Nota de la traductora: me alegra que el capítulo fuera de tu agrado phoenix1993, ya puedes descubrir si Severus mantuvo el control o no ;) Gred-y-Feorge me da gusto que disfrutaras de Amar y todo lo que conlleva, y que en general te guste mi selección de historias. Una de las cosas que es un tema común en todas ella es lo que mencionas acerca de las consecuencias de la guerra, la verdad creo que como al final Harry Potter es una saga para niños (o al menos ese es su público objetivo aunque contenga temas bastante adultos) a veces tiende a tener una perspectiva un poco ingenua de las cosas, siendo una de ellas la completa romantización de la guerra y sus secuelas, a mí me gusta que las historias presenten una visión mas adulta y realista de las cosas. Y si, al final podemos pensar que JKR arruinó muchas cosas, pero lo bueno de los personajes de ficción es que una vez que "salen al mundo" nos pertenecen a todos, no solo al autor y podemos tomarlos y darles un final feliz. Respondiendo a tu pregunta, si me encuentro en Wattpad como traduccionespociones (traducciones y pociones) así que si esa es la cuenta en donde viste mi traducción, entonces si soy yo XD Espero disfrutes de este siguiente capítulo. Besitos!

El amor tiene mucho por que responder

Esa pequeña mentira piadosa que has estado diciendo parece ser la gota que colma el vaso. Ahora va a haber una erupción, El amor tiene mucho por que responder

Ese chiste que hiciste sólo medio en broma, le ha echado sal en el alma. Y si debe haber retribución, El amor tiene mucho por que responder

No es lo mismo que el enamoramiento, viene de lo más profundo, no se juega con él, no se le da vueltas, podría haberte dicho lo que me espera; El amor tiene mucho por que responder...

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Severus sólo había fingido estar dormido cuando Hermione y Poppy entraron a su habitación. Por dentro, quería encogerse cuando Poppy le contaba a la chica acerca de su condición, pero se encontraba demasiado nervioso para preocuparse.

La Caricia Oscura chisporroteó y ardió bajo su piel, especialmente alrededor de la Marca Tenebrosa. Allí, el tatuaje le picaba y quemaba, inflamando su mente y sobrecargando su cerebro con intensas imágenes de la señorita Granger. Aumentaba sus sentidos hasta un punto cegador. Podía oler su aroma; el suave olor de su jabón, el aroma aún más tentador de su cuerpo. Ella olía a cálido y picante y era tan delicioso que él quería...

No. No lo pienses, porque el pensamiento comenzará a dar vueltas en tu mente hasta que todo lo que puedas hacer sea pensar en ello. Pero huele tan delicioso, y sabría a néctar… toda inocente y nueva y, oh, ella respondería a mi toque tan maravillosamente como yo al suyo… Tócame, Hermione…

Trató de decirse a sí mismo que era sólo la maldición lo que la hacía tan irresistible. Pero ella lo había tocado mucho antes de que se lanzara la maldición. Era un tonto si creía que, una vez que la maldición se disipara, sus sentimientos por ella volverían a ser los de un maestro por su alumna. Me hace sentir segura, profesor. ¿Cuándo se sentiría él seguro? Yo no deseo a las estudiantes. Ella era otra carga que añadir a su creciente lista; primero Lily, luego...

Cuando Poppy salió de la habitación, decidió que intentaría salvar algún tipo de futuro para sí mismo a partir de esta situación. Además , necesitaba algo que pudiera mostrarle al Señor Oscuro, para que su Amo no sintiera que la maldición había sido dada en vano. Para un Mortífago, la Caricia Oscura era un regalo preciado de su Señor y Amo. No sería bueno mostrar ingratitud.

"¿Señorita Granger?"

Hermione levantó la vista y vio a su profesor observándola, con expresión de perplejidad y dolor. "¿Por qué está aquí? ¿Dónde está la señora Pomfrey?"

Hermione sonrió y presionó una mano fría contra su frente. La magia podía hacer mucho, pero el toque humano era igualmente poderoso. "Llamaron a Madame Pomfrey, así que me temo que vuelvo a ser la última galleta en el tarro". Lo dijo a la ligera, pero en realidad su corazón latía con fuerza. El solo hecho de estar tan cerca de él le daba una sensación de conflicto.

Incluso tumbado allí, indefenso, resultaba fascinante. Tenía el pelo enredado y grasoso, estaba desaliñado y sudoroso y, aun así, ella se sentía atraída por él. Detrás de su atracción cada vez más desconcertante hacia él estaba su miedo por su salud, que ahuyentó su deseo y la hizo sentir culpable.

El profesor Snape la miró, entrecerrando los ojos por la luz. Parecía tan pálido y frágil. Era extraño escuchar una voz tan profunda y encantadora, viniendo de su cuerpo debilitado. "Señorita Granger, no es seguro para usted estar a solas conmigo".

Hermione sonrió. "Señor, está usted tan débil como un gatito. Y, en caso de que lo haya olvidado, está atado."

Su profesor luchó brevemente contra sus ataduras. Sin mirarla, respondió: "No pretenda sentirse segura, señorita Granger. Las ataduras se pueden romper".

"No tengo miedo." Ella miró sus ojos oscuros y líquidos con convicción. "Sé que es el último mago del mundo que me haría daño".

Él la miró durante mucho tiempo y cerró los ojos. Incluso con la maldición marcando surcos de lujuria y agresión en su mente cansada, sintió la compulsión más ajena para Slytherin, la de decir la verdad. "No quiero lastimarla, pequeña". Él la miró. "Nunca la lastimaría voluntariamente. Pero puede llegar un momento en el que no tenga ni voz ni voto en el asunto". Se atrevió a mirar sus suaves ojos color ámbar. Estaban preocupados y eso era preocupante.

Hermione negó con la cabeza. "Lo siento señor, pero no entiendo lo que está pasando. El director ni siquiera se lo dijo a Madame Pomfrey".

El profesor Snape resopló. "No, supongo que no lo hizo". Él le lanzó una mirada. Parecía tan inocente, tan buena… tan dispuesta. "Señorita Granger, me han dado la Caricia Oscura y usted es mi objetivo".

Ella lo miró fijamente por un momento. Casi podía ver sus engranajes mentales trabajando juntos, tratando de encontrar alguna referencia memorizada sobre el tema. Ella sacudió su cabeza. "Lo siento, pero no sé qué es eso. ¿Qué significa?"

"La Caricia Oscura es una maldición creada por el Señor Oscuro. Se les daba a los mortífagos para aumentar su fuerza, así como su coraje. En los primeros días, los Mortífagos recién iniciados recibían la Caricia antes de emprender incursiones contra los muggles. A la bruja o mago maldito, los llena de deseo de controlar y dominar a su objetivo. A medida que los Mortífagos se volvieron más hastiados, corruptos y depravados, la usaron para mejorar... las sensaciones en las juergas oscuras."

"La mayoría de nosotros tenemos un código moral que no romperemos. La Caricia Oscura borra ese código moral. Le da al que la recibe la sensación de que tiene derecho a hacer o decir lo que desee".

A pesar de su debilidad, el profesor Snape se sonrojó ligeramente e hizo una mueca. "Ahora, se utiliza principalmente para reducir las inhibiciones tanto de quien tiene la maldición como del objetivo".

"¿Y un Mortífago lo maldijo para que yo fuera su objetivo?"

"No, señorita Granger. El propio Señor Oscuro me maldijo". Su tono era tan amargo como la hiel. "Es como un espantoso recuerdito de fiesta para él. Él sabe que yo no…" El profesor de Hermione apretó los labios formando una fina línea. "No pienso en las estudiantes de esta manera. Me está dando permiso para perder el control con usted". Suspiró, frustrado. "Yo mismo me he buscado esto. Pido disculpas porque mi debilidad la afecte".

Hermione lo miró atentamente. Se sintió un poco enferma. "Oh, profesor. Lo siento mucho." Ella tragó. "Es mi culpa; Yo causé esto". Ante su declaración, el profesor Snape la miró pensativamente. "Si no hubiera estado pensando en Sirius y en mí, el Señor Oscuro no me habría visto y usted no estaría aquí". Una lágrima rodó por su mejilla y la secó con impaciencia. "Lo lamento. Mis emociones se están apoderando de mí".

"Es parte de la maldición, Hermione". Su voz era suave, oscura. Sí, anda. Déjala creer que el Señor Oscuro simplemente la vio en tu mente. ¿Cómo se sentiría si supiera que la traicionaste con él?

"Es una maldición de transferencia. El objetivo de la maldición también siente la atracción oscura. Por eso debe alejarse de mí. Casi puedo controlarme si no está físicamente tan cerca. Mis emociones, mis deseos, mis necesidades se reflejarán en usted y las de usted en mí". Hizo una pausa y miró hacia otro lado. "Usted es la razón por la que estoy atado".

Una pequeña y oscura voz zumbó en su cabeza, asumiendo el control y empujando la verdad bajo el deseo de seducirla, de intensificar sus sentimientos de protección y cuidado. "Por eso es tan difícil romper la maldición. Se desvanecerá con el tiempo, pero no desaparecerá por completo. Ambas partes se convierten en sujetos voluntarios hasta que se rompa".

Hermione sintió que se quedaba helada por un momento. Tenía un miedo mortal de hacer la pregunta y, sin embargo, sentía que ya sabía la respuesta. Ella miró sus ojos oscuros e insondables, y algo parecido a su sonrisa habitual cruzó por su rostro por un momento fugaz.

"Las ruedas giran tan rápido que puedo oírlas, señorita Granger". Sus ojos ardieron en los de ella, luego se giró y miró al techo. "Pregunte."

Hermione tragó. Con la boca seca como el polvo, preguntó: "¿Cómo se rompe, señor?" Estuvo callado durante tanto tiempo que ella pensó que se negaría a responder.

¡Vamos, miente! insistió la maldición. Resistió todo lo que pudo, pero la Caricia Oscura todavía estaba demasiado fresca, demasiado rápida, todavía corría con demasiada fuerza por sus venas. Se volvió para mirarla de nuevo. "¿Cómo cree usted, señorita Granger?" Él le dirigió una mirada de pura hambre.

"Consumación."

Hermione sintió su cuerpo sonrojarse. De hecho, podía sentir el calor irradiar desde su pecho, subir hasta su cara y bajar hasta su ingle. Ella se quedó muy quieta, tratando de dominar sus pensamientos, incapaz de mirarlo a los ojos, temiendo que él mirara dentro de su mente y los viera.

Severus se maldijo a sí mismo en silencio por la descarada mentira. La maldición se desgastaría después de unos días, pero aún así lo obligaba a mentir, a hacer lo que fuera necesario para que ella acudiera a él. Era una maldición de subterfugio y manipulación. Intentó corregirse y abrió la boca, pero la maldición no le dejaba hablar. Se recostó en su almohada con un gruñido de molestia. La verdad a medias era lo mejor que podía lograr.

Luchando contra cada instinto, exclamó: "La maldición se puede controlar. He jurado protegerla de Black, señorita Granger. No permitiré que cambie un depredador por otro".

Hermione negó con la cabeza. "Lo siento señor. Yo – no sé qué decir. No estoy..." Se sintió un poco mareada ante la idea de decirle esto a alguien, y mucho menos al profesor Snape. "No tengo... experiencia."

Por un momento, él también se quedó callado y Hermione se dio cuenta de que él estaba tan avergonzado como ella. En algún lugar de su mente, se preguntó cuánta experiencia podía presumir de tener.

En voz baja, respondió: "Eso no tiene nada que ver con la situación, señorita Granger. Si no se controla, no importaría". A él también le costaba mirarla a los ojos. "Nada me impediría tomar… Tomar lo que quiero. Y tengo miedo, señorita Granger…"

Él encontró su mirada. Podía verlo luchando por mantener el control. "¿De qué, señor?"

Habló como si no la hubiera escuchado. "Así es como funciona la maldición. Es un hambre insaciable que hay que satisfacer".

Hermione persistió: "¿Profesor? ¿De qué tiene miedo exactamente?" Sintió que se calentaba y luego se enfriaba, de la misma manera que le había pasado en su oficina, cuando él le acarició la mejilla y la llamó su buena chica. "¿A qué le teme?" —preguntó de nuevo con voz ronca.

Él giró la cabeza y sus ojos de ónice se encontraron con los de ella. Brillaban como carbón húmedo. Con una leve sonrisa de pura sensualidad, ronroneó: "Temo que me permitas hacer lo que quiero, Hermione".

Estaba perdida. Ella lo sabía ahora. Existía esa sensación de ser totalmente inadecuada, que tantas veces sentía en su presencia. Ella no era lo suficientemente madura para manejar esto, y sabía que sería mejor madurar bastante rápido, o todo esto los envolvería bajo el maremoto en el que se había convertido toda la situación.

Respiró hondo y se mordió el labio. Ahora era el momento de la franqueza de Gryffindor, no de la astucia de Slytherin. "Me siento atraída a usted." En el instante en que las palabras salieron de su boca, se arrepintió de pronunciarlas. En cualquier momento, estaría reprendiéndola por su torpe franqueza de Gryffindor.

En cambio, respondió, casi suavemente: "Esa es la maldición. Una vez que la he tocado, se enciende – "

"No."

Él frunció el ceño, irritado por la interrupción. Ella le sostuvo la mirada y sacudió la cabeza.

"No. Yo me sentía así… desde antes."

Se limitó a mirar, con los ojos entrecerrados e ilegibles. Ella se sonrojó de nuevo. "Me sentí así antes de que lo convocaran. Quizás incluso antes de eso. La maldición no tiene nada que ver con esto".

Sacudió la cabeza. "Simplemente cree que le atraigo". ¡No tengas esperanza! ¡No pienses! ¡No sientas, tonto!

"¿Cuál es la diferencia entre sentirme atraída y creer que me siento atraída?" ella desafió.

Él frunció el ceño. Incluso acostado y atado, era un ceño intimidante. "¿Puedo recordarle, pequeña, que soy un mortífago, un espía y casi veinte años mayor que usted?"

Hermione se mantuvo firme. "¿Puedo recordarle que yo ya sabía todo esto antes? ¿Que siempre nos ha protegido a mí y a mis amigos? ¿Que me confesó que se preocupaba por mí antes de que fuera maldecido? ¿Que sus sentimientos por mí han cambiado de los normales hacia una estudiante a... algo más?" Siguió adelante, cometiendo errores a ciegas, tanteando su camino a través de este incómodo e intenso partido de tenis jugado con palabras.

El Profesor Snape resopló y golpeó su cabeza contra la almohada. "Mis sentimientos son irrelevantes. Lo he aprendido de la manera más difícil".

"No lo son si... no lo son". Impulsivamente, Hermione puso su mano sobre la de él. Se calmó un poco. Sus ojos se cerraron y perdió parte de la rigidez de sus extremidades. Gentilmente, Hermione preguntó: "¿Se siente mejor cuando lo toco?"

Él suspiró. "Al principio, sí". Había una leve línea entre sus cejas. "Pero se convertirá en una tortura hasta que nosotros..." Se dio la vuelta.

"Por favor, señor", dijo, e impulsivamente le acarició la frente. Suspiró suavemente. Intentó alejarse, pero las ataduras lo mantuvieron en su lugar. "Dígame que deje de tocarlo porque no quiere que lo haga y dejaré de tocarlo. Pero dígame la verdad, así al menos puedo intentar hacerle sentir más cómodo." Ella suspiró. "Por favor, dígame cómo puedo ayudarle".

El profesor Snape se giró y la miró. Sus ojos estaban llenos de compasión y lástima, y eso lo hizo sentir enfermo de culpa. Él había prometido protegerla. Acababa de pasar los últimos diez minutos manipulándola hasta casi meterla en la cama con él.

Unos cuantos más suaves gemidos de dolor, una mirada suplicante, una petición en voz baja, y ella estaría a horcajadas sobre él, haciendo todo lo posible para "hacerlo sentir más cómodo". Oh, dioses, él la dejaría. No le importaba si Dumbledore, Pomfrey, McGonagall y todo el maldito personal los sorprendían, no la dejaría parar hasta que ambos estuvieran... ¡Oh, a la mierda todo!

"No sea tan amable conmigo, señorita Granger. No lo merezco." Escupió la amarga verdad de sus palabras y quiso morir. Éste era otro tipo de humillación, casi insoportable.

Hermione negó con la cabeza. "No lo comprendo. ¿Por qué no debería mostrar amabilidad hacia alguien que me ha ayudado?"

Él la miró. Su voz se endureció, perdió su brillo nacarado. "¿No tiene memoria? La he tratado abominablemente a lo largo de los años. La he insultado, ridiculizado, despreciado..."

"Lo sé", dijo en voz baja. Ella sonrió con tristeza. "Y hubo momentos en los que me lastimó terriblemente". Ella respiró hondo. "Pero tendrá que acostumbrarse al hecho de que lo perdono por ello".

"¿Sabe cómo la llaman?" Intentó verter todo la hostilidad posible en su voz. Él se burló, "Es un tema de conversación popular entre los Mortífagos". Él le dirigió una mirada evaluadora con los ojos entrecerrados. "La llaman mi pequeña puta sangre sucia".

Ella se quedó muy quieta. Ella lo miró con gran dignidad. "¿Es así como usted me llama? No allá, sé que tiene que seguirles el juego ¿Pero aquí?" Ella le tocó la frente. "¿Así es como me ve?"

Severus suspiró. Puede que ella sea casi veinte años menor que él, pero lo superaba en coraje y fuerza y, sí, incluso en madurez. Estaba mejor hecha. Él la miró a los ojos y vio esperanza detrás de la expresión expectante. Si él dijera que sí, ella sabría que estaba mintiendo. De alguna manera él lo sabía.

"No." Él la miró y había tanto conflicto en su rostro. "Realmente no la entiendo". Él la observó atentamente y el alivio recorrió su rostro. Tendría que enseñarle a ocultar mejor sus emociones. Esa sería su primera tarea. En voz baja, dijo: "Eres una bruja enloquecedora, pequeña ".

Sus palabras hicieron que su piel hormigueara agradablemente. Incluso ahora, su voz tenía la capacidad de engatusar y hechizar; hacer que un insulto suene como una caricia.

Para su sorpresa, ella de repente sonrió con picardía. "Lo sé. Lo triste es que parece ser uno de mis rasgos más atractivos".

Severus la miró pensativamente durante varios minutos. Había ternura en su mirada y absoluta confianza. Respiró hondo y luego exhaló lentamente. Finalmente, dijo: "Señorita Granger, saque su varita". Cuando ella dudó, él dijo: "No voy a intentar convencerla de que me libere. De todos modos, el hechizo del director no se puede revertir".

Hermione, un poco vacilante, dijo: "Pero podría, ¿no? La maldición... Podría obligarme a hacer cosas en contra de mi voluntad, ¿no?"

Su mirada siguió la luna que brillaba a través de la ventana, como para evitar mirarla. Finalmente se volvió hacia ella y le dirigió una mirada de pura vergüenza. "No después de que hagamos esto".

Con la cabeza, señaló su mano derecha y la giró con la palma hacia arriba. "Señorita Granger, haga una marca en mi palma con su varita. Mientras lo hace, diga 'Tergum Lubricus'".

Esperó pacientemente mientras Hermione le obedecía, pasando la punta de su varita por su mano. Ella jadeó, mientras una línea de sangre corría por su palma. Ella lo miró a la cara, asustada.

Estaba un poco sin aliento. "Ahora, haga lo mismo en su mano. No dolerá".

Cuando ella dudó, el profesor Snape ladró: "¡Apúrese, niña! ¡Si está tan ansiosa por confiar en mí, debe confiar en mí completamente!"

Con mano inestable, Hermione pasó la punta de su varita por su palma. "Tergum Lúbricus". Era más como una sensación de calor en la palma de su mano, y pronto la sangre comenzó a acumularse.

"Bien." Levantó la vista y vio al Profesor Snape mirándola atentamente. "Ahora coloque su mano en la mía, señorita Granger. Nuestra sangre debe mezclarse".

"¿Estamos haciendo magia de sangre? ¿No es eso parte de las Artes Oscuras?"

Snape se resopló. "Intención, señorita Granger. Seguramente recuerda sus notas de DCAO: La intención es la diferencia entre la oscuridad y la luz. Dese prisa, Madame Pomfrey volverá en cualquier momento."

Finalmente, Hermione torpemente colocó su mano dentro de la de él, atada como estaba a su lado. Tuvo que inclinarse para juntar sus manos por completo. Sintió el calor de su palma, mientras sus dedos se entrelazaban con los de ella. Un cosquilleo comenzó en su mano, que subió por su brazo y penetró en su cuerpo. Se sintió como un placer; Se sintió como una tortura.

En silencio, se recostó en la almohada, sus ojos taladrando los de ella, su rostro cerca del suyo. "Por mi sangre, que fluye hacia la tuya, te juro que no te haré ningún daño en contra de tu voluntad, ni permitiré que te suceda ningún daño mientras pueda evitarlo. Por esta promesa de sangre, lo juro".

Él la estaba mirando profundamente a los ojos y sus rostros estaban muy juntos, casi tocándose. Hermione, sorprendida, retuvo su mano. "Por mi sangre que fluye hacia la tuya, te juro que no permitiré que te suceda ningún daño mientras pueda evitarlo".

Ella siguió sosteniendo su mano. Casi sin pensarlo, miró sus ojos de obsidiana. Su boca se abrió y antes de que pudiera pensar racionalmente, susurró: "Y juro que nunca permitiré que otro tome lo que te pertenece a ti. Por esta promesa de sangre, lo juro".

Él la miró, sorprendido. "¿Qué fue lo que dijo?" Su magia giraba a su alrededor, y Severus sintió que entraba en él, como una espada de fuego atravesando a un mártir. Fue una agonía que parecía un éxtasis; Fue un placer que se sintió como un castigo. Se sentía hermoso y espantoso y de alguna manera perfecto y pervertido al mismo tiempo. El profesor Snape la miró con creciente horror. No había sido su intención que esto sucediera. "¡Niña tonta! ¿Qué has hecho?"

Hermione estaba casi inclinada sobre él, con las manos entrelazadas. Sus dedos chocaron entre sí en un doloroso apretón. Hermione sintió el hechizo recorrer su cuerpo hasta su pecho. Sus pezones se endurecieron de placer. Su ingle estaba bañada por un delicioso calor. Sintió casi como si su cuerpo fuera a llegar al orgasmo y se quedó paralizada de terror. ¡No podía, no ahora! Se dio cuenta de que sus frentes se tocaban y ahora ambos estaban sin aliento y sudorosos.

Tan rápido como sucedió, desapareció, y ella jadeó, sin aliento ante la mortificante idea de que su profesor podría haber notado el estado de su cuerpo.

Severus también sintió el oscuro placer recorrer su cuerpo. Su rostro se sonrojó, mientras su polla cobraba vida, sintiendo el calor de la excitación. Afortunadamente, fue felizmente breve y él también se desplomó de alivio.

Por un momento, Hermione yació contra su hombro, demasiado débil para moverse. Madame Pomfrey regresaría en cualquier momento, pero se sentía tan bien estar sentada allí, con la cabeza apoyada en la almohada. En cualquier momento, él le ladraría por su comportamiento desvergonzado, pero a ella realmente no podría importarle menos. Sintió la reconfortante seguridad de estar allí. Incluso ahora, en su estado debilitado, todavía se sentía como un santuario.

Finalmente habló y ella pudo sentir su encantadora voz retumbando en su oído. "Señorita Granger, por favor siéntese. Aparte de ser completamente inapropiado, no ayuda en absoluto a mi causa". Hermione se sentó rápidamente, sintiéndose avergonzada y entumecida. Ella apartó la mirada con sentimiento de culpabilidad, muy consciente de su cuerpo.

Finalmente, Hermione retiró su mano. Para su sorpresa, la herida se había sellado por completo. Ni siquiera había una cicatriz que la marcara. Mientras ella miraba su palma, él sacudió la cabeza. "¿Qué le impulsó a prestar un juramento como ese?" Parecía sorprendido, enojado y asustado.

Agotada, todavía sin aliento, exasperada, respondió: "¡Nos cuidamos el uno al otro! ¡Estamos juntos en esto, profesor Snape!"

"¡No hay 'juntos'! ¡No sea estúpida! ¡Se ha puesto en camino a que la maten!" Con un gruñido, se alejó de ella. "No valgo la pena para que haga un juramento tan tonto".

Hermione quedó atónita. "¡No tiene derecho a decirme quién es y quién no es digno de mi ayuda, incluso si es usted!"

El profesor Snape la miró con atención. Durante un largo momento, estudió a la joven. ¿Cómo habían llegado a esto? Finalmente, dijo las únicas palabras para hacerla irse. "¿Por qué debe persistir con esta farsa de cuidar de mí? Es usted una niña. ¡Una estudiante!" Él la miró con ojos fríos y negros. "¿No puede dejarme un poquito de orgullo?"

Hermione lo miró por un momento. Ella dijo en voz baja: "Lo conozco. Le importo, aunque quiera hacerme creer que no. De hecho, le importo tanto que hizo un juramento de sangre para protegerme de cualquier daño, incluso de usted mismo. ¿Me pregunta por qué me importa usted" Ella sacudió la cabeza y sus ojos eran tiernos, compasivos y fuertes. "¿Cómo podría no importarme, profesor?"

Escucharon pasos en la enfermería y Hermione, en un impulso, se inclinó y besó su mejilla. Sus labios estaban a un suspiro de los de él. Se levantó rápidamente y se dio vuelta para irse. Luego, cambiando de opinión, volvió a mirarlo.

"Buenas noches, profesor. Lo visitaré mañana. Aprenderé a serle útil". Sus ojos se encontraron con los de él sin pestañear. "Podemos mantenernos a salvo el uno al otro. Donde nadie pueda encontrarnos".

Hermione salió de la habitación sin mirar atrás. Aunque la herida ya no estaba, todavía le hormigueaba la palma, no sólo por el juramento de sangre que había hecho, sino también por el calor de estar sujeta en la mano de su profesor.

La noche siguiente estaba menos agitado y más lúcido. Aunque todavía estaba mágicamente atado a la cama, ahora podía sentarse. Madame Pomfrey le permitió a Hermione unos minutos a solas, mientras hacía sus visitas a sus otros pacientes.

"Es el fin de semana de Hogsmeade, señor. ¿Hay algo que pueda conseguirte mientras estoy allí?"

Su profesor respondió con el ceño fruncido. "¿Y qué, por favor dígame, querría yo de Hogsmeade, señorita Granger? No estoy en vilo ansiando una taza de té de Zonko's que me muerda la nariz."

Hermione puso los ojos en blanco. ¡A veces podía ser tan irritante! "Lo sé, señor, pero pensé que podría necesitar algo del boticario o un poco de chocolate de Honeydukes".

Él la miró por el rabillo del ojo. "Señorita Granger, ¿por qué me habla de este fin de semana? ¿Por qué se anda con rodeos al estilo tan torpe de Gryffindor?"

"¡No tiene que ser tan insultante!" Ella lo miró desafiante y él se burló.

"No se ponga de mal humor, señorita Granger". Su tono se suavizó imperceptiblemente. "¿Qué le preocupa?"

Ella dudó por una fracción de segundo, luego se armó de valor. "Harry y Ron quieren que los acompañe a visitar a Sirius el sábado. Se escapará de Grimmauld Place e irá a la Casa de los Gritos."

El profesor Snape hizo una mueca de desprecio. Sus ojos se oscurecieron. Él gruñó: "¡Ese tonto! ¡Está ansioso por que lo atrapen! Aquí estamos, luchando por nuestras vidas y él lo arriesga todo sólo porque está aburrido". Miró a Hermione. Su expresión no era de frustración compasiva hacia Black.

Oh. Muy bien, Severus. La chica acude a ti en busca de ayuda y tú la usas como excusa para quejarte de la total pereza de ese idiota.

"Podría quedarse en el castillo". Él la observó atentamente. "No tiene que ir".

"Bueno, esa es la cuestión. Harry es tan insistente..."

"¡Señorita Granger, no tiene que seguir las órdenes del señor Potter!" gruñó, y ella miró hacia la puerta cerrada, medio esperando que apareciera Madame Pomfrey.

"He decidido que iré allí temprano y voy a hablar con Sirius. Voy a decirle que su comportamiento está fuera de lugar y que por eso me siento incómoda con él".

Por un momento, su profesor la miró fijamente, con una ceja levantada. "¿Ah, de verdad? ¿Honestamente cree que Sirius Black va a atender a sus deseos, señorita Granger?"

Levantó la barbilla. "¡Lo hará o se arriesgará a que le maldigan los huevos!"

"Lenguaje, señorita Granger. Su intento de familiaridad conmigo no implica tener que escuchar su hablar de poca monta. Cinco puntos menos para Gryffindor."

Ella se sonrojó, furiosa. "Lo siento, señor." Ella respiró hondo, lo que se convirtió en un bostezo ahogado, y fue sólo entonces que Severus se dio cuenta de que parecía exhausta.

"Señorita Granger, ¿no está durmiendo bien?" Sus ojos se encontraron y ella sintió la pesadez en los suyos y la desaprobación en los de él. "No me haría ninguna gracia que este asunto nos haya hecho sufrir a ambos, en lugar de sólo a mí".

Ella sonrió. "Estoy bien, señor". Miró el reloj y se puso de pie de un salto. "¿Ya vio la hora? Lo siento señor, pero tengo que irme. Tengo un…" Las letras "ED" casi le salieron a los labios, y se contuvo justo a tiempo. Ella tragó saliva. "Una reunión de estudio y casi llego tarde".

Inclinó la cabeza de esa manera escéptica que decía: "No te creo, pero pretenderé que si". Suspiró. "Muy bien, señorita Granger. Dios sabe por qué viene aquí de todos modos. No logro ver lo que espera lograr, molestándome todas las noches".

Ella lo miró sorprendida. Luego sacudió la cabeza y una sonrisa apareció en sus labios. "También ha sido un placer verlo, señor. Buenas noches."

Cuando ella se giró, él dijo: "¿Señorita Granger?"

Ella se giró, alzando las cejas en señal de interrogación. Abrió la boca para hablar, la cerró y luego resopló. "Si desea que la acompañe a la Casa de los Gritos el sábado, no tiene más que pedírmelo".

Los hombros de Hermione cayeron y le dedicó una sonrisa que él sintió en sus entrañas. Bastardo, se dijo.

Ella sacudió su cabeza. "Gracias señor, de verdad". Ella casi brillaba de placer. "Pero creo que debería intentar ocuparme de esto por mi cuenta. Aun así estoy agradecida por la oferta". Ella le dedicó una última sonrisa, antes de dejarlo con sus pensamientos.

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El viernes, Severus declaró que la maldición había desaparecido. Un examen cuidadoso no mostró efectos persistentes ni magia oscura. A última hora de la noche, después de que la señorita Granger hubiera hecho su visita diaria, regresó a sus habitaciones.

Una vez que se hubo instalado de nuevo en sus habitaciones, se acercó a la chimenea, tomó un puñado de polvos Flu, lo arrojó a la chimenea y exclamó: "Número doce, Grimmauld Place. Black, sin duda estoy interrumpiendo una velada estimulante y llena de trabajo invaluable para la Orden, pero deseo hablar contigo".

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Severus ya estaba en la Casa de los Gritos cuando Sirius entró sigilosamente, un perro callejero negro y descuidado. Casi al instante, se transformó en su cuerpo humano y miró a su alrededor brevemente. Vio un espejo encima de la chimenea desierta y, acicalándose frente a él, Sirius murmuró: "Bien, entonces, Hermione mi amor, apúrate antes de que lleguen los chicos".

Pasaron unos minutos y Severus ahogó una risa ante el inquieto paseo de Black. Azkaban no había logrado enseñarle a tener paciencia, incluso después de todo este tiempo. La inquietud y el aburrimiento estaban claramente escritos en su rostro, y Severus se permitió estar complacido por la pequeña distracción que había creado, lo que aseguraba que el 'Trío de Oro' llegaría tarde a su cita con el padrino de Harry.

Justo cuando Sirius parecía estar listo para saltar fuera de su piel, Severus decidió hacer su movimiento. Salió de las sombras, con la varita en la mano.

"Sí, es muy fácil aburrirse sentado sin hacer nada durante todo el día, ¿no es así, Black?" Sirius se giró y encontró a Severus parado allí, sonriéndole. Le sonrió sin alegría a Sirius. "Oh, sí, todo juego y nada de trabajo hace que Sirius sea un niño muy, muy aburrido".

Black, desconcertado, logró recuperarse. "¿Y a qué debo este honor, Quejicus? ¿Seguramente tienes mejores cosas que hacer que escabullirte todo el fin de semana espiándome?"

Severus resopló. "Oh, sí, lo hago, Black. De hecho, tengo varias cosas que hacer. Debe ser grandioso estar sentado en tu casa todo el día, esperando hacer lo mejor que puedas por la Orden". El sarcasmo en su tono atravesó la habitación como un maleficio, y Sirius levantó la barbilla en desafío.

"Sabes", gruñó Sirius, "ni siquiera voy a dignificarte con una respuesta". Miró alrededor de la polvorienta habitación. "Entonces, ¿cuándo planeas decirme por qué querías verme antes de que llegaran Harry y Hermione?" Severus notó que ni siquiera se molestó en mencionar a Ronald Weasley.

La comprensión apareció en el rostro de Sirius. "Oh, debes estar aquí por Hermione". Hablando como un bebé, dijo: "¿La pequeña Hermione necesita al gran Quejicus para protegerla de mí?"

"Ella es una bruja muy capaz, Black. No tiene idea de que estoy aquí, y así es como sin duda lo preferirás. Estoy aquí para advertirte que la dejes en paz. Ella no agradece tus insinuaciones". Su sutil énfasis en la palabra "tus" no pasó inadvertido.

"¿Y crees que ella le daría la bienvenida a las tuyas?" Black se rió burlonamente. "Eres incluso más patético ahora que cuando eras un pequeño idiota que babeaba por Lily". Sirius se burló de su viejo enemigo. "¿Honestamente crees que Hermione sentiría algo más que disgusto ante la idea de que la toques?"

Una repentina y candente ira surgió en las entrañes de Severus, y su sonrisa hizo que incluso Sirius vacilara. Encogiéndose de hombros en silencio, Severus dijo arrastrando las palabras: "Ella no se ha quejado hasta ahora".

Sirius se burló, "¿De verdad esperas que crea que Hermione Granger te quiere? He visto a la pequeña de cerca. Está dispuesta a abrirse de piernas para cualquiera que le hable bonito. Y seamos realistas, Quejicus", dijo Black, "la tendré. Siempre lo hago. Tuve a Lily y la tendré a ella. Será como en los viejos tiempos, robarte a la chica delante de tus narices." Hizo una pequeña reverencia burlona. "Y al final, nos reiremos mucho de ti, Hermione y yo".

Black esperaba que Severus sacara su famoso temperamento. Había presionado todos los botones correctos, y la burla sobre Lily había llevado a cruces de varitas más de una vez en su larga y amarga rivalidad. Se recostó y esperó la explosión para poder reír. Snape podía soportar mucha mierda, pero que se rieran de él era como un trapo rojo para un toro.

En cambio, Snape sacudió su túnica y la formidable seguridad de Sirius flaqueó, ya que Severus no sólo permaneció tranquilo, si no que incluso sonrió. "Verás, ahí es donde te equivocas, Black. Ella y yo hemos pasado un tiempo muy agradable juntos discutiendo esto en privado, y me temo que el perdedor eres tú".

Por un momento, Black miró a Snape con expresión insegura. Pronto su expresión se tornó fea. "Oh, debes ponerte tan duro, pensando que ella te querría. Realmente eres un hombrecito triste, Snape." Black se quedó en silencio por un momento. Casi suavemente, dijo: "¿Y qué crees que pasará cuando le diga a Harry que el profesor Snape ha estado abusando sexualmente de su mejor amiga?"

"Pensaría que su mejor amiga le informaría al Sr. Potter que su padrino es quien ha estado acosándola y que yo soy simplemente su protector". Severus le dio a Black una pequeña sonrisa engreída. No pudo resistirse, aunque sabía que la señorita Granger no estaría muy contenta con su insinuación. "Lo que hagamos el uno por el otro más allá de eso, me temo, es entre la señorita Granger y yo".

Sirius negó con la cabeza. "¿Y a quién crees que le creerá Harry, Quejicus? ¿A una brujita buscona o al hombre que era el mejor amigo de su madre y su padre?"Cuando Severus no respondió, Black se lanzó a matar. "Las vacaciones de primavera se acercan y todos las pasarán conmigo. Soy el padrino de Harry, Snape. Estaremos todos juntos y le recordaré a Harry lo maravillosos que fueron sus padres y cuánto los extraño."

"Le diré cuánto lo amaba su madre y lo importante que es para mí". Había algo inquietante en los ojos de Black que Severus nunca había visto antes.

Black continuó: "Y no sólo Harry me creerá a mí, en lugar de a su odiado maestro de Pociones, si no que todos los demás también lo harán". Sirius sonrió sin alegría. "Nadie confía en ti, Snape, especialmente cuando se trata de una joven y encantadora bruja. La pregunta es: ¿qué vas a hacer al respecto?"

Severus supo en ese momento que no debería haber venido. Los efectos de la maldición no habían abandonado su sistema. De lo contrario, nunca habría mordido el anzuelo.

Con su voz más sedosa, Severus se cruzó de brazos y miró hacia arriba, como si estuviera contemplando que decir. Él respondió: "Bueno, veamos. ¿Qué voy a hacer al respecto?" Él sonrió casi sensualmente. "Oh, sí, es cierto".

Sus ojos oscuros eran fríos y su voz sonaba como humo deslizándose sobre hielo. Su sonrisa se encontraba completamente cargada de lujuria. "Mientras estás convenciendo al Sr. Potter y su pandilla de aduladores que te propongan para ser canonizado, ¿qué voy a hacer yo al respecto?"

Con una voz lascivamente seductora, ronroneó: "Voy a estar arropado en la cama, comiéndome una pequeña cereza muy, muy dulce y jugosa con sabor a Hermione". En un gesto casi felino, se lamió lentamente el labio superior, para echar un poco de sal en la herida.

Sirius lo estaba mirando cuando algo llamó su atención por encima del hombro de Severus. Su sonrisa se volvió igualmente satisfecha. "Bien, bien. Hola amor."

Severus se giró y se encontró cara a cara con una muy pálida y muy lívida Hermione Granger.

Hermione miró a los dos magos por un largo momento.

Sirius, el primero en recuperarse, sonrió y se acercó a ella. "¡Qué lindo verte, Hermine! ¿Cuanto tiempo llevas aquí?"

"El suficiente, Sirius", dijo, sin dejar de mirar a su profesor de Pociones. "Harry y Ron están en camino. Pensé en intentar llegar un poco antes para hablar contigo, pero parece que no llegué lo suficientemente temprano".

Severus se quedó quieto, esperando la explosión. Merlín sabía que se lo merecía.

Sirius no se inmutó. "¡Maravilloso! El profesor Snape estaba por irse, ¿no?"

"Sí, eso hará." Hermione miró fijamente a su profesor. "Y yo también". Ella le lanzó una mirada dura. "¿Profesor Snape? ¿Puedo hablar con usted, por favor?"

"Por supuesto, señorita Granger", respondió Severus, con una suave calma que no sentía. Pasó junto a ella y Hermione, después de darle a Sirius una mirada de puro desdén, siguió a su profesor.

Nota de la autora: la letra al principio del capítulo así como el título del mismo son de la canción Love's Got A Lot To Answer For, de Nick Lowe.

Nota de la traductora: se qué tal vez estaban esperando que Severus perdiera el control, pero lamento decirles que va a a ser un largo camino hasta "eso". Personalmente me parece admirable como no busca justificarse para hacer lo que quiere y su capacidad de decirse que no a si mismo.

También considero que el consejo de Snape a Hermione es muy bueno, y es una lección que Snape aprendió a la mala. ES VÁLIDO DECIRLE QUE NO A LOS AMIGOS, y un verdadero amigo siempre respetará tu "no".

Entiendo el porqué Hermione quiere hablar con Sirius, ella quiere creer que él no está del todo podrido y que si deja en claro que sus avances no son bien recibidos se detendrá. Pero lo que quería hacer es una imprudencia. La gente así no actúa de esa manera porque no sabe que la otra persona no quiere sus avances, simplemente no les importa, así que nunca, nunca, nunca busquen verse a solas con alguien que no acepta un no por respuesta.

Y por último, Severus, Severus, Severus. A estas alturas ya deberías saber que dejarse llevar y hablar de más no lleva a nada bueno. Su comentario estuvo fuera de lugar y si yo fuera Hermione me sentiría incómoda de que alguien hablara de manera tan cruda sobre mi. Aunque también admito que si me sintiera atraída a esa persona me molestaría más el que compartiera esos pensamientos con un tercero en lugar de directamente conmigo. A ver cómo reacciona la leona ante esto. Nos vemos.