Notas de autor: Hay algo que sanar y es por eso que siento la necesidad de escribir, esto tiene la intención de ser súper fluffy porque es lo que me falta en la vida. Im not even sorry.
Disclaimer: Fairy Tail pertenece a: Al gracias por la OTP de Hiro Mashima. El título de la canción pertenece a Taylor Swift.
Fearless
And I don't know how it gets better than this, you take my hand and drag me head first fearless and I don't know why but with you I'd dance in a storm in my best dress fearless
Se suponía que era una misión rápida y fácil, claro que todo había empezado por iniciativa de Juvia. La maga de agua sin saberlo había dado con su nueva, ferviente y oculta necesidad de pasar tiempo con ella y como buen adicto, Gray tras un rápido cálculo y después de responderse ¿qué podía salir mal en la simple misión de llevar un valioso encargo de una ciudad a otra?
Juvia había prometido que se trataba de algo sencillo y que estarían de regreso antes de que anocheciera —y mucho antes de que él tuviera que dejar Magnolia para retomar la misión de los cien años—. Ella había hecho bien la tarea de investigar todo para convencerlo, no es que necesitara mucho, el sí ya lo tenía ganado, pero a Gray le gustaba dejarla ser en ese sentido. Le gustaba que Juvia se esforzara en ese tipo de detalles y que pensara en él, se sentía bien, era una sensación fresca muy diferente al hielo que moldeaba. Y él siempre había tenido debilidad en valorar sus esfuerzos hacia él, aunque poco se notaran o muchos tuvieran dudas.
La maga prometía que el trabajo que harían, era solo resguardar algunas joyas mientras las llevaban a una prestigiosa joyería que estaba ubicada en otra ciudad que quedaba a veinte kilómetros de Magnolia. No era nada extraordinario, citando sus palabras, pero le parecía buena idea que ambos tomaran esa valiosa oportunidad para ambos: era un viaje de menos de un día. Juvia tenía ya hasta los boletos del tren y los horarios de este. Le había prometido que esta misión no violaba ninguna de las cláusulas de su otro contrato. Le habló de que la paga era buena y que el trabajo no era tan pesado y el gancho perfecto para convencerlo —como si hiciese falta— fue: una misión para ellos dos. Solos. Una misión donde pasarían tiempo juntos. Juntos los dos después de no haberse visto durante varias semanas, y eso para un corazón enamorado era más que una agonía.
Claro que cada misión por más simple que fuera conllevaba ciertos riesgos. Gray sabía perfecto que se exponían a los ladrones y a las peleas, pero no había nada que un mago de Fairy Tail no pudiera llevar a cabo y dos, y más importante, tampoco dejaría ir sola a Juvia. Y tres, ¡usó las palabras mágicas cuan canto de sirena! que poco tenían que ver con la labor de convencimiento de la maga, que lo apreciaba, pero ya a esas instancias le era imposible negarse a él mismo que sentía algo muy fuerte por ella y que en él también existía esa necesidad y deseo de verla.
Al final había caído hechizado y ya se encontraba esperándola en un punto medio de Magnolia para empezar con la misión. Según el itinerario de Juvia, saldrían temprano, harían el encargo y tomarían el tren de regreso a las ocho de la noche. Había dejado margen para que ellos pudieran comer, pasear y ponerse un poco al día… y era justo. Él quería asegurarse de que estuviera bien y de que estaría bien una vez que retomara la misión.
Y ya era tiempo de consentirla un poco y de animarla, porque él no quería que en los días que él se ausentara, ella lo pasara en solitario haciendo muñequitos de él. Que si bien, era algo dulce y un gesto digno de Juvia, había algo amargo que evocaba toda la soledad y tristeza que ella pudo sentir en sus intentos por frenar la lluvia. Y de verdad, el mago de hielo lo que menos quería era que ella se sintiera triste por su culpa. Además él también necesitaba descansar y alejarse unas cuantas horas de Natsu.
Gray despeinó su cabello, suspirando y riéndose en sus adentros porque Juvia siempre había sido mejor madrugadora que él. Quizás había exagerado en llegar mucho antes de lo acordado, pero no quería desperdiciar ningún minuto.
—¡Gray-sama! —la voz sorprendida de Juvia resonó tras él.
Él se giró rápido para verla y le sonrió. Vio que ese día llevaba un vestido azul cielo que le llegaba hasta las rodillas, ceñido de la cintura, tirantes gruesos, totalmente diferente a los que acostumbraba. También su cabello estaba diferente, lo llevaba sujetado en una media cola. Le gustaba que tuviera su cabello tan largo. Y se miraba muy bien y desde hoy, ese era su vestido favorito. —Buen día.
La maga se sonrojó un poco. —Buenos días —respondió con una amplia sonrisa y luego de un corto silencio donde los dos no dejaban de verse, ella habló—; Juvia se despertó temprano para comprar algo para desayunar —ella le mostró una bolsa donde llevaba sándwiches y algo de fruta —pero se desocupó antes y planeaba esperar aquí a Gray-sama.
Obvio no iba a decir que estaba ansioso. Gray carraspeó. —Me desperté antes —rápido cortó la conversación, Juvia bajó un poco la cabeza y se regañó mentalmente, ¿por qué tenía que ser tan malo hablando? —¿Te parece si empezamos ya con la misión?
Juvia asintió.
Y mientras los dos caminaban hacia la joyería donde harían el envío, ambos se ponían de acuerdo con los últimos detalles de la misión.
—Juvia llevará las joyas —Gray la volteó a ver con los ojos entrecerrados, eso no sonaba bien porque la volvía el blanco, la ponía en peligro y eso era algo inconcebible ¡Una aberración total! pero antes de que él pudiera hablar para replicar Juvia alzó la mano y la puso cerca de sus labios, silenciándolo y logrando que se sonrojara. La maga negó, moviendo su cabeza de un lado a otro, quizás sabía que él no estaría de acuerdo con esa propuesta por eso tenía una respuesta rápida —antes de que Gray-sama diga algo, Juvia tiene una gran razón para decir eso.
¡JAAAA! ¿Qué buen argumento podía haber? A Gray le dolió el orgullo. No era una niñita delicada que no podía cargar con eso, tampoco era un despistado o un destructor como Natsu. Él era confiable, era fuerte. ¡Era un mago de Fairy Tail! No dejaría mal parado el gremio y menos el nombre de ambos. Para él no había ningún motivo, ninguna razón, ninguna circunstancia que justificara esa propuesta tan descabellada, y eso que apoyaba al cien el hecho de que Juvia fuera la mujer más loca que él conocía.
la dejó hablar aunque él no estaría de acuerdo bajo ningún concepto, por más bueno que fuera su motivo. ¡Gray no lo permitiría! Él debería cargar con esas joyas.
—¡Gray-sama puede perderlas, así como pierde su ropa! —Juvia le reprochó señalando el hecho de que ya se había quitado casi toda su ropa.
Abrió la boca un par de veces pero no pudo decir nada, solo sacó aire... —¡MALDICIÓN! —exclamó volteando hacia todos lados, viendo si su ropa estaba cerca.
Juvia solo rió divertida y un poco resignada de que tal vez la misión fuera más complicada de lo que ambos imaginaron.
Para fortuna de Gray —y desgracia de Juvia—, la ropa del mago estaba cerca y empezó a ponérsela rápido.
—Juvia —dijo Gray, vistiéndose de nuevo. La maga de agua hizo un puchero porque él ya se había puesto de nuevo su camiseta —solo tengo una condición, llevaremos bolsos iguales solo por seguridad —ella no objetó y sonrió, conmovida —yo haré mi mejor esfuerzo.
Así los dos eran objetivo. Dos opciones les daba un cincuenta por ciento de fallo, por si algo pasaba. No podían confiarse por más sencilla que fuera la misión. Además, para Gray que sus dos objetivos se resumieran en uno solo era la mejor opción. Si Juvia llevaba las joyas, él solo tenía que preocuparse por protegerla. Si Juvia estaba bien, la misión se cumpliría.
—Juvia confía completamente en Gray-sama.
~G&J~
—¡Son unas joyas muy hermosas! —dijo una vez que ambos tomaron sus asientos del tren.
Gray sonrió al escucharla y verla tan emocionada, recordando los brillantes ojos de Juvia destellaron al entrar a la joyería y ver todo tipo de accesorios: desde anillos, brazaletes, aretes, collares hasta coronas de todo tipo y tamaños.
Y claro que había hecho notas mentales de los gustos de Juvia para un futuro próximo.
No habían perdido mucho tiempo en la joyería. Ambos ya se habían presentado con los encargados como los magos de Fairy Tail que cumplirían esa misión. Las instrucciones habían sido claras: entregar a una sola persona, ya tenían el nombre e incluso había una contraseña que solo ellos conocían, también les habían entregado una foto para que no hubiera confusiones. De hecho, la persona a la que le entregarían era un aclamado y famoso diseñador de joyas. Y la paga sería en la otra ciudad, una vez terminada la misión.
Y por su lado, ambos cumplían con su acuerdo: dos bolsos iguales, Gray suspiró aliviado de no haberse sacado la ropa y botado todo, y los dos estaban alertas de cualquier movimiento extraño y hasta el momento, nada perturbaba esa misión.
—¿No tienes hambre?
Juvia llevó las manos hacia su boca, abriendo los ojos totalmente sorprendida. —¡Gray-sama debe estar muriendo de hambre! ¡Juvia lo siente! —rápido empezó a sacar los alimentos que llevaba —¡Juvia trajo sándwiches con mucho queso, trajo jugo de naranja, manzanas y chocolates! ¡Los chocolates son postres! —indicó como si se lo dijera a un niño pequeño.
Gray solo se rió. —¡Siempre piensas en todo, gracias Juvia!
Ella se sonrojó. —Juvia solo quiere lo mejor para Gray-sama —respondió luego de darle una mordida a su emparedado —Juvia se preocupa, no ve todos los días a Gray-sama y ella no sabe si está comiendo bien, si duerme bien, si se cubre del frío. ¡Juvia sabe que el frío no es problema para Gray-sama! Pero a Juvia no le gusta pesar que Gray-sama va sin ropa por la calle o está destapado y totalmente desnudo cuando duerme y con su rival de amor cerca —empezó a hablar algo triste y terminó con un mini arranque de celos, pero al sentir que el mago se removía incómodo por su preocupación, añadió—: no tiene por qué disculparse, Gray-sama, Juvia entiende su trabajo. Juvia lo jura, solo que es difícil sobrellevarlo.
Esta vez Gray se sonrojó. —Lo sé —aunque fueran diferentes luchas, él comprendía su sentir. Atravesaba por algo similar con la distancia —solo espérame, yo volveré y prometo seguir los cuidados que me dices.
Obvio comía bien, dormía bien pese a los ronquidos de Natsu y Happy.
De perder su ropa, no podía prometer nada.
—Juvia…
—Erza-san le prometió a Juvia cuidarlo —agregó.
—Juvia —volvió a llamar.
La aludida abrió los ojos y mordió sus labios, suspiró después y tras llevar sus manos al rostro, apretando sus cachetes, habló. —Juvia lo siente, promete no hablar de su misión. Además, no quiere comprometer a Gray-sama. ¡Ella es feliz con la promesa de su regreso!
—¿Sabes que volveré?
Ella asintió con vehemencia. —Juvia cuenta los días para eso —dijo animada. La maga de agua era una montaña rusa de emociones.
Gray sonrió. —Solo espera un poco más.
La alegría dibujó una sonrisa en el rostro de Juvia. Luego ella meneó la cabeza de un lado a otro, alucinada. —¿De qué podemos hablar ahora, si no podemos hablar de la misión de Gray-sama o de que Juvia es la fuerza de…?
El rostro del mago de hielo ardió y lo tapó con su mano, ocultando la vergüenza. La memoria de Juvia era de elefante. —Dios —suspiró…
Juvia seguía embelesada, recordando nítidamente palabras y hechos que decía no recordar. Típico de ella y una especie de castigo para él.
—Juvia —volvió a decir.
Pero fue algo inútil porque lo ignoró.
Y sí esa era su loca fuerza y su motor de arranque para vivir.
Para su desgracia, el viaje en tren había sido corto. Tomaron sus precauciones al desabordar y una vez seguros de que todo iba bien, que nadie sospechoso estaba cerca o si los seguía, retomaron el camino a cumplir la misión.
—Juvia tiene una idea.
Él la volteó a ver curioso.
Ella alardeó un poco, pero al final se acercó y elevó su mano hacia él, ofreciéndola —Juvia cree que es necesario que Gray-sama tome su mano —dijo seria pero con un salvaje rubor coloreando sus mejillas —¡Por el bien de la misión! —justificó —y obvio por tranquilidad de Juvia —susurró a modo de secreto y paranoica de que alguien pudiera escucharla, se acercó a él y muy cerca de su oído, en un acto de total discreción, pronunció —Juvia se pone muuy nerviosa de pensar en la mercancía valiosa que lleva en su bolso.
Gray estaba totalmente erguido y sonrojado. ¿Cambiaría los pleitos y las peleas con su equipo por más días con los disparates de Juvia? Claro que sí, lo haría. Obvio no lo diría en voz alta pero lo haría sin dudar. Se rió algo divertido.
—¿Pensaste en todo esto cuando viste la misión?
Juvia alzó los hombros, no pudo ocultarlo, la conocía bien y la había atrapado. Era culpable.
—A Juvia le pareció romántico un paseo con Gray-sama por una ciudad desconocida. ¡Por eso ella se puso hoy su mejor vestido!
Y los demás detalles eran solo pinceladas de inspiración que brotaban como margaritas.
—Siendo así, no era necesaria la misión —con su dedo índice golpeo juguetonamente la punta de su nariz, bromeando divertido y arrancándole un brutal sonrojo en las mejillas. Juvia abrió los ojos y parpadeó repetidamente, sintiéndose tonta, y fue su victoria. Era un hecho bastante obvio que, si ella le hubiera pedido una cita, él hubiera aceptado sin rechistar.
La maga se quedó paralizada balbuceando cosas inexplicables.
—No podemos dejar mal al gremio —Gray agregó y Juvia trató de ocultar su decepción para ponerse seria, pero para el ojo del mago esto no pasó desapercibido —solo mantente cerca de mí, ¿sí?
Y eso podía ser un autogol.
Podía detonar el fracaso de la misión.
Mas no importó porque de un salto, Juvia se colgó en su brazo. —¿Así o más cerca? —preguntó, iniciando a caminar junto con él —¡Por Fairy Tail! —se recargó en su hombro, ensoñada.
No le creía, eso era por ella. Pero Gray no escapó del contacto. No quería. Que el aroma de Juvia se quedara impregnado en él era un regalo porque pronto se separarían de ella. Y así de juntos, sentía que se la llevaría más que tatuada en el alma, su compañía era necesaria para culminar su propia misión.
Sin embargo, sabía que no debía bajar la guardia en ningún momento.
Y esperaba que el radar de Juvia estuviera igual de activo que el de él, quizás se volvería salvaje si alguien los molesta. Él mejor que nadie conocía lo badass que podía ser su chica.
Gray no se había equivocado al dar por hecho una cosa:
Nada y ni nadie dañaría la burbuja de amor en la que Juvia estaba metida. Y claro, su compañía había sido hasta el momento, algo innecesario porque la chica se había podido defender de dos intentos de robo. Así, sin soltarse, con su lanza de agua había podido arrojar a los ladrones que osaban en interrumpirlos. Y claro que él tampoco se salvó de los reproches de la maga al señalarle dos veces que se había quitado su ropa, ¿Cómo? ninguno lo sabía porque ella no lo había soltado...
Quizás él había sido el mayor obstáculo de esa misión. Sin embargo, él se sentía feliz porque no había perdido la bolsa falsa como lo había prometido.
Y también pensaba que a Juvia lo que menos le importaba eran las joyas que debían entregar.
Por fortuna, no había pasado a mayores y tras haber asegurado que todo llegó a las manos correctas, ellos esperaban por su paga dentro de la joyería. Gray miraba impaciente la puerta por la que el diseñador había salido. Solo estaba siendo cauteloso mientras que la maga de agua daba vueltas por el local y preguntaba algunas cosas a los vendedores.
—Y aquí esta su paga —dijo el hombre tras salir de ¿su oficina? —creí que vendría un solo mago, pero como son dos, separé el dinero en estos dos sobres, disculpen las molestias.
Gray agradeció, descartando cualquier problema. —A sus órdenes —dijo y se despidió de su cliente, rápido buscó a Juvia quien sonriente recibía una pequeña bolsa que le daba una vendedora.
—¡Gracias por su compra, vuelvan pronto!
Achicó los ojos, acercándose a la maga. En seguida, tocó su espalda para llamar su atención. —¿Qué compraste? —intentó asomarse, pero Juvia acercó su compra a su cuerpo para que él no pudiera ver nada, sospechoso, pero sin abordar el tema, preguntó si ya se podían ir.
Y en silencio la maga de agua solo asintió.
—Rei-san le recomendó a Juvia ir a la heladería más famosa de esta ciudad, ¿Le gustaría ir Gray-sama? —ella propuso una vez fuera de la joyería.
Ladeó la cabeza. ¿No respondía su pregunta? —Me parece bien. Vamos.
Juvia le sonrió y pronto le indicó el camino. —¡Está muy cerca!
—Por cierto, Juvia aquí esta tu parte del trabajo.
—¡Gracias Gray-sama!
Gray suspiró, aun dubitativo sobre lo que había comprado Juvia. Quiso volver a preguntar, pero se detuvo. La maga le diría cuando quisiera, ¿no? Y si no quería decirle, él tenía que respetar su decisión, aunque se quedara con la duda.
Y de pronto, con una gran sonrisa Juvia se paró frente a él, haciendo que se detenga. —¡Juvia tiene que felicitarlo Gray-sama!
Arqueó una ceja. —¿Por? —su arrogancia lo iba a llevar decir: no fue nada difícil. También quería darle el mérito de que había estado grandiosa en esa misión.
Juvia le sonrió ampliamente, entrelazando sus manos tras de sí. —¡Gray-sama no ha perdido sus pantalones desde que empezó la misión!
Gray se fijó en su ropa; ya no llevaba su abrigo y la camisa, pero si vestía las prendas inferiores. Y sin preocuparse de que la gente lo viera con extrañeza, empezó a reír junto con la maga de agua.
—Creo que esa fue la parte más difícil de este trabajo —admitió, aun entre risas.
—¡Juvia está de acuerdo! —infló sus mejillas, haciendo berrinche —¡Es difícil cuidar a Gray-sama! ¡Por eso juvia se preocupa mucho cuando él está lejos!
Gray suspiró. —Yo también me preocupo por ti.
La maga se apenó. —Juvia lo siente —agitó su cabeza.
El mago de hielo le restó importancia. —¿Quieres ese helado o no?
Y como si de una niña pequeña se tratara, el brillo le volvió a los ojos y sus ojos brillaron con entusiasmo.
En muy corto tiempo, ya estaban ordenando sus helados. Le parecía curioso que el había sido el único en atreverse a pedir un sabor nuevo, o que al menos él no había probado, mientras que Juvia se había quedado con un aburrido helado de vainilla.
Gray se rió ante su decisión.
—¿Pasa algo Gray-sama! —preguntó confundida.
El mago negó. Se inclinó un poco hacia ella y se agachó a la altura de su rostro, Juvia abrió los ojos y un tenue rubor rojo carmesí coloreó sus mejillas conforme él se fue acercando un poco a ella, lento y como si el mundo se paralizara a sus pies, la maga contuvo el aliento, sentía la necesidad de cerrar los ojos. Le pesaban, quizás era obra de la magia de los besos. Era la reacción que provocaba ese tipo de contacto, era como estar embriagada por vodka y fue cayendo muy despacio… sin embargo, al sentir algo helado en la punta de su nariz la atrajo a la realidad.
Juvia sonrió al percatarse de que Gray había untado un poco de su helado de cereza negra.
—¡Gray-sama! —pataleó juguetonamente.
~G&J~
—¿Por qué elegiste un helado de vainilla habiendo tantos helados? —Gray no pudo con la curiosidad.
Ya habían salido a dar una vuelta por la ciudad, habían visitado un par de tiendas y como la hora de partir se acercaba, se entretenían esperando su orden en una simpática cafetería.
—A Juvia le gusta —respondió pero supo que Gray no se quedó conforme cuando este la vio con seriedad y apoyó su mejilla en la palma de su mano. Juvia pegó un profundo suspiró, sintiéndose como una niña regañada —es por una razón romántica.
—¿Romántica?
Ella rodó los ojos, sonrojada. —Bueno, Juvia sabe que es el helado predilecto de Gray-sama —él asintió —y no es reproche y ni nada —afirmó antes de seguir —pero de alguna forma, Gray-sama parte mañana y ni Gray-sama y ni Juvia saben cuánto tiempo él estará fuera —el mago se apenó ante esa declaración —y bueno, Juvia pensó que era buena idea comer el helado favorito de Gray-sama este día, solo para tener de recuerdo que la última vez que Juvia vio a Gray-sama, ella comió su helado favorito mientras estaba con él —culminó en apenas un susurró, se sintió avergonzada —es algo tonto.
Gray lo descartó, tomando su muñeca con fuerzas y tratando de demostrar apoyo. Juvia sonrió triste.
Y ahí con él iniciando el contacto, ella se sintió mejor pero él sentía una daga de culpa clavada en el corazón.
—Juvia, no quiero que estés triste.
—Juvia hará su mejor esfuerzo.
—Quiero que estés bien.
Ella asintió. —Juvia lo estará.
Gray arqueó una ceja. —¿Cómo lo harás? ¿Qué harás cuando yo no esté? —ella mordió su labio inferior.
—Juvia ha hecho algunos planes.
—Me gustaría saber de ellos —así estará más tranquilo por esa parte. Sabía que la tristeza era algo inevitable pero debía haber algo más, algo que la motivara. Algo que a él lo dejara tranquilo.
La maga pareció entusiasmarse al saberlo interesado por ella.
—Juvia ha comprado algunos libros de cocina. ¡Planea hacer comidas deliciosas para cuando Gray-sama regrese! —respiró un poco tranquilo con eso, una cosa era que Juvia le dijera que lo esperaría, pero saberse en sus planes a futuro, le daban más tranquilidad y más ganas de superarse para ser el hombre digno y que ella se merecía —Juvia también planea estudiar sobre su magia, Levy-san prometió ayudarla. A veces Gajeel-kun toma misiones y le pide a Juvia hacerle compañía a Levy-san. ¡Juvia no está sola, no debe preocuparse por ella, Gray-sama!
Gray sonrió. —Sé que estás en el gremio y que ellos te cuidarán.
Juvia asintió. —Y Juvia sabe que ni Erza-san y ni Natsu-san permitirán que algo malo le pase a Gray-sama.
Y por ese lado, fue bueno hablar y dejar en claro que ninguno estaba solo. Y que se cuidaban y los cuidaban. Eso le inyectaba tranquilidad al corazón. Era un peso que se quitaba de los hombres.
Luego, Gray se inclinó hacia delante, le habían venido amargos recuerdos a la mente. —Juvia —la maga lo vio con los ojos entrecerrados —¿Me prometes que no harás ningún hechizo peligroso?
La maga dudó en responder. Mordió su labio, luego suspiró mientras se recargaba en el respaldo de la silla. Era una promesa difícil si eso implicaba el hecho de protegerlo, pero ella sabía que debía darle seguridad, no problemas.
—Juvia lo promete.
Gray le agradeció y para dejarla más tranquila, dio por zanjado el tema y abrió otro que le traería mucha alegría a la maga, y como la felicidad de ella era la suya, no tardó en hacerle una propuesta —Oye, ¿qué tal si buscamos un libro de cocina para tus lecciones?
Juvia aplaudió emocionada. —¡Juvia cocinará todo lo que a Gray-sama se le antoje!
~G&J~
Y Juvia a veces era como una niña pequeña, Gray no dejó de sonreír al verla abrazarse al libro de cocina que él le dio como regalo. Se aferraba a él mientras lo cargaba a la altura de su pecho. Y de pronto, ella había dejado de caminar, viendo hacia una gran torre de reloj que estaba en una especie de esplanada.
—Gray-sama… —titubeó.
Él se giró a verla.
—El tren… —hablo casi en un susurro.
—El tren… —repitió sin caer en cuenta de lo que hablaba.
—¡Gray-sama y Juvia perderán el tren!
Gray giró horrorizado hacia el reloj, confirmando que la maga no estaba en un error.
Y no supieron en que momento, pero la tarde se les había ido… Rápidamente, le tomó una mano de Juvia y sin más, la jaló con él para correr hasta la estación del tren. Con suerte alcanzarían el último que era el de la media noche, el problema era que ya casi era las doce. ¿Por que esa estúpida ciudad se miraba tan mágica cuando anocheció?
Pegaron la carrera de sus vidas. No supieron cuánto tiempo hicieron, pero sintieron que volaron al correr sin parar por casi toda la ciudad, los pulmones comenzaron a arderles por la falta de aire, pero solo se detuvieron ya que vieron que el tren se iba.
—No puede ser…
Juvia se llevó la peor parte, se había quedado atrás y ella aún no podía hablar.
—¿Ya no hay otro tren? —Gray tomó a Juvia por los hombros.
La maga, aún muy agitada, negó. —Ju… lo siente… —dijo dolorosamente.
Gray negó. —¡No es tu culpa!
Pero fue imposible, sus palabras no la alcanzaron porque más tardó él en hablar que en escucharse que empezaba a lloviznar.
Gray restregó sus manos por todo su rostro, limpiándose el sudor. —Juvia… no… ¡Demonios! —vio que la maga estaba roja y sin aire —ven, siéntate… —sin perder más el tiempo, la guio hacia una de las bancas —Tranquila… inhala, exhala… —pidió y una vez que la respiración de Juvia se normalizó, le preguntó —¿Quieres agua? —ella asintió.
Gray rápido fue a buscar una botella, se mortificó por ella porque él básicamente la hizo correr bastante y a toda velocidad, a la velocidad de él, para alcanzar un tren al que solo alcanzaron a verle el último vagón. Renegó, sí, su magia también debería servir para congelar el tiempo.
—Juvia siento mucho haberte hecho correr así.
Ella sonrió negando, mientras recibía la botella de agua que él amablemente le había ofrecido.
—Juvia siente lo del tren. ¡Perdió la noción del tiempo!
—Los dos la perdimos, no es tu culpa —suspiró. De hecho, no era culpa de nadie. Debieron ir mucho más temprano, pero se confiaron al decidir tomar el último tren —¿Qué opciones tenemos?
—¿Caminar? —respondió en tono de pregunta…
—¡¿Caminar veinte kilómetros?!
Ella asintió.
Y si Gray no quería que Erza lo matara, tenía que hacerlo.
—¿Si puedes caminar?
Ella asintió. —Solo dele a Juvia un minuto —aún no se recuperaba.
Gray asintió. —No te preocupes por eso —dijo, sentándose a su lado.
En realidad, estaban acostumbrados a caminar mucho, el problema era que minutos antes habían pegado una carrera que los agotó, sobre todo a la maga de agua, pero ahora ella parecía estar bien. Y después de recuperar el aliento y refrescarse un poco, emprendieron el camino de regreso a Magnolia.
Gray sintió que la noche había refrescado con la tenue llovizna que lo único que había hecho era embellecer la ciudad, ya que, con el pavimento mojado y las luces encendidas, todo resplandecía más bonito. Sintió que la maga de agua se acercó a él, caminaba hombro con hombro e iban a buen ritmo, tampoco quería exigirle mucho —y ni él quería sobre exigirse porque mañana empezaría otro viaje—. Se consoló con la idea de Juvia dormiría cómodamente en su casa y que él dormiría en el tren.
—Gray-sama —la chica habló.
—¿Sí?
—Pese a haber perdido el tren de regreso, Juvia no quiere que este día tenga fin —confesó —ella es feliz arruinando su vestido y sus zapatos en cualquier tormenta, si en esa tormenta está Gray-sama.
Gray sonrió, sintiendo un rebelde revoloteo en su estómago. —Yo tampoco —contuvo el impulso de pasar su brazo por los hombros de Juvia, para acercarla más a su cuerpo.
—Y es una ventaja porque así Juvia pasa un poco más de tiempo con Gray-sama.
Está bien… se lo estaba ganando. Además el también tenía muchas ganas porque conforme pasaba el tiempo, significaba que estaba cerca de irse y que el los minutos juntos se esfumaban como agua entre los dedos. Pero Gray resistió porque parecía que Juvia buscaba algo más.
—Juvia le había comprado esto a Gray-sama —hizo hacia delante el bolso de viaje que llevaba y saco la pequeña envoltura lo que había comprado en la joyería, lo extendió hasta él —Juvia planeaba dárselo en el tren.
Ambos se detuvieron para que él pudiera abrir la bolsa de regalo. Y sacó un pequeño zarcillo de plata. Era de cruz y tenía una pequeña piedra azul turquesa en forma de gota de agua incrustada.
—Espero que le guste, Juvia la vio y recordó su collar Gray-sama —ella sonrió —Juvia sabe que si le regala ropa a Gray-sama la perderá, pero confía en que este pendiente no. ¡Juvia tiene pruebas con su collar! —se rió un poco, ansiosa de su reacción.
Ella, aún parada a su costado, pasó su cabello hacia atrás de su oreja, esperando algo por parte de él: una palabra, un gesto. ¿Un abrazo? Gray la quiso distraídamente y muy fuerte. Había sido golpeado más fuerte que los puños de Erza. El corazón se le aceleró, respiró pesado, pausado y casi con dolor. ¿Qué podía ser mejor que todo eso?, se preguntó y precipitadamente, tomó su mano y la arrastró hacia él, sin miedo, atreviéndose hacer lo que antes quería, que era: caminar abrazado de ella. Juvia le respondió, pasando su brazo por su cintura.
Y quiso ir despacio hasta que se acabara el camino.
Pero aún quedaban varios kilómetros por recorrer.
Juvia sonrió. Su sonrisa iba de oreja a oreja, iba cómoda, cálida, protegida. Capturando, recordando ese momento. —¿Se puede hacer mejor este momento?
Gray no respondió. La noche lo decidiría, pero también seguía preguntándose lo mismo.
—Juvia piensa que se merece un beso por esto —dijo traviesa. ¿Cómo iba a perder esa oportunidad?
Gray se sonrojó furiosamente, pero valientemente se atrevió a preguntar —¿Ya tienes ideas para nuestra siguiente cita? —le arrancó varios suspiros.
Porque él volvería. Por supuesto que lo haría. Gray Fullbuster volvería sin miedos, siendo un mejor hombre capaz de protegerla.
FIN
Se supone que este fin de semana quise escribir.
Tenía ganas de escribir pero no me sentía inspirada, leí algunos prompts y dije: esto lo puedo conectar de tal forma que sea un OU y lo demás, se dio solo XD. No pretendía que fuese tan largo, a mí me sorprendió porque mi primera intención era hacer algo corto para empezar a romper el hielo porque tenía bastante tiempo sin poder culminar una idea o conectar las mismas, pero la historia se dio sola. XDDDDD Supongo que la necesidad de sentirme bien emocionalmente me llevó a esto, no saben lo que significa para mí haber terminado algo y retomar la escritura T_T. Y por eso mismo lo quise compartir. Sé que el fandom está morido pero pues yo no y donde haya esperanza, ahí estaré (?) xDDD Si alguien lee, muchísimas gracias por leer lector fantasma y no dejemos morir el gruvia :CCC
Y sí, la idea se me fue de las manos, lo admito que pude puedo hacer más con este prompt pero se me antojó hacerlo así porque así salió primero y debo hacerle caso a mi intuición. xD Espero no haber asesinado a alguien por aburrimiento. Así me imagino la dinámica entre ellos, Sorry not sorry por el OOC. :x También quise colgar esta historia al fic pitter-patter perooooooo dije que ahí solo serían AU's y pues mi TOC no me deja. Es por eso que esta historia hace su debut en solitario, quizás se vuelva un multichapter donde cuelgo mis ideas OU's (si es que sigo escribiendo, si es que me animo porque lo poquito o mucho gruvia que sale en la secuela es perfecto y me da miedo estropearlo).
Mi nota es larguísima pero si callo, reviento (?). Hay guiños a varios sucesos del manga y de los spinoff como al de CITY HERO y la secuela. Traté de alinearme pero mis articulaciones, mi otro yo, la autora, está como que muy oxidada. Espero romper ese ciclo. Pretendo seguir escribiendo, no necesariamente en este fandom pero tengo ciertas historias que actualizar y otras que deben ver la luz del día. Review, crítica y sugerencia, bienvenidos.
Por último, obvio esta historia va para una persona muy especial que hace casi 9 años dejó este mundo. También se la dedico a cada una de las personas que me han apoyado, a mí o a mis historias, a lo largo de mis muchos años escribiendo. Debe ser cosa de Plutón en Acuario porque ando muy sensible(?) XD JAAA! pero imagínenme como Cady de Mean girls, rompiendo mi corona y cantando como Taylor: We all know now, we all got crowns.
Prompts:
Calling them "mine".
Smearing ice cream on the other's nose.
They missed the last train/bus and its the middle of the night and they're still 20 km away from the place they live/stay at.
I think I deserve a kiss for this.
Any ideas for our the next date?
