Rin iba a decir algo más pero no pudo, no le permitían hablar y lo único que podía hacer era mantener la mirada en el suelo mientras su tristeza era evidente.

Estando ahí arrodillada en medio del despacho y con una espada en su cuello perteneciente del guardia que la había escoltado hacia unos momentos atrás, provocaban que sus deseos de irse se intensificaran. Ambos demonios que ella conocía bien desde su antigua vida la estaban indagando, la observaban en detalle y la examinaban para sacar sus propias conclusiones.

-Un demonio cambiante no se tomaría las molestias de tomar la forma de una humana que ha fallecido, no le serviría de nada.- Dijo hiroto al ver a rin.

-¿Dices que es ella?- le pregunto el lord del Este estando sentado en frente de la mesa de trabajo, observando cada movimiento que hacia rin.

-No, solo digo que no tiene sentido.- respondio hiroto al lord sin quitarle la vista a rin.

-Tiene sentido si se trata de la favorita de sesshomaru. ¿Crees que la niña realmente la haya revivido?

-Creo que la están usando como siempre pero de una manera diferente.

Hiroto estaba muy serio, caminaba alrededor de ella y finalmente se quedó de pie en frente de ella como esperando que algo sucediera con su típica pose de brazos cruzados.

-Entonces, ¿Me estás diciendo que realmente es ella?- la insistencia de la pregunta sonaba un poco irritado por parte del lord del Este, hacia un buen rato que estaba preguntándole a hiroto si era o no era pero lo único que recibía eran especulaciones.

-Como le dije hace unos momentos, no estoy confirmando nada pero no deberíamos molestar a mi amo y menos a irasue con esto. Ni siquiera tenemos pruebas o algo que nos diga que sea o no ella.

-Hiroto, tú has servido por varios años al lord del oeste y haz visto a esta humana.

-Lo sé pero creo que deberíamos darle tiempo, si fuera un cambiante ya hubiera perdido su forma y estaríamos viendo al verdadero demonio detrás de ese rostro pero no fue así. Temo que si decidiéramos matarla, sería una decisión precipitada que luego ambos vamos a lamentar.

- Si me haces perder el tiempo, me asegurare de que tu amo te decapite.- Dijo el lord en forma amenazante.

-Al contrario, me aseguro de que no cometer algún error y mi instinto dice que hay algo detrás de todo esto.-

Hiroto finalmente dejo de mirar a rin para mirar directamente a los ojos del lord, dándose la vuelta y dejando de tener los brazos cruzados.

-Mi lord, le sugeriría atrasar la audiencia y esperar que la situación se calme. Las tierras del sur están atrayendo problemas a sus invasores por lo que las cosas están delicadas en estos momentos, no es momento de alterar a nuestro amo y estoy seguro de que llevar esta noticia no será beneficioso.

-La audiencia se hará, es primordial someter a nuestros enemigos y especialmente a esa niña que tantos problemas nos ha traído. Es una verdadera desgracia para nuestros tiempos tener tantos enfrentamientos en pocas semanas…

-¿y que desea hacer?

-Supongo que no me queda otra opción que dejarla con vida –el lord se había levantado de su asiento y dado la señal de que el guardia retirara la espada de su garganta.

El guardia solo hizo una reverencia y enfundo la espada pero en ningún momento soltó a rin, la mantenía firmemente arrodillada contra el suelo.

-Llévenla al subsuelo y enciérrenla en una de las habitaciones para los prisioneros hasta que aclaremos la situación con ella…-ordeno el lord mientras el guardia puso en pie a rin que se encontraba adolorida por el tiempo que llevaba arrodillada.

La humana pensó que las cosas acabarían con su libertad pero cuando oyó la orden del lord, quiso forcejear con el guardia y quebranto la orden de guardar silencio.

-NO, ESPERE…-dijo rin en voz alta.

-Silencio mujer, no se te ha permitido hablar y si quieres perdurar en este palacio es mejor que guardes tus excusas.-hablo hiroto en modo muy demandante.

-Llévensela, ahora.-Ordeno el lord.

- Enseguida, mi señor- Dijo el guardia para luego sujetar a la mujer del brazo y fue sacándola con cierta violencia del despacho, arrastrándola mientras esta protestaba.

-NO, USTED NO ENTIENDE.-gritaba rin mientras era jalada hacia los pasillos hasta desaparecer de la vista del lord del Este.

-insolente.-dijo hiroto cuando la mujer se marchó pero se quedó mirando la puerta por donde salió porque algo realmente le estaba molestando y no sabía que era.

-Hiroto.

El mencionado de manera inmediata dejo de mirar la puerta y reverencio al lord que estaba mirándolo, dirigiendo toda su atención al imponente demonio que gobernaba esas tierras.

-¿Qué desea, mi lord?

-¿Sesshomaru ya ha llegado al palacio?

-Ha llegado su sirviente Jaken con los pergaminos que usted pidió, no debe tardar en llegar mi amo.- Dijo hiroto.

-Bien.

Hiroto se hizo a un lado y con la mirada en el suelo en señal de respeto, noto como el lord del Este se marchaba del despacho hacia el salón donde siempre recibía al albino. Hiroto pensaba en ir a aprovechar la oportunidad de la audiencia para interrogar a la humana, necesitaba pruebas fieles de que no era un engaño y de que era real. Solo necesitaba comprobarlo y en cuanto el lord del Este se alejó más del despacho, fue rápidamente a la dirección por donde había ido el guardia con la humana siendo arrastrada.


-¡Con permisito!- gritaba jaken a las sirvientas de las tierras del Este al traer tantos pergaminos en sus brazos que apenas veía por donde caminaba, iba tan apurado como podía entre los inmensos pasillos que casi tropieza con una de ellas. Hasta que oyó como una bandeja había caído al suelo, el ruido de la cerámica haciéndose añicos y como la mujer demonio tomaba aire para maldecirlo de arriba hasta abajo que se pudo apreciar en todo el pasillo.

-¡Jaken, juro que voy a matarte!- Se oía a una sirvienta pelirroja gritar desde las puertas de la cocina principal pero el demonio verde en ningún momento se detuvo.

-¡Mas tarde será, insolente!- Le respondió jaken que ya desaparecía al doblar a la derecha para dirigirse al salón, frenándose de vez en cuando para recoger los pergaminos que se le caían al suelo.

-Oye, jaken.- Dijo uno de los guardias que lo vio pasar, bastante animado por la situación.

-¡AHORA NO! –Le grito jaken al guardia.

-Pero por ahí, no es.-Se ría un poco el guardia- tomaste otro camino ¿acaso tu olfato te está fallando?- se ría un poco más.

Jaken se frenó bruscamente y con todos esos pergaminos encima se fue a encarar al guardia.

-¡Y PORQUE NO ME AVISAS, BRUTO! – el demonio verde rápidamente retomo su marcha por otro camino.

-Eso te pasa por dejar todo a último momento.- Dijo el guardia que se reía un poco por lo atareado que se veía a jaken, viéndolo alejarse del sitio pero su sonrisa y su diversión se acabó al sentir el olor de una humana. -¿Qué demonios hace una humana aquí?- dijo en voz baja.

En el salón, todo estaba preparado. El sake ya estaba servido para que ambos señores se sentaran a discutir durante la audiencia sobre las decisiones que tomaran en respuesta a los cambios tan radicales de las últimas semanas, los pergaminos de las cuatros tierras estaban abiertos y dispersos en la mesa pero solo faltaban los que jaken traía en sus manos. En ese momento, las puertas se abrieron de manera abrupta y jaken corría para dejar esos papeles en la mesa.

-Sino me muero hoy, me muero mañana.- dijo cansado mientras se dispuso abrir uno por uno hasta que en uno particular desvió su atención.

Había olvidado por completo la existencia del pergamino que tenía entre sus garras, su tinta parecía fresca y su caligrafía medio torpe pero era legible. Aunque su papel se encontraba corrugado, desgastado y un poco amarillento.

"Flashback:

-Señor jaken, le he dicho que he aprendido a escribir.-dijo rin, media divertida al estar molestando al sapo que ella tanto quería.

-Niña tonta ¡Son papeles importantes para el amo!

-Pero señor jaken, no debería enojarse así porque se va a arrugar mucho más que una pasa de uva.

-¡AGH, haz lo que quieras, rin! ¡Pero deja de molestarme!- dijo jaken mientras trataba de escribir.

-¡¿En serio?!-Rin se había emocionado.- ¿Me dejara transcribir el pergamino?

-Si, si, si.- Dijo jaken que estaba por incendiar el papel que estaba escribiendo al haberse dado cuenta que se había equivocado de palabra durante el escrito y que debía empezar de nuevo.

Rin fue rápidamente por papel y una pluma con la tinta, se sentó a lado de jaken cuando consiguió lo que necesitaba para empezar a escribir pero se percató que no sabía que tenía que hacer.

-etttoo…-con la pluma en mano y enfrente del papel en blanco.- ¿Qué debo hacer?

-¡Si serás bruta! Solo transcribe la orden del amo en esa otra hoja para guardar la copia y ya.- dijo jaken mientras escribía nuevamente en otra hoja.

-Está bien, señor jaken pero…

-¡¿AHORA QUE QUIERES?!- grito jaken y había dejado de escribir para mirar con enojo a rin.

-Acaba de escribir nuestro conversación.- rin se contenía para no reír fuerte.

Jaken miro rápidamente lo que había escrito y toda la conversación de ellos dos estaba plasmado en el papel mezclado con lo que realmente estaba escribiendo.

-¡AAAH!- jaken grito y sus ojos se volvieron en blanco mientras se desplomaba hacia atrás para caer al suelo con la risa de rin de fondo.

-Señor jaken, ¿se encuentra bien?-Trataba de hablar en vez de reír pero le era imposible.

Fin del flashback"

-Sí, estoy bien… rin…-El pergamino que tenía en manos se había manchado por una lagrima que jaken no pudo evitar no derramar, enrollo el pergamino entre sus manos y pensaba en como había pasado el tiempo para ellos dos. El demonio verde tenía planeado sacar ese pergamino de ahí y guardarlo como si fuera un tesoro, ese destino iba a ser mejor que el de incinerarlo. Estaba seguro que su amo lo mandaría a destruir y no podía culparlo, sabía perfectamente por lo que estaba atravesando y entendía su accionar debido a la naturaleza de su amo.

Lo estaba por guardar entre sus ropas cuando oyó la voz de su amo detrás de él.

-Jaken- Sesshomaru lo miraba seriamente.

-¡Amo bonito! –Se había sobresaltado, se giró rápidamente y le hizo una reverencia esperando que no viera el papel sobresalir de entre sus ropas.

-¿Qué ocultas?-Pregunto el albino fríamente a su sirviente que hizo que jaken levantara la vista y mirara directo a los ojos del demonio pero antes de que pudiera responder el lord del Este estaba ingresando al salón disculpándose por la tardanza.

-Lord sesshomaru, lamento mi tardanza- dijo mientras ingresaba al salón y tomaba posición en la mesa- Tuve que resolver un asunto importante pero podemos empezar ya.

Sesshomaru en ningún momento dejo de mirar a jaken pero decidió que era más importante atender esa audiencia que obligar a jaken a hablar, luego tendría tiempo por la tarde para hacerlo.

Jaken vio la oportunidad de irse y la tomo, rápidamente salió del salón mientras dejaba a que ambos señores empezaran con lo que tenían pendiente. Vio a su amo sentarse enfrente del Lord del Este con la mesa entre medio de ellos antes de que se cerraran las puertas mientras aun sostenía el pergamino de rin entre sus ropas para que no cayera al suelo. Vio como llegaban otros tipos de guardias a custodiar la entrada para que no hubiera ningún oyente inesperado y decidió que era el momento de guardar ese pergamino en un lugar seguro antes de que su amo descubriera de su existencia.

-te he salvado, rin.- Dijo jaken en voz baja mientras tomaba rumbo a su habitación asignada por los sirvientes.


-Dale, camina- dijo el guardia que jalaba a rin con más fuerza por los pasillos porque esta se negaba ir al subsuelo e iba dando pelea durante el trayecto.

-¡NO, SUELTAME!- Dijo rin mientras tironeaba y no le importaba que lastimara más su brazo, solo quería soltarse para poder irse y si fuera posible fuera del país.

-Sabes que no puedes contra mí, no entiendo porque luchas cuando sabes que no puedes soltarte- Dijo el guardia que caminaba con tranquilidad

-YO SI…-Rin se acallo y vio a hiroto un poco más adelante, parado en medio del pasillo en completo silencio mientras observaba a ambos.

El guardia se detuvo, confundido por el actuar de hiroto mientras fruncía el ceño.

-¿Deseas algo?- pregunto el guardia con la humana totalmente estática por detrás.

-Si, a ella.-Respondió amablemente.- Quiero hacerle unas preguntas.

-Tuviste la oportunidad de hacerlo en el despacho de mi amo, ahora no puedo desobedecerlo.

Hiroto sonrió un poco y trato de negociar con el guardia pero lo único que recibía era un rotundo no.

- no es mi intención que lo desobedezcas, solo quiero hacerle unas preguntas y permitiré que continúes tu camino.

-Hazlo delante de la celda.-El guardia no le gustaba la actitud que estaba tomando el demonio, su voz se tornó seria y había cierto enojo en su voz. Debía terminar con la tarea encomendada de su amo y hiroto tenía la intensión de interrumpir la orden dada.

-No estoy autorizado, nadie baja con excepción de aquellos que han sido autorizados por tu amo.

-Entonces, pídele que te de la maldita autorización y deja de hacerme perder el tiempo.-El guardia se estaba enojando, retomo su camino pasándole de lado a hitoro pero este sujeto con fuerza el otro brazo de rin para frenar a ambos haciendo que la humana se sobresaltara ante la sorpresa y sintió el tironeo en sentidos contrarios de ambos demonios que intentaban llevar a cabo los diferentes objetivos que tenían.

-Rin ¿Qué recuerdas de aquella noche?- pregunto hiroto a rin, mirando de manera contundente a los ojos.

-¿de qué noche hablas?- respondió rin sin saber de qué hablaba.

-Oye, no me obligues atacarte.- hablo el guardia al ver que hiroto no tenía intenciones de dejarlos ir.

Sin embargo, hiroto ignoro al guardia y también como este empezaba a agarrar el mango de su espada para que viera que hablaba en serio.

-La noche de tu muerte.- hiroto sabía que en cualquier momento el guardia lo iba a atacar por lo que se puso en guardia.

-No sé qué quieres que te diga.- Rin hablaba estando nerviosa, estaba en medio de dos demonios que se estaban amenazando entre ellos y sabía que ella recibiera el primer golpe si no salía de ahí.

-Lo que sea para no condenarte a estas tierras.-hiroto tenía su otra mano en su espalda con sus garras crecidas, su mirada seguía fija en rin pero su atención estaba en el guardia.

-Sueltala, hiroto.- dijo el guardia de manera muy amenazante.-ahora…

Rin sabía que se le estaba dando la oportunidad de decir algo que pudiera comprobar que era ella, debía elegir adecuadamente sus palabras y decidir qué era lo mejor para decir pero sus nervios la traicionaban. La tensión aumentaba entre esos demonios, el agarre de los dos era cada vez más posesivos y el dolor no tardó en hacerse presente.

-Todo es muy borroso, sé que era de noche y había una gran tormenta afuera. Yo estaba en mi habitación con mucho frio y creo que estaba en el futon o en los brazos de alguien, no lo sé…-rin respondía mientras se le quebraba la voz.

-¡SUFICIENTE!- El guardia tiro hacia atrás a rin haciendo que cayera al suelo y ataco de manera abrupta a hiroto que este se defendió con sus garras mientras que con la otra mano sacaba su espada.

Rin se vio envuelta en una pelea donde el guardia parecía ser más fuerte que hiroto pero no lo iba a averiguar, se percató que ambos la habían soltado y se levantó rápidamente para empezar a correr por el pasillo mientras ambos demonios luchaban entre sí.

Corría desenfrenada, casi tropezando por culpa del kimono pero poco le importaba ante tal oportunidad. Ella empezó a buscar referencias, algo que pudiera guiarla entre ese laberinto de pasillos y solo pudo reconocer algunas decoraciones del lugar. Rezaba que hubiera tomado el camino correcto, imploraba que no se hubiera equivocado y que esos dos demonios siguieran luchando como para distraer a los demás.

Podía oír el choque de sus espadas y algunos que otros gruñidos, como ciertos golpes. El ruido alerto a los demás sirvientes e guardias que merodeaban cerca y fueron apareciendo en el pasillo uno por uno para detener la pelea por temor a las represalias de los señores. Ellos iban ignorando a la humana que corría hacia la salida, ninguno la miraba o la detenían y vio que era su oportunidad de irse pero se frenó al ver que enfrente de ella se plantó una sirvienta de pelo rojo muy conocida por ella.

-¡¿Qué haces aquí?¡- grito la sirvienta totalmente enojada, dispuesta a cumplir con su deseo de cortarle la garganta.

Rin iba a hablar y reprocharle todo lo que le había hecho pero se detuvo cuando escucho una voz muy familiar detrás de ella haciendo que bajara la guardia enfrente de la sirvienta para luego darse la vuelta. Cuando vio su rostro, sus ojos se llenaron de lágrimas al no poder contenerse.

-¿r…r…rin?- Jaken la miraba como si estuviera viendo un muerto o un fantasma, estaba retomando su camino de nuevo al salón cuando escucho la pelea que se desarrollaba y la vio.

-Se..se..señor jaken…- Dijo su nombre con la voz quebrada y llorando.-Lo siento…

Jaken no pudo responder, solo había dado unos pasos hacia atrás por la impresión de verla ahí parada cuando varios días atrás había estado en su tumba llorando por su partida. Rin intento acercarse pero el retrocedió unos centímetros más, rin nunca había visto a jaken con tanto miedo y tan pálido.

Pero antes de verlo como se desplomaba y como caia inconsciente al suelo, jaken intento decir el nombre de su amo en forma de susurro aunque no era lo suficiente para que lo escuchara. Rin en cambio quiso ir a auxiliarlo pero un guardia la había agarrado del brazo nuevamente, un guardia que ella nunca había visto y que no tenía aspecto de ser compasivo con ella.

El guardia la levanto y la colgó en sus hombros mientras rin lloraba y luchaba para poder ir a auxiliar a su amigo que estaba en el suelo.

-¡NO, ESPERE! ¡EL SEÑOR JAKEN NECESITA DE MI AYUDA! ¡SEÑOR JAKEN!–grito.

Ni otro guardia y nadie que pasaba a su alrededor la iba a auxiliar. Pudo ver mientras era llevada en los hombros del demonio como unas sirvientas auxiliaban a jaken que aun seguía desplomado en el suelo. Lejos de tranquilizarla, se había puesto más nerviosa porque no sabría el estado en que se encontraba y antes de que el demonio que la llevaba bajara por unas escalaras a un piso totalmente desconocido, rin intento gritar una vez más el nombre de jaken.

Cuanto más se internaban dentro del palacio, los pasillos perdían su belleza y la poca iluminación hacían un efecto lúgubre a su alrededor. Rin lloraba en silencio, ya no le quedaban fuerza para luchar y vio como el demonio empezaba a bajar nuevamente por otras escaleras que dedujo que habían llegado al subsuelo.

Solo paso unos minutos mirando el suelo de piedra cuando levanto la mirada y vio la puerta de hierro con una pequeña ventana con barrotes, el guardia lo abrió y arrojo a rin en su interior para luego cerrar la puerta con seguro.

Rin en el suelo lloraba, no podía parar y por primera vez luego de muchos días de tratar de contenerse para ser una mujer fuerte dejaba que fluyeran esos sentimientos de tristeza hacia el exterior.