostro de la Hyuga. Sakura se encontraba con un moño encima de su cabeza, tumbada boca abajo con las piernas cruzadas en alza, dejando que su recién pedicura se secara mientras leía una revista de cotillón.
Todas se encontraban vestidas en pijama, La Yamanaka con una camisa larga con el logo de un equipo de básquet americano, Hinata con uno de color blanco con estampado de girasoles, Tenten con la misma camiseta que la rubia maquillando a la Hyuga, pero de color turquesa mientras que Temari llevaba un pijama viejo de su novio. ¿Ella?, sus amados shorts rojos conjuntados con un top ajustado de color rosa.
– Elige un color de labios… – pidió Ino sacando varios pintalabios fuera de su caja de maquillaje.
– No sé cuál me quedará mejor, Ino… – comentó con timidez la Hyuga mirando el reflejo en el espejo portátil de su amiga. La verdad es que no tenía tanto conocimiento en maquillaje en comparación a sus amigas. La mano que estaba a punto de rascarse el extremo de uno de sus ojos fue detenida por la rubia.
La rubia tampoco sabía qué decidir, sabía que cualquiera le quedaría bien de los cuatro que había separado, miró a la pelirrosa detrás de ella, quien al notar la mirada de su amiga no pudo evitar hacerle una mueca conocedora. Ino le sonrió de vuelta, pidiéndole ayuda telepáticamente.
– Quita de ahí cerda, a este paso vas a dejarla como la profesora Orochimaru… – comentó Sakura corriendo a su mejor amiga sentada enfrente a la pelinegra.
– ¡Ei!, si solo le he puesto pestañas postizas y delineador… – se quejó con un mohín echándose un poco de lado para dejar sitio a la Haruno.
Sakura tomó el delineador de la Yamanaka, decidió hacer una línea más notoria de la simple que ya llevaba, destacando sus ojos. Colocando un poco de delineador blanco encima.
– ¿No será demasiado? – preguntó Hinata algo nerviosa con los ojos cerrados, no sabía cómo iba a ser el resultado.
– Pero si te está quedando genial, confía en Sakura… – manifestó Ino observando el trabajo de su amiga.
– Solo se trata de tener seguridad en ti misma… – añadió la pelirrosa concentrada en copiar el trabajo en el otro ojo.
– Y que lo digas, por ejemplo, yo adoro mis tetas, pero si tuviera el mismo tamaño que las tuyas… No dudaría en mostrarlas. – comentó Ino tomando uno de sus pechos y rozando con el dedo índice el de Hinata.
– Luego te cuestionas porque te llamo cerda. – dijo la pelirrosa negando con la cabeza ante los comentarios de su amiga, en lo que apartaba el producto de los ojos de la pelinegra, quien estaba algo ruborizada por el roce de la Yamanaka.
– Has sido tú la que ha hablado de seguridad en ti misma, eso engloba todo… – respondió Ino apretando sus brazos contra sus pechos para realzar su voluptuosa delantera escondida debajo de su camisa. – Seguro dices eso porque tus pechos son como un par de mandarinas…
Ino se atrevió a agarrar uno con una sonrisa burlona, sorprendiendo a la Haruno, en lo que Temari y Tenten no podían evitar carcajearse generosamente ante el comportamiento de esas dos.
– Te complacerá saber que han crecido desde la última vez que las viste… – respondió la ojiverde con una mueca de falsa molestia hacia la Yamanaka, en lo que tomaba el pintalabios rojo de encima de la mesa para empezar a ponerlo en los labios de Hinata.
– Eso es verdad… – contempló con una sonrisa ante el escote de la pelirrosa.
– ¡Cerdicola, quita tu mano…! – pidió la pelirrosa para nada sorprendida de que la Yamanaka volviera a agarrar uno de sus pechos.
– No puedo evitar querer comprobar tus palabras, frentona. Soy… – dijo Ino quitando su mano mirando el rostro de Sakura.
– Guarra. – finalizó Sakura interrumpiendo la proclamación, haciendo una mueca ante el usual comportamiento de la rubia.
– Curiosa por naturaleza… – corrigió ella sin molestarse de esas palabras.
– ¿No es raro que Nono sea así de extrovertida entre nosotras, pero cuando está con Sai se desintegre igual que un flan? – se dijo burlona Temari mirando como la susodicha se ruborizaba generosamente.
– Esa fase no le durará mucho, créanme… Pasa lo mismo cuando tienes que dejar ver a tu pareja tu verdadera risa. – avisó Sakura con una sonrisa apartando el gloss de los labios de la pelinegra, terminando el trabajo.
– Calla, calla… El otro día Shikamaru escuchó la mía y no pude evitar ponerme peor que un tomate. Se me escapó un ronquido en medio de una carcajada y él se rio en mi cara… – admitió Temari recordando ese momento.
– Si bueno, no es como si tu novio fuera perfecto. Cuando este se quita la coleta parece un puercoespín. Cuando duermas con él, lo verás… en las pijamadas que hacíamos de pequeños Chouji y yo nos moríamos de la risa, tengo vídeos… ¡Oh, dios mío! – manifestó Ino viendo la cara culpable de la Sabaku que decía de todo a la vez que nada. Al parecer este detalle ya lo conocía.– ¡Lo has hecho con él!
Tenten se volteó a verla algo sorprendida igual que Hinata, Sakura rodó los ojos ante el escándalo de la rubia. Temari se ruborizó sin poder evitarlo, lo que hizo que Ino sonriera con perversión.
– ¿Cuándo? – preguntó Ino sin borrar su sonrisa, queriendo conocer esos detalles.
– Hace poco más de una semana… – confirmó Temari en lo que volvía a peinar el castaño cabello de la Ama, bajando la mirada con evidente timidez.
Sakura le dio el espejo a la pelinegra y ella sonrió al ver su reflejo, se veía linda. No pudo evitar sonreírle con gratitud.
– ¿Es cierto que duele la primera vez? – dijo divertida la rubia, acercándose un poco a su otra amiga.
La Sabaku miró un momento hacia arriba recordando los hechos con su novio, habían pasado un buen rato, pero digamos que el sexo tenía que mejorar.
– Ehm, bueno, no es demasiado placentero… No es un dolor fuerte, es como un pellizco en tus partes. – explicó Temari alzando un poco los hombros sin saber cómo explicarse exactamente.
– ¡Aaai, frente! ¿Qué haces? – se quejó Ino tomando la zona donde había sido pellizcada de improviso y por sorpresa, mirando la marca roja en su piel.
– Duele como así. – explicó la Haruno a pesar de no haber tenido la misma suerte que su amiga en ese ámbito. Para ella era algo que desearía olvidar. Fue entonces que la Yamanaka cayó en el detalle.
– Espera, ¡¿CÓMO?! ¡YA NO ERES VIRGEN!– bramó Ino haciendo una expresión estupefacta similar a las demás, que no se lo esperaban.
– Dilo más alto, cerda… creo que en Eslovaquia, no te han podido oír. – dijo Sakura en lo que miraba brevemente a su mejor amiga para seguidamente empezar a limar las uñas de su mano tranquilamente.
– ¡¿Qué?! – dijo Ino sin poder evitar seguir sorprendida ante ese hecho, su mejor amiga no le había dicho nada.
– Una vez lo haces más veces y aprendes lo que os gusta a cada uno, ahí es cuando ya es bueno… – explicó sin encontrarle demasiada importancia al hecho. Solo se trataba de práctica.
El silencio se hizo en la habitación, solo se escuchaba el sonido de la lima que usaba la Haruno, quien al verse observada, alzó las cejas al ver que las chicas seguían mirándola, Tenten e Ino con la boca algo abierta.
– Sí, he tenido sexo más de una vez, gran cosa… – dijo Sakura con sarcasmo, no era un tema demasiado interesante del que hablar, la verdad. Aunque a esa edad, fuera normal tener esa inquebrantable curiosidad.
– ¿Con quién? – preguntó Ino quien parecía que iban a saltarle los ojos de sitio, mirándola con una mueca rara aunque graciosa.
– Bueno, la última persona con quien lo hice fue Sasuke, haciendo el trabajo de Asuma… – dijo como si nada la pelirrosa, entretenida en darle forma almendrada a sus uñas un poco largas.
– ¡Pehff! – musitó la rubia quien no se esperaba este otro detalle, las otras seguían en silencio.
Alguien llamó a la puerta distrayéndolas, en donde enseguida entraron Kiba, Shikamaru y Chouji junto a Naruto y Sasuke. El resto de chicas menos Sakura, se miraron entre ellas para enseguida voltear a mirar al Uchiha. La Haruno no pudo evitar sonrojarse un poco, evitando no mirar a los muchachos, concretamente a cierto pelinegro. Esperaba que ninguna de ellos hubiera podido oír su conversación.
– ¿Qué? – preguntó el Uchiha con algo de mal humor al ser observado por las muchachas de manera rara, le estaban incomodando.
– ¿Qué hacen aquí? Saben que no pueden entrar a las habitaciones de las chicas… – dijo Temari viendo como los chicos entraron deprisa cerrando la puerta tras ellos.
– Nos aburrimos en nuestra habitación, Sai, Neji, Neji y los demás querían dormir y al saber que estabais despiertas gracias a Temari… decidimos aventurarnos a venir. – explicó Kiba quien golpeó con el codo a Shikamaru quien era el único que tenía pensado escabullirse para ver a su chica, pero el resto le siguieron.
– Sería una agradable sorpresa si solo se tratara de Shikamaru… – dijo Temari atrevida sin importarle que el resto de chicos estuvieran aquí haciendo sonrojar al Nara.
– Suponíamos que seríamos recibidos así, por lo que trajimos esto… – mencionó Kiba quien trajinaba una bolsa en su espalda igual que Chouji, que dejó escapar un sonido de vidrio. Habían traído alcohol y quien sabe que más.
– Oh, pues a qué esperan… siéntense. – invitó a Ino golpeando al suelo a su lado, ofreciéndoles asiento a los muchachos, quienes no tardaron en cumplir.
Las chicas se estaban riendo al ver como Kiba se encontraba vistiendo ropa de Ino, después de haber sido maquillado por Ino mismamente. El castaño se encontraba haciendo poses atrevidas y sobre todo ridículas, ya que se le veía el vello de las piernas y de su pecho con la ropa que le quedaba diminuta. Llevaba un par de coletas pequeñas en su corto cabello.
– Hola, chicas… Me llamo Yuna Inuzuka. – ignorando que estaba siendo grabado por Sakura, moviendo el trasero sensualmente al lado de Naruto, quien estaba siendo maquillado por Ino.
– Tamaki disfrutará verte así, Kiki… – comentó riendo la Haruno viendo como el castaño se metía servilletas intentando que estos fueran implantes, siguiendo grabándolo con un vaso con un cóctel de alcohol.
– Escucha tía, me siento Gucci, así que cierra la boca… ¡Huh! – musitó Kiba haciendo una voz de presumida forzada similar a la que hacía Ino. Haciendo a todos reír, sobre todo cuando una de las servilletas se le escurría por debajo del top.
Sakura levantó la vista hasta Sasuke que se había dirigido con su teléfono hasta Naruto, para hacerle una foto. Este se encontraba con demasiado maquillaje, colocado a propósito por parte de Ino, peinado con una coleta en el centro de su cabeza.
– ¿De qué te ríes, cara culo? – musitó Naruto aguantándose la risa al ver como su mejor amigo no podía esconder su expresión burlona, quien seguía tomándole fotos.
Sasuke volvió a su sitio, sentándose al lado dónde antes, mirando las capturas que había obtenido.
– No te alejes demasiado, Uchiha. Tú vas después… – musitó Ino pintando una peca en el mentón de Naruto, echándole una mirada burlona al pelinegro, quien alzó su mirada a la rubia.
– Tú solo intenta acercarte con eso… – avisó Sasuke fulminando la mirada a la Yamanaka quien hizo una mueca imitando sus palabras.
– ¿Qué tan frágil es tu masculinidad, Sasuke? – dijo Sakura mirando las fotos de Kiba en lo que el mencionado volteaba a verla sin saber qué decir.
Media hora después, el pelinegro se encontraba con una sombra de ojos gris con delineador, mejillas con colorete y labios de color negro, peinado con una coleta en su nuca. Sakura se encontraba aguantando la risa, en comparación a los demás. Quienes no podían evitar reír y tomar fotos. Más que nada porque Naruto y Kiba se encontraban tomándose selfis haciendo twerking con Sasuke sentado y callado con los brazos cruzados en medio, el cual ni se había molestado en ver su reflejo para saber que se encontraba feo.
– Chicas, vamos a hacer la revisión. Hora de dormir. – avisó Kurenai desde el pasillo.
Eso alarmó a los presentes de la habitación, quienes se pusieron manos a la obra para recoger las botellas medio vacías de alcohol y demás. Escuchando como Kurenai pasaba por cada cuarto mirando si todo estaba en orden, cada vez más cerca.
Cuando la profesora abrió la puerta de la habitación de las chicas, se sorprendió un poco al ver solo a Hinata de pie, quitándose el maquillaje frente al espejo al lado del armario situado cerca de la puerta. Las demás chicas se encontraban escondiendo a los muchachos bajo las sábanas. Shikamaru con Temari, Chouji en la de Tenten quien era apretujado contra la pared, Ino disimulaba mirando su teléfono encima de su cama, viendo como Kiba y Naruto se movían debajo de las sabanas de la cama donde tenía que dormir Hinata.
Sakura se encontraba inquieta, Sasuke se había escabullido de inmediato bajo las sábanas de su cama como si nada. Este se encontraba con la cabeza contra su vientre, el cual se encontraba en plena vista debido a la prenda que llevaba. Sentía el tacto de las manos del chico en sus muslos. Quien sabe si este se daba cuenta de que una de sus manos estaba rozando el extremo de sus nalgas. No dudó en abofetear la cabeza del Uchiha cuando este sin querer rozó con sus labios y nariz su vientre.
Sasuke siseó de dolor ante el golpe, ¿Acaso no se daba cuenta de que no lo hacía a propósito? Aunque no le disgustara el tacto de su piel y la fragancia de la misma, no tenía en donde poner las manos en ese instante. Él era más corpulento que ella y las camas, eran diminutas. Solo para una persona. A diferencia de las de los hombres, que solo eran futones individuales.
– Date prisa, Hyuga. Hora de dormir. – Informó la pelinegra mirando impasible a su alumna.
– Sí, profesora Kurenai. – dijo con una sonrisa tímida en lo que se quitaba con rapidez el maquillaje con agua micelar y algodón. La profesora cerró la puerta.
Ino no pudo evitar reír nasalmente cuando vio que Naruto caía de la cama tras ser empujado por Kiba de ella. Viendo como Shikamaru dejaba salir su cabeza debajo de las sábanas con su novia. Se atrevió a sacar la cabeza para abajo, espiando a cierta pelirrosa, que seguía con Sasuke escondido entre las sábanas de su cama.
Con una expresión de hastío, la Haruno apartó las sábanas, dejando ver al Uchiha prácticamente encima de ella como si nada. Este no tuvo más remedio que apartarse algo ruborizado de su postura y salió de la cama para empezar a dirigirse al tocador para imitar a la Hyuga y retirar los potingues de su cara.
– ¿Y ahora qué hacemos? – dijo Naruto hablando en voz baja, al lado del Uchiha y el Inuzuka quien se quitaba con maestría lo que había en su rostro.
– Sin más remedio, nos toca quedarnos a dormir aquí… – respondió el Nara acomodándose al lado de Temari, quien le abrazó sin problemas después de quitarse las coletas de su cabello.
¿Y cómo se supone que vamos a dormir? – cuestionó Chouji saliendo de la cama de Tenten, a pesar de sospechar que le iba a tocar dormir en el suelo. No iba a incomodar más a la Ama.
– Eso es algo que debéis averiguar vosotros mismos… – dijo Shikamaru pasivamente cerrando los ojos, bien a gusto abrazado a su novia.
– Quienes les había invitado a venir, haberlo pensado antes… – pensó él tan campante al ver las consecuencias de los actos de sus colegas.
– Hinata puede dormir conmigo y Tenten, Kiba y Naruto como estaban antes, Sasuke con Sakura y Chouji en la cama de Tenten. – propuso la Yamanaka en lo que la Ama aceptaba lentamente sonriendo tranquilamente hacia el Akimichi quien se acomodó en la cama, sin importarle para nada.
– ¿Por qué tiene que dormir conmigo, este? – refunfuñó la pelirrosa señalando con el pulgar al Uchiha.
– Si, ¿Por qué no puede dormir conmigo? – propuso Naruto como si nada, apeteciéndole la idea de estar cerca de la ojiverde quien soltó aire por la nariz.
– Vale, ¿Quieres que Naruto se acueste a tu lado, Sakura? – propuso como alternativa con una sonrisa conocedora con tono de burla. Sabía que esta se opondría a ello.
– No dije nada. – respondió Sakura recostándose de nuevo en su colchón, apoyando la cabeza en su almohada, sin molestarse en ver la mueca de ofendido que el Uzumaki hizo, mirando como Sasuke se adentraba en la cama con ella sin pensarlo dos veces una vez terminó de desmaquillarse con rapidez.
Naruto no tuvo más remedio que acostarse contra la pared junto a Kiba en la cama de la Hyuga. Haciendo un mohín al no obtener lo que quería. Kiba solo pudo negar con la cabeza ante su comportamiento infantil.
– Este está ciego a posta… – pensó con hastío el Inuzuka despeinando un poco sus cabellos en lo que se acostaba, mirando hacia el otro lado, peleando un poco por la sábana que tenía que compartir, mirando hacia la pareja en frente. Shikamaru no era el único que se había reparado que algo olía a chamusquina entre esos dos, hablarlo con él fue corroborar sus sospechas.
Minutos más tarde la habitación se encontraba en completo silencio, Naruto ya se encontraba roncando deliberadamente, algo que sacaba alguna que otra risa por parte de los demás. Era como estar al lado de una motosierra que no arranca. Menos por Sasuke, quien estaba acostumbrado.
Sakura se volteó para mirar hacia arriba, con su teléfono frente a su rostro. Sasuke se encontraba con los ojos cerrados, intentando dormir, sin aval. Sintió a la pelirrosa suspirar a su lado en lo que apretaba el botón de su teléfono para que la pantalla se volviera negra, al abrir los ojos vio como la Haruno giraba el rostro para mirarle.
No parecía estar incómoda con él tan cerca, algo es algo a pesar de la reciente conversación que tuvo horas antes con ella. Lo consideraba un avance a que la susodicha se hubiera abierto un poco a él.
Con todos menos ellos durmiendo, Sakura se giró para estar mirándole de lado, a pesar de que estaban casi a oscuras, con solo un poco de luz aportada por las luces del exterior del edificio, aunque hubiera las cortinas pasadas, pudo ver cómo la mirada del pelinegro recobrar ese tono más oscuro. Por lo que no pudo evitar volver a morder su dedo índice, algo perturbada por la mirada del Uchiha.
No puso resistencia cuando este tomó la iniciativa de besarla.
Ustedes no saben, lo indecisa que he estado por varios días al no encontrar un título para este capítulo. No solo eso, también me ha costado escribir este capítulo mucho más que los demás.
Tenía en mente terminarlo mucho antes de donde lo he dejado, pero de alguna manera eso no me parecía demasiado buena idea. Tampoco sé si tomé buena decisión respecto a cierto personaje, pero ahora no puedo echarme atrás. Creo que es lo mejor.
Personalmente, creo que Kiba es un personaje bastante divertido a pesar de lo ruidoso y desconsiderado que puede llegar a ser. En cierta manera se parece a Naruto, a pesar de que el Inuzuka sea un personaje extremadamente irrelevante. No se sorprendan al ver que le describo como una persona que le importa bien poco lo que piensen de él.
¿Se esperaban ese final? ¿Qué ocurrirá a partir de ahí? ¿Creen que ha hecho bien Sakura con referente a Neji o este merecía una oportunidad? ¿Habrá terminado esa posibilidad?
Antes que entre alguien a hablar de Karin, déjenme decirles que al principio de lo que conocemos como canon, ella se comportaba de cierta manera… lejos de lo respetable, con Sasuke. Su personaje no me desagrada, como los demás, y si debo ser honesta diré que la aprecio porque al final superó y entendió que Sasuke ahora es feliz.
Sin nada más que decirles, les agradezco que se hayan tomado el tiempo de leerlo.
Hasta la próxima.
