Notas: Esta historia está basada en una historia real que ocurrió hace casi 100 años en el interior de Uruguay (las reglas eran muy parecidas a la de la época de la Regencia) Ella era la abuela de mi primer novio, se llamaba Girondina y falleció hace unos 30 años a edad muy avanzada. Se comprometió a los 18 años con un muchacho que era hijo de la prima de su madre. De casualidad, conoció a quien después fue su esposo y se enamoraron. Después de muchos titubeos, ya que quería a su novio, rompió el compromiso. Fue todo un escándalo, y provocó una pelea familiar muy grande. Tuvieron dos hijas, pero lamentablemente, el murió muy joven.

PPP

Después de otra noche sin poder dormir, atormentada por sus pensamientos, Elizabeth salió al alba a caminar por los alrededores de Longbourn. Sin darse cuenta, sus pasos la llevaron al pequeño cementerio donde estaban enterrado sus ancestros. Se sentó en un pequeño banco, miró la lápida de su padre, y comenzó a llorar desconsoladamente.

Varios recuerdos de su padre acudieron a su mente, la mayoría de ellos eran muy bonitos, y los iba a atesorar durante toda su vida. En particular, recordó el día que el Sr. Collins le propuso matrimonio. La discusión que tuvo con su madre, y la reacción de su padre cuando le contó que había rechazado al Sr. Collins.

Con vergüenza, se preguntó a si misma ¿qué pensaría su padre ahora de ella? Estaba segura que estaría muy desilusionado por su comportamiento. Pese a sus defectos, su padre había sido un hombre honesto y honorable. Se quedó sentada recordando el pasado, y pensando seriamente en el presente y en su comportamiento hasta que comenzó a llover copiosamente. Lentamente se levantó del banco y regresó a Longbourn.

Dado que faltaba casi una hora para desayunar, su madre estaba aún en su habitación, y Elizabeth decidió que era momento de tener una franca conversación con ella. Necesitaba tiempo. Tiempo para pensar, antes de tomar una decisión que iba a alterar para siempre su futuro, y quizás el de sus hermanas.

Si bien Fanny Bennet no tenía una relación muy cercana con Elizabeth, ni la entendía, la quería casi tanto como al resto de sus hijas. Sumado a ello, había estado muy preocupada por ella cuando se enteró que había tenido un accidente. Al verla a Elizabeth en su habitación, muy pálida y con los ojos rojos por el llanto, con preocupación preguntó, "Lizzy, ¿te sientes bien?"

"No me siento muy bien, Mamá. Necesito hablar algo muy importante contigo..."

Antes que Elizabeth pudiera seguir hablando, muy nerviosa, Fanny la interrumpió, "Voy a llamar ahora mismo a Hill para que llamé al Sr. Jones." Fanny tomó la campanilla de su mesita de noche, pero Elizabeth le suplicó, "No, Mamá. Por favor, no llames a la Sra. Hill. Solo necesito hablar contigo de algo muy importante."

Fanny la miró con curiosidad, "¿Qué sucede, Lizzy? ¿Qué quieres hablar conmigo?"

"Es muy difícil lo que voy a decirte…" Elizabeth respiró hondo, "pero tengo muchas dudas si continuar mi compromiso con el Coronel Weston."

Fanny abrió muy grande los ojos por la sorpresa y la quedó mirando estupefacta. Elizabeth agregó, "Nuestro compromiso nunca fue oficial, y nuestros vecinos nos saben nada al respecto. Por favor, Mamá, no digas nada a la Tía Phillips ni a Lady Lucas..."

"Lizzy estás diciendo tonterías. El Coronel Weston es muy guapo y tiene un buen ingreso. Estoy segura que solo estas nerviosa y triste por la muerte de tu padre. Estoy segura que en pocos días vas a estar mejor…." Fanny siguió hablando sobre las virtudes reales y las imaginarias del Coronel Weston, hasta que finalmente agregó, "¿Cuándo va a venir a visitarte a Longbourn?"

"El Coronel Weston está en el norte del país, y no puede ausentarse de su regimiento por varios meses…"

Después de una larga conversación, Elizabeth logró convencer a su madre que no dijera nada sobre el compromiso. Influyó muchísimo que el Coronel Weston no iba a poder visitar Longbourn por varios meses. Elizabeth le recordó que si el Coronel Weston moría, los vecinos iban a mirarla con lástima; y si cambiaba de ida, los vecinos iban a mirarla con recelo.

Esa misma tarde, Elizabeth se encerró en su dormitorio para responder la carta del Coronel Weston. Después de más de una hora, y varios intentos, quedó relativamente conforme con lo que había escrito.

Estimado Coronel Weston,

Recibí su carta. Lamentablemente varios tristes acontecimientos ocurrieron en las últimas semanas, entre ellos la muerte de mi padre.

El motivo principal por el que le escribo es porque deseo liberarlo de todo compromiso que piense y sienta que tiene conmigo.

Le deseo lo mejor, y espero que algún día pueda perdonarme.

Lo siento mucho.

E.B.