Con los ojos hinchados y el pelo totalmente desarreglado, rin yacía descansando en el suelo de su celda. Dormir y tratar de recuperar fuerzas era el plan para ella luego de pasar la peor noche de su vida en la plena oscuridad. El silencio que era lo único que le hacía compañía y que le inquietaba de sobre manera, iba a acabar cuando se despertara para ponerse a recitar diversas canciones que iría inventado con el paso de las horas. Su miedo al silencio aún estaba presente y aunque ella pudiera hacer algo al respecto con su voz, su miedo a la soledad era irremediable.
Cuando los primeros rayos del sol se empezaron a filtrarse, la poca luz comenzó a iluminar un poco el interior del sitio y con el paso de algunas horas el ruido del exterior se empezó a oír mientras la celda actuaba como resonancia. Los sirvientes que despertaban comenzaban a hacer sus tareas y aquellos que no dormían podían trabajar sin tener el cuidado de no hacer ruido.
Rin fue despertando de apoco, abriendo sus pesados parpados y durante su estadía de adormecimiento se fue sentando de a poco en el suelo rocoso para luego llevar las palmas de sus manos a sus blancas mejillas a quitar los restos que habían quedado de sus lágrimas. Estaba totalmente adormilada, adolorida y con el cuerpo entumecido. No entendía como hacían los demás prisioneros para dormir así aunque entendía que ninguno de ellos sería un humano común y corriente.
Cuando quito sus manos de las mejillas, miro por unos momentos sus palmas sucias y heridas. Se iba lamentándose del estado en que se encontraba, imaginando que tal vez lucia peor que sus manos. Luego, se limpió las manos con la falda de su kimono que ya poco le importaba conservar en buen estado cuando se le fue dado con la intención de acabar con su vida. Ahora, su plan era salir de ahí pero no sin antes averiguar su nueva situación.
Ahora que empezaba a filtrarse un poco más la luz del exterior y el sol entraba por la ventana con barrotes, pudo ver la construcción de las paredes de su celda. Las rocas apiladas y amontonadas una encima de otra eran las que formaban el cuarto de encierro, una puerta de madera era lo único que irrumpía esa construcción en una esquina. Ella se levantó y giro sobre si misma para buscar las posibilidades que tenia de escape, aunque solo significaba que una sola ventana con barrotes era su única posibilidad.
-Rin.-La humana se dio vuelta de manera inmediata detrás de ella al oír una voz muy familiar pero no había nadie, aun había rincones oscuros donde la luz no había llegado y el temor de que hubiera alguien mas con ella en aquel sitio se hizo mas que presente- Rin.- oyó nuevamente la voz pero en otro rincón de la celda como si proviniera de varios puntos diferentes del lugar.
-¡¿Quién eres?!- pregunto rin con miedo.
-Mi niña.-Ahora la voz era de alguien que ella reconocía fácilmente, una voz que iba retumbando por la celda y que rin buscaba con la mirada casi desesperada a su alrededor.
-¿Anciana kaede?
-Mi niña, ¿Qué haces aquí?
- ¿Dónde estás, porque no te veo?- pregunto rin que miraba a sus alrededores en busca de encontrarse con la mirada de quien fue su cuidadora por mucho tiempo.
-Estoy aquí.
Rin se giró para ver detrás de ella una vez mas y vio a kaede parada en la sombra de una esquina, viéndola. Su mirada tierna y dulce estaba fija en ella pero no se acercaba, solo la miraba como una madre a su hija cuando se reencuentran despues de un largo tiempo. Rin iba a lanzarse a abrazarla pero se contuvo y frunció el ceño cuando recordó en la situación en que se encontraba, las dudas la retuvieron y la hicieron retroceder un poco.
-¿Sucede algo malo, mi niña?- Pregunto kaede desde la sombra.
-¿Cómo llego usted aquí?- Rin la cuestiono y la miro seriamente.
-Buscándote, kagome me dijo que escapaste y supuse que estarías en algún palacio de estos demonios. Pensé que estabas muerta pero estas aquí, hablando conmigo.
-¿Y cómo es que estos demonios te dejaron pasar?
-No lo hicieron, por eso estoy aquí.
-Pero…- Sus sospechas se hicieron aún más fuertes.
-Mi niña, no te preocupes. Soy yo, vine a sacarte de aquí.- Vio como la anciana estiro su brazo y abría su mano para que la tomara pero jamás se acercó a la luz, se mantenía en la oscuridad sin razón aparente.
-No.-Dijo rin, convencida de que no era más que una trampa. Iba retrocediendo pero se mantenía bajo la luz del sol al ver que ella no salía de la oscuridad- No caeré de nuevo, emi.
Cuando dijo su nombre, el gruñido de un animal muy conocido por ella resonó por los pasillos y provoco que reaccionara haciendo que fuera directo a la puerta de la celda para gritar su nombre. Su corazón dio un vuelco de felicidad y tranquilidad, no estaba tan sola como parecía. Jalo de la puerta para tratar de abrirla aunque sabía que era inútil, quería irse de esa situación y huir al bosque donde nadie la encontraría.
-¡KIRARA!- Rin comenzó a golpear con sus puños la madera de la puerta que la mantenía cautiva y el animal respondía mientras se escuchaba que peleaba por liberarse.
-Mi niña, vine a sacarte de aquí. –Dijo la anciana kaede.
Rin que en ese momento le estaba dando la espalda, se volteo y la miro fijamente. Arrinconada contra la puerta, manteniendo su espalda en ese rincón mientras aprovechaba que aun el sol estaba de por medio.
-¡DEJAME EN PAZ!-Rin le grito mientras seguía oyendo los gruñidos de kirara.
-Por desgracia, no puedo hacerlo mi niña.
-¡YA BASTA! –Le gritaba nuevamente mientras nuevas lágrimas surgían de sus ojos.
La anciana no respondió y solo rio, una risa que provoco que le eriza la piel a rin y que haría temblar a cualquier ser vivo que la escuchara.
-¿Dónde está la anciana kaede?-Pregunto rin con la voz quebrada.
-En donde todos van a ir algún día pero por ahora solo me sirve a mí, como lo has hecho vos también.
-¡DEJALA EN PAZ! –Rin grito tanto como pudo mientras lloraba intensamente, su angustia y su dolor iba floreciendo con intensidad mientras permanecía contra la puerta.- ¡Si tanto deseas su alma, quédate con la mía pero déjala en paz!
En vez de recibir una respuesta, la luz del sol que entraba iba siendo interrumpida de apoco y noto como unas nubes empezaban a tapar el sol. Mientras que en una de las paredes se empezaba a generar un escrito en un idioma totalmente desconocido, garabatos fluorescentes que iban apareciendo sobre las viejas piedras y se iban grabando por si solos mientras iban generando un humo desconocido mezclado con el olor a acido. En cuestion de segundos habían cubierto toda la pared, empezando a quemar la superficie y haciendo que rin empezara a toser por el olor al intensificarse.
Rin finalmente se agacho y cubrió su nariz con la manga de su kimono, tocia fuertemente pero emi no se detuvo.
-Ahora, quiero ver que tanto harás para salvarte y salvar a los demás antes de que te arrastre conmigo al inframundo.
Cuando emi termino de pronunciar esas palabras, la pared exploto hacia el exterior haciendo que el suelo y la celda temblaran fuertemente. Ahora, ella era libre pero seguro iba a costarle algo más que su alma.
Entre las ruinas de aquella pared y las grietas de las paredes vecinas producidas por la explosión, un líquido negro empezó a brotar desde cada fisura que se había generado. Un líquido que se empezaba a arrastrar por el suelo hasta acumularse en el centro de la celda, amontonándose como si estuviera formando un nuevo ser. Rin aun con la nariz tapada veía como se iba formando, como más liquido espeso se iba acumulando y lentamente se fue levantando para mirar fijamente a emi que aún tenía la forma de la anciana kaede.
-Corre, mi pequeña. Antes de que mis perros te coman. – Emi reia pero rin no perdió el tiempo y salio de la celda por el inmenso agujero que emi había provocado, empezando a correr sin mirar atrás porque ya conocía este juego y ya lo había vivido mucho antes de que el equipo de inuyasha la encontraran.
(Momentos antes de la explosión)
-¡AMO BONITO!- Iba gritando jaken entre los inmensos pasillos mientras se dirigía a bajar apresuradamente por las escaleras hacia las puertas del palacio con la intención de llegar al albino antes de su partida del palacio del este. Iba tropezando con todo lo que se interponía en su camino e iba apurándose para llegar cuanto antes, ajetreado y nervioso bajo rápidamente en dos los escalones hasta pisar el último escalón donde vio el paso de un guardia que iba haciendo su típico recorrido. Jaken no dudo en ir por él, podía ser su oportunidad de saber la ubicación de su amo dentro de los muros o podía ser una pérdida de su tiempo pero no se quedaría con la duda.
El demonio verde iba detrás del guardia pero al ver que no lo podía alcanzar, opto por gritarle desde donde estaba para llamarle su atención.
-¡¿Oye, vistes al amo bonito?!- le grito jaken a la distancia para poder llamar su atención antes de que se alejara aún mas
El guardia se frenó y se giró para sonreírle a jaken que luego de presentarle el debido respeto al sirviente invitado de su amo, el guardia iba aguantándose la risa de la corrida desenfrenado de jaken.
-¿Oye, a donde vas con tanto apuro?- dijo el guardia que se acercó a jaken para ver que necesitaba de él, sabía que estaba siguiéndolo pero prefirió ver hasta donde podía llegar el demonio verde.
-¡Ahora no! -dijo jaken tratando de recuperar su aliento enfrente del guardia.-¿Vistes al amo sesshomaru?
-Él se fue hace unas horas ¿Por qué?
-¡¿qu… QUE?!-Dijo jaken que no podia creerse el hecho de que lo haya abandonado de nuevo en el palacio.
-Luego de dejarte en tu habitación, tratamos de despertarte pero…
-¡¿ a donde se fue?¡
-Por la dirección que tomo, creo que fue a su antiguo palacio.- El guardia lo miraba con curiosidad y las ganas de consultarle no faltaba. Los rumores de una humana como prisionera del amo del este habían recorrido cada rincón del palacio, los sirvientes mantenían en silencio ese rumor pero tarde o temprano iba a llegar a oídos del lord del oeste/sur pero solo era un rumor absurdo…¿No? - Oye, ¿Sucede algo?
-¡NADA QUE TE INCUMBA! –dijo jaken que estaba colérico y empezaba por reanudar su corrida hacia la salida del palacio para poder alcanzar a su amo.
-¡ESPERA!- dijo el guardia viendo que jaken iba a salir rápidamente.
-¿Es por esa falsa humana?- una voz femenina resonó por el sitio en que ambos se encontraban, era una de las sirvientas que había atendido a rin que iba acercándose con una canasta llena de telas viejas en sus manos. Ella caminaba por el pasillo con total tranquilidad, acercándose a donde estaban ellos con bastante curiosidad.
-¡HANA! ¡Se mi salvadora y dime que has visto a una humana!- dijo jaken con preocupación
-¿humana?- La pelirroja rio un momento.- No hay humanos aquí.- dijo deteniéndose enfrente del guardia y jaken.
-Con tantos demonios hambrientos en este palacio por la carne humana. – Se burló el guardia aunque el rumor era inquietante.
-¡No se burlen y díganme la verdad!- Jaken los amenazo a ambos, señalándolos a ambos como si pudiera cortarles las garganta con sus pequeñas garras.
-Jaken, no hay humanos en este palacio.- Dijo la sirvienta con total calma.
-¡¿Y lo que vi ayer que fue?!- Jaken estaba enojado porque no le decían la verdad, él estaba seguro que era ella.
-¿Ayer?- cuestiono el guardia.
-Ya entendí, te refieres al farsante.- Dijo la sirvienta animada.- Esa cosa no era un humano, lo sabríamos si fuera.
-¡Llévenme con ella!- jaken les ordeno de manera inmediata.
-Oye, tranquilo.- Dijo el guardia un poco molesto por el actuar de jaken.-Tu no estás en tus tierras, nuestro amo ordeno que nadie se le acercara hasta dictaminar que es esa cosa y no vamos a desobedecerlo.
-¡Entonces le diré al amo sesshomaru que estas tierras ocultan un tesoro del oeste!
-¡Espera!-dijo el guardia enojado- ¡No estamos como para provocar la ira de tu amo y menos el nuestro!
-¡¿Quieres apostar?!-Dijo jaken enojado mientras se ponía en guardia para luchar aunque le faltaba su más preciada arma: el baculo.
-Con un demonio, jaken.- Dijo hana.- No podemos ir allí sin un permiso.
-¡Pues consígalo!- Jaken insistía y no iba a frenar hasta estar frente a frente con ella.
-Pues si tanto quieres ir, ve tú. Ya que tanto quieres que te corten la cabeza. – Dijo el guardia cada vez más enojado.
-perfecto.- Dijo jaken que empezó a caminar en rumbo a los aposentes de los señores del este mientras la sirvienta y el guardia abrían los ojos.
-¡NO, ESPERA!- Tanto el guardia como la sirvienta fueron detrás del demonio verde, había que detenerlo cuanto antes.
-¡Por el mismo infierno, jaken!-Dijo el guardia agarrando al demonio verde de su traje-¡Nos vas a meter en problemas!
-¡Suéltame o gritare hasta explotar!- Dijo jaken mientras pataleaba.
-¡Bien, te llevare yo!-Dijo el guardia que hizo que el demonio verde se tranquilizara.
-No podemos bajar, akiro-dijo hana preocupada.
-No tenemos otra, es preferible que vallamos nosotros sin que nuestro lord se entere.-Dijo el guardia.-Hana, quédate aquí arriba.- Le pidió mientras soltaba a jaken.
-¡No puedes ir!-Agarro del brazo al guardia un poco asustada por su decisión, soltando las telas al suelo.
-¿Se te ocurra otra cosa?
-No pero…
En ese momento, los cimientos del palacio temblaron y la ruidosa explosión se hizo escuchar mientras el sol iba desapareciendo con la presencia de nubes oscuras que anunciaba una lluvia inminente. Todo el palacio quedo en silencio, nadie entendía que sucedía y el estado de shock no desapareció hasta que se sintió el humo a quemado.
-¡LOS CALABOZOS!- grito el guardia que rápidamente salió corriendo a esa dirección con jaken y la sirvienta detrás.
Bajaron rápidamente por las escalaras y llegaban por ese pasillo único que daba a los calabozos pero mientras más cerca estuvieran del sitio, más guardias se atravesaban en su camino que iban para abrir las puertas y sacar a los prisioneros del inminente fuego que se estaba propagando en el subsuelo. Los sirvientes se movían rápidamente para apagar el fuego y evitar que se propague al palacio aunque para muchos era totalmente fuera de lógica que se prendiera fuego un subsuelo hecho de piedra rocosa.
-¡Akiro! ¡¿Dónde esta?!- Gritaba jaken entre tanto tumulto pero aún lo seguía.
El guardia había llegado rápidamente al lugar donde tenían prisionera a rin y rápidamente rompió la puerta para entrar en la celda, la fue buscando con la mirada entre tanta neblina hasta que vio la pared totalmente destruida.
Jaken detrás él estaba incrédulo, la tierra seca y el inicio del pastizal estaban enfrente de el donde una pared entera había sido destruida. El bullicio incesante y las corridas se oían claramente detrás de ellos, ambos veían como el cielo empezaba a tornarse negro y como varias gotas empezaban a caer.
-Escapo.- Dijo akiro incrédulo, ningún prisionero fue capaz de huir y menos de esta forma.
Hana quien había recién llegado, se tapó la boca al no querer creer que eso hubiera sucedido pero frunció el ceño cuando noto que nuevamente empezaba a llover.- ¿Otra tormenta?
