—¡Wei Wuxian! ¿Por qué no dijiste que te atacaron?
Fue al rededor de dos semanas después que Jin Ling salió de golpe de sus pensamientos cuando una voz fuerte y bastante conocida resonó en el lugar. Cuando levantó la mirada, encontró a Jiang Wanyin apuntando acusadoramente a Wei Wuxian mientras caminaba hacia él.
—Jiang Cheng, ¿cuántas veces tengo que decirte que no grites? ¡Tenemos un niño aquí! —Wei Wuxian, como era de esperarse, cambió el tema pese a estar sorprendido de verlo ahí.
—Responde lo que dije —Jiang Wanyin, sin embargo, dijo de nuevo, con los dientes apretados—. ¿Por qué carajos no dijiste que te habían atacado?
—¿Qué ganaría yo con eso? —preguntó de vuelta, jugando con la flauta en su mano—. Pasó, no van a regresar y eso es el final.
Jin Ling no conoce a Wei Wuxian tan bien como conocía a Jiang Cheng, pero eso no significaba que no entendía lo que pasaba y, just ahora, podía ver claramente que las emociones estaban aplastando a los dos.
Jiang Cheng miraba al otro como si estuviera a nada de irse encima para estrangularlo esperando a que así soltara esa idea de pretender que estaba bien mientras que Wei Wuxian parecía estar próximo a darse media vuelta e irse para escapar de la intensidad de su mirada.
Verlos así lo frustraba de sobre manera.
—¿El final? —Jiang Cheng preguntó—. ¿Cómo puedes restarle importancia solo así?
—No le estoy restando importancia, solo no quiero pensar en eso —dijo con un tono un tanto más enojado, mirando de reojo a Jin Ling que no podía dejar de mirarlos—. Si regresan, los regresaré de una patada, no dejaré que lastimen a alguien de nuevo.
Una calidez poco conocida pareció expanderse por todo el pecho de Jin Ling. Escuchar ese tono protector aun cuando no sabía quién era realmente le hacía sentir bien. Pensar que ya había podido dejar una marca en su vida sin tener que decirle soy tu sobrino se sentía como un gran logro.
Jiang Cheng, mientras tanto, siguió su mirada hasta que encontró a Jin Ling y este tuvo el fugaz pensamiento de irse a esconder porque su jiujiu lo estaba viendo sin saber quién era y era… extraño. El Jiang Cheng que conocía no era tan diferente del que estaba viendo en términos de cultivación, tenía las mismas facciones agudas y ojos negros quemantes, pero la falta de reconocimiento mezclado con afección que ocultaba detrás de fingida molestia era bastante notorio y le dolía.
—¿Quién demonios es él? —preguntó y pareció notar hasta ese momento al resto de caras deconocidas— ¿Quién demonios son todos ellos?
—Un cuarteto de niños agradables —Wei Wuxian contestó tranquilamente, con una sonrisa—. Dos Lan que debieron haber estado en Descanso en la Nube cuando estudiamos.
La reacción del líder entró dentro de lo que Jin Ling podía esperar. Miró fijamente a Jingyi y Sizhui, a su cinta sobre la frente más específicamente y lucio confundido, como si no pudiera creerlo pero siendo incapaz de negarlo al ver el emblema del clan bordado sobre ellos. Las reacciones de su tío lo frustran, pero cuando la atención regresa a él, las ideas se le van.
—Entonces qué, ¿tienes discípulos ahora? —dijo, finalmente apartando la mirada de él.
—No son mis discípulos -contestó de inmediato, sacudiendo la cabeza con firmeza—. Solo están viviendo aquí porque no tienen a dónde más ir, han sido de gran ayuda.
La cara del otro se llenó de un millión de emociones que era incapaz de controlar y manejar de manera sana por lo que dejó salir de la mejor manera que tenía: enojo.
—No puedes ignorar un ataque donde alguien salió lastimado como si no fuera nada.
—Escucha, le dispararon con una flecha cuando solo estábamos hablando —Wei Wuxian siseó, apuntando a Jin Ling—. Si crees que voy a dejar que vengan a lastimar a los que están conmigo sin que yo haga algo, entonces no hay nada de lo que tengamos que hablar.
—Wei Wuxian, deja de comportarte como un idiota.
Jin Ling sintió que la piel le escocía cuando se dio cuenta que la comunicación siempre había sido el problema entre esos dos, que no era solo algo que había surgido en los trece años de separación. Jiang Cheng no quería que Wei Wuxian se quedara sin hacer nada si lo estaban atacando, así como tampoco había venido solo a gritarle si no porque se preocupaba por él.
Wei Wuxian le dio su nuclea porque se preocupaba por él y su error había sido no revelarlo antes. Después del incidente en el templo Guanyin, Jin Ling se dio cuenta que esos dos se guardaban muchísimas cosas en lugar de hablarlo y es por eso que se había tomado como tarea el hacer que fueran menos estúpidos e intentó que hablaran… sin mucho éxito.
—Ustedes dos son tan tontos —gritó antes de pensarlo mejor—. ¿Por qué tienen que complicarse tanto las cosas?
No había otra forma de ponerlo.
—¿Quién demonios te crees que eres? —Jiang Cheng le gritó de vuelta y aun cuando Jin Ling estaba acostumbrado a su conducta explosiva, debía de admitir que daba miedo estar del lado contrario de su enojo cuando no sabía quién era—. ¿De qué estás hablando?
—¿Tanto les cuesta escuchar lo que tiene que decir el otro?
No era fácil, lo sabía, pero incluso después de trece años donde su jiujiu había guardado el resentimiento y odio dentro de sí para que fermentara y fuera letal cuando saliera, se había terminado por dar cuenta de que se preocupaba por su hermano. Le regresó a Chenqing y lo dejó seguir con su vida con la persona que amaba; no podía seguir odiándolo y había entendido que los problemas eran mucho más profundos de lo que parecían. Wei Wuxian, por su parte, se disculó por lo que hizo y trató de aplacar el dolor y culpa que comía por dentro a su hermano, tomando la decisión de alejarse porque para él y su mente, era la mejor solución.
—Tú no sabes nada —Jiang Cheng siseó y Jin Ling pudo ver el anillo chispeando como si estuviera a nada de sacar a Zidian para golpearlo—. No hables de algo que no tienes ni jodida idea.
—Los dos son muy obvios —continuó pese a las amenazas y pese a pensar que estaba a nada de ser golpeado con Zidian por primera vez—. ¡Solo hablen y evitense tantos problemas!
A diferencia de Sizhui que podía mantener calmado y controlado al encarar a sus dos padres, Jin Ling no pudo contener las lágrimas de enojo que le llenaron los ojos. Vio a su jiujiu sufrir mientras crecía y lidiando con lo que sentía de la peor forma posible. Lo vio terminar con gente inocente cuyo único error había sido recordarle a la fuente de su odio y después lo vio arrepentirse de todas decisiones que había tomado cuando la verdad sobre su núcleo dorado fue revelada.
Lo peor fue ver todas las cosas que se había guardado cuando se separaron ese día.
—Mocoso insolente-
—¡No me interesa! —lo interrumpió, dándose la vuelta—. Dejen de ser tan tontos.
Si había alguna forma de evitar todo eso, si había algo que hacer, entonces lo haría.
—Jin Ling, ¿estás bien? —Tras rehusarse a regresar para comer o acercarse siquiera a alguien después de que Jiang Cheng se hubiera ido, a Jin Ling no le sorprendió escucha la voz preocupada de Sizhui—. El maestro Wei dice que te va a arrastrar de regreso si no comes algo.
—Lo puede intentar —dijo secamente—. No tengo hambre.
Por el rabillo del ojo, vio a Sizhui asentir antes de sentarse a su lado, dejando el plato que traía a un lado.
—Estoy seguro que lo que dijiste ayudó.
—Son unos estúpidos —susurró en su lugar, cruzándose de brazo—. No lo entiendes.
—Es posible que no —admitió con calma—. Solo sé que es una situación delicada y que hasta lo más pequeño puede cambiarlo.
A Jin Ling también le gustaba pensar así, quería creer que siendo tan directo terminaría por ayudarlos a reconsiderar lo que estaban haciendo y actuar de forma diferente para evitar tantos problemas en el futuro, pero no estaba seguro. Entendía que su jiujiu tenía que cuidar a su clan después de que casi había sido destruido y que ayudar a los Wen habría arriesgado todo otra vez. Entendía que la forma que Wei Wuxian tenía para proteger a los que amaba era sacrificándose a si mismo y alejándolos.
Entendía los dos lados y era por eso que se sentía peor, seguramente.
—Desearía poder ayudarlos, desearía estar completamente seguro de que hablar solucionará todo, pero no puedo —dijo, cerrando los ojos—. Yo solo… odio verlos guardarse todo y actuar así cuando es muy claro que se preocupan el uno por el otro.
—Entiendo como te sientes —Sizhui suspiró—. Entender el dolor de Hanguang-jun cuando el Maestro Wei reapareció y después ver a ambos pasar por todo lo que pasaron fue doloroso. Quiero pensar que cambiar las cosas aquí dará un mejor resultado, pero no podemos saberlo.
—Los dos son tan jóvenes, no deberían de estar solos.
—Cuando mi primo Ning me dijo lo que pasó en esta época, yo… resentí a mi propio clan. Resentí a Zewu-jun, a Lan Qiren y a todos los ancianos porque no podía creer que habían permitido que todo pasara —Sizhui admitió, a Jin Ling lo sorprendió—. Al final, sin embargo, me pregunté a dónde me llevaría todo eso. Habían hecho cosas buenas y malas, ¿quién era yo para juzgar? Yo no estuve ahí, bueno, no estuve en ninguna posición de poder y no sé como habría reaccionado. Aun me gustaría que hubieran hecho algo, así que tal vez pueda hacerlo ahora.
—¿Qué pasará con nosotros si cambiamos las cosas?
Jin Ling se arrepintió de preguntar eso poco después de haberlo hecho y con la expresión de Sizhui se sintió peor.
—La verdad es que no lo sé, pero sea lo que sea… no puede ser tan malo, vale la pena intentar.
—Odio que seas tan optimista.
—No sé por qué nunca apoye la manera de pensar de mi padre.
Jingyi dejó de jalar el hilo que el pequeño Sizhui había enredado en unas ramas para construirle un parque a su mariposa tejida cuando escuchó a Zizhen.
—¿Nunca?
—Bueno, supongo que seguía sus ideas cuando era niño, pero llegó un momento que ya no pude hacerlo —continuó, enrollando el hilo en el dedo—. Jin Guangshan jamás fue mi favorito, mi madre solía decir que siempre babeaba por todas las mujeres bonitas, y cuando Jin Guangyao apareció, no sé, no me gustaba como mi padre seguía todo lo que decía y lo veía como una especie de ser intocable que no podía hacer algo mal.
Jingyi no creció con contacto continue con política y todas esas formalidades porque no era alguien importante. A diferencia de sus dos amigos que podían convertirse en líderes en algún momento y el otro que ya era un líder, él solo era un huérfano que venía de padres de la linea directa y que de alguna forma se hizo mejor amigo del hijo adoptivo de uno de los Jades. Sabía de la amistad cercana de Lan Xichen con Jin Guangyao y pedazos de conversaciones importanes que pasaban cuando Sizhui hablabba de ello, pero fuera de eso, nada tan importante.
Cambió, por supuesto, cuando Sizhui y él se hicieron amigos de Jin Ling y Ouyang Zizhen y cambió más cuando Wei Wuxian regresó y desencadenó todo el lío.
—Se veía como una buena persona, Jin Guangyao me refiero, pero todo terminó siendo una mentira —dijo con un suspiro pesado—. No puedo culpar a tu padre por pensar que seguirlo era lo mejor.
—No es solo eso —admitió, señalando con las manos todo a su alrededor—. Es todo esto y lo que pasó con el Maestro Wei… cuando me dijeron que había vuelto a aparecer, estaba aterrado de encontrarlo. Estaba seguro que me iba a matar para convertirme en uno de sus cadáveres reanimados, que jamás tendría control de mi cuerpo y al final, ¿qué pasó? Nos salvó, nos sacó de una ciudad infestada, vivos, y evitó que nos asesinaran.
—Si tu estabas sorprendido, imagínate qué pasó cuando nos dimos cuenta que la persona a la que Hanguang-jun había guardado luto era él —se rió, aunque la sensación sue fuer después de poco—. Cuando lo trajimos a Descanso en la Nube por primera vez se comportaba peor que un niño, estábamos seguros de que lo expulsarían en tiempo record, pero Hanguang-jun nunca dijo nada, dejó que hiciera lo que quisiera. Sizhui y yo asumimos que algo había ahí pero… bueno, jamás imaginamos que tanto.
—Mi padre me llamó loco cuando le dije que podíamos ser más independiente —Zizhen continuó, la seriedad en su cara era algo raro de ver pues él gustaba de tener los ojos tranquilos y sensibles para todos lados—. Somos un clan menor. —Frunció el ceño y bajó la voz para que sonara más grave, como imitando a su padre—. Dependemos de ellos, no podemos hacer las cosas solos.
No es algo que Jingyi pueda comprender tan fácilmente, él era parte de un clan mayor y no era político, pero era interesante e intrigante escuchar sobre algo que Zizhen rara vez mencionaba.
—Algo me dice que no te agrada la idea.
—¡Por supuesto que no! Tenemos cultivadores capaces y quizá no somos muchos, pero eso no debería de importar —dijo con otro suspiro pesado—. Después de que el Maestro Wei y Hanguang-jun nos salvaron de la Ciudad Yi, traté de convencer a mi padre que hablara sobre esta época y sobre Wei Wuxian, pero me rechazó casi inmediatamente.
—Por más que lo odie, no lo puedo culpar —Jingyi dijo, resignado, regresando la mirada al hilo enredado—. Saben lo que hicieron, pero es probable que pensaron que jamás tendrían que enfrentarse a las consecuencias… Wei Wuxian no se puede mantener muerto, para su desgracia.
—Lo peor es que se habría librado de las consecuencias de no ser por eso —dijo, enojado—. Mi padre me regañó por horas por no pasar tanto tiempo con el Yiling Lazou sin intentar vengar a nuestros cultivadores caidos. Traté de razonar con él y decir que no parecía ser tan malo, pero… entonces nos secuestraron, casi nos matan y eso no ayudó a sostener mi caso.
—Fuiste valiente aquel día, estoy seguro que nadie espero que retaras a tu padre de esa manera —Jingyi se rio levemente, recordando las expresiones de incredulidad.
—Me alegra haber abogado por ellos dos, pero me costó escuchar por días al Lider Yao y otros llamarme un mocoso maleducado y sin educación —se quejó, haciendo que Jingyi dejara su tarea para apoyarle la mano en su hombro—. Incluso se atrevieron a decir que no era lo suficientemente confiable, poco les faltó para decir que no era apto para ser líder… o al menos, no lo escuché.
—Aun recuerdo la expresión de Lan Qiren cada que nos veía, parecía querer ponernos a hacer ejercicios ahí en medio del Muelle del Loto —Jingyi suspiró—. Pero sé que aun se preocupaba por nosotros y seguramente no quería entender que las cosas no eran como él las había aprendido. Pasaron por muchas cosas y las reglas les habían funcionado hasta ese día, un cambio no era algo que quisiera.
—Sé que mi padre me ama, jamás lo he dudado, pero estoy seguro de que le preguntaré de todo cuando regresemos —dijo, pero se detuvo antes de agregar lo siguiente un tanto más callado—: si regresamos, claro.
—Y si regresamos a nuestra realidad —agregó, sintiendo un escalofrío que le bajó por la columna—. Hay muchas personas que me van a escuchar, quieran o no.
Zizhen se rió antes de tomar una bocanada de ese aire espeso de los Túmulos Funeararios, sus ojos mirando al rededor para finalmente caer en Jin Ling y Sizhui que estaban reemplazando un tablón que se había aflojado por la humedad de un techo.
—No he dicho nada porque no quiero que Jin Ling se sienta mal, pero… —empezó, mirando a Jingyi otra vez—. Los Jin hicieron mucho daño.
—Lo hicieron, pero no es que nuestros clanes hayan hecho algo para aminorarlo.
—Bueno, al menos las nuevas generaciones estamos a cargo del futuro —dijo, sacudiendo la cabeza—. Nos lo tomamos enserio, así que hay que hacerlo bien.
Jingyi no podía encontrar mejores amigos en su vida.
Sizhui supo que algo había pasado cuando vio a Wei Wuxian caminar apresuradamente hacia la cueva mientras que Wen Ning se perdía entra las casas a la izquierda. La manera en que Wei Wuxian miró a su alrededor antes de entrar lo confirmó.
—Están actuando raro —Jingyi dijo a su lado, sus ojos mirando al otro que parecía no haberlos visto—. Vamos a ver qué está pasando.
Cuando entraron, encontraron a Wei Wuxian actuando con normalidad, como lo haría cualquier otro día. Estaba comiendo con el joven Sizhui a su lado y hablando con uno de los Wen. Todo sería normal de no ser por la intensa mirada que Wen Ning le estaba dedicando al otro. Zizhen parecía también haberlo notado, pero dado que estaba concentrado en Jin Ling que seguía revolviendo los contenidos de su plato sin comer nada, cosa normal desde lo que había pasado con Jiang Wanyin, no hizo nada. Fue hasta que notó a ambos que se excusó de la mesa y caminó hasta ellos.
—¿Pasó algo? —preguntó calladamente, mirando a Jin Ling que había levantado la cabeza cuando se levantó pero que decidió quedarse ahí para no levantar sospechas—. La señorita Wen está viéndolo como si supera que hizo algo.
—No sabemos, Wen Ning se fue a una de las casas y él vino aquí actuando normal —Jingyi explicó—. Nos vamos a enterar, seguramente, así que será mejor esperar.
Los tres estuvieron de acuerdo por lo que su fueron a sentar a lado de Jin Ling y le explicaron lo que pasaba. El lider asintió y miró por un par de segundos entre Wei Wuxian y Wen Qing antes de regresar a sus propios pensamientos conflictivos, dejando que las cosas pasaran naturalmente.
El mundo tenía otra idea.
Las personas pronto terminaron de comer y empezaron a retirarse a sus hogares, el pequeño Sizhui se fue cuando Wen Ning lo llamó y los dos, junto con Wen Qing, salieron. Sizhui consideró seguirlos, pero el tono levemente arrastrado de Wei Wuxian, producto del licor de fruta que le habían ofrecido, lo hizo quedarse para evitar que le pasara algo.
—Mi Shijie es hermosa. —El murmullo hizo que Jin Ling quedara rígido a su lado.
—Jin Ling. —El chico, sin embargo salió.
Lan Sizhui casi no recordaba a su padres y ser un huérfano jamás había sido algo tan grande en su vida. Desde que había perdido a sus padres había tenido alguien que lo amaba y que llenaba ese vacío. Despues de aque había muerto, su abuela y demás familiares se dedicaron a criarlo y cuando llegaron a los Túmulos Funerarios, Wei Wuxian se agregó como figura paternal. Cuando la fiebre quemó la mayoría de recuerdos, no sufrió demasiado pues Lan Wangji llenó ese vació.
Jin Ling, por otro lado, era el opuesto.
Jiang Wanyin e incluso Jin Guangyao le habían dado una buena vida a su sobrino, en palabras de Jin Ling que decía eran amorosos, en su forma particular, y que habían hecho hasta lo imposible para que fuera feliz. El problema venía con el resto del mundo que parecía querer recordarle a cada momento que era un huérfano.
Desde Jin Chan burlándose del equipo que hacía con Hada, hasta discípulos sin importancia que le recordaban que no había tenido una madre que lo guiara y que disfrutaban de su dolor. El mundo se esmeraba en recordarle esa parte de su vida y hasta los líderes de clanes menores hacían comentarios sobre Wei Wuxian, Wen Ning y la manera sádica y desalmada en que este había acabado con la vida de sus padres, durante las conferencias que Jin Ling escuchaba.
En más de una ocasión, Jin Ling había pasado a ser el heredero huérfano del clan Lanling Jin y eso solo podía afectarlo de sobremanera.
—Necesita tiempo —Zizhen dijo, sus ojos doloridos aun fijos a donde el otro desapareció—. Hay que darle espacio.
Acordaron que sería lo mejor por lo que se aseguraron de que Wei Wuxian estaba bien y que no se iba a caer antes de terminar de limpiar las mesas y salir. Jin Ling ya estaba hecho un ovillo con la espalda hacia ellos, sus brazos apretados alrededor de Suihua pese al talismán que la ocultaba.
Era claro que no quería hablar, así que lo respetaron.
Dos días después se volvió obvio que lo que hubiera pasado había afectado a Wei Wuxian mucho más de lo que inicialmente creyeron. Lucía desganado y deprimido la mayor parte del tiempo y no es que fuera normalmente sobre entusiasta por todo, pero actuaba más como el Wei Wuxian que conocían.
Los cuatro querían preguntar, pero no sabían cómo hacerlo.
—Necesito que los cuatro me ayuden a reforzar las guardas —dijo un día y mientras estaban ocupados limpiando algo—. Ha pasado un tiempo desde que alguien intentó algo, pero no está de más.
Decidieron seguirlo sin preguntar nada, caminado por el traytecto oscuro que ya se habían aprendido después de todo este tiempo. Wei Wuxian los llevó hasta la entrada más alejada y angosta que daba hacia los túmulos. Casi nadie se acercaba ahí por lo que las guardas eran más débiles, puestas mayormente para mantener a los espíritus dentro que para evitar que entraran.
—Maestro Wei, ¿está todo bien? —Zizhen se atrevió a preguntar mientras Sizhui se hacía cargo de una—. Hemos notado que algo lo molesta.
—Tu eres bastante sensible, ¿no? —dijo con una corta risa—. Estoy bien, solo cansado.
—Pero…
—Deberían de volver con sus familias —dijo antes de que pudiera continuar—. Regresen a sus clanes, han hecho más que suficiente.
—Ya dijimos que no regresaremos —Jin Ling dijo secamente—. Sabemos lo que estamos haciendo.
—Claramente no lo saben —Wei Wuxian djo de vuelta, emnojado—. Saliendo de sus clanes solo así, dejando a familia y amigos atrás solo porque piensan que la Cultivación Demoniaca es interesante o simplemente porque se creen rebeldes. Ya para este momento deben estar conscientes de que no les enseñaré nada así que regresen.
—Tonterías, no pensamos así —Jingyi debatió de inmediato—. Venimos a ayudar.
—No, dijeron que vinieron a aprender y que no tenían otro lugar a dónde ir, ahora yo les digo que son tonterías. Tienen un hogar y solo tendrán que tragarse el orgullo y pedir perdón, aceptar el castigo y regresar a donde pertenecen.
—Tres de nosotros somos huérfanos —Sizhui dijo calladamente—. Zizhen está mejor con nosotros que en casa, no venimos aquí por rebeldía.
—No los criaron animales ni se criaron solos, tienen familia así que regresen con ellos —Wei Wuxian dijo aunque pareció afectarle el saber que eran huérfanos.
—Deja las locuras, sabemos lo que hacemos —Jin Ling dijo, irritado—. No vamos a regresar y ese es el final de la historia.
—¿Ven? Dicen ser adultos pensantes y no niños pero se comportan así —Wei Wuxian continuó, sonaba enojado y eso fue lo que Sizhui necesitó para tener undea idea de lo que pasaba—. No entienden lo que le causan a otros, ¿piensan que es fácil irse y vivir feliz? Pues no lo es y yo no seré cómplice de ello, así que váyanse.
—Nosotros no…
—Ya no son bienvenidos aquí.
—Sabemos que extraña a su familia —Sizhui dijo, sintiendo el pánico en el cuello pero aun así tomando un paso adelante—. Estoy seguro que lo extrañan también, pero podemos prometer que las cosas pueden mejorar, no nos aleje, por favor.
Wei Wuxian parecía estarse cayendo a pedazos, el débil y delgado hilo que lo había mantenido entero se estaba rompiendo. No lloraba, pero sus ojos estaban rojos y la manzana de adán le bajaba y subía cada que tragaba saliva.
—Aun tienen muchas cosas que aprender.
—Quizá, pero, ¿y qué? —Jin Ling dijo y se animó a dar un paso al frente—. ¿Eso quiere decir que somos idiotas? Tenemos veinticinco así que tratanos como tal.
—No entiendes cómo están las cosas entre Jiang Cheng y yo o entre yo y cualquier otra persona. —Jin Ling se tensó—. No hay camino de redención para mi y estoy bien con eso, no me arrepiento de lo que hice por estas personas, pero piensen si quieren lo mismo para ustedes.
—Lo es —Sizhui dijo calladamente—. Hemos hecho las cosas bien, no nos arrepentimos de lo que hacemos, tampoco nosotros.
Y es posible que lo dijeron con más convencimiento del que pensaron tener porque Wei Wuxian se vio peor. Al final, agitó la cabeza mientras murmuraba algo que no podían entender por el ruido de los espíritus que gritaban al rededor.
—Mi Shijie se va a casar —susurró al final, sujetando su dizi—. Jiang Cheng la trajo para que pudiera ver sus ropas para la boda y yo… Lo que menos quise hacer era lastimarla.
—Las cosas cambian —Jingyi dijo, a Sizhui le sorprendió escuchar lo vulnerable que sonaba—. Solo deje de alejar a quienes están cerca.
—Los cuatro están locos —Wei Wuxian dijo antes de agitar la cabeza y empezar a caminar.
No estaban seguros de lo que había logrado con todo esto, en realidad. Wei Wuxian podía ser impredecible y podía tomarse esto de la mejor forma posible o de la peor. Esto podía terminar con él sacándolos de los túmulos o no. No había manera de saberlo por lo que decidieron enfocarse en reforzar las guardas y volver a la aldea.
Wei Wuxian no estaba por ningún lado.
Para el sexto mes, algo pasó.
No habían sido los mejores meses para Jin Ling si era honesto y aunque no estaba tan mal como Wei Wuxian parecía estar, aún la estaba pasando mal. No solo tenía que lidiar con las preguntas que tenían que ver con cómo terminaría afectado su futuro y lo que su desaparición había causado, también tenía un millón de preguntas con lo que pasaba en la actualidad. Quería que su jiujiu escuchara, que se sentara con su otro tío para que entendieran y vieran las tragedias que pasarían si continuaban por el mismo camino y no poder hacerlo lo frustraba.
No tenía idea de qué hacer.
Fuera de eso, seis meses después, Wen Qing volvió de Yiling con una sonrisa apenas contenida que podía significar que algo venía o que alguna interacción con su familia le había hecho olvidar su situación aunque fuera por un par de segundos.
Jin Ling y los demás decidieron seguirla porque es difícil dejar la curiosidad de lado y porque tenían que estar seguros de que todo estaba bien. La mujer lo notó pero pareció no importarle por lo que continuaron y la vieron ir hasta Wei Wuxian, quien seguía mirando con ojos perdidos sus talismanes modificados, para detenerse a su lado.
—Esto es para ti —dijo, dejando la bolsa que traía sobre la mesa sin importarle que le tapaba la visa—. Tiene tu nombre.
De la bolsa extrajo una carta que tenía escrito el nombre de Wei Wuxian con la caligrafía más limpia que Jin Ling había visto en su vida. El pergamino estaba tintado de un azul claro, pero la insignia de nubeen la esquina decía que venía de Gusu.
Wei wuxian tomó la carta pero la miró con desconfianza por un par de segundos, como esperando a que explotara o estallara en llamas, pero terminó por romper el sobre para empezar a leer lo escrito en esa misma limpia y bien cuidada caligrafía. Cuando dejó salir un leve jadeo, no supieron qué esperar.
—¿Me están invitando al aniversario de un mes de mi sobrino?
Jin Ling sintió como si la sangre se le hubiera convertido en hielo a la par que alguien le tomaba del brazo, probablemente Sizhui.
—Ahora ya no tienes excusa para no ver a tu hermana y hermano —Wen Qing continuó, sin notar lo que pasaba con Jin Ling—. Hanguang-jun no mentiría con esto.
—Por supuesto que no —Wei Wuxian dijo, con una sonrisa que no le habían visto en meses—. Lan Zhan también se acordó de ustedes, están invitados.
A diferencia de Sizhui, Jin Ling no tenía grandes problemas con la idea de verse a si mismo de bebé, era consciente de que dentro de todo, aquello era lo más normal, lo que le aterraba eran, nuevamente, sus padres.
Hubo un tiempo en que Jin Ling rezó y deseó con todo su corazón el poder recuperar algún recuerdo o una visión de cómo eran sus padres, como sonaban sus voces, como se veían. Sabía que era muy joven y que no era consciente del todo de lo que le rodeaba cuando ellos murieron, pero lo deseó con tanta fuerza que muchas veces se perdió en el pensamiento. Ahora que parecía tener la oportunidad, se sentía aterrado.
No estaba seguro de poder dejarlos ir.
Así como Sizhui, él no tenía nada que ver con todo lo que había pasado y no debieron nunca de pagar por ellos, pero aún así lo había hecho. Deseaba el amor de sus padres, quería volver a casa y ser recibido por una sonrisa cálida y palabras de consuelo. Su jiujiu siempre había mencionado que la sopa preparada por su madre era la mejor y que no existía nadie que pudiera replicarla mientras que Jin Guangyao había dicho que su innata habilidad con la espada y arco venían de Jin Zixuan, aquel magnífico y hábil cultivador.
Por si fuera poco, Jin Ling sabía que pasó durante esa visita.
—Es en dos días, necesito empezar a trabajar en el regalo —Wei Wuxian, igualmente sin notar lo que pasaba con Jin Ling, dijo, levantándose para caminar a otra mesa llena de cosas—. Ustedes deben pensar en el regalo también, no quiero que lleguen con las manos vacía.
—Pensaremos en algo.
Jin Ling no supo decir quién contestó, solo empezó a sentir que lo jalaban para salir de la cueva, de lo único que era consciente era que Wei Wuxian lucía tan animado y feliz mientras buscaba los materiales necesarios para el regalo que le daría a su sobrino. Había pasado tanto tiempo desde que se había visto animado por algo que ser la causa lo hacía sentir mareado. El pecho le dolía, la cabeza le daba vueltas y tenía en corazón palpitando en los oidos.
—No podemos dejarlo ir —susurró, sin saber si estaban lo suficientemente lejos o si había el riesgo de ser escuchados—. ¡No puede ir!
No le gustaba llorar. Años de bullying le habían enseñado que eso era signo de debilidad y que un líder jamás debía mostrar ellos, pero había momentos en que no podía habitarlo. Cuando se enfrentó a Wen Ning por primera vez y se sintió sobre pasado por todo, la idea de soltar lo único que tenía de sus padres había sido demasiado y había llorado. Lo que pasó en el templo Guanyin también lo había sobre pasado y lo había hecho de nuevo. Con su tío casi lo había hecho de nuevo, pero para este punto, ya sabe que no hay nada qué hacer.
—¿Qué? —Jingyi preguntó, acuclillandose a su lado cuando lo hicieron sentar sobre una piedra—. No ha estado así de emocionado en meses.
—El camino Qiongqi- Mi padre murió allí, Jin Zixun lo emboscó ahí —dijo, tratando de no gritar—. No podemos dejarlo ir, va a arruinar todo lo que hemos hecho.
Por lo que sabía, la muerte de su padre era lo que había desencadenado la mayoría de hechos que terminó con la vida de tantas personas. En las palabras de Jin Guangyao, no había planeado la muerte de Jin Zixuan y Jin Zixun aquel día, pero las acciones de Wei Wuxian habían resultado convenientes y le habían dado ventaja.
—Pero no podemos solo decir que no —Zizhen dijo, ansiosamente mirando a Sizhui que le seguía sobando la espalda a Jin Ling para calmarlo—. Tampoco es como si pudieramos atacarlo o hacer algo, estaríamos acabados en segundos.
Jin Ling era consciente y eso era lo que hacía todo peor. Su estúpido tío estaba emocionado por conocerlo porque amaba a su familia, había echado a un lado la depresión que le había inundado por meses al ver la invitación. Ni siquiera se había detenido a considerar si era peligroso o si había algo sospechoso… no, en realidad no era justo pensar así. Era casi seguro que Wei Wuxian ya había considerado la idea de que todo fuera una trampa, pero no le importaba.
Reunirse con ellos, conocerlo y recuperar un poco de la familiaridad que había perdido lo valía y eso le romía el corazón.
—Pero iremos con ellos, podemos ayudar —Jingyi intentó—. No dejaremos que pase.
—¿Qué podemos hacer en contra de Wen Ning? —demandó, sujetándolo de los brazos—. ¿Cómo podemos evitarlo?
Después de todo lo que había pasado, era posible que algunos detalles sobre la muerte de su padre hubieran sido exagerados o relatados de peor forma para afectar a Wei Wuxian todavía más, pero el hecho de que había muerto a manos de Wen Ning era innegable. Incluso si eran cuatro, Jin Ling sabía que no podían hacer nada contra Wen Ning quien, pese a tener un corazón de oro, era el cadáver reanimado más fuerte que el mundo de la cultivación había visto. Lo que fuera que causara la muerte de su padre, estaban seguros de que no podían detenerlo.
—Yo… encontraremos qué hacer.
—No puedo dejar que mi padre muera de nuevo —dijo con dolor, tapándose la cara con las manos—. No puedo dejar que pase.
Odiaba llorar, pero no había nada que hacer mientras los sollozos le sacudían el cuerpo entero y le lastimaban la garganta. Estaba condenado a ver a su padre morir y no importaba qué hiciera, no podía hacer nada.
Dos días pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Wei Wuxian pasó todo el tiempo dentro de la cueva haciendo sabrán los cielos qué, negándose a salir o dejar que alguien que no fuera Wen Ning entrara a mantenerlo vivo mientras seguía trabajando.
Sizhui, Jingyi y Zizhen intentaban de todo para mantener a Jin Ling vivo y que no terminara ahogándose en su propio dolor, pero sentían que estaban fallando. Jin Ling, por su parte, se sentía mal de hacerles eso, pero el día seguía acercándose y no había momento en que dejara de pensar en ello
Fuera cual fuera, se encontraron de pie en la entrada de los Túmulos Funerarios esperando a Wei Wuxian y Wen Ning para empezar el camino a Lanling. Habían decidido comprar un incensario como regalo grupal en lugar de encontrar algo adecuado cada uno y Sizhui era quien lo llevaba dentro de una caja de madera delicadamente tallada. Esperaban que los Jin realmente lo entregaran en lugar de hacerlo de lado por considerarlo poca cosa.
—Jin Ling, va a estar bien —Zizhen trató por lo que seguramente era la millonésima vez, empujándolo con el hombro—. Estamos aquí y eso va a cambiar algo.
—Sí, en lugar de dos cadáveres van a haber seis.
Era cruel, demasiado, pero para su mente era el único deselace posible. Sabía que Jin Zixun iba a emboscar a Wei Wuxian y que iba a decir algo que terminaría con Wei Wuxian perdiendo el controly en el momento en que alguien intentara intervenir, los iban a matar.
Se odiaba a si mismo.
Zizhen pareció listo para ponerse a discutir, pero la aparición de Wei Wuxian y Wen Ning le hizo quedarse callado y prestar atención a ellos.
—Me alegra ver que son puntuales y que no olvidaron comprar algo —dijo con esa sonrisa que realmente había estado ausente por meses.
—¿Qué regalará usted, Maestro Wei? —Sizhui preguntó después de enviarle una mirada a Jin Ling que ignoró.
—Un amuleto único -dijo felizmente, extendiendo su mano para mostrar una pequeña caja—. Ningún espíritu o ser malvado se acercará a él, es único y el más fuerte que existe.
Jin Ling se preguntó por qué jamás lo vio aunque era obvio que quizá había terminado destuido o que su jiujiu o Jin Guangyao se habían desecho de él por los recuerdos que traía, quizá se había quedado a pudrirse en el camino después de que los cadáveres habían sido retirados. Fuera lo que fuera, un amuleto tan fuerte le habría servido de protección para los horrores que la vida le tenía en el futuro.
—Solo necesitamos una borla y será lo mejor —anunció antes de echarse a caminar.
El grupo entonces se movió detrás de él y desde ahí pudieron ver a Wei Wuxian mostrándole a Wen Ning el amuleto y la manera graciosa que tenía para advertirle que no lo tocara o terminaría por lastimarlo.
—Jin Ling, no va a pasar —Sizhui susurró, sacándolo de sus pensamientos para darse cuenta que se habían detenido en una tienda—. No dejaremos que tu padre muera.
—Por favor detente, Sizhui —pidió—. Sé que no tienes malas intenciones, pero estoy cansado de subir las expectativas solo para terminar estrellándome contra la realidad.
—Entonces, ¿te estás dando por vencido? —preguntó, los ojos tomando un brillo de enojo—. ¿Ya no te importa nada de lo que hemos hecho?
—Nunca dije eso —se defendió, mirándolo con el mismo enojo—. Intentaré, pero no es como que pueda hacer algo realmente, si mi padre muere, entonces me moriré con él.
Era horrible y tomando en cuenta lo poco que sabían sobre los viajes en el tiempo y los efectos que podía tener sobre su futuro, era de los peores escenario, pero ¿Qué se suponía que hiciera? Si se moría aquí era posible que también estaría muerto en su futuro y aunque odiaba pensar en lo que eso le haría a sus amigos que tendrían que volver y explicar lo que había pasado a su jiujiu, Wei Wuxian y su propio clan, era la única cosa en la que podía pensar.
—Bueno, pues no te voy a dejar morir —Sizhui dijo firmemente, afianzando el agarre que tenía en la caja—. Si quieres que así sean las cosas, pues así serán.
—Sizhui-
—Apresúrense, niños, necesitamos llegar —Wei Wuxian intervino antes de que Jin Ling pudiera decir algo más y que el hombre los miró como si estuviera considerando preguntar qué es lo que estaba pasando—. Nada de peleas, guardenlo para después.
—No me llames por mi nombre cuando estemos allá —Jin Ling dijo después de que retomaron el camino.
—Creí que habías dicho que terminaron en buenos términos.
—Solo no me llames Jin Ling —dijo, con una expresión hostil que se rompió a los pocos segundos y se tornó suplicante—. Por favor.
A diferencia de Sizhui, no podía esconderse detrás del Rulan por lo específico que era y aunque estaba seguro de que no iban a llegar hasta Lanling, quería que al menos supieran eso.
—Bueno, regresará a ser niño —Wei Wuxian terminó por decir, demasiado emocionado como para pelear por eso—. Vamos.
Y caminaron, por mucho tiempo, viendo el paisaje cambiar y notando las diferencias entre el que conocían y Jin Ling, en específico, trató de no morirse antes de tiempo, pero terminaron por llegar al paso Qiongqi y Wei Wuxian describió la situación mejor que cualquier otra persona.
—Está demasiado silencoso.
El silencio se rompió cuando una flecha zumbó por el aire y Wen Ning se apresuró a jalar a Wei Wuxian fuera del camino. Antes de que Jin Ling pudiera hacer algo, múltiples cultivadores aparecieron por el camino, arcos listos para llenar el piso de flechas. Hasta el frente, reconoció las ropas típicas de su clan, el dorado vistiendo a un hombre con el ceño fruncido sin rasgos notables gracias a la expresión desagradable y arrogante que llevaba.
Era Jin Zixun.
Jin Zizun se echó las mangas del hanfu hacia atrás en un gesto desdeñoso cuando los vio a los cuatro, como si fueran una molestia para su plan.
—Veo que no pudiste seguir la más simple de las órdenes. Tenías que venir solo, no con tu ejercito.
—Y parece que tú no sabes leer —Wei Wuxian se la regresó—. También fueron invitados, quizá no te informaron.
—¿Por qué atacas personas así? —Jingy demandó, apuntando al hombre—. Estábamos caminando solamente.
—No es de tu incumbencia —dijo con desdén, mirando a Wei Wuxian—. No puedo esperar nada de quien sigue a un cobarde que va por ahí maldiciendo a inocentes.
—¿Maldiciendo gente? —Wei Wuxian preguntó—. Jamás he maldecido a nadie, ¿por qué lo haría?
Jin Zixun, en lugar de contestar, se abrió el hanfu para revelar su pecho lleno de pequeños hoyos de aspecto desagradable y asqueroso. Jin Ling contuvo la respiración.
—¡Tú hiciste esto! —lo acusó—. Cobardemente me hiciste esto en lugar de enfrentarme.
—¿Para qué haría eso? —Wei WUxian preguntó pese a la sorpresa que le causó el ver la maldición en él—. Ni siquiera recuerdo quién eres.
Como era para muchos miembros de su clan, el tener a alguien insinuando que no tiene nada digno de recordar era peor que la maldición.
—¡Quítamela!
—Yo no lo hice —repitió tranquilamente.
—¡Deja de mentir!
—¡Wei Wuxian no lo hizo! —Jin Ling gritó finalmente, sintiendo que su cuerpo le temblaba.
—¿Qué sabes tú? ¡Traidor repugnante! —Jin Zixun le gritó de vuelta cuando pareció notar la marca rojo bermellón que aún usaba—. Me maldijo y más le vale quitarlo.
—¿Por qué te lanzaría una maldición pudiendo matarte de peor forma?
Y fue eso lo peor que Wei Wuxian pudo decir pues Jin Zixun se acomodó la ropa, sacó su espada y la apuntó hacia ellos.
—Entonces morirán.
Todo pareció sumergirse en caos después de eso. Wei Wuxian trató de llamar algunos cadáveres solo para escuchar al otro decir que habían removido todos días antes, confirmado que esto había sido cuidadosamente planeado por Jin Zixuan y solo los cielos saben quién más. Wei Wuxian solo dudó por un par de segundos antes de llevarse la flauta a la boca y empezar a tocar para usar a Wen Ning para pelear.
Eso hizo que Jin Ling se moviera.
Sin preguntar o esperar, se lanzó a pelear con los cultivadores que se estaban preparando para atacar otra vez. Quizá si los dejaba inconscientes podría evitar que Wen Ning perdiera el control, reduciendo así el impacto de lo ocurrido en el lugar. Jingyi y Zizhen se apresuraron a hacer lo mismo mientras Sizhui se quedó cerca de Wei Wuxian cuando Jin Zixun empezó a acercarse.
—Una maldición así siempre deja marcas a quien lo hizo. —Escuchó a Sizhui decir y una rápida vista al lugar le dejó ver que se había parado entre Jin Zixun y Wei Wuxian pese a los intentos del último por quitarlo de ahí—. Él no tienen nada.
Jin Zixun, como era de esperarse, no estaba interesado en escuchar lo que tenía que decir ni si quiera si era la verdad, su odio era más fuerte y lo consumía por completo. Escupió palabras hirientes, se rió de su ingenuidad al pensar que podría llegar hasta Lanling y pasar tiempo con su familia después de todo lo que había hecho. Se burló de su soledad y recalcó como todos lo habían abandonado. Aquello hizo que Jin Ling quedara tan absorbido por ello que no vio venir el ataque en su dirección hasta que sintió el quemante dolor en el brazo, siendo salvado de más daño por Jingyi que intervino.
Jin Ling odió a Jin Zixuan aun cuando no lo conocía fuera de ese incidente.
Odiaba las palabras hirientes dirigidas a su tío que había estado feliz y emocionado por conocer a su sobrino y odió las implicaciones que hacía sobre su jiujiu y la manera que tenía para gobernar su secta. Lo odiaba, lo odiaba tanto que le dolía.
—¡Detengan todo esto ahora!
El campo de batalla entera pareció congelarse cuando una figura aterrizó justo delante de Sizhui, Wei Wuxian y Jin Zixun. La túnica dorada pareció ondear grácilmente y las facciones apuestas y vibrantes que miraron a todos antes de regresar al que tenía en frente parecieron mantener a todos en el lugar.
Jin Ling estaba congelado otra vez.
—Zixun, ¿qué significa esto? —el hombre preguntó, demando, de hecho, su voz fuerte y controlada típica de un líder.
Y no fue Suihua que le colgaba del cinturon, no era el adorno en la cabeza ostentoso y caro que usaba, nada de eso le decía que era Jin Zixuan, su padre, era algo muy dentro de sí que le gritaba con violencia y que quería arrojarse a sus brazos para no dejarlo ir jamás.
—Es un cobarde —Jin Zixun dijo, su postura confiada que había tenido cambiando a una más débil—. Me maldijo y me voy a morir si no la quita.
A Jin Zixuan pareció sorprenderle ver las marcas en el pecho del otro, pero su expresión se endureció un segundo después.
—Aun así, ¿una emboscada? ¿En la celebración de un mes de A-Ling?
Jin Ling no pudo contener el quejido de dolor que se le escapó de los labios y que hizo que Zizhen y Jingyi se acercaran, con uno de ellos haciendo presión sobre la herida en su brazo.
A-Ling, con que así es como sonaba su nombre con su voz. Jin Ling deseó poder seguir escuchándolo por el resto de su vida.
Wei Wuxian no creyó que Jin Zixuan no supiera nada de la emboscada y no se contuvo en decirlo. El resentimiento se movía con violencia al rededor, presionándose contra ellos como una advertencia mientras que Wei Wuxian seguía fulminándolos con la mirada mientras se defendía de las acusaciones. Lo peor, sin embargo, vino cuando Jin Zixuan sugiró ir hasta Lanling para explicar las cosas y probar que era inocente.
Los movimientos de Wen Ning parecieron volverse erráticos y eso es todo lo que Jin Ling necesitó.
Alejándose de sus amigos, se sacó una señal de auxilio y la dejó volar por los aires esperando que alguien pudiera verla mientras empezó a correr lo más rápido que podía. Era una acción poco elegante, seguramente le traería consecuencias, pero usó toda su energía para taclear a Jin Zixuan al suelo justo cuando Wen Ning estiró la mano hacia él.
Hubo un jadeo colectivo, pero Jin Ling no se pudo mover por lo que parecieron horas. Uno de los brazos de su padre se había movido en automático para apoyarse en su hombro mientras que el otro se había movido para intentar amortiguar la caída. Lucía confundido, como si no entendiera como había pasado de estar de pie a estar en el suelo, pero aun así, Jin Ling deseo haber tenido la oportunidad de haberlo visto al regresar después de aprender algo o después de descubrir algo que para su infantil mentalidad de cinco años era impresionante.
—Lo…. Lo siento —susurró, apenas pudiendo echarse hacia atrás para quitarse de encima, sintiendo las manos de Sizhui ayudándolo—. Yo solo… lo siento.
JIn Zixun apareció alado de su primo en segundos y eso ayudó a Jin Ling a entender un poco más lo que pasaba al rededor. Su reacción había ayudado a Wei Wuxian a salir de la espiral de odio y resentimiento que lo estaba consumiendo y ahora veía con los ojos abiertos a lo que tenía enfrente, Wen Ning también estaba ahí y dejó caer como si le quemara el mechón de cabello que había alcanzado a arrancarle a Jin Ling cuando había interferido. Sus ojos llenos de culpa y terror lo miraban fijamente.
Intentó mantenerse despierto, asegurarse de que realmente había evitado lo peor, pero la adrenalina había abandonado su cuerpo después de eso, dejándolo temblando y luchando por mantener los ojos enfocados en algo.
Cuando vio a Jiang Cheng y Lan Xichen aparecer cerca de su padre, fue todo.
17
