Notas: Próximo capítulo es sobre los Darcy.
PPP
Frustrado, Bingley se acostó, pero no pudo dormir en casi toda la noche. Era la primera vez desde que se habían casado que Jane trancaba la puerta de su habitación. A pesar que su esposa era una mujer muy ingenua, fácilmente manipulable y con una marcada tendencia a ver el mundo color rosa, era evidente que estaba muy desilusionada con él.
Después de la visita de su hermana, Jane estuvo el resto de la tarde pensativa, triste e incluso agitada. Durante la cena, Jane prácticamente no le dirigió la palabra, y contestaba con monosílabos cuando le hacía una pregunta.
Cuando terminaron de cenar, con cautela, le preguntó si se sentía bien. Jane lo miró a los ojos y le respondió, "No, no me siento bien. Estoy muy preocupada por la situación que está atravesando mi familia. ¿Puedes posponer la venta de Longbourn hasta que mi madre se recupere?"
"Jane, ya hemos hablado de este tema más de una vez. Desafortunadamente, mi fortuna se redujo considerablemente en el último año. Tengo que pensar en nuestro futuro, y por ello, no puedo darme el lujo de seguir perdiendo dinero." Le tomo la mano y le acaricio la mejilla, "Mi amor, deseo comprar una hacienda para que vivamos allá y criemos a nuestros hijos."
"Pero, podemos vivir en Longboun..."
Charles la interrumpió, "No Jane. Quiero una hacienda similar a Netherfield. Además, no quiero que tu madre y hermanas vivan con nosotros." Le beso suavemente los labios, "Desde que nos casamos, las pocas veces que has estado con tu madre y tus hermanos, has estado triste por varios días. No protegerte, mi amor."
Jane suspiró y asintió, "Pero, ¿me prometes que vas a ayudarlas a pagar el alquiler de una casa?"
En ese momento, titubeó. No tenía intenciones de mantener contacto con su familia política, ni de ayudarlas económicamente. ¡Su familia política era una desgracia! Lydia había huido con un oficial, y si bien se había casado con él, el oficial la había abandonado. La Sra. Bennet era una mujer vulgar, y ahora estaba enferma. Sus otras hermanas eran jóvenes agradables, pero no tenían una dote que pudiera tentar a un caballero a casarse con ellas. Sumado a ello, Jane tenía conexiones con el comercio. Lo que más deseaba Bingley era desligarse por completo del pasado, en especial de lo que había pasado en sus fábricas textiles.
Mirándola a los ojos respondió, "No creo que sea necesaria mi ayuda. Entre tu madre y hermanas, tienen unas 300 libras al año. Eso es suficiente para que alquilen una pequeña casa, y quizás contratar una sirvienta." Al ver el rostro de desilusión de Jane agregó, "Jane, tu madre y tus hermanas tienen que acostumbrarse a vivir con poco dinero. No es mi responsabilidad mantenerlas. Lamentablemente tu padre no se ocupó de ahorrar para que tengan una buena dote y de esa forma atraer a un caballero. Tu hermana Elizabeth fue muy tonta al no aceptar al Coronel Weston, que estaba dispuesto a casarse con ella solo por sus encantos."
Jane palideció y se le llenaron los ojos de lágrimas. Después de un largo e incómodo silencio, lo miró a los ojos y dijo, "Cuando nos comprometimos, escuché a mi tío Gardiner decirle a mi tía, que no confiaba en ti. Le parecía extraño que regresaste a Netherfield después que había heredado Longbourn. En su momento, no hice caso de ese comentario. Te creí cuando me dijiste que habías regresado porque sabías que mi padre estaba muy enfermo, y estabas enamorado de mí. Cuando leí la cláusula del contrato matrimonial, que estipulaba que te transfería Longboun, no pensé demasiado al respecto. No quise escuchar a mi tío Phillips, que me había sugerido fehacientemente que no aceptara esos términos. Te creí cuando me dijiste que era lo usual, que los bienes de la esposa pasaban a ser del esposo, y que nada iba a cambiar. Me prometiste que mi familia iba a seguir viviendo en Longbourn. Ahora cuando pienso en todo eso, y te escucho hablar, me doy cuenta que fui una tonta."
Jane se levantó rápidamente de la mesa, corrió a su habitación y cerró la puerta con llave.
Bingley estaba muy sorprendido de lo que había pasado, y se arrepintió de no haber seguido enseguida a Jane para convencerla que estaba equivocada, y decirle que la amaba.
Hasta ese momento, Bingley estaba contento con su matrimonio. Jane era una mujer dulce y hermosa, que nunca se quejaba, y además estaba todas las noches disponible para él. Si bien era tímida en los momentos de intimidad, esperaba que con el tiempo esa faceta mejorará.
Esperaba poder hablar con ella al día siguiente, y convencerla que la amaba. Cerró los ojos tratando de dormir ya que faltaban muy pocas horas para el alba. En ese momento se acordó de Ariadne, la joven y hermosa actriz, que, para olvidarse de Jane, era su amante desde hacía un año. El contrato de la casa que había alquilado para Ariadne terminaba en unas semanas, y hasta ese momento había resuelto terminar el vínculo que tenía con ella, ya que era feliz con Jane..., Pero si Jane se negaba a cumplir con sus deberes matrimoniales, Ariadne iba a estar dispuesta.
