—Mi lord. —Un demonio corpulento se presentó delante de sesshomaru haciendo una leve inclinación. —Ya hemos reunido a los sobrevivientes como también los que viven en estas tierras ¿Qué desea hacer con ellos, mi señor?
El albino no solo estaba escuchando lo que el demonio tenia para decirle sino que veía y leía los pergaminos escritos por el lord que el mismo asesino, tan solo dio un vistazo al demonio que tenía a su servicio y continuo con la tarea de informarse todo sobre las tierras que el mismo había tomado.
— ¿Los llevaste a la sala de este inmundo palacio?
— Si, mi señor. Aguardan por su llegada y los nuevos guardias esperan sus órdenes.
—Retírate.
El demonio se había retirado haciéndole reverencia y había dejado solo al albino en el despacho del palacio que se encontraba escasamente iluminado pero que no era ningún problema para su vista, lo único que le interesaba era ver qué tipo de tratados o qué tipo de política había en esas tierras aunque para el albino le era extraño que tal lugar estuviera tan descuidado luego de su llegada.
Cuando había sometido a un par de demonios bajo sus órdenes, la primera orden fue encontrar el despacho del lord del sur y así se hizo. Apenas abrieron la puerta, bastante polvo se había levantado del suelo y podías notar que las pocas velas existentes dentro del recinto se encontraban totalmente consumidas.
Con la poca luz que entraba desde el ventanal, podía ver hasta oler rastros de sangre en el suelo pero ningún cadáver a la vista, había olor a muerte en el aire y no había víctimas.
Esto le había llamado sumamente la atención, especialmente por la ausencia de los herederos como también de la lady del sur pero asumió que el lord sureño los había sacado antes de su llegada aunque tarde o temprano los encontraría para acabar con sus miserables vidas.
Ahí en el despacho con un informe sobre las tierras del sur en sus manos, fue dejando el papel sobre la mesa y salió del lugar para ir al salón con total calma.
Iba por los pasillos y ya podía escuchar los sollozos de los niños como el de sus madres, podía oler la sangre fresca de los demonios siendo azotados al no dejarse someter por el nuevo régimen.
De cierta manera, le era satisfactorio que hubiera olor a miedo y terror en el aire.
En la entrada del gran salón con las inmensas puertas abiertas en par en par, un grupo de guardias contenían a un grupo de mujeres que protegían a sus hijos mientras que otros sometían a los generales como a los representantes de cada familia que viven en la zona. Elegidos específicamente para distribuir la noticia y demandar obediencia.
Cuando el demonio blanco cruzo la puerta, todos se acallaron y solo leves sollozos se podía oír en el ambiente. El albino miro a su nuevo general que ya se encontraba reverenciándolo y asintió para que hablara con la multitud presente y acabara de una vez por todo el circo que se estaba desarrollando, el general Kuta se incorporó de manera inmediata para comenzar a hablar.
–Escúchenme bien porque lo diré una sola vez, esto será simple y sencillo. — La voz imponente y grave resonaba por cada rincón del lugar que aun perduraba luego del enfrentamiento entre el lord del sur y el del oeste—Todos y cada uno de ustedes ahora son propiedad del gran daiyokai, amo y señor, soberano de las tierras del oeste, el Gran Lord Sesshomaru. Todos servirán a la voluntad de nuestro amo y para aquellos que se nieguen, serán decapitados de manera inmediata. Sus vidas ahora le pertenecen, como también cada grano de esta tierra sureña y todo lo existente en él. ¡Así que arrodíllense o mueran!
El silencio abundaba, los que querían seguir vivos se arrodillaban mientras que otros se negaban y los nuevos guardias del oeste ya se encontraban afilando sus espadas para empezar a decapitar a aquellos que se relevaban.
— ¡ISAO, ARRODILLATE!—Suplicaba y gritaba una mujer con un bebe en brazos, recluida en un grupo pequeño que ya se encontraba todos arrodillados para proteger a sus hijos.
—No— decía el antiguo guardia del sur que se hallaba rodeado por sus enemigos y que para su buena suerte no estaba dando su servicio en el momento en que el albino había llegado a las tierras del sur.
– ¡Piensa en tu hijo, por favor! —Suplicaba la mujer que derramaba lágrimas por miedo a perder a su esposo con su bebe llorando.
— ¡Me niego! —Grito fuertemente y tiro la espada al suelo, enojado por la situación.
— ¡ISAO! —La mujer gritaba su nombre de manera desesperada, realmente quería conservar la vida de su esposo.
—Oye, hazle caso a tu mujer que se nota que es astuta. Arrodíllate —dijo el mismo general que había hablado tan solo unos momentos.
– ¡Nosotros somos un pueblo orgulloso de sus tierras y unos forasteros no nos arrancara lo que tanto hemos trabajado!—Grito pero su esposa lloraba desconsoladamente y eso pudo más que su orgullo.
Isao terminó arrodillándose enfrente de sus enemigos, solo para conservar la vida de su familia y aunque toda la ira que acumulaba lo carcomía no iba a dejar que acabaran fácilmente con él. El general sonrió cuando lo vio arrodillarse y ordeno que se lo llevaran hacia afuera, claramente lo iban a utilizar como objeto para infundir más terror pero permanecería con vida hasta que el albino diga lo contrario.
—Ejecuten a los que no se han arrodillado. —El general dio la orden y entre los gritos de las mujeres y los llantos de los niños, nuevamente corría sangre por el suelo sureño.
El lord observaba todo en detalle desde la entrada del salón y totalmente satisfecho con el resultado, pensaba en como esclavizaría hasta el último de ellos solo por sed de venganza.
—General Kuta. —Sesshomaru lo llamaba mientras se adentraba un poco más al salón.
—Ordene, mi señor.
—Que empiecen con las reparaciones de este palacio como el palacio del oeste, no quiero que descansen hasta que la última roca sea puesto.
—Enseguida, mi señor.
El albino se retiraba mientras el general kuta empezaba a seleccionar aquellos que trabajarían sin descanso en ambos palacios, ellos iban a reparar todo el daño hecho y mientras caminaba podía oír como arrastraban a los hombres que habían sido seleccionados, siendo apartados de sus familias y puesto en un rincón para ser llevados al oeste.
El demonio blanco que pensaba en volver al despacho para ver los mapas de las tierras, se frenó porque aún tenía una tarea pendiente que realizar y con tranquilidad se dirigía a la salida.
Tan solo freno su andar una vez más cuando salió del palacio y vio al mismo demonio Isao atado de manos y pie contra el pilar de la entrada. Vio su espalda totalmente llena de sangre, la carne levantada por los incesantes y frecuentes latigazos que habían llegado hasta el hueso. Podías ver el dolor y el odio que tenía a sus invasores en su rostro mientras respiraba agitadamente, en su cuerpo golpeado y mal herido podías notar que no había compasión sino odio… odio puro del oeste…
—Oye, enano. ¿Dónde está sesshomaru?
— ¡Ya te dije y te lo vuelvo a repetir que los asuntos del Amo sesshomaru no son de mi incumbencia!
— ¡JA! Ya, di la verdad que no sabes dónde está.
—Insolente —decia jaken estando bastante enojado con un roca en sus manos y lista para arrojarla sobre la cabeza del hibrido, a pesar de que ya había recibido dos golpes en la cabeza por parte del mismo.
—Oye, enano…
—Inuyasha, deja en paz a jaken que si supiera no estaría con nosotros en estos momentos. —Dijo miroku estando sentado cómodamente enfrente de una fogata con una infusión en sus manos, totalmente pacífico y ajeno a la situación. Realmente resultaba cansador que inuyasha insistiera con la misma pregunta desde que habían salido de la aldea.
—agh…—Inuyasha se sentaba enfrente de la fogata y cruzaba los brazos mientras veía de reojo a kagome que apoyada a un árbol cercano, dormía las horas que no había podido dormir.—Kagome realmente está cansada.
—Es natural, inuyasha. El problema que se generó nos agotó de muchas maneras.
— ¿Y qué harás? ¿Volverás a la aldea?— Preguntaba el hibrido sin quitar la mirada sobre kagome por un rato hasta que volvió a mirar a su amigo.
—Primero dejemos que las aguas se calmen, todos estamos agotados y la presencia de nuestros invitados solo hará que las cosas se compliquen un poco. —Decía miroku que luego del enfrentamiento con los aldeanos había recomendado apartar a jaken, ah-un e incluso inuyasha de la aldea.
—Pues…—Inuyasha se había levantado.
— ¿A dónde vas, inuyasha? —Tomando un sorbo de su infusión.
—Ya te dije, iré a recuperar a colmillo de acero y la golpeare con todas mis fuerzas. Ya verás que suplicara por su vida. —Hablaba con bastante altanería.
— Ay, inuyasha. Siéntate y haz silencio que calladito te vez mejor.
Inuyasha iba a responder, no se iba a quedar callado y tampoco se iba a quedar sentado a esperar el siguiente ataque pero entre los arboles vio como sango caminaba hacia ellos con un aspecto bastante deteriorado. Su rostro pálido y ojeroso mostraba el agotamiento de su cuerpo, se fue sentando a lado de miroku enfrente de la fogata y fue acercando sus manos a la fuente de calor para calentar un poco su cuerpo, el cansancio sobre ella era notorio pero en su rostro daba indicios que algo le molestaba.
— ¿Y? — preguntaba miroku a sango, luego de soltar el aire que al parecer estaba reteniendo en sus pulmones.
—Están más calmados, entretenidos en levantar la aldea nuevamente pero hay que dejar pasar más tiempo.
Inuyasha que veía el aspecto de su amiga, decidió sentarse de nuevo y miraba la fogata sintiéndose de cierta manera culpable de la situación.
— ¿Qué te está molestando, sango?— Pregunto miroku.
— Su excelencia…—Hizo una pausa mientras miraba el fuego con sus manos extendidas— perdón por hacerlos preocupar en mi regreso.
— ¿Sucedió algo, sango?—Esta vuelta era inuyasha quien preguntaba, mirándola con él entre cejo fruncido.
–Cuando volvía vi a un grupo reducido de sacerdotisa y monjes…—suspiraba y retiraba las manos cuando había dejado de sentir un poco de frio—…todos muertos.
— ¿Qué?— miroku la miraba con preocupación.
—Existe una fosa común, es una vieja tumba que acumula los cuerpos de las víctimas que los años de guerra se fue cobrando. Ninguno de ahí se sabe quién es, son en su mayoría cuerpos que no se pueden reconocer y cuando se hizo esa fosa fue porque no había tiempo para cavar y enterrarlos apropiadamente. Se cree que hay miles e incluso actualmente se sigue tirando cuerpos en ese lugar, por eso se purifica y se pide que bendigan esa tierra cada cierto tiempo para que las almas puedan descansar en paz.
— ¿Por qué nos cuentas esto, sango? —Miroku se había acercado para tomar sus manos y trataba de transmitirle un poco de calor como también su apoyo.
–Porque creo que ese lugar tiene algo que ver con lo que está pasando, nunca había visto ese sitio cubierto por un líquido negro y no hay nada de paz sobre esa fracción de tierra. Hasta kirara se alejaba, no deseaba acercarse y no pude bajar a ver que sucedía.
Mientras ellos seguían hablando, jaken se encontraba un poco apartado del grupo con ah-un descansando en el suelo. El demonio verde estaba apoyado sobre el dragón con los brazos cruzados y aun teniendo la piedra en la mano para arrojársela al hibrido en cualquier momento.
A pesar de tener los ojos cerrados tenía su oído sobre la conversación que se desarrollaba a escasos metros de él, escuchaba atentamente y pensaba que esa historia de una fosa común ya la había escuchado pero no recordaba bien de donde o qué tipo de advertencia tenía sobre ese lugar.
Pensaba y trataba de recordar, había olvidado algo importante. Un dato o alguna información que era de sumamente de importancia y fruncía el entre cejo al no poder recordarlo, había algo que no debía olvidar fácilmente.
Toda su concentración se esfumo cuando Ah-un se levantó de su sitio y su espalda fue directo al suelo, el dragón había empezado a caminar hacia una dirección en concreto dejando a jaken en el suelo.
— ¡OYE!— Se había levantado, dejando la roca en el suelo y estaba por iniciar un reproche al dragón que lo había dejado sin aviso previo en el suelo— pero… pero… ¡¿A dónde vas?!
Mientras el dragón se iba, jaken miro al grupo que seguía en su charla ajeno a lo que sucedía y decidió ir detrás del dragón que seguía internándose más y más dentro del bosque.
– ¡Espérame!— grito el demonio verde que iba corriendo detrás de el hasta que lo pudo alcanzar— Oye ¿A dónde vas? No me dejes solito con esa gente. Acaso, ¿quieres comer hierba? ¿Quieres hacer pipí? —veía que el dragón no le respondía y seguía enfocado en llegar a algún sitio desconocido para el— ¡OYE PERO NO ME IGNORES!
Sin embargo, no hubo respuesta. Siguió caminando hasta llegar a un campo destruido, solo ahí se frenó por unos minutos y luego una de sus cabezas giro en dirección a lo que parecía ser una pequeña fosa abierta. El dragón continuo con su camino con jaken detrás que seguía haciendo preguntas para tratar de entender porque ese abrupto cambio hasta que vio el aspecto del lugar.
—Pero si es un campo abierto y al parecer está bien destruido, esto huele a que una batalla se desarrolló aquí.
Jaken seguía detrás de ah-un, mirando el campo y sin prestarle atención si el dragón había frenado o no hasta que se dio cuenta por sí mismo cuando se llevó por delante al dragón, chocándose contra una de sus patas.
– ¡Oye, no frenes brusco que estoy…—se acallo y se asomó a la pequeña fosa que tenía por delante y que el dragón estaba muy concentrado en mirar en su interior.—pero al parecer es una tumba, bastante alejada de alguna aldea humana.—Observo a su alrededor y vio el escrito sobre una roca desplazada de su lugar.— Mira, aquí hay una roca tirada con algo escrito…—Se acercaba a la roca para tratar de leerla mientras continuaba con su reproche— me trajiste a una tumba abierta para…
De golpe jaken se había callado de manera inmediata cuando vio el nombre, todo le cayó como un balde de agua fría hasta que sus ojos se abrieron ampliamente cuando reconoció la letra y sus ojos realmente se aguaron al leer ese nombre.
—es… es…—había tomado el aire suficiente para poder gritarlo —¡RIN! ¡La encontramos!—rápidamente fue a la pequeña fosa con varias lagrimas recorriéndole las mejillas e iba buscando el cuerpo pero no había nada en el— ¡¿Dónde está?! ¡ESOS INMUNDOS SE LA LLEVARON! Yo…—Miraba el interior vacío y reacciono— Así que aquí la trajo el amo…
—Jaken.
Una voz bastante conocida resonó detrás, ambos demonios se voltearon a ver y mientras ah-un volvía a mirar dentro de la fosa, jaken se había abalanzando a arrodillarse delante del demonio blanco.
– ¡AMO BONITO!— sus ojos se aguaron en más lagrimas — Amo bonito, ¡¿Dónde se había metido?!—Llorando de alegría y de tristeza a la vez pero el demonio no le estaba prestando atención, el albino miraba seriamente la tumba abierta y fruncía el cejo— Amo bonito, ¿Por qué no le dijo a su fiel sirviente donde había llevado a rin?
—Así que esa mujer lo hizo.
— ¿Qué hizo que, amito? —Jaken se fue incorporando del suelo hasta que sintió el olor del hibrido acercarse rápidamente a donde se encontraban, aterrizando luego de haber saltado desde un árbol cerca de ellos.
—Hasta que apareces, sesshomaru — Inuyasha había sentido su presencia en el lugar y necesita hablar con el de manera urgente, a pesar de que sentía la aroma de sangre impregnada en su ropa pero de todas formas fue a enfrentarlo.
–Jaken, vámonos—El albino estaba retomando el camino hacia el palacio del oeste, solo fue a buscar a sus sirvientes aunque no esperaba verlos es ese lugar.
– ¡SI, amo!— Dijo totalmente emocionado, agarrando las riendas de ah-un para jalarlo aunque al principio el dragón se estaba negando.
– ¡Oye, espera sesshomaru!
—No estoy de humor para hablar contigo, inuyasha —continuo con su camino con los dos sirvientes detrás de él.
— Atacaron a tu gente ¿Tu acaso perdiste tus tierras, verdad? ¿Qué fue lo que paso, sesshomaru? ¿A quiénes asesinaste? —Inuyasha que preguntaba seriamente a su hermano de manera imprudente, veía como se iba sin responderle.
Pero jaken que para ese momento no se había percatado, sintió finalmente el olor a muerte sobre su amo cuando inuyasha pregunto y freno bruscamente al ver lo cambiado que estaba. No se había dado cuenta que la perdida de rin le había afectado más de lo que se había calculado, no se había dado cuenta que su rostro y su mirada poseía la necesidad de sed de sangre.
Todo lo que antiguamente conocía sobre su amo, había dejado de existir.
Sesshomaru en cambio había desenfundado a bakusaiga y sin medir palabras, lanzo un ataque bastante poderoso contra su medio hermano.
— ¡Seshomaru, espera! —Estando casi indefenso por la ausencia de colmillo de acero solo pudo esquivar cuanto pudo pero finalmente el ataque lo había alcanzado y cuando la mezcla de polvo con la energía demoniaca incrementada de manera considerable se habían desvanecido el cuerpo de inuyasha yacía a bastantes varios metros dentro del campo en el suelo.
–Andando.
Jaken estaba bastante sorprendido, tenía la boca abierta del asombro. Miro a su amo, trago saliva para asentir y luego seguirlo jalando a ah-un con él. Nunca en su vida había sentido tanto miedo por su amo, como hasta ahora.
