Hola queridos lectores,
Bien, pues aquí está el siguiente capítulo. ¿Qué decir? Simple, es la segunda parte del anterior. Los chicos siguen en las colonias y es su penúltimo día ahí. Intenté dar un poco más de comedia, dado a que estos dos últimos fueron casi puro drama.
Si les suena familiar cierta escena, no me sorprenderá. Es algo visto en muchas escenas de animes shoujo-escolares. Recientemente vi el anime y el live action de una serie que me gusta mucho. Digamos que me inspiró. Les animo a adivinar cuál es, aunque creo que es algo fácil.
Sin más dilación, disfruten de la lectura.
Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.
La historia, salvo los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.
De la disculpa a la venganza
Sakura suspiró con gusto mientras se recostaba en la tumbona que había elegido al lado de la piscina de la casa de colonias. Se había echado crema solar y algo de bronceador. Pero quién sabe si este último hacía su función correctamente.
Hoy les tocaba a su grupo y al siguiente estar todo el día toda la mañana en la piscina, mientras los otros dos grupos realizaban las mismas actividades que ellos hicieron ayer. Por suerte les había tocado a su grupo hacerlas primero, hoy hacía un sol radiante en comparación a ayer que estaba medio nublado. Tener que realizar esos juegos, subir por los puentes y bajar en tirolina sería algo horrible con ese temporal.
Se bajó las gafas de sol de encima de su cabeza para mirar a la enorme piscina donde Lee se encontraba encima de los hombros de Juugo en la piscina, parece que ese par habían hecho buenas migas. Este último tenía bastante fuerza, sería un buen animador si se planteaba unirse al grupo.
Temari se encontraba abrazada a Shikamaru en las escaleras de la piscina, un poco apartados de las tonterías de sus amigos, disfrutando del agua. La Sabaku no quería mojarse el cabello. No iba a culparla, a ella tampoco le apetecería tener que volver a lavar su melena igual que ayer.
Ino se encontraba chapoteando con Tenten en la parte no demasiado honda del agua, sonrió un poco al ver la penosa manera de la Yamanaka para mantenerse a flote, la pobre no sabía nadar demasiado bien. Le recordaba a Shiro, quien adoraba el agua. Hinata se encontraba sentada al extremo de la piscina, con las piernas metidas en el agua.
– No se os ocurre ni pensarlo… – dijo Sakura al ver las sombras de dos chicos acercándose con pistolas de agua por el suelo frente a ella. Eran Naruto y Suigetsu.
– ¿Cómo sabías que éramos nosotros? – preguntó Suigetsu sin darse cuenta de lo que los había delatado, bajando la pistola de agua.
– ¿Les importaría apartarse? Estoy intentando tomar el sol. Vayan a incordiar a otra. – mandó Sakura sacando su teléfono de su pequeña bolsa al suelo, descansando al lado de su asiento.
– Ya te dije que iba a ser más insípida que una ciruela seca… – comentó el albino con una sonrisa socarrona. Lo que le ganó una colleja en la nuca por parte de alguien detrás de él.
Se trataba de la pelirroja que se le había declarado al Uchiha ayer, se encontraba vistiendo un trikini negro con un pareo del mismo color con una bolsa grande llena de cosas.
– Vale, ¿Quién ha dejado entrar a la perra a la piscina? – dijo bien alto el Hozuki ganándose otra colleja por parte de la Uzumaki, lo que desencadenó que los muchachos hicieran uso de sus pistolas para empapar de agua la muchacha, provocando la risa de los demás, al ver como Suigetsu era perseguido aunque no dejaba de mojar a Karin. Este terminó siendo empujado al agua por la misma cuando se le acabó el agua. Su victoria no duró mucho cuando el rubio la tiró al agua poco después. El Uzumaki fue sorprendido cuando Kiba le hizo trastabillar dentro del agua tomándole por los pies, en lo que Chouji se zambullía en forma de bomba haciendo un gran espectáculo de agua.
Escuchó unas risitas femeninas de unas tumbonas atrás de ella. Sakura giró su cabeza viendo a Neji y a Sasuke acercarse en silencio vistiendo trajes de baño, este último con camiseta todavía puesta. La mirada de los chicos se pusieron en ella, mirándola de arriba abajo, a pesar de que ella vestía camisa por encima de su bikini blanco que los demás no podían apreciar junto a unos shorts. Sí, era de las pocas que seguía vestida con ropa.
– ¡Sakura, únete! – gritó Ino apoyándose en el extremo de la piscina al lado de Tenten, Hinata le sonrió tímidamente.
– La verdad es que me estoy asando como un pollo… – meditó Sakura considerando la oferta.
Decidiendo entrar un rato al agua para estar un rato con sus amigas, se incorporó de la tumbona. Tiró su teléfono encima de su toalla, aclamando el mueble como si le perteneciera en su estancia allí.
Ino disfrutó ver cómo el Uchiha, quien ya se había retirado la camisa, muy para la suerte de varias chicas a quienes gustaban de él, que sujetaba entre sus manos sin poder evitar mirar detenidamente como la Haruno empezaba a quitarse la camisa marrón que llevaba. Ver la parte de arriba de su blanco bikini le trajo ciertos recuerdos.
– Oh madre… – pensó inevitablemente disfrutando de la figura de la pelirrosa, su entrepierna parecía estar despertándose al ver como esta se deshacía el peinado dejando que su cabellera cayera por su espalda.
– Ei Tenten, Sakura no se da cuenta de que está dejando esa estatua burraco. – murmuró divertida la Yamanaka viendo como el pelinegro no apartaba la mirada en su amiga, la Ama rio a su lado apoyando su mentón encima de sus dedos agarrados al borde. La morena golpeó con su brazo a la rubia, señalando al Uchiha que parecía estar a punto de tener un síncope al ver como su amiga se bajaba los shorts, revelando la parte de abajo de su bikini, el cual tuvo que acomodar para que no revelara algo indebido.
Ninguna de las dos pudieron evitar reír en silencio al ver como Sasuke soltaba su camiseta y caminaba rápido hacia las duchas de la piscina, para que el agua helada previa a la de la piscina le quitara la calentura.
Neji por su parte, tampoco pudo evitar mirar a la pelirrosa, viendo como esta se acomodaba sus senos dentro de su traje de baño. Al parecer no era el único, observó como el Uzumaki y otros chicos echaban una miradita mientras la Haruno caminaba a las duchas. Soltando un bufido con hastío, este simplemente se rindió y se acostó en otra tumbona después de aplicarse crema solar en spray.
Sakura miró con una mueca al ver como Sasuke se quedaba bajo el chorro de agua helada como un monje en plena meditación, después de negar con la cabeza viendo como el pelinegro ni se molestaba en salir del lugar… Prendió el grifo de la ducha de al lado, y empezó a empaparse, jadeando ante la temperatura del agua. Tiritando de frío, caminó descalza hasta el trampolín para lanzarse al agua. Ignorando como Naruto había salido del agua y se había acercado a su mejor amigo para susurrarle algo.
Ambos se acercaron a esta, y se sorprendieron un poco al ver que esta casi resbalaba siendo agarrada por los dos. La pelirrosa también se sorprendió un poco, pero rápidamente intentó librarse de su agarre, sin suerte.
– ¡Bajadme, estúpidos! ¡¿Qué creen que hacen?! – bramó la Haruno al ver que Sasuke la agarraba de las axilas y Naruto de las piernas. Ambos muchachos se miraron con una mirada cómplice y tras asentir, la lanzaron al agua tras un impulso que la hizo soltar un grito al caer. Obteniendo su venganza por la guerra de pintura de ayer, a pesar de haberla empezado ellos.
– ¡¿Pero estáis locos o qué?! – gritó la Haruno saliendo del agua, haciendo sonrojar a varios. Se le podía ver un pezón. El sujetador se había movido un poco de sitio. Tanto el rubio como el Uchiha se quedaron de piedra, sintiendo como un rayo les caía en la cabeza. Cuando Sakura vio lo ocurrido se puso más roja que el ketchup y salió de la piscina rápido, pero no sin antes arreglar su bañador.
– La que han hecho ahora… – pensó Shikamaru sin sorprenderse del comportamiento de los chicos.
– S-sakura, nosotros no queríamos… – se excusó Naruto sin saber qué decir con el rostro, algo sonrojado, sin conseguir librarse de esa imagen.
– Menudo par de idiotas, de verdad… – murmuró Ino cansada del comportamiento de ese par. Sabía que querían jugar con ella, pero había otras maneras de hacerlo a pesar de que el pequeño desliz era solo algo no premeditado. Intentarlo como si abundara la proximidad y sinergia que ellos tenían antes, como si nada, cuando no era el caso, era premeditado. Su mejor amiga no parecía confiar en ellos como antes.
– ¡No vuelvan a acercarse a mí! ¡Los dos! – finalizó la pelirrosa furiosa, empezando a caminar hacia su tumbona, siendo ojo de casi todo el mundo. Podía escuchar algunas risas burlonas por parte de otros compañeros de clase. Furiosa, se colocó la camisa por encima sin secarse, tomando sus pertenencias y salió del lugar después de vestirse las chanclas.
– Mierda… – musitó el Uzumaki con molestia sin entender el comportamiento de Sakura, estaba empezando a impacientarse de verdad. Bufando con molestia, volvió a meterse al agua ante la incomodidad del ambiente, logrando que poco a poco todo el mundo presente ahí volviera a lo suyo.
El Uchiha se empezaba a sentir culpable por lo ocurrido, sí que es cierto que no lo habían hecho a posta, pero no por querer divertirse, tenían derecho a querer acercarse libremente a la pelirrosa. Se había olvidado del detalle de lo que le había ocurrido gracias a esos dos hijos de perra, que su comportamiento no ayudaba nada. Dejarse llevar por los juegos del Uzumaki no había sido una brillante idea, por más inocente que su intención hubiera sido. El rubio no tenía idea de lo que ella había pasado, a diferencia de él. No lo pensó dos veces y caminó rápido en busca de la pelirrosa.
– ¡Déjame en paz, Sasuke! – vociferó Sakura abriendo la puerta de la casa principal, dispuesta a subir para dirigirse a su habitación para ir a tomarse una ducha.
Asuma, Kurenai y Kakashi se encontraban tomando algo en la pequeña sala de estar, llegando a escuchar la discusión. Viendo como ambos adolescentes subían por las escaleras hacia los dormitorios.
– ¿Qué habrá pasado ahora? – pensó sin sorprenderse para nada, suspirando con cansancio. Empezaba a estar un poco harto de que esos dos, tal vez tres, niños no fueran capaces de no tener algún drama por más de veinticuatro horas seguidas.
– Tus problemas están teniendo problemas de nuevo, Hatake… – comentó Asuma con burla conociendo un poco la historia del espectáculo actual.
– Siempre los tienen… – explicó cansino el Hatake tomando su lata de refresco, levantándose del sofá, bebiendo un poco del mismo a escondidas de los demás.
– Estúpidos niños que no me dejan relajar ni un solo día… – reflexionó Kakashi dirigiéndose hacia las escaleras, no sin antes tirar la lata vacía en una papelera al lado de la máquina expendedora de la sala.
Apreciaba a esos tres, no lo iba a negar, pero los dos chicos habían vuelto y no habían tardado en poner todo casi patas arriba. Algo que no le extrañaba. Quien sabe como habían lidiado Orochimaru y Jiraiya en Hokkaido. Estaba seguro de que este par había hecho prácticamente lo mínimo con respecto a los líos que llegaban a ocasionar de la nada. Empezaba a pensar que tal vez debería dar marcha atrás y dejarles solucionar el drama a solas, la parejita estaba a punto de ser mayores de edad.
– ¡Podrías al menos concederme el lujo de escuchar mis disculpas! – escuchó que decía Sasuke desde el fondo del pasillo.
– No voy a escuchar o creer ni una estúpida palabra que salga de tu boca, Uchiha. – dijo Sakura con desdén. Tendría que haber hecho caso a Kurenai y haber estado en la piscina observando el paripé, podría haber evitado ese problema.
– ¡No lo hicimos a propósito, joder! ¡Estábamos bromeando! ¿Acaso no lo ves? – manifestó con hastío alzando la voz ante la tozudez de la Haruno.
– ¿Quién demonios os da permiso para tener esa confianza conmigo, imbécil? Siempre es igual con ustedes dos, uno la pifia y solo se disculpa uno después de ver las consecuencias mientras el otro ignora lo que puede haber hecho mal. ¡Empiezo a estar más que harta! – respondió la ojiverde mirando furibunda al pelinegro.
– ¡Ya te pedí disculpas, Sakura! ¿Qué más quieres? Si tú estás harta de nuestro comportamiento, imagínate como está Naruto. Él también fue engañado ¿Vale? Creyó que eras tú en las cartas, ese idiota es tan bobo que si tú, ahora mismo le dijeras que Peter pan existe, se lo creería sin más. ¿Me entiendes? ¡Imagínate cómo ando yo, estúpida molestia! Nos besamos, follamos, pero apenas hablamos, ¡Apenas me escuchas cuando te hablo! ¿Tienes cerumen en los oídos o te haces la sorda a propósito? – habló Sasuke alzando la voz un poco más, haciendo que Sakura arrugara más la frente, molesta ante lo que acababa de oír.
– Ah, claro… qué novedad. Siempre tiene que ser más importante lo que vosotros sentís, o pensáis. Vosotros tenéis la razón en todo. ¡Pues no, pedazo de cacho de burro, bruto, egoísta y ególatra! No me da la santísima gana, no. TENÉIS. LA. RAZÓN. ¡Hacéis lo que os apetece! ¿Y no puedo molestarme por vuestra estúpida actitud? – comentó con desdén apuntando con su dedo al pecho del Uchiha después de acercarse a él.
– ¡YA TE DIJE QUE LO SENTÍAMOS! – gritó Sasuke impaciente y nervioso, sin controlar sus palabras.
– ¡Y YO QUE ME DEJARAIS EN PAZ! – gritó de vuelta la Haruno perdiendo los estribos, hiperventilando, empujando al Uchiha de nuevo. No había ignorado los insultos que este le había propinado.
Ninguno de los dos se había percatado de su presencia, a varios metros de ellos cruzados de brazos. Por suerte no parecía estar nadie, salvo ellos tres en el pasillo, para escuchar tal escándalo.
– ¡PUES NO ME DA LA GANA, SAKURA! ¡Joder! ¡Queremos que confíes en nosotros, necesito que creas en lo que te digo, que lo entiendas! - dijo el Uchiha suspirando con cansancio.
El Hatake se quedó en silencio mirando como la pelirrosa se quedaba callada sin dejar de taladrar con la mirada al muchacho frente a ella. Era como ver un duelo de carneros. ¿Qué diría ella ahora? Esperaba no tener que intervenir, pero encontraba bien que, aunque estos dos se encontraban discutiendo, se aventaran lo que necesitaban decirse.
Con una última mirada de arriba abajo hacia el pelinegro, Sakura no dijo nada más y caminó hacia la puerta de su habitación, cerrando con un portazo ante la molesta e impaciente mirada de Sasuke.
El profesor no pudo evitar encontrar graciosa la escena. Se entretenía viendo como el pelinegro se impacientaba al ver cómo de cabezota podía llegar a ser Sakura. Naruto podía ser similar en ese sentido, pero el rubio no era capaz de hacer reaccionar a este pobre muchacho como ella.
– Déjala tranquila por ahora, Sasuke… – explicó Kakashi a su alumno poniendo una mano en su hombro reconfortante, empezando a arrastrarle lejos de la zona. Era mejor dejarle espacio a la Haruno cuando estaba como una fiera inquieta.
– Ella es… Ella… – intentó decir exasperado y molesto el Uchiha, habiendo visto cómo sus palabras habían sido totalmente ignoradas de nuevo por Sakura.
– Ya lo sé… – comentó despeinando la cabellera húmeda del uchiha, arrepintiéndose ya que estaba todavía húmeda. Sin decirle que pensaba que había hecho bien en decirle esas palabras.
– Así que, ¿Tú y Sakura?... – preguntó con curiosidad con una sonrisa socarrona a pesar de sospechar que este día llegaría tarde o temprano. Soltó una pequeña risa al ver como las orejas del pelinegro se volvían rojas. Parecía que recién se daba cuenta de lo que había revelado.
Hinata miró tristemente hacia Naruto, el pobre parecía desanimado ante lo ocurrido. Es cierto que el actuar del Uzumaki había sido típico de él, impulsivo, pero no estaba de más recordar que él no esperaba que ocurriera lo del bañador de la Haruno. Si ella contara las veces que le había pasado lo mismo al tener dificultades para encontrar ropa interior y bañadores de su talla… tal vez no sería para tanto.
Y aun así, ella y Sakura eran totalmente diferentes en cuanto a personalidad… Eso era obvio.
Armándose un poco de valor, se acercó al rubio con lentitud, algo titubeante… ya se encontraba a su lado y ni siquiera había pensado en que decirle. Vio cómo el muchacho alzó su mirada mientras ella se sentaba a su lado, en lo que él seguía haciendo ese puchero apoyando la cabeza en sus brazos al borde de la piscina, pero enseguida regresaba la mirada al semi muro adornado con algunas plantas decorativas.
Sabía que él la encontraba como una muchacha extraña ante su comportamiento con él, pero eso no tenía por qué desalentar en apaciguar las preocupaciones de él.
– N-no estés triste, Naruto… Todo mejorará. – dijo con timidez Hinata intentando no ruborizarse demasiado.
– Ayer pensé que había un ligero nuevo comienzo, ¿Sabes? Por un momento se pudo apreciar a la antigua Sakura en el juego de pintura… – explicó él pasando un dedo por las baldosas del extremo de la piscina.
– Asimilar que no se trataba de ella en las cartas es difícil… No entiendo cómo alguien podría hacerme esto. ¿Quién en su sano juicio podría hacer algo así? Odiaré a la persona que lo hizo hasta que me muera… – declaró serio Naruto sin repararse de la triste expresión de la pelinegra, haciendo fuerza con sus brazos para empujarse dentro del agua para apartarse, nadando relajadamente.
– Gracias por animarme, Hinata. No eres la chica extraña que pensaba que eras… – dijo finalmente Naruto sonriendo para rápidamente alejarse nadando hacia los chicos, para pasar el rato con ellos.
– Tarde o temprano lo sabrá… Y todo acabará. – reflexionó con amargura Hinata viendo como el Uzumaki empezaba a pasarse la pelota con los demás, como si nada hubiera pasado.
Itachi se encontraba sentado en la silla de su escritorio, con Shiro recostado al lado de los cajones, mirando los perfiles identificativos de Zaku y Dosu en su ordenador mientras almorzaba un bocadillo de emparedado.
Los antecedentes de estos dos estaban vacíos, pero el historial de apertura era reciente. Lo que implicaba que todo lo que se añadía, era eliminado. Bajando las ventanas de dichos documentos que se le habían facilitado, miró una noticia en el periódico sobre el padre de Zaku.
– Eso lo explica todo… – pensó el Uchiha mordiendo con molestia su comida.
– Ei, Uchiha. Recién me enteré de que embarazaste a tu chica. ¡Enhorabuena! – dijo Deidara acercándose a él con su uniforme, trajinando consigo una bolsa conteniendo su almuerzo.
– Gracias. – respondió el concentrado sin apartar la mirada de la pantalla frente a él.
– ¿Te apetece celebrarlo con unas rondas después del curro? Eso animará al capitán. – propuso el rubio dejando la bolsa encima de su mesa de trabajo situada al lado de la del pelinegro.
– Lo pensaré. – dijo Itachi apoyándose al respaldo de su silla de ruedas, suspirando sin disipar la concentración.
– ¿Vas a dejar de molestar al Uchiha y ponerte a trabajar rubio de bote? – musitó Sasori desde otro escritorio trabajando en otro caso, en lo que Deidara hacía una mueca de molestia ante el apodo otorgado hacia él de su superior.
Un mensaje vía chat en su ordenador le dijo algo que llamó su atención.
– Uno acaba de confesar. – informó Shisui, lo que le hizo levantarse de la silla y empezar a andar hacia la planta baja, seguido por Shiro. Siendo mirado con curiosidad por los demás colegas de trabajo, quienes no se acostumbraban a ver a un perro tan grande.
Cuando Itachi llegó al sótano, entró a la sala contigua de interrogaciones, aguantando la puerta para dejar pasar a Shiro frente a él para después cerrar la puerta.
– ¿Qué hace él aquí? – observó Shisui viendo al animal adentrarse a la habitación para rápidamente irse a un extremo de la pared para recostarse allí.
– Sakura me ha dado permiso para que él viniera. ¿Qué se sabe? – dijo simplemente Itachi cruzando los brazos mirando por el cristal translúcido.
– La novia de Sasuke tenía razón prácticamente en todo, este acaba de admitir que Dosu les pagó para realizar el trabajo. Zetsu se encuentra infiltrándose en los teléfonos de los tres. – informó el pelinegro de cabello corto.
– ¿Y los otros dos? – dijo el hermano de Sasuke, arrugando el ceño.
– En la celda. Calladitos, uno de ellos, tuvo que recibir asistencia médica ante las mordeduras de tu amiguito. – explicó Shisui con una sonrisa socarrona, recordando lo asombroso que fue ver al can lidiar con un agresor tan fácilmente.
– La confesión ha sido grabada, espero… – dijo con seriedad Itachi haciendo que su colega rodara los ojos ante la estupidez de su pregunta.
– Obviamente. ¿Por quién me tomas, tío? – respondió el Uchiha sin ofenderse ante las palabras de Itachi.
– No se lo voy a dejar pasar a esos capullos, Shisui… No después de lo que le hicieron a mi hermano. – musitó de mal humor el hermano de Sasuke, mirando con odio al agresor esposado en la mesa.
– Hola, muchachos. ¿Qué hace un perro ahí? – preguntó Obito entrando al cuarto con varios informes sujetados entre la cintura y el brazo del Uchiha mayor.
– Está conmigo, Capitán. – explicó Itachi volteando a ver al Akita quien se encontraba bostezando con aburrimiento.
– ¿Te hiciste con un perro policía, ahora? ¿Tanto echas de menos a Kisame? Podría asignarte a otro compañero… – dijo con gracia Obito mirando al can con curiosidad.
– Es solo por unos días, el perro no es mío. Pero te complacerá saber que fue entrenado por Kakashi. – respondió Itachi sin apartar la mirada del vidrio, Obito asintió complacido logrando recordar al chucho que los había ayudado con el rescate del menor de los Uchiha.
– ¿Qué tal está Sasuke, por cierto? – comentó el mayor con curiosidad. Esperaba de verdad que el renacuajo hubiera mejorado rápido, se preocupó un poco ante lo ocurrido. Pero por suerte todo acabó bastante rápido.
– Bien, está de colonias con los de su año. Voy a hacer la patrulla, si hay novedades me avisáis. – respondió con tranquilidad animándose a sonreír un poco, Shiro se levantó del suelo y siguió al de la coleta con la lengua fuera, en lo que los dos Uchihas restantes a la estancia miraban algo extrañados a su colega.
Izumi se encontraba nerviosa, su cita con el obstetra iba con retraso, algo que no ayudaba. Tendría que haberle pedido a Itachi que le acompañara, pero este ya había faltado varios días cuando ella se enfermó y conociéndolo como le conocía… Estaba segura de que su novio estaría ocupado con el tema de su hermano.
– Izumi Sairenji a consulta tres, por favor. – indicó una voz por el interfono.
Tomando su bolso, se levantó con cansancio y se dirigió poco a poco hasta donde le habían informado. Fue recibido por una doctora rubia, acompañada por una enfermera morena que le sonrió logrando disipar un poco de sus nervios.
Después de varias preguntas tras una leve introducción, la doctora la invitó a ponerse una pequeña bata de hospital y después le pidió que se tumbara en la camilla. Seguidamente, le echaron un poco de gel ECO en su vientre, para pronto ver cómo colocaban el transductor encima del producto.
– Bien, aquí está… – indicó la doctora usando el teclado para indicar donde se encontraba el ser vivo creciendo en su vientre.
La castaña sintió que le volvían a saltar varias lágrimas, una vez se escuchó el latido del corazón, tuvo que agradecer a la enfermera que le ofreció un par de papeles para secarse las lágrimas.
– Estás de dieciocho semanas. Por lo que estás en tu cuarto mes de embarazo. En tu segundo trimestre. ¿Quieres saber el sexo del bebé? – informó la obstetra con una sonrisa afable mirando la pantalla, moviendo el transductor para ver otros detalles, pudo ver por el rabillo del ojo como la morena asentía con la cabeza.
– Es un varón. Un minuto que imprimo las ecografías. – confirmó la doctora tras varios minutos en los que miró concentrada la pantalla.
Poco después, la enfermera la ayudó a limpiarse y le pidió que fuera a cambiarse de nuevo. Cuando estaba ya con su ropa, Izumi volvió a sentarse en las sillas frente al escritorio.
– Todo parece estar en orden, Srta. Sairenji. Le recomiendo tomar estas vitaminas y suplementos una vez al día. Evita comer platos abundantes de comida frita, comida cruda, en este panfleto hay bastante información que le será útil. La secretaria te dirá la hora de la siguiente visita al salir. ¿Tiene alguna pregunta?
– ¿Cómo puedo eliminar las náuseas? – pidió Izumi, estaba un poco cansada de que las ganas de devolver le aparecieran a cualquier hora del día. Le salían calenturas en los labios.
– El pan tostado, y las gaseosas de jengibre me ayudaron a mí, pero debo decir que ahora que estás en tu segundo trimestre irán desapareciendo. – explicó con una sonrisa que aportaba confianza denotando sabiduría y experiencia.
Izumi salió emocionada de la consulta, con varios panfletos llenos de información. En septiembre iba a ser madre de un niño. Caminando hacia la farmacia más cercana, compró lo que necesitaba y después se dirigió al trabajo, con una sonrisa radiante en su rostro.
Sakura se encontraba comiendo en silencio en la mesa junto a sus amigas, en el comedor de la casa donde se encontraban. Saboreando un poco de yaki soba en silencio, miró con enfado hacia la mesa donde se encontraban el Uchiha y el Uzumaki comiendo de espaldas con los demás.
– Sakura, ¿Podemos serte honestas, ya que te queremos como amiga? – dijo Ino masticando un gyoza de gamba bañado en salsa.
– Hn. – musitó aún malhumorada como respuesta, sabía lo que iban a decirle.
– Creemos que exageraste un poco… – siguió la rubia después de tomar aire y tragar el alimento en su boca.
La Haruno se mantuvo en silencio, decidiendo hacer un mohín recordando un poco el numerito que hizo en la piscina.
– No es que no estemos de acuerdo que esos dos son un par de estúpidos, pero que… solo estaban jugando, como los chicos solo saben hacer. – añadió Ino en lo que Tenten asintió igual que Temari, la de los moños porque tenía a Lee como amigo cercano y la Sabaku porque tenía dos hermanos con los que lidiar.
– Si te sirve de ayuda, todas creemos que tienes unos pezones bonitos… – comentó Ino haciendo reír a las chicas, mientras Sakura se ruborizaba taladrando con la mirada a su mejor amiga.
– Debieron detenerse cuando se lo dije… – explicó la pelirrosa mientras las demás empezaban a dejar de reír.
– ¿Realmente creéis que reaccioné demasiado mal? – preguntó algo abochornada, mirando algo arrepentida a la mesa de los chicos de nuevo. Apartó la mirada cuando vio que Shikamaru alzaba la vista hacia ella.
– Te conocemos y te queremos tal cual eres, chiqui… por eso te lo comentamos. – explicó Tenten con una sonrisa, disfrutando del delicioso almuerzo servido en la mesa.
La verdad es que, si se sentía un poco mal por la manera como había reaccionado. Aun así, así era su forma de ser. No le había gustado como esos dos le habían agarrado, entendía que podía estar igual de molesta, pero… Para que engañarse, las intenciones que esos dos habían tenido no eran malas. Se lo había dicho su grupo de amigas, se lo había dicho él y con la breve mirada de Kakashi, a este no le hizo falta que le dijera nada.
– Vale. – dijo secamente, volviendo a mirar su comida, para tomar un poco con sus palillos. Su enfado le había sacado hambre. Sus amigas empezaron a hablar de otro tema sobre lo que iban a realizar como actividad más tarde. Las chicas decían que los del otro grupo habían realizado un juego de valentía por la noche anterior, lo que seguramente sería lo que a ellos les iba a tocar hacer. No podían evitar sentir curiosidad.
Eran las diez y media de la noche, y los grupos de clas se encontraban al lado de los campos de arroz que rodeaban la casa. Si bien Sakura, mejor dicho Ino aunque con su ayuda, hubieran intentado obtener información sobre los detalles del juego que iban a realizar por la noche, los dos grupos que lo habían realizado la noche anterior prefirieron dejarles en ascuas y no compartir ningún detalle.
– "Así se disfruta más de la experiencia" sí y una polla como una olla, no les jode… – pensó con inquietud Sakura al lado de sus amigas mientras observaban el paisaje a la espera de que los monitores explicaran el juego.
No es que tuviera miedo, ese no era el caso. Solo que muchas veces no reaccionaba… Normal. Dentro de lo que es normal, se volvía más agresiva todavía. Odiaba ser asustada y ser tomada por imprevistos.
– Bueno, Haruno… tu tranquila, no todo se puede tener ordenado y etiquetado como nuestro cerebro ultra Power 4000 con memoria fotográfica. Además, puede ser divertido. – calmó su consciencia logrando calmarla un poco.
– De acuerdo, muchachos… De entrada, ya les puedo decir que sí han preguntado a los del otro grupo cuál es la actividad que van a realizar, han perdido el tiempo. Porque no se trata del mismo. Digamos que ustedes tuvieron algo de mala suerte. – empezó a decir el monitor frente al grupo de estudiantes junto a Asuma y Kakashi.
– ¿Qué quiere decir con eso? – dijo una estudiante con algo de temor entre la multitud, varios se mostraron inquietos susurrando entre sí.
– El grupo que estuvo la noche pasada haciendo la ruta del Kimodameshi, eligió la ruta simple. A vosotras os toca la difícil. – añadió el monitor sonriendo socarronamente al escuchar algunas quejas.
– Años atrás, en el periodo Sengoku esta posada era un lugar muy frecuentado por civiles, abundaban los clientes, ya que las vistas eran admirables, pero se dice que hubo una noche sangrienta que lo cambió todo. – contó el monitor logrando silenciar a todo el mundo, en lo que una brisa pasaba por el patio.
– Hace quinientos años, en esta misma fecha. Ocurrió el asesinato de la hija de los dueños. Se rumorea, que esa muchacha era muy agradable, hermosa, talentosa… lo que muchos hombres querían, mientras que otras mujeres envidiaban. Los hombres intentaban propasarse, las mujeres mostraban actitudes mezquinas a diario con ella, pero esta no se dejaba molestar, hasta el día de su muerte. Se dice, que la noche de la desgracia, la joven se encontraba recogiendo manzanas en los manzanos que se encuentran en el campo situado justo seguido del bosque, pero no se trataba de cualquier manzano, sino del que se encuentra al lado del pozo de la granja abandonada. – añadió el hombre logrando sacar algunos escalofríos por parte de los jóvenes.
– Es ahí que, al estar de camino a casa, en medio del bosque… la joven es brutalmente asesinada y fue que a la mañana siguiente, su madre, suponiendo que su hija se encontraría en su lugar favorito, fue en su busca, pero la encontró muerta apoyada en una enorme piedra. Con las palabras "Os mataré a todos" escritas con su sangre. – habló el hombre gesticulando con las manos lo ocurrido, logrando atemorizar a varios.
– No se encontró al asesino, no se sabe si fueron varios o no. Lo que está claro es que, desde entonces, todas las personas que se han aventurado por el bosque, sea de día o de noche, han sucedido hechos paranormales. Apariciones de una joven ensangrentada, susurros de amenazas en la oreja, gritos, risas malévolas… Pocas personas han logrado atravesar todo el sendero y mucho menos cuando anochece. Así que, aquí va la actividad de hoy. – dijo el monitor con otra sonrisa pícara, en lo que Asuma encendía un cigarrillo despreocupadamente.
– El reto es simple, atravesar el bosque, llegar al manzano. Recoger la cinta roja atada la rama y traerla de regreso. No se preocupen, el sendero del bosque señala el camino del destino, por lo que se les advierte no salirse de él porque no van a ir con linternas. – comentó el monitor dejando escapar una carcajada al ver las expresiones de terror de varios.
– ¿No vamos a tener fuente de luz? – preguntó un muchacho con una mueca de temor alzando la mano para preguntar.
– Claro, será esto. – indicó el monitor sonriente, mostrando un farolillo con asa con una vela apagada.
– Muy bien muchachos, ya que el monitor ha explicado todo eso. Ahora está el tema de los equipos. Las personas que hayan sacado la misma carta, irán juntas. Sin cambios. – explicó Kakashi en lo que sacaba una baraja de cartas, viendo que algunas personas ya querían juntarse y se quejaban de no poder elegir.
Sakura tuvo la mala suerte de ser la única persona impar, ya que nadie sacó el joker. Parecía algo hecho a propósito. Uno por uno los equipos fueron juntándose para tomar un farolillo, colocándose en fila para irse directamente cerca del monitor que los iba a llevar a la entrada del sendero, dónde iban a encender las velas al momento de que cada grupo entrara en intervalo de quince minutos, una vez todos estuvieran listos.
Notó como el monitor se acercaba a ella y la miraba con una sonrisa traviesa que la hizo alzar una ceja.
– Al parecer te ha tocado a ti. Sígueme, ya que nadie parece darse cuenta. – comentó el hombre sin cambiar de expresión en lo que miraba para atrás a la multitud que era distraída por otra monitora y los profesores.
Soltando una silenciosa carcajada escondida detrás de un árbol, después del grito de dos chicas, Sakura se volteó en lo que se acomodaba la peluca negra para mirar a la cámara detrás de ella. Se lo estaba pasando de lo lindo, no iba a negarlo.
Todas las reacciones estaban siendo como lo esperaba y cabe añadir, que asustar a la gente se le estaba dando demasiado bien.
No tardó en ver que otra pareja se acercaba con su farolillo lentamente. Cuando está estuvo cerca de donde se encontraba, agarró una diminuta piedra y la lanzó hacia la roca grande ubicada más o menos al medio del sendero de ida, haciendo que la pareja frenara.
– ¿Has escuchado algo? – reconoció la voz de la pelirroja que había encontrado con Sasuke la noche anterior, que estaba acompañada por Sai, que sujetaba el fanal con una mano.
– Bah, esto merece un buen número para la cámara… – pensó Sakura en lo que sonreía con picardía.
Pasando por sus espaldas a gachas, la pelirrosa rozó con una pluma la oreja de Karin quien se asustó. Agarrándose a Sai por la blusa, colocándose detrás de él.
– ¡AAAAH! ¡ALGO ME HA ROZADO LA OREJA! – gritó Karin bien fuerte sorprendiendo al pelinegro.
– Es un poco escandalosa… – pensó Sai algo sonrojado ante la cercanía de la chica.
Varios segundos en silencio, Sai alzó el farolillo para comprobar dónde estaban. Escucharon una rama romperse cerca de ellos, tensándolos a ambos sin saber que era la pelirrosa rompiéndola con las manos a posta con una sonrisa en sus labios. Cuando el pelinegro enfocó la luz donde estaba, le vieron y Karin no pudo evitar volver a gritar.
– Os mataré~ … – susurró fingiendo una voz que no era la suya con una mirada terrorífica que escondían los mechones de su peluca.
El pelinegro fue sorprendido cuando su cuerpo fue empujado por detrás debido a que Karin le estaba obligando a moverse prácticamente corriendo, logrando sacar otra risa por su parte, lo que los hizo andar más deprisa porque lograron escucharla.
– Tal vez me lo tome demasiado en serio, pero vale la pena… – reflexionó ella en lo que empezaba a pensar cómo asustar al siguiente par.
En la entrada del sendero, solo quedaban Naruto y Sasuke, lo que significaba que eran los últimos. El primero se encontraba bastante inquieto, alzándose de puntillas varias veces para librarse del temor. A su lado, el pelinegro se encontraba negando con la cabeza ante el comportamiento de su mejor amigo.
– Esto tiene que ser una mala obra del destino… – pensó malhumorado el Uchiha mientras sujetaba su fuente de luz todavía sin encender, al lado del Uzumaki.
– Bastardo, ¿No crees que se escuchan demasiados gritos? – murmuró Naruto con cierto grado de miedo en su sistema, mirando la entrada del sendero.
– ¿Me vas a decir que tienes miedo? – dijo Sasuke mirando con una mueca irónica en su rostro a su compañero.
– ¿Quién, yo? No… – excusó el rubio mirándole mal en lo que avanzaban un poco, el siguiente turno sería de ellos. Ambos chicos miraron como Ino usaba a Chouji de escudo mientras él avanzaba sujetando el farolillo.
Minutos después se pudieron escuchar los gritos de estos dos últimos, lo que le sacó un escalofrío al Uzumaki.
– Miedica… – comentó el Uchiha con una sonrisa burlona, avanzando un poco para que la monitora le encendiera la vela.
– ¡Cállate idiota, ni miedica, ni mierdas…! – comentó el rubio, regresando a mirar con la misma expresión furibunda de antes.
– ¿O a lo mejor gallina? – insistió el pelinegro cerrando los ojos ante su comentario burlón sin molestarse a voltear a ver a Naruto, quien hizo un ademán como si quisiera patearle el trasero, pero desistió de la idea cuando se escuchó otro grito masculino de dentro del bosque.
– Sabes que es todo mentira, ¿No? Es un juego… – calmó Sasuke sin miedo al estúpido reto de valentía.
Para que mentir, era un fanático del terror. Le gustaba ese género desde bien joven, le gustaba la sensación de adrenalina. Podían llamarle temerario si les apetecía, pero la verdad es que le daba absolutamente igual lo que pudieran pensar de él.
No se inmutaba al ver payasos o muñecas diabólicas, zombies o cualquier criatura sobrenatural, ni efectos paranormales de películas, ni nada por el estilo… y aun así, se entretenía experimentándolas. Era algo que le tenía mucho apego, ya que justo recién Naruto y Sakura empezaban a ser sus amigos… Era algo habitual mirar alguna que otra película o serie de terror. A pesar de que el rubio se acercara a él como una lapa en todo el proceso, mientras que a cierta pelirrosa le brillaban los ojos. Otra de las cosas con las que tenían en común, su fanatismo por lo gore y del género del horror.
– ¿Le seguirán gustando?… – pensó el pelinegro ignorando lo que Naruto le decía.
– Os toca, muchachos… – dijo Asuma justo al lado de la entrada del sendero, invitándoles a adentrarse.
– Naruto, quita tus manos de mi chaqueta… – murmuró con cierta molestia el Uchiha, logrando ser escuchado al instante, algo fuera de lo usual, que le sacó otra sonrisa burlona.
– Miedica… – volvió a murmurar Sasuke, sin molestarse, a voltear a mirar a su mejor amigo cuando este le lanzó una piña que ni le rozó de cerca.
– Cállate imbécil… ¡EI, pero no vayas tan rápido! – bramó Naruto, acercándose a pasos rápidos a él, siguiéndole por detrás. Como un pollito cerca de su madre.
Cuando Sakura vio al Uchiha y al Uzumaki acercarse, se le encendió una bombilla en su cabeza. Mordiendo sus labios intentando esconder otra sonrisa de picardía, se agachó tras la roca de nuevo.
– Ahora verán… – pensó con ganas de cobrar su venganza por lo de esta mañana.
Sabía de sobras que no lograría asustar al Uchiha ni aunque lo intentara repetidas veces, ese podía ser como una estatua. Mucho peor que Neji a quien sorprendentemente había conseguido sorprender un poco, aunque disimulara.
Pero Naruto… Oh, Naruto…
– Lo que te espera… ¿Pluma o rama? – dijo mentalmente la Haruno mentalizándose de su cometido interiorizado. Sin decidirse por ninguna, siguió a su instinto y dejó escapar una risa lo suficientemente alta como para que ambos muchachos la oyeran, o al parecer solo Naruto.
– ¿Oíste eso? – dijo el Uzumaki con voz aguda, temblando un poco.
– ¿Ahora qué pasa? – dijo el pelinegro un poco hastiado de la lentitud de su amigo, él ya estaría al final de no ser por él.
– ¡TE JURO QUE ACABO DE ESCUCHAR UNA RISA! – gritó acelerado el rubio, acercándose con prisas a él.
– Yo solo logro escuchar tú, ¡PUÑETERA ESCANDALOSA VOZ IMBÉCIL! ¡TIRA PARA ADELANTE, JODER! – gritó de vuelta Sasuke empujándolo para que esta vez andara frente a él.
Seguidamente, ambos volvieron a quedarse en silencio, hasta que se volvió a escuchar la misma risa de antes, pero esta vez sí que la escuchó Sasuke, quedando los dos como si les hubiera caído un rayo encima. Tiesos.
Sasuke vio a su amigo tiritar de nuevo, luego escucharon una rama romperse, lo que ocasionó que Naruto volteó a mirarle de frente, ocasionando que su farolillo cayera al suelo y se apagase mientras rodaba varios metros abajo, quedando ambos en plena oscuridad de la noche dentro de un bosque frondoso.
Se podía escuchar el sonido de un búho en donde se encontraban que junto al sonido del viento crepitar con las hojas de los árboles, daba un ambiente tenebroso.
– Ngheth… – musitó inentendiblemente el rubio a su lado con voz aguda, mirando a la vez que señalaba hacia atrás de ellos donde se encontraba su fuente de luz en el suelo. Le parecía haber visto una mano tirada en el suelo cerca del objeto, intentando agarrarlo.
– Ve a buscarlo… – ordenó Sasuke volviendo a empujarlo hacia donde se encontraba lo que necesitaban.
– ¿Y por qué yo? – preguntó Naruto sin ganas de acercarse a ese sitio, mirándole con miedo. Ya no iba a fingir.
– Porque te lo digo yo, porque se cayó por tu culpa y porque si no lo haces te meteré tal hostia que te saltarán los dientes de una… – amenazó Sasuke con seriedad y fastidio, inquietando aún más a su amigo, quien encogió su cuello mientras se acercaba al objeto, refunfuñando inentendiblemente de nuevo.
Cuando Naruto se agachó para tomar el objeto, se llevó un escalofrío al sentir como alguien golpeaba algo contra una piedra y seguidamente el ruido de una piedra sonar contra una roca continuamente. Cerró los ojos, afirmando mentalmente de que no era nada, solo ideas en su cabeza.
Al volver a abrir los ojos, se le fue la voz al ver como había un brazo femenino acercándose para tomar el farolillo del suelo. Con una mueca de miedo, el rubio cayó de culo al suelo, viendo como una mujer pelinegra con sangre en la boca junto a un vestido blanco ensangrentado se levantaba de detrás de la roca con el farolillo en una mano.
– Me quedo… – musitó con una sonrisa tenebrosa y los ojos bien abiertos.
– ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIIIIERGHHHH! – gritó Naruto levantándose del suelo y echó a correr sendero arriba, sorprendiendo hasta el mismo Sasuke, ignorando completamente el objeto en las manos de la mujer.
– ¡Naruto! – llamó Sasuke sin aval, ya que a este no pareció importarle y siguió corriendo.
El pelinegro observó cómo la muchacha grababa la escena con una videocámara bien sonriente, suspirando ante tal comportamiento, el Uchiha se acercó a ella, reconociéndola al instante por los ojos a pesar de la oscuridad.
– ¿Sakura, eres tú? – cuestionó con una ceja alzada parándose frente a ella, la mencionada solo hizo una cara de aburrimiento ante la carencia de miedo del chico frente a ella en lo que guardaba el video.
– Toma. – habló la pelirrosa regresando el farolillo al Uchiha quien lo tomó en silencio.
– ¿Qué haces? – indagó el muchacho mirándola arriba abajo.
– ¿No es obvio? Me dedico a hacer de fantasma. – explicó ella quitándose la peluca, dejando ver su cabello rosa prácticamente despeinado en un moño bajo después de apagar la cámara.
– ¡¿Te importaría dejar de rebobinar el vídeo Kiba?! – gritó Naruto mirando con rencor al castaño que hacía caso omiso a sus palabras, haciendo justo lo contrario.
Los demás se encontraban riendo de la escena en la televisión del salón. La gran mayoría no querían verse atemorizados, mientras que otros no les gustaba la idea de haber sido grabados sin habérselo dicho antes. A pesar de que los videos se borraran después de que ellos se fueran de regreso, es decir, mañana.
– ¡Bastardo, no lo grabes con el móvil y deja de reírte!– dijo seguidamente Naruto empujando al pelinegro que se cayó al suelo sin poder evitar reír sonoramente. Sorprendiendo a más de uno, era una ocasión especial.
– A ver, espero que sea más divertido si lo ponemos a una velocidad mayor… – dijo Kiba volviendo a pasar la escena de Naruto gritando y saliendo despavorido del sendero.
– Yo no sé qué es mejor, si el grito o la reacción del Uchiha ante el mismo… – mencionó Ino secándose una lágrima al ver como el pelinegro se sobresaltaba del grito de su amigo y le seguía con la mirada mientras el rubio se escaqueaba.
– Joder, nunca había visto a Sasuke reírse tanto… – musitó Shikamaru mirando raro al mencionado, quien no dejaba de repetir el video de su teléfono a pesar de poder verlo en la televisión.
– No te enfades, tío… La mayoría nos asustamos, igual que Ino, que me asustó con su grito. – comentó Chouji metiéndose una chocolatina en la boca, siendo atacado por otro bocado por parte de la misma, el cual se metió a la boca cuando este impactó en su pecho.
– Fue un placer asustarlos a todos. – respondió Sakura con una sonrisa burlona, recibiendo expresiones similares como respuesta.
– ¿Ves? Os dije que era extraño, que no estuviera por ningún lado… – habló Tenten, siendo la única que había caído en cuenta en ese detalle.
– ¿Eras tú todo el tiempo, Sakura? – preguntó Neji sentado detrás de la misma en el sofá.
– Solo cuando estabais de camino al campo, en la vuelta, no… Los monitores me pidieron regresar una vez el último equipo pasará por la broma. – explicó ella con una sonrisa divertida.
– No tiene gracia… – murmuró Naruto de nuevo a pesar de que Kiba seguía pasando el vídeo en las mejores partes sin parar. Sus favoritas eran las de Lee, Ino, la suya y la de Naruto.
– Bueno, creo que ahora estamos en paz, por lo de esta mañana… – respondió Sakura mirando hacia el Uzumaki y después al Uchiha con una sonrisa de suficiencia para consecutivamente sacarles la lengua juguetonamente levantándose del suelo. Se volteó de espaldas sin molestarse en mirarlos una última vez.
– Yo ya me voy a la cama, chicos. – comentó finalmente empezando a dirigirse hacia su habitación compartida con las demás, acompañada de Tenten y Temari quienes le hicieron cosquillas para vengarse del susto que les dio en la actividad.
Los chicos vieron a la Haruno alejarse, logrando escuchar su encantadora risa a lo lejos. Haciendo sonreír embobadamente al rubio, mientras que el Uchiha sonreía levemente complacido.
¿Qué tal? ¿Les gustó?
La escena del susto, pese a ser inspirada a una serie de anime… Debo admitir cómo se desarrolló, fue algo que me ocurrió a mi. Intenté asustar un día a mi hermana cuando era más pequeña, esta se asustó y literalmente se quedó gritando por más de un minuto. Reconozco que me asusté bastante porque no esperaba que su reacción fuera tan larga. Asustamos a nuestros padres. Es un recuerdo sumamente divertido, para que mentirles. También me inspiró.
Hablando ahora de lo ocurrido… ¿Ustedes creen que el enfado de Sakura está justificado? Hablo de su reacción ante la broma. Les cuestiono esto porque tenemos que recordar por lo que ella ha pasado.
Deben saber que me entretuve bastante escribiendo la parte de la discusión de Sakura y Sasuke, no lo sé. Los insultos de cada uno, lo que dicen cada uno. Kakashi observando. Es mi parte favorita del capítulo.
Espero vuestro feedback con ansias y sobretodo, muchas gracias por los reviews. Me alegro que os esté gustando la trama.
Hasta la próxima.
