Yo fui un abominable adolescente Parte 6
En el vacío salón de clases de abominación 101, Luis salió del caldero, estiró los brazos y, saltando fuera de él, se quejó:
—Uf, sudo como obeso en un baño turco.
—¿Crees que deberíamos preocuparnos por Satan? —le preguntó Gus a Willow, caminando hacia ella.
Antes de que la chica regordeta pudiera responder, una voz femenina que no era la suya, dijo con tono juguetón:
—Sip, temo que sí deberían.
El trío volteó y quedó pasmado al ver la cabeza de una sonriente chica peli-púrpura asomada a la semi-abierta puerta.
—¡Amity! —exclamó Willow.
«Y ya no vino a dal calpeta e´ta bochinchosa», pensó Luis con acento dominicano, entre molesto y nervioso, mientras "entraba en personaje" con rapidez.
Tapándose la boca con la diestra, la peli-púrpura rió, entró al salón y, luego de cerrar la puerta empujándola con las pompis, dijo señalándose a sí misma con el índice de ambas manos:
—Esa soy yo, Baby-lonica.
Tras acercarse dando saltitos con las manos en la espalda, Gus la abordó enérgicamente con preguntas, apuntándole con el dedo acusador diestro.
—¿Cuánto viste? ¿Cuánto escuchaste? ¿A qué viniste?
Amity volvió a reír y le acarició la cabeza.
—Minimiza los leños de tu fogata, peque... —intentó tranquilizarlo en tono suave, pero Gus la interrumpió con brusquedad.
—¡Dinoslo!
Amity se quedó pásmada por un instante y apartó la zurda de la cabeza del chico de color, pero en seguida volvió a reír.
—Respondiendo a tu primera preguntilla —empezó a decir en un tono juguetón, levantando el índice diestro—. Solo vi pasillos, puertillas y a un par de mis compañerillos de escuelilla con un abominablillo entrar a un saloncillo de clases vaciíllo —Luego, cambió a uno elegante, levantando el dedo corazón y señalando hacia Willow con el pulgar zurdo—. Reshpondiendo a tu shegunda pregunta... No eshcuché nada másh que tu tierna vosh preguntándole a esha linda y rechonchita brujita sobre tal preocupashión por shierto matón peli-negro/cashtaño —Y finalmente, después de levantar el dedo anular, se llevó las manos a la espalda y habló con seriedad—. Y respondiendo a tu tercera pregunta... Vine a avisarles que Satan los anda buscando junto con él...
Pero la explicación de la peli-púrpura se vio interrumpida cuando la puerta se abrió de golpe. No era otro que Satan, quién retrocedió con una sonrisa maligna y los brazos tras la espalda mientras dejaba entrar a un hombre mayor, presumiblemente debido a las arrugas que rodeaban su labio superior. Su piel era de color beige claro y tenía ojos verde azulado con esclerótica de color amarillo brillante. Llevaba lo que parecía ser un... ¿Diablillo rojo? En la cabeza, que cubría la mitad de su rostro, lo que le daba la apariencia de ser consumido por dicha criatura Vestía con ropa académica tradicional que consistía en una túnica larga negra con un canesú dorado, una capa negra, ribetes dorados en las mangas y el dobladillo, además de una estola azul sobre los hombros.
«Maldito seas, Edward Murphy», pensó Luis tratando de mantener la calma.
—Buenas tardes, estudiantes —saludó con una espeluznante amabilidad.
Willow, en estado de shock y los puños en alto, dijo:
—Nnn... Director Bump.
—Holii diree —saludó Amity entre animada y nerviosa, agitando su palma diestra.
El director caminó hacia Luis (apartando al trío de estudiantes) se inclinó hacia él, y lo analizó tan de cerca que sus exhalaciones rozaron su rostro y empañaron sus goggles.
—Fascinante.
Acto seguido, lo agarró de las mejillas con la diestra y le movió la cabeza de derecha a izquierda, haciéndole crujir el cuello.
—Abominable, re... —intentó probarlo, pero al ver que Luis seguía sin mover un músculo, señaló hacia una mesa detrás suyo con el índice diestro—. ...cuestate.
Satan se cruzó de brazos y amplió su sonrisa al ver a Luis caminar hacia dicho mueble y acostarse boca para arriba.
—Es muy realista —Bump, sonriendo, tomó a Willow del hombro izquierdo y la llevó hacia el "abominable"—. Incluso más que los de la señorita Blight.
Amity se encogió de hombros y, riendo un poco, bromeó:
—Una derrota abominable.
—Cuando el señor Clawthorne me contó sobre tu abominable sentí curiosidad —continuó Bump en tono lúgubre—. Quiero saber de qué está hecho.
Al borde del pánico y hurgándose el bolsillo derecho, Willow dijo:
—Oh sí, tengo anotados los ingredientes aquí.
—No —se lo impidió Bump—. Esperábamos... —Sacó lo que parecía ser una daga gris/mostaza con una afilada hoja en forma de rayo de la manga derecha de su túnica—. Una mirada más profunda.
Luis sintió una mezcla de ira, miedo y asco fluyéndole a través de las venas cuando dicha herramienta se cernió sobre su rostro.
«¿Qué este viejo loco cree que soy una rana de laboratorio?», pensó Luis apretando los puños, mientras sus pupilas se tornaban rojas.
—Willow —Bump le entregó la daga a la chica regordeta, mientras Satan adoptaba una expresión sádica—. Permitiré que hagas tu el primer corte.
Amity soltó un jadeo, tapándose la boca con la diestra, al ver como su compañera de clases tomaba dicha herramienta afilada con ambas manos y se acercaba a Luis con una amplia sonrisa al tiempo que miraba de reojo al director.
—¡Augustus! —exclamó en voz baja, acercándose con rapidez al chico de color para susurrarle algo al oído.
—Uh, no puedes cortar a un humano ¿verdad? —le susurró Willow nerviosa a Luis, quién respondió con un gruñido.
—Willow, adelante —la incitó Bump, colocándole nuevamente la zurda en el hombro diestro y señalando al "abominable" con el índice diestro—. Haz la primera incisión.
De pronto, Gus se acercó corriendo.
—¡Espere director Bump! —Señaló con el índice zurdo hacia una Amity que tenía el antebrazo zurdo en la frente y la palma diestra en el estómago, mientras se tambaleaba como si estuviera borracha—. Creo que Amity no se siente muy bien.
—Oh, titán... Allá voy ancestros...
Y tras decir aquello de forma dramática, la peli-púrpura se dejó caer de espaldas, y golpeó un trío de calderos, derramando así las abominaciones que se levantaron y dirigieron hacia el director ni bien tocaron el suelo.
—¡Vámonos!
Aprovechando la distracción de Bump y Satan, Luis se levantó de la mesa y salió corriendo a una gran velocidad, cargando a una ruborizada Willow entre sus brazos con estilo nupcial.
—¡Tréchoun tréchontas! —exclamó Satan, apuntando hacia la puerta con él índice diestro.
—No, el intruso no llegará lejos.
Bump caminó hacia la pared izquierda de la puerta, dibujó un gran círculo de hechizos con el índice diestro, y lo presionó con ambas manos, provocando que lo que parecían ser unas runas rojas comenzaran a extenderse por todas las paredes en un chispeante destello de luz verde.
Luis se detuvo en uno de los tantos pasillos vacíos para tomar un respiro.
—Todo es mi culpa, Mimosa —le dijo seriamente a la chica regordeta, tras bajarla con gentileza al suelo—. Solo quería saber si esta institución mágica era segura para mi tonta y peculiar hermana.
—¿Y no lo es, verdad? —le preguntó ligeramente decepcionada.
Luis suspiró.
—Temo que no.
Hubo un silencio incómodo para ambos jóvenes que rompió Willow diciendo:
—Bueno, tenemos que irnos antes de qué...
Pero fue interrumpida por el sonido y la visión de cada umbral siendo bloqueado por un campo de energía mágica producido por unas runas carmesí que se extendían por las paredes.
—Bump nos encierre.
Luis maldijo su suerte y, entrecerrando sus enrojecidos ojos, gruño:
—No lo hará.
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Una vez terminado de ponerse su traje nupcial y abierto el portal delante de ella, Eda se quedó pensativa, reflexionando sobre lo que debía hacer a continuación.
—Espero que al menos podamos ser amigos, querido Stanley —dijo en tono serio, antes de sonreír con malicia y, posando la diestra en su barbilla, agregar—: Aunque también podría...
De pronto, sus pensamientos fueron interrumpidos por el azote de una puerta y la llegada de un alarmado King que entró corriendo en la sala, agitando las patitas delanteras mientras decía:
—¡Ayuda, por favor, ayuda!
—¿Problemas con tu novia real? —le preguntó Eda con burla.
King frunció el ceño y puso los bracitos en jarra.
—Si con eso te refieres a que ella fue a salvar a la hermanovia de ser comida por un demonio molusco hambriento gigante... —Mostrándose vanidoso, se apuntó a sí mismo con el pulgar diestro—. Sin MI autorización... —Luego, apuntó hacia la dama búho con mano de pistola—. Diste en el clavo.
Por un instante, Eda se quedó mirándolo inmóvil y parpadeó un par de veces.
—Ok, pequeñín —dijo, tras recoger su bastón del sofá y cerrar el portal con la llave que sacó de su frondoso cabello—. Esto es lo que haremos.
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Con Willow cargada en sus brazos de nuevo, Luis se dirigió corriendo hacia un umbral, pero este se bloqueó mágicamente antes de que pudiese cruzarlo. Una sombra se cernió sobre ambos jóvenes y el chico Noceda soltó un gruñido (acompañado de un jadeo de la chica regordeta), volteándose para ver a Bump, quién estaba junto a unos cuatro abominables a los que él mismo parecía controlar (ya que tenía las palmas levantadas, y la diestra le brillaba en un aura verde) con algún hechizo.
—¿Me permites eso? —le preguntó Luis a Willow en cuanto la bajó, extendiéndole la diestra.
—¿Qué?
Willow miró la daga en sus manos: cosa que la sorprendió, porque no se había dado cuenta de que aún la sostenía. Luis tomó dicha arma, y esta se imbuyó de una extraña aura negra, al mismo tiempo que sus pupilas volvían a tornarse rojas.
—Mantente a salvo —le ordenó y la miró de forma intimidante; con esto provocó que la chica regordeta se echase a correr, posiblemente asustada.
Acto seguido, Luis entrecerró los ojos hacia sus atacantes.
—Ya verán, desperdicios andantes.
En cuanto el primer abominable intentó agarrarlo, el chico Noceda empuñó la daga con ambas manos y lo apuñaló en el pecho. Luego, dando media vuelta por el lado izquierdo, cortó el vientre del segundo antes de que este pudiese sorprenderlo con un golpe, y no le dio la oportunidad al tercero de atacarlo cuando (dando un gran salto) le partió la cabeza de forma vertical, ni al último tras arrojarle el objeto afilado cuya hoja se clavó en su cuello.
Bump se quedó pasmado, pero luego sonrió.
—Bravo, pequeño "abominable" —lo felicitó con un toque de sarcasmo—. Mañosamente, te las arreglaste para derrotar a tus "hermanos". Pero esta solo fue la primera ronda —Dibujó un círculo mágico en el aire con su índice zurdo y, los abominables caídos comenzaron a levantarse poco a poco del suelo—. Aquí viene la segunda.
Al no ver la necesidad de malgastar más tiempo y energía en otra pelea, Luis recogió la daga del suelo y...
«Es un gran arma», pensó, antes de echarse correr a la misma dirección por donde había ido Willow, «Creo que la conser...»
Pero sus pensamientos fueron interrumpidos al encontrar a dicha chica regordeta sentada, abrazando sus piernas y apoyada de espaldas en un pilar.
—No sé que hacer —Willow se llevó las manos a la cabeza, desperada—. Satan tiene razón. Soy la... Casi bruja y Pan de mono Willow.
—Te dije que no le hicieras caso —la regañó Luis, arrodillándose frente a ella—. Tú eres LA bruja Willow, y una FLOR DE MIMOSA.
A Willow le brillaron los ojos al mirarlo.
—Luis...
El le sonrió.
—Linda, fuerte e inteligente... ¡Puaj! —Escupió la semilla/bola pegajosa (que se había metido a la boca para así sonar igual de raro que un verdadero abominable al hablar) en su diestra—. Solo tienes que profundizar y usar la magia que quieras usar. No pienses en lo que quieren los demás, piensa en lo que TÚ quieres.
—¡Eso es! —exclamó Willow, quitándole el objeto—. Luis es perfecta —Amplió su sonrisa—. Que suerte que traías esta semilla en tu boca.
Luis se palmeó la cara con la diestra.
—Semilla, bruja y magia de plantas —se lamentó en voz baja—. Si fuera una serpiente, me hubiera mordido.
Willow depositó la semilla en su regazo y, tras dibujar un círculo mágico por encima de esta, dijo:
—Por favor... —Se inclinó con las palmas sobre la cabeza y, al erguirse levantándolas a aire, agregó—: ¡Crece!
En un destello de luz verdosa, brotaron unas enormes y espinosas vides que subieron hasta el techo a gran velocidad. Luis se agachó rápidamente cuando se dirigieron hacia él, derribando a todas las recientemente recuperadas abominaciones y al propio Bump (quién se había quedado pasmado, antes de ser capturado y golpeado contra el techo) en su lugar.
—Sorprendente.
Ni bien el director terminó de decir eso, Luis soltó un gruñido de ira y gritó a todo pulmón:
—¡NOOOOOOOO! ¡ESTA JOVEN BRUJA ESTÁ EN LA CLASE EQUIVOCADA! ¡QUE INJUSTICIA!
—Allí está la salida —señaló Willow hacia dicha puerta, cuando las runas junto con el campo de fuerza carmesí que la cubrían desaparecieron por completo.
SWIP!
—Ah, ah, ah —dijo Satan sonriendo con maldad y negando con su índice diestro, tras aparecer frente al chico Noceda y la chica regordeta en un destello de luz roja, cuando estos se dirigían hacia la salida—. No tan rápido —Se quitó una enredadera que tenía alrededor del cuello—. No los dejaré ir tan fácilmente. Thélo to astéri mou —Extendió las palmas—. Astaroth, Mephistopheles... ¡Piástous!
Luis decapitó al abominable detrás de él con la daga (que aún sostenía en la zurda), y tras llevárselo a la boca, levantó a Willow al estilo nupcial, y corrió hacia la salida, mientras Satan, riendo como maniaco, "resucitaba" a dicha criatura artificial caída.
De pronto, otro abominable les apareció al duo en medio del camino. Willow soltó un grititó y Luis gruñó cuando se vió obligado a detenerse. La criatura artificial dió unos pasos y...
—Sal de aquí —dijo Willow, bajándose de los brazos de Luis y, tras dibujar otro círculo mágico (uno más grande que los anteriores) con el índice zurdo, poner ambos brazos en X mientras sus ojos se tornaban verdes, y atrapar al abominable con más enredaderas, agregó—: A mí me castigarán, pero a ti te cortaran.
Tras ver como las abominaciones de antes volvían a levantarse para atacar, Luis se quitó la daga de la boca, y le plantó un beso en la mejilla derecha a la chica regordeta, haciéndola sonrojar.
—Nunca te olvidaré, Mimosa.
—Yo tampoco te olvidaré... —susurró Willow, viendo como el chico Noceda atravesaba la salida luego de haber pasado gateando (con la daga nuevamente en la boca) por debajo de las enredaderas que aún tenían bloqueado a cierta criatura artificial—. Asta.
Lo que el joven Noceda ignoraba es que Asta (diminutivo de Astrid que significa "belleza divina") era lo que las antiguas brujas decían cuando alguien les robaba él...
Corazón.
