Higashi estaba haciendo su mejor esfuerzo para mantener la cabeza erguida y sus ojos abiertos, pero todo era en vano. Bostezó con su mano sobre su boca y se apoyó sobre su codo. Levantarse temprano traía sus consecuencias, sin embargo, era cierto que al que madruga Dios le ayuda. Sonrió al recordar el tiro que logró hacer con la ayuda del desconocido de cabello raro que resultó ser su tocayo.
—Y recuerden, este tema va para el examen —indicó el profesor con una formula matemática difícil en el pizarrón.
Los ojos de Akira se abrieron de golpe, rayos, no podía mantener toda su atención, solo quería dormir, si no dormía ahora, estaría más que cansada para el entrenamiento. Lo bueno es que era la hora del almuerzo, tal vez podría pedirle a Miko que vigilara mientras ella dormía. ¡No! No quería perderse la hora del almuerzo, era su hora feliz.
En poco tiempo estaba comiendo junto a Miko en el patio escolar, pero apenas prestaba atención de lo que su amiga decía.
—Fue así que hice un trato con onee-san, yo limpiaría su cuarto y a cambio me compraría el siguiente tomo de La rosa de Versalles, ¿Soy inteligente o qué?
Higashi solo cabeceó.
—¿Aki-chan?
Miko la tocó en el hombro y en un espasmo, ella se despertó de repente.
—¡Oscar-sama, cuidado! ¿Eh? ¿No estaba en Francia, en el siglo XVIII? —miró a su alrededor confundida.
—Aki-chan, has estado dormida casi toda la hora del almuerzo y tú amas comer e incluso te perdiste mi gran hazaña con mi hermana.
—Perdón, Miko-chan. Es que me levanté muy temprano para entrenar en la cancha que está a pocas calles de aquí y no pude tomar una siesta después.
—¿Entrenar? Estuviste practicando todo el fin de semana. Te estás tomando esto del básquet muy en serio.
—Debo tomármelo muy en serio.
—Todavía no puedo creer que te hayas decidido por el básquet, estaba segura que elegirías atletismo.
Miko podía recordar la tarde del viernes que Higashi le informó que iría con una compañera de clase a anotarse para basquetbol, terminó con la boca abierta y los ojos desmesurados. Estaba segura que esa no era su Akira, y si lo era, no elegiría al básquet como deporte a entrenar.
—Yo también, pero tenía ganas de probar algo nuevo y mi papá trabajó por un tiempo en una revista de basquetbol, creo que eso despertó un interés en mi que estaba dormido —mintió un poco eso último. Si era cierto que su padre trabajó en una revista de deportes, pero no por eso se sintió interesada en el básquet.
—Hablando de "dormido", te estás quedando dormida, deberías descansar un poco.
—Eso planeaba hacer, pero no quería dormir en la hora del almuerzo. Además, no tengo un lugar cómodo para dormir.
Miko pensó un momento en cómo ayudar a su amiga.
—¿Qué materia tienes en el siguiente período?
—Educación cívica.
—Esa es la materia más fácil de todas ¿Por qué no te la saltas y aprovechas para dormir un rato en la terraza?
—¿Estás segura que sería una buena idea?
—Por supuesto, nadie va a la terraza en horas de clase. Acompáñame, se dónde está.
Miko tomó su mano junto a su almuerzo y la guió por las escaleras hasta la parte más alta, donde una puerta cerrada se ubicaba al final del recorrido. Abrió la puerta y ambas vieron la extensión del lugar. Era muy grande y amplio con una reja de alambres que cubría a su alrededor. Sin embargo, no estaban solas.
—¿Quién será? —señaló Akira a la otra persona recostada y roncando. Ambas se aproximaron.
Cuando vieron más de cerca, descubrieron a una alumna alta, de cabello oscuro y corto, muy corto. Tenía flexionada sus rodillas y las manos sobre su estómago que se levantaba y descendía. De su boca se escapaba un pequeño rastro de saliva.
—Hola, disculpe… —empezó a llamar Higashi, pero su compañera se puso nerviosa.
—No la despiertes ¿Qué tal si se molesta? —susurró, pero de todas formas, la desconocida empezó a parpadear y bostezar.
Ambas se estremecieron cuando la chica se levantó y pudieron presenciar lo muy, muy alta que era, podía vencerlas con sola una bofetada.
—¿Si? ¿Qué pasa? —preguntó la muchacha frotándose los ojos y con una voz muy ronca.
—Di-di-disculpe, no queríamos molestarla —se disculpó en una reverencia Miko, Akira también se reverenció.
—No hay problemas —la chica volvió a bostezar—. ¿Necesitaban algo?
—Es mi amiga —señaló a la chica de anteojos—. Está muy cansada y quería saltearse la siguiente clase tomando una siesta aquí arriba, solo quería saber si no le molestaba, senpai.
La joven dormilona sonrió.
—No hay problema, mientras no hagas ruido y no soy superiora, estoy en primer año —las dos chicas parpadearon al mismo tiempo con la boca abierta. Estaban sorprendidas, por su altura parecía más mayor en vez de la misma edad que ellas—. Díganme ¿La hora del almuerzo terminó?
—Todavía no.
—Entonces puedo seguir durmiendo.
Luego de decir eso último, la chica alta cayó al suelo boca abajo y giró para estar en una posición más cómoda. Todo esto ante la mirada atónita de las otras dos compañeras que no pudieron cerrar sus bocas y parpadear hasta después de unos segundos.
—Eso fue raro. Bueno, te vendré a despertar en la siguiente hora, nos vemos Aki-chan.
Antes de que pudiera decir algo, su amiga ya estaba bajando las escaleras, la hora del almuerzo terminaría pronto. Higashi se recostó en una zona alejada con sombra, se percató que el suelo estaba limpio. Se sacó sus anteojos y los dejó a un lado para empezar a dormitar.
Durante el resto del día, ella se sintió más despierta y atenta a los deberes. Cuando terminaron las clases se dirigió hasta el cambiador femenino que tenía el segundo gimnasio de Ryonan, Arai fue con ella.
—Estoy impaciente, nuestro primer día, ya quiero conocer a nuestras senpais —dijo la chica cambiándose de ropa.
Arai dejó la falda y sus medias por zapatillas deportivas y unos pantalones cortos, fue entonces cuando Higashi recordó algo.
—Si, espero que no importe si juego con mis anteojos.
La joven de las gafas fue a un rincón apartado para cambiar rápidamente sus pantimedias y su falda por su calza larga, para que nadie viera sus piernas, incluso si era su compañera de clase.
—No lo creo, tenía una compañera en secundaria baja que también usaba gafas, también oí que un estudiante jugador del Shoyo las usa —Arai ya estaba lista y salió—. Te espero en el entrenamiento Higashi-san.
La otra joven arregló su cabello en una cola de caballo baja y se puso una remera vieja cuyas mangas no llegaban más allá de los hombros. Estaba lista. Notó por los casilleros que sus otras compañeras seguro ya estaban en el gimnasio. Salió y se posicionó en una hilera al lado de Arai. Cinco chicas ya estaban al frente; Shiro, Yamada, Aoi y dos chicas bien altas que no conocía, debían ser las de tercero.
—¡Escuchen bien, novatas! —vociferó Shiro, pero Aoi levantó la mano con objetivo de callarla—. ¿Qué pasa Aoi? Ya están todas.
—Aún falta una tercera que se inscribió hace dos semanas y la entrenadora Okabe. Además, deberías dejar hablar a la capitana primero.
Shiro se ruborizó.
—Mis disculpas, Hyuga-senpai.
La llamada Hyuga sonrió.
—No es problema, Chiharu.
Al poco tiempo, una mujer mayor entró por la puerta junto a otra chica más alta. Higashi reconoció a la joven, era la misma chica alta que encontró durmiendo en la azotea.
—Disculpen la tardanza —dijo la mujer—. Es que encontré a esta chica perdida buscando el gimnasio segundo, terminó en el gimnasio primero.
—Es una molestia que hayan dos gimnasios —murmuró irritada la otra chica y suspiró.
—¡Buenas tardes, entrenadora Okabe! —exclamó Aoi y se reverenció junto a las demás jugadoras.
—¡Buenas tardes! —repitieron las demás.
—Buenas tardes también.
La mujer tenía algunas canas y una ropa deportiva. Se la veía serena con sus bellos ojos oscuros y su cabello de igual color.
—Okabe-sensei —habló Hyuga—, si me permite, creo que deberíamos presentarnos con las nuevas.
—Es cierto, Hyuga —Okabe se dirigió a la hilera formada por las tres nuevas—. Es un gusto, me llamo Okabe Tsugumi y seré su entrenadora. Nuestro equipo en la actualidad se conforma por cinco integrantes y serán ocho gracias a ustedes. Quiero que las conozcan primero antes de escucharlas.
Hyuga dio un paso al frente, era muy alta de piel un poco bronceada, probablemente por entrenar algunas veces bajo el sol. Su cabello largo lo llevaba en una alta pero no muy larga cola de cabello.
—Me llamo Hyuga Aiko y soy la actual capitana, juego como pívot, ala-pívot y base. Además del básquet me gusta la ciencia y el estudio de huesos. Curso tercer año. Es un gusto.
La más alta del grupo luego se presentó. Una joven de cabellos bien cortos y un rostro áspero, pero amable.
—Me llamo Hanazono Miho, soy la subcapitana, mis posiciones son ala-pívot y escolta. No tengo muchos pasatiempos excepto leer de vez en cuando. También estoy en tercer año. Me pueden llamar solo Hana-senpai, un gusto también.
La siguiente fue Yamada, ella también tenía el cabello corto, pero llegaba hasta sus hombros, era alta, pero no tanto como sus compañeras.
—Soy Yamada Rinko. Suelo jugar como alera, pero me destaco más en buscar información de nuestros rivales. Voy a segundo año. Mis pasatiempos son mirar películas, en especial películas de juicios, y observar juegos de otras escuelas ¡Llevemos bien, por favor! —y se reverenció.
Esta vez se presentó la llamada Shiro, era muy alta y llevaba el cabello en una cola de caballo trenzada hasta la punta. Su mirada era muy severa y hasta daba miedo, también tenía unas pequeñas pecas no tan notorias.
—Yo soy Shiro Chiharu, juego en cualquier posición y no tengo muchos pasatiempos. Estoy en segundo año también. Un gusto —saludó de forma áspera y apenas miró a sus nuevas compañeras.
La última en presentarse fue Aoi. Sin duda alguna, ella era muy hermosa y alta, parecía una modelo de revista más que una atleta. Su cabello ondulado lo llevaba en una cola de cabello larga y sus ojos era brillantes y hermosos, una linda sonrisa adornaba sus facciones que a simple vista lucían delicadas.
—Me llamo Aoi Miyuki, suelo jugar como escolta, pívot, ala-pívot y alera. Bueno, en general juego todas las posiciones, es decir, también suelo ser base, pero en menor medida. Voy a segundo año. Me gusta mucho los juegos con emociones fuertes como las montañas rusas y tengo un perro de cuatro años ¡Es un gusto!
Terminada las presentaciones de las veteranas, las nuevas se dieron cuenta que era su turno de presentarse. Higashi hizo una mirada a Arai indicándole que ella fuera primera. La aludida, dio un paso al frente.
—Me llamo Arai Yuzuki y suelo jugar como base. Estoy en primer año. Mido un metro setenta y peso cincuenta y nueve kilos. Tengo una hermana gemela y un perro caniche ¡Es un gusto! —la chica se reverenció y luego miró a Higashi. La joven se puso nerviosa porque ni siquiera sabía qué posición era la que podría jugar, apenas sabía hacer bandejas desde esa mañana. Ni siquiera quería decir su peso en voz alta.
—Yo soy Higashi Akira y recién empiezo en el básquet, aunque también me gusta el atletismo. Se hacer los tiros de dribleo. Mido un metro con sesenta y dos centímetros y peso sesenta y cuatro kilos. Curso primer año también ¡Espero poder ser tan buena como ustedes! ¡Un gusto! —al instante se sintió un poco tonta en no decir algún pasatiempo suyo, pero ¿Qué podría haber dicho? Lo que más le gustaba era comer, además ya le era vergonzoso decir su peso en voz alta.
Las facciones del rostro de Shiro se deformaron por un momento. Ella pensó que sería un desperdicio de tiempo enseñarle lo básico a una novata para llegar al campeonato, tal vez estaría solo en la banca todo el año.
Al final, Higashi y Arai miraron a la tercera que parecía en las nubes.
—Te toca —le susurró Arai con un codazo.
—¡Ah! —la chica reaccionó como despertando de una ensoñación—. Si, claro. Me llamo Chiba Miwako, me gusta… jugar en cualquier posición, en especial ala-pívot. También me gusta imaginarme cualquier tipo de cosas. Mido… —se quedó en blanco por algunos segundo antes de seguir—. Creo que un metro setenta y ocho y peso… creo que sesenta y ocho kilos ¡Llevémonos bien! ¡Y lo olvidé, curso primer año!
Todas las presentes pensaron que esa había sido la presentación más rara. Chiba Miwako produjo una primera impresión no muy buena. Si Higashi pensaba que su presentación fue un poco tonta y rara, la de esta chica le había ganado por mucho.
—Muy bien, gracias por todo Chiba, Arai y Higashi. Como se habrán dado cuenta, el equipo masculino lleva semanas que inició su entrenamiento, mientras que esta es nuestra primera semana para nosotras debido a algunos retrasos. Empecemos con un trote para calentar ¡Ahora! —la mujer dio un aplauso y las chicas empezaron a trotar alrededor de la cancha. Okabe puso en marcha su cronometro por diez minutos.
Fue durante el calentamiento que Akira notó lo resistentes que eran sus senpais, incluso Arai, apenas sudaban y se mantenían trotando al mismo ritmo, ella se empezó a cansar cerca de los cinco minutos, llevaba mucho tiempo de sedentarismo. Chiba parecía trotar sin mucho ánimo y se mantuvo así por los siguientes diez minutos.
—¡Tiempo! —gritó la profesora—. Ahora haremos práctica de pases. Las de primero, pónganse en pareja con alguna de segundo o tercero y agarren una pelota de la jaula. Higashi, necesito que vengas—. La joven hizo caso y se acercó a su sensei—, tengo entendido que recién empiezas por lo que quiero ver tu práctica de rebotes, trae una pelota.
Higashi fue por una pelota de la jaula que guardaba los balones, mientras las demás empezaban los pases. Arai practicaba con Hanazono y Chiba con Shiro. Akira volvió hacia su sensei con un balón.
—Quiero que lo rebotes.
La chica lo picó contra el piso, pero se le dificultaba mantener el ritmo.
—Sigue practicando ¡Aoi! Necesito que vengas a supervisar a Higashi mientras práctica los rebotes.
—¡Si, sensei!
"Es tal como dijo Akira-kun" pensó la novata. Aoi se mantuvo a su lado con un cronometro supervisando su rebote, Higashi le sorprendió que se quedara en el mismo lugar.
—Esta mañana practiqué con un chico que me dijo que podría rebotar caminando alrededor de la cancha para mejorar mi ritmo —comentó la novata.
—¿En serio? Parece buena idea —respondió la senpai—. Pero es mejor que empieces así, de esta forma puedo ver tu postura.
Eso le pareció a Higashi razonable.
—¡Ahí voy! —las chicas se asustaron de aquel grito. Para sorpresa de todas, en especial de la maestra, Chiba estaba sosteniendo pases muy firmes con Shiro, era como si hubiese despertado de repente.
—Esa chica es rara —murmuró Aoi.
—Lo sé, esta mañana la vi durmiendo en la terraza como si nada. Ni siquiera le preocupaba perderse toda la hora del almuerzo.
—Pero parece tener mucho potencial. Escuché de un chico del Tomigaoka que también es muy dormilón y sin embargo es un gran basquetbolista, parece que los dormilones son los mejores.
Las siguientes horas, Higashi se mantuvo con lo básico. Cuando terminó la hora se sentía agotada.
—Que cansancio y eso que solo estuve rebotando —dijo estirándose.
—En un partido deberás mantenerte rebotando casi todo el tiempo, Higashi. Es normal esta clase de entrenamiento, luego tendré que ver como maniobras con el balón —le informó Aoi.
Las chicas se estiraron y luego fueron a cambiarse. Sin embargo, Akira quiso permanecer un rato más estirándose, no quería cambiarse y que las demás vieran sus piernas.
—Oigan, mañana ustedes limpiarán el gimnasio ¿De acuerdo? —les dijo Shiro a las de primero antes de irse a cambiar.
—¿Cuál es su problema? —murmuró Higashi.
Shiro era demasiado severa y ruda, hasta un punto de ser casi grosera para casi todas.
—Ella es así, no te lo tomes personal —le dijo sonriendo Aoi.
—Vamos, Higashi-san, ya terminamos de estirar —le dijo Arai a la susodicha tirando de su brazo.
—¿Eh? Pero…
—Vamos, que estirarse demasiado tiempo puede ser perjudicial para tus ligamentos.
Sin poder negarse más y por la insistencia de su compañera, Akira la siguió hasta la habitación, pero se quedó frente a su casillero, sacándose la ropa a un paso más lento.
—Escuché que uno de los de primero del club masculino llegó tarde a la práctica hoy —comentó Yamada.
—Ah, si. Sendoh, debió haberse quedado dormido —secundó Hyuga—. No es la primera vez que lo hace. Parece que no se toma las cosas muy en serio.
—Un momento ¿Sendoh? Escuché de él cuando iba a secundaria baja —dijo Arai—. Dicen que es muy bueno y que incluso llegó a ganar con su equipo a jugadores mucho más experimentados.
—Toda una estrella —se burló Shiro.
—Debe serlo, porque de otra forma el entrenador Taoka jamás perdonaría una llegada tarde o una falta a su entrenamiento —continuó Aoi.
—¿El entrenador Taoka? —preguntó en voz alta Higashi que apenas se había terminado de sacar la blusa y se abotonaba a un paso muy lento la camisa escolar. Ella se sentía muy desorientada en este nuevo ámbito.
—Es el entrenador del equipo masculino, fue un gran jugador en su juventud, pero es terriblemente estricto —explicó su senpai.
—Da un aire de temer, aunque a veces parece un abuelo gruñón —continuó Hanazono que estaba lista para irse—. Nos vemos mañana, chicas.
—Hasta luego, Hana-senpai —la saludaron las de segundo.
Mientras Hanazono se iba y Yamada la seguía por detrás, Higashi pensaba con terror de su entrenadora.
—Dime, Aoi-senpai ¿Okabe-sensei es como él?
—No te preocupes, Okabe-sensei es estricta pero no tanto como él, te mantuvo rebotando toda la práctica ¿Recuerdas? —Higashi asintió un poco apesadumbrada—. Pero a pesar de todo es justa, aunque no la hagas enojar —ya toda cambiada, la senpai se despidió.
Cuando solo quedaban ella y Arai, Akira se terminó por cambiar la calza a sus pantimedias y falda. Notó que no estaba Miko, le había avisado que no podría estar en su práctica por hacer una tarea temprano, pero eso a ella no le molestó. Sin embargo, Higashi pensó molesta lo pesado tener que hacer la tarea tan tarde, en fin, gajes de ser parte de un club.
En su camino a casa pasó cerca de la cancha callejera, por alguna razón, hizo una pequeña sonrisa. Esperaba con ansias el viernes y no solo para que llegue el fin de semana.
