Hola preciosos lectores~

Sí lo sé, he desaparecido dos semanas. Lo lamento de verdad, entre el trabajo y lo mucho que me ha costado escribir este capítulo, no he dado para más.

Qué a tener en cuenta este capítulo, bueno… A mi modo de ver, personalmente creo que ocurren varios hechos interesantes. A ver si adivinan cuál es mi escena favorita del capítulo.

No les privo más de su tiempo de lectura, nos vemos abajo en las notas. Disfruten del capítulo.

Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.

La trama, salvo la gran mayoría de los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.


Maikai...

Sasuke volteó la cabeza lentamente con una mirada de molestia al ver a Suigetsu sorber ruidosamente el zumo que, igual que Naruto y compañía habían mangado de la nevera de su cocina, el albino al percatarse de su mirada no dejó de hacer el ruido en absoluto hasta que casi se atraganta.

A la próxima les cobro entrada y menú… – afirmó mentalmente el pelinegro escuchando como Naruto saboreaba un paquete de patatas, mientras que Karin y Sai se predisponían a probar galletas que horneó Izumi, al no tener nada que hacer. Cosa que el hermano de Itachi sabía de primeras que no era buena idea ingerir.

Venciendo a Naruto finalmente en su combate PvP de videojuego, miró por el rabillo del ojo como Karin se quitaba el pedazo de galleta de su boca con una mueca de asco. Mientras que Sai la mordía con dificultad, al parecer estaban muy duras.

– ¿Es tu ligue el que te tiene de mal humor? – chinchó Suigetsu dejando al suelo su vaso de zumo vacío.

El pelinegro simplemente tomó aire en silencio haciendo una mueca circunstancial, gesto que ocasionó que el albino ensanchara su sonrisa.

– ¿No dijiste que era su novia? – indagó Karin mirando mosqueada a su compañero de clase, interesada por ese asunto.

– Yo solo dije que Sasuke por fin había dejado de ser virgen con alguien del insti… Que tu te montes tus películas, ya es otra cosa. – puntualizó el Hozuki alzando los hombros. – ¿Qué te importa?

– Dijiste que tenía novia, lo recuerdo perfectamente… – repitió la pelirroja casi que perdiendo la paciencia. – Menti…

– Sé perfectamente lo que dije, te repito ¿Qué más te da? – indagó con sorna para nada sorprendido del comportamiento de la Uzumaki, qué permaneció callada e incómoda.

– Sólo preguntaba, estúpido. Has sido tú quien sacó el tema… – respondió Karin molesta sobre lo ocurrido con ella en el instituto, aunque no menos feliz sobre el pequeño detalle que acababa de descubrir.

– Ya sí, claro… – habló con burla el albino mirando la televisión tras voltear los ojos. – Pero al parecer sigo sin ser el único con curiosidad. ¿A tu acompañante no le molestará ese interés por otro chico?

– Sai y yo no somos nada oficial… – recalcó la Uzumaki cruzando los brazos, el mencionado la miró fijamente en silencio, algo decepcionado por alguna razón.

– Eso no nos importa a ninguno, créeme. – contestó de nuevo con burla Suigetsu atreviéndose a mirar a su compañera de aula, quien no ocultó su mueca de enfado, apenas controlando las ganas de golpearlo con algo.

– Cerrad el pico. – interrumpió Sasuke cansado de la conversación sobre él entre esos dos. logrando su cometido al instante, al menos por parte del Hozuki, quien cambió de postura a una más relajada. Mirando por una milésima de segundo a la chica sentada a su lado, la vio dispuesta a abrir la boca de nuevo. – Si, tengo novia, pero eso no te incumbe.

Eso hasta llamó la atención de Naruto, quien tras perder fácilmente el nuevo combate en menos de lo que canta un gallo, volteó a mirar a su mejor amigo algo sorprendido.

– ¿Lo ves? – dijo Suigetsu ganándose un codazo por parte de Juugo, sugiriendo que no acabara con la paciencia de su amigo. Esta vez fue Karin la que volteó los ojos, tragando saliva con dificultad, intentando librarse del mal sabor de boca que acababa de regresar.

Si es cierto que él había entendido lo que solicitaba Sakura, pero cabe añadir que en su reciente momento de intimidad de hace pocas horas, no había tenido el tiempo para hacerlo, la muy traviesa se le había escurrido de las manos y cómo ocurría últimamente, le dejaba con las ganas de más. Ya le pediría salir, a la próxima que la viera.

– Bueno, gracias por la merienda, me largo… Hablamos mañana chicos, bruja. – se despidió Suigetsu levantándose para tronar los huesos de su columna, Juugo también parecía dispuesto a marcharse a su casa.

Karin, por su parte, acostumbrada a que esos dos la acompañaran a su casa, ya que vivían en la misma residencia, encontró extraño que no se le invitara a ir con ellos como era costumbre. Aun así, tampoco le apetecía irse. Podría aprovechar esa oportunidad para unirse más a Sasuke, Sai tampoco parecía dispuesto a regresar a su hogar, lo mismo con su primo, por lo que alguno de ellos dos seguramente la acompañarían. Estaba claro.

– ¿Otra partida, bastardo? – propuso Naruto con ganas de distraerse, tenía varias cosas en su mente, obviamente sobre Sakura. – ¿No vas a casa con Sui y Juugo?

– No me apetece… – explicó Karin respondiendo al rubio, el cual cerró los ojos haciendo su mueca de no entender nada típica.

Fuera del edificio, Juugo y Suigetsu caminaban uno al lado del otro en completo silencio, oscurecía, no había casi nadie por las calles de la zona. El chico de cabello naranja miró a su amigo, cabe decir que a pesar de no llevarse demasiado bien en un comienzo, tras congeniar con Sasuke, no tuvo más remedio que conocerle a él también. Lo que significaba que podía saber exactamente cuando algo le molestaba al albino, algo realmente inusual, dado que el muchacho se tomaba casi todo a broma y cada vez que podía, provocaba al personal por inercia, pero hoy…

Había notado un cambio en su comportamiento, y lo curioso es que comenzó cuando tuvieron que apartar a la rubia que quería moler a patadas a Karin. ¿Acaso él…? No podía estar seguro.

– Un penique por tus pensamientos… – musitó él mirando extrañado a Suigetsu, quien solo arrugó los labios con más molestia todavía. Juugo solo obtuvo más silencio como respuesta, lo que le hizo sentirse incómodo, confirmando que hoy estaba siendo un día algo raro. Primero Sasuke encontrando a una novia, después Karin actuando sin pensar y ahora el Hozuki haciendo muecas de enfado cada dos por tres.

– ¿Estás así por Karin? – comentó él a pesar de saber que era obvio. – ¿Te hizo algo de nuevo?

– Solo estoy cabreado con ella, honestamente… – rumió con honestidad para su amigo quien simplemente suspiró nasalmente. Seguía sin entender nada. – Cada vez me parece menos tolerable, sobre todo cuando causa problemas y nosotros tenemos que defenderla.

– Es nuestra amiga, Suigetsu… – recordó el grandullón con paciencia reajustando su mochila en su espalda despreocupadamente.

– ¿Lo es? Te recuerdo que se nos une solo por Sasuke. – puntualizó el Hozuki con cierta molestia. – Cada dos por tres inventando cualquier excusa para quedarse a solas con él, por cualquier tontería, ya sabes que hasta él está harto. ¿Ahora esto? ¿Qué te hace pensar que no es otra burrada de las suyas para llamar su atención de alguna manera? Te recuerdo que se metió con ese mindundi, el cual salía con otra chica de nuestro mismo año…

– Nunca te había molestado tanto como ahora. – señaló Juugo mismamente, el albino tendría que reconocer al menos, que era verdad.

– Porque cada vez es más obvio su desinterés por nosotros dos, no la conoces como yo. Ese colega de Naruto no tardará en darse cuenta. – anunció Suigetsu arrugando la frente para cerrar los ojos momentáneamente, imaginando el desenlace de lo que iba a ocurrir.

– Bueno, en ese caso, no debería importarnos en absoluto ¿No crees? – propuso Juugo reflexionando en las palabras de su colega. – Que se las apañe ella misma con sus líos.

Suigetsu soltó otro suspiro, esta vez algo más relajado, despeinando su melena algo sudada por el calor. Miró a su amigo, quien le hubiera dicho que alguien con quien apenas se llevaba bien pudiera llegar a ser uno de sus mejores confidentes y amigos. Si de algo agradecía a Sasuke, es haberlos unido. De lo contrario seguiría creyendo ahora que su mejor colega era un neurótico descontrolado.


Sasuke se encontraba tomando algo de agua directamente de la botella metida dentro del refrigerador, sin preguntarle a ninguno de los dos Uzumakis si querían un poco, mucho menos a Sai, que no sabía porqué persistía en su casa.

– Lo arruiné de nuevo, Sasuke… – rondinó el rubio apoyando un codo encima de la isla de la cocina, sin mirar al pelinegro.

Sasuke volteó los ojos y no optó por no decir nada. Prefería guardar silencio, dado a que cada vez menos le agradaba la idea de los intentos de avance que él se aventuraba a hacer con Sakura a la ligera, a pesar de haber sido directa al rechazarlo más de una vez. Sí, sabía de sobras que estaba hablando de Sakura, otra vez.

– Ya… – habló de manera pasiva el Uchiha, mirando calculadoramente al Shimura el cual intentaba acariciar a Kage, sin darse cuenta de que el animal se sentía incómodo, teniendo una personalidad tímida. De la misma manera que solo se avenía con sus dueños, Izumi, Sakura, Naruto junto a pocos más, Sai parecía no entender que el can no estaba familiarizado con él, de la misma manera que con Karin y el resto, por eso no entró a la habitación cuando la peña estuvo ahí.

– Déjala tranquila. – avisó Sasuke mirando fijamente al pelinegro enfrente, sentado en la silla de al lado de Naruto.

Ambos chicos le miraron en silencio, prestando atención a sus palabras pronunciadas de esa manera.

– ¿A quién le dices eso? – cuestionó Naruto mirando a su mejor amigo algo confundido y contrariado, aún así acostumbrado a que él le hablara de esta manera.

A los dos. – pensó por inercia el Uchiha, pero quería evitar una discusión, a pesar de saber que al llegar el momento de anunciarle al Uzumaki de su "algo" con la pelirrosa, sería el causante de una. Quien sabe cómo evolucionarían las cosas de ahí en adelante, pero lo primero a lo primero. – Deja a mi perra en paz.

– Solo intento acariciarla… – explicó Sai algo tajante e incómodo.

– Ella no quiere, así que para. – zanjó Sasuke volteando su cuerpo para encarar a los tres adolescentes restantes en el salón junto a él. – Eso también va para ti, Karin.

Comentó mirando de reojo a la mencionada quien parecía dispuesta a rozar la espalda del animal que pasaba por su lado hacia su cama, quien se quedó quieta cuando el pelinegro mencionó su nombre.

– ¿Por qué estás cabreado ahora? ¿Algo va mal con tu supuesta chica o qué? – planteó Naruto ligeramente como si nada sin cambiar de postura, palabras que le hicieron suspirar con hastío.

Para ser honesto, Sasuke empezaba a sentirse como si estuviera en una encrucijada. Entre la espada y la pared. No es que sintiera temor, simplemente no sabía que contestarle a su mejor amigo, sobre Sakura. Tampoco sabía cómo decirle lo que sentía por ella, lo que tenían actualmente. Podía aparentar ser un insensato desconsiderado, había sido un imbécil con él en el pasado, pasando por la peor racha de su vida…

– La verdad, estoy un poco cansado de todos hoy, primero Kiba y ahora tú, la verdad es que me apetecería poder hablar con el mejor amigo que suele estar dispuesto escucharme en todo, pero si vas a estar así… Paso. – habló Naruto seriamente levantándose de su asiento, observando detenidamente como el pelinegro seguía callado a pesar de esas palabras. Tras otro bufido, tomó la mochila del sofá y seguido de Sai, se marcharon de ahí. Este último no sin mirar a la pelirroja para ofrecerse a llevarla a casa, pero esta miró hacia otro lado haciéndose la despistada a propósito.

Ambos chicos no tardaron en desaparecer del apartamento, sin que Sasuke les invitara a hacerlo.

– Márchate, Karin. – dijo Sasuke sin voltear a mirarla mientras lo decía tranquilamente, intentando no dejar obvia la incomodidad que sentía con ella cerca. Quedarse a solas con ella le desagradaba en sobremanera.

Escuchó como ella se acercaba por lo que se tensó, cuando ella le agarró de la camisa. La reacción que tuvo sobresaltó a la Uzumaki. El Uchiha no tardó en alejarse de ahí, por lo que se le ocurrió la manera para que ella se marchara.

– ¿Por qué eres así conmigo? Solo te me declaré, Sasuke… Somos amigos, ¿No? – contestó ella intentando mantener la compostura, solo se escuchaba el sonido de las agujas del reloj de la sala.

– Los amigos no se comportan como lo haces tú y no trates de engatusarme con cualquier jugada típica de las tuyas, sólo conseguirás que te aborrezca más todavía. – advirtió el pelinegro mientras caminaba hacia encima de una cajonera del salón para tomar la correa de Kage con intenciones de sacarla a pasear.

La husky se acercó feliz y ansiosa al ver que la iban a sacar de paseo, ladró un par de veces y corrió feliz hasta la puerta para empezar a saltar impaciente levemente contra la puerta.

Insatisfecha debido a esa acusación, Karin optó por acompañarlo, a pesar de que el camino que tomó ella era en dirección contraria a su casa. Hecho que le daba igual ahora mismo.

– Sasuke, yo… ¿De verdad tienes novia? – indagó frenando su andar a su lado dejando que los rayos del sol que quedaban impidieran que sus ojos pudieran verse a través de las gafas.

El mencionado no se molestó en responder como antes, no le apetecía repetirse. Karin solo pudo apretar su bolsa estudiantil contra su costado con molestia.

– Es Haruno, ¿verdad? – asumió con rabia y dolor, sentía un nudo en la garganta que le dificultaba tragar, algo que no le ayudaba al hablar, su voz había sonado desafinada. – Apenas te hace caso, Sasuke…

– ¿Eres sorda o qué? Te dije que no te incumbe… – respondió él de mala leche andando por delante de ella, mientras sostenía con una mano la correa y mantenía otra mano en el bolsillo de su pantalón.

– ¡No me hables de esa manera! – manifestó ella molesta apretando las manos en puños, sin poder controlar su enfado. Sasuke se quedó en silencio sin sorprenderse, no le importaba su reacción. – Por lo menos respétame… y deja de ignorarme.

– ¿Por qué debería respetarte? Tu no lo haces con nadie, ni conmigo. – respondió él volteando mínimamente la cabeza, pero sin mirarla directamente.

– Eso no… – mintió ella ofendida, sin llegar a creer esas palabras por parte del pelinegro, no se las esperaba.

– ¿Cuántas veces has hecho lo que te da la gana? – ¿Enserio creía que no me había dado cuenta de las veces que intentó sobrepasar los límites conmigo? Antes podía ser más indulgente por que recién te conocía pero ahora… – Estás llegando a cansarme.

– Más cansado estarás cuando a dónde Naruto para contarle que planeas invitar a salir a su chica, ¿No crees? Que incluso te enrollaste con ella hoy mismo. – Sasuke dejó de andar y frenó a Kage para que se colocara junto a él, en una esquina de una calle de su distrito, quedaba poco para llegar al parque para perros que solía frecuentar. Algo divertido le parecía esa "amenaza" proveniente de la Uzumaki, si algo sabía de sobra, era que cuando ella estaba cerca de él, era su punto de mira en todo. Suigetsu le había contado los detalles de lo sucedido con ella a la hora del descanso, algo que escuchó a duras penas, mientras trabajaban en decorar el pasillo. Lugar y horas en los que Karin parecía seguirle a todas partes disimuladamente, sin lograr alejar a las demás muchachas que le ofrecían obsequios de agradecimiento. Alejándose en un momento dado que la pelirroja estaba distraída, se escaqueó, fue entonces que se encontró con la Haruno en la enfermería. Lo más probable es que le hubiera seguido de nuevo.

Arrugando la frente ante ese atrevimiento durante un par de segundos, el menor de los hermanos Uchiha cerró los ojos para tranquilizarse. No valía la pena, no obstante…

– Hazlo. – espetó con una sonrisa burlona disfrutando al ver la cara de estupefacción de su ex compañera de instituto en Hokkaido. – Ahora, déjame en paz.

Dichas estas palabras, la prima de Naruto no hizo más que tragar saliva de nuevo chasqueando la lengua disimuladamente. Pronto volteó para caminar en sentido contrario, lo mejor era no encarar al pelinegro de nuevo por lo que quedaba de día.

– Ah, ¿Y Karin? Por tu bien, no vuelvas a amenazarme… – avisó él tranquilamente mirando seriamente a la mencionada, quien se detuvo tras unos cortos cuatro pasos de dónde se encontraba segundos antes, a metro y medio de él. Sabiendo que le había escuchado, Sasuke volvió a emprender su camino tan campante sin voltear a ver hacia atrás ni una vez más.

Karin se quedó ahí parada, claramente, no lo había premeditado. Volteando a ver hacia dónde se alejaba Sasuke enfadada, se encontró completamente sola en la calle. El muchacho había desaparecido de su vista. Tomó su teléfono de su bolsa y lo abrió.


– No pienso ponerme esto. – zanjó Sasuke mirando a Kakashi que sostenía un disfraz de osito de peluche de color marrón con una camiseta rosa adornada de corazones fucsias.

Esto tenía que ser una broma. Es decir, por una vez que llega tarde ¿Y le toca hacer el paripé en frente a niños? Ni en broma.

– Decidiste no venir disfrazado en el festival, y alguien debe repartir folletos y globos en la entrada del campus. Te ha tocado. – contestó Kakashi con diversión observando como su alumno se rehusaba a vestir el atuendo de la misma manera en la que un crío se negaba a comer vegetales. – Es hacer eso o participar en la obra de teatro como la madrastra de cenicienta, o vas de osito o vas de anciana malhumorada, ese papel te pega.

El Hatake no pudo evitar jadear una carcajada al ver como el pelinegro frente a él tomaba el disfraz a regañadientes.

– Estás disfrutando esto, ¿verdad? – musitó con molestia el pelinegro, iba a sudar más que un pollo dentro de un horno.

– Oh venga, pequeñín… Todos tenéis que colaborar durante el festival, no es solo organizarlo o prepararlo. ¿No participabas en festivales en Hokkaido? – quiso saber el profesor caminando con su alumno hasta los vestuarios masculinos para que el Uchiha se vistiera el disfraz.

– Esta te la devolveré, Kakashi… – dijo Sasuke entrando al lugar para poder cambiarse, decidiendo que tras finalizar el evento no se quedaría para limpiar.

– Aish, la venganza no es buena, mata el alma y la envenena… – razonó con gracia ante la rima que se le acababa de ocurrir haciendo que el hermano de Itachi volteara los ojos.

No habían pasado ni dos horas y media, para repetir en su cabeza, lo harto que estaba del endemoniado festival. ¿Qué le costaba al Hatake reservarle una tarea decente? Estaba claro que lo había hecho a posta, el hombre lo iba a pagar caro.

Se había quedado con cara de póker sin saber qué hacer cuando un infante en los brazos de su madre lloró al verle tras tenderle un globo, y había tenido que aguantarse las ganas de patear de vuelta a un par de críos, que le patearon la pierna a rehusarse un globo por que sí para rápidamente adentrarse al campus riéndose ruidosamente, dejándole arrodillado debido al dolor.

Ya encontraría el modo de hacerle pagar a su tutor por obligarle a tener que tolerar esto. La cuestión era el qué. si algo estaba claro era que Kakashi usualmente estaba por paso por delante de todas las que le intentaba devolver, estuviera Naruto implicado o no. Era un don magistral por su parte, evitar caer en una de sus bromas, pero todos tenemos un talón de aquiles.

¿Cuál sería el suyo? – meditó el Uchiha mientras se quitaba la cabeza de oso, asustando a otro par de críos que se encontraban mirándole expectantes, asustándose al ver que no se trataba de un oso de verdad, huyendo hacia sus padres llorando ruidosamente. Lo que lo hizo soltar un corto gruñido de hastío.

El sonido de una cámara de fotos le alertó. Cuando volteó la cabeza su rostro cambió a una mueca de sorpresa graciosa, Shisui, se encontraba sacándose una selfie con el símbolo de victoria con su mano libre, justo en el momento de su divertida expresión.

– Ah, mírate, pequeño hermanito, colaborando en el festival escolar, madre y padre estarían orgullosos de ti. – habló Itachi acercándose de la mano con Izumi. El primero simplemente ensanchó su sonrisa burlona deleitándose del bochorno de Sasuke.

La escandalosa risa de Shisui quien se encontraba prácticamente limpiándose una lágrima rebelde debido a la risa. Nada más voltear a verle, otra carcajada empezó, una que el pelinegro de melena bien corta no logró reprimir, a pesar de que Sasuke se encontraba mirándolo con ciertas ganas de querer encestar un colleja en su cleca.

– ¿No dijisteis que iríais a Osaka a visitar a tus padres? – vociferó con aparente prisa a que se marcharan de ahí mientras miraba a Izumi.

– Iremos por la tarde, mis padres no querían que fuéramos con prisa. – respondió la morena mientras rodeaba con sus manos, el brazo de su prometido, a la vez que sonreía con gracia. Ella también encontraba divertida la escena.

– Esto es mejor que la foto de Sasuke disfrazado de pato en la obra de teatro del parvulario… – soltó Shisui a la vez que reía ruidosamente, logrando que su mejor amigo también empezara a soltar una risa.

Eso hizo que las mejillas del menor se volvieran un leve tono rosa mientras realizaba una mueca de vergüenza al recordar ese momento. Su madre, fue a la obra con su hermano y Shisui, para verlo actuar en un papel absurdo, que solo se le pedían recitar un par de frases, lo peor fue tener que imitar el sonido del pato frente al público, momento que estaba guardado en vídeo.

– A ver, pequeñín, ¿Cómo hace el oso?... ¡Ocjk! – dijo sin dejar de reír Shisui sujetándose el trasero justo después de que Sasuke le pateara con el pié, apartándolo de él medio metro.


Agarrados de la mano, Itachi e Izumi caminaban por los pasillos del instituto, el lugar dónde ellos también cursaron juntos unos pocos años antes de que Izumi se trasladara a Osaka, poco después de su única ruptura.

Ese lugar estaba plagado de recuerdos de los dos, cuando se formaron sus primeros indicios de amor el uno por el otro. Empezaron a verse como algo más a partir de los trece, para medio año después empezar a salir, el resto era historia.

– Cuánto tiempo, ¿verdad? – dijo Izumi mirando a sus alrededores, estaban rodeados de personas, pero juntos, podían verse en sus cuerpos de hace años, charlar y reír juntos, fuera comiendo dangos. – Fue justo ahí…

No pensaba que volvería a pisar estos suelos, pero una parte de mí lo añoraba… – admitió ella para sus adentros, sintiendo el mismo calor que sentía cuando su amado estaba cerca.

– ¿Hn? – pronunció el pelinegro sin saber a lo que se refería su chica, mientras la acercaba a él, colocando la mano en su costado, al ver pasar varios estudiantes apresurados. Sonriendo con cierta satisfacción al ver que su prometida seguía reaccionando igual cuando se acercaba, él estaba en las mismas, otras veces.

– Me refiero al lugar en el que supe que ya te amaba. Ahí. – afirmó ella señalando el sitio la ventana justo a la esquina del pasillo que daba al otro más largo. – Cuando te me abriste por primera vez sobre la presión que tus padres te ponían, y lo demás…

Esta vez fue el turno de Itachi de sonrojarse, algo que le hizo soltar una risita adorable a la morena. Pocas veces lograba agarrarlo desprevenido y cuando lo lograba, lo hacía a lo grande, como ahora. No es que le disgustara ser afectuoso en público, pero algo era obvio y es que la gran mayoría de varones con su apellido, eran tímidos. Su hermano, su padre, Obito, aunque este último no lo pareciera.

– En ese entonces tú ya me gustabas… – confesó el Uchiha mirando hacia otro lado volviendo a tomar la mano de Izumi, quien no dudó en volver a sonrojarse mientras escondía la parte inferior de su rostro con una mano igual de avergonzada, apretando de vuelta la mano de su pareja.

¿Acaso estos dos se han olvidado que estoy aquí o qué? – se preguntó Shisui viendo a la pareja frente a él sin repararse de su presencia. Parecía que hasta desprendían corazones, lo que le hizo soltar un bufido, pero después no pudo evitar sonreír feliz por ellos, decidiendo dejarlos a solas. Tal vez a la parejita le apetecía rememorar recuerdos de secundaria a solas.


– ¡Te ves preciosa, Ino! – contempló Tenten al ver a Ino agarrar la larga falda de su vestido de rapunzel, vestía una trenza larga decorada con flores y todo, se había trabajado el conjunto demasiado.

La misma, aprovechando estar descalza, dio un par de vueltas, disfrutando del efecto de vuelo que realizaba la prenda al girar, justo como ella quería.

– ¿No es demasiado? – dijo la rubia frenando sus movimientos, se había dedicado a perfeccionar su disfraz justo para esta ocasión. Solo a eso.

Acomodando al peluche del camaleón verde en su hombro para rápidamente colocar su largo recogido encima de su hombro, el cual parecía no pesar nada. Observando con deleite como Sai parecía estar observándola fijamente, no pudo evitar sonreír de nuevo. Sobre todo cuando ella agarró sus otros dos complementos que iban con el disfraz, tabla de pintura y pincel.

Fue entonces que vio como el Shimura dejaba el pincel dentro de la lata de pintura, para caminar hacia la salida del aula, pasando por el lado de Ino sin decirle nada, dejándola incómoda de nuevo, pero aun así pudo recomponerse.

En eso entraron al aula, Temari, vestida con el conjunto que el grupo de animadoras había elegido para la coreografía de apertura a otros eventos, como la obra de teatro. Lo que atrapó la mirada de casi todos, la Sabaku no pudo evitar sonreír al ver a su novio boquiabierto siendo golpeado por el codo por Chouji, que le miraba con diversión.

Con dos coletas en vez del usual peinado de cuatro o una, maquillada dando un aspecto rebelde. Llevaba los pantalones de chándal de su instituto, pero el top era del conjunto que usaba como animadora, dejando algo a la vista su ombligo. Aun así, antes de acercarse a su novio, se acercó a sus dos amigas dentro del aula. Mirando sorprendida de que Ino, no estuviera al corriente de lo que como animadora que amaba ser, no estuviera preparada para el momento del baile.

– ¿Cómo es que no estás con él traje que se eligió para la coreo, Ino? Sakura se enfadará… – contempló Temari mirando de arriba abajo el aspecto de su amiga.

– Tengo mejores cosas a las que dedicarme… – pensó ella mirando hacia otro lado, y era cierto, ella quería recuperar lo que obtuvo con Sai al comienzo, pero por culpa de esa pelirroja todo se derrumbó.

– ¿El qué? Si se puede saber… – pidió saber la otra rubia mirando a la Yamanaka mientras se cruzaba de brazos, creía saber por dónde iría la cosa, pero su amiga volteó los ojos sin querer escucharla vistiendo unos tacones de sandalia que solo se aferraban por debajo de los dedos de los pies.

Tenten las siguió hasta el baño, encontrando a este, aparentemente vacío. Cuando la puerta se cerró tras ella, se apoyó en la misma, privando la entrada a las posibles mujeres que quisieran adentrarse.

– Por favor Ino, dime que no estás haciendo esto por Sai… – pidió saber Temari colocando ambas manos en jarra, exasperada.

– ¿Y qué si es así? No estoy haciendo nada malo… – contestó ella molestándose por ese comentario.

– ¿Olvidaste que te ghosteó? ¿De la noche a la mañana? – le recordó de nuevo mirando hacia el techó con desdén ante esta absurda intervención y conversación que tenía que tener con su amiga.

– Él no me engañó, Temari. Lo que él dijo era cierto, solo salimos un par de veces. Eso no nos hacía novios. – se explicó Ino mirándose al espejo tan campante, pero no menos molesta por lo que se le reprochaba. – Eso es lo que quiero, salir con él.

– Ino, entiendo lo que quieres decir, pero que se enrolló con otra chica frente a tus narices, la defendió ante ti y demás… Yo creo que te lo dejó bastante claro, ya va siendo hora que te des cuenta, hasta Shikamaru lo cree. - su amiga se vio ignorada debido a que la rubia se quedó callada.

- Mira, haz lo que te apetezca, pero estoy desilusionada contigo. No esperaba que fueras a actuar así. Vámonos, Tenten. – zanjó la novia del Nara negando con la cabeza llena de decepción, guiando a la última fuera de la habitación.

Déjalas, Ino… Si de verdad fueran amigas tuyas te apoyarían en todo. – valoró la Yamanaka, mirando su reflejo inmaculado en el espejo, sin darse cuenta de que Karin, había escuchado todo desde dentro de un baño, la cual solo pudo sonreír con burla. Ella pudo perder la batalla, pero si ganó la guerra sin hacer demasiado.

La verdad es que no sabia quien era más tonto, si la rubia o Sai. Decepcionante…


– ¿Fuiste tú quien me citó aquí? – dijo Neji tras entrar a la azotea con tranquilidad, acercándose a la muchacha que le esperaba en el semi-muro que rodeaba el techo del edificio.

– Es de mala educación no saludar, ¿sabes?, no cuesta nada. – contestó la chica colocando una mano en su costado para denotar seguridad. Neji no hizo más que alzar las cejas escéptico, altivo, al ver la actitud de la muchacha.

– Dijo quien me citó aquí con una nota anónima sin saludar… No me hagas perder el tiempo, requieren mi ayuda en mi clase. – habló el Hyuga sin cambiar de expresión, a lo que Karin bufó.

– Soy Karin Uzumaki, la prima de Naruto. Hace poco que me transferí aquí. – respondió la pelirroja mirándole de la misma manera.

– … – el ojigris se quedó callado mirándola seriamente, pasaron unos segundos en silencio, hasta que el Neji simplemente se alzó de hombros como si ese pequeño detalle le importara demasiado poco a la vez que empezaba a andar hacia la puerta de acceso de nuevo.

– Sé que te gusta Haruno… – soltó la Uzumaki mirándose las uñas distraídamente. – Aparte de eso sé que si no haces algo pronto, Sasuke la invitará a salir.

– ¿Y cómo sabes eso? – indagó el Hyuga volteando su cuerpo a medias para mirar a Karin fijamente, atento a lo que decía.

– Fácil, los escuché en la enfermería mientras hablaban y demás… – una tenue sonrisa traviesa apareció en sus labios cuando observó como el primo de Hinata tragaba saliva con molestia ante esa incertidumbre. – Si yo fuera tu me daba prisa y se la quitaba de las manos, porque te alegrará saber que si te le adelantas, tal vez te dé una oportunidad.

– ¿Y quién te ha pedido que te entrometas? – inició Neji con seriedad, su expresión seguía sin cambiar ni un ápice, algo que hizo que la Uzumaki se tensara. No se esperaba eso por su parte.

– Solo intento echarte una mano… – informó ella sin poder evitar levantar el lateral de su nariz con molestia tras esa actitud.

– No lo necesito y además, ¿Por qué debería creerte? No eres más que una tía que se enrolla con otros chicos que ya salen con otras y que además, obvia sus intenciones en un nefasto plan que te faciliten el objetivo ¿Me equivoco? – afirmó Neji jugando con el colgante que caía por su cuello distraídamente.

– ¡¿Quién coño crees que eres para tratarme así?! – manifestó Karin enfadada ante ese insulto de la nada. – Mira tus palabras conmigo, Hyuga…

Karin se acercó a él para apuntar su dedo índice él su pecho con descaro, invadiendo el espacio personal, sin esperarse que Neji la jalara del mismo brazo, por la zona anterior con firmeza, sorprendiéndola y causándole algo de daño. Manteniéndola quieta.

– A mi modo de ver, eres tú la que debería medir sus palabras ante mi… – amenazó el moreno harto del comportamiento deplorable de esa pelirroja, de la cual ya ni se acordaba de su nombre.

– Me haces daño… – habló Karin asustada ante ese giro de los acontecimientos.

– No vuelvas a intentar esa mierda conmigo, ¿Me escuchaste? – terminó Neji sacudiendo el brazo de la muchacha para que ella le mirara, quien obedeció.

– Suéltame… – vociferó Karin cada vez más asustada. Para su sorpresa, ese pedido fue cumplido a la primera, aunque con algo de descaro durante la acción, ya que fue apartada del camino del muchacho como si se tratara de un pedazo de papel. Como un folleto de comida que reparten por la calle y que la gente tira segundos después.

Con molestia, le miró irse sujetándose el brazo, el cual tenía la marca roja del agarre en su piel.

– Imbécil… – insultó en voz baja después de que el Hyuga hubiera cerrado la puerta de la azotea con un portazo. Fue entonces que no pudo evitar que un par de lágrimas se le escaparan de sus ojos.


Kakashi se acercó a la puerta de la entrada con parsimonia, sosteniendo en su mano, una botella de agua la cual recién había salido de la máquina extendedora. Apenas quedaba a nadie afuera por la zona de la puerta, cabe mencionar que era bastante normal, debido a que el instituto se encontraba en un distrito tranquilo, pero aun así tampoco es que debiera sorprenderles que más personas se aventuraran a pasarse, estaban a Sábado, al fin y al cabo.

Se encontró con Sasuke con menos ya pocos globos de los que vender. Se encontraba apartado en la entrada, tomando un descanso sentado en una silla con mala postura, y las piernas estiradas, sin su cabeza de disfraz. Este, al verle llegar le miró acusatoriamente, logrando que él le devolviera la sonrisa de antes.

– Buen trabajo… – dijo el profesor colocando una mano en la cabellera negra del Uchiha, arrepintiéndose al instante debido al sudor de la misma, sin poder evitar hacer una mini mueca de asco ante la humedad manteniendo la mano en alza con disgusto. – Toma.

Sasuke aceptó el obsequio en silencio, asintiendo como si nada, agarrando la botella con las afelpadas y gruesas manos del disfraz como podía, sin demasiada dificultad.

– Buenas tardes, Kakashi… – escuchó el mencionado que decían desde sus espaldas, reconoció la voz de Kizashi al instante.

– ¿Sabe Sakura que estás aquí? – indagó el Hatake sin esconder la molestia de la presencia de ese hombre ahí, si la Haruno lo veía, seguramente volvería a enfadarse.

– Ayer aceptó cenar conmigo y mi familia, mencionó que hoy sería el bunkasai de su instituto, por lo que decidimos pasarnos. – respondió él haciendo caso omiso a esa insinuación por parte del tutor de su hija.

Eso no responde a mi pregunta… – pensó el hombre de cabellos plateados mirando seriamente al padre de Sakura, Kizashi borró su sonrisa cuando vio que Kakashi se cruzó de brazos.

Kakashi no pudo evitar sorprenderse de que Sakura hubiera omitido el detalle de explicarle lo de esa supuesta cena con él.

– No, no lo sabe. Decidimos venir por casualidad, no entraba en nuestros planes. – contestó el Fuji intentando parecer lo más honesto y educado posible. – Aun así, me gustaría saludarla, ¿Sabes dónde está?

– Una simple cena no borrará el daño que has hecho, Kizashi. – manifestó Kakashi con seguridad, no había maneras de expresar lo mal que le caía el hombre frente a él.

Algo apartado de ambos adultos, mirando por encima del hombro de su profesor, Sasuke pudo ver como el padre de la pelirrosa arrugaba la frente. Claramente no le había gustado escuchar esas palabras de la nada.

– Siempre olvidas que eso carece de tu incumbencia, Hatake. Ella sigue siendo mi hija, ella está bajo mi custodia, si me apetece verla, así será. Aunque ella en un principio no haya accedido, considero lo de ayer, un avance y planeo aparecer las veces que sean necesarias para obtener lo que vine a buscar. Te guste o no. – contestó el Fuji opacando su inseguridad bajo una sonrisa alegre. – Realmente admiro la dedicación a tu trabajo como profesor, cuando mi hija se inscriba sabré que estará en buenas manos. Si me haces el favor de explicarle eso a mi hija, te deberé una.

– ¡Papá! – gritó una voz acercándose a ellos, Kizashi enseguida supo que se trataba de su hija Shion. Su otra pequeña flor, quien no tardó en colgarse de uno de sus brazos, feliz.

– Ah, mi dulce flor, justo hablábamos de ti… – pronunció el padre de Sakura colocando una mano encima de la de su hija, mirando de nuevo al Hatake, quien no se había movido ni había cambiado de expresión. Por otra parte, Shion simplemente pestañeó con curiosidad ante el hombre frente a ella, pero enseguida su mirada se colocó encima de Sasuke, quien al verla mirándole, este hizo una mueca impasible de desagrado, hecho que la incomodó.

Es guapo, pero tiene pinta de ser un borde… – reflexionó Shion mirando sonriente al Uchiha, quien pronto se levantó de la silla para volver con su lugar encomendado durante el festival. Sintiéndose encuriosida por el aire misterioso del pelinegro, se desprendió de su padre y caminó prácticamente brincando hacia él.

– Hola. – saludó Shion feliz, intentando parecer adorable frente al muchacho a su lado, no obtuvo respuesta. Sintiéndose de nuevo incómoda, volvió a hablar. – Mi nombre es Shion Fuji, ¿Cómo te llamas?

Obviamente, Sasuke ni se molestó en responder. Agarró la cabeza de su disfraz que reposaba en su puesto de "trabajo" y pasando de largo de la rubia, quien no hizo más que boquear como un pez ante la falta de educación, regresó con Kakashi.

– Dile a otro que se encargue a partir de aquí, Kakashi. – zanjó el pelinegro llamando la atención de su profesor, que le miró brevemente.

– Oh, me acuerdo de ti, ¿El novio de Sakura, verdad? – intervino Kizashi asintiendo como si nada, ninguno de los presentes pareció darse cuenta de la mueca escéptica e incrédula de la rubia quien había vuelto a acercarse a ellos.

– ¡Sasuke! – gritó escandalosamente Naruto acercándose rápidamente de golpe, colocando un brazo alrededor de su hombro, haciendo que ante el impulso su torso se inclinara hacia adelante. Al parecer su mal humor de ayer se había esfumado, sin percatarse de que todos los presentes cerca a él se le habían quedado mirando.

– ¿Qué haces vestido así? – se burló el Uzumaki soltando un bufido burlón y pronto empezar a carcajearse como si nada mientras Sasuke le daba un codazo para apartarle de él ante la burla, a pesar de que sabía que no lo hacía en el mal sentido. – Te ves adorable…

– Pues ya que te gusta el disfraz… – comentó Kakashi mirando a Naruto, decidiendo ignorar a Kizashi de sopetón, al no apetecerle discutir con él como otras veces. Como cuando en el funeral de Mebuki, fue él quien le presionó a dar la cara, por más que este lo negara. La presencia de ese sujeto ahí, pese ser por "algo bueno", Sakura, no le terminaba de dar buena espina.

– ¿Ah? – musitó el rubio confundido mientras Shion volvía a acercarse.

Diez minutos después apareció Naruto con el disfraz puesto y Sasuke de vuelta con la ropa de antes.

– Te ves adorable, inútil. – repitió él con una sonrisa burlona mirando hacia su amigo, quien le fusiló con la mirada.

– Cierra la boca, bastardo… – insultó Naruto logrando que la sonrisa del pelinegro se ensanchara.

– Diviértete. – terminó Sasuke hacia Naruto, alzándose de hombros como si nada, asintiendo con la cabeza a Kakashi, ignorando a Kizashi y a la chica que estaba con ellos.

– ¡Ei! ¡¿Pero qué?! – se quejó Naruto cayendo en cuenta de lo que iba a ser su tarea. – Yo solo vine a… jooo… ¿Eh?

Fue ahí que, en lo que Sasuke se alejaba de ahí tras una última mirada a las cuatro personas, Kakashi colocó la mirada en la joven a su lado. La hermanastra de Sakura. ¿Cómo reaccionaría Sakura al saber que pronto ella se iba a matricular ahí? Apostaba que no le iba a gustar, desde luego, pero nunca se sabe. Sakura puede ser impredecible a menudo.

Fue entonces que Naruto cayó que volvió a repararse de la presencia de esas personas desconocidas junto a Kakashi, el hombre le sonaba de haberlo visto antes. Al ver su expresión, el hombre no dudó en sonreír amigablemente, hecho que le pareció simpático.

– Buenos días jóven, soy Kizashi Fuji, el padre de Sakura. – se presentó el peli rosado como si nada tendiendo la mano, gesto el cual el Uzumaki devolvió, aceptando la mano de él con gusto.

– Naruto Uzumaki, íntimo amigo de Sakura. – saludó Naruto con una sonrisa, feliz de conocer al fin el padre de la chica que le gustaba, en eso miró hacia al lado de Kizashi, encontrándose con una jóven que parecía ser algo más joven, aunque tal vez podría ser de su edad.

– Encantado de conocerte entonces, Uzumaki. – saludó de vuelta él, colocando la mano encima del hombro de su hija. – Ella es Shion, la hermana de Sakura. El semestre que viene seguramente venga a estudiar aquí.

Cuando Naruto le sonrió, Shion sintió su corazón latir más rápido. Sintió como sus mejillas empezaban a ponerse coloradas por lo que bajó la cabeza inhibida, sin ser capaz de decir palabra.

Es hermoso… – admiró la rubia sin poder evitar sonreír observando el bonito color azul de los ojos de Naruto más su hermosa sonrisa, a pesar de vestir un disfraz que no le pegaba ni con cola. Ese interés no pasó desapercibido por Kizashi.

– Dime Naruto, ¿te importaría acompañar a Shion por un rato, mostrarle un poco más el festival? Debo hacer una llamada de trabajo y tardaré un rato. – sugirió el padre de la rubia como si nada, Kakashi miró a Naruto, esperando que este dijera que no, pero tampoco se sorprendería que a este no le importara hacerle ese favor, a un simple desconocido, solo por estar vinculado a la chica que le gusta.

El Fuji miró expectante a su hija, la cual seguía callada, sin decir nada mientras Naruto se rascaba la cabellera expectante, sorprendido de la petición que se le hacía.

– Naruto, tú tienes algo que… – habló Kakashi intentando sugerir la idea de abstenerse a cumplir ese favor.

– Sí, claro, por qué no… – respondió el rubio alzándose de hombros antes de que su profesor pudiera terminar la frase. Dicho esto, ambos adolescentes se pusieron en marcha, alejándose.

– Me cae bien ese muchacho, ¿Dijo que era amigo de Sakura?... – indagó Kizashi como si nada. El Hatake no pudo evitar suspirar con cansancio de nuevo.


Sakura estaba por volver a su salón para ayudar con cualquier cosa, cuando escuchó como unas compañeras de clase se acercaban a ella con urgencia.

– ¡Sakura! Esto es malo, estamos en un apuro… Midori se acaba de torcer un pié resbalando por las escaleras. – ante esas palabras, la Haruno arrugó la frente.

Estupendo… – suspiró a la vez que pensaba eso tan rápido como el viento. La ley de murphy seguramente había echado una maldición en su clase, aunque eso no tuviera ningún sentido. Cada año tenía que pasar algo. Lo más importante, ¿quién iba a subir al escenario para suplir a la que se había lesionado? ¿Su salón se había preparado para esos posibles giros de los acontecimientos? Probablemente no…

– ¿Y ahora qué? – indagó la ojiverde pasando sus manos por los mechones sujetos por dos coletas bajas en su nuca.

– Bueno, pensamos que podrías actuar… De no ser mucho pedir, ya sabes… – propuso la muchacha haciendo que Sakura soltara aire por la nariz.

– No tengo idea del número que habéis preparado este año, y esperáis que… – habló Sakura colocando las manos en jarra algo decepcionada, pero las tres chicas hicieron el mismo gesto, poner las manos en plegaria y poner ojos suplicantes, lo que le hizo chasquear la lengua con exasperación.

– De acuerdo… – musitó ella volteando los ojos mientras sus compañeras de clase, aplaudieron complacientes y pronto la agarraron de los hombros para arrastrarla rápidamente para prepararse para el espectáculo.

Mientras se colocaba el vestido de Midori, rápidamente dejó que una de las chicas que le pidieron el favor le recogiera media melena en una coleta alta.

– Gracias por la ayuda, Haruno… – habló esta con claros indicios de incomodidad y dolor en la pierna, la cual se había hinchado.

– Nada, estas cosas pasan. No te preocupes. – calmó ella con una sonrisa. Mientras su compañera de clase le explicaba lo que tenía que hacer en el escenario, que era bastante fácil en cuanto a coreografía, se memorizó la letra de la canción.

– ¿Midori, todo listo? Te toca en menos de 10 minutos, Espera, ¡¿Qué te ha pasado?! – dijo Kurenai acercándose preocupada junto a Shino, quien era el encargado de colocar la música y demás en el escenario. Como cada año. – ¿Qué vais a hacer? ¿Te duele mucho?

– No se preocupe profesora Kurenai, me he puesto hielo y pomada, además Haruno interpretará en mi lugar… – explicó la mencionada tranquila, a decir verdad descansar no le iba a hacer mal. Con esa respuesta, la pelinegra y Shino miraron a Sakura, quien solo se alzó de hombros.

Ya vestida con el atuendo azul cielo y adornos blancos, se colocó la gorra con ayuda de sus compañeras de clase.

– ¿Te sabes la coreo? – preguntó el Aburame queriendo estar seguro de que ella fuera quien iba a sustituir a Midori.

– Sí, conozco la canción. ¿Están las demás preparadas? – cuestionó ella levantándose de su asiento en el aula que se usaba para prepararse para disfrazarse.

Minutos después Sakura se encontraba de vuelta a los laterales del escenario, esperando que el grupo de alumnos previo a ellos terminara su número. Cuando llegó el momento de subir al escenario, pronto se colocó junto a las demás en la postura que se les dijo.

La música empezó a sonar y siguiendo los pasos de las demás, sonriente, intentó pasar un buen rato. Cuando llegó el estribillo, se percató de que Sasuke se encontraba cerca del escenario mirándola con una sonrisa leve, por lo que le sonrió de vuelta en medio de un pase de baile en el que movía su cintura.

No demasiado lejos, se encontraba Neji observándola también, acompañado de Lee y Tenten, estos dos últimos sorprendidos de ver a Sakura ahí, pero no dudaron en moverse un poco también al son de la música, pero el primero no podía evitar tomarse a pecho lo que la pelirroja le había comentado mentiras miraba a la pelirrosa. Siguió el hilo de la mirada verde de ella y comprobó que se encontraba mirando al Uchiha cada dos por tres, lo que le hizo apretar los puños.

Shion, acompañada de Naruto todavía vistiendo el disfraz vio como este se distraía completamente al ver a su hermanastra bailar en el público, este no tardó en desaparecer de su lado por lo que se aventuró entre la multitud para seguirlo.

– ¡Sakura, aquí! – gritó Naruto escandalosamente a la vez que silbaba feliz, cuando la hermanastra de la mencionada llegó de vuelta a su lado otra mueca de desdén apareció en su rostro, algo en lo que su acompañante y escolta no se dio cuenta.

– ¿Te gusta mi hermana, senpai? – indagó Shion entrelazando sus manos por detrás en su espalda, evitando mirar demasiadas veces a la Haruno bailando en el escenario.

– ¿Eh, dijiste algo? – ante esa pregunta por parte del Uzumaki, Shion arrugó la nariz.

– Dije que si conoces bien a mi hermana, me gustaría saber de ella… – argumentó con una sonrisa falsa que Naruto se tragó.

– ¡Claro que sí, de veras! Pregunta lo que quieras… – respondió él mirándola brevemente con una sonrisa feliz que obviaba su interés hacia ella para la Fuji.

Mientras el último estribillo de la canción sonaba, Sakura le guiñó un ojo a Sasuke, quien seguía con la mirada fija en ella, disfrutando verla sonreír dando lo mejor de sí. Se veía preciosa ahí arriba, como siempre.


Cuando el festival terminó, los estudiantes se pusieron manos a la obra para recoger y limpiar todo lo más pronto posible, así poder llegar a casa cuanto salvo algunos que para celebrar el aniversario del campus, se quedaba en el campus bailando junto a los demás alrededor de la fogata que se creaba en el patio trasero. Una pequeña fiesta para los estudiantes y demás.

Sasuke se encontraba escuchando como Naruto, quien no se había acordado de quitarse el disfraz para nada, sentados en la pequeña bajada del césped que daba al primer campo de fútbol.

Con ellos se encontraban los demás, hasta Juugo y Suigetsu se habían juntado con ellos. Sorprendentemente, se encontraba hasta la hermanastra de Sakura, que parecía estar completamente ensimismada en Naruto, a pesar de que este no se había dado cuenta en absoluto. Casi a las ocho en punto de la tarde, mientras los demás se reían de lo que acababa de explicar su mejor amigo, notó como un mensaje de texto le llegaba. Al abrir su teléfono, descubrió que su hermano e Izumi ya habían llegado a la casa de los padres de la última, por lo que definitivamente estaría a solas.

Saliendo al grupo de chats que mantenía con los demás, le llegó de la nada un mensaje de Sakura, que le hizo aumentar la velocidad de los latidos de su corazón. En silencio, dobló las piernas y se incorporó, haciendo que los demás voltearan a verlo.

– ¿Ya te vas? – indaga Naruto con curiosidad, no tardó en hacer el ademán de levantarse para acompañarlo, lo usual. – Podríamos quedarnos más rato…

– Nos vemos. – se despidió él simplemente volviendo a guardar el teléfono en su bolsillo, para rápidamente empezar a caminar en dirección hacia donde le había citado ella.

– ¡Espérame, iré contigo! – dijo Naruto incorporándose también con algo de dificultad debido a su atuendo.

– No. – soltó el pelinegro frenando rígidamente hacia el Uzumaki, que se sorprendió un poco ante esa efusividad.

– ¿Por? – quiso insistir él extrañado, lo raro es que parecía nervioso e incómodo frente a él. ¿Por qué actuaba así?

– Ya hice planes, pásalo bien con el resto. – finalizó Sasuke dejando a Naruto con la palabra en la boca para rápidamente voltear de nuevo y a alejarse de nuevo. El resto de chicos hicieron una mueca y alzaron las cejas como si no supieran interpretar si habían discutido de nuevo o que.

– Senpai, siéntate a mi lado… – dijo Shion en lo que daba palmadas en donde el Uzumaki estaba sentado antes.

– ¿Y tú quién eres? – habló Kiba mientras la miraba escépticamente, la joven desconocida no había apartado el ojo de Naruto en todo el tiempo.

– Soy la hermana de Sakura. – respondió ella volviendo a sonreír falsamente para los demás, manteniendo la mirada en Naruto sin cesar.

– Sakura no tiene hermanos… – contestó Temari acercándose a Shikamaru para sentarse a su lado, dejando que este se apoyara en su regazo tranquilamente. Palabras que Shion ignoró, le daba igual la opinión de esa chica.

– No miente, conocí a su padre hoy mismo… – aseguró Naruto decidiendo cumplir con la oferta de la Fuji, regresando a su sitio. – Yo tampoco sabía nada, me habría gustado que me lo dijera…

– Si no te lo dijo es porque su padre tampoco se molestó en hacerlo, ¿Verdad, hermanastra de Sakura? – comentó con sorna Ino logrando ver de sobra la falsedad que llevaba encima la muchacha, la cual tenía pinta de ser una snob de primera. – No es de sorprender, ya que él la abandonó sin dudarlo…

Eso, aparte de llamar la atención de todos los presentes del grupo, que se quedaron en silencio, siendo solo capaz de escuchar el sonido de los demás estudiantes pasarlo bien junto la música más el ruido de la fogata crepitando, siendo la única fuente de luz en la zona, también dejó a Shion evidentemente incómoda, quien avergonzada pasó la lengua por sus dientes inferiores sin decir palabra.

– Mi padre no… – empezó a hablar Shion, pero fue interrumpida.

– Tu padre es un capullo que abandonó a mi mejor amiga, usándola de modo de escape… Cierra la boca, guapa. – zanjó la Yamanaka ignorando el codazo por parte de Tenten para que se calmara un poco.

– Ino… – dijo a Ama, mientras se rascaba la parte baja de sus moños que sujetaban toda la melena. Todas las chicas estaban al corriente de lo muy tóxico que era hablar del tema, de lo mucho que Sakura aborrecía el tema.

A pesar de saber que decir eso alto y claro, Ino se había percatado de que cada vez que ella preguntaba sobre la Haruno y Naruto le respondía, ella presumía de en lo que ella destacaba. Eso no parecía ser interés y francamente, estaba un poco harta, por más que solo la hubiera conocido hoy. Su expresión no cambió para nada cuando Shion se levantó del suelo con una supuesta expresión de amargura y tristeza en absoluto silencio, para rápidamente alejarse del grupo ante la atenta mirada de los demás.

– Joder, Ino… ¿Tenías que ser tan tajante? – habló Kiba de nuevo, eliminando el silencio dentro del grupo.

– ¿Por qué hiciste eso? – quiso saber Sai con seriedad, dirigiéndole la palabra por primera vez en todo el día. Hecho que la molestó en sobremanera.

– Pues básicamente porque ya tenemos suficientes personas falsas en este grupo, tú una de ellas, la gilipollas de Karin, no me apetece tolerar a ningún idiota más. Véte a la mierda, con ella si te apetece, pero no vuelvas a tratarme así. – respondió ella secamente mientras se levantaba del suelo, mirándolo fríamente.

– ¡Espera un minuto, Yamanaka! ¡¿Cómo te atreves a… ?! – habló Karin con enfado, molestándose todavía más cuando Ino no hizo más que ignorar al resto y alejarse de ahí, evitando que los demás vieran como se aguantaba las lágrimas.

Si es cierto que hace horas no había dicho lo mismo, las palabras de Temari si le hicieron efecto, si lograron hacerla pensar. Honestamente, esas habrían sido palabras que Sakura también le habría dicho, a su manera. A lo lejos, tanto Temari como Shikamaru no pudieron evitar sonreír orgullosos de esas palabras hacia Sai, quien se había quedado en silencio desde entonces.

Al mirarse entre sí, la pareja también decidió irse, provocando que el resto también optara por hacer lo mismo. Dejando a Naruto confundido y algo sorprendido sobre lo que acababa de descubrir, a Karin ofendida sin haber sido defendida por nadie y a Sai, dolido ante las palabras de la Yamanaka.


Sasuke caminó con prisas mirando hacia cada lado desde fuera de la piscina grande climatizada del campus, intentando localizar a la Haruno desde afuera a través de la ventana.

La vio sentada con los pies desnudos metidos en el agua, tranquilizándose casi al instante con el mero hecho de saber que le esperaba. Llegando a la puerta corrediza, observó como esos llamativos ojos verdes se colocaban en él.

Solo se escuchaba el ruido del agua de la piscina más sus parsimoniosos pasos hacia ella. No la imitó, simplemente se colocó en cuclillas, junto a ella. Se quedaron viendo hasta que la pelirrojas sonrió ligeramente mientras miraba hacia arriba.

– ¿A qué es bonito? – dijo Sakura mirando al ventanal que cumplía con la función de techo del recinto. Las luces prendidas dentro del agua eran la única tenue fuente de luz, fuera de una farola lejana que aportaba poca iluminación hacia el ventanal que daba a la espalda de ambos. Era una de esas noches en las que se podía apreciar el cielo estrellado, La luna también se veía desde ahí. Sin embargo, el paisaje no era el foco de la mirada del pelinegro.

– Aa. – admitió simplemente sin apartar la mirada de ella, sin darse cuenta de sus pupilas dilatadas, a pesar de que sus ojos fueran completamente negros.

Ambos volvieron a quedarse en silencio, cómodos con la presencia y cercanía del otro, a pesar de ni siquiera estar tocándose.

– ¿No tienes calor? – cuestionó la Haruno volviendo a mirar al pelinegro a la vez que movía con lentitud sus piernas dentro del agua para después soltar una risita. – Después de tener que andar disfrazado de esa manera con este temporal… No sé en qué estaba pensando, Kakashi.

– Cosas de él, seguro quiso devolvernos a mi y a Naruto alguna de las bromas que le hacíamos años atrás… – contestó Sasuke mientras alzaba las cejas momentáneamente y hacía una mueca para indicar que eso no le sorprendía.

– Conociéndote, doy por hecho que vas a buscar la manera de vengarte… – comentó la pelirrosa con una sonrisa divertida, lo que le sacó una al Uchiha. No estaba equivocada.

– ¿Por qué no te nos uniste a la hoguera? – preguntó el pelinegro, optando por sentarse, echando el trasero para atrás, un poco más alejado del borde que ella. Parecía que Sakura no quería responder, porque guardó silencio durante varios segundos, que parecieron minutos.

– Porque mi hermanastra estaba allí…, pero eso ya lo debiste suponer. – contestó la Haruno echando las manos por detrás de ella para apoyarse en ellas, volviendo a mirar hacia arriba. – Lo que significa que mi padre volvió a pasarse clandestinamente a verme…

– Les vi, se acercaron a Kakashi por la mañana, no le agradó verlo ahí… – añadió Sasuke mirándola fijamente para percibir su reacción, pero solo sonrió con suficiencia.

Ambos volvieron a quedarse en silencio por un corto rato, hasta que Sakura suspiró con serenidad, acostumbrada a esos comportamientos por parte de su padre, aunque fuera inusual.

– Él me abandonó fríamente. En plena luz del día fui su modo de escape… – dijo con amargura recordando vívidamente esa herida como si fuera ayer. Ahí fue cuando se dio cuenta que… – Las promesas, la gran mayoría de veces resultan ser mentiras…

El Uchiha la observó echarse para atrás para sacar sus piernas del agua en silencio, no estaba conforme con eso último que había dicho, sonaba muy generalizado.

– Yo nunca te mentiría, Sakura. – pronunció él con seguridad, observándole la espalda mientras se secaba las piernas con una toalla. Se sintió incómodo porque la muchacha volvió a guardar silencio.

– Todos hemos mentido más de una vez… – dio por sentado la Haruno, tirando la toalla encima del podio para lanzarse a la piscina, ya lo recogería alguien.

– Tal vez, pero estoy diciendo que hasta ahora no te he mentido, ni lo haré. – aseguró él viéndose totalmente incapaz de hacerlo, no le salía de él, hacerlo eso a ella. Por su parte, la Haruno no hizo más que relajar sus hombros, asimilando esas palabras, que eran totalmente ciertas.

Sasuke no se dio cuenta pero Sakura volvió a sonreír, se había sorprendido ante esas inesperadas palabras, ¿Debía tomar eso como una promesa o… como la respuesta a lo que ella le había pedido no hace ni un día? Nada estaba claro.

– ¿Cómo debo interpretar eso, Sasuke? – preguntó Sakura sin querer dar nada por sentado. Manteniendo la espalda hacia él, podía escuchar los desbocados latidos de su corazón desde su oído.

Su corazón dio un vuelco cuando Sasuke la tomó de la mano con lentitud ni fuerza, como lo hacían antiguamente, también a solas. Volteando para mirarle fijamente, pero no menos nerviosa. ¿Debía acercarse?

Como si el pelinegro le leyera la mente, la guio para que se acercara más a él, quedando a una corta distancia de nuevo. Casi se queda sin aire al mirar esos ojos profundamente negros, quienes la observaban, era la primera vez que la observaban de esa manera.

Cuando vio como él se iniciaba un acercamiento, bajando el rostro, Sakura abrió levemente los labios expectante, pero en vez de sentir los labios calientes en los suyos, los percibió en una de sus mejillas, aunque no obstante, seguía siendo cerca de su boca, para después besarla calmadamente con un roce de labios que la dejó con ganas de más al ser demasiado corto.

Inhibida, la Haruno no pudo evitar bajar la mano que el pelinegro todavía agarraba. ¿Dónde quedaba esa leve barrera hasta que él… ? Un momento… ¿Acaso él intentaba…?

– ¿Me quieres a tu lado? – preguntó casi susurrando ella sin poder evitar sonrojarse, a saber si era eso lo que el Uchiha suponía ante esas acciones. Este simplemente la acercó a ella en silencio, colocando una mano en su baja espalda, algo que ella no impidió, dejando una mano en el brazo que la había acercado a él.

– A cada rato… – confesó Sasuke sin apartar la mirada de ella, logrando que ella ensanchara los ojos ante esas palabras, se esperaba una respuesta más escueta de su parte.

Sin poder evitarlo una sonrisa empezó a formarse en sus labios, a pesar de haber apartado la mirada, no podía negar que se sentía feliz. Como si estuviera pisando la suave alfombra del salón de su apartamento, que producía agradables cosquillas siempre que andaba descalza por ahí en la planta de sus piés. No podía evitar querer aferrarse a lo que le producía ese efecto.

Sin pensarlo dos veces, se atrevió a acercarse todavía más y rodearlo con ambos brazos en un romántico e íntimo abrazo, gesto que Sasuke no dudó en corresponder nuevamente, aprovechando que esta vez ella no se encontraba desorientada en absoluto.

Es de lo mejor que me he sentido en mucho tiempo…


Holisss~

Bien, al fin empieza algo ¿no? La verdad es que hacerles vacilar tanto en terminar juntos seguía siendo mi plan, pero creo que si nos detenemos a pensarlo. Ellos ya tenían algo cocinándose. Podrá parecer que no han tardado mucho, pero recuerdo que Sakura no dejó de quererlo y que hace cuanto que Sasuke la quiere. Lo único destacar aquí cómo reciente es que este último se dio cuenta no hace mucho.

En cuanto a Karin… *risas* Les parecerá descabellado, pero me lo pasé bien escribiendo sus partes. Ella tiene su relevancia en este capítulo. Quería traer un poco de la Karin que se ve en sus primeras apariciones en el manga, aunque con un toque a mi medida personal. Lo más interesante de todo para mí, fue escribir la escena con Neji.

Tratad de imaginaros a Sasuke con ese disfraz de peluche y decidme si una sonrisa burlona aparece o no en vuestros labios. La verdad es que no pude resistirme en crear otra vez algo "vergonzoso".

¿Qué me pueden decir sobre Kizashi y de Shion? ¿Algo de lo que añadir en cuanto a Ino, qué les pareció su actuar en todo este episodio?

Muchas gracias por leer, les agradezco de todo corazón. Espero poder actualizar más deprisa el siguiente capítulo.

¡Hasta la próxima!