La intrusa Parte 1

Era una noche tormentosa en las islas hirvientes y Luz comenzó a grabar algo desde su teléfono. Era a King y a Queen peleándose, por lo que parecía ser una larva morada de peluche.

—Y aquí tenemos a las criaturas más aterradoras del mundo —narraba como si estuviera haciendo un documental—. El rey y la reina de los demonios. Enfrentándose entre sí tras su ruptura, por la custodia de su único hijo, Príncipe Jr.

King dejó de forcejear; al instante, la reina de los demonios cayó sentada y abrazada al peluche.

—Bien, quédatelo para que lo malcríes —le dijo indignado.

Luis, quién estaba sentado en el sofá leyendo un libro sobre aquelarres, interesado solo en la organización y no en la magia, con sarcasmo, dijo:

—Caray, que infierno en el paraíso.

—Y... —empezó a decir Luz desde el grueso libro sobre el que estaba sentada de piernas cruzadas—. ¿Por qué nos hiciste venir aquí?

—Oh, sí —dijo King, antes de subir sobre un trío de cofres y ponerse frente a una gran tabla cubierta por una cortina granate—. Ustedes humanos, están tan obsesionados con la magia y las islas hirvientes que no aprendieron nada sobre mi especie. Prepárense para...—Retiró la cortina, revelando una gran cartelera de demonios y, al tiempo que se ponía una boina azul de borla amarilla, exclamó—: ¡Mi clase sobre demonios! —Luego, entre pasos y gestos agregó—. Los demonios somos sombríos burladores del crepúsculo, criaturas hechas de azufre y hueso.

Luz hizo un close up con la cámara de su móvil hacia el "rey de los demonios" cuando este alzó las patas delanteras al aire.

—Y adorables patitas —dijo en tono juguetón.

King suspiró.

—Y adorables patitas —Llevó las patas tras la espalda—. Es verdad —Luego, sacó un bolígrafo celeste adornada con una "gema de fantasía" rosada del lado izquierdo de su boina, y, señalando con ella hacia la cartelera, agregó—: Solo existimos para generar caos y sufrimiento.

—Ñañañaa —le dijo Queen (quién estaba sentada sobre una pila de gruesos libros a la izquierda de Luz) en tono burlón, mientras arrullaba a la larva de peluche que sostenía en sus patitas.

King la fulminó con la mirada.

—Trágate un calcetín —Se aclaró la garganta y, sosteniendo en alto el bolígrafo, continuó—: Nuestras únicas debilidades son el agua bendita y los comentarios pasivo-agresivos a veces.

—Aaw, ustedes son muy sensibles —lo arrullo un poco Luz.

—Incluso los demonios tenemos demonios internos —siguió explicando King en tono sombrío—. Nuestros ancestros surgieron del estiércol de un titán en descomposición y otros de los "PC" de la humanidad durante la edad salvaje.

Luz jadeó sorprendida.

—¿PC? ¿Ósea que algunos son criaturas di...?

—Pecados de la carne, nutria —la interrumpió Luis sin despegar la vista del libro, antes de que dijera alguna tontería.

Queen recorrió con la mirada a los hermanos Noceda y dijo:

—Ñañañañaa.

—Odio admitirlo, pero en eso tienes razón, mi repulsiva ex-reina —dijo King a regañadientes—. Sin duda, estos dos engendrarían a un Jarjacha.

Luis negó con la cabeza y Luz soltó unas carcajadas.

—Jarjacha... Suena gracioso.

—De las muchas bestias demonio que vagan por las islas hirvientes, no hay ninguna más grotesca, ni peligrosa que el Jarjacha, conocido como el hijo del pecado —King apartó una imagen del cartelero para revelar otra de una criatura de pelaje marrón/blanco con forma de llama o alpaca, cuernos en espiral y una cabeza... ¿Humana?—. Esta criatura nace de las "caricias" entre dos parientes humanos muy cercanos, especialmente entre padres e hijas, madres e hijos y por supuesto... —Miró a los mellizos con una expresión maligna—. Hermanos y hermanas. Su método de matar es de lo más macabro, pues el Jarjacha tiene el poder de hipnotizar a sus víctimas, mirándolas fijamente a los ojos para luego comérselas.

—ÑAAAAAA~

Tras soltar un repentino chillido de emoción y dejando aún lado a la larva de peluche, Queen corrió hacia los cofres, subió de un salto y se quedó viendo la imagen del Jarjacha con ojos brillantes.

—Increíble —le dijo King molesto, pero sin alterarse—. Primero me engañas con el Duque, luego con el Marqués... ¿Y ahora quieres hacerlo con el demonio más temible de todos? —Exasperado, se palmó la cara con la zurda—. Wow, solo Wow... Ya no me queda ninguna duda de que no eres más que una...

—¡Uy, chica traviesa! —lo interrumpió Luz divertida, jugando con la aplicación de pegatinas de su móvil.

—Luz, presta atención —King señaló hacia la pizarra, mientras la chica Noceda jugaba con su móvil—. Esta información podría salvarte la vida algún día —Acto seguido, lo hizo hacía el chico Noceda, quién ahora estaba mirando hacia la nada con el libro cerrado en su regazo—. Mira, incluso tu hermanovio lo está haciendo.

—No, no. Estoy prestando mucha atención —Luz negó con la cabeza—. Esta es mi cara de prestar atención —señaló hacia su rostro—. Mm-hmm, mm-hmm, mm-hmm —Miró a su hermano mellizo—: Y... En realidad Lucho está dormido.

—¿¡Qué!? —exclamó King atónito—. ¡Pero sus ojos están abiertos!

—Él duerme así a veces —le explicó encogiéndose de hombros—. Solo porque tenga los ojos abiertos, no siempre significa que preste atención al mundo que lo rodea.

Queen sintió escalofrío.

—Ñañañaa.

King la miró con burla.

—Sí, igual que tu rostro.

Queen le sacó la lengua y Luz rio.

—Bromeaba —dijo, poniéndose de pie—. Él solo está pensativo —Guardó su móvil, caminó hacia Luis, y se sentó a su izquierda en el sofá—. Y si quieres volverlo a la realidad, nada más tienes que hacer esto.

La chica Noceda estaba dispuesta a morder la oreja de su hermano mellizo, cuando un relámpago se estrelló afuera, sorprendiendo a todos.

—¿¡Q-Que está pasando!? —exclamó Luis confundido.

Luz soltó una risita.

—Te dormiste despierto —bromeó.

—Y parece que va a llover —añadió King.

Luz quedó sin aliento al oír eso.

—¡Amo la lluvia! —exclamó, corriendo hacia la puerta.

—Ey, espera/Ñañaa —le dijeron King y Queen al unísono, tendiendo una pata.

—¡Lucinda! —exclamó Luis molesto, pero fue ignorado—. ¡Oye! —corrió tras su hermana melliza.

—Ah... —Luz salió al aire libre y, moviéndose cuál bailarina de ballet, empezó a decir—: Siempre me gusta sentir las primeras gotas sobre mi cabello —Caminó hacia una flor, y se acuclilló frente a ella—. Apuesto a que a ti también pequeña.

—Vuelve adentro, ¡ahora mismo! —le ordenó Luis con voz de mando desde la puerta.

Luz lo miró sobre su hombro izquierdo, sonrió burlonamente y, pestañeando con falsa coquetería, le preguntó:

—¿Y por qué lo haría, cariño?

Luis gruñó, y caminó hacia ella con pasos agigantados.

—Porque este es otro mundo, y por lo que sabemos, podría llover ranas o algo peor —le respondió de mal talante.

—Oh, estás exage... —De pronto, Luz quedó pasmada al ver como la primera gota de lluvia caía sobre la flor, destruyéndola por completo—. ¿Qué?

Cruzándose de brazos, Luis le sonrió con ironía.

—Así que estoy exagerando, eh?

De pronto comenzó a llover y, Eda salió corriendo del bosque.

—¡Lluvia hirviente! —gritaba mientras se cubría la frente con el brazo zurdo—. ¡Todos adentro ahora!

—Venga, Lutrina Pariguaya.

—¡Arg!

Sin pensarlo dos veces, Luis arrastró a su hermana melliza agarrándola de la capucha hasta dentro de la casa búho.

—Fiu, estuvo cerca —se alivió Eda tras entrar después de los chicos Noceda, mirando hacia afuera y luego a estos—. Pero lo importante es que no se lastimaron.

—Sip —afirmó Luz, mirando con algo de reproche a Luis de reojo—. Ni un rasguño.

—Ñaaamm~

—Uh, ahora sí estás muerta, pequeña adultera.

King, tras una fuerte discusión con Queen durante la ausencia de los mellizos, finalmente perdió los estribos al ver como esta se puso a darle cariñosas lamidas a la imagen del Jarjacha en la pizarra.

—¡Ey, no! —exclamó Luz, ni bien los "reyes de los demonios" comenzaron a darse mordiscos y rasguños cuál animales salvajes—. ¿¡Que están haciendo!?

Luis hizo un esfuerzo por contener la risa, al ver como la pizarra se caía al suelo como consecuencia de la pelea de King y Queen.

—Hermoso.

Exasperada, la dama búho resopló entre dientes.

—Ok, par de cubones... —comenzó a decir, dibujando un círculo mágico con el índice diestro—. ¡Sepárense!