El sol ya estaba por ponerse cuando logramos encontrar la posada que nos habían comentado en la ciudad. Al ingresar me percate que no había mucha gente, sin embargo, se veía bastante acogedora.

Fuimos recibidos por el tabernero, quien parecía estar por los cincuenta años, lo mas destacable de el era su barba canosa y su porte, tal vez en antaño había sido guerrero o algo por el estilo. Este, con voz amable nos dio la bienvenida -Parece que vienen de lejos, sean bienvenidos a nuestra humilde posada, ¿puedo ofrecerles algo de comer? -

-Le agradecemos su hospitalidad, nos gustaría saber si aún tiene dormitorios disponibles-

-Por supuesto, por supuesto, ¿Cuántas habitaciones necesitan? -

-Dos habitaciones dobles si fuera posible-

Mientras Kent conversaba con el hombre sobre los valores de nuestra estancia, Sain se estaba encargando de dejar los caballos en el establo.

El aroma a pan recién horneado y el de comida llenaban el aire, algunos viajeros se encontraban reunidos alrededor de la chimenea conversando y riendo mientras que otros compartían algunos tragos en sus respectivas mesas. Desde detrás del mostrador apareció una dama quien amablemente nos ofreció a Lyn y a mí una mesa.

- ¿Qué es lo que se van a servir señoritas?-

-Creo que deberíamos esperar a que Kent y Sain lleguen para pedir ¿no crees? - le solicite a la camarera si podía esperarnos unos minutos hasta que nuestros amigos regresaran.

-Por cierto Lyn ¿Qué pretendes hacer una vez llegues a Caelin? -

-Es obvio que no voy a aceptar ningún título, cuando llegue allá diré que no quiero nada para que así me dejen en paz y pueda continuar con nuestra aventura-

-… ¿en serio crees que tu tío abuelo va a ser tan comprensivo? Me da la impresión de que es de esas personas que solo le interesan el poder-

-Y estas en lo cierto-

Kent había regresado de pagarle al tabernero, hasta ahora no había tenido mucho tiempo de hablar con el, pero parecía ser mucho mas confiable que el mujeriego de su compañero. Al parecer es de la misma edad que Sain, esbelto y alto, irradiaba nobleza, supongo que esa es la energía que debe irradiar un caballero. Su cabello era corto, de color castaño cálido y su mirada resaltaba madurez.

- ¿Ocurre algo? -

- ¿Eh?, no, no es nada- Vaya, se había dado cuenta se que lo estaba observando mas de la cuenta, no pude evitar sonrojarme.

- ¡Que cansado estoy, muero de hambre y de sed! - Sain había llegado en el momento preciso.

-Creo que ahora que estamos todos podemos pedir la comida-, Lyn se levanto de la mesa y fue a buscar a la dama para realizar el pedido.

Optamos por el especial de la casa, estofado de res y papas. Saín también quería beber, pero Kent no se lo permitió, con tristeza tuvo que optar por jugo de fruta. Es una lástima, me hubiese gustado beber una jarra de cerveza bien helada, pero supongo que eso hubiese sido mal visto.

Pese a que en mi vida anterior morí siendo mayor de edad en este mundo aun soy joven. Actualmente rondo los dieciséis años, y para que estamos con cosas no me quejo, volver a vivir la adolescencia no esta para nada mal. Sobre todo, teniendo en cuenta que en esta oportunidad fui mas favorecida.

La cena no tardo en llegar, la penumbra del comedor y el aroma embriagador de la comida y la bebida le daban un ambiente intimo y acogedor al lugar. El estofado lucia maravilloso, ante la primera cucharada descubrí su maravilloso sabor, no era por desmerecer la comida de Lyn, pero eso la superaba con creces.

Mientras masticaba descubrí a Sain viéndome con su cara boba - ¿Qué sucede?- le consulte de mala gana, me incomodaba su falta de descaro.

Cuanto estaba por responderme al parecer recibió una patada por debajo de la mesa por parte de su compañero por que solo guardo silencio mientras se aguantaba las lágrimas, después de eso se limito a comer en silencio.

Nos abstuvimos de conversar cualquier cosa sobre Lyn y todo lo referente a Caelin, para evitar que la paredes pudiese hablar. En su lugar solo conversamos de cosas mundanas eh irrelevantes.

-Por cierto, Lady Elisa, no nos ha comentado cual es su afiliación con Lady Lyndis-

-No es necesario que me trates con tanto respeto Kent, soy una persona común y corriente. Podría decirse que Lyn me presto una mano en las llanuras de Sacae y luego de eso decidimos emprender una aventura juntas-

-Ehhh, pero tú no eres de ninguna tribu de Sacae ¿verdad?-

-¿Por qué lo dices Sain?-

-Pues por tus rasgos-

-Haaa… ya entiendo. Supongo que tienes razón, nací en Etruria- Al parecer era más perspicaz de lo que parece, creía que solo era un mujeriego con carencia de neuronas, pero es más observador de lo que parece.

-Me encontré a Elisa inconsciente en las llanuras, al parecer perdió algunos de sus recuerdos por lo que ella tampoco sabe mucho de sí misma-

-Lamento mucho eso… -

-Da igual, tampoco es que me angustie mucho la situación, y de todas formas a medida que pasa el tiempo eh ido recordando algunas cosas por lo que solo es cuestión de tiempo para que mis recuerdos regresen por completo-

El resto de la cena concurrió en silencio, una vez terminada nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones a descansar, mañana sería un largo día de viaje.

La habitación era humilde pero acogedora, esta solo se encontraba iluminada por la luz titilante de una vela. Había dos robustas camas y un pequeño tocador de madera entre las dos. El suelo era de tablones que crujían con cada paso, había un aroma a madera antigua que impregnaba el aire.

Estábamos tan cansadas que ni siquiera tuvimos nuestra habitual charla antes de dormir, simplemente caímos en un sueño profundo, esa noche nuevamente soñé fragmentos de mi pasado…

*Fin del capítulo*