Una bruja mentirosa y un guardián Parte 4

—El conformatorio —dijo Eda cuando esta, junto con King y los mellizos Noceda, llegaron una gran fortaleza en medio de lo que parecía ser una "selva de colmillos", dando la impresión de estar ubicada en medio de las fauces de algún gusano o planta carnívora gigante, compuesta por tres torres; las del fondo tenían forma de botella/calabaza/pera partida en la cuarta parte izquierda/derecha de cada una, y la principal de adelante: a simple vista parecía un biberón en medio de un caldero, ya que el ultimo consistía en el muro circular que la rodeaba—. Un lugar para los considerados inapropiados para la sociedad —agregó con desagrado.

Luis, quien se encontraba apoyado contra la pared, cruzado de brazos sobre el pecho y piernas a la altura de los tobillos, giró la cabeza hacia el cartel de "Se busca" pegado a su izquierda.

—Wow, cuantos caracoles —dijo inexpresivo.

—Parece que sí quieren atraparlos —agregó Luz, quien había estado mirando la torre, luego de tomar el cartel para verlo más de cerca.

—SIP —afirmó Eda, inclinándose, sostenida con su bastón, con el ojo siniestro cerrado, y el índice del mismo lado al aire mientras les sonreía arrogantemente a los mellizos—. Pero nunca lo logran porque somos resbaladizos.

—Imposible atraparme cuando me cubro de grasa, soy muy escurridizo —dijo King antes de agitar sus patitas y bajar de la cabeza de Luz.

—E inflamable —agregó Luis.

—¡Luciano! —lo reprochó Luz molesta.

—¿Qué?

Y antes que los mellizos pudiesen seguir en su posible discusión, King los interrumpió señalando con el índice de su pata siniestra hacia la torre principal, diciendo:

—Ustedes y yo iremos a la cima de la torre donde está mi corona.

—Y yo me aseguraré de distraer el guardián —dijo Eda, retrocediendo hacia el supuesto rey de los demonios y señalándose a sí misma con la siniestra.

Luz jadeó.

—¿Necesito un disfraz? —preguntó entusiasmada guardando el enrollado cartel en su bolso para después levantar los puños.

—Ahm… —intentó contestar Eda desviando la mirada.

—Y aquí vamos —dijo Luis poniendo los ojos en blanco.

—Siempre quise usar uno de estos…—dijo Luz cubriéndose la cabeza con su capucha y, llevándose las manos a las sienes, levantó las orejas de gato de derecha/izquierda con sus índices al tiempo que agregaba—: Miau Miau.

Luego, miró a su hermano con una insinuante sonrisa.

—Ni loco —le dijo Luis en tono frío, cruzándose de brazos.

—Purr… —ronroneó Luz, brillándole los ojos a modo de insistencia.

Luis suspiró resignado y se colocó su capucha con orejas de pastor alemán.

—Guau Guau —"ladró" a regañadientes, levantando los puños cual can pidiendo comida mientras Luz trotaba en su lugar con los puños cerca de la barbilla, ojos cerrados y riendo entre dientes como una tonta.

—Horrible —opinó King.

—Encajarán bien —les dijo Eda, antes de golpeando su bastón en el suelo.

Como resultado, la bruja creó una plataforma circular hecha de energía mágica amarilla, y mientras retrocedía en reversa fuera de ella, agregó:

—Tengan cuidado.

—Un gran vuelo para los regulares… —murmuraba Luis, mientras la plataforma se elevaba—. Y un pequeño salto para los… ¡AARG TONTOS! —agregó gritando del susto y enojo en la última palabra por haber sido el único que logró entrar de un salto a la torre.

Mientras tanto, entre un característico canto de cierta ave nocturna, Eda activaba su bastón en modo de vuelo, antes de arrójalo a su derecha solo para que este regrese a recogerla mientras se ponía en cuclillas.

—Nos vemos en la cima de la torre —le dijo al trío.

Los mellizos se quedaron viendo desde sus respectivos lugares como la dama búho se alejaba volando; Luz colgada del borde de la ventana, y Luis asomado a esta.

—¡Ay! cuidado pequeña rata almizclera —se quejó Luis cuando sintió las garras de King clavarse en sus manos luego que este usara a Luz de escalera para llegar a la ventana y entrar a la torre—. ¿Lista? a las tres… ¡TRES! —agregó agarrando a su hermana por las muñecas antes de jalarla hacia dentro.

King al ver que Luz había caído de cara sobre su hermano, se burló diciendo:

—Ja ja los gatos no hacen eso.

—Y los cadáveres no se ríen —le advirtió Luis cuando su hermana y él se pusieron de pie.

—Abajo, firulais —le respondió King desafiante al subirse a la espalda de Luz.

Luis lo miró con ojos entrecerrados y, en un susurró amenazante, le preguntó:

—¿Perdón?

—Shhh… —los calló Luz mirando al techo.

El trío se acercó al borde del camino en espiral, y echaron un vistazo a las celdas en cuyo interior se podía ver las siluetas y el brillo amarillento en los ojos de los prisioneros gracias a la luz de la luna que entraba por un gran agujero en el techo; algunos tenían formas humanoides y otros eran amorfos.

—Oigan, niña gato y niño perro —dijo una voz femenina a sus espaldas, haciéndolos girar—. ¿Cómo escaparon de sus celdas?

Una chica esbelta, con orejas puntiagudas, piel oscura, cabello negro recogido en una coleta con una cinta lavanda, ojos color avellana y notorios colmillos cual vampiro, estaba semi de espaldas y cruzada de brazos, mirando sonriente al trío desde el otro lado de su celda. Llevaba una camisa/vestido morado que dejaba al descubierto los hombros de mangas que cubrían la parte superior de sus brazos aproximadamente hasta la mitad de sus antebrazos, y una banda dorada alrededor de su cuello.

—Oh no no no —negó Luz bajándose la capucha—. No soy un gato.

—Ni yo soy un perro —agregó Luis haciendo lo mismo.

—Y tampoco somos criminales —dijeron al mismo tiempo.

—No lo son aún —dijo King maliciosamente.

—Para ser justo, todo es legal cuando la policía no está cerca —opinó Luis con los ojos cerrados, y el índice derecho al aire.

—¡Luciano! —lo reprochó Luz mirándolo con desaprobación.

Luis metió las manos en su bolsillo canguro y, sin cambiar su tono de indiferencia, se defendió:

—Tranquila, no hice nada que justifique el arresto que no he recibido.

Luz alzó una ceja.

—¿Qué quieres decir con…?

—Nosotros tampoco —la interrumpió la rea, mientras Luis le alzaba el pulgar derecho en signo de aprobación—. Al tonto guardián le gusta encerrar a las personas que no encajan. Como yo… —sacó un grueso cuaderno rojo de su espalda, lo abrió, y mostró su contenido de dibujos (que consistía en una cebolla y una zanahoria que estaban enamoradas entre ellas) y letras al trío—. …que escribo fanfictions sobre alimentos enamorados. Me gusta la comida, me gusta el amor… ¡Déjame escribir sobre eso! —agregó agitando el puño siniestro.

—Yo estoy aquí porque me gusta comerme mis ojos —explicó un monstruo azul claro con seis agujeros en la cabeza, tres ojos, y vestido nad.a más que con un Capri gris oscuro, que estaba en la celda del lado derecho, antes de agarrar su ojo derecho, y comérselo solo para que volviera a aparecer en el mismo lugar de donde lo sacó.

—¡Somos luchadores de la libre expresión! —gritó una pequeña criatura blanca, redonda, con grandes ojos azulados, una nariz bastante prominente y el cabello rojizo de la celda izquierda. Prácticamente, ella era solo una cabeza sin cuerpo y con extremidades—. ¡Jamás nos callarán!

—Sí, siempre encuentra teorías conspirativas —dijo la prisionera del fanfiction señalando a la criatura narizona con el pulgar izquierdo para después girar los ojos.

—¡El mundo es una mentira! —siguió la prisionera de las conspiraciones, agarrando los barrotes de su celda— ¡Somos juguetes de un ser superior!

—Eso no es del todo descabellado —apoyó Luis.

—Oigan, esos no son crímenes —protestó Luz, haciendo gestos con sus manos mientras daba un par de pasos—. Ninguno de ustedes hizo algo malo —Sacó el cartel de "Se busca" de Eda de su bolso para echarle un vistazo—. Solo son un montón de personas raras…. —volteó hacia su hermano con ojos suplicantes, y agregó—: Como nosotros.

Luis suspiró cerrando los ojos como si lamentara algo.

—Bien, los ayudaremos —dijo sin mucho ánimo.

La chica Noceda corrió hacia él, y lo abrazó llenándole la mejilla izquierda de besitos.

—Luz, demasiado azúcar es malo para…

Pero el chico Noceda no pudo terminar de reclamar sobre su exagerada e innecesaria muestra de afecto a su hermana melliza, porque de pronto se escucharon unos pasos, terribles y estruendosos, que se acercaban desde el otro lado de una puerta que estaba como a unas cinco celdas más adelante, al martilleo de los tacones, a todos les pareció que la torre entera temblaba.

—¡Es el guardián Wrath! —exclamó preocupada la chica ff—. ¡Escóndanse!

Inmediatamente, Luz soltó un gritito, dejó caer el cartel de "Se busca" y jaló a Luis del brazo siniestro hacia una celda abierta.

—Si el guardián pregunta por qué estamos aquí, es por usar ropa ridícula —informó el chico Noceda a los demás prisioneros, cerrando la abarrotada puerta de un salto.

Luz, quien estaba abrazada a King, alzó una ceja.

—¿Ridícula?

—Quéjate luego, Lucinda —le susurró su hermano de mal talante.

¡PLAM!

La puerta se abrió de golpe y el guardián Wrath apareció en ella. Lucía tal y como los hermanos Noceda recordaban haber visto en la proyección mística de Eda.

—Puedo escucharlos —dijo con una voz intimidante, antes de entrar a estruendosos pasos—. ¿De qué están hablando, tontos? —se detuvo al ver el cartel de "Se busca" en el suelo—. Ah, la dama búho—recogió el cartel, y lo arrugó, solo para después golpear fuertemente contra las rejas (doblándolas como resultado) de la celda donde el trío se ocultaba después de haber transformado su prominente diestra en un mazo—. La atraparé muy pronto.

El guardián Wrath dirigió la mirada hacia el trío; Luz se veía asustada al igual que King, mientras que Luis parecía furioso, hasta que una voz irritante llamó su atención.

—¡Lucharemos contra el opresor! ¡Resistiremos! ¡Venceremos!—exclamó la prisionera de las conspiraciones, con los puños al aire mientras el guardián caminaba hacia ella, des transformando su diestra y dejando caer el cartel arrugado—. ¡No nos asustas, sanguijuela! —agregó mirando desafiante al jefe de la prisión, quién después levantó la palanca y abrió su celda—. ¡Hurra soy libre! ¡Uf!

Pero la pequeña criatura narizona no pudo disfrutar de su "libertad" porque el temible guardián la agarró con su gran diestra.

—Que esta sea una lección para todos —les dijo a los prisioneros, apuntándoles con el indice de la misma mano donde estaba la criaturita—. No hay lugar para ustedes en la sociedad si no encajan —agregó, para después estrujar a la pobre prisionera de las conspiraciones, quien soltó un chillido.

Una vez que el guardián dio media vuelta, y salió por la misma puerta por donde había entrado, llevándose consigo a la indefensa criatura narizona y pisando el cartel arrugado de paso; Luz fue la primera en salir de la celda, con King en su espalda, y seguida de su hermano mellizo.

—No se preocupen, los sacaré de aquí —dijo, corriendo hacia la celda de la prisionera del ff, antes de agarrar la palanca e intentar subirla sin éxito—. ¡Nooo! ¡Débiles brazos de nerd! —agregó, quejándose y mirando con impotencia sus brazos, antes de voltear suplicante hacia su hermano—. Lucho ¿puedes hacerlo?

Luis entrecerró los ojos y analizó la palanca por un momento.

—Tal vez, pero es arriesgado liberarlos ahora —contestó con seriedad—. Eso sabotearía nuestra misión, Luz.

—Váyanse de aquí mientras puedan, niños —les dijo tristemente la prisionera del ff, antes de agachar la cabeza y retirarse al fondo de su celda—. Disfruten de la libertad.

Entre una mezcla de emociones negativas, Luz bajó la cabeza, y cuando iba a dar media vuelta para marcharse, Luis, con delicadeza, puso la diestra bajo su barbilla, le levantó la cabeza, y la miró fijamente a los ojos

—Descuida, luego volveremos por ellos —le aseguró—. Estoy seguro de que a Eda no le importará ¿cierto, King?

—Sí, y aunque no lo demuestre mucho... —respondió el "rey de los demonios" no muy seguro (cosa que notó Luis, pero le restó importancia)—. Ella también tiene corazón.

En momentos difíciles, la intensa mirada de su imprudente, introvertido, pero valiente hermano mellizo siempre transmitía seguridad; Luz, un poco más reconfortada, embozó una pequeña sonrisa.

—Bésala —dijo una voz detrás del trío.

Era el prisionero come ojos quién los miraba con ternura, al tiempo que se comía su ojo superior izquierdo solo para que apareciese nuevamente en el mismo lugar de donde lo sacó.

Durante una milésima de segundo, Luis consideró la idea de dar media vuelta e ir a arrancarle la lengua de un tirón a la criatura come ojos. En cambio, volteó a mirarlo con desagrado.

—Es mi hermana, cerebro muerto —le dijo fríamente, entre las contenidas risas de Luz y King.

—Pero yo no me refería... —intentó explicarse el prisionero come ojos.

—Ahorratelo —lo interrumpió Luis, y tomando a su hermana de la muñeca diestra con King sosteniendose fuerte de la espalda de esta para no caer, corren hasta perderse al doblar en una esquina a la derecha.

Unos momentos después...

Caminando por un largo pasillo decorado de banderas rotas con glifos del aquelarre del emperador junto con carteles en las paredes y cortinados viejos en el techo; Luz miraba dulcemente a Luis con la cabeza inclinada sobre sus manos juntas, y este, a su derecha, le devolvía la mirada de reojo, con el ceño semi fruncido, y las manos en su bolsillo canguro, mientras King los seguía con una expresión neutral.

—Hey, acabo de verlo —dijo Eda al aparecer volando por la izquierda del trío en su bastón mágico, antes de aterrizar frente a ellos, bloqueandoles el paso—. El guardián está distraído molestando a una pequeña criatura. No vendrá por aquí por un buen rato.

Con cada palabra de la dama búho, la sonrisa de Luz fue desapareciendo poco a poco de su rostro, antes de caminar cabizbaja y con el ceño levemente fruncido hasta una enorme puerta (la misma que la bruja había señalado con su pulgar siniestro) con la palabra "Contrabando" escrita en medio, seguida de Luis.

Eda alzó una ceja, y miró confundida a los hermanos Noceda, buscando una explicación.

—Esa pequeña criatura fue tomada frente a nuestros propios ojos —le explicó Luis con seriedad, al detenerse frente a la puerta a la derecha de su hermana, antes de mirar sobre su hombro izquierdo a la bruja—. No creo que eso sea motivo de dicha.

—¡Mi corona! ¡Está cerca! —exclamó King entusiasmado, antes de echarse a correr hacia la enorme puerta cruzando entre Luis y Luz—. ¡Puedo sentir su poder! —agregó, tomando impulso y saltando por la perilla, intentado girarla con su cuerpecito.

—Aww, es tan lindo cuando está sediento de poder. —les dijo Eda a los mellizos, al tiempo que veía tiernamente de reojo como el "rey de los demonios" seguía tratando de hacer girar la perilla de la enorme puerta.

Pero Luis y Luz no la escuchaban. Estaban demasiado ocupados pensando en sus "colegas raros" que habían sido injustamente encarcelados.

—No es justo que estén aquí —dijo Luz, quien hace un momento había estado cruzada de brazos, antes de bajarlos junto con la cabeza, cerrando los ojos—. Solo quieren ser quienes son—miró a Eda, y agregó—: ¿Por qué todos creen que ser distinto es malo?

—La gente le teme a lo desconocido, Luz —le dijo Luis sabiamente.

Luz lo miró con tristeza.

—Aun así es injusto, Lucho.

—¡Nagh!

Finalmente, tras un ultimo esfuerzo, la perilla salió volando hacia los pies de la dama búho y los mellizos. Luego, entre una risa maniaca, el autoproclamado "rey de los demonios" empujó la enorme puerta y entró corriendo a la bóveda.

—Vamos, antes de que se lastime —dijo Eda, yendo tras King junto con Luis y Luz.

—¡Agh!

King había chocado contra un colosal pilar de luz blanca/verdosa que se encontraba justo en medio de la inmensa bóveda con escalones alrededor, banderas rotas con glifos del aquelarre del emperador en la parte superior de la pared frontal y derecha, y pequeñas ventanas del lado izquierdo por donde entraba la luz de la luna.

—!Argh! —exclamó por segunda vez, tras su segundo intento fallido de atravesar la barrera, aterrizando de pompa como resultado.

—Tenemos un par de humanos —le recordó Eda al "rey de los demonios" arrodillándose y apoyando su diestra en la espalda de este, antes de mirar a los mellizos, y agregar—: ¿Recuerdas?

King miró a los mellizos, antes de volver a girar la cabeza hacia la barrera mientras decía:

—Claro.

Luz respiró hondo, exhaló y tomó a Luis de la mano izquierda.

—¿Listo, hermano? —le preguntó, sonriendo decidida.

—Sí, hermana —le respondió de igual forma.

Y fueron hacia delante. Se dieron ánimo al ver que la barrera lamía sus cuerpos pero no los quemaba o algo por el estilo. Durante un momento no pudieron ver más que luz blanca. Luego se encontraron al otro lado, donde había grandes montañas de objetos confiscados; armas, partes orgánicas como extremidades y huesos, libros, cofres...etc.

Los mellizos levantaron la cabeza, y vieron la luminosa silueta de una corona en la cima de la pila que estaba frente a ellos.

—Espera un segundo, es una… —dijo Luz, entrecerrando los ojos y haciéndolos sombra con su siniestra.

—Se me antoja una hamburguesa doble con queso y tocino —agregó Luis con una expresión neutral.

Luego, fuera de la barrera. Luz se veía decepcionada, y Luis se aguantaba las ganas de sacar su móvil con funda táser para torturar a Eda y King hasta la muerte. La "corona de poder" del auto proclamado "rey de los demonios" había resultado ser solo un simple juguete de cartón que una cadena de comida rápida humana llamada "Burger Queen" suele regalar a los niños.

—¡Mi corona! —exclamó King saltando un par de veces de alegría, antes de ponerse la corona cuando Luz se la entregó—. Sí, sí… siento que mis poderes regresan —agregó entre gestos, para después señalar con el indice siniestro hacia un conejito de peluche con un solo ojo (el izquierdo) de botón celeste que estaba en una caja de cartón tumbada entre otros cachivaches—. Tú, criatura de pesadillas. Te llamaré François —agarró el peluche y lo sostuvo bajo su patita derecha—. Y serás un súbdito en mi ejército de oscuridad ¡Jaja!

—Esa corona no le da ningún poder ¿no es cierto? —preguntó Luz, señalando hacia king con las palmas.

—¿El que le haya llenado aun más la cabeza de humo cuenta como poder? —bromeó Luis sin gracia.

—Aah… No—respondió Eda, llevándose el indice siniestro bajo la boca por una milésima de segundo, antes de sonreírles a los mellizos, quienes la miraron con reproche; Luz, con los brazos en jarra, y Luis, cruzados—. Oh, mírenos, niños—agregó en tono triste, señalando a King, quien felizmente tocaba su corona con la pata siniestra aún sosteniendo a su nuevo "secuaz" en la otra—. King y yo no tenemos muchas cosas en este mundo, salvo el uno al otro. Así que si esa tonta corona es importante para él, es importante para mí. Además, los raros debemos apoyarnos, ¿saben?

Les guiñó un ojo a los hermanos Noceda, haciéndolos sonreír ruborizados.

—Bueno, les debemos una —dijo Eda a continuación, dando unos pasos hacia la derecha—. Salgamos de aquí antes de que el guardián nos vea y pierda la cabeza —agregó, sin darse cuenta que una aterradora figura se le acercó por detrás.

Los mellizos intentaron advertirle, pero...

—Demasiado tarde —dijo el guardián con su característica voz macabra, para después convertir su diestra en un hacha péndulo y decapitar a la dama búho.

Luz soltó un grito ahogado cuando la cabeza de Eda cayó en sus manos, y Luis se limitó a observarla con ojos desorbitados.

—OW… —se quejó Eda luego de estar unos segundos paralizada con los ojos bien abiertos y la boca abierta con la lengua para afuera—. Odio cuando pasa esto.

Aquello de la cabeza parlante sí provocó que Luz soltase un fuerte grito de terror, y que su hermano mellizo (más a causa de su grito, que aparte le golpeó un poco los tímpanos) casi se haga en los pantalones.