Gray Terminal, un lugar olvidado por la mano de Dios; un sitio donde habitan personas que fueron expulsadas del Reino de Goa; una locación donde la única ley que existe es la del más fuerte, o en su defecto, del que no se muera por alguna enfermedad no tratada apropiadamente. A fin de cuentas, un lugar horrible donde la gente que vive ahí convive con todo tipo de chatarra y basura que es expulsada de los hogares del Reino.
Aquí, en los alrededores del lugar, una pequeña niña de cabellos bicolores está buscando un poco más de "material de lectura". Hace una semana encontró unos Mangas de romance casi intactos dentro de toda la basura que había por el lugar, después de leer uno que le pareció interesante, se encontró maravillada por tremendo medio de entretenimiento y cultura, así que cada vez que le tocaba salir a buscar provisiones y cosas que pudieran servir en la base, también pasaba por Gray Terminal para ver si podía encontrar más Mangas.
Siempre se aseguraba de que los demás no se enteraran de su nuevo hobby, no querían que pensarán nada raro, en especial Luffy; así que siempre ocultaba su "botín" antes de llegar a la base. Así nadie los vería.
Mientras Uta buscaba entre la chatarra, miro por el rabillo del ojo un montículo de basura que se diferenciaba de los demás. Este parecía creado por alguien, era un poco más grande que los otros montículos, pero mientras que los otros tenían todo tipo de basura, este solo tenía cosas que no estuvieran mojadas y ningún tipo de líquido. Se sintió curiosa y se acercó a inspeccionarlo a fondo.
Se sentó cerca de la base y empezó a expurgar la montaña de basura. Estuvo más tiempo del que le gustaría admitir quitando los desechos de ese montículo, pero cuando por fin se iba a rendir, tras quitar un cartón encontró una pequeña tela que cubría algo. Con esa nueva motivación, empezó a quitar más rápido todas las cosas que estaban encima de la tela.
Tras un tiempo, Uta, cansada, veía con orgullo su trabajo terminado. La basura estaba regada por el suelo, que también estaba hecho de eso; la tela yacía ahí, esperando a ser descubierta para saber qué es lo que esconde. Así que Uta la quita y se asombra al ver una colección enorme de Mangas en muy buen estado, todos estaban guardados en un plástico protector, también contó y observó que estaban apilados formando un prisma rectangular de 15 Mangas de ancho por 5 Mangas de largo por 10 Mangas de alto. Parece que las clases de Makino sobre matemáticas y geometría habían resultado útiles.
Uta inspeccionó cada uno de ellos. Todos eran de distintos géneros, pero lo que llamó su atención es que todos tenían el mismo tipo de dibujo y todos contaban diferentes historias; mientras más exploraba entre las capas de Mangas, encontraba géneros e historias un poco más para adultos, también que no todos eran Mangas, sino libros.
La pequeña estaba fascinada con su hallazgo; en este lugar había material de lectura como para toda una vida, aunque para ella una vida era un máximo de nueve años. La niña voltea a los lados y empieza a buscar si alguien más la había visto encontrar este gran Tesoro. Como no pudo ver a nadie más en los alrededores, ella empieza a tomar algunos tomos al azar, cuidando que solo fueran Mangas y no libros; ya leía de esos con Makino, no quería más de los que fueran necesarios.
Al final, no pudo llevarse más que cinco Mangas, ya que la bolsa que llevo para recoger lo que necesitaban en la base estaba llena con provisiones. Antes de irse, se aseguró de dejar todo como estaba, para evitar que alguien más encontrará esta gran colección.
Con Mangas en mano y con el montículo de basura reconstruido, Uta se dispuso a ir directo a su escondite para poder guardar sus nuevas lecturas. La niña tomo un sendero que pocos seres conocen, escondido entre la maleza de la selva y justo detrás de unos arbustos con espinas venenosas. La chica de cabellos bicolores lo había descubierto hace relativamente poco tiempo y había conseguido pasar sin resultar herida.
Después de unos cinco minutos de seguir el sendero, la pequeña llegó a un claro escondido entre los árboles; en el centro de este pacífico lugar se puede ver un pequeño y bello lago de poca profundidad; los árboles de caoba y de abeto rodeaban las cercanías del lago y sus copas se cernían sobre la mayor parte del lugar, solo dejando descubierta una parte sobre el lago, donde el sol pegaba bien y se reflejaba en el lago.
Cada vez que Uta venia aquí sentía una paz interior que jamás había sentido antes. Ella quería compartir este lugar con Luffy, pero solo lo haría cuando el ya fuera su Luffy; no antes. Ace y Sabo jamás se enterarían de este sitio; aunque los aprecie mucho, ellos no merecen la hermosura de este magnífico lugar. Solo su precioso Luffy.
Dejando ese pensamiento de lado, Uta se dispone a buscar su escondite para guardar sus Mangas. Se acerca a la orilla opuesta del lago para ir a su pequeña base. La construcción consistía en una pequeña choza hecha con unas tablas de madera, clavadas de una manera poco segura y con poca estabilidad pero que milagrosamente se mantenía en pie. Al entrar a la construcción no veías muebles ni algún tipo de piso, todo lo que había adentro eran los Mangas puestos sobre una pequeña tela blanca, para que no se ensuciaran.
Uta deja su bolsa cerca del marco donde debería estar una puerta, pero no había nada. Ella se acerca con sus nuevas adquisiciones y como todavía era temprano, decidió que era el momento para relajarse y sumergirse en uno de estos mundos de fantasía que tanto le gustaban. Tal vez alguna de estas realidades le pueda ayudar para conquistar el corazón de su amado niño de goma.
De los Mangas que había tomado del montón que encontró, agarro uno que llevaba como título "Mi pequeño gran romance de Instituto con mi amigo de la infancia que me lleva gustando desde que éramos tan solo unos niños y ahora quiero que él me ame como yo lo amo". Ella siempre se ha preguntado por qué los nombres tenían que ser tan largos y sin sentido. El primero que había leído se llamaba "¿Por qué tuve que enamorarme del lindo chico que vive al lado de mí? Ahora solo quiero pasar mis días y noches con él". Aunque algunas veces se sentía identificada con los títulos, le parece absurda su longitud.
Pero dejando de lado los títulos ridículos, la niña comienza a leer el Manga. Mientras va leyendo, su mente divaga más y más en sus fantasías, que involucraban a un pequeño con sombrero de paja…
"Las cigarras tocaban su particular son. Las calles matutinas de un país apodado "Japón" se ven repletas de la calma y el optimismo que trae el comienzo de la primavera. Una época que se cree de renovación y de tiempo fugaz.
Una chica de 17 años y de un particular color de cabello está sentada en el pupitre de su salón. Mientras el profesor de cabellos rojizos daba su habitual clase de geografía, ella veía a través de la ventana el buen clima y el peculiar, pero reconocible, color rosa de la estación en curso. Los cerezos estaban floreciendo, la prosperidad y las buenas vibras se podían sentir en el aire.
La señorita suspiraba por lo bajo, no es que no estuviera alegre de que la temporada de primavera llegará, claro que estaba feliz del ambiente. Desde que los cerezos habían empezado a teñirse de su color, todo el ambiente se sentía cálido; se sentía lleno de felicidad, alegría y, especialmente, repleto de amor. Ella quería abrazar por completo el cariño que flotaba como las flores que caían de los árboles. El único impedimento para poder hacerlo era el mismo motivo por el cual quería sentir el amor: Su tonto y despistado enamorado, Monkey D. Luffy.
Ella y Luffy se habían conocido gracias a que sus tutores frecuentaban el mismo parque. Desde ese entonces, ellos dos eran inseparables. Siempre los veías juntos haciendo todo tipo de actividades. Eran como uña y carne y eso le encantaba a la belleza de cabellos bicolores.
Pero lo único malo de su relación es que era de "hermanos". El chico, que se caracterizaba por despistado y enérgico, nunca se daba cuenta cuando Uta le coqueteaba.
Eso la frustraba de sobremanera. Desde que se dio cuenta de que se había enamorado del chico de cabello azabache, ella había intentado de todo para que él se diera cuenta de sus sentimientos. Pero nada funcionaba. Y aunque todavía tenía esperanza en la calidez que llenaba el aire, realmente no esperaba que la situación cambiara mucho.
El sonido chillón de la campana la saca de sus cavilaciones.
-Bueno, clase. Es hora del descanso, la siguiente clase abordaremos más sobre la composición de las placas tectónicas, centrándonos en las que tenemos aquí en Japón- Dijo Shanks, el "profe" de geografía.
Después de sus palabras, los alumnos empezaron a salir del aula de manera alegre y pacífica. A excepción de Uta, quien seguía un poco cabizbaja por su situación actual.
Justo al salir por la puerta estaban sus hermanos adoptivos: Ace y Sabo, que ahora cursaban el último año de la preparatoria.
-¡Hey, Uta! Quita esa cara triste. Que tu situación con Luffy no afecte tu actitud, seguro que esta vez si puedes hacerlo caer en tu hechizo- Dijo Sabo, mientras "Lanzaba rayos mágicos" con sus dedos.
-Cállate idiota, no le des esperanzas a la pobre. Ya sabes cómo es Luffy, lo único que le interesa es divertirse y la comida. Sin ofender Uta- Ace se disculpaba mientras tenía sujetado del cuello a Sabo.
-Gracias, chicos. Pero ya saben que no me rindo tan fácilmente, y sabiendo que a Luffy le encanta la comida le preparé este bento especial.- Dice con orgullo mientras saca el bento que tenía guardado en su maleta. -Es algo que hice yo misma, recaba un poco de todo lo que le gusta, no solo en comida.-
Los chicos toman la caja de bento y la abren para ver que hay en su interior. Cuando lo desenvuelven y abren la caja esta desprende una luz cegadora. Ambos se quedan perplejos y sorprendidos al ver la perfección dentro de la pequeña caja.
Uta los observa y se ríe. Si ellos reaccionaron así, puede que Luffy se quede igual. Ya quiere ver el tierno rostro del chico de sus sueños mientras se deleita con su increíble don para la cocina.
La niña les quita el almuerzo y se dispone a ir a ver a Luffy y darle su almuerzo. Esta emocionada, pero también asustada por la reacción de su precioso.
Uta se dirige al salón de Luffy, suponiendo que todavía estaría ahí, pero mientras se acerca al lugar ve a un grupo demasiado grande, para su gusto, fuera del aula. Todas las chicas se veían ansiosas de que alguien pasará por la puerta y las saludará a todas. La chica de cabellos bicolores ya sabía a quien estaban esperando y eso le hacía hervir la sangre.
Aquel grupo de féminas de preparatoria (En especial de nuevo ingreso) estaban ahí esperando a que el gran y famoso capitán del equipo de futbol* saliera para poder "hablar" con él. Aunque Uta ya sabía las negras intenciones de todas esas "cualquieras" que estaban detrás de su inocente, ingenuo y sensual Luffy. Todo un portento de hombre.
Esas mujerzuelas solo querían besar y tocar al maravilloso hombre que es su Luffy. Ya se podía imaginar lo que esas chicas iban a hacerle al pobre hombre. Ella no lo iba a permitir, Uta iba a impedir que alguien (que no fuera ella) tocará a su niño pechocho1.
En ese preciso instante, el aludido sale del salón con su mochila colgando de uno de sus hombros y eso le daba el toque final a su estilo de "despreocupado de la vida". Él vestía el uniforme de la escuela que consistía en una camisa blanca de mangas cortas; un pantalón y saco de color Azul Prusia, solo que él no llevaba el saco y la camisa no estaba del todo abotonada.
Cuando el sale, Uta y las demás chicas se agrupan a su alrededor y se ponen en extremo cariñosas con él. Todas querían tratar de conquistar su corazón puro.
-Capitán, hoy se ve demasiado bien-
-Luffy-Kun ¿Te gustaría venir a comer junto a nosotras?-
-Ay capitán, ¿A dónde tan guapo?-
Esos eran tan solo algunos comentarios que se escuchaban en el grupo que se formó. Pero con el último comentario, Uta salió de su trance de niña enamorada y volvió a su determinación inicial.
-A ver bola de viejas desesperadas. Dejen a Luffy en paz, él ya tiene con quien comer, así que si nos disculpan.- Dijo Uta mientras se paraba frente a Luffy y lo tomaba del brazo para alejarlo de ahí.
El chico, que en todo este pequeño revuelo no había dicho nada, se dispone a hablar con su "Secuestradora".
-Hola, Uta ¿Cómo te va?- Le dice el azabache con una sonrisa mientras se deja llevar por la señorita. -Sabes que yo no soy de preguntar mucho, pero ¿A dónde vamos?-
-Dije que ya tenías con quien comer y esa soy yo.- Dijo con un pequeño sonrojo en las mejillas y sin mirarlo a la cara. -Así que en este justo momento vamos a la azotea del edificio para poder comer tranquilos.-
El azabache sin cuestionar más asintió con la cabeza en señal de aceptación y siguió a Uta hasta su lugar para comer.
Cuando llegaron, ambos se sentaron cerca de cerca que rodeaba la orilla de la azotea. Uta empieza a sacar los bentos de ambos para que puedan comer lo que ella había preparado.
-Gracias, Uta. Siempre me hace comida muy rica shishishishi.- Luffy recoge el bento que uta le estaba entregando, dándose cuenta del ligero tono rojo de sus mejillas.
-No hay de que, Lu-Luffy.- Tartamudeo un poco por la sonrisa que le Luffy le estaba dedicando, solo a ella.
Uta estaba algo nerviosa y ansiosa porque no sabía cómo seguir la conversación. Luffy se dio cuenta de esto y en vez de empezar a devorar la comida que tenía en las manos, decidió preguntar lo que alteraba a la chica de cabellos bicolores.
-¿Qué tienes Uta? ¿Alguien te hizo algo?- Pregunto mientras miraba a los ojos de la chica.
-N-no es nada Luffy, tranquilo.-Uta se sobresaltó un poco ante la pregunta, pero se dio cuenta que esta puede ser la oportunidad perfecta para hablarle a Luffy acerca de sus sentimientos.
-Luffy ¿Has visto el florecer de los cerezos? Es algo bastante bonito.- Soltó Uta, tratando de encaminar el tema de conversación.
-¿Qué? Ah ¿Hablas de los árboles rosas? Si, me parecen bastante bonitos.- Le dijo mientras veía al cielo con una mirada pensativa, algo raro de ver en el chico.
-¿Crees que realmente sea como dicen?- Uta mira a Luffy. -¿Qué esas flores traen buenas vibras y que traen cambios importantes a la vida de aquellos que las ven florecer?-
-¿A poco dicen eso? No lo sabía, solo sabía que son bastante bonitas esas flores.- Luffy se pone a reír mientras voltea a ver a Uta.
Uta se cae cómicamente por su despreocupada, pero ya esperada respuesta.
-A mí no me importa realmente lo que la gente diga o crea de las cosas, yo simplemente las veo como quiero verlas. Estas flores en particular me recuerdan mucho a ti, por eso me parecen bonitas.- Dijo como si nada el chico.
Uta se recompone sorprendida, las palabras que Luffy dijo tan a la ligera la habían hecho sonrojar tanto que ahora parecía un tomate.
-Ne, Luffy.- Llama al chico con timidez. -¿Sientes algo por mí? Digo, algo así como… ¿Romántico?-
Lo había hecho, por fin le había preguntado directamente al chico que tanto le gustaba, al chico que deseaba tener a su lado desde hace varios años. Por fin se armó de valor para formularle tal pregunta.
-Si te soy sincero…- Dijo con calma Luffy. -No sé qué es el romance y no sé si me llegue a interesar. Todas las chicas que me siguen me dicen si quiero salir con ellas, diciendo que están enamoradas de mí, pero realmente no me parece lo correcto.-
Uta se queda callada escuchando atentamente lo que Luffy está diciendo.
-Pero si me llego a imaginar que eres tú la que me pide que me quede a su lado, no me parece incorrecto.-Luffy tenía un lindo sonrojo en sus mejillas, cosa que no fue ignorada por la chica. -No sé si tenga sentido, pero así me siento.-
Uta estaba perpleja. De una manera indirecta, su gran amor se le había confesado y eso la ponía súper feliz. Tanto que sin pensarlo se abalanzo hacia Luffy, abrazando y teniendo la intensión de besarlo en ese justo momento…"
-¡UTA!- De repente, el grito de su hermano Sabo la sacaba de sus cavilaciones románticas y la regresaba a la realidad.
Rápidamente cerró el manga que estaba leyendo y se dispone a usar la salida de emergencia del lugar, al que le había apodado "El Jardín".
Sabo, que estaba preocupado por Uta, había salido a buscarla. La niña no había aparecido en la base durante todo el día y todos se preocuparon. Mandaron al niño rubio para que la encontrara, ya que el tenia un poco más de experiencia saliendo de noche. Mientras esta gritando el nombre de la pequeña Idol, a lo lejos ve como una pequeña figura sale de entre unos arbustos. El niño la reconoce como Uta y se apresura para llegar a donde estaba la niña.
-¡Uta! Rayos ¿Dónde habías estado? Luffy, Ace y yo estábamos preocupados por ti. Pensamos que mientras recogías las provisiones algo te atacó. No nos preocupes así de nuevo, por favor.- Le dijo Sabo mientras le daba un ligero zape a la niña.
-¡Auch! Perdón, no me di cuenta de la hora y cuando note que ya era tarde trate de venir lo más rápido posible.- Uta estaba poniendo una cara de Perrito Triste para convencer a Sabo de no regañarla más.
Sabo la vio extrañado y acepto a regañadientes su excusa. El niño procedió a avanzar por el camino que los llevaría a la base. Uta siguió al chico por ese sendero, mirando de reojo la entrada a su "Jardín". Ese lugar donde solo Luffy y ella podrán entrar. Ese Lugar que le trae una paz que solo es comparable a la que Luffy le hace sentir.
Ella no puede esperar para enseñarle ese hermoso lugar a su Pechocho Luffy.
