Una aventura, muchos engaños Parte 2
—¡Esto no va a funcionar en absoluto! —le discutió Willow a cierto brujito de color cuando este le contó su plan a la mañana siguiente frente a Hexside.
Gus se frotó la nuca.
—Siento que me ocupé de cualquier problema posible.
—¡Incitaste a nuestra mejor amiga a mentirle a su propio hermano! —le recordó Willow—. Eso a mí me parece un problema posible.
—No lo entiendes. Los miembros enloquecieron. Estaban descontrolados —Gus se puso dramático—. ¡Tocaban los objetos! ¡No tuve opción!
Willow se llevó las manos a las caderas, y preguntó con escepticismo:
—¿En serio? ¿Y qué harás si Luis se entera de algún modo?
—Yo asumiré toda la responsabilidad —dijo Luz, llegando justo detrás del brujito de color.
Gus volteó a mirarla, sonriendo.
—La chica del momento.
—¡Wow! —exclamó Luz, observando la escuela con los ojos brillantes.
—Bienvenida a Hexside.
Gus hurgó en su mochila, sacó una capucha de brujo, y se la puso al revez a la chica Noceda.
—Contempla tu nueva capucha.
—¡Me encanta! —exclamó Luz, antes que Gus le colocase bien dicha prenda. Luego, la olió y sonrió, agregando—. En las islas hirvientes las cosas nuevas huelen a viejas.
—Sip, póntela. Esconde tus orejas. Estarás escondida hasta la gran revelación.
Willow frunció el ceño profundamente;
—Oh, un espectáculo. Ya entiendo. Tú me alumbras y yo... —Luz se puso la capucha y lanzó unos confetis que sacó de sus bolsillos—. Los deslumbro.
—Exactamente —afirmó Gus.
—¿Siempre traes confeti o...? —quiso saber Willow, pero...
Se oyó un fuerte chillido, y Gus se bajó la manga izquierda para revelar un pequeño demonio con un ojo de reloj en su muñeca que detuvo al presionar el globo ocular.
—Esa es mi alarma.
Tomó a Luz de la muñeca izquierda, y la jaló.
—Uh, mejor nos vamos. Te veo luego, Willow.
—Adiós, amiga, cuídate —dijo Luz, mientras se alejaba con el brujito de color—. ¡Toma buenas decisiones!
—Oh, chicos, espero que sepan lo que están haciendo —murmuró Willow, preocupada.
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Sentado afuera de la casa búho, Luis tomó una flor azul, y le arrancó los pétalos.
—¡Esa lutrina mal agradecida!
—Opino lo mismo, corchito —lo apoyó Eda, quién estaba sentada a su izquierda—. Hexside mastica algo especial y lo convierte en papilla.
—Yo mastico insectos, y los convierto en pastita —intervino Hooty detrás de ellos.
Luis resopló.
—Eso es lo que yo siento. Sé que ella necesita sacar sus propias conclusiones, pero...
—Yo siento los insectos —sonrió Hooty a las moscas que lo rodeaban—. Son mi comida.
Luis volteó a mirarlo con amargura.
—No ayudas en nada, ¿eh?
—¡Lo único que sé, es que Eda me enseñó, y resulté bueno!
Hooty intentó alcanzar una mosca con su lengua, pero no tuvo éxito. Luis lo miró fijamente, antes de voltear hacia la dama búho.
—Tienes que llevar a esa nutria a la escuela.
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—¡Woah!
Dentro de la institución, un niño demonio/cerdo azul fue levantado mágicamente por su mochila. Luego, se la quitó, y se alejó flotando de él.
—¡Ey!
Resulta que dos traviesos compañeros suyos habían decidido molestarlo.
—¡Devuélveme eso!
De pronto, uno de ellos (quién tenía recorte taza) fue capturado por lo que pareció ser un bastón, sostenido por un ser con cara de esqueleto al revez, ojos cocidos y vestido con uniformes azul/negro medieval con capuchas.
—Problemas —susurró, tras olfatear al chico.
La mochila cayó, y el otro chico travieso retrocedió, solo para ser capturado por el bastón de la otra criatura, quien se lo llevó junto con su cómplice.
—¡No! ¡Detención!
—¡De lo único que soy culpable es de ser genuino! —gritó el otro chico, justo cuando Gus y Luz aparecían en el pasillo.
—Eso es feo —señaló Luz.
—Bueno, llegaron luego de la visita de Luis —explicó Gus, algo nervioso—. Huelen problemas. Literalmente.
Uno de los seres miró él dirección a los jóvenes.
—Problemas...
—Eso es lo más aterrador que he presenciado hasta ahora —afirmó Luz—. Y ahora temo que algo más lo supere.
—Bueno, ¡es momento de correr!
Gus la tomó del brazo izquierdo, y salió corriendo con ella. Luego, chocó con Cristo (quién estaba bebiendo de una fuente de agua), provocando que su corona de presidente caiga de su mochila al suelo junto con el mismo.
—Augustus, deberías mirar por donde vas.
Cristo lo miró con aire de suficiencia.
—No querrás que él presidente... —recogió la corona del suelo, y lo sacudió un poco—. De la AIH se lastime en su último día en la oficina.
Miró a Luz.
—Esta debe ser tu humana.
Se acercó, y la examinó más de cerca.
—Luce como cualquier brujita para mí.
—¡Psst! ¡Psst!
Luz miró hacia abajo, y Luz le susurró, pellizcándose las orejas:
—Deslúmbralo.
—¡Oh!
Luz fingió sonar una trompeta, y se quitó la capucha, revelando sus orejas.
—¡Ta-da!
Cristo se quedó boquiabierto.
—¡Una humana! ¡La misma que destruyó la caba... digo…!
—No es solo una humana —Gus se puso de pie, sintiéndose victorioso—. Es una humana experta.
—Sí, hago esto hace años —señaló Luz para sí misma.
—Ella está aquí para autenticar tus tesoros.
Gus recuperó su corona de las manos de Cristo, quien pareció entrar en pánico, mientras Luz volvía a ponerse la capucha.
—Hasta luego.
Se retiraron, y Cristo golpeó su espalda contra los casilleros, deslizándose por el ellos hacia el suelo.
—¡No, no, no, no, no! ¡No pueden saber que mentí! Si no nunca seré presidente... ¿Eh?
Miró hacia los seres de ojos cocidos que seguían vigilando los pasillos.
—Problemas...
Cristo sonrió con malicia.
—Oh, Augustus... Estás acabado.
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Afuera de Hexside…
Eda y Luis se quedaron mirando la institución mágica con desdén.
—Ugh, ya tuve esta pesadilla antes —se quejó la dama búho.
—Yo la tuve anoche—dijo Luis, caminando hacia el edificio, seguido de Eda.
