Desde la oscuridad de su despacho, el lord del norte observaba a través de la amplia ventana como la tormenta había pausado momentáneamente su furia para luego retomar su tempestad haciendo que los cristales tiemblen y retumbe el sonido por el recinto.
El demonio de piel grisácea, descendiente de un dragón inmenso conocido por la región como "El feroz de piel escarlata" se encontraba con los brazos echados hacia atrás y sujetando su propia muñeca mientras esa misma mano descansaba de los dolores constantes causados por su propia espada.
-No creo que debería preocuparse por algo tan insignificante como una simple lluvia.-Dijo emi que se encontraba sentada sobre uno de los muebles del recinto que se encontraba cerca de la entrada del despacho.-Mi señor usted debería pensar en su…
-No voy a destruir el acuerdo que se realizó con inu no taisho antes de su muerte.
-Pero mi señor…
-He dicho que no. Ahora quiero que te retires de mi despacho.-Dijo el lord con cierta irritación por la persistencia de la niña.
-Mi señor, yo creo que usted ya se encuentra en un situación en que está obligado a actuar….
El demonio frunció el ceño y se giró de donde estaba parado para ver a la niña con desconcierto, enojo y con ganas de destruirla pero no podia. Llevaban horas con la misma discusión, parecía que no iba a acabar y su insistencia le era irritante.
-¿De qué hablas? Si tienes algo que decirme, hazlo de una vez que tengo asuntos más importantes que atender.
-Permítame hacerle recordar una frase que usted menciono para poder hacerle entender la razón de mi insistencia sobre este asunto…-Hizo una breve pausa- usted dijo "la traición es inevitable, el señor del oeste se niega a continuar con sus funciones" ¿No es así?
-Dije que la traición del sur era inevitable y que su ataque a las tierras del oeste por la ausencia de su lord traería graves consecuencias, tanto para los de sur como para los señores restantes.
-Mi señor, eso no es lo que dice en su escrito o ¿Si?- Emi hablaba con cierta burla en su tono de voz, estaba dejando en claro que algo había hecho y que el demonio que estaba enfrente de ella desconocía perfectamente.
-¿Qué hiciste?- El demonio frunció más el ceño pero emi solo se rio un poco, se tomó unos minutos más antes de responder.
-Pues creo que el lord sesshomaru estará complacido en saber que el norte ha roto el trato acordado- Emi sonreía.- Imitar su letra junto con su firma, tener su sello y enviarlo días antes de que el lord del oeste atacara al sur fue fácil…
-¡MALDITA INFELIZ! - El lord del norte saco su espada y estaba por despedazarla, arrancarle esa maldita sonrisa de su cara.
-Cuidado lord Osamu, esa reliquia suya aun esta en mis manos.- Esta frase hizo que el lord del norte se frenara bruscamente.- Además, usted va a necesitar mi ayuda…
-¡¿Ayuda de una maldita traidora?!-Aun empuñando su arma.
-Pues el lord del sur cayo porque no acepto un trato mío, supongo que usted es más inteligente. Ese pergamino falso que envié yo misma para que sesshomaru lo encontrara, ya a estas alturas lo habrá leído y estoy segura que cree que usted no respeto el acuerdo como también el demonio parte responsable de la caída del oeste.
-¡YO NO PEDI QUE ATACARAN AL OESTE, NUNCA APOYE ESE GOLPE!
-Lo sé pero el lord del oeste e sur no lo sabe….
-¿Qué quieres? – Pregunto el lord.
-Un simple trato… mi señor….nada más.
"Todo esta tan oscuro…
Me duele el cuerpo….
Esas son…
¿Voces?"
Todo le parecía tan borroso, sus pensamientos divagaban a lo que podía oír a su alrededor y apenas podía entender lo que se decía en una conversación que se desarrollaba lejos de donde estaba. Sus ojos le resultaban pesados, imposibles de abrir en ese momento y empleo su imaginación para darse una idea de donde se encontraba. Se quiso ayudar con solo mover un poco su cuerpo, mover aunque sea las piernas pero el agotamiento físico y mental se lo impidieron. Solo dedujo que estaba sobre algún futon, envueltas por mantas por el calor que le envolvía el cuerpo y por lo cómodo que se encontraba. Quiso emitir algún sonido pero rechazo la idea al pensar que podría estar en la cueva de algún monstruo que solo esperaba que despertara, pensó en algo más que emitir sonido pero antes de que pudiera cuestionarse si era una buena o mala idea, su cuerpo le empezó a traicionar y cayó nuevamente en la inconciencia.
Cuando despertó nuevamente, sus ojos aun le resultaba imposible abrirlos y le resultaba más pesados que la primera vez que despertó pero los sonidos eran más claros. Pudo oír el canto de los pájaros que de cierta manera le era reconfortante, la luz atravesaba sus parpados y la calidez del sol le daba en el rostro. No sabía en donde estaba pero la tranquilidad invadía su cuerpo hasta llegarle al alma, tal vez estaba tirada en el suelo en medio del bosque pero poco le importaba. Ansiaba en poder estirar los brazos, salir de ese bulto de mantas en que se veía en vuelta y caminar pero toda esa iluminación se fue oscureciendo. Su cuerpo le empezó a resultar pesado, los sonidos se empezaron a tornar como mormullos y todo se fue apagando hasta caer en un sueño pesado.
Ya era la tercera vez que despertaba pero era diferente en esta ocasión, los sonidos volvían a tener sentido para ella y oyó como alguien había sido golpeado. Noto como pudo mover los dedos de su mano, tal vez podría abrir los ojos pero decidió permanecer totalmente quieta para escuchar esa conversación sin que notaran que estaba nuevamente consiente.
-Hachi, debo agradecerte por haber venido por nosotros mientras huías.-Decía miroku al mapache.-Aunque también debo decir que…-se escucha como le había golpeado en la cabeza al mapache.- GRACIAS POR DEJARME TIRADO EN EL BOSQUE CUANDO NOS RECOGISTES, MAPACHE INFELIZ.
-¡Monje miroku! Lo lamento, no sabía que mientras huíamos usted se había caído.-Decía el mapache adolorido.
- Hachi, eres un cobarde.- era la voz del señor inuyasha, su voz sonaba con cierto resentimiento.
-¿Caído? Más bien frenaste de golpe cuando ese rayo cayó y te olvidaste que nosotros estábamos en tu espalda pero en vez de recoger al monje miroku tu dijiste: "Monje miroku, lo lamento…espero que haya tenido una buena vida".- kagome mencionaba el hecho con cierto sarcasmo.
-Oigan, lo bueno es que hachi nos ayudó en salir de ese lugar.-Suspiro- No sé qué hubiera pasado luego.-Decía sango
-Mi bella y querida sango.-Era la voz de miroku.- deberíamos recompensar a kirara que fue de gran ayuda también.
-Es verdad, kirara fue quien te recogió en el aire cuando te caistes -Respondio sango.
-Oigan pero yo fui de ayuda, algo me perseguía en esa tormenta pero aun así fui a rescatarlos de ese lugar tenebroso.- Hachi mencionaba el hecho como algo muy importante y lo era en realidad.
Ahora la conversación carecía de interés para ella, estaban discutiendo quien era el héroe del lugar y como castigarían a hachi por su acción. Solo le interesaba una sola cosa y era poder moverse finalmente.
Fue abriendo de a poco los ojos y lo primero que vio fue el techo de madera que lucía bastante deplorable, consumida en su mayor parte por la humedad del ambiente que se combinaba por las lluvias constantes de las tormentas. Se miró a sí misma al pensar que podría estar amarrada y que por eso no podía mover el cuerpo pero estaba en un futon como lo había imaginado al principio, envuelta con diversas telas gruesas que aumentaba demasiado el calor corporal que podía llegar a ser asfixiante. Sin embargo, lo que no esperaba era verse rodeada de diferentes cuencos llenos de agua con hierbas medicinales y telas sobresaliendo de ellas.
Aprovecho para mirar un poco a su alrededor, por suerte estaba ella sola y noto que el techo no era lo único en mal estado porque la cabaña en que se encontraba estaba con bastantes filtraciones por la luz que entraba al recinto. Aún era de día, supuso que era de tarde por la débil intensidad de la luz del sol que se filtraba por los agujeros y no solo por las paredes sino por la puerta improvisada con una tela gruesa.
Ahora, rin trato de mover un poco su cuerpo y este respondió. Pudo contraer y estirar sus piernas como también sacar sus brazos de ese montón de mantas para estirarlas, estaba aliviada al poder moverse una vez más. Se fue sentado de apoco en el futon, fue estirando un poco la espalda y pensaba en tratar de levantarse cuando se alarmo al oír que kagome iba a entrar pero la sacerdotisa se quedó en la puerta sin retirar la tela. Vio la sombra de su figura siendo reflejada en la tela por la luz del sol, rin se recostó rápidamente como estaba antes y cerró los ojos para fingir que aun dormía. Aun no estaba preparada para hacerles frente, aun no estaba como para dar explicaciones y menos para decirles lo que ella deseaba hacer.
Rin había decidido que en cuanto tuviera la oportunidad se iría del lugar, no se quedaría y no quería a nadie cerca de ella. Se ocultaría de todos, se iría lo más lejos posible para no querer volver más.
- inuyasha ¿podrías traerme más hierbas de jinenji?- Dijo la sacerdotisa.
-Sí, claro pero kagome no deberías esforzarte. Deberías descansar, recostarte y…
-Inuyasha no te preocupes, estoy bien. No pasó nada- Kagome respondía con su típica voz que empleaba para tranquilizar a inuyasha pero se la oía que estaba asustada.
-Kagome, tuviste un sangrado. Lo mejor es que te recuestes, cuida de tu bebe y yo ahora me encargo de cuidar a rin.- Dice sango.- Además, hay que ver en qué estado esta… no entiendo que hace con vida.
Rin al oír a sango automáticamente llevo su mano a donde está su corazón latiendo y pensó: "Entonces…fallecí"
-No te preocupes, sango. Yo creo que rin estará bien, se la veía pálida y muy blanca por lo que creo que dormirá un rato más o eso supongo. –kagome lo decía con cierta duda- pero en cuanto a mí, yo estoy bien…- Dijo eso y decidió entrar, escucho como hizo a un costado la tela y como se deslizo para volver a su posición original.
Kagome encontró a rin dormida, no noto nada extraño o fuera de lugar. Rin escucho sus pasos acercándose, se tensó por un momento al no saber qué estaba haciendo pero oyó el ruido del agua de los cuencos y como exprimía la tela. Luego, sintió una tela en su frente y otra que recorría el rostro humedeciéndole la piel que al parecer la estaba limpiando. Ella seguía fingiendo que dormía, que no estaba consiente pero la realidad es que oía cada paso y cada conversación hasta el mínimo movimiento.
Mientras la sacerdotisa cuidaba de ella, rin en su mente estaba pensando en cómo se iría esa misma noche en silencio y aunque no tendría que esperar demasiado tiempo aún tenía otras opciones para pasar el tiempo. Podría dormir un poco más porque realmente lo iba a necesitar para su largo viaje, podría permanecer en alerta y ser precavida pero de cierta forma se sentía mal el no querer agradecerle a kagome por sus cuidados. El conflicto se desarrollaba de una manera rápida y eficaz pero su decisión estaba hecha.
-Kagome.-Era el señor inuyasha.
-Ya voy.
Escucho como la sacerdotisa salió de la cabaña, dejándola una vez más sola y rin creyó que no iba a volver más hasta más tarde. Esta vuelta se acomodó un poco más en el futon, optando por dormir un rato más para que luego de unas horas estaba por fin durmiendo como debería hacerlo hasta que un sueño invadió su tranquilidad y no era uno común sino que estaba mezclado con un recuerdo del pasado.
"-Amo sesshomaru, ¿No cree que el viento está soplando muy fuerte?
Rin se encontraba sentada sobre un gran acolchado que le permitía mirar por la ventana durante sus visitas al despacho de su amo, veía perfectamente como la luna iluminaba su jardín mientras una ventisca fuerte agitaba los arboles de cerezo que ella misma había plantado en el jardín. Le daba tristeza que sus hermosas hojas cayeran al suelo, no quería que sus árboles perdieran su hermosura en ese fuerte viento y quedaran desparramados en el suelo para luego ser pisados por los guardias que pasaban al custodiar todo el complejo.
-Rin, tus arboles permanecerán intactos.-La voz de sesshomaru resonó por el lugar, se lo veía imponente e peligroso estando sentado enfrente de su mesa con su concentración dividida entre los tratados nuevos que no paraban de llegar de las tierras del este y en su protegida que se veía preocupada.
-Perdón, amo. No quise molestarlo con esto, solo me preocupa que también este jaken afuera. ¿El estará bien?
-Estará bien.
Rin quito la vista de la ventana y lo miro, la fogata prendida en el irori era muy útil en ese momento. Veía todo con mucha claridad, no tenia frio y estaba muy cómoda. Claro el irori no le era útil para su amo, solo fue instalado para que ella pudiera estar en el palacio sin que se congelara en los crudos inviernos. Era encendido en cada habitación en que ella solía recorrer, los sirvientes sabían su rutina y una de esas rutinas eran las constantes llamadas de su amo hacia al despacho. El demonio la llamaba cada vez que él iba a ese sitio y siempre sucedía lo mismo donde ella hablaría hasta el cansancio y el estaría con un papel entre sus garras.
-Amo sesshomaru, hoy por la tarde estuve jugando con los hijos de los sirvientes y usted no adivinara que sucedió.-Se reía un poco nerviosa porque sabía que el lord tenia cierto problemas con ellos porque corrían por los pasillos como si nada les estuviera por cortar la garganta y otro porque los temas de conversación se le estaba acabando.- Uno de los pequeños tropezó mientras corríamos y yo fui rápidamente a levantarlo del suelo, resulto que fue un engaño. Sus hermanos aparecieron de la nada para…
-Serán ejecutados.
-¡ESPERA, NO LO HAGA SESSHOMARU!- Se sobresaltó al escucharlo pero de manera inmediata se tapó la boca al darse cuenta que le había levantado la vos y hasta dicho su nombre de forma irrespetuosa pero luego se quitó la mano de la boca para disculparse.- Digo…-Trago saliva de forma brusca y estaba segura que el demonio pudo haberla oído- perdón por alzarle la voz y encima de una manera irrespetuosa. Solo estábamos jugando a las atrapadas y no es necesario que lo haga...- Su voz sonaba alarmada- Amo… yo…
- ¿Esperas que tenga compasión luego de que saltaron sobre ti sin que ellos midan su fuerza?
-Usted ya lo sabe…pero… ¿Cómo?- Rin estaba sorprendida.
-Eres una humana, eres frágil por naturaleza.
-Lose pero ellos son niños, están aprendiendo…
-No me interesa si son la cría de alguien más, su fuerza no iguala a la tuya.
-Amo…
-No me interesa lo que tengas para decirme, rin.
Un silencio incomodo surgió entre los dos, ella no le quito la mirada de preocupación de encima y pudo sentir como surgía un abismo imaginario en el medio de los dos. Se oía como el demonio había tomado la pluma para escribir sobre el pergamino y como iba trazando las líneas que formarían las letras pero rin decidió que eso no se quedaría así e irrumpió de la peor forma que pudo haberlo hecho.
-A usted claro que le va a interesar porque si le hace algo a esos niños, yo estoy segura que no volveré a entrar a este despacho aunque usted me llame.- Dijo rin segura de sí misma pero por dentro estaba temblando como una hoja, queriendo arrancarse la lengua o tirarse por el balcón del despacho.
Sesshomaru no solo dejo de escribir sino que levanto su mirada del papel, enfocando toda su atención a rin y dejando de lado lo que estaba haciendo. Coloco la pluma en la pequeña jarra negra donde estaba el resto de la tinta y dejo de lado el pergamino sobre la mesa, escucho como ella había tragado con mayor fuerza la saliva que se había acumulado de los nervios en su boca hasta noto como se contrajo sus músculos mientras la mirada del demonio se intensificaba sobre ella. Rin a pesar de estar con mucho miedo, no le retiro la mirada y tampoco la bajo sino que la mantenía a la par de él. El corazón de ella estaba latiendo de manera pausada como si estuviera a la expectativa, como si estuviera listo para latir rápidamente cuando su dueña necesitaría salir corriendo del lugar porque dicho demonio le iba a saltar a la yugular pero nada de eso sucedió.
-¿Piensas desafiarme? -Finalmente el demonio irrumpió el silencio más incómodo de la historia al verse desafiado por la humana.
-Pienso que los niños no tienen culpa alguna y que fue un pequeño golpe, solo me caí a un costado por el salto de uno de los pequeños cuando quiso abrazarme pero termine cayendo en el pasto por lo que no me golpee tanto. Solo estaban jugando…
-Rin, una caída puede significar la muerte para tu especie.
- Amo, estoy bien. En serio, yo no soy de cristal pero…-rin suspiro.- ¿Cómo lo supo? Yo le iba a contar
-Nunca estas sola.
-Entonces, es cierto lo que me dijeron.-Rin estaba un poco decepcionada por eso ya que su cuidadora le había advertido que tuviera cuidado con lo que hacía porque la vigilaban todo el tiempo- Cuando usted no está conmigo, existen guardias que ocupan su lugar y me vigilan todo el tiempo e incluso dentro del palacio. Es que…¿Acaso, no confía en mí?
-Rin, no me cambies el tema. Se hará lo que ordene, no me interesan tus excusas.- El demonio volvió su vista al trabajo, claramente no iba a discutir con ella.
Pero rin no se quedó con los brazos cruzados, esto no se quedaría así como así por lo que se levantó de su sitio y fue a sentarse al lado del demonio pero de frente como para seguir con esa lucha de miradas aunque el albino haya decidido que seguramente no valía la pena luchar para que su orden se cumpliera.
La mujer apoyo su espalda contra el borde de la mesa, esperando que el la mirara pero fue ignorada ya que el demonio no quería seguirle el juego y ella lo veía aun concentrado en su trabajo.
-Amo, sé que soy una humana pero no soy tan frágil como usted cree. Los niños jugaban y tal vez fueron un poco bruscos pero están aprendiendo a controlar su fuerza. Por favor, no le haga nada… se lo pido…
Sesshomaru la seguía ignorando, tenía un pergamino entre sus manos y estaba concentrado leyéndolo por lo que la mirada de súplica de la mujer ya no era rival para su frialdad. Ella se enojó un poco y decidió en apoyar su mano sobre el antebrazo del demonio….
-Amo…no me ignore…-La voz de rin era como un susurro suave, la que empleo fue de súplica y pedido. A ella le dolía cuando el albino le ignoraba, cuando le cerraba la única puerta en que podía comunicarse con él y ahora pareciera que no quisiera verla más.
El lord dirigió su mirada una vez más hacia ella, la vio directo a los ojos y aunque estaba molesto con ella por su insolencia permitió que ella continuara hablando pero ella se acallo. Llego a balbucear unas palabras pero no fueron suficientes para el albino porque la respuesta carecía la explicación que él quería escuchar.
-Amo… yo….
Definitivamente, ella se había quedado sin palabras. Solo el murmullo del viento era audible en ese momento y por un instante el demonio se permitió que su mirada sea un poco más blanda para que su protegida pudiera explicarse sin miedo.
Ella observo este sutil cambio, lo noto y su respiración se tornó un poco pausada. Quería hablarle y continuar con la discusión pero su corazón no se lo permitía, su propio cuerpo no se lo permitía. No lo había notado pero estaba demasiado cerca de él, tan cerca que nunca había llegado demasiado lejos con el demonio y ninguno que ella recordara hubiera salido con vida una vez que su hubiera atrevido a acercarse tanto a él como ella estaba en ese momento.
Rin pensó en todas la posibilidades en que podría salir con vida de esa situación pero algo la sorprendió y es que no estaba temblando de miedo, su mente decía que huyera de manera inmediata pero su cuerpo no reaccionaba. No tenía miedo cuando su mente decía que debía tenerlo, se estaba atreviendo a hacer demasiadas cosas en una sola noche y aun así no tenía miedo sino todo lo contrario. Había pensando en bajar su vista pero se retractó y miro directamente a los ojos del demonio que tenía delante de ella, sin ningún remordimiento.
Fue durante esa mirada que ambos compartían que hubo algo que cambio, el enojo del lord parecía que se desvanecía de apoco mientras que rin empezaba a confundirse por dentro. Entre ambos, se formó como una breve comunicación donde la discusión se dejó aparte y no hubo necesidad de palabras porque ambos compartían un mismo deseo. Rin en vez buscar explicaciones a ese nuevo sentimiento que surgía dentro de ella, solo se dedicó a mirarlo a los ojos de manera más calmada y su mente se fue silenciando de a poco. La confusión se desvaneció, la incomodidad del momento ya no persistía más y ahora solo quedaba la espera.
Ella empezó a nota a través de la mirada del demonio que un conflicto se empezaba a gestionar, como si quisiera hacer algo pero no podía o no quería y podía darse una idea de porque o la razón de ese conflicto. Así que opto por acercarse a el demonio primero, acerco su rostro de a poco que era impulsada por su propio corazón al querer comprobar si era verdad lo que pensaba, al querer ver si su propio instinto no le fallaba. La cercanía era la suficiente como para que su corazón le martillara en el oído, ensordeciendo el sonido del viento y el ruido de la fogata en medio del despacho.
El demonio en vez de alejarse o rechazarla, dejo el pergamino en la mesa y tomo su cintura con una sola mano para acercarla a él. Rompió la distancia y acabo con la espera de rin uniendo sus labios con los de ella, fundiéndose en un beso lento pero con sensaciones de que ese beso era uno que ambos ansiaban. Un leve contacto donde la mujer podía sentir como la piel de su cuerpo se erizaba y su corazón estallaba en un sentimiento totalmente desconocido para ella mientras que para el demonio era algo totalmente nuevo pero se descubrió así mismo que de cierta forma lo disfrutaba.
Rin se dejó manipular por lo que dictaba su corazón, coloco su mano en la mejilla del demonio y arqueo la espalda al verse siendo atraída aún más hacia el demonio por la mano que estaba ejerciendo presión en su cintura. El beso empezó a tomar otro carácter cuando de lento pasó a ser un poco efusivo, la humana podía sentir de a poco como la presión en sus labios iba un poco en aumento y como lentamente la suavidad del inicio iba desapareciendo. Los constantes roces de los colmillos del demonio hicieron un pequeño corte en los labios carnosos de rin pero al parecer a ninguno le importo y todo pareció dar un salto cuando la humana abrió su boca y el demonio lo entendió como una invitación a profundizar el beso cuando la realidad era que buscaba un poco de aire.
Ella había retirado su mano de la mejilla pero el demonio con su otra mano tomo la nuca de rin, ella se asustó un poco al inicio pero luego se dejó llevar cuando empezó a disfrutar del beso que no era para nada igual al que habían iniciado. Ambos estaban profundizando en ese beso donde el demonio saboreaba y disfrutaba con su lengua de por medio junto a la de rin. Ella trataba de seguirlo al mismo nivel pero su tropezaba a veces interfería y tenían que reiniciar el beso o hacer una leve pausa donde rin aprovechaba para respirar. Todo se transformaba en un momento en que los dos se veían envueltos en un beso intenso y nada más importaba, ni el trabajo pendiente ni el demonio que llamaba en la puerta del despacho.
Sesshomaru decidió cortar el beso bruscamente y rin pudo notar como había surgido un leve gruñido de enfado desde la garganta del demonio, la insistencia de la persona que estaba en la puerta ya le era bastante molesto pero tenía una idea del porqué.
En cambio, ella estaba muy sonrojada y respiraba agitada mientras miraba hacia abajo. No estaba avergonzada porque lo había disfrutado y demasiado para su gusto pero no podía creerse que se hubiera animado a tanto. Ahora, se encontraba en un estado de ensoñación, entre que no se creía lo que acaba de suceder y lo que realmente había sucedido pero todo fue interrumpido por una nueva orden de su amo.
-Rin, retírate.
Ella vio que el demonio de nuevo estaba enfocado en su trabajo, retomando el pergamino que había dejado de lado como dos veces seguidas y ella solo asintió antes de levantarse para luego hacerle una reverencia.
Rin se dirigió a la puerta pero antes de abrirla, escucho como el demonio le comunico su decisión al respecto de los niños.
-Mi orden es que vuelvas por lo que respetare tu pedido.
Ella se había quedado estática frente a la puerta y sonrió ampliamente antes de abrirla, dejando pasar al general que traía nuevos papeles."
Rin despertó sobresaltada, se sentó de golpe en el futon mientras varias lágrimas recorrían sus mejillas y que iban cayendo hacia las mantas. Llevo las yemas de sus dedos en los labios y trataba de tranquilizar su corazón que estaba latiendo muy rápido ante el recuerdo convertido en un sueño, le dolía demasiado el tener que recordar su pasado y no quería tener otro sueño como ese porque quería olvidarlo.
Sentía el inicio de su cabello húmedo, sus orejas también húmedas por lo que dedujo que estuvo llorando mientras dormía y decidió abrir los ojos para levantarse e irse rápido de ahí pero se encontró que todo estaba oscuro, ya era de noche y agradeció que no hubiera nadie con ella para no tener que dar explicaciones a nadie.
Rin se levantó, corriendo las mantas hacia un costado y fue tanteando su alrededor que con suerte fue sin llevarse nada por delante. Pudo correr la tela que aun servía como puerta y vio que no había nadie, era el momento de irse por lo que aprovecho la distracción de sus amigos para finalmente empezar a irse. En silencio y en medio de la oscuridad, rin se fue de la cabaña para no querer volver más.
