REVENGE

~Capítulo 5~


Takuya observó la ventana de su departamento observando hacia la calle mientras esperaba ansioso y preocupado a su prima. No quería ser desconfiado, pero era difícil, no conocía a ese chico rubio con el cual Hikari salió esa noche, así que, no podía dar por seguro que estaría bien.

Un vehículo amarillo apareció en la calle. Rápidamente supo que era un taxi por el gran letrero iluminoso que tenía. Al principio no le prestó atención, mas, le llamó la atención cuando este se detuvo y de él salió cierta chica castaña.

Al instante reconoció a su pariente.

Esto lo sorprendió.

¿Por qué venía en taxi?

En menos de cinco minutos la puerta sonó y Takuya no tardó en ir a abrir, al hacer esto efectivamente se encontró con su prima, quién venía con los ojos ¿llorosos?

—Hikari.

—Takuya…—La chica pronunció el nombre de su primo y sin dudarlo lo abrazó.

—¿Kari?— Musitó Takuya sorprendido— ¿Qué te sucedió?— Cuestionó— ¿Por qué llegas a esta hora y en un taxi?

La chica bajó la mirada— Tenías razón Takuya, no debí haber confiado en un extraño.

El moreno alzó una ceja— ¿Por qué dices eso?— La tomó por los hombros y la observó de frente.

Hikari suspiró— Porque...—Tragó saliva— Uno nunca sabe lo que se espera de las personas que uno no conoce y pues, ahora no quise escucharte y pasé vergüenza.

—¿Vergüenza?— Preguntó Takuya— ¿Por qué pasaste vergüenza? ¿Takeru te hizo algo? ¿Te habló mal? ¿Te besó sin permiso?

La castaña negó con la cabeza— No.

—Entonces ¿qué sucedió?

Hikari tragó saliva con dificultad, tenía un nudo gigante en la garganta—Me dejó.— Declaró sin más.

—¿Te dejó?— Preguntó Takuya— ¿A qué te refieres con eso?

—A que me...—Hikari suspiró— A que me dejó plantada.

—¿Plantada?— Cuestionó el moreno— ¿Quieres decir que no llegó a su cita?

La castaña asintió— Si, no llegó.

—Pe-pero...—Takuya no supo que decir ante esto— Eso no puede ser ¿Cómo iba a hacer eso?— Su prima era la mujer más hermosa de la tierra, muchos morían por salir con ella ¿Quién rayos se creía ese sujeto para hacerle tal desplante?

—No sé, simplemente lo hizo.— Respondió Hikari— Me dejó esperando horas y horas en una mesa, lo llamé, no respondió, le envíe mensajes, pero nada...— Suspiró— Incluso el restaurante cerró y él ni siquiera apareció.

—Que mal.— Exclamó el moreno— ¿Quién rayos se cree que es para hacerte esto?

—No sé.— Musitó la chica— Tal vez, tenías razón, no lo conozco y quiso jugar a ser coqueto con la mesera, quién rápidamente se ilusionó con el guapo chico.

Takuya abrazó a su prima— Hey, no digas eso, tal vez todo tenga una explicación.

—Lo dudo, lo llamé mil veces.— Habló Hikari— Y no contestó. — Suspiró— Al parecer tenías razón y solo quiso jugar conmigo, ilusionarme, después de todo, una chica como yo jamás lograría estar con alguien como él. — A simple vista era evidente que aquel chico era de clase alta con buena educación mientras que ella apenas era una pueblerina de clase media, casi baja.


Yamato se dejó caer sobre la suave y comoda silla de cuero que tenía en su oficina frente a su escritorio.

Respiró profundo.

Estaba agotado, anoche apenas logró dormir, se quedó hasta tarde revisando unos informes y cuando se dio cuenta ya eran las tres de la mañan. Cuando su alarma sonó a las cinco de la mañana sintió como si hubiese pestañeado.

Necesitaba vacaciones ¡Pero! No podía pedirlas, la empresa lo necesitaba, ahora más que nunca. Él era la cabeza principal.

Dirigió su mirada a su maletín y sacó de laptop dispuesto a comenzar a trabajar.

¡Toc, toc!

—Adelante.

La puerta se abrió— Permiso, padre.

Yamato se sorprendió al ver a su hija.

—Nene. — Pronunció su nombre— ¿Qué haces aquí?

—Vine a hablar contigo.

—¿Ocurrió algo?

—Sí. —Una sonrisa victoriosa apareció en su rostro— Resulta que te equivocaste padre.

Yamato alzó una ceja— ¿Me equivoqué? — Cuestionó— ¿En qué?

—En aquello que me dijiste de Kiriha.

El mayor alzó una ceja.

—Resulta que estaba en el baño y escuché a una ejecutiva del tercer piso hablar maravillas de Kiriha.— Habló Nene— Al parecer hace unos días ambos fueron a cenar, pasaron la noche juntos y al parecer la dejó feliz. Hubo bastante fuego durante su noche.

Okey, eso no era necesario saberlo.

—¿E? No puedo creer lo que estoy escuchando.— Declaró el Ishida— Mis fuentes son confiables.

—Te equivocas.

—Yo estoy seguro que es gay.

—No, no lo es.

—Hija, lo siento mucho por tí, pero eso de esa noche es solo una pantalla para aparentar que no es.— Respondió Yamato— Verás, él lamentablemente tiene esa tendencia y tú jamás lograrías algo con él.

—Papá, no insistas él no es.

En verdad esto era molesto.

—¡Es gay y punto!— El rubio alzó la voz molesto— ¡Y ya! Deja esto. Este lugar es una empresa y no un consultorio sentimental, así que, vete a trabajar.

Nene frunció el ceño molesta. Tuvo intenciones de responder, mas, se contuvo. Hablar con su padre era como hablar con una pared. Fue así como se levantó de su lugar y caminó en dirección a la salida.

Yamato hizo una mueca y sin decir más, tomó su teléfono— Mizuki, ven este instante.

Fue así como a los pocos minutos en el lugar apareció su secretaria, una mujer de cabello rojo, ojos azules y piel pálida.

—Dígame señor Ishida.

—Cierra la puerta y acércate.— Respondió el rubio.

La pelirroja asintió, cerró la puerta y se acercó— ¿Ocurre algo señor Ishida?

—Necesito pedirte un favor.— Yamato contestó— Debes realizar un trabajo muy confidencial que nadie debe saber. Necesito la máxima discresión.

—Dígame ¿de qué trata?— Preguntó la pelirroja.

—¿Con cuántas mujeres de esta empresa se ha involucrado el joven Kiriha Aonuma?— Cuestionó el rubio seriamente.


Izumi condujo su automóvil sigilosamente, como siempre lo hacía cuando le tocaba conducir, observando a todos lados, señalizando cuando debía, deteniéndose en los semáforos. Sin embargo, esto no impedía que pudiera sentir y notar la tristeza que su tío sentía en esos momentos.

Desde que subió al auto no decía palabra, solo dijo un "Buenos días" y luego se entretuvo observando la ventana ¿Qué tenía de interesante? No sabía, mas, estaba preocupada.

—Tk. — Lo llamó, pero este pareció no escucharlo— Takeru. — Pronunció su nombre, mas, este no respondió. Rodó los ojos. Detuvo el auto al borde de la calzada para voltear hacia él y observarlo de frente— ¡Tío Tk! — Alzó la voz llamando su atención.

Finalmente, el chico salió de sus pensamientos y volteo hacia ella— I-Izumi ¿qué ocurrió? ¿Por qué gritas?

—¿Por qué grito? ¿Acaso no es obvio? — Se cruzó de brazos— Llevó diciendo tu nombre varias veces y no me contestas.

—No te escuché, disculpa.

—Evidentemente no me escuchaste, estás como perdido. — Respondió la rubia preocupada— Desde que subiste al auto no dices palabras, solo te has dedicado a observar la ventana, dime ¿qué te sucede?

—¿E? — Balbuceo el oji-azul— No me sucede nada.

Mintió, porque no quería preocuparla.

—Claro que algo te ocurre. — Respondió la oji-verde— Estás triste.

—No lo estoy.

—Claro que sí, te conozco y sé notar cuando estás así. — Contestó Izumi—Dime ¿Por qué estás triste? ¿Ocurrió algo?

Takeru hizo una mueca y suspiró a su sobrina Izumi jamás podía ocultarle algo, como bien dijo, ella lo conocía bien, demasiado bien incluso, mas, que tío y sobrina eran amigos— Lamentablemente me descubriste. — Musitó— Tienes razón, estoy triste.

—Lo sabía. — Musitó la chica— ¿Estás así por el accidente de ayer?

El rubio asintió.

—Tranquilo, tu automóvil de seguro que se recuperará, al igual que tu brazo.

Tk llevó su mirada hacia su muñeca derecha que tenía un yeso— No es por eso que estoy triste.

—¿A no? — Cuestionó Izumi— Entonces ¿por qué estás así?

—Por…—Takeru suspiró—Verás, hace tiempo me gusta una chica.

¡Oh no! Esa chica otra vez no.

—¿Catherine?

—No. — Respondió el oji-azul— Es otra totalmente diferente.

¿Otra? ¡Wow! Era bueno oír aquello, su tío sufrió mucho por esa chica que no valía la pena, lloró, dejó de creer en el amor, incluso estuvo depresivo. Daba gusto saber que se estaba abriendo a una nueva posibilidad en el amor.

—¿Quién es la conozco?

—Dudo que la conozcas, tal vez, la has visto de vez en cuando, pero no se han relacionado más allá. — Respondió Tk.

—¿Y cómo es?

—Es bellísima. — Contestó el oji-azul— Me agrada bastante, hace tiempo he querido invitarla a salir.

—¿Y por qué no lo haces?

—Lo hice. — Respondió Takeru— Ayer…

—¿Ayer?

El rubio asintió— La invite a salir anoche a mi restaurante favorito, pero…

—¿Pero?

Tk suspiró—¡Por el accidente no llegué a nuestra cita!

—¿Qué? — Preguntó Izumi— ¿Justamente ayer?

—Sí, para mi mala. — Musitó el rubio—Estaba muy emocionado ¿Sabes? Me fui super temprano a restaurante donde sería nuestra cita. — Sonrió de lado— Me arreglé como nunca, utilicé la colonia que me regalaste para mi cumpleaños, esa que me dijiste que era solo para ocasiones especiales, ya sabes, para causar una buena impresión, pero…

—¿Pero?

—Iba tan concentrado en mi cita y en mis pensamientos que sin querer choqué contra otro vehículo.

—Así que ¿Esa fue la razón por la cuál tuviste el accidente? — Preguntó Izumi preocupada.

Tk asintió—Bueno, ya sabes que ocurrió a continuación. El conductor del otro auto no le gustó esto, bajó a reclamar, estuve muchos minutos ahí discutiendo con él, llamó a la policía y…

—¿Y?

—Ni cuenta me di cuando las horas pasaron. —Respondió Tk— Cuando llegué al lugar ya era más de media noche y estaba cerrado.

—¿Quieres decir que dejaste a tu cita plantada?

—Al parecer sí, porque ella no estaba. — Contestó el oji-azul.

—Pe-pero, Takeru. — Musitó la chica— ¿No pensaste en llamarla apenas se estrellaste con el otro automóvil?

—Quise hacerlo, pero cuando iba a hacerlo me di cuenta que no llevé el móvil.

—¿Cómo no? Siempre andas con tu móvil a todos lados ¿cómo es posible que justo en ese momento lo olvidaras? — Preguntó Izumi.

—No lo sé, solo ocurrió, estaba tan emocionado por mi cita con Hikari que lo olvidé. — Respondió Tk.

—¡Pésimo momento para que ocurriera!

—Lo sé. — Se lamentó el oji-azul— ¡Todo salió pésimo! Para mi mala suerte. Finalmente me dignaba a invitar a salir a alguien luego de lo ocurido con Catherine y me sucede esto. — Suspiró— Más encima esta cita la quería hacer bastante tiempo, por fin ayer me digné a invitar a salir a una chica y la decepcioné, porque no llegué a nuestra cita.

—Pero ¿has intentado llamarla? ¿Hablar con ella?

—Sí, pero no me contestó. — Respondió Takeru— No es para menos, después de todo, no debió ser agradable estar ahí sentada esperando a que yo llegara cuando en realidad no llegué.

La tristeza, pesar y angustia era algo que se podía palpar en la voz del rubio.

—Ya, ya, tranquilo. — Izumi abrazó a su tío— Todo saldrá bien, ya verás, solo debes ser sincero, ir y explicarle las cosas, estoy segura que te entenderá.

—Lo dudo, yo en su lugar no me lo perdonaría.

—Eso piensas tú, pero tal vez ella te comprenda. — Habló la oji-verde— Si le muestras las pruebas del auto y tu muñeca de seguro te cree.

—Tal vez, pero nada le quitará ese trago amargo que tomó al quedar plantada.

—Sí, eso es verdad. — Respondió Izumi— Sin embargo, si te perdona y logra superar aquello significa que es buena persona. Si no lo hace quiere decir que es orgullosa y tal vez, no merezca estar con alguien como tú.

—Ella es muy especial.

—Bueno, si lo es, entonces, insiste por ella. — Habló la chica— Demuestrale que si era importante aquella cita y has lo imposible por conseguir su perdón.

—¿Tú crees que si soy insistente funcione?

—¡Pues claro? — Respondió la rubia— Solo debes ser sincero y contarle la verdad. Estoy segura que ella entenderá.

Ojalá lo hiciera.

—Además ¿Quién se resistiría al tío más lindo del mundo? — Preguntó Izumi.

Tk sonrió, era agradable tener una sobrina tan encantadora como ella.

—Gracias por subirme el ánimo.

—De nada.— Respondió la rubia— Pero, dime ¿quién es?


Yamato firmó unos papeles que se encontraban frente a él, para ser específico cartas de traslado. Tenía muchos informes que revisar, sí, pero antes debía solucionar unos temas relacionados con Kiriha y Nene.

¡Bip, bip!

Su móvil sonó.

Rápidamente lo sacó de su bolsillo y observó la pantalla.

"Sora"

Alzó una ceja sorprendido y respondió.

¿Hola?

—¡Yamato, Rika nuevamente se escapó de la preparatoria!

¿Qué?


—Verdaderamente no puedo creer lo que le sucedió a la pobre Hikari. — Musitó Daisuke al salir del bar donde atendía la castaña junto a Takuya.

—Yo tampoco. — Respondió el Kanbara.

—No sé como vino a trabajar aun sintiéndose triste. — Musitó el Motomiya.

—Mi prima es fuerte y le gusta cumplir con sus responsabilidades. — Musitó Takuya— A pesar que no se sentía bien de igual forma quiso venir. Y, por cierto, muchas gracias Daisuke por traernos. —Gracias a él no tuvieron que esperar el autobús, el tren o pedir un taxi (Que harto caro salía)

—De nada. — Respondió Daisuke— Ahora debo ir a clases. —Comentó antes de tomar su mochila.

Takuya asintió— Yo debo ir a clases. —Musitó antes de dirigir su mirada hacia la calle.

Gracias al cielo la empresa donde trabajaba quedaba cerca la Universidad donde trabajaba y estudiaba su prima Hikari, así que solo debía caminar un poco.

La mirada se centró en un auto verde, reconoció al instante a cierto chico rubio de ojos azules ¡Un minuto! Él era el sin vergüenza que jugó con su prima, venía junto a ¿una chica?

Se acercó al automóvil para ver claramente y gran fue sorpresa al ver que no estaba con una simple chica si no que ¡Con esa rubia insoportable, Izumi Ishida!

—Ah bueno, ahora me queda claro todo.— Musitó para sí mismo.

Mientras tanto en el auto.

—Sobrina, muchas gracias por traerme hasta aquí.— Takeru le agradeció a la oji-verde.

—No hay de que, tío.— Respondió Izumi— Tú sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

Fue así como los dos se dispusieron a bajar del auto.

—Ahora comprendo todo.— Comentó Takuya.

—¿Qué sucede? — Preguntó el Motomiya.

—Ese chico rubio es el idiota que dejó a mi prima plantada.

—¿Qué? — Cuestionó el Motomiya.

—¡Y viene con otra chica! —Exclamó el Kanbara.

—Este chico es un descarado.— Musitó Daisuke.

Takuya volteo hacia él— Está saliendo con otra chica y por eso no le importó dejar plantada a Hikari.

—Mendigo rubio de ojos azules.— Musitó el Motomiya. Él moría por una cita con Hikari, mientras que ese la desaprovechaba.

Takuya pasó su mirada por al rededor, tenía ganas de ir a golpearlo y gritarle por ser tan desgraciado. Sin embargo, ante sus ojos apareció una mejor opción: Una manguera.

Rápidamente la agarró.

—Hey Takuya ¿qué vas a hacer?— Preguntó Daisuke.

—Justicia.— Respondió Takuya antes de girar la llave y automáticamente el agua salió en dirección a los rubios provocando que ambos se empaparan de pies a cabeza.

Izumi no demoró en gritar por la impresión, al igual que el oji-azul.


La hija menor de los Ishida subió completamente enfurecida al auto de su padre cerrando con un estruendoso golpe la puerta.

—¡Esto es el colmo Rika! —Exclamó Yamato— Es tercera vez que te escapas de la preparatoria y te encuentro en este lugar ¿Acaso no aprendes la lección?

—¿Lección? — Cuestionó la pelirroja— ¿Qué lección? ¿Tus enojos? ¿Tus regaños? ¿Y tus castigos?

—¿No es poco acaso? — Preguntó el rubio.

—¡Pues claro que no! — Respondió la menor molesta— No entiendo porque no quieres que esté aquí, me gusta, tengo amigos y es mucho mejor que estar en esa preparatoria de engreídos, hijos de papá.

—Rika por más que no te guste la preparatoria no es bueno que te escapes, debes estudiar. —Contestó el rubio— Además, tú bien sabes que no me gusta que estés aquí.

—¿Por qué no?

—Porque es un lugar peligroso.

—No lo es. — Respondió la pelirroja.

—Claro que sí. — Contestó el rubio— Yo lo sé.

Rika rodó los ojos—Quizás no es un lugar elegante con personas de dinero, pero conozco muy bien ese lugar nada malo va a ocurrirme.

—Mis críticas no van por un lado clasista. — Respondió Yamato— Tú no conoces ese lugar y sus peligros.

~Años atrás~

Cierta chica castaña iba caminando a oscuras en medio de la noche en dirección a su casa, evidentemente con temor, pero intentaba mantener su miedo a raya mientras tarareaba una canción.

Todo iba bien, tranquilo, sin embargo, esto cambió cuando de repente la castaña escuchó unos pasos tras ella. La joven se detuvo y volteo su mirada tras él había un sujeto vestido con ropas oscuras, cubriendo su rostro con la capucha de su chaqueta.

La castaña no le dio importancia y continuó caminando.

Sin embargo, al caminar unos metros se percató que el sujeto la continuaba siguiente. Fue así como la muchacha aceleró su paso por miedo, el sujeto hizo lo mismo y a los metros la tomó por la muñeca.

—Hey, señorita ¿dónde crees que vas?

—¿E? A-a mi casa.

—Si quieres, puedo acompañarte.

—N-no, gracias. — Respondió la castaña.

—¿Por qué no? Una jovencita tan linda como tú no puede andar sola en estos minutos. — El sujeto pasó una mano por su mejilla.

—E-e, n-no gracias. — Contestó la joven zafándose de su agarre y retomando su camino.

—¡Hey! — El sujeto se apresuró y la tomó de la muñeca— No te asustes, vamos juntos.

—¡Dije que no! — La chica se zafó del agarre fuertemente y sin decir más, se alejó del sujeto corriendo.

El hombre rápidamente corrió junto a ella, la tomó del brazo y la acorraló contra la pared.

—Hey, tranquila, quédate conmigo.

—No, no quiero.

—No te pregunte si querías. — Musitó el sujeto sosteniéndola por las muñecas.

La castaña al instante comenzó a luchar por soltarse, mas, no fue posible el sujeto tenía mucha fuerza.

A unos metros de ellos un auto se estacionaba y un chico rubio bajaba atento a su móvil.

Hey, idiota ¿dónde estás? — Murmuró Yamato.

Taichi le pidió un favor y no respondía las llamadas.

¡Era frustrante!

—¡Auxilio! — Un gritó llamó su atención— ¡Auxilio! — Se repitió.

Yamato cerró la puerta de su auto y caminó en dirección a la esquina de esa oscura calle.

—¡No grites preciosa, nadie puede escucharte! — El bandido le habló a la castaña.

—¡Suéltame! — Gritó la joven mientras intentaba zafarse del hombre que intentaba aprovecharse de ella jalando de su camisa insistiendo por ingresar más allá.

Yamato se alarmó al ver esto, sin dudarlo corrió hacia ellos y con todas sus fuerzas agarró al sujeto por la chaqueta— ¡Suéltala idiota!

El sujeto se sorprendió ante esto e intentó zafarse del agarre— ¡Vete imbécil!

—¡No! — Respondió el rubio antes de estrellar un puñetazo contra su rostro.

El encapuchado ante esto perdió el equilibrio y cayó al suelo. Yamato lo golpeo nuevamente, el sujeto rápidamente se levantó del suelo y se alejó rápidamente de ellos.

—Cobarde. — Murmuró el rubio antes de voltear hacia la víctima—¿Estás bien? — Preguntó Yamato y volteo hacia la chica, grande fue sorpresa al ver de quién se trataba— ¿Tú?

La castaña también se sorprendió al ver al rubio, sin embargo, no se contuvo y se lanzó hacia él para abrazarlo— ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! — Repitió una y otra vez mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

Yamato simplemente se mantuvo ahí, generalmente no le gustaban los abrazos, pero sabía que la chica estaba actuando por causa de la desesperación.

—¿Estás bien?

—S-sí. —Respondió la castaña— Ese hombre no alcanzó a dañarme, llegaste a tiempo. — Se alejó levemente de él— ¡Muchas gracias! — Pronunció otra vez esa palabra.

—No me agradezcas. — Cualquier persona con moral y buen juicio la hubiera ayudado— ¿Qué haces a mitad de la noche caminando sola por estas calles? Es peligroso.

—Iba a mi casa. — Contestó Mimi.

—¿Caminando?

La chica asintió.

—Es peligroso.

—Lo sé. — Musitó Mimi— Pero, no tenía dinero para un taxi.

¿No?

No le iba a preguntar, evidentemente no ganaba mucho con ese trabajo de cantante.

—Ven, te llevo a tu casa.

—¿E?— Balbuceo la chica— N-no es necesario.

—Claro, recién fuiste atacada, si vas conmigo llegarás segura a tu casa.

—Gracias, pero no.

El rubio alzó una ceja ¿estaba rechazando subir a su auto? Eso no ocurría todos los días, inclusive, las chicas de la preparatoria discutían para subir y ninguna lo conseguía.

—¿Por qué?

—Porque, aunque me hayas ayudado, sigues siendo un desconocido. — Respondió Mimi.

—Bueno, no es primera vez que nos vemos en nuestra vida no creo que sea un total desconocido.

—Encontrarnos en un ascensor y hablar un poco no creo que sea sinónimo de conocernos lo suficiente para tener confianza ¿no crees?

Buen punto, él tampoco confiaría, sobre todo luego del incidente que vivió desconfiaría de todo el mundo.

—Tranquila, yo no soy como ese bastardo, nunca le haría daño a una persona inocente. — Comentó Yamato— Ven, sube, dudo que quieras continuar caminando por la calle sola en la oscuridad de la noche.

Mimi se mordió el labio inferior. No sabía si confiar, luego de ese momento temía de todo, mas…

No quería caminar.

—Está bien, acepto.— Respondió la chica.

Fue así como la chica ingresó a su auto.

~Actualidad~

—No es peligroso. — Comentó Rika— Quizás, es diferente a donde vivimos nosotros, pero no es peligroso.

Yamato suspiró— Hija, entiendo que sea interesante para ti, pero ¿por qué rayos insistes en venir para acá? No está ni cerca del mundo en el cual creciste.

—¿Esa burbuja de ricos narcisistas en la cual me criaste? — Preguntó la pelirroja.

El rubio hizo una mueca— No es narcisista, simplemente es de comodidades que muchos quieren tener y no pueden. Tu deberías…

—Estar agradecida por mi posición. — Rika completó su frase con un tono burlón.

—Sí.

—Pues no me gusta. — Respondió la pelirroja— Por culpa de ese dinero y comodidades, todos califican como una niña de papá ¡Eso no me gusta!

—Viniendo a este lugar no quitarás esa fama.

—No, pero me hace sentir real. — Respondió la pelirroja. Vivir entre riqueza no era algo común todos, la mayoría del país era clase media o baja.

No era la primera vez que escuchaba algo así.

~Años atrás~

—No Me sorprende que alguien como tú jamás haya venido hasta aquí.— Comentó Mimi— Tienes apariencia de hijo de papá.

—No soy un hijo de papá.

—Bueno, de niño rico.—Musitó la Tachikawa.

—No soy un niño.

—Pero bien sabes a que me refiero con todas estas calificaciones.— La chica de cruzó de brazos.

En realidad, sí.

—Bu-bueno, no te negaré que nací con buenos recursos.— Respondió Yamato— Pero eso no significa que jamás haya venido para acá.

—¿A no?

El rubio negó— Mi mejor amigo vive en Adachi.

—¿Tu amigo? — Preguntó Mimi sorprendida— ¡Vaya! No pensé que un principito de alta sociedad como tú mirase para abajo.

—No soy clasista. — Respondió el Yamato— ¿Por qué debería discriminar a alguien por ser de clases diferentes?

Mimi sonrió, ese comentario le agradó— ¿Quién es tu amigo?

—Dudo que lo conozcas. — Contestó el rubio.

—Todos nos conocemos en Adachi de seguro lo conozco.— Musitó la castaña— Dime ¿quién es tu amigo?

—Yagami.— Respondió Yamato— Su nombre es Taichi Yagami.

—¿Taichi? — Musitó Mimi sorprendida— ¿Por casualidad es un chico de cabello alborotado que juega fútbol que vive con olor a sudor?

Que vive con olor a sudor, ese comentario le pareció gracioso a Yamato.

—Sí, él.

—¡Vaya! Yo también lo conozco.

—¿A sí?

—Sí, juega con mi hermano menor a fútbol.— Comentó la castaña— Y es mi amigo de hace años, cuando tenía diez años estaba enamorada de él, pero me reemplazo por una chica de tu clase que es pelirroja. — Suspiró— Me rompió el corazón. — Dramatizó esto último.

—¿De verdad? — Preguntó el rubio.

Mimi rio— Tal vez.

—Esa chica pelirroja se llama Sora, es mi amiga.

—También la conozco. — Respondió la Tachikawa.

—¿A sí? — Preguntó el rubio.

Mimi asintió— Somos buenas amigas.

—No lo sabía.

—Ni yo sabía que los conocías. — Musitó—Qué curioso, que ambos conozcamos a esos dos y nunca nos hayamos topado. — Comentó Mimi— Dime ¿ese día que nos encontramos en el ascensor por casualidad no fuiste la cita que tenían?

Yamato asintió—Sora me usó como imagen para que su madre la dejara salir. Verás, su madre es un tanto…

—¿Clasista? — Preguntó Mimi— Sí, lo sé.

Toshiko Takenouchi tenía esa fama.

—Curiosamente ese día también fui por su cita. — Comentó la Tachikawa— Taichi me pidió que les cantara algo.

—¿Enserio? — Preguntó el rubio, el moreno no le comentó nada— Yo pensé que trabajabas cantando en ese lugar.

—Bueno, sí trabajo, pero generalmente soy mesera. — Hizo una mueca ante esto último, siempre le desagradó ese trabajo— De vez en cuando canto cuando necesitan entretención y ese día Taichi me pidió que lo hiciera, porque necesitaba darle "emoción" y "romanticismo" a su cita. — Se cruzó de brazos— ¡Pero ni gracias me dio! — Exclamó— Porque se fue antes dejándome sola, cuando prometió llevarme a casa.

—Al parecer no soy el único que es plantado por ese diota por su enamoramiento. — Comentó el rubio.

~Actualidad~

Yamato movió su cabeza intentando alejar ese recuerdo de su mente.

—No sé por qué quieres que me adapte a esa vida, cuando es claro que no pertenezco a esa clase social. — Musitó Rika.

—¿Por qué dices eso? — Cuestionó el rubio.

—Porque siempre me lo han hecho saber. — Respondió la pelirroja— Tu padre y Toshiko Takenouchi, quiénes preferirían mil veces alejarme de mi familia.

Yamato hizo una mueca y observó a su hija— Rika, tú sabes cómo es la actitud de ellos dos, eso no debería influir en ti.

—Me es imposible, padre, a pesar de ser mis abuelos, siempre me han hecho sentir ajena a esta familia.

—¡Tonterías! Tú si eres parte de esta familia. — Contestó el oji-azul— Eres hija de Sora y mía.

—Eso no es lo que me dicen Toshiko e Hiroaki.

Lamentablemente su padre y su suegra eran clasistas, sin corazón, se encargaban de arruinar la vida de aquellos que no consideraban "dignos" de su familia. Eso no le gustaba.

—Y nunca he sabido porque me dicen eso. — Rika bajó la mirada.

Yamato apretó el volante con sus dedos.

Su hija menor lamentablemente desconocía su origen.

Era adoptada

Pero por acuerdo mutuo con Sora no se lo dirían hasta que fuese mayor de edad.

Sin embargo, Hiroaki y Toshiko hacían esta misión imposible.

—Lo que ellos opinen a mí no me importa, a tu madre tampoco. — Declaró— No debería afectarte a ti, nosotros somos tus padres y te queremos.

—Inevitablemente lo hace.—Comentó Rika, aunque no quisiese, los comentarios de los padres de Yamato y Sora le hacian daño.


—¡Desubicado! ¡Eres un cavernícola!— Izumi lo golpeo a Takuya con su bolso— ¿Cómo se te ocurre lanzarnos agua?

—¡Hey!— Takuya intentó cubrirse con sus brazos ante los golpes de la rubia— ¡No me golpes!

Izumi simplemente ignoró esto y continuo golpeando al moreno— ¡Idiota!

—Hey, hey, tranquila...—Tk tomó a su sobrina por los hombros.

—¿Cómo quieres que esté tranquila? ¡Mira como me dejó!— Respondió Izumi.

—¡Es lo que se merecen! ¡Sobre todo tú, Ishida! ¡Por ratera!— Contestó el moreno.

—¡Eres imbécil Kanbara!

El rubio alzó una ceja sorprendido—¡Un minuto! ¿Se conocen?

—¡Sí! ¡Este es el idiota de cual te hablé que me vive molestando por esa cadena!— Respondió la oji-verde antes de continuar golpeando con su bolso.

—Hey, tranquila Izumi, no nos vamos a enojar por un poco de agua.— Takeru le habló a su sobrina.

—¿Un poco de agua?— Preguntó la oji-verde— Nos mojó de pies a cabeza.— Volteo hacia él— Debería demandarlo ¡Cavernícola!

—Seré un cavernícola, pero al menos soy honesto y no me hago amigo de lo ajeno.— Respondió el oji-azul— Ladrona.

—¿Ladrona?— Cuestionó Izumi— No soy una ladrona.

—Claro que sí, ya te dije que esa cadena es mía.— Contestó Takuya— Si no la robaste, al menos dime de donde la sacaste.

—No lo haré, porque no tengo que darte explicaciones a ti.— Respondió la oji-verde— Ya te lo dije una vez ¿me escuchaste? ¿o quieres que te escriba? Espera los cavernícolas como tú no saben leer.

—Claro que sé.— Contestó Takuya— Rubia teñida.

—Fotógrafo de segunda.— Musitó Izumi antes de alzar su bolso y nuevamente intentar golpearlo.

Takeru rápidamente se interpuso—Ya, ya tranquilos.— Musitó— No es necesario que griten, miren el espectáculo que están dando.

—¡El espectáculo lo comenzó él!— Respondió Izumi— Cuando nos bañó en agua.

—Y lo volvería hacer.— Contestó Takuya.

—¡Hey!— Takeru volteo hacia él—Pero ¿por qué? ¿qué te hicimos? Entiendo que te lleves mal con Izumi, pero ¿yo que te hice?

—¿Enserio preguntas?— Cuestionó el Kanbara— Eres un descarado, ilusionaste a Hikari, la invitaste a una cita y la dejaste plantada.

Takeru hizo una mueca— Takuya, eso tiene una explicación.

—No es necesario que me la des.— Respondió el moreno y volteo hacia la oji-verde— Me quedó más que claro que ya tienes novia y querías jugar con mi pobre prima.

¿Novia?

Izumi y Takeru intercambiaron miradas sorprendidos.

—Takuya estás cometiendo un error.— Musitó Takeru.

—¿Error?— Cuestionó el moreno— Error es lo que tú hiciste al jugar con Hikari.

—¡Callate idiota!— Izumi alzó la voz— ¡Y escucha! Nosotros no somos novios.

—¿A no?— Preguntó el moreno— Entonces ¿qué son? ¿amantes? ¿amigovios?

Izumi frunció el ceño y alzó su mano dispuesta a darle una cachetada, sin embargo Takeru agarró su mano.

—Ninguna de las anteriores Takuya.— Respondió el oji-azul— Izumi es mi sobrina.

—Buena historia.

—Lo digo de verdad.— Contestó Tk— Mi nombre es Takeru Ishida, soy hermana de su padre, Yamato Ishida. Y sí, suena extraño, pero ¿qué culpa tengo yo de que mi hermano fuera padre adolescente?

Takuya observó enojado a ambos.

—Además ¿no ves que somos igualitos?— Preguntó Takeru.

Sí, lo eran, pero podía ser mera coinsciencia.

—Puedes inventar cualquier cosa, no te creeré, nada quita que seas un mentiroso y poco hombre que ilusiona a jovencitas inocentes como mi Hikari.— Respondió Takuya.

"Mi Hikari" Si, su Hikari, después de todo ella era lo único que tenía y la defendería a como diera lugar.

—¡Hey! No le hables así a mi tío.— Exigió Izumi— Tú no eres quién para hacerlo, eres mucho peor, ladrón de joyas.

—¡La ladrona eres tú!— Gritó Takuya—Tú piensas que todo el mundo está bajo tus pies porque tu familia tiene dinero, pero dejame decirte que puedes tener muchas riquezas, pero eso no quita que seas una ladrona.

—Pero ¿quién te crees que eres para hablarme así?— Exclamó la oji-verde.

—¡Hey!— Una nueva persona se hizo presente en el lugar— ¿Qué está ocurriendo aquí?

Todos al voltear se encontraron con la prima de Takuya, quién no observaba con buenos ojos la escena.

—Hikari.— Takeru pronunció su nombre.

Izumi reconoció al instante a la mesera del café a fueras de la universidad, de vez en cuando intercambiaron palabras cuando iba a comer. Era bastante amable.

Hikari se acercó a su primo enojada y a la vez desconcertada, cuando Juri le dijo que Takuya estaba haciendo escándalos en la entrada del local no pensó que fuera cierto, ya que él no era agresivo, ni grosero.

—Takuya ¿qué crees que estás haciendo?— Preguntó— ¿Por qué discutes con Takeru y su sobrina?

El moreno hizo una mueca— Porque...

—¡Yo le explico!— Se adelantó a hablar Izumi— Resulta que este chico nos bañó en agua.

—¿Qué?— Preguntó Hikari.

—Utilizó la manguera para bañarnos en agua, porque según él, Takeru y yo somos novios.— Respondió Izumi— Cuando en realidad ¡No lo somos!

Takuya frunció el ceño— Tal vez son tío y sobrina, mas, eso no quita que se lo merezca, él jugó con mi pobre prima, la dejó plantada ayer en su cita.

Hikari llevó una mano a su frente completamente avergonzada ante esto.

Takeru hizo una mueca— Takuya, disculpa, pero hay una explicación.

—Explicación, ni que nada, dejaste plantada a mi prima y punto.— Respondió el moreno— Eso no es muy caballeroso de tu parte.

—Takuya, yo...

—No intentes de justificar lo injustificable.

—¡Deja de hablar idiota y escucha!— Izumi alzó la voz interrumpiendo al moreno— Mi tío si quiso ir a la cita, pero cuando iba de camino tuvo un accidente.

¿Qué?

Hikari y Takuya observaron sorprendidos al oji-azul.

—¿Un accidente?— Preguntó la castaña.

—Sí, un accidente.— Respondió Izumi—Y por eso no llegó a su cita.

Hikari alzó las cejas sorprendida e intercambió miradas con Takeru, quién evidentemente no sabía como rayos reaccionar, estaba enojado con la actitud de Takuya, mas, tenía razón en enfadarse.

—¿Enserio creen que creeremos esa mentira?— Cuestionó el moreno.

Izumi rodó los ojos— ¡Idiota!— Murmuró molesta— ¡Pues claro! Tenemos pruebas del auto machucado de mi tío, su brazo está enyesado ¿Qué más quieres?

Takuya hizo una mueca y llevó su mirada hacia el brazo del rubio, efectivamente llevaba un yeso.

¡Rayos!

En ese minuto la vergüenza lleno su vida y el arrepentimiento.

—Disculpa Hikari, no quería dejarte plantada.— Tk le comentó a Hikari— Lamento mucho todo esto.

La castaña hizo una mueca, ella también estuvo mal al juzgarlo tan rápidamente— No te preocupes.— Respondió— Y disculpame tú a mi por este desafortunado suceso.— Dirigió su mirada hacia el moreno—Takuya, por favor, disculpate con él.

El nombrado asintió y bajó la mirada arrepentido— Disculpa Takeru, no debí ser tan rápido para actuar.

—No te preocupes.— Contestó Tk, probablemente en su lugar hubiera pensado y actuado de manera similar.

—Y ahora disculpate con la señorita.— Hikari le ordenó a su primo.

—¿Qué?— El moreno alzó la mirada enfadado.

—Ya escuchaste, disculpate.— Respondió Izumi.

—¡Sobre mi cadaver!— Exclamó Takuya.

—Takuya ¡Hazlo!— Exigió Hikari.

El moreno dirigió su mirada hacia su prima—Pe-pero...

—¡Takuya!— La mirada fulminante de Hikari lo dijo todo.

El moreno rodó los ojos y suspiró, lo mejor sería obedecer, no quería darle más problemas a su prima— Está bien, disculpa señora Ishida por mojarla, no debí hacerlo.— Comentó antes de voltear— Aunque lo merece.— Intentó murmurar esto, mas, la rubia lo escuchó y el enojo fue evidente.

—¿Perdón?— Izumi preguntó— ¡Yo no lo merezco!

Takuya se detuvo y volteo hacia ella enfadado— ¡Claro que sí! ¡Ratera!— Fue lo único que dijo antes de caminar en dirección al estacionamiento.

La rubia frunció el ceño completamente enfadada ante esto— ¡Ya verás lo que te espera en el trabajo!


Un elegante auto rojo se encontraba estacionado fuera la antigua y humilde casa de Tomoko Kimura.

En su interior cierta mujer cabello castaño-anaranjado se encontraba observando atentamente la casa luchando con sus deseos de bajar y correr la tocar el timbre para abrazar a aquella mujer que tanta falta le hizo en estos años.

~Años atrás~

—Mi ahijada amada.— Musitó Tomoko estrechando entre sus brazos a la joven Mimi Tachikawa.

—Hola madrina. — Respondió Mimi— ¡Bienvenida de vuelta!

—¡Gracias! — Contestó la oji-azul.

—¡Tomoko! —El pequeño Ryo corrió sus brazos.

—Ryo. —Tomoko lo alzó.

—Bienvenida de regreso.

—Gracias mi pequeño. — La mujer besó su mejilla.

—¿Cómo te fue en tu viaje? — Preguntó la oji-miel.

—Muy bien. — Respondió la oji-azul— Conocí muchos lugares, personas, comí diferentes comidas, entre otras cosas. Literalmente, un viaje soñado.

—Me imagino. —Comentó Mimi.

—Y…—Tomoko abrió su maleta y sacó dos cajas gigantes de regalo— ¡Les traje unos obsequios!

—¿Obsequios? — Cuestionó la Tachikawa.

Tomoko asintió y le entregó una caja a cada uno.

—¡Gracias! — Exclamó el pequeño Ryo.

—No era necesario. — Comentó Mimi.

—¡Claro que sí lo era! — Respondió Tomoko—No podía volver sin traerles un regalo.

—Pero hace poco nos enviaste por encomienda un recuerdo de Londres. — Habló Mimi— No era tu obligación darnos más.

—No es mi obligación, pero lo hago con gusto, son mis ahijados.

—No sé que rayos hicimos para tener una madrina tan atenta como tú. — Comentó la Tachikawa. Desde que Satoe murió Tomoko los apoyaba de multiples formas con aporte monetario o emocional, siempre estaba presente— Eres muy buena con mi hermano y conmigo.— Nos tratas como si fueramos tus hijos.

—¿Cómo no los voy a tratar así?— Cuestionó la oji-azul— Ustedes son los hijos de mi mejor amiga y ya que ella no está es mi turno cuidarlos.

Mimi sonrió— Muchas gracias.

—¡Wow! — La voz del pequeño Ryo se hizo presente al abrir su caja— ¡Me trajiste una balón de fútbol!

Tomoko asintió— Autografiado.

—¿Autografiado? — Cuestionó la oji-miel.

La oji-azul asintió.

—Debió valer una fortuna. —Musitó Mimi.

—Detalle sin importancia. — Comentó Tomoko antes de voltear hacia el pequeño— Ryo ¿te gustó?

—¡Sí! —Exclamó el pequeño— ¡Mucho! Ahora podré jugar con mis amigos.

—Sí. — Tomoko sonrió y luego volteo hacia la castaña— Ahora tú abre el tuyo.

—¿E? — Balbuceo Mimi un tanto apenada, verdaderamente le daba vergüenza esto.

Antes cuando padre estaba con vida siempre fue una niña mimada, mal criada, sin embargo, cuando él murió su carácter dio un giro de 180° al ser consciente de su realidad, estaba acostumbrada a trabajar por lo suyo, no para ser "mantenida"

Mas, su madrina insistía por consentirla.

—Ábrelo.

Mimi asintió y sin decir más, abrió la caja dejando ver un elegante vestido color rosa con detalles plateados, bastante caro.

—¡Wow! — Exclamó—¡Wow! Este vestido está bellísimo.

—¿Te gustó?

—Sí, madrina, me encantó. — Respondió Mimi.

Tomoko asintió— Imaginé que te gustaría, lo escogí especialmente para ti, ya que quiero que lo uses pronto…

—¿Pronto? — Cuestionó la castaña— ¿Para qué?

—Para mí ceremonia.

—¿Ceremonia? — Preguntó Mimi.

Tomoko asintió— En el viaje que hice mi novio, Kousei, me pidió matrimonio.

—¿Qué?

—Me voy a casar.

—¡A! — Gritó Mimi de emoción— ¿De verdad?

Tomoko asintió— ¡Sí!

—¡Felicidades! — Exclamó la castaña antes de abrazarla— Espero que sea muy feliz.

~Actualidad~

Mimi apretó su puño.

Lamentablemente ese matrimonio no salió bien.

~Años atrás~

—Me quitaste mi empresa, mi casa, mi dinero...—Habló Tomoko entre lágrimas— Y ahora me quieres quitar a mi bebé.

Kousei Minamoto observó seriamente a la mujer. Con su mirada no decía mucho, mas, era evidente que disfrutaba de esto.

—No regañes Tomoko y simplemente acata las órdenes del juez.

—¡No! — Respondió la Kimura mientras abrazaba a su pequeño entre sus brazos— No dejaré que te lleves a mi hijo.

—Por favor, señor Kousei, tenga un poco de compasión. — Rogó Mimi.

—No necesito compasión, solo quiero a mi hijo.

—¡Olvídalo! — Exclamó Tomoko— No dejaré que te lo lleves.

No pudo impedir que le arrebatase su casa, su fortuna y su empresa, sin embargo, lucharía con dientes y uñas para cuidar a su pequeño.

—Deja de armar escándalo Tomoko. — Exclamó el castaño—Alegrate, al menos el juez dejó que te quedaras con uno.

—¿Cómo se le ocurre decir eso?— Cuestionó Mimi— ¿Acaso no tiene corazón? ¡Quiere alejar a una madre su propio hijo!

—¡Cállate!— Kousei alzó la voz— Tú no tienes nada que opinar con respecto a esta opinión jovencita.

Tomoko simplemente abrazó a su bebé— Kousei, por favor, no me quites a mi bebé.

—Deja de reclamar de una vez. Eres una mujer sin gracia, ni dinero, enferma no tienes forma de cuidar a nuestros dos hijos.— Declaró Kousei— En cambio yo sí puedo cuidarlos.

—Si no tengo gracia, ni dinero es por tu culpa. — Respondió la oji-azul— ¡Tú me quitaste mi dinero, mi empresa, el patrimonio de mi familia! ¡Yo confié en ti y me tracionaste! ¡Eres un desgraciado!

—Simplemente aproveché mis oportunidades. — Musitó el castaño— Tú eres la culpable e ilusa que no sea dio cuenta de eso.

—Pues claro, tú decías que amabas ¿qué querías que pensara? — Preguntó Tomoko— Quise confiar en ti y en todo lo que me decías.

—Como mujer de negocios debiste pensar en las dos caras de la moneda. — Declaró Kousei.

¿Cómo se le ocurría decir eso? ¡Esto era la vida real! ¡No un negocio!

—¡Eres un poco hombre!

Kousei simplemente rodó los ojos y se dirigió la mujer— Deja de reclamar y entrégame a mi hijo.

—No, por favor.— Tomoko intentó aferrarse a su bebé, sin embargo, no fue posible.

—Suéltalo.— Exigió el hombre.

—¡No!— Respondió la oji-azul entre lágrimas.

~Actualidad~

Ese fue el inicio de su desgracia. Tomoko no pudo ayudarla, todos le dieron la espalda cuando pidió ayuda para defenderla en el juicio contra los Ishida, sin embargo, fue tomada por loca, al igual que ella.

Después de arruinar a su esposa, Kousei se casó con Satomi Takaishi, la hermana de Natsuko, madre de Takeru y Yamato, y formaron un "hogar" basado en mentiras y dinero que el Minamoto le robó a su ex mujer. Luego de la familia Ishida, la familia Minamoto era la más conocida a nivel nacional: por su fortuna, poder político de Kousei y la carrera empresarial que su joven hijo, Kouji Minamoto, tenía, ya que se encargaba de administrar sus inversiones en la empresa de Yamato.

Sí, el chico sacó el talento de su madre, Tomoko, quién apenas lograba sobrevivir en una casa de barrio bajo administrando un pequeño negocio de golosinas.

Pasó una mano por sus mejillas intentando limpiar sus lágrimas.

Verdaderamente era una lástima todo lo que tuvo que vivir su madrina a causa de esos corruptos.

Y las desgracias no terminaban ahí, ya que lamentablemente Tomoko tuvo que sepultar al único hijo que pudo criar. Kousei tenía el corazón de piedra, uno de los gemelos que tuvo junto a la mujer Kimura nació con un problema cardiaco, así que no le interesó criarlo y lo dejó con ella. Lamentablemente, por cosas de la vida, este murió. Koushiro le informó que cayó por las escaleras cuando era apenas un niño de once años. Una situación triste, sin duda, y a la vez cruel. Ella sabía cómo era perder un bebé en el vientre, no quería imaginar cómo era perder a aquel hijo que viste crecer, caminar, hablar y decir: Te amo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo ante aquella idea.

Era terrible.

Movió su cabeza intentando alejar todos aquellos pensamientos de su cabeza.

Un movimiento de la casa llamó su atención.

La puerta se abrió y del lugar salió una mujer cabello negro azabache, ojos azules y piel pálida. Lucía bastante agotada, tenía muchas ojeras y su pelo descuidado, parecía más vieja de lo que en realidad no era. Ella apenas tenía cincuenta años, pero su apariencia demostraba más. Al parecer la enfermedad que poseía en realidad estaba haciendo estragos.

Un sollozo salió de sus labios casi de manera inconsciente.

Rápidamente posó sus manos sobre su boca e intentó calamar su angustia de manera interna.

Solo quería correr hacia ella y abrazarla, pero no podía hacerlo, no debía hacerlo, por su bien, Tomoko debía creer que estaba muerta. Ella sufrió mucho por defenderla, no quería nuevamente colocarla en riesgo por su venganza contra los Ishida. Así que, obligatoriamente debía mantenerse lejos...

Aunque le doliera.

¡Bip, bip!

Su móvil la sacó de sus pensamientos llamando su atención.

Rápidamente contestó.

—¿Hola? — Preguntó la castaña.

—Mimi ¿dónde estás? — Cuestionó Koushiro.

—Salí a-a…—Tragó saliva— Dar una vuelta.

—¿Dónde?

—Por ahí. — Respondió Mimi— ¿Por qué me llamas?

—Porque la hora avanza rápido, los meseros y personal están comenzando a llegar. Debes estar preparada ya queda menos para la fiesta.

Suspiró.

Sí, poco quedaba para la fiesta, donde se reencontraría con sus enemigos, sus dos grandes amores y el traidor de su ex.


—Rika ¿por qué te escapaste de la preparatoria? —Preguntó Sora seriamente mientras observaba de brazos cruzados a su hija que por tercera vez en una sola semana se escapó de la preparatoria. Haciéndole vivir un bochornoso momento frente a la directora.

—¿Qué no es obvio? — Cuestionó la pelirroja— Porque odio ese lugar.

Yamato frunció el ceño— Tu directora llamó a tu madre ¡Es tercera vez que ocurre en esta semana! ¿Acaso no has entendido nada?

—¿Entender qué? — Preguntó Rika— ¡No tengo nada que entender! ¡Odio ese lugar!

—Deja de utilizar esa excusa, te has cambiado tres veces de preparatoria y siempre dices lo mismo. —Declaró Sora.

—Bu-bueno, no es mi culpa que ustedes escojan lugares que no me gustan…— Musitó Rika.

—¿El tema es que no te gustan los lugares? ¿o no te gusta estudiar? — Preguntó Yamato.

—Pu-pues…—La menor hizo una mueca— Ustedes saben, la respuesta.

Sus padres bien sabían que ella no quería ser empresaria, ni diseñadora, ni nada de eso. Solo quería bailar y vivir de la música.

—¿Qué hemos hablado siempre? — Preguntó Sora— Por más que odies estudiar ¡Debes hacerlo!

Rika rodó los ojos.

Otra vez ese discurso.

—Es necesario para la vida tener estudios. — Declaró la hija de Toshiko— Solo así lograrás…

—Salir adelante, lo sé. — La menor completó la frase— No es necesario que me repitas ese discurso insoportable.

—¿Insoportable? — Cuestionó Yamato— Simplemente es la verdad, si fueras más consciente de tus acciones probablemente lo entenderías.

—Soy consciente de mis acciones.

—Evidentemente no. — Respondió el rubio—Estás actuando muy mal.

—Y nos dejas en ridículo. Dime ¿qué hicimos para merecer esto?

Pues…

Nada, ellos nada.

—Nosotros nos preocupamos por ti y nos pagas de este modo. — Musitó su madre con tristeza.

—No quiero que se sientan mal.

—Entonces ¿por qué lo haces? — Preguntó Yamato— Tu comportamiento solo provoca que nos enojemos contigo, eso no es agradable. Nosotros simplemente te exigimos responsabilidad con tus estudios, nada más.

—Mentira, ustedes solo me piden subordinación.

—¡Claro que no! — Declaró el rubio— Pero no lo quieres ver.

Rika rodó los ojos molesta.

—Lamentablemente este comportamiento tuyo no quedó sin castigo. — Habló Sora— La directora me dijo que estás suspendida durante una semana para que pienses en tu comportamiento y cambies tu mentalidad. Ya que si sigues así te terminará expulsando.

—¡Vaya! Esa suspensión parece más un regalo que un castigo. — Comentó la menor.

Odiaba esa preparatoria.

—¡Ni creas! — Exclamó Yamato— No te dejaremos salir.

—Estarás todos esos días bajo nuestro cuidado. — Respondió Sora.

—¿Cómo? Tú regresas a trabajar el Lunes y mi padre va a la empresa. — Recordó la pelirroja— No podrán vigilarme todo el día.

—Créeme lo haré. —Declaró el rubio.

—¿Así? — Preguntó Rika— ¿Cómo?

—Irás conmigo a la empresa. — Respondió el oji-azul.

¿Qué?

—Eso no puede ser.

—Lo es. — Insistió Yamato.

—Pe-pero a tu padre no le gusta que las mujeres trabajen en la empresa y…

—¡Me da lo mismo lo que piense mi padre! — Exclamó Yamato.

Necesitaba darle una lección a su hija.

—No dejaré que vuelvas a desafiarme y ahora más que nunca sabrás que tus acciones tienen consecuencias.


—¿Qué haces aquí? —Zoe le preguntó sorprendida al moreno chico que hace unas horas arruinó su vestimenta y maquillaje por un malentendido.

—Vine a buscar aquello que me pertenece. —Declaró Takuya serio.

Izumi frunció el ceño— ¿Con que cara vienes a pedirme tu cadena luego del escándalo de la mañana?

Takuya hizo una mueca— E-eso fue un malentendido.

—¡Grave malentendido! — Respondió la rubia. Gracias a esa ducha imprevista tuvo que faltar a su primera clase en la mañana—Deberías pedirme una disculpa.

—¡Olvídalo! — Exclamó Takuya— No lo haré, tú me robaste mi cadena.

—¡No te robé tu cadena! — Elevó la voz Izumi— ¿Sabes? Incluso parece que tú me la quieres robar. Fácilmente podría llamar a seguridad y denunciarte por ratero.

—¿Ratero? — Preguntó el moreno— Ratera eres tú, esa cadena es mía y no me la quieres devolver.

—Claro que no, porque es mía, no tuya.

—Ya te lo dije, es mía.

—Takuya no tengo tiempo para hablar contigo. — Musitó Izumi. Simplemente vino a la empresa a buscar su portafolio que se quedó en la empresa el día anterior y lo necesitaba para la universidad. En breve una de sus clases comenzaría y su novio vendría a buscarla dentro de unos escasos minutos.

—Tendrás que darme algunos minutos, quiero mi cadena. — Respondió Takuya.

—Deja de insistir con el tema de ¡mi! cadena ¿sí? — Izumi tomó su maletín.

—Es mía esa cadena. — Contestó el moreno.

—No, es mía. — Insistió la chica saliendo de la oficina.

Takuya la siguió— ¿Qué tengo que hacer para que me creas?

—Nada. — Respondió la oji-verde— Es mía y punto.

—Te estoy diciendo que es mía.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? — Preguntó la rubia— Hay muchas cadenas en el mundo.

—Porque podría reconocerla en cualquier lugar, tiene una I.

—¿Y? Existen muchas cadenas con esa letra. — Respondió Izumi.

Takuya rodó los ojos—Pero esa cadena es mía.

La rubia suspiró—Kanbara, por favor, deja de insistir ¿sí? Ya estoy cansada de esta discusión.

Izumi iba tan desconcentrada por la charla que no se percató que la agujeta de su zapato derecho estaba desabrochada y sin querer la piso con su pie izquierdo provocando que perdiera equilibrio y cayó hacia Takuya, este rápidamente las sostuvo por la cintura, la chica por instinto se agarró de su cuello, quedando sin querer en una posición no muy favorable, muy juntos uno del otro.

Izumi observó atentamente al chico, Takuya observó atentamente a la chica y sus respiraciones se entrelazaron.

—¿Qué está ocurriendo aquí? — Preguntó cierta voz y ambos al alzar la mirada se encontraron con un chico de cabello negro azabache con ojos azules.

La rubia reconoció al instante a su novio.

Kouji se cruzó de brazos y observó serio a ambos.

Izumi dirigió la mirada hacia su novio y luego hacia el castaño, quién la sostenía por la cintura.

¡Rayos! Esa posición no era favorable.

Rápidamente se alejó— ¡Idiota! — Sí, lo insultó— Casi me caigo por tu culpa.

—¿Por mi culpa? — Preguntó Takuya— Querrás decir gracias por evitar que cayeses por la escalera.

—Si no me hubieras distraído con tus palabras no hubiera caído. — Respondió la rubia antes de voltear hacia su novio y acercarse— Hola amor. — Besó sus labios.

—Hola. — Respondió Kouji y dirigió su mirada hacia aquel chico. Alzó una ceja, por alguna razón le resultó familiar. Sin embargo, más le interesaba saber que pasaba— ¿Qué ocurrió aquí?

Izumi sabía exactamente que no le gustó encontrarlos así—Nada, simplemente veníamos discutiendo y casi me caí, pero, él me sostuvo.

—¿Discutiendo? — Preguntó el Minamoto— ¿Por qué?

—Por una tontería.

—¿Tontería? — Cuestionó Takuya— Esto no es una tontería, la tonta eres tú al no querer entenderme.

—¿Perdón? — Preguntó Izumi— ¿Quién que te crees que eres para hablarme así?

Takuya recién fijo su mirada en el chico y recordó algo—¡Un minuto!— Exclamó— Yo a ti te conozco.

Kouji alzó una ceja— ¿A mí?

El castaño asintió— Si.— Respondió— Vives en Adachi ¿no?

—¿Qué?— Izumi alzó una ceja sorprendida.

¿En el barrio Adachi?

¡Rayos!—Pensó Kouji y fue ahí cuando recordó de donde conocía a ese chico. Era un cancionero que cantaba en la calle cerca de aquella comuna pobre donde vivía su madre y su hermano— ¡Rayos! —Nuevamente pensó.

—¿En Adachi?— Preguntó la rubia.

Takuya asintió.

—Te equivocas.— Respondió el Minamoto.

—No, no me equivoco.— Contestó el moreno— O tal vez, no vives, pero ¿Familiares o parientes tuyos viven en un pequeño negocio de dulces? ¿no?

—¿Parientes míos?— Preguntó Kouji—Te estás confundiendo.— Habló un tanto molesto— Yo no vivo en esa comuna.

—Claro que sí.

—No.— Respondió el Minamoto— Toda mi familia junto a mi vive en Denenchofu, un lugar lleno de lujos y comodides, que una persona como tú, nunca conocería.

Estas palabras ofendieron al moreno.

Takuya frunció el ceño—Hey, no tienes que ofender tampoco.

—Tú me ofendes al decir que vivo en un lugar como ese. — Comentó Kouji.

—Ni que fuera repudiable. — Musitó el moreno. No tenía grandes lujos, pero ahí vivían personas de manera honrada.

—Tal vez, pero no me gusta ser relacionado con un lugar así, con gente como tú.

Takuya rodó los ojos—¿Por qué? ¿Por qué soy una persona común y corriente? ¿Y no un imbécil como tú?

—Lo siento, pero no me gusta que me levanten falsos testimonios.— Comentó el Minamoto.

—No sería algo nuevo en este chico.— Musitó Izumi— Vive levantando falsos testimonios por una confusión. — Se cruzó de brazos— Te confundes con facilidad ¿e?

—No me confundo fácilmente.— Respondió el castaño.

—Claro que sí, me recriminas por una cadena que no es tuya.

—¿Cadena?— Preguntó el Minamoto.

La rubia asintió— Este chico no ha parado de molestarme con respecto a la cadena que me diste para mi cumpleaños.— Le respondió a su novio— Ya que dice ser suya y acusa de haberla robado.

—Qué idea más estúpida.— Musitó Kouji.

Takuya alzó una ceja— ¡Un minuto! ¿Tú le diste mi cadena a ella?

—Sí. — Respondió el Minamoto.

El moreno alzó las cejas— ¿Fuiste tú quién me la robó cierto?

—Claro que no.— Contestó Kouji— Yo no necesito robar algo como eso.

—Entonces ¿por qué la tienes?— Preguntó Takuya.

—La compré.

—¿Dónde?

—¿Por qué tengo que responderte?— Cuestionó el Minamoto. Él jamás daba explicaciones, mucho menos a desconocidos.

—Porque esa cadena es mía.— Respondió el moreno.

—No es tuya.— Respondió Izumi— Es mía.

—¡Claro que es mía!— Contestó Takuya.

—¿No serás tú quién quiere engañarnos?— Preguntó Kouji— No me sorprendería que una persona de tu clase quisiera esta cadena para venderla y tener dinero.

—No es por eso.— El moreno frunció el ceño— No quiero venderla. Jamás lo haría, porque es muy importante para mí. Es mía.

—No lo es.— Respondió el Minamoto.

—Tú me las robaste.

—Yo jamás haría eso.

—Sin duda.— Respondió Izumi— Después de todo, no eres ratero, jamás robarías algo como esto.

—Vive en Adachi.— Contestó Takuya.

—No vivo ahí.— Insistió Kouji—Tengo dinero, no soy un pobretón como tú que quiere robar esta cadena.

¿Pobretón?

—¿Sabes? Tienes razón es imposible que tú vivas en ese lugar.— Comentó Takuya— Porque la gente es trabajadora y buena, no creía por el simplemente hecho de tener dinero. Incluso sería una pena relacionarnos con millonarios egocéntricos como ustedes. Que roban lo ajeno.

¿Egocéntricos?

—Millonarios rateros.— Se dirigió a Izumi.

—¿Quién te crees que eres para hablarnos así?— Gritó la rubia molesta.

Takuya simplemente ignoró esto y se alejó del lugar.


~Horas después~


Takuya, Hikari, Ryo y sus demás amigos se encontraban arreglando algunas en las mesas para la fiesta.

—¡Wow!— Musitó Daisuke— Simplemente ¡Wow!

—Este lugar es increíble.— Comentó Junpei.

Ken asintió— Bastante elegante.

—Nunca vi tanta riqueza frente a mis narices.

—¡Hey!— Exclamó Takuya— No hablen así.— Exclamó— Me hacen sentir miserable.

—Es inevitable sentirse miserable al ver todo esto.— Musitó Jp mientras observaba la gran mansión.

—¡Chicos!— Hikari los regañó y señaló levemente al encargado de la fiesta que se encontraba a unos metros de ellos hablando con Ryo.

—Koushiro, quiero agradecerte por conseguirnos este trabajo.—Comentó el oji-azul.

—No me agradezcas.— Respondió el Izumi.

—Claro que debo.— Contestó el oji-azul— Esto no lo haría cualquier persona, ni siquiera conoces nuestros servivios de meseros.

—Puede que no, pero somos amigos ¿no?— Posó una mano en su hombro— Confió en que harás un buen trabajo.— Volteo hacia los demás— ¡Por cierto! Quiero decirles que la señorita Anderson está encantada con su presencia y buena disposición, espero que se sientan a gusto.

—Gracias.— Musitó Hikari.

—Y si tienen alguna pregunta no duden en venir hacia o hacia mi hija, Akari, a quién ustedes conocieron hace unos minutos.— Mencionó Koushiro.

Y todos recordaron a la pelirroja que los salió a recibir.

—Lo haremos.— Respondió Ryo.

El Izumi asintió— Sigan trabajando, yo ahora iré a resolver otros temas.

Fue así como el hombre se alejó del lugar.

El Akiyama se acercó a sus amigos.

—Chicos, sé que no es la primera vez que trabajamos, pero como siempre, les ruego por favor, compostura ante todo.—Habló Hikari.

—¿Compostura?— Preguntó Junpei— Lo dices como si no la tuviéramos. Nosotros somos profesionales para esto.

Si ¿cómo no?

Pensó la Kanbara y a su mente vino la imagen de la vez que el mayor junto a Tomoki consumieron los tragos que sobraron y entre todos tuvieron que arrastrar al robusto Shibayama a la camioneta de Daisuke.

Hizo una mueca al recordar el dolor de sus rodillas.

—Como sea, lo importante es que nos comportemos bien.—Respondió Ryo.

Todos asintieron y se dispusieron a continuar en sus labores.

—Supongo que esto es nuevo para ti.— El Akiyama le preguntó a Takuya— Trabajar de mesero.

El moreno negó— Aunque no lo creas, no lo es.

—¿Por qué?— Preguntó el oji-azul— ¿Allá lo hacias?

—De vez en cuando.— Respondió el Kanbara— Como no quise estudiar en la Universidad mi padre me hizo trabajar e hice diferentes trabajos antes del curso de fotografía.

—Comprendo.— Habló Ryo.

Fue así como todos continuaron ordenando.

—Oye, Ryo.— Takuya se acercó a él.

—¿Sí?— Preguntó el Akiyama.

—Sé que sonará extraño...—Llevó una mano a su nuca— Pero tengo una pregunta acerca de tu madrina.

—¿De mi madrina?— Cuestionó el mayor.

El moreno asintió—¿Ella tiene un hijo? ¿no?

Ryo observó sorprendido al Kanbara— ¿Por qué me preguntas eso?

—Mmm...—Hizo una mueca— Curiosidad.—Respondió— Verás, él otro día fui a comprar algo y vi a un chico de cabello negro y ojos azules ¿Es su hijo?

El Akiyama asintió— ¿E?—Balbuceo— Se podría decir que sí.

—¿Podría?

El oji-azul hizo una mueca— Verás, biológicamente lo es, pero no sé si él se considera hijo de ella.

Esto llamó la atención de Takuya y el recuerdo de su conversación con el hijo de Tomoko vino a su mente.

—Me sorprende que me preguntes por eso.— Comentó Ryo— ¿Hay alguna razón?

—¿E?—Balbuceo el moreno— Verás...

—¡Hey! Chicos.— La voz de Ken llamó su atención— Llegaron los primeros invitados.

Fue así cómo todos voltearon a la entrada y efectivamente algunas personas estaban ingresnado al lugar.

Sin embargo, esto no trajo felicidad, en lo absoluto.

Ryo se detuvo en seco al ver llegar a la familia Ishida, mejor dicho, una parte de ella.

—¿Qué hacen ellos aquí?— Susurró para sí mismo.

La misma sorpresa sentían Takuya e Hikari al ver a dos rubios llegar a aquel lugar, y viceversa. No esperaban encontrarse con Izumi y Takeru en ese lugar.

El Akiyama rápidamente intentó ocultarse de los recién llegados con su bandeja y caminó en dirección al pelirrojo organizador de la fiesta.

—Koushiro.

Este volteo.

—Ryo.

—¿Por qué me dijiste?

—¿Decirte qué? — Cuestionó Koushiro.

—Que mis sobrinas y su familia están invitados a esta fiesta.— Contestó Ryo.

—Se me olvidó.— Admitió el Izumi con sinceridad, porque efectivamente se le olvidó ese detalle.

—Pues debiste hacerlo.— Contestó el oji-azul— ¡Y no solo están ellas! ¡También está el resto de su familia!

El pelirrojo hizo una mueca, debió imaginarse que el Akiyama no reaccionaría bien, después de todo, él también sufrió a causa de ellos.

Sin embargo, no podía dejar que se fuera, Mimi quería tener tanto a sus enemigos, como a sus queridos en ese lugar.

—Tendré problemas.— Musitó el Akiyama.

—¿Problemas?— Cuestionó Koushiro—Dime ¿hace cuántos años no ves a Hiroaki, Toshiko, Sora y el resto?

—Pues...—Ryo intentó hacer cuenta, la última vez que se vieron de frente él apenas era un niño de 7 años, no tenían forma de saber ahora que él era el hermano de Mimi— Desde que vivo con Tomoko.

—¿Entonces?— Preguntó Koushiro— ¿Cuál es tu miedo?

Ryo hizo una mueca— Bueno, tal vez ellos no me reconozcan, pero Yamato sí me ha visto puede reconocerme. A él no le agradará verme aquí.

—Bueno, si te pregunta debes decirle que simplemente estás trabajando.— Respondió Koushiro— Algo totalmente normal, a diferencia de él no tienes una vida comprada y necesitas pagar tus estudios ¿no?

Buen punto.

—Pe-pero...

—Ryo, entiendo que no te sientas cómodo.— Musitó Koushiro—Pero, dime ¿desaprovecharás esta oportunidad?

—¿Oportunidad?

—¿Para ganar dinero y...—El pelirrojo observó a su alrededor— ¿Estar cerca de tus sobrinas?

¿Qué?

Su mirada se centró en las dos jovenes que se encontraban junto a Sora.

¡Rayos!

No pensó en eso.

Nunca tuvo posibilidades de estar tan cerca de ellas. Yamato nunca se lo permitió, mas, ahora no podría evitarlo. Esta era la oportunidad para estar cerca de sus sobrinas y ganar dinero, debía continuar.

—¿Y? ¿Renunciarás?

—No, continuaré.— Respondió el oji-azul decidido.


Literalmente, tanto Takuya como sus demás amigos se quedaron embobados al ver a las dos hermanas Ishida, ambas chicas se veían muy bien con sus vestidos, sobre todo la rubia.

El moreno analizó a la chica de pies a cabeza ¿Quién pensaría que detrás de una persona tan linda físicamente había un demonio?

—¡Rayos! No pensé que en esta fiesta hubiera tanta belleza.— Comentó Jp—Me preguntó ¿quién será esa hermosa chica rubia?

—E-es...—Inevitable fue para Takuya balbucear al intentar responder. Aclaró su garganta y volteo su mirada— Es la insoportable chica que me robó la cadena.

—¿Qué?— Los chicos observaron sorprendidos al moreno.

—¿La chica que según tú, te robó la cadena?— Cuestionó el Shibayama.

Takuya asintió.

—No puede ser.— Comentó Jp—¿Cómo un bombón tan bello como ese robaría tu cadena?

Las apariencias engañaban, él también la consideraba un ángel caído del cielo, pero resultó ser una bestia vestida de mujer.

—No sé, pero lo hizo.— Respondió el moreno.

Hikari hizo una mueca y se acercó a su primo— Takuya, sé que ambos no se llevan, pero evita involucrarte en problemas ¿si?

Todos estaban ahí para trabajar, no armar escándalo, porque necesitaban el dinero.

—¿Problemas? ¿Yo?— Preguntó el moreno— Ella es la que me molesta a mí.

—Como sea.— Musitó Hikari— Estamos aquí para cumplir nuestra labor de meseros ¿sí? No hagas que me arrepienta por haberte ofrecido el trabajo en reemplazo de Tomoki.

Su prima tenía razón, debía mantenerse callado y quedar bien ante todos.

Aunque fuera difícil.

La chica ya le dirigía unas miradas de odio a la distancia.

—Intenta estar lo más lejos posible de ella.— Musitó Kari.

Takuya volteo hacia— Y tú también intenta estar lejos de ese rubio tío de ella.

—¿Yo?— Preguntó la castaña.

El moreno asintió.

Tal vez, no llegó a su cita por un incidente, mas, eso no quitaba que quisiera proteger a su prima.

Sí, era celoso, no lo iba a negar, pero era justificable ¿no? Hikari era la única mujer que le quedaba en su vida, lo más importante, el hombre que quisiera robarse su corazón tendría que pasar primero por él.

—Takuya, yo sé muy bien a lo que vine ¿sí?— Musitó la chica antes de tomar y bandeja entre sus manos— Espero que tú también lo tengas claro.


—Pero ¿qué rayos hace este chico aquí?— Preguntó Izumi molesta.

Takeru hizo una mueca y observó tanto al moreno como a su prima, Hikari, ambos vestían de meseros.

—Al parecer están trabajando.

La oji-verde frunció el ceño— ¡Horrible mi suerte! Lo tuve que soportar en el trabajo y ahora me encuentró con él aquí.

—Hey, tranquila.

—No puedo.— Respondió la rubia— No sabes como nos trató a Kouji y a mí esta tarde.— Musitó— Todo a causa de esa cadena que dice ser suya.

Takeru hizo una mueca— Bueno, si no quieres tener problemas intenta mantenerte lejos ¿si?

—¿Sabes? Tú deberías odiarlo, después de todo, ayer se fue contra ti por un malentendido.

—Con Hikari aclaré las cosas, así que no tengo rencor.— Respondió el rubio.

Hikari

Izumi dirigió la mirada hacia la chica.

—No quiero ser aguafiesta, pero a tu padre no le gustará saber que estás interesado en una chica que trabaja de mesera ¿sabes?

Lamentablemente su abuelo, Hiroaki, era clasista, jamás aceptaría que su hijo estuviera con una persona que no fuera de su clase social.

Hecho que lógicamente Takeru y ella desaprobaban, después de todo, el dinero no era todo.

—Lo sé.— Respondió Takeru— Pero poco me importa.

Por culpa de él comenzó una relación con esa odiosa francesa y terminó dañado.

—Solo quiero empezar de nuevo.

—Y me alegro que lo hagas.— Comentó la rubia.

Su tío merecía ser feliz, aunque fuera contra la voluntad de Hiroaki, después de todo, por su culpa Tk sufrió.

—Hikari se ve buena chica.

—¿Tú crees?— Preguntó Takeru.

—Bueno, dije que "Se ve"— Comentó Izumi— Espero conocerla mejor.

Nene se acercó a su hermana— ¿Qué tanto hablan ustedes dos?

—¿E?— Balbuceo Tk— Estábamos hablando del lugar. Está bonito ¿no?

Sí, cambió de tema ¿Por qué? Porque conocía a Nene, al igual que Hiroaki era clasista, jamás aceptaría que su tío estuviera interesado en una mesera.

—Bastante.— Musitó la oji-verde.


A unos metros lejos de ellos se encontraba la hija de Koushiro, preparada para ingresar en acción.

Akari respiró profundo y se acercó a ellos— Buenas noches.

Izumi, Nene y Takeru al voltear la mirada se encontraron con una chica pelirroja de ojos pardos que vestía un elegante traje femenino de color verde oscuro, una obliguera blanca y unos tacones del mismo color bastante altos. En su mano llevaba en sus manos una especie de canasta con folletos.

—Buenas noches.— Musitaron a coro los Ishida.

Akari pasó su mirada por los tres jovenes, sin embargo, su mirada se detuvo en la castaña. Alzó una ceja, las fotografías no engañaban, Nene se parecía bastante a Mimi, a excepción de sus ojos.

Movió levemente su cabeza intentando concentrarse en su labor.

—Me presento, soy Akari Izumi.— Musitó la pelirroja— Soy la organizadora de toda esta celebración.— Alzó unos folletos y los extendió— Les doy la Bienvenida.

—Gracias.—Musitó la oji-verde al recibir esto.

Nene observó el folleto—¿Qué es esto?

—Una organización de todo el lugar, algo así como un mapa del lugar, ya saben, donde está el baño, donde podrán encontrar diversión y tranquilidad.— Respondió Akari.

La idea de Mimi era "impresionar con su riqueza" por lo tanto en toda la casa lleno de joyas, adornos, entre otras cosas para que todos pudieran ver los adineradas que era.

La castaña alzó una ceja y bajó la mirada hacia esto.

—¿Por qué dice exhibición de Agnes Martin?— Preguntó Zoe sorprendida de esto.

—Porque la señora Haruna tiene una exhibición increíble de pinturas carísimas en la planta alta a la cual sus invitados pueden acceder.

—¿Exhibición de pinturas?— Cuestionó la oji-verde.

—En especial de Agnes Martin.

—¡Genial!— Exclamó Izumi— Es mi artísta favorita.

Sí, lo sabía. El detective se lo dijo a Mimi, dato que usaría por esta ocasión para "llamar la atencion de su hija"

Akari sonrió— Te gustará entonces, las pinturas son autenticas, oríginales con firma de la propia Agnes.

¿Qué?

—No, no es posible.— Comentó Nene.

—Claro que sí.— Respondió la pelirroja— Haruna Anderson tiene mucho dinero para comprarla.— Musitó— Si no me creen pueden ir a verlo.

—¡Claro!— Exclamó la rubia antes de tomar a su hermana del brazo— ¡Vamos!

Fue así como ambas ingresaron a la mansión y Akari supo que era el momento.

Rápidamente sacó su móvil para teclear el mensaje.

"Cancha libre, puede entrar madrina"


—No puedo creer que tú también viniste a la fiesta.— Musitó Toshiko al ver a la sirvienta de su hija en aquella elegante fiesta.

Layla alzó una ceja— ¿Por qué? ¿Acaso no puedo?

—Obvio que no.— Respondió la castaña— Las sirvientas como tú no van a eventos como este.

La mayor frunció el ceño, odiaba cuando Toshiko la trataba de esa forma—No intentes ofenderme.

—No lo intento, simplemente estoy diciendo la verdad.

Layla hizo una mueca—Bueno, si nos basamos en esa clasificación, las asesinas y rateras como tú tampoco deberían venir a esta fiesta.

—No digas tonterías.

—No es una tontería.— Respondió—Siempre intentas hacerme sentir mal.— Habló Layla— Y se te olvida que tú eres mucho peor que yo ¿O acaso olvidas que eres una ratera y asesina?

La mujer Takenouchi ante esto observó a su alrededor y con un rápido movimiento tomó bruscamente a la adulta del brazo— ¡Cállate!

Layla sonrió—¿Qué?— Cuestionó— ¿Acaso no te gusta recordar quién eres en realidad?

Toshiko apretó los dientes.

—Porque eso es lo que eres ¿no?— Habló la mayor— Una mujer fría y sin corazón que fue capaz de dejar en la ruina a su propia hermana, una víbora que no le importó matar a su propio nieto junto a su padre para que Sora se casara con Yamato.

—¡Cállate!— Toshiko enterró sus uñas en su brazo— ¡Eso no te incumbe!

—A mí no, pero a tu hija si.— Respondió Layla.

—¡A Sora no le dirás esto! — Exigió la Takenouchi.

—¿Por qué no? — Cuestionó la anciana—Sé mucho de ti y si me sigues ofendiendo todo saldrá a la luz.

—No lo harás. — Advirtió la castaña.

—Claro que sí.

—¡Claro que no!— Río Toshiko— Eres ambiciosa, si hablas perderías todo el dinero que te he dado estos años.

—El dinero no es más interesante que verte caer.

—¡Qué ilusa eres!— Río Toshiko— Tú bien sabes que es imposible que tú me hagas caer.

—Sé bastante cosas de ti.— Habló Layla— Fácilmente podría hablar.

—¿Y quién te creería?— Cuestionó la castaña— Eres una pobretona que trabaja en una casa como ama de llaves. Estás vieja, fácilmente podría tomarse como una demencia tuya.

—¿A sí como lo hicieron con Mimi? La madre de Nene e Izumi ¿no?— Musitó la anciana.

—¡No nombres a esa idiota!— Toshiko alzó la voz— Y sí, puedo hacer eso, incluso más. Recuerda quién de las dos es más poderosa y quién sería la primera en caer si todo lo que hecho sale a la luz.— Se acercó a su oído— Porque fuiste mi cómplice.

Sí, su cómplice.

—Y todos estos años en silencio no serían perdonados por la justicia, Yamato, Takeru y demás, mucho menos Hiroaki, ya que lógicamente tendrías que ser castigada.—Habló Toshiko— Dime ¿quieres conocer la cárcel como Mimi? ¿O quieres acompañar a mi yerno en el infierno? Muerta.

Esto colocó los pelos de punta para la anciana.

—Dime ¿quieres?— Preguntó Toshiko.

Layla tragó saliva nerviosa ante esta amenaza—N-no.

—Entonces, continúa en silencio.— Ordenó la Takenouchi antes de soltar bruscamente su brazo.


Takeru se acercó a la mesera castaña que se encontraba a unos metros de él ordenando unas copas sobre una gran mesa de cóctel.

—Hola.— Saludó al llegar junto a ella.

La chica alzó la mirada. Muchos sentimientos de diferente vinieron a su mente, sin saber exactamente que decir respondió un simple—Hola.

—¡Que sorpresa verte! — Exclamó Tk.

Hikari asintió— Lo mismo digo.

—Me alegra verte. Luego de mi examen fui adonde trabajas y no estabas.— Musitó Takeru.

—Salí temprano y me directo a clases.— Contestó Hikari.

—Eso explica, porque no te encontré a pesar de que te busqué.— Comentó el rubio— Pensé que el destino no estaba a mi favor, pero creo que me equivoqué, porque te encontré.

La castaña simplemente sonrió de lado— Bueno, aquí estoy. — Volvió su mirada a su bandeja y continúo acomodando ahora unos bocadillos.

—¿Podrías darme unos minutos?

La chica alzó la mirada sorprendida— ¿Unos minutos?

—Para hablar.

—¿Ahora?

Takeru asintió.

—Disculpa de verdad, estoy trabajando.— Habló la castaña— No creo que sea prudente detenerme a hablar.

—Tal vez, pero no puedo dejar esto para después.— Musitó Takeru— Lamento mucho lo que ocurrió de verdad, yo quería verdaderamente llegar a nuestra cita ayer, pero me ocurrió el accidente y...

—Tk, no es necesario explicar.— Respondió Hikari— Ya sé lo que ocurrió.

—Sí, pero no pude explicarlo yo con mis palabras y pedirte disculpas.— Contestó el rubio.

—No es necesario. — Habló la castaña.

—Claro que lo es, el momento que te hice vivir no fue el mejor.

—No lo fue. — Musitó Hikari mientras ordenaba la mesa—Pero, de verdad, no hay rencor.

—Lo sé, pero aún así debo explicar. — Insistió el rubio.

La castaña hizo una mueca y suspiró—Tk, de verdad, comprendo todo y sí quiero hablar, pero este no es el momento.— Musitó— Debo servir.

Takeru hizo una mueca, evidentemente la castaña estaba más pendiente de su trabajo en ese momento, algo totalmente entendible, mas, quería estar junto a ella.

Fue así como rápidamente tomó su bandeja y la alzó en su mano no enyesada.

—Hey ¿Qué haces?— Preguntó Hikari.

—Ayudarte.— Respondió el rubio— Si no tienes tiempo para escucharme, entonces, yo te daré el tiempo, mientras te ayudo a trabajar.

—Hey, no es nece...

—Sh.— Tk la interrumpió— No me digas que no, porque de igual forma lo haré.

Fue así como el rubio comenzó a ordenar unas copas sobre la mesa.


Mientras tanto con los adultos.

—¿Tu esposo no vino?— Toshiko le preguntó a su hija.

Sora negó— Se quedó con Rika.

—¿Con Rika? — Cuestionó la mujer castaña.

La menor asintió.

—Esa niña siempre dando problemas.— Musitó Toshiko— No entiendo porqué o cómo soportan sus escándalos. Esa arrimada debería obedecer sus órdenes y no darles problemas, en señal de agradecimiento por haberla adoptado.

La pelirroja frunció el ceño— Madre ¡Ya te he dicho que no vuelvas a decir eso en voz alta!

—Es inevitable, hija.— Respondió la castaña— Después de todo, no lleva nuestra sangre.

Sora rodó los ojos.

¡Odiaba cuando su madre hacia ese comentario!

—Izumi y Nene tampoco llevan tu sangre.

—No, pero llevan la sangre Ishida, tienen elegancia y porte.— Comentó Toshiko.

Elegancia…Porte…Y una gran herencia.

Ella sabía que a su madre solo le interesaba el dinero que las mellizas recibieron de su madre biológica. Solo por eso las consideraba sus "nietas" Y claro, porque Hiroaki le exigió ser buena con ellas.

Lamentablemente, ambos desconocían los orígenes de Rika y por se daban el atrevimiento de maltratarla. Pero ella estaba segura de que si lo supieran no haría estos comentarios.

—Además, ni Izumi, ni Nene se han comportado de manera grosera conmigo como lo hace Rika.

Sí, Rika se comportaba de manera grosera con ella, pero era justificable, Toshiko fue la primera en comportarse de manera grosera con ella.

Tuvo intenciones de responder, sin embargo, se mantuvo en silencio, hablar con su madre de Rika era como hablar con una pared.

—Me pregunto porqué. — Musitó con ironía.

—Sora, Toshiko. — Hiroaki apareció frente a ellas— Buenas noches.

—Buenas noches. — Respondieron ambas.

—¿Dónde está Yamato? — Preguntó el hombre.

—No está aquí. — Contestó la pelirroja.

—¿Va a venir?— Preguntó Hiroaki.

—No.— Respondió Toshiko.

¿No?

—¿Por qué?— Cuestionó el Ishida.

Toshiko quiso responder—Porque...

—Tuvo asuntos que arreglar. — Se adelantó Sora. No quería escuchar un reclamo de Hiroaki contra Rika, así como fue el de su madre. Lo mejor sería cambiar el tema.

—¿Asuntos? ¿Qué asuntos? —Cuestionó Hiroaki.

—Unos sin importancia. — Respondió la pelirroja.

—Buenas noches. — La voz de una cuarta persona se hizo presente y en el lugar apareció el matrimonio Minamoto.

—Satomi, Kousei. — Toshiko pronunció sus nombres—Buenas noches.

—Me alegra verlos. — Musitó Satomi— Aunque, no veo a mi primo. —Buscó con la mirada al rubio— ¿Yamato aun no llega?

—Yamato no vendrá, tiene unos asuntos que atender. — Respondió Sora.

—¿Y sus hijas? — Preguntó Satomi observando a su alrededor.

—Están dando un tour por la casa. — Respondió la pelirroja— Por lo que escuché, hay una exhibición de pinturas que Izumi quiso ver.

Típico de la rubia, amaba todo lo que se relacionaba con el arte y diseño.

—¿Y su hijo?— Preguntó Toshiko— Pensé que vendría.

—Llegará un poco más tarde.— Respondió Satomi.

—Estaba ocupado en algunos asuntos de la universidad.— Comentó Kousei.

—¡Atención!— La voz de Koushiro se hizo presente en los parlantes— La señorita Haruna Anderson está llegando en estos momentos.


+Le mostré a mi hermana menor esta historia y cuando iba en este capítulo me dijo: Esto es gracioso no de risa, sino gracioso de raro, porque hay muchos misterios.