El gran aquelarre Parte 5
—Queridos ciudadanos —comenzó a decirle Lilith a la multitud, una hora más tarde en el auditorio—. El aquelarre del emperador presenta con orgullo una demostración improvisada del tipo de brujos que buscamos cada año —Luego, hizo un gesto hacia su vástago, quién estaba parado con los brazos cruzados a su derecha—. Presentando a mi hijo, Satan Clawthorne.
El público aplaudió, y uno de ellos levantó un cartel en forma de un corazón con alas de murciélago y la imagen de la cabeza del chico Clawthorne en medio.
—¡Woojooo, Satán!
—Contra —Lilith hizo un gesto hacia Eda y Luis, quienes se apartaron para que Luz fuera vista—. Una niña humana.
El público jadeó sorprendido.
—¿Una humana? —se preguntó un demonio que tenía el hocico largo.
—Los humanos no hacen magia —dijo una brujita rubia con coletas.
—Ella no es Satan —señaló la tríclope de piel rosada (quién sostenía el cartel de corazón), mientras Willow y Gus se miraban preocupados.
Los "reyes", quienes estaban sentados un escalón más abajo que los jóvenes brujos, levantaron sus patitas al aire y vitorearon:
—¡Ñaaaaaaaaaaaa!
— ¡Vamos, Luz!
—Eda —Desesperada, Luz agarró de los brazos a la dama búho—. ¿Qué voy a hacer?
Eda le alejó las manos, señaló hacia la arena de combate (que estaba llena de pequeños bultos) con la palma diestra, y explicó:
—Cálmate ¿Ves esos montículos? Haz que Satan se pare en ellos, y así activarán mis trampas mágicas.
Luz la miró con desaprobación.
—Eso es hacer trampa.
—Nadie lo notará —la desestimó Eda—. Para todos los ojos allí arriba parecerá que estás haciendo magia. Confía en mí.
—Pero yo lo sabré en mi corazón —dijo Luz, haciendo un gesto para sí misma—. Aún ganado, sabré que perdí.
—¡Ese es el espíritu! —exclamó Eda, alentadoramente.
Luis negó con la cabeza.
—Pero no será una pelea justa.
—La justicia no está en mi vocabulario, Corchito —le afirmó Eda, cruzándose de brazos.
La campana viviente sonó/gritó, y ambos contrincantes entraron a la arena de batalla, mientras Luis fruncía el ceño preocupado. Confiado, Satan crujió sus nudillos, y Luz lo saludó con la palma diestra, sonriéndole nerviosa.
—Otra vez... —decía el chico Clawthorne cerrando los ojos, mientras lo rodeaba una buena cantidad de baba púrpura que lo transformó en un gran y temible monstruo abominable con un tridente incluido—. Gracias, maestro Darius —agregó con una voz aterradora, para después adoptar una expresión como de... ¿Culpa?—. Pero...
—¡Qué rayos! —exclamó Luis con los ojos fuera de órbita.
Acto seguido, Satan le sonrió jactanciosamente a Luz, apuntándola con su tridente.
—Muéstrame lo que tienes, humana.
—¡NO SOY BUENA BAJO PRESIÓN! —gritó Luz, esquivando el primer ataque de su contrincante al echarse a correr.
El brujo-abominable le arrojó su filosa arma a la chica Noceda, casi acertándola.
—Por favor —susurró Luis nervioso, viendo como su hermana era acorralada contra la pared por su oponente—. No quiero ser hijo único.
Luz se deslizó hasta el suelo, vio una de las trampas de la dama búho frente a ella y cerró los ojos cuando Satan la pisó y ardió en llamas, soltando un quejido lastimero.
—Impresionante —dijo a continuación el brujo-abominable, mirando a la chica Noceda con una pequeña sonrisa—. ¿Cómo hiciste eso?
Luz sonrió, ansiosamente.
—Ahm... ¿Magia?
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Amity y su camarilla de "princesas" recorrían las gradas, cantando:
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Una gran princesa lucha contra todo ser.
No importa si es de noche.
Su luz podrás ver.
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Y, de pronto, se detuvieron detrás de Willow y Gus.
—¿Qué pasa calabaza? —preguntó la peli-púrpura, curiosa.
—Nuestra amiga está en un duelo de brujas —le respondió Willow en tono preocupado.
—Sí, y ella podría ganar —agregó Gus, levantando los índices al aire con entusiasmo—. ¡Sí, sííí!
Amity miró hacia la arena de batalla y, al ver a Luz...
—¡Es una humana! —exclamó con los ojos brillantes y una sonrisa animada.
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El brujo-abominable pisó otra trampa, y un fuerte torbellino lo hizo volar por los aires hasta estrellarse de espaldas contra el suelo.
—Te vi esta vez —acusó a la chica Noceda en tono cantarín, una vez de pie y transformado su tridente en una afilada guadaña—. No usaste tus manos —La apuntó con el índice derecho—. ¿Qué estás planeando?
—¡No morir! —le gritó Luz.
Satan rió malignamente, y la chica Noceda se echó a correr asustada cuando este se dirigió hacia ella con una aparente intensión asesina.
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—Tomamos el tecito, comemos galletita, besamos una rana... —recitaba Amity entusiasmada, mientras hacía gestos de ánimo junto con las miembros de su aquelarre de princesas mágicas, quienes la siguieron al unísono levantando las palmas, cuando agregó—: ¡APOYAMOS A LA HUMANAAAAA!
Aquellos gritos provocaron que Wilow y Gus se taparan los oídos.
—¡Tú puedes, Satan! —gritó la tríclope, moviendo su cartel de corazón.
—¡Ey, alientas a Luz o a nadie!
Dispuesto a romper en pedazos tal objeto de papel, King se paró en su asiento, pero tropezó con la bufanda azul que llevaba puesta, y cayó empezando a rodar por los asientos.
—¡MI REY! —exclamó Queen asustada, yendo tras él.
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Persiguiendo a la joven humana, el brujo-abominable pisó otra trampa, lo que resultó en una explosión de humo grisáceo.
—¡TE TENGO! — exclamó Queen tras dar un gran salto y abrazarse a su "rey" mientras este volaba sobre los asientos.
Satan disipó el humo, girando su guadaña como un batón de porra.
—¿Cómo estás haciendo eso? —le preguntó a Luz, acercándose a ella sin darse cuenta de que estaba por caer en otra trampa.
Luz iba a responder, pero Eda se le adelantó, gritando:
—¡NO, QUERUBÍN! ¡NO SIGAS ACERCÁNDOTE!
Satan miró a su tía, extrañado.
—¿Por qué, tía Eda? ¿Qué pasará si me acerco?
Entonces, para confusión de ambos contrincantes, los "reyes" cayeron sobre el montículo del cual emergieron unas grandes espinas de arena, pero afortunadamente, ninguno se vio afectado por estos, ya que todas las cosas que llevaban puestas los salvaron.
—¿¡Espinas!? —exclamaron los mellizos al unísono, mirando a Eda, quién se limitó a desviar la mirada, avergonzada.
Volviendo a su forma original, y al tiempo que su madre daba un paso adelante, el chico Clawthorne señaló:
—Con que hicieron trampa.
—Gatas fuera de la bolsa, chicas —bromeó Luis sin gracia.
Sintiéndose emocionalmente mal, Luz intentó explicarse:
—Satan, no...
Lilith se inclinó y tocó la punta de una de las espinas, que se desintegró en un aura celeste.
—Oh, Eda —empezó a decir en tono decepcionado, mientras se ponía de pie—. Creo que esto significa que pierdes.
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—¿Alguna vez han ido a una fiesta sodomita, primores? —les preguntó Satan a los mellizos Noceda, dedicándoles una mirada maliciosa. Luego, dio media vuelta y, al empezar a alejarse, agregó—: Son muy populares aquí.
—E`pera, que hoy no come gallo, ni gallina.
Luis, al notar algo en la nuca del chico Clawthorne, se acercó hacia él y lo tomó de la capucha con la zurda, mientras Lilith ensanchaba los ojos.
—Ey, ¿qué estás hacien...? —intentó protestar Satan, mientras el chico Noceda le arrancaba...
—Un glifo de poder del aquelarre de construcción.
Tras anunciarlo, Luis sostuvo dicho objeto en el aire con la otra mano, y el público jadeó.
—Él hizo trampa —le susurró Willow a Gus, incrédula.
—Buuuuuuu —abucheó Amity junto con su camarilla de "princesas"—. Y yo que te admiraba.
—¡Ja Ja! ¡Sí sí, sí, sí, sí! —celebró Eda, inclinándose hacia Lilith y golpeando sus puños en el aire—. La puritana Lilith hizo trampa. Grandioso. Me encantan las reuniones —Luego, empezó a "bailar" alrededor de su hermana mayor para burlarse de ella—. ¡Uh, uh! ¡La, la, la, la, la! ¡Hiciste trampa!
—¡Solo lo hice porque sabía que tú harías trampa! —se defendió Lilith.
—¿Es en serio? —la reprochó Luis, incrédulo—. ¿Acaba de incriminar a su propio hijo?
—Bienvenida a mi nivel —siguió burlándose la dama búho entre gestos—. ¿Quién es la Angustia Suprema, ahora? ¿La más pura y justa? ¡VAAAAAAAAAAAAL!
Satan le dirigió una mirada desaprobatoria a su madre, y...
—Sou eípa mána —tras decirle aquello, desapareció en un haz de luz roja.
—Satan, espera —dijo Luz, empezando a correr.
El chico Noceda intentó ir tras ella, pero King se lo impidió, gritando:
—¡Luis! ¡Ayúdanos!
—Ugh, que fastidio.
Con las pupilas rojas, Luis sacó su daga kris del bolsillo canguro (que se envolvió en un aura negra) y cortó las espinas de varios tajos, liberando así a los reyes, pero...
—¡Nuestras ofrendas! —exclamó King, mientras tanto sus atuendos como los de Queen se desintegraban en pedazos de sus cuerpos.
—¿Deberíamos conseguir más, mi rey? —le preguntó Queen.
King negó con la cabeza.
—Nah, déjalo. Esas cosas ya me sobrecargaban de todos modos.
—Ñaaa, ahora que lo pienso —se alegró Queen—. A mí también.
King respiró hondo, miró a su "reina" con una expresión neutral y le preguntó:
—¿Y qué hacemos ahora?
—Ir por unos helados —le respondió Queen dulcemente, dándole una lamida—. Yo invito.
Entonces, los "reyes" se miraron con cariño, entrelazaron sus patitas y caminaron hacia la salida.
Luis los observó alejarse con una mueca en el rostro y dirigió la atención hacia las gradas, donde cierta brujita de las plantas seguía sentada.
«Ella y yo, ¿saliendo?», pensó, riendo entre dientes con ironía y, sin querer, unas lágrimas se asomaron a sus ojos, «Que buen chiste»
—Detente haces el ridículo —le gruñó Lilith a Eda, quién seguía bailando.
—Hiciste trampa —La dama búho la apuntó con el índice diestro, antes de llevarse la zurda al oído, agregando—: Ey, ¿dónde está el aquelarre de rimas? ¿Qué rima con hacer trampa?
—¡Deja de actuar como una niña! —le espetó Lilith, cada vez más molesta.
Eda alzó una ceja.
—Que extraño. Val siempre lo hace, y nunca te oigo quejarte al respecto.
—Es porque ella es especial —volvió a gruñirle Lilith—. ¿Recuerdas?
—Fuiste derrotada, no estés enojada, cambia tu cara de amargada —se burló Eda entre gestos, ganándose una mirada amenazante de su hermana mayor.
—Haz una rima más. Te desafío.
—Oh, está bien. —Eda agitó la diestra—. Ya terminé. —Pero luego, hizo unos gestos agregando—. ¡Porque mi rima está encantada!
—¡Suficiente!
—¡No!
Lilith finalmente había perdido los estribos; invocó lo que pareció ser su bastón mágico de cuervo blanco y, trás girarlo, disparó una poderosa ráfaga de energía azul que hubiera impactado contra la dama búho, si no fuera por Luis, quién en su "modo demonio" apareció frente a esta con una gran velocidad, cortando dicho ataque por la mitad con su daga kris.
Toda la audiencia, incluidos Willow, Gus y Amity, quedaron boquiabiertos. Sin embargo, Eda ni se inmutó, ya que sonrió.
—¿Qué? —se sorprendió Lilith.
—Ahí la tienen —dijo Eda, mientras Luis volvía a la normalidad.
—Luis...
Willow se ruborizó y le brillaron los ojos de tal manera que a sus atentos observadores les pareció que no se gustaba menos del chico Noceda que antes.
—Ese chico humano es buen material para novio —reconoció Amity, mientras Gus y las "princesas" reían juguetonamente—. ¿Verdad que sí, Baby-lónica? —agregó, mirando pícaramente a Willow, quién inconscientemente sonrió y asintió con la cabeza.
Eda colocó la diestra sobre el hombro zurdo de Luis, y le dijo:
—Ve por tu hermana. Déjame esto a mí.
Luis asintió, y se echó a correr, mientras la dama búho, invocaba su bastón mágico, haciéndolo girar en una llamarada amarilla, antes de dispararla hacia su hermana mayor, quién la bloqueó con su propio ataque.
—¡Duelo de brujas! —gritó la tríclope cuando ambas brujas estaban igualadas, lo que resultó en una explosión.
