Buenos días, tardes y noches a todos ustedes queridos lectores!
Cómo están hoy en día? Disfrutan de las vacaciones de verano/invierno (depende de donde vivan)? O están trabajando para sobrevivir un año más?
Siendo esto ya usual, procederé a responder rápido algunas reviews dejadas en el capítulo anterior.
Guest: Well...no one will be able to say that he didn't die with a smile on his face.
guillermocejas767: Tienes razón, Tomoe Enjou presenta demasiados rasgos que se asimilar a Shirou. Además, ante la mención de ese anime puede que te sorprendas un poco hoy.
whitestorm76: Lamentablemente un E- es la peor calificación que hay en el sistema FATE. Y sí, EMIYA poco a poco irá teniendo más mujeres interesadas de un modo u otro en él, lo que no le gustará mucho a Artoria Lancer.
Bucio: No fue por nada en especial es que publicase ese capítulo gusto para fechas festivas, solo que ya lo tenía hecho y bueno...dio la casualidad (Pero el que tengo preparado para el 14 de Febrero sí será adrede). Por el momento este fic solo tratará de los diferentes caminos que Shirou pueda tomar si algunos factores se presentan, por lo que nada de padres originales buscándolo o hijos del futuro presentándose. Creo que nadie quiere en verdad a Gilles versión Caster, muchos fics siempre hacen el mismo chiste de convertirlo en mana prism.
Sonic2610: Como lo dije antes, un E- es la peor calificación existente en el sistema FATE. Y sí, nadie quiere a Caster Gilles.
Sin nada más que aportar, solo diré que ningún personaje me pertenece ya que para eso están sus respectivos creadores.
Capítulo 4: Y si Shirou tuviese los Ojos Místicos de Percepción Mortal?
-Uh? Qué es esto? – en un tono de repleto desconcierto, un joven muchacho de cabellera rojiza se preguntó a sí mismo al atestiguar un raro acontecimiento que sucedía a su alrededor mientras realizaba su tarea escolar.
Una serie de líneas escarlatas trazaban todo el amoblado de la sala, semejantes a rajaduras que pronto terminarían quebrándose por el propio paso del tiempo. Shirou, por su parte, falló en entender lo que estaba ocurriendo por unos segundos, para luego caer en la tentación de acercar su bolígrafo a uno de los tantos trazos que existían en un jarrón aledaño.
-Oh…- en señal de admiración vocalizó el joven Emiya, pues había sumergido el útil en la quebradura plasmada frente a él.
Para luego abrir los ojos cuando, por descuido, ejerció mayor fuerza al hundir su bolígrafo en la quebradura. Esta acción provocó que el jarrón se quebrase por dicha línea carmesí de forma perfecta, derramando sobre la mesa algo de agua y las flores que descansaban dentro.
-Creo que necesito comprobarlo de nuevo- monologó el hijo adoptivo del difunto Kiritsugu Emiya, pues no creía que aquello fuese algo normal.
Indeciso, el pelirrojo se puso de pie al instante, lo que le provocó un ligero mareo pues no había pensado demasiado en cómo le afectarían a su percepción visual tantas líneas que anteriormente no existían. Refregándose los ojos al punto en que algunas lágrimas se derramaron, el descuidado muchacho al bajar los brazos no notó cómo sus dedos se habían introducido en una de las tantas líneas que cruzaban la pantalla del apagado televisor.
Ocasionando, en consecuencia, que tras darse cuenta del acto intentase presuroso retirar dicha extremidad pero de manera inconsciente siguiendo el trazo escarlata. Lo que terminó por dividir oblicuamente el producto electrónico.
-Sí. Definitivamente no me lo imaginé…Ahora cómo dejo de ver todas esas líneas? – en una equilibrada mezcla de asombro y miedo por la habilidad que tenía, el joven estudiante aclaró.
Para luego fruncir el entrecejo al momento de esclarecer un punto importante que requería urgentemente si deseaba para la migraña que avanzaba sin cuidado alguno.
-u-u-u-u-u-u-u-
-Shirou? – una joven adulta de corto cabello castaño, que estaba de pie en medio de la sala, llamó al actual propietario de la vivienda.
-Hmm? – se oyó un murmuro como respuesta proviniendo desde la aledaña cocina.
-Qué le ocurrió a la televisión? – señalando el espacio vacío que ahora había en mueble correspondiente, el cual fue limpiado hasta relucir, interpeló Taiga Fujimura.
-…Se rompió? – negándose a responder por algunos segundos, el pelirrojo terminó cediendo.
Solo para que su contestación tuviese una ligera entonación inquisitiva.
-QUÉ!? – exclamó la fémina, corriendo directo hasta la mesada que separaba la cocina de la sala.
-Era vieja y traté arreglarla, pero ya no tenía solución. Así que decidí tirarla hace dos días- se excusó lo mejor que pudo el joven estudiante, pues siendo sincero no había planeado algo para una situación como esta.
-Y ahora qué veré mientras aprecio me alimento? – sollozó dramáticamente la mujer, llevándose ambas manos al rostro en simultáneo que se dejaba caer de rodillas al suelo.
Lo que hizo bufar al varón de ojos áureos, quien llevaba en sus manos platos suficientes para ambos, teniendo en cuenta el apetito de su invitada.
-Podríamos comer en tu casa. Aunque lo dudo mucho, nunca me has invitado- hizo mención Emiya, depositando los alimentos sobre la mesa con el propósito de almorzar.
-Estás pidiéndole a una señorita que te lleve a su casa? – con la mano derecha cubriéndose la boca y un ligero tinte rosáceo en las mejillas, Fujimura trató de averiguar.
-No. Te lo estoy pidiendo a ti- remojando un trozo de carne en salsa de soya, el muchacho parló al mismo tiempo que las comisuras de los labios se alzaban.
Decir que el rosa en los pómulos de la joven adulta pasaron a un tono más rojizo furioso, sería un eufemismo. Veloz ella se puso de pie y extrajo de un morral un reconocible shinai cuya función principal era castigar al pelirrojo sin importar lo que hiciese.
-SHIROU! – furibunda y deseosa de sangre, la supuesta guardiana del mencionado con anterioridad clamó.
-Sabes que siempre estoy a tiempo para cambiar las cerraduras, no? – viendo únicamente por el rabillo del ojo a la histriónica mujer, Emiya le hizo saber antes de hacerse con un bocado de arroz.
Tal diálogo detuvo la perorata de la fémina, pausando de momento su inminente ataque a la cabeza del muchacho para enseñarle a respetar. Algo en el tono de voz y el cambio de actitud la hicieron dudar, solo para que segundos después supiese que estaba hablando con la verdad.
Que él iba a castigarla.
Y por castigo, se refería a que no le daría comida incluso si su vida dependiese de ello.
-…Hablaré con mi abuelo- derrotada y tomando asiento frente al pelirrojo con el fin de empezar a almorzar, Taiga enunció.
-Gracias- satisfecho con el logro que obtuvo al cambiar su actitud por una más madura, Shirou asintió.
-u-u-u-u-u-u-u-
-…Vaya, gracias por el regalo- sin palabras por unos instantes por el obsequio otorgado, cierto joven pelirrojo agradeció con sinceridad al avejentado hombre que estaba sentado frente a él con una pequeña mesa de por medio.
-No, gracias a ti por soportar tanto tiempo a mi nieta- Raiga Fujimura respondió, señalando la silenciosa figura de cierta joven adulta que estaba de rodillas a un costado de la plática.
-Abuelo! – se quejó Taiga, tanto por la vergüenza que sintió como por los calambres en sus extremidades inferiores.
-Silencio, niña. Dios sabe cuánto dinero ha tenido que gastar este muchacho para alimentarte. Prácticamente vives en su casa- dedicándole una mirada de reproche, el anciano estableció un fáctico hecho que ella siempre decidía ignorar.
-Pero…pero…es solo Shirou! – incapaz de formular una sentencia sin tartamudear, la fémina terminó por exclamar en sincronía que apuntaba al mencionado joven.
-Auch…- estoico, fue todo lo que vocalizó el susodicho.
-No dramatices o te quitaré esa espada- amenazó Taiga, frunciendo el ceño.
-Hazlo y yo mismo gastaré esos ahorros que tienes para aquella motocicleta que tanto anhelas- Raiga realizó una amenaza más peligrosa en defensa del pelirrojo.
Ocasionando que, una vez más, la joven adulta de cabello castaño corto guardase silencio y abriese grande los ojos en señal de temor. Quería quejarse como si de una niña pequeña se tratase, pero actualmente a los ojos de su abuelo ya era una adulta hecha y derecha que debía aceptar los reveses de la vida.
-Puedes quedártela. Pero yo te entrenaré! – gesticulando una faneca, ella concedió.
Mas no sin antes dejarle en claro los términos de acuerdo.
-Llamas entrenamiento al golpearme cada vez que te gano de manera justa? – acotó Shirou, enarcando una ceja en simultáneo que depositaba el arma de regalo en su regazo.
-Bajas la guardia! – cruzándose de brazos, la dama acusó.
-Son entrenamientos con las reglas normales de un torneo de kendo. Tú misma lo dijiste la primera vez- le hizo saber el joven estudiante, recordando muy bien cómo fue que todo ese entrenamiento había iniciado tiempo atrás.
-Bah! Excusas! – renegó la nieta del líder yakuza.
Notando que su supuesta cuidadora, la cual asumió sin pedido alguno a dicho cargo, parecía renuente a dar el brazo a torcer, Shirou Emiya cruzó miradas con el adulto mayor durante un largo minuto donde nadie emitió sonido alguno.
Aún si la vista de Raiga era bastante deplorable, la oscura mirada que podía conseguir el niño frente a él le hacía recordar a viejas épocas donde los sobrevivientes a tensas batallas campales regresaban con sus seres queridos más rotos que antes.
-No se molestará si empiezo a cobrarle por ser su cuidador, verdad? – rompiendo el tácito ambiente, formuló su interrogante el adoptivo hijo del difunto asesino de Magus.
-De hecho, me sorprende que no hubieses venido antes con esa idea muchacho- suprimiendo lo mejor que podía una mueca lúdica, pues su nieta otra vez lucía un semblante de furia, el líder yakuza espetó.
-u-u-u-u-u-u-u-
-Bien…veamos si logro hacer que funcionen- murmuró por lo bajo, Shirou.
En la soledad de su hogar, el joven estudiante se había encerrado en el baño con el fin de pararse frente al espejo que tenía delante del lavabo. Más de un cuarto de hora llevaba allí balbuceando la misma oración, esperanzado de accionar a voluntad aquella extraña habilidad que tantas migrañas le generaban en los momentos más inesperados.
Tanto esmero puso en la tarea, que totalmente olvidó descansar o realizar las compras para la semana. Anhelante estaba de querer controlar sus ojos, tanto que cerró con ahínco los párpados e instó a guiar su prana hasta dichos órganos, pudiendo percibir un ligero ardor en la parte posterior de los mismos.
Sensación que rápidamente tradujo el muchacho como la activación voluntaria de sus ojos místicos.
-Okay. Ahora, cómo hago para apagarlos? – viendo de nuevo decenas de quebraduras carmesíes por todo el baño, Shirou se preguntó luego cómo desactivar su habilidad ocular.
Tan concentrado en su afán estaba el muchacho, que inconscientemente sus dedos se dirigieron a una de las quebraduras rojizas que su propio rostro poseía al reflejarse en un espejo. Preso del pánico, la respiración del joven Emiya se tornó errática al punto en que su mente repetía sistemáticamente un único mantra dedicado a no morir por la acción involuntaria que llevó a cabo.
-Ufff…- resopló aliviado el estudiante luego de varios minutos orando y moviendo su mano milímetro a milímetro hasta conseguir extraerla de la quebradura escarlata.
Intrigado por el resultado de su meticulosa acción, Shirou introdujo a consciencia su mano en una de las líneas que se desperdigaban a lo largo del lavabo, moviéndola lentamente de punta a punta con cuidado para no romper dicho mueble de porcelana.
En vísperas de que el objeto no se partía mientras repetía una y otra vez mentalmente el mantra de no dañar, Shirou retiró la mano poco a poco hasta finalmente apreciar que el lavabo estaba intacto.
Al punto de darle unos pequeños golpes para estar seguro.
-Oh! Ya veo! Tengo que poseer una intención para que las cosas se rompan. Al menos ahora sé que puedo tocar las cosas tranquilo sin miedo alguno. Lástima que no pueda salir a la calle, la gente me preguntaría si tengo lentes de contacto- feliz con su acometido, el pelirrojo monologó.
Para después fijar la mirada en el reflejo que le devolvía el espejo, donde sus ojos áureos habían adoptado una tonalidad más oscura con un ligero halo fucsia alrededor de la azabache pupila.
-El aire también tiene líneas? Qué pasaría si corto una? El universo se rompería y crearía un agujero negro peor que el estómago de Taiga? – dejando de mirar sus propios ojos místicos, el preadolescente viró la cabeza hacia su derecha, hallando intrigante cómo las líneas parecían formarse delante de él sin necesidad de tener una superficie sólida de por medio.
Padeciendo un minúsculo brote de ansiedad por un misterio a resolver, el joven rápido abrió la puerta del baño para asegurarse que nadie estuviese de visita, tomando de inmediato la espada de regalo que cargaba a todos lados en su propia casa ya que le gustaba cómo se veía con esta encima.
Con una hiperactividad poco común en su persona, el sobreviviente al gran incendio de Fuyuki desenvainó la espada y realizó un cuidadoso pero rápido corte a través de la quebradura escarlata que se manifestaba en el aire frente a él, ocasionando que rápidamente el espacio selecto produjese un extraño sonido para sus oídos mientras que todo se distorsionaba en ondas mesmerizantes hasta dejar entrever un profundo vacío.
Lugar donde una silueta humanoide, sentada en un trono, mutó su semblante apático por uno de asombro ante el inesperado evento.
-…- nada dijo el pelirrojo, quien envainando su espada se encontraba en una de las tantas poses que Taiga le enseñó tiempo atrás.
-…- emulando la reacción del joven preadolescente, el avejentado hombre de elegantes y antañas vestiduras siguió observándolo fijamente.
-…Es esta la casa de Issei Ryuudou? – balbuceó Shirou en una excusa barata a modo de interrogación para romper el ambiente.
-Equivocado, joven Emiya- respondió el adulto sentado en medio del espacio sideral, revelando que de alguna manera sabía quién era su invitado.
-Disculpe entonces- parándose firme, el estudiante se justificó antes de agitar su espada de lado a lado en busca de un resultado que lo complaciese.
Generando de nuevo una interacción llevaba a cabo segundos atrás.
-…- sin dejar ver emoción en sus gestos faciales, el canoso varón selló los labios.
-…- mordiéndose el labio inferior en una muestra de nerviosismo, el muchacho que aún estaba en el baño de su casa se abstuvo de hablar.
-…No sabes cómo arreglar el daño al tejido espacio temporal, no? – dándose cuenta del percance que padecía el joven, en un tono interrogante parló el anciano.
-Usted sabe? – con ánimos renovados, el pre adolescente que aún tenía sus ojos activados replicó con una interrogante propia.
-Tal vez- esbozando una imperceptible mueca de interés, el anciano dijo.
-u-u-u-u-u-u-u-
Refregándose el cabello rojizo con ahínco al punto de desordenarlo por completo, un determinado adolescente con mayor complexión física que tenía una espada sobre su regazo dedicó una cansina mirada a cierto Hechicero Marshall.
-Y así fue como Cu Chulainn me atacó con su lanza…- terminó de relatar sus vivencias, Shirou Emiya.
-Lo mataste, cierto? – observando al dueño de la vivienda que veía desde la rasgadura espacial, Zelretch preguntó.
-No le había hecho nada! Apareció delante de mí, me pateó contra una pared e intentó atravesarme. De brazos cruzados no me iba a quedar…- hastiado con el hecho de que lo atacasen sin previo aviso al punto de casi matarlo de una apuñalada al corazón, el hijo adoptivo del difunto Asesino de Magus espetó.
-Eres una fuente de entretenimiento, joven Emiya- hizo un comentario el anciano, quien tiempo atrás se había dado el gusto de tutelar al pelirrojo sin nada a cambio.
Anhelante de ver qué tan lejos podía llegar un simple Magus de Tercera Categoría.
-Bien por ti. Por mi parte, tengo que soportar cómo van a intentar matarme. Porque esa advertencia que me dio aquella niña albina de seguro significaba algo- bufó el estudiante de la escuela secundaria Homurahara antes de recalcar una parte de la información recopilada en las últimas horas.
Fatigado y con hambre luego de pasar todo un día estudiando bajo el estricto yugo de su vecina, la cual era profesora, Shirou se dispuso a erguirse. Mas esto poca tranquilidad le generó, deteniéndose al instante luego de descubrir que algunas personas se estaban aproximando a los campos delimitados que había aprendido a colocar en toda la periferia de su vivienda.
-Alguien está fuera de casa- audible musitó el pelirrojo, tomando con fuerzas la vaina de su espada.
-Suerte, joven Emiya. Y recuerda que la noche aún no termina para ti, te recomendaría primero usar ese círculo de invocación que tienes detrás- mientras movía la mano derecha para hacer que las hojas de un lejano libro se moviesen presurosas, Kischur avisó a modo de advertencia.
-No necesito un catalizador para eso? Tú mismo lo dijiste- deteniéndose a pocos metros de las puertas del taller que perteneció a su padre, el pelirrojo formuló su pregunta.
-Ya tienes uno dentro- enfocado en su libro, el cual enseñaba fotografía de personas pertenecientes a distintas realidades, el Hechicero dijo inmutable.
-…Qué? – consiguió pronunciar el estudiante de secundaria antes de ver cómo la rajadura en el espacio se cerraba paulatinamente hasta dejarlo en la oscuridad del taller.
Indeciso, pero con el conocimiento de que alguien estaba por atravesar las barreras de su casa, el Magus de Tercera Categoría se dispuso a trasladar los pocos objetos que obstaculizaban el círculo de invocación con el fin de pararse sobre el mismo y confiar en las palabras del anciano que se había vuelto una constante bastante inesperada en su vida.
Luces repiquetearon cuales chispas por todo el suelo de madera, bordeando cada antaño bosquejo hecho con tiza de manera prolija y sin errores. Él sabía muy bien que un cántico era necesario para cumplir la acción de llamar a un ente de otras épocas, no obstante el tiempo no estaba de su lado y no quería ser cazado por otros Magus deseosos de un objeto que poca importancia le daba él.
Con una brisa que fue aumentando su fuerza hasta convertirse en un vendaval que revoloteaba las hojas apiladas en muebles aledaños, el pelirrojo percibió cómo la estructura del espacio frente a él comenzaba a generar numerosas grietas carmesíes, revelando a una antropomórfica figura femenina de ojos cerrados en frente suyo.
-Te pregunto. Eres tú mi Master? – sosteniendo lo que parecía ser una espada invisible por delante, una invocada blonda con armadura medieval azul cuestionó de forma seria.
-u-u-u-u-u-u-u-
-Berserker…? – atónita, una joven albina de trémulas rodillas atinó a balbucear.
Delante de ella, un dúo dispar había finalizado un sucinto altercado luego de que intentase asesinar a cierto pelirrojo de ojos dorados. Lucha donde sobrevivió sin problema alguno este último contra una enorme mole humana que consigo cargaba una desproporcionada espada agrietada.
-Vaya, lo creí más resistente- dijo Emiya, de espalda a todos los presentes mientras desactivaba sus ojos místicos y desvanecía una espada en el aire.
Pues no deseaba ser aprehendido por la habilidad ocular que prefería mantener ocultar, y maldiciéndose internamente por salir de su casa sin el regalo de Raiga.
-Master…? – estupefacta consiguió vocalizar la blonda mujer con armadura, presentando heridas que la hicieron sangrar al creer que debía cuidar a su invocador.
-Qué? Me quieres alejar de nuevo? Creí decirte que puedo ayudar, pero estabas actuando tan caprichosa que casi mueres al no atacar como debías- hastiado por el largo día que estaba viviendo, el pelirrojo espetó con cara de palo.
Cada acusación fue como un balde de agua helada para la rubia de ojos verdes, quien agachó la cabeza y asintió a duras penas luego de pensar en retrospectiva todo lo ocurrido.
-Emiya, cómo…? – trató de formular una interrogante cierta adolescente de cabello azabache en coletas y sweater rojo, la cual iba acompañada por un hombre de tez tiznada que cargaba un arco en su mano derecha.
Sin embargo, cualquier palabra que hubiese estaba por pronunciar pereció en el instante que Shirou volteó hacia donde la albina estaba de pie.
-Y tú, niña! – exclamó con fastidio el hijo del difunto Asesino de Magus.
-Eh, me hablas a mí? – tomada por sorpresa, la joven interactuó con aquel que minutos atrás llamó "hermano".
-Lárgate por donde viniste o habrán problemas- comandó imperativamente el Magus de Tercera Categoría antes de darle un ultimátum.
Illyasviel von Einzbern se dedicó a verlo por unos segundos, para después intentar capturarlo con su hipnosis a la fuerza. Este suceso fue reconocido de inmediato por Shirou, quien anticipándose a tal evento encendió fugazmente sus ojos místicos y proyectó un sencillo bokken, realizando un único y fluido corte a través de la magia que intentó llegar a él en un cuestión de parpadeos.
-…- nadie se atrevió a generar un sonido vocal, prefiriendo atestiguar en silencio lo ocurrido mientras el pelirrojo desvanecía su espada de madera y desactivaba una vez más su habilidad ocular.
-Master? – susurró la Servant de clase Saber al ver cómo su invocador se retiraba sin mirar atrás.
-…Me largo de aquí. Has lo que te plazca con ella, Tohsaka- introduciendo las manos en los bolsillos del pantalón, un cansado Shirou Emiya estableció.
Sin querer quedarse atrás a merced del Servant clase Archer, la rubia herida rápidamente siguió a su invocador. Esto hizo que la pelinegra y el canoso ente miren fijamente a la niña albina que de rodillas había caído al suelo, totalmente incapaz de comprender cómo su elaborado plan de asesinato había fallado de manera tan estrepitosa.
-Bueno, esto es algo que no me esperaba- Archer enunció mientras desvanecía su arco y observaba la lejana figura de quien alguna vez fue él en el pasado.
O al menos una versión diferente de él.
-Qué diablos ocurre con Emiya? Realmente es algo bueno que estemos aliados con él? – con la mano derecha apuntándole a la niña albina, Rin Tohsaka preguntó una y otra vez sobre la situación en la que se había metido.
-Quieres mi sincera opinión? …Él es el más peligroso de todos por el momento- dejando de ver el horizonte, el Servant de tez tiznada contestó luego de repasar en su mente los precisos movimientos que el pelirrojo realizó en su pelea contra Berserker.
-Crees ser capaz de ganarle? – enseñando preocupación real, la Magus que provenía de una familia de renombre inquirió.
-Insinúas que Saber es fácil de vencer? – enarcando la ceja izquierda, el hombre replicó sardónico.
-Por poco muere hace unos minutos. Es Emiya quien más me preocupa- dijo la Master con semblante apático.
Aquella última sentencia hizo que el Servant analizase de nuevo en su mente las acciones de su joven versión alterna. Cada movimiento y respuesta física. El tiempo de reacción y respuesta. La precisión mortal y la falta de emoción al momento de atacar.
Numerosos motivos cruzaron en la psique de Archer, mas solo media decena ponderó entre todas esas opciones.
Y cada una era peor que la anterior si esa versión de Shirou Emiya poseía verdadero entrenamiento como Magus.
-…No lo sé- fue todo lo que pudo responder el canoso varón.
-u-u-u-u-u-u-u-
-Senpai, se encuentra bien? – una adolescente de cabellera púrpura cuestionó desde la cocina al dueño de la residencia Emiya.
-Sí, Sakura. Solo un poco de dolor en los ojos, debo dejar de leer por las noches- replicó el poseedor de ojos místicos, refregándose estos mismos mientras se hacía de una sartén para apresurar la cocción del desayuno.
-Ya veo, espero que se reponga pronto. Quién es ella? – asintiendo ante tal información, la joven Matou esta vez quiso saber la identidad de la rubia mujer que aguardaba en silencio sentada frente a la mesa de la sala.
Aún con cansancio pese a las horas de sueño que obtuvo, Shirou volteó para ver de quién hablaba la estudiante de la secundaria Homurahara.
-Solo una vieja amiga de mi padre. Vino para dejar una última encomienda- reconociendo al instante a la Servant, el varón replicó con una mentira que practicó todo el camino de regreso a su casa la noche previa.
-Mucho gusto, soy Saber- se presentó la aludida con un gesto regio y vigilante.
-…- sellados los labios de Sakura se encontraron tras esa respuesta, lo que definitivamente captó la atención del pelirrojo que periféricamente observaba la interacción.
-Geez…Lo que daría por una catástrofe nivel universal- soltando un suspiro cansino y golpeando su frente contra un aparador que tenía delante, el dueño de la vivienda farfulló harto del mundo.
Negándose a ver el rostro de cualquiera de las dos mujeres, Shirou apagó el hornillo y movió la sartén a un costado antes de liberar una profunda exhalación y contar hasta diez para que todas sus suposiciones fuesen mal infundadas.
-Sakura- llamó el protegido de Taiga Fujimura.
-Sí? – notando que el tono de voz carecía de afecto como tantas veces atrás, la fémina de lacia cabellera violeta replicó.
-Por casualidad no eres parte de esa guerra que está ocurriendo de noche, verdad? – sin pelos en la lengua, ya que sabía muy bien de qué familia provenía la muchacha, Emiya cuestionó.
-…- nuevamente el silencio fue todo lo que brindó la muchacha, quien bajó la cabeza en señal de vergüenza tras notar la incisiva mirada de reojo que le dedicaba su senpai.
-Genial. Perfecto. Lo que me faltaba- asintiendo en repetidas ocasiones debido a la ira que estaba creciendo en él por la falta de respeto que tenía hacia su persona, Shirou se limpió las manos con un repasador cercano a los platos antes de rodear la pequeña isla que separaba la cocina de la sala.
-Senpai/Master? – el unísono parlaron las mujeres, quienes miraban cómo el varón caminaba hasta la puerta de entrada.
-Mejor voy a la escuela. Necesito urgente una dosis de normalidad en mi vida- declaró el sobreviviente al Gran Incendio de Fuyuki, asegurándose de llevar consigo tanto su mochila como la espada obsequiada por Raiga para no cometer el mismo error que el día anterior.
-Voy con usted, Mast…! – apresurándose en ponerse de pie, la blonda fémina que actualmente vestía una camisa blanca y una pollera azul trató de hablar.
-Quédate aquí mejor. No eres la persona más disimulada que existe si vas por la calle como lo hiciste anoche- interrumpió el pelirrojo sin dedicarle una mirada, abriendo la puerta corrediza y cerrándola a su paso.
Un ensordecedor silencio se manifestó en la sala de la residencia Emiya, donde cada una de las presentes era abordada por diferentes emociones que variaban desde la decepción hasta la furia por ser menospreciada.
Incluso si él tenía algo de razón para hacerlo.
-Senpai…- musitó triste la adolescente mientras se masajeaba el dorso de la mano derecha.
-u-u-u-u-u-u-u-
-Por tu cara, supongo que tuviste problemas- viendo desde su trono al muchacho que colocó una banqueta para tomar asiento, Zelretch comunicó.
-Ni que lo digas- cubriéndose la cara con ambas manos para sofocar un sollozo de impotencia, Emiya se hizo saber.
-Ilumíname- acostumbrado a los manierismos de su pseudo estudiante, el estoico hombre longevo instó a que le sorprendiera.
-Shinji era el Master de Rider, e intentó succionar toda la fuerza vital de estudiantes y profesores mediante un hechizo. No podía permitir que Taiga salga lastimada- informó el pelirrojo, formando un puño con la mano derecha al rememorar que su vecina era una potencial víctima de una guerra sin cuartel.
-Me imagino que te hiciste cargo de ellos, no? – a sabiendas de lo protector que era el muchacho para con determinado mujer adulta de cabello castaño, el Hechicero Marshall quiso asegurarse del trabajo realizado.
-Ehm…algo así- desviando la mirada con algo de apocamiento, el poseedor de ojos místicos farfulló.
Ante aquella acotación, Zeltrech alzó una ceja. Tal acción tácita obligó a que Shirou extrajese un peculiar libro de su mochila, lo que hizo reír al viejo Magus por primera vez en mucho tiempo.
-Claro, ríete de mis desgracias. Pero no eres tú quien tiene que soportar la tensión que se generará en casa cuando Taiga sepa de mis dos invitadas inesperadas- ofendiéndose por la carencia de auxilio que su instructor presentaba, el adolescente finalizó la plática irguiéndose y cerrando la brecha espacial que generó en el baño.
Suspirando al punto de desear desinflarse, el joven vio el reflejo que le devolvía su espejo por unos minutos antes de acunar algo de agua entre ambas extremidades superiores y humedecerse el rostro para despabilarse.
-…Definitivamente tendré problemas luego- luego de tomar una toalla para secarse, el dueño de la casa monologó mientras abría la puerta del habitáculo.
Topándose con un par de mujeres que aguardaban en un ambiente tenso.
-Master, es necesario tenerla aquí? – Artoria Pendragon exigió saber mientras señalaba a una estilizada dama de extensa cabellera lila.
-Soy su Servant. Obedezco sus órdenes- respondió de inmediato Rider, cuyo nombre real era Medusa, en lugar del nuevo Master que tenía.
-…Suficientemente malo fue vivir esta guerra en la Luna. Creo que un antepasado mío hizo muchas cosas malas y yo estoy pagando sus pecados- ignorando a ambas, el estudiante adolescente murmuró para sí mismo en sincronía que admiraba el aumento de tensión en el estrecho corredor.
En el exacto instante que pensaba dirigirles la palabra, una sonora apertura de la puerta corrediza que permitía el ingreso a la vivienda delató al dueño de esta quién acababa de llegar de improviso. Significando así un considerable dolor de cabeza si no conseguía solucionar todo de manera rápida y eficaz.
-SHIROU, COMIDA! – la audible exclamación de Taiga hizo eco en cada recóndito rincón de la vivienda.
El aludido, por su lado, solo se dignó a mirar hacia arriba, como si esperase que un rayo cayese del cielo directo a su persona. Pese a esto, cuando los pasos de la fémina que hicieron cada vez más claros debido a su aproximación, Shirou se vio obligado a empujar a las Servants directo a una habitación cercana mientras procedía a darles indicaciones.
-Busquen algo de ropa decente antes de conocer a Taiga. Lo último que quiero es morir porque ustedes están vestidas como alguien que salió de una película medieval o de una para adultos- ordenó el joven, señalando con apuro un viejo mueble perteneciente a su difunto padre donde halló vestimentas femeninas pertenecientes a la esposa de este mismo.
Aunque algunas fuesen de distinta talla.
Tras cerrar la puerta de aquella habitación, el pelirrojo se apresuró en ir hasta donde su vecina estaba. Sentada y con un rostro ansioso que delataba el hambre que cargaba, Taiga Fujimura fue recibida con una suave sonrisa por parte del varón que sin detenerse marchó hasta la cocina.
-Dentro de unos minutos estará la cena. Cómo fue tu día? – encendiendo las hornallas y extrayendo algunos ingredientes de la heladera, Shirou trató de saber sobre lo ocurrido con su vecina.
-Agotador! Dar clases me consume la vida, solo tu comida hace que tenga energías de nuevo. Acaso hoy no venía Sakura? – estirando los brazos sobre la mesa y reclinándose sobre estos mientras dedicaba una mirada lejana al único hombre presente en la casa, la adulta mujer de corto cabello castaño tomó la palabra.
-En la mañana estuvo aquí. No sé qué le habrá pasado para estar ausente- desinteresado por pregunta hecha, pues recordó lo sucedido en la mañana, Emiya espetó.
Tal respuesta confundió a la mujer, frunciendo el ceño y disponiéndose a interrogar más a este, pues siempre tuvo la impresión de que el pelirrojo y la joven Matou serían capaces de conciliar una relación en el futuro.
Sin embargo, antes de que pudiese decir algo, fue interrumpida.
-Por cierto, Taiga. Hay algo que debo decirte…- agradecido internamente por haber dejado algo listo para que la cocción fuese rápida, Shirou reanudó la plática con su vecina.
-Tengo que preocuparme? – irguiéndose en su lugar, la profesora de la escuela secundaria Homurahara se hizo saber.
-Recuerdas a la amiga de mi padre? La rubia que vino por una encomienda? – dedicándole una mirada por encima del hombro diestro, el dueño de la vivienda cuestionó un tanto incómodo por las posibles consecuencias que pudiesen surgir.
-Si. Qué con ella? – entornando la mirada, ya que no fue muy de su agrado el saber que una mujer extraña estaba deleitándose con la hospitalidad del adolescente, Fujimura refutó.
-Se olvidó de mencionar que una colega le acompañaría. Tal parece que mi padre tenía negocios muy…peculiares- apagando el fuego y volteando por completo, Shirou Emiya dijo mientras veía cómo el dúo de Servants ingresaba a la sala vistiendo algo más normal y acorde para la época contemporánea.
-u-u-u-u-u-u-u-
La penumbra avanzaba metro a metro en medio de la noche sin estrellas, donde solo el fulgor de la tierra ardiente se expandía hasta el horizonte en sincronía que la tierra se quebraba y elevaba hasta conformar una retorcida estructura apoteósica que se recubría de cintas negras como alquitrán bajo las órdenes de una Magus que anteriormente poseía cabellera violeta y actualmente era blanco como diversas marcas rojizas sobre su rostro.
-De nuevo…qué me impide acabar con Sakura? – inquirió, sin quitarle la mirada de encima a la mencionada, Shirou Emiya con su espada desenvainada y reforzada con su magia estructural.
-Es mi hermana- molesta por la sugerencia del pelirrojo, Rin Tohsaka acotó.
-Está enamorada de ti- Rider complementó la secuencia de motivos.
-No fue mala conmigo el día que nos conocimos- finalizó Saber, quien miraba la obscura estructura mientras esperaba por la orden de usar su Noble Phantasm.
-…- en silencio se mantuvo el Master de dos invocaciones, debatiéndose si aquellas respuestas eran suficientes para cambiar su parecer.
A regañadientes, y por todo lo que había compartido junto a la hermana adoptiva de quien alguna vez fue su amigo, Shirou soltó un suspiro desganado previo a activar sus ojos místicos y apreciar cómo todo el paisaje frente a él se abastecía con miles de líneas escarlatas listas para ser cortadas.
-Emiya/Master? – las tres mujeres musitaron al notar cómo el pelirrojo dio un paso al frente.
-Está bien. Pero conste que lo hago principalmente porque Taiga moriría si fallo- replicó el adolescente, caminando cada vez más rápido mientras la punta de la katana rozaba el suelo.
-No tienes en cuenta los sentimientos de Sakura? – quiso saber Rin, molesta al pensar que el varón ignoraría lo que todos ahora sabían.
-Lo hago, pero si debo elegir ella perderá. Sin embargo me niego a terminar como ese estúpido Archer que convocaste, prefiero tomar mejores decisiones- clamó el poseedor de la habilidad correspondiente a la percepción de la muerte en sincronía que comenzaba a atacar decenas de cintas azabaches que planeaban asesinarlo en el acto.
Anonada una vez más con la destreza que mostraba, la Master sin invocación tuvo que ser obligada a retroceder.
-Qué quiso decir con eso? – mientras era cargada por Artoria Pendragon, la pelinegra trató de averiguar.
-Tengo entendido que Archer es una futura versión alternativa de él- Saber replicó tras rememorar las historias que su invocador narraba durante las tranquilas cenas en su casa.
-Oh…Y ahora que me doy cuenta, cómo hará para sobrepasar todo aqu…- desconcertada por tal información y volteando para ver cómo iba la pelea, Rin trató de hablar.
Mas fue interrumpida de inmediato.
-Magia de proyección- la blonda replicó.
-Ojos místicos- rápido, la estilizada Rider dijo.
Respuestas que, de inmediato, se llevaron a cabo por Shirou Emiya frente a todos los obstáculos que se interponían en su camino. Decenas de espadas se materializaron por encima del Master, quien las lanzó a puntos estratégicos en simultáneo que él mismo se deshacía del capullo azabache que envolvió a Sakura Matou sin hacerle daño real.
-QUÉ!? – recopilando y reconociendo al fin las contestaciones, Tohsaka exclamó sin creer.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Nadie, pero absolutamente nadie, consiguió vocalizar palabra alguna luego de que la presentación de Setanta finalizase. No solo había sido más extensa que las anteriores, sino que también había sido una completa revelación para el propio protagonista que apreciaba las diferentes vivencias de sus versiones anteriores.
-Nunca creí decir esto…pero lo envidio- confesó EMIYA, observando la blanca pantalla del proyector.
-De qué envidia me hablas?! Por qué nunca dijiste que Jaguar Man fue tu vecina?! – acusó Gudako, pues jamás se imaginó que sus Servants se conociesen mejor de lo que alguna vez pensó.
-Nunca lo vimos necesario- quien respondió fue la propia versión heroica de Taiga Fujimura, lo que tomó desprevenido a varios.
Reacción bastante notoria cuando pronto ella se convirtió en foco de miradas sorprendidas.
-Un momento! Siempre supiste que él era Shirou!? – Irisviel le reclamó a la mujer vestida con un pijama de temática animal.
-Iri…- musitó por lo bajo un lánguido Kiritsugu de clase Asssassin.
-Claro. Por qué crees que siempre me da mucha comida y pasaba tiempo conmigo? – encogiéndose de hombros y con una amplia sonrisa, la Servant Lancer replicó con orgullo en simultáneo que se acercaba al implicado para abrazarlo.
-Pasas tiempo con ella, Shirou?! – quien realizó la protesta fue cierta monarca británica, hastiada porque poco a poco el canoso estuviese captando atención femenina.
-Te recuerdo que hace poco reconociste quién era. Quejas es lo último que espero de ti, y lo mismo para ustedes- aligerando un poco el asir de Jaguar Man, EMIYA dejó en claro un punto para todas aquellas personas que lo conocían de adolescente.
Hecho que silenció por un instante la sala ya que pocas veces lo veían tan irritado como ahora al cocinero estrella de Chaldea.
-Yo solo quería decir que estuviste en la Luna, por lo tanto me conociste- BB murmuró con una faneca por lo bajo, recibiendo asentimientos de Meltryllis.
-Como yo. Y por cierto, mostraste gran habilidad con esos ojos. No todos pueden conocer a Zelrecht por un error fortuito- complementó Ryogi Shiki de clase Saber, al mismo tiempo que su contraparte Assassin avalaba lo dicho.
-O matar a Setanta en su primera lucha- Scathach acotó con un semblante serio, preguntándose internamente si esos ojos serían capaces de matarla como deseaba.
-Oiga! – reclamó el niño de pelo azul que presentaba las historias.
-Hablaba de tu versión adulta, no te fastidies- desestimó sin preocupación alguna la Reina de Dun Scáith.
-Maestra…- bajando los hombros y entristeciéndose por el trato que recibía de su entrenadora, Setanta musitó.
-Quieres que ella te entrene acaso? – Manannán mac Lir interpeló al niño, encarnando la ceja siniestra entretanto se cruzaba de brazos.
-No! – de inmediato replicó el peliazul para diversión de muchos.
-Entonces haz que Fou califique esto y continúa! – comandó la Alter Ego, en simultáneo que soltaba a la bestia de aspecto adorable que había tomado asiento en su regazo.
-No me grites! – abrazando al dicho ser entre sus brazos, el pequeño Saber replicó en voz alta.
-Cómo me dijiste , cachorro sarnoso?! – lista para golpearlo por la falta de respeto y porque de alguna forma lo reconocía, la Servant instó a que le replicase.
No obstante, el frenético movimiento de la bestia blanca para saltar a la mesa aledaña hizo que todos guardasen silencio.
-FOU! - clamó el ser, presionando una de sus patas sobre la hoja donde estaba toda la presentación detallada.
Pronto, una huella con la letra EX se hizo visible en la carpeta.
Final del episodio, gente querida!
Qué les pareció?
Fue de su agrado?
Sorprendió la temática de hoy?
Gustó que por error Shirou conociese a Zelrecht? (noten que esta versión es parecida a la original donde el anciano es alguien serie que no hace chistes)
Valió madres Cu Chulainn?
Berseker acaso fue atacado directo en su origen espiritual?
Illya sobrevivió al encuentro con Rin luego de que Shirou se marchase?
Taiga se habrá quejado con el pelirrojo luego de ver que vivía con Saber y Rider?
Gustó que mi Shirou entrenado por Zelrecht se enfrente a Dark Sakura?
Fue válida la puntuación de Fou?
Dejen sus cometarios, críticas, sugerencias, dudas, etc. De esta manera puedo saber lo que les gusta o no para así mejorar en el futuro.
Saludos y hasta la próxima!
PD: Antes de que digan que este Shirou es muy OP, sepan que el propio Nasu (el creador del lore Fate) admitió que los ojos de las percepción de la muerte son capaces de acabar con un Servant. Solo se necesita que el usuario sea capaz de lograrlo.
