Yo fui un abominable adolescente Parte 5

Frente a la casa búho...

De pie y sosteniendo una caja de cartón bajo su brazo derecho, King observaba la imagen de un gran corazón alado y de aspecto grotesco en cuyo interior decía "KXQ Por siempre", dibujada (por él mismo) en el suelo, mientras susurraba:

—¿Soy un rey muy listo? Sí, ¿Hoy por fin le ganaré una apuesta a la dama búho y recuperaré a mi amada reina? Sí, sí.

Pronto, oyó el sonido de unos tacones detrás suyo, volteó y vio a Eda, quien tenía los brazos cruzados y una expresión preocupada en el rostro.

—¿Y? ¿Encontraste al hermanovio perdido? —le preguntó con el ceño semi-fruncido, caminando hacia ella—. Por tu cara imagino que Luis sigue en sepa el titán donde. Lo que significa que... ¡YO GANÉ! —agregó, entre una expresión maligna y el puño izquierdo al aire, elevando la voz al final.

Eda se puso tensa.

—Wow, wow, wow, wow, detén tu coiste bodhar —Cerró fuertemente los ojos y alzó las palmas en señal de alto. Luego, miró al "rey de los demonios" con recelo y los brazos en jarra—. ¿Cómo que ganaste?

King soltó una malévola carcajada

—Brujita tontita e inocentona —dijo en un falso tono dulce—. Acabas de romper la regla más sagrada de ser un buen mentor. La de NO descuidar al pupilo... O en tu caso... LOS pupilos.

—¿Los? ¿En plural? —Eda miró alrededor con los ojos entrecerrados—. Oye, ¿dónde berrugas de troll está la hermanovia? —Se pellizcó el puente de su nariz con la diestra por su error—. ¡Arg, perdón! Quise decir Luz.

King volvió a reír con maldad.

—¿Ya ves mi punto?

—¿A dónde se fue? —lo interrogó Eda de mal talante, inclinándose para estar a su altura—. Contesta, pequeño monstruo de bolsillo —agregó en un susurró amenazante.

—Como su "pequeño Gideon" ya es todo un "niño grande", fue a liberarlo al bosque—le explicó King sin alterarse.

Eda puso cara mala cara, mirando hacia la nada.

—¿Por qué siento vértigo en el trasero?

—Es el sarpullido de la derrota —se limitó a burlarse King con una pequeña expresión de triunfo en rostro—. Y la única cura es entregarme mi premio.

—¡Uuugh! —Irguiéndose y echando chispas por los ojos; la dama búho dibujó un círculo mágico en el aire con su índice derecho y, en un pequeño destello de Luz, una criaturita delgada con ojos de esclerótica amarilla, pupilas rosas, pestañas largas, pelaje mayormente mostaza, cola perfectamente peinada, tres dedos en las manos, dos en los pies y un cráneo blanco parecido al de un perro con un par de intactos cuernos, apareció delante del "rey de los demonios", luego de decir—: Ok, ganaste, lo acepto, soy una mala maestra, y aquí está tu mugrosa reina ¡Felicidades!

—¡Queenie! —Sin pensarlo dos veces, King dejó caer el paquete y abrazó efusivamente a su contraria—. Te extrañé mucho, mi maravillosa, encantadora y dulce reinita.

La "reina de los demonios" correspondió al abrazo del "rey de los demonios" y lo mimó acariciándole la nuca con la diestra.

—Ñaaañaaaa~

Asqueada por la escena; Eda se llevó el índice zurdo hacia su boca, la abrió y sacó la lengua con los ojos cerrados.

—Yiak!

—Oh, Eda —King rompió el abrazo, recogió el paquete del suelo, y se acercó a la dama búho—. No seas una mala perdedora —Soltó una pequeña risita—. Al menos tienes un premio de consolación —Le tendió dicho objeto—. ¡Tarán!

Al tomarlo y abrirlo; la dama búho vio que se trataba de un vestido de novia humano de color rosado, adornado con algunos petalos (de diferentes tipos de flores) y junto con él venía una corona envelada de flores.

—¿Te gusta? —le preguntó King burlón, mientras tomaba la pata izquierda de la "reina de los demonios", entrelazando sus garras con las de esta—. Lo encontré entre la basura inútil humana que guardas en el sótano.

Eda alzó una ceja.

—¿El sótano? Creí que ya no pondrías una pata allí desde aquel "incidente"

King no pudo evitarlo; se puso nervioso muy a su pesar. También lo hizo Queen, aunque soltó una breve risa, cubriéndose el hocico con la pata libre, ante el comentario de la dama búho.

—Jijijijijijiji~

—Por favor, no me recuerdes lo que pudo haber sido el fin de nuestras vidas como la conocemos —dijo el "rey de los demonios" con el ceño semi-fruncido, pero sin alterarse.

—Si yo no hubiera intervenido, por supuesto —le recordó Eda permitiéndose sonreír un poco, mientras llevaba el paquete bajo su brazo diestro luego de colocarle la tapa de nuevo.

Indignado, King apuntó su dedo índice zurdo hacia la dama búho y la reprochó:

—¡Nos empapaste de agua fría y perfume para mascotas!

—Los dos parecían como recién salidos de la lluvia hirviente y apestaban a bestias callejeras.

—Ok, suficiente palabrería —la detuvo King y, señalando hacia la casa búho con su pata libre, agregó—: Date prisa o llegarás tarde a tu segunda boda.

—¡Aish!

Echando chispas por los ojos, la dama búho caminó hacia su vivienda, y cuando se disponía a tocar el picaporte...

—Hoot, ¿En serio te casarás de nuevo, Eda? —le dijo Hooty entre curioso y entusiasmado—. ¿Puedo ser el padrino esta vez?

Eda abrió bruscamente la puerta y golpeó la cara del demonio hogareño contra la pared.

—¡Ouch!

Y en cuanto se dispuso a entrar...

—¡Y guárdanos un pedazo de pastel!/¡Ñañaa Ñañaa! —le gritaron el "rey y la reina de los demonios" al unísono.

—Oh, claro —Eda adoptó una falsa expresión de dulzura, miró sobre su hombro derecho a los "reyes" y, antes de entrar azotando la puerta, agregó a grito pelado—: ¡SI LES GUSTA EL DE PUÑOS Y PUNTAPIÉS!

—Hoot Hoot —Se quejó Hooty entre adolorido y molesto—. Solo tenías que decir no.

King se volteó y miró a su "reina" de manera neutral.

—Por tu bien espero que no te portes así cuando te lleve al altar.

Queen le devolvió una mirada pícara.

—¿Ñañaa?~

—¿Que si quiero algo más dulce que un pastel? —le preguntó King curioso— ¿Y qué sería eso?

—Jijijijijiji~

Y tras soltar una adorable risita, la "reina de los demonios" abrazó a su "rey" con tal ímpetu, que ambos cayeron y rodaron por el suelo, riendo.

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En algún lugar del bosque...

—Ok, mi ya no tan pequeño Gideon —le decía Luz a la babosa gigante, sonriendo y dándole la última galleta de la caja—. Adelante, mami Luz ya terminó de criarte

Borró su sonrisa y bajó la mirada un poco decepcionada.

—Que pena que no conociste a papi Lucho —Volvió a sonreír y miró al molusco—. O tal vez fue lo mejor...

Se encogió de hombros.

—¿Quién sabe? —rió un poco—. Posiblemente, él no te habría querido tanto como yo...

Hizo una pausa para suspirar.

—En fin —Se aclaró la garganta—. Como ya eres todo un niño grande, eres libre, ve y haz tu propia vida

La babosa no le respondió nada, poniéndola algo nerviosa

—¿Te irás? —le preguntó, rascándose la nunca con la diestra.

Dicha criatura siguió sin responder, y fue entonces cuando la chica Noceda entendió que necesitaba más galletas.

—Lo siento, Gran G —Luz volteó la vacía caja de su zurda y la agitó un poco, dejando caer algunas migajas—. Ya se acabaron.

De pronto, cuando la babosa se cernió sobre ella y gruñó. La chica Noceda, comenzando a asustarse, susurró con acento dominicano:

—Uy, eto ta' métrico.

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Luego de una sesión de mimos y risas, el "rey y la reina de los demonios" se encontraban sentados uno al lado del otro, con los ojos cerrados y las cabezas juntas, en medio del gran corazón dibujado en el suelo.

—Oh, reina mía —dijo King, abriendo los ojos para mirar a su contraria, quién hizo lo mismo devolviéndole la mirada—. Todavía recuerdo el día en que te conocí —Frunció el ceño con gesto de falso enojo—. Me sedujiste, me tentaste, me hiciste promesas, y luego robaste mi corona.

Queen bajó la mirada, apenada.

—Ñañaa.

King la miró con cariño.

—Lo sé, lo sé —la tranquilizó—. El guardián Wrath te pagó para hacerlo.

Queen alzó la mirada; sus ojos brillaban como gemas.

—Ñaaa.

—Claro, si yo estuviera solo, sin familia, pasando hambre y frío la mayor parte de mi vida, también hubiera hecho cualquier cosa por unos caracoles.

Ante el comentario de su "rey"; la "reina de los demonios" adoptó una expresión maliciosa, y en un tono dulce, dijo:

—¿Ñañañaña?~

King rió divertido.

—Jaja, eres terrible.

—Jijijijijijiji~

Queen se rió con él, y trás dejar de hacerlo, empezó a darle cariñosas lamidas por toda su huesuda cara.

—Ñaaammmm~ Ñaaaammmmm~

—Wow —dijo King embobado y moviendo la cola, alegre—. Siempre lo digo, y siempre lo diré. Tus besos son tan dulces que me hacen querer gritar a los cuatro vientos que eres toda una...

—¡BABOSA HAMBRIENTAAAAAA!

Al oír aquel estridente, desgarrador y femenino grito; tanto el "rey" como la "reina de los demonios" se quedaron atónitos.

—¿Ñañaa?

Queen miró con lo que pareció ser reproche a King, quién se puso levemente nervioso.

—E-Esas no fueron mis palabras.

—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!

Aquel segundo grito hizo que el "rey de los demonios" se diera cuenta de a quién pertenecía.

—¡Oh no, Luz!

De pronto, sin pensarlo dos veces (y para sorpresa de King), Queen se puso de pie y, tras soltar lo que pareció ser un... ¿Grito de batalla?

—¡ÑA-ÑA-ÑA-ÑAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Salió corriendo en cuatro patas en la dirección del grito, mientras King trataba de detenerla en vano, gritándole:

—Oye, ¿a dónde vas? ¡Regresa aquí! ¡Es una orden, mujer!

El "rey de los demonios" gruñó resignado y, sin otras opciones, se puso de pie para correr hacia la casa búho.

—¡EDA!