"Nada"

Una sola palabra…

Una única palabra…

Era la palabra que resonaba por la mente de aquel demonio que se encontraba mirando las ruinas de su antiguo palacio donde alguna vez fue el demonio más poderoso, el más temido y el más respetado…

Todo estaba resumido entre los cadáveres de los antiguos sirvientes e guardias que alguna vez le sirvieron, restos que se encontraban entre las ruinas y las cenizas, entre algunas humaredas que aun persistían después de haber consumido el palacio y en una lucha que claramente habían perdido.

Observaba en detalle cada centímetro porque no era una cuestión de tomar control o ejercer poder sobre sus tierras sino que era un desafío y un mensaje hacia él, esperaba encontrar soldados o demonios de la tierra invasora pero no había nadie como tampoco había indicios con intenciones de edificar, invadir y ni ocupar. Solo invadieron, destruyeron y se fueron.

Para el demonio, esto no tenía sentido.

Comenzó a caminar entre las rocas que una vez fueron los muros, iba pisando algunas maderas finas que una vez fueron puertas y que el fuego no había logrado consumir.

En completo silencio, caminaba y avanzaba hasta que escucho un crujido, algo que se rompía por debajo de su propio peso y al bajar su mirada pudo ver una peineta totalmente destruida en el suelo donde aún sobrevivía una pequeña flor de un adorno que le era conocido para él.

Solo se limitó a agacharse para recoger esa única flor entre sus dedos que con las yemas de sus dedos iba retirando el polvo de los pétalos, el recordaba perfectamente ese pequeño y modesto adorno que había formado parte de una peineta para una única dueña que ya no existía.

Por primera vez, parado en medio de un campo de batalla comenzaba a cuestionarse sobre sí mismo. Si todo lo que hizo y deshizo habría valido la pena como también el hecho de haber traído a esa humana con el sabiendo a que la expondría al peligro solo por desearla.

Ahora, esos recuerdos lo perseguirían y lo seguirían por muchos años sin que nada pueda hacer al respecto aunque ni siquiera tuviera la intención de hacerlo.

Tan solo le quedaba esa flor artesanal que ahora reposaba entre sus dedos pero en vez de descartarlo, decidió conservarlo dentro de un antiguo pañuelo que conservaba también de ella.

Iba a retirarse, ya no había nada para el en ese lugar pero el viento comenzó a soplar y un olor nuevo que no encajaba con el lugar llego rápidamente a él. Más que curiosidad fue un llamado de atención y camino hacia el sitio, guiándose hasta llegar el lugar donde solía ser la entrada del palacio.

En medio de la entrada, donde los escombros abundaban, donde las cenizas caían como una leve llovizna desde un techo consumido. Ahí en el suelo estaba clavada una espada con un haori amarrado en el mango de esta, que para el albino ambos objetos le era bastante conocido.

Su enojo se hizo más que presente, el mensaje ya era demasiado claro y no permitiría que siguieran burlándose de él. Miraba con repugnancia esa espada conocida como "Colmillo sagrado" que ya no le servía como un arma pero tampoco le funcionaba para revivir a quien más deseaba traer en estos momentos, una espada que el mismo había descartado por todo lo que implica conservarla.

*Flashback*

Comenzaba el atardecer y la oscuridad empezaba a cubrir la tierra, los grillos habían empezado con su canto nocturno con el acompañamiento de algún que otro búho que se posaba de vez en cuando en alguna rama de algún árbol cercano al campo.

El albino no solo había dado por finalizada esa charla con su madre sino que luego de su partida, el demonio dirigió su mirada a esa tumba y observándola desde lejos comenzó a reflexionar sobre lo que haría continuación.

Podría quedarse custodiando esa tumba que tarde o temprano se iría con el tiempo o continuar con su camino hacia la supremacía que desde un principio debió elegir por encima de una humana, un ser que debió haberla dejado en una aldea con los suyos luego de revivirla.

Simplemente se quedó viendo esa roca y como si su instinto le indicara que ya era tiempo, él se fue acercando lentamente de manera pausada.

Su decisión era clara, no destruiría su tumba sino que dejaría que permaneciera en ese sitio hasta que finalmente el tiempo arrasara con lo poco que quedo de ella. Estaba listo en dejar atrás a la humana que tanto tiempo lo acompaño, dejar a esa humana que yacía inerte por debajo de la tierra y ahora continuaría sin ella.

Tan solo perduro enfrente de esa roca unos momentos más mientras observaba el nombre que había mandado a grabar en él, solo perduro por tan solo unos minutos más hasta que desenfundo a colmillo sagrado para luego clavarlo en la tierra y soltando el mango de esta espada la dejo clava en ese sitio.

Aunque su decisión era obvia, dejar atrás a rin significaba dejar atrás esa espada porque no tenía más razones en llevar con él una espada que ya no tenía algún motivo o propósito para conservarla. Su madre le dijo una vez que el portador de dicha arma debía tener un corazón compasivo y era justamente lo que carecía en estos momentos…

Sin embargo, abandonar la espada en la tumba de rin no sería un motivo para olvidarla. Mantendría su palabra en tenerla siempre presente hasta que llegara el momento de irse bajo su propio termino….

Solo se quedó tan solo unos momentos más enfrente de esa tumba hasta que finalmente dijo…

Adios… rin…

Se giró y a pesar de que permaneció de espalda solo por unos minutos más, comenzó avanzar hacia su palacio para retomar lo que había dejado atrás luego de su muerte.

*Fin del Flashback*

Mientras pensaba en quien pudo haber tomado esa espada y haberlo convertido en una burla o en una insolencia, una leve brisa hizo reaccionar al demonio y algo que pudo haber creído imposible lo hizo reaccionar más y se acercó solo para confirmarlo hasta que pudo sentir el aroma de ella sobre esa tela pero de forma… reciente.

Es como si lo hubiera usado recientemente y su espada… esa misma espada que la había traído a la vida una vez, estaba ennegrecida. La hoja de esa espada parecía que goteaba un líquido negro, estaba completamente cargada de energía demoniaca y no se trataba de una desconocida sino era la misma energía demoniaca de él.

–Puede usarla con tranquilidad. — La voz de esa niña resonó detrás de él, la misma niña que una vez se había cruzado solo que esta vuelta su forma humana ya no era de una niña sino de una mujer.

El albino se giró sobre sí mismo para verla directamente a los ojos y aunque su semblante no cambio, fue conservando su frialdad e su actitud indescifrable.

—Me estaba preguntando cuando vendría...— dijo emi ante el silencio y la falta de respuesta del demonio.

— Supongo que tú fuiste quien modifico a colmillo sagrado…

—Usted expreso su desagrado ante una espada que ya no le sería útil, así que no es que la modifique pero si le hice unos pequeños cambios…

— ¿cambios?

— Mi señor, esa espada…— señala a colmillo sagrado— es usted. Toda su ira, su enojo y su dolor esta canalizada en una simple espada que usted mismo descarto cuando vio que ya no le servía. Ahora, usted podrá emplear sin límites todo su poder y sin que nada o nadie intervenga… eso incluye sus propios sentimientos…

— ¿Sentimientos? Patético, no hay tales sentimientos y no requiero ayuda de ningún ser inferior para emplear mi fuerza.

– Mi lord, ¿acaso usted dejo que un invasor de otras tierras lo invadiera apropósito? —Dijo con total calma pero un poco de burla. – ¿acaso ya no es tan poderoso y dejo que lo que usted construyo en su momento y a las apuradas por una humana fuera destruido por cuidar de un cadáver?

De un momento para el otro, el demonio rápidamente sujeto con firmeza la garganta de emi y enterró sus garras venenosas en el cuerpo de esa mujer que atravesó fácilmente. Pero la mujer no se inmuto, ni murió o se desintegro como esperaba que sucediera.

– ¿Recuerda la propuesta que le hice? Pues usted me rechazo y supongo que ahora no podrá rechazarme. –La mujer levanto su mano, mostrándole el lazo que tenía entrelazada en sus dedos. — este lazo lo tenía en su cabello esa noche…. ¿Verdad?

El albino la soltó, no podía estar diciendo la verdad. Era imposible que lo haya hecho…

— Supongo que ya sabrá que hacer… —Se fue deshaciendo hasta volverse neblina mientras reia.

El demonio no solo se giró para tomar a colmillo sagrado y enfundarla para colocarla de nuevo en su cintura sino que dio un último vistazo al palacio que iba a recuperar de manera rápida. Ahora, su enojo iba creciendo e iría por aquel se atrevió a invadir su territorio y por esa niña que se atrevió a desafiarlo…


Su odio y rencor fueron creciendo de una manera muy abrupta, "colmillo sagrado" esa espada que llevaba en su cintura fue aumentando su poder y como consecuencias más negra se volvía hasta tal punto en que empezaba a gotear por el suelo un líquido negro que caía al suelo quemando la tierra como si fuera una especia de lava.

El lord del oeste o el ex lord del oeste había llegado rápidamente a las tierras del sur con un solo objetivo, caminaba por ese territorio arrasando cualquier forma de vida que se interpusiera. Iba pisando los cadáveres que había dejado en el camino, aquellos que para el eran simples estorbos y que poco interés le causaba.

Cada guardia que se cruzaba por defender al lord del sur terminaba decapitado de manera inmediata porque su objetivo era infundir terror al que se atrevió a desafiarlo y si tenía que borrar los territorios del sur de la faz de la tierra, pues lo haría sin ningún problema.

— ¡NO T…!—fue lo último que pudo decir el ultimo guardia que quedaba en pie antes de que su yugular fuera arrancado por las garras del demonio.

— ¡PAPA!

Fue el único grito que hizo que el demonio se detuviera momentáneamente, lo único que vio fue a una niña de cabellos dorados que se encontraba llorando oculta en un rincón contra la pared de esa fortaleza. Ella lo observaba con terror mientras más lágrimas brotaban de sus ojos al ver como su padre yacía en el suelo, bañado de su propia sangre

— ¡Deja a mi padre en paz! —Esa pequeña niña que temblaba como una hoja había reunido todo el valor que tenía para salir de su escondite y ponerse entre el cadáver de su padre y el demonio, ella rápidamente se había lanzado a abrazar a su progenitor como protegiéndolo del demonio que estaba ahí observándola.

Sin embargo, el demonio solo perduro unos minutos más en silencio hasta que decidió agarrarla por el cuello y de esa forma levantarla del suelo dejando que patalee en el aire.

—su… suel…tame…—decía la pequeña que trataba de luchar para liberarse mientras luchaba por una bocanada de aire que cada vez le hacía más falta ante el apriete del demonio sobre su cuello frágil.

—Estorbas.

Fue la única palabra que le dedico a esa niña antes de quebrar su cuello.

Entre sus garras tenía el cuello partido de una niña que yacía ya muerta, la soltó y escucho claramente como ese pequeño cuerpo cayó al suelo de manera brusca.

Ahora con los que quedaba en pie solo agito varias veces su látigo de forma rápida, tanto que casi no se podía visualizar hasta que no veías como el cuerpo caía muerto al suelo. Podías ver como la sangre se distribuía por el suelo, como adornaba las paredes y como los cuerpos a veces quedaban fraccionado.

Se fue abriendo paso y una vez que pudo ingresar al palacio, solo vio como la desolación azotaba cada pasillo.

Lo recordaba muy iluminado, demasiado adornado para su gusto y lo que tenía en frente solo era oscuridad con algún que otro adorno destruido.

Fue recorriendo esos pasillos fríos, guiándose por cada rastro de olor en el aire y no pararía hasta encontrar al lord del sur. No iba a frenar hasta ver su cabeza colgada en una pica en la entrada de sus tierras como una exhibición y una advertencia ante el próximo que se atreviera hacer lo mismo pero aun así sería insuficiente para el…

Finalmente, reconoció el olor que estaba buscando y fue caminando de manera pausada porque disfrutaría ese momento. Disfrutaría cada momento que lo haría gritar, sangrar y verlo tan humillado ante él.

Llego al salón donde las puertas se encontraban abiertas de par en par, un sitio bastante amplio y preparado para recibir ejércitos o invitados de otras tierras con fines políticos. Perfecto para la batalla que se iba a desarrollar en cualquier segundo porque él personalmente destruiría ese lugar y a ese infeliz.

Atravesó la inmensa puerta del salón y freno a tan solo unos metros de la entrada, vio como el lord sureño se encontraba hincado en el suelo con la mirada en el suelo como si hubiera estado esperándolo en medio del salón.

—Te estaba esperando, sesshomaru. Hasta que por fin das señales de vida… — El lord del sur se iba incorporando y cuando levanto la vista para verlo, el albino vio que sus ojos eran fríos lleno de odio y malacia aunque había algo raro en su forma de mirar.

— ¿Debo asumir que te atreviste atacarme solo porque no pudiste hallarme? Patético.

— Sabes perfectamente cuan codiciada son tus tierras, grave error al asumir que después de tal abandono a tu puesto no habría consecuencias al respecto ¿Acaso vienes a recuperarlo?

— ¿Hace falta que aclare la razón de mi presencia en este lugar?

—En realidad, no. Puedo hacerme una idea a que has venido, sesshomaru.

El lord del sur estiro su brazo hacia abajo y abrió la palma de su mano para que un líquido negro, muy similar al que emanaba "Colmillo sagrado" saliera por debajo de su manga y que desde la palma de su mano se fuera extendiendo hacia abajo hasta formar una espada.

Sesshomaru solo desenfundo a bakusaiga mientras observaba todo en detalle, incluso cada movimiento que hacia hasta que pudo notar que el lord que tenía en frente sonreía ampliamente.

El sureño fue el primero en atacarlo, sus espadas rápidamente chocaron y una onda expansiva se extendió por el lugar provocando que todos los cristales de los ventanales reventaran. Durante ese ataque, bakusaiga reacciono de manera inmediata haciendo que una gran descarga eléctrica recorriera la espada de su enemigo para alejarlo de su propietario.

El sureño solo se alejó unos metros y con la misma sonrisa burlona volvía a atacar al albino pero esta vez libero una poderosa energía demoniaca con una mezcla de olor a tumba que el albino esquivo fácilmente mientras una gran explosión arrasaba la pared y la mitad de los cimientos del lugar. Sesshomaru aprovecho el ataque del sureño, en un solo movimiento rápido y certero provoco un desgarre en la espalda del lord con bakusaiga, haciéndolo manchar su armadura con su propia sangre.

El lord del sur retrocedía rápidamente y estando frente a frente, caminaba lentamente hacia tras mientras el demonio blanco lo acorralaba más y más. Ambos sabían que la batalla podían acabarlo fácilmente pero querían hacerlo durar, ambos estaban sedientos de sangre y el albino se había puesto como objetivo borrar esa sonrisa de su rostro.

Rápidamente, las espadas chocaron y con las hojas enfrentadas mantenían sus miradas fijas. Desafiándose y retándose mientras el sureño hacia fuerza con su espada para hacer retroceder a su enemigo.

— ¿Qué pasa, sesshomaru? ¿Acaso no planeabas destruirme?— decía mientras empleaba más fuerza con su espada para no ser vencido fácilmente.

Sin embargo, el albino estaba siendo consumido por su ira y el odio haciendo que colmillo sagrado latiera con fuerza en el cinto de su propietario. El sureño solo bajo la vista a "Colmillo sagrado" y vio como latía, reconociendo que esa espada estaba de igual alterada como la que poseía el mismo en sus manos.

No solo su sonrisa se borró sino que una cara de preocupación se fue formando en su rostro al ver como la espada se agitaba cada vez más, el demonio blanco sin perder más el tiempo saco a "colmillo sagrado" y la hoja de esta espada fue directo contra el sureño que lo obligo a retroceder rápidamente.

Sin embargo, nada sucedió.

El lord del sur volvió a formar su sonrisa tan sarcástica hasta que unos segundos más tarde la espada que poseía en sus manos se fue quebrando por sí sola, desintegrándose hasta volverse polvo y él pudo sentir como su carne se comenzaba a pudrirse por sí sola. Estaba empezando a desangrarse por cada nueva grieta que se formaba en su piel, cada vez brotaba más sangre y el sureño cayo arrodillado al suelo mientras gritaba de dolor al sentir como su cuerpo empezaba un proceso de putrefacción acelerado en vida.

—¡ME TRAICIONASTES! —Gritaba a todo pulmón mientras más se descomponía. —¡MALDITA!

Siguió gritando hasta que su corazón dejo de latir y todo su cuerpo se consumió en cenizas, dejando solo polvo en el suelo que se iría con la mínima briza.

El albino estaba frunciendo la mirada y luego miro la hoja de "colmillo sagrado", de cierta manera le resultaba satisfactorio pero aun así no bajaría la guardia ante una espada modificada que causaba tal desastre sin saber sus consecuencias. Nuevamente, enfundo la espada que ahora había dejado de gotear líquido negro e iba a reclamar las nuevas tierras como las suyas…