-¡RIN SE FUE!-Grito kagome muy preocupada cuando estaba saliendo de la cabaña luego de haber entrado para atenderla una vez más.
-¡Ahg, te dije que debías dejar a alguien más en este lugar para vigilarla!-Inuyasha que ya estaba con los brazos cruzados, molesto e irritado por la situación. Estaba a pocos metros y enfrente de kagome, reprochándole por su decisión en distribuir las tareas entre todos para que sea rápido y la ausencia sea breve.
Todos habian acordado en que algunos irian a conseguir peces en el lago como cena para la noche, otros por leña mientras que uno solo por más tela en la aldea donde que habían sido echados. Necesitaban muchas provisiones para estar tranquilos en la cabaña mientras rin seguía durmiendo, esperarían al amanecer para irse e ir detrás del nuevo enemigo pero no esperaban que rin se despertara y se fuera.
-¡pero si hachi dijo que podía quedarse con ella!- dijo kagome en modo de defensa mientras el hibrido ya se encontraba olfateando disimuladamente el aire en busca del mencionado hasta que inuyasha cerró los ojos con fuerza y los abrió con furia para girarse sobre si, mirando rápidamente hacia los alrededores donde la vegetación era abundante.
-¡¿hachi en donde diablos estas?! TE DORMISTES ¡¿verdad?!-Dijo inuyasha mientras buscaba con la mirada.
El mapache se había fugado luego de percatarse de la ausencia de rin y no se iba a quedar para ser la victima de miroku o de inuyasha.
-Hachi, te prometo que no te voy a descuartizar.- Dijo inuyasha mientras comenzaba a acercarse a los arbustos y empezaba a buscar entre en medio de la vegetacion con la típica vos que se usa antes de que te masacren por una travesura. El seguía hablando con ese tono de voz para ver si el mapache aparecía pero cuando vio que no había respuesta, su cólera estallo.- ¡SOLO VOY A PRENDERTE FUEGO Y COLGARTE COMO ESTANDARTE EN LA ENTRADA DE LA ALDEA! ¡HACHI, APARECE AHORA MISMO!
-Inuyasha, calma.- decía kagome aun parada en la puerta de la cabaña mirando como el hibrido se había enfocado en hacer a hachi su víctima.
-¡agh!-Dijo inuyasha totalmente enojado mientras sacudía con fuerza los arbustos y se abría paso entre las ramas- ¡Voy a matar a ese mapache!
Mientras al hibrido transformaba su búsqueda en una cacería, por el sendero venían caminando miroku con sango. Habían ido a buscar tela como leña para pasar la noche en la cabaña pero se frenaron al ver el espectáculo que se desarrollaba desde la cercanía, miroku fue el primero que se lamentó por el destino que le deparaba su amigo y suspiro amargamente.
-Este mapache…-dijo miroku.
-Creo que inuyasha se lo va a comer vivo….-dijo sango al ver al hibrido muy concentrado en su búsqueda.
-Vallamos a ver que ha sucedido…-Dijo miroku mientras caminaba hacia donde estaba kagome con sango por detrás.
La sacerdotisa se estaba empezando a enojar con inuyasha que la ignoraba ante sus peticiones de que se calmara pero cambio su enojo por alegría cuando vio que sus amigos habían vuelto, les dedico una sonrisa a ambos y se sorprendió por la cantidad de provisiones que habían traído en las canastas que aun colgaban en sus espaldas.
-Señorita kagome ¿Qué sucedió?-pregunto miroku.
-Es que rin se marchó, no sabemos a dónde se fue y se suponía que hachi se iba a quedar a vigilar pero al parecer se quedó dormido y huyo.-Kagome suspiro de resignación.
-Con que eso sucedió.-Dijo miroku.
-Kagome, kirara se había quedado con hachi.-menciono sango.- ¿Dónde está ella?
-Es cierto pero no la vimos cuando llegamos.-dijo kagome
-Estoy seguro que debe estar con rin sino en caso contrario estaría con nosotros en estos momentos.-Sentencio miroku.
-¿Usted cree que esta con ella? -Sango estaba un poco preocupada.
-En realidad, no estoy seguro pero dudo que este en otro sitio.-dijo miroku no muy convencido.
-Supongo que estarán bien.-Dijo kagome en voz baja, miro hacia el suelo pensando en que ellas estarán bien.-Deberíamos ir a buscarlos.
-Si pero primero debemos tranquilizar a inuyasha.-dijo sango al ver que el hibrido había empezado a destruir el lugar, abriéndose camino entre los arboles por si hachi se ocultaba o no en las copas de los árboles.
-¡HACHI, NO TE ESCONDAS COBARDE!
-Agh, siempre es lo mismo. –Dijo kagome frustrada.
-Señorita kagome, ¿Podría?-Dijo miroku.
-¡Inuyasha! – grito kagome para llamar su atención.
-¡¿Qué quieres mujer, no ves que estoy cazando a un mapache?!- respondio inuyasha de una manera que molesto kagome.
- Ay, no.- dijo sango al saber lo que se avecinaba.
Kagome miro de manera asesina a su esposo, apretó los puños y tomo el suficiente el aire como para hacerlo sentar derechito hacia el suelo.
-¡ABAJO!- grito hecha toda una furia haciendo que el hibrido cayera con fuerza contra al suelo, dejando un hueco en la tierra mientras el polvo se iba disipando en el aire.- ¡NO ME RESPONDAS ASI, ESTOY EMBARAZADA Y SABES QUE ME PONGO SENSIBLE!
-Y aquí vamos.-dijo miroku mientras suspiraba al ver a su amigo desparramado en el suelo.-Sango ¿me acompañarías a buscar a kirara y a la señorita rin?
-Con gusto.- Dijo sango, mirando con miedo a su amiga y agradeciendo que tenían un motivo para salir de ese lugar.
Ambos se retiraron con la intensión de dejarlos solos aunque la intención era huir de la ira de kagome, sabían que una vez que empezaban no había forma de calmarlos y siempre termina con inuyasha en el suelo y kagome yéndose del lugar.
-¡pero kagome!- dijo inuyasha adolorido mientras se levantaba del suelo
-¡Quiero que me dejes de gritar y abajo!- arremetía kagome contra inuyasha.
-¡AGH!- De nuevo el hibrido terminaba en el suelo mientras el agujero se agrandaba un poco más.
-¡POR TU CULPA ESTAMOS AQUÍ! ¡ABAJO! ¡POR TU CULPA ES QUE LOS ALDEANOS ESTAN ENOJADOS CON NOSOTROS! ¡ABAJO! Y POR... ¡agh!..-Iba a seguir arremetiendo contra el hibrido pero un dolor punzante se hizo presente en su vientre que hizo que su mano fuera directo al sitio en que se desencadeno-... ¡eres un idiota, inuyasha!- Su enojo iba en incremento pero se calmó de manera inmediata al sentir el dolor, suspiro y en un segundo su furia se dispersó para transformarse en antojo. Cuando el dolor se desvaneció, fue a abrir la bolsa que se había traído para sacar una fruta. Realmente tenía ganas de comer algo dulce pero también tenía ganas de estrangular a su marido por las tonterías que hacía.
Inuyasha no había notado este cambio, se concentró en tratar de levantarse pero tantos abajos lo había hundido en la tierra y gruño, realmente iba a estrangular a hachi después de esto.
-¿en dónde estoy?
Se preguntaba en voz alta mientras caminaba un poco más rápido entre en medio de varios árboles viejos, sabía que la estaban buscando y a estas alturas cualquier miembro del equipo podrían aparecer en cualquier dirección.
Sin embargo, antes de irse había tomado una de las mantas del futon donde estaba descansado y había elegido la más oscura para que la ayudara a pasar desapercibida. La manta oscura que llevaba puesta, le servía totalmente para estar cubierta y camuflarse mejor en la oscuridad. Pasaba como desapercibida ante las miradas de los humanos pero para los híbridos o demonios era presa fácil al ser detectada por su olor y condición humana… si es que aún lo era...
Rin no sabía en qué condiciones estaba, solo tenía vagos recuerdos en donde se encontraba caminando por un bosque inmenso y luego sus recuerdos se vuelven borrosos hasta el momento en que estaba corriendo debajo de la lluvia. Ahora que tenía tiempo para poder profundizar sobre lo sucedido, se percató que en ninguno momento se detuvo a pensar si era una marioneta, si su corazón aun latía o si era como kikyo… un cadáver andante…
Ella desde el momento en que sus pensamientos se centraron en identificar sobre lo que era, su caminar se fue ralentizando de apoco y sus sentidos se fueron ensordeciendo ante la idea.
Finalmente se detuvo y aunque estaba distraída, su atención se volvió a enfocar en el camino que había emprendido cuando unas luces que se iban aproximando entre los vegetales se encaminaban hacia su ubicación. Ella busco con su mirada a su alrededor un sitio donde ocultarse y termino ocultándose dentro de un viejo árbol hueco. Estuvo en silencio hasta que vio pasar a un grupo de humanos que sostenían enormes antorchas prendidas, escuchaba como los hombres se quejaban de los ataques incesantes de una inmensa bestia hecha de neblina que las armas atravesaban como si nada y como sus cosechas se perdían fácilmente.
Rin se quedó oculta por varios minutos en la espera de que ese grupo se alejara aún más, las luces de sus antorchas se alejaban cada vez más mientras la oscuridad de nuevo se cernía en el lugar y las voces ya eran murmullos alejados. Se alivió cuando ya no pudo verlos, salió de su escondite cuando el canto de los grillos era lo único que perturbaba el silencio nocturno y continúo su camino sin percatarse que kirara la seguía desde lejos.
La luna cada vez estaba en lo más alto del cielo, las horas pasaban y el cielo pasó de un azul oscuro a uno de un color un poco más claro. Supuso que pronto amanecería y que su disfraz ya no le serviría en una región que desconocía, había caminado durante horas sin un punto fijo solo con la mente enfocada en no cruzarse con nadie.
Por tan solo un momento, aprovecho el tronco de un árbol caído para sentarse y poder masajear un poco los pies y revisar si tenía heridas porque ya dudaba en que pudiera sentir el dolor aunque estaba segura que el cambio de temperatura lo podía sentir pero ¿un muerto sería capaz de imaginar el frio y el calor?
La imagen de kikyo se reflejaba en su mente todo el tiempo, pensó en todas las razones por la que ella estaba ahí sentada y respirando o tal vez era un reflejo donde su pecho subía y bajaba pero sus pulmones no se llenaban de aire. Tal vez, serviría comprobar que su corazón latía para tranquilizar su mente y las miles de dudas que empezaron a surgir por la primicia de "Estas fingiéndolo, es un recuerdo. Un acto de reflejo."
Rin se hizo una sola pregunta…
"¿Cómo sé que estoy viva?"
En ese tronco, sentada y sola sobrevino un viejo recuerdo donde siempre jaken la regañaba por retrasar el viaje debido a su cansancio. Imagino que tipo de regaño recibiría de su amigo por estar en ese lugar perdiendo el tiempo en cosas innecesarias, debía salir de ese bosque y encontrar un sitio alejado de todos para aclarar su situación. No pondría en riesgo a aquellos que ella amaba, no iba a permitir ser una herramienta para matar a personas inocentes y de alguna forma ser ella la responsable de que sus amigos terminaran lastimándose.
Si se tenía que quedarse sola por el resto de sus días, lo haría con tal de que todos estuvieran a salvo pero ¿Por cuánto tiempo soportaría esa soledad?
En este punto, sus ojos marrones se empezaron a aguar mientras varias lágrimas empezaron a caer en una carrera desenfrenada y recorrerían sus pálidas mejillas. Por instinto, se cubrió la boca con la mano y mordió el borde de sus dedos para no gritar. Sus recuerdos se empezaron a agolpar en su mente, se acumulaban rápidamente y venían acompañados con cada sentimiento vivido.
Cerró sus ojos, apretó sus parpados y sin desearlo comenzó a emitir un leve sonido. Estaba llorando en medio de un lugar desconocido, sola por decisión propia para proteger a aquellos que ella aún más amaba. Un nudo se intensifico en su garganta que casi no podía respirar o eso pensaba, con su otra mano se tocó el cuello al sentir la molestia pero no había dolor y eso empeoro toda la situación.
-No quiero estar sola. No quiero este silencio, odio este silencio. No quiero estar aquí.
Se dijo a si misma aunque decidió estarlo, trato de tranquilizarse para no caer en una crisis pero se acallo de repente cuando oyó el ruido de unos pasos acercarse. Abrió los ojos rápidamente, se limpió el rostro con la manta y se fue a ocultar entre los arbusto pero era demasiado tarde por qué sintió como una mano fuerte la habían agarrado del brazo.
Kirara que aún se encontraba oculta, salió en su defensa con su forma demoniaca y se interpuso. Dos demonios con armaduras se habían hecho presentes, la gatita se colocó delante del segundo demonio armado mientras amenazaba con gruñidos al que tenía agarrado a rin.
Ella tiro con fuerza para soltarse del agarre del demonio que apenas podía identificar y luego miro a kirara.
-¡kirara! -dijo incrédula rin al verla en la escena, no se había percatado de su presencia hasta ese momento pero ahora todo se resumía en taparse el rostro con la manta negra al ver que no podía zafar.
-Oye, es una humana.-Dijo el demonio que la sostenía y la agarraba con fuerza.
-Ho valla, al parecer no estaba sola.-Dijo el segundo demonio que miraba a kirara con cierta burla.
-¡Suéltame! -rin trataba de zafarse del agarre aunque sabía que era imposible.
Fue en este momento en que kirara decidió atacar al demonio que la tenía sujetada fuertemente pero el segundo demonio abrió su boca y soltó una neblina tan espesa que contenía un veneno que paralizaba cualquier cuerpo.
Kirara sin querer lo había respirado, cada musculo de su cuerpo se empezaba a atrofiar y no podía mover más su cuerpo aunque trataba de hacerlo. Finalmente había caído al suelo, quedando inconsciente mientras perdía su transformación y rin que miraba la escena con mucha preocupación por la gatita quiso ir a ayudarla pero el demonio la sujetaba con más fuerza.
-¡KIRARA!- grito rin al verla inconsciente.- ¡Déjenla en paz, ya me tienen. Por favor, no le hagan daño!
-Oye, también hay que llevárnosla. Nuestro amo querrá explicaciones.-Menciono el hecho el demonio que aún no soltaba a rin del brazo.
El segundo demonio asintió y se acercó a kirara pero rin reacciono, saco uno de los amuletos sagrados que le había quitado a miroku antes de irse para incrustárselo en el brazo al demonio y asi terminar siendo liberada mientras el brazo del demonio empezaba a arder.
-¡MALDITA!-grito el demonio, soltándola de inmediato y sujetándose el brazo que se estaba quemando por el pergamino incrustado mientras su compañero se reía.
Rin aprovecho para correr a proteger a kirara pero ya el segundo demonio la había agarrado del cuello rápidamente, la levanto del suelo dejando sus pies en el aire mientras su risa se desvanecía pero su sonrisa perduraba.
-Oye, humana. Eres divertida…-Dijo mientras apretaba el cuello de rin.
-Su…el…-Apenas rin podía hablar, apenas podía respirar y trataba de pelear dando patadas al demonio con todas sus fuerzas.
-¡AGH, no la mates!- dijo el demonio adolorido con el brazo totalmente quemado.
-Bien pero primero…-Sonrió y extendió su mano con la intensión de quitar la capa improvisada.
-¡NO! -Rin grito como pudo en ese momento, el terror la invadía y forcejeo aún más.
El demonio que la tenía agarrada en el cuello descubrió su rostro y rápidamente su sonrisa se borró, se tornó seria… demasiado seria…
Ambos demonios se callaron al verla, rin supo en ese momento que la habían reconocido y cerró los ojos esperando su nuevo final que nunca llego.
-Imposible.- dijo el que la sostenía mientras su agarre se había aflojado permitiendo a rin respirar casi normal.
-¿Sera un demonio cambiante?
-No lo creo, huele como humana.
-Por favor…-Dijo rin mientras tocio e imploraba que la soltaran con sus manos alrededor de la muñeca del demonio.
-Insolente…-El demonio que la sostenía estaba por empezar a enfurecerse.- ¡¿Cómo TE ATREVES?!-La había sacudida de manera brusca.
-Déjenme.-Suplico rin.
Rin por un momento abrió los ojos y vio el demonio abrir su boca nuevamente pero antes de que pudiera hacer algo, eso sería lo último que vería antes de que todo se tornara oscuro.
Tan solo en tres días de estar reparando los daños ocasionados, ambos palacios empezaban a tomar sus antiguos diseños y estructuras. Iba dejando atrás las imágenes de cenizas y destrucción, tornándose en estructuras imponentes que habían sido antes de las duras batallas entre ambas tierras.
El general kuta que supervisaba el avance y quien mantenía el orden entre ambas tierras, vigilaba cada movimiento producido por los esclavos como también por los nuevos sirvientes del oeste. Organizaba cada viaje que se iba a realizar de un palacio a otro, que materiales y que objetos iban a perdurar. Nada pasaba fuera de su vigilancia, sabía que sucedía en cada momento y su deber era la tarea más importante que debía realizar en el día.
Kuta sabía que debía apresurar los trabajos de reparación pero un informe realizado desde el palacio del oeste le hizo dudar y hasta temblar un poco el suelo que pisaba, sabía que no podía tomar esa decisión por sí mismo. Ahora, caminaba medio apresurado por los pasillos del palacio del sur mientras los esclavos colocaban la fina madera antes de que iniciaría el proceso de embellecer las paredes con hermosas pinturas de paisajes de Japón. Algunos hacían reverencia ante el general y otros solos frenaban con miedo, mirándolo pasar mientras se preguntaban quien será al próximo en desaparecer pero se aliviaban cuando se alejaba cada vez más.
El sonido de los pasos del general kuta retumbaba por todo el pasillo y la madera recién restaurada iba rechinando con el peso del demonio, solo cuando casi iba llegando a los vacíos aposentos donde se alojaba a descansar el ex lord del sur fue cuando sus pasos disminuyeron su velocidad para poder presentarse ante el albino.
Kuta se arregló un poco su vestimenta y freno su pasos totalmente para poder dar aviso de su presencia enfrente de la inmensa puerta, había tomado el valor de levantar su brazo para golpear suavemente la madera pero la voz de sesshomaru resonó del otro lado.
-Adelante.
El general deslizo la puerta e ingreso al recinto vacío para luego hacer una reverencia al albino que ni siquiera le estaba prestando atención, no sabía cómo iniciar la pregunta por lo que inicio por lo más evidente.
-MI señor, surgieron unos rebeldes y necesito su…-No pudo terminar de explicarle que ya había sido interrumpido por la orden de su amo.
-Quémalos vivos en las puertas de este palacio y distribuye sus restos a las aldeas cercanas que sirvan a este palacio.
-Enseguida, amo.
Iba a continuar pero el miedo a las represalias provoco un nudo en su garganta difícil de deshacer, quería llegar al asunto más importante pero en vez hablar se quedó en silencio por un rato y finalmente decidió levantar un poco la mirada del suelo para tratar de verlo. Kuta se sorprendió al verlo parado enfrente la ventana y mirando en dirección a sus tierras que se encontraba muy lejos de donde realmente se encontraba, noto que su mirada no era la misma que había conocido y hallo algo de nostalgia en los ojos dorados del demonio. Se asombró que por un instante esa frialdad y mirada de asesino había desaparecido, como si estuviera profundamente recordando algo. Kuta no sabía si hablar o no, acallar o irse rápidamente pero el albino hablo finalmente.
-Si tienes algo que decirme, hazlo de una vez.-Había cierto tipo de amenaza en su tono de voz.
-Disculpe, amo. Hay un problema en el palacio del oeste que necesita de su atención.
-Habla.
-La reconstrucción del palacio está marchando como usted lo indico, las restauraciones va a mayor velocidad y el diseño…
-Ve directo al punto.-Se empezaba a impacientar.
Kuta trago fuerte y el albino lo noto.
El general de manera inmediata bajo su mirada al suelo cuando el demonio lo miro directo a los ojos, había llamado su atención por completo y era cuestión de tiempo que su cabeza rodara por el suelo.
-Enseguida, amo.- Finalmente tomo el valor para decirlo.- Encontramos unos aposentos destruidos que al parecer fueron adaptados para un humano, los diseños quedaron plasmados en los papeles de remodelación hechos por el anterior arquitecto. El marco estos cambios radicales que sufrió esa habitación en particular y luego vimos que se repite en varias habitaciones más.-Tomo un poco de aire, realmente estaba temiendo por su vida.-Perdón por mi insolencia pero ¿Usted tenia a un humano como esclavo? Le hago esta pregunta porque necesitamos saber si usted desea que estas modificaciones perduren o no dentro del palacio.
Desde la pregunta a la respuesta hubo varios minutos de silencio, como si el albino analizara si hacer perdurar la habitación que ella había ocupado o no. Si deshacerse de ese cuarto para siempre o no pero para él era como algo maligno para el palacio por lo que entrecerró los ojos y frunció la mirada como si realmente le estuviera doliendo la decisión que estaba tomando.
-No.- Sonando bastante grave su voz.- Se hará como el plano original, omitan esa habitación y no deseo otra habitación en ese sitio. Hagan como si jamás hubiera existido.
Kuta se asombró, no sabía que decir por lo que solo asintió.
-Como lo desee, mi amo.
