Era un poco alejado del palacio, casi nadie llegaba a esa zona y los que iban era porque conocían el territorio donde abundaban arboles totalmente diferentes a los acostumbrados. Estos eran conocido por su característico color y por su historia en donde el dolor se manifestaba de manera muy particular, su nombre que de por si resultaba difícil de pronunciar era muy poco usado pero todos sabían que era más conocido como el "Bosque rojo".

Eran hectáreas de árboles donde sus hojas se encontraban bañados por el tinte rojo de la sangre, el hedor de esas plantas demoniacas era muy similar a la que desprendía un cadáver y siempre estaban acompañadas por una neblina que era producida por los ríos tenidos de rojos. Nunca entraba el sol y menos la luna debido a la pesadez de la vegetación pero la nieve era lo único que lograba ingresaba entre tantas hojas rojas, se podía ver durante el invierno la combinación del rojo con el blanco y a pesar de que era un espectáculo increíble duraba muy poco y volvía a ser el tenebroso bosque rojo.

Rin recorría este bosque, la conocía como la palma de su mano y sabía que el hedor era lo suficientemente fuerte como para cubrir el suyo. Había estado corriendo por varias horas y estaba muy agotada como para seguir el juego de emi, descansar ya no era una opción sino una necesidad y que con la combinación de la lluvia que empezaba a desatarse afuera del bosque y que dentro del mismo apenas lograba atravesar, resultaba bastante favorecedor.

Había perdido de vista a los perros que emi había lanzado contra ella pero sabía que a cierta distancia esos animales del inframundo debían volver, sabía que se volvieran polvo sino retornaban hacia el lugar donde habían salido y ella se había asegurado que no pudieran seguirla fuera de los dominios del palacio.

Sin embargo, la calma que le ofrecía los viejos árboles se fue viendo irrumpido por el ruido de unos pasos la alarmó y que la hizo reanudar su carrera para salir cuanto antes de esas tierras. Debía salir antes de que se dieran cuenta de su ausencia, antes de que el mismo lord ordenara que fueran por ella y que todo su esfuerzo fuera en vano.

Ella saltaba los troncos y a veces tropezaba con algunas raíces de los arboles pero se recuperaba ágilmente, iba esquivando ramas e evitando que algunas la golpearan o tocaran cuando las quitaba del medio. Para ella se había convertido en una carrera contra el tiempo, contra el lord del este y contra emi.

Pero en un momento sus ojos fueron engañados, las hojas secas del suelo iban tapando un hueco hecho en la tierra y ella hundió su pie en aquel sitio hasta llegar un poco más del tobillo. Fue cayendo al suelo y fue torciéndose el mismo pero al mismo tiempo evitando gritar para no ser encontrada, sus lágrimas de dolor no tardaron en brotar de sus ojos pero siguió aguantando sin emitir algún sonido, mordiéndose el labio inferior hasta hacerse daño.

Ella había amortiguado la caída con sus brazos por lo que sus codos le dolían de sobremanera pero poco le importaba a comparación de su tobillo, se imaginó su estado deplorable en como su rostro estaría raspado con las hojas del suelo que seguro se iba adhiriendo en el pelo y su kimono ahora estaría más ensuciado e dañado pero poco la importaba.

Se fue sentando lentamente y de a poco fue sacando el pie del hueco en que había sido víctima, ella estaba emitiendo leves quejidos de dolor pero debía saber cuál era el mayor daño a su cuerpo. Vio que su tobillo se había inflamado y suspiro resignada ante la mala suerte que tenía, eso le iba a costar sanar como también reduciría su agilidad que la volvería presa fácil para cualquiera.

Ahora, evaluaba las salidas que tendría con un tobillo herido y las posibilidades de sobrevivir a un viaje como el que tenía planeado pero acallo cuando nuevamente oyó los pasos acercándose. Se alarmo y como pudo se movió para ocultarse dentro de un árbol sin importarle mancharse de rojo, estaba muy cerca del árbol que tenía como objetivo para cubrirse pero exploto antes de poder llegar a él haciendo que rin retrocediera hacia atrás y cayera al suelo mientras que el árbol que tenía a lado iba siendo cortado en dos. Ambos inmensos arboles fueron cayendo al suelo mientras arrastraban a los vecinos y caían con brusquedad al suelo, haciendo que retumbara la tierra y el sonido de la madera quebrándose por el peso quedara resonando por el bosque.

Rin miro atrás de ella de dónde provenía el ataque y entre la tierra que se había levantado sumado con la neblina del lugar pudo ver una figura desde lo lejos, muy conocida por ella.

Abrió ampliamente los ojos y se levantó rápidamente del suelo mientras sentía como el corazón estaba por estallarle del pecho, ahora sabía que no tendría escapatoria. No había forma en que ella pudiera salir de esa situación ilesa, ahora no tendría forma de cumplir con su deseo y salir con vida de esta.

Rin vio como la mano de aquel sujeto comenzaba a moverse y un destello verde que reconoció como el famoso látigo que usaba para hacer desaparecer con rapidez a sus enemigos era agitado contra ella. En ese momento, ella supo por dónde iba a atacar y lo conocía lo suficientemente bien. Había vivido demasiadas batallas a su lado y lo había visto tantas veces como para anticipar alguno de sus movimientos. Ella de un momento a otro se agacho y por encima pasaba con rapidez el ataque del demonio, luego se movió a un costado tan rápido como pudo y a su lado iba cayendo con furia el látigo de su amo que provoco que la tierra y las hojas se desparramen en el aire.

Rin se cubrió y tocio, había caído al suelo nuevamente por lo que aprovecho para levantarse pero quedo helada al oír su voz resonar por el bosque.

-Sabes anticipar mis ataques pero eso no te servirá de nada.- Dijo sesshomaru totalmente enojado.

Rin miro de nuevo a la figura que apenas la neblina permitía visualizar y vio cómo iba a repetir el uso de su látigo pero en esta ocasión no sabía cómo la iba a atacar, fue rápidamente en busca de algún árbol para cubrirse pero sintió como el látigo le había rosado la espalda y su instinto le indico que tirarse al suelo era lo mejor. Una vez en el suelo y con la espalda un poco adolorida, escucho que la hablaba nuevamente pero no iba a responder.

-¿No piensas enfrentarme?-dijo con cierta burla- podría acabar con tu miserable vida en estos momentos, dejar de desperdiciar mi tiempo con un insignificante escoria pero primero hare que supliques por tu vida.

Rin estaba metafóricamente contra la pared, responderle era inútil y eso lo podía comprobar por su experiencia previa en el palacio. No entendía como podían creer que era una impostora, su olor no la ayudaba y no entendía porque o tal vez era porque realmente ya no era ella.

En ese momento, decidió levantarse de nuevo y miro que la figura se acercaba de apoco a ella. Sabía que era muy mala señal, sesshomaru se estaba tomando el tiempo para matarla y salir de su radar no iba a ser nada fácil.

Pero ahora era el menor de sus problemas, noto que estaba oscureciendo aún más el bosque y tal vez el demonio que tenía en frente no tendría problemas en verla pero ella si lo tendría para verlo a él y esa dificultad le iba a quitar toda posibilidad de poder escapar.

Escucho claramente el tronar de los dedos de sesshomaru y supo de inmediato lo que iba a hacer, así que se agacho de manera inmediata. Sintió el viento de su mano al pasar por encima de su cabeza y solo tendría minutos antes de que intentara agarrarla del cuello, la velocidad de su amo para llegar de un punto a otro era bien conocido como también el de atrapar a una presa y así fue.

Ella se lanzó con toda velocidad hacia un costado para luego alejarse de manera rápida del demonio, fue corriendo con todo lo que su cuerpo podía e iba ignorando el dolor de su tobillo. Sus cálculos le decían que tendría minutos antes de que usara el látigo nuevamente contra ella y seguro estaría irritado a esta altura.

-¿Planeas huir de mi durante nuestra batalla? Infeliz, te burlas de mi.-Sesshomaru sonaba irritado, bastante irritado.

Rin lo primero que pensó fue: "Ay no, esa de voz de irritado. ¡¿Qué HARE AHORA?!"

Ella se frenó y se giró para mirarlo, observo sus manos como también sus movimientos. Sabía que cuando se irritaba, el látigo dejaba de ser una opción y pasaba a atacarla con sus garras o…

"La espada…" ella pensó.

Miro a bakusaiga que aún seguía en su cintura y luego miro directo a los ojos de su amo, se tranquilizó cuando vio que su amo no planeaba usar la espada pero si fue la primera opción que se le ocurrió. Solo tenía que mirar la mano de su amo, sus ojos no le indicaba la dirección que iba a tomar pero la mano con la que atacaba a veces hacia una leve inclinación hacia el lugar.

-¿Por qué no te defiendes?-sentencio- solo huyes como cobarde- dijo esto y ataco de manera inmediata que no le dio tiempo a rin de ver por dónde iba a ir a atacar.

Sin embargo, rin se hecho hacia atrás porque era la opción más viable. Pudo sentir como las garras le pasaban muy cerca de la cara y rápidamente se agacho nuevamente librándose de que la sujetara del cuello, ella se alejó rápidamente cuando se vio librada de ese ataque.

Conocía muy bien ese movimiento, atacaba para distraer al oponente mientras que la otra mano aparecía para estrangularte.

Sesshomaru sonrió un poco de costado en forma de burla pero su enojo se incrementaba más y más, rin sabía que a partir de ahora no debía darle la espalda. Podría usar su espada en cualquier momento, sus cálculos le decían que a este paso el demonio le podría cortar la garganta sin que se diera cuenta por lo que empezó a retroceder, caminando hacia atrás sin quitarle la vista de encima.

Desde lejos, parecía que una humana le estaba ganando al demonio más poderoso de la historia pero el corazón de rin se paralizo cuando la mano de sesshomaru fue al mango de bakusaiga y en ese momento no creyó que iba a usarla tan pronto.

Rin miro con horror como desenfundaba la espada e iba pensando rápidamente como podría librarse, correr era inútil como también lo era en ocultarse dentro de un árbol. Sabia el poder de esa espada y a no ser que encontrara algo subterráneo su vida iba a acabarse antes de tiempo, aunque este último no era garantía de nada.

Sesshomaru levanto la espada y rin por instinto de supervivencia se dio la vuelta para echar a correr y aunque era inútil debía intentarlo.

Pero en vez de percibir el viento o la tierra desprendiéndose, noto como sesshomaru se apareció enfrente de ella para agarrarla del cuello y rápidamente la levanto del suelo mientras apretaba con fuerza su garganta.

-Así que, conoces a colmillo explosivo. De otra forma, no hubieras huido como lo hiciste hace unos momentos.- Estaba muy serio, estaba clavándole la mirada.-tu repugnante mirada no paraba fijarse en mi espada, supongo que dedujiste que en algún momento de nuestra batalla lo usaría en tu contra.

Rin se estaba empezando a asfixiar y agarro con ambas manos la muñeca del demonio mientras pataleaba por tratar de liberarse.

-Un ser tan patético, calculaste cada movimiento y huías como un cobarde pero ahora eres mi presa.- Lo decía con tanta repugnancia que su agarre se volvía aún más intenso.

-N..n…-Rin trataba de hablar pero su voz casi no salía, quería toser pero como podría hacerlo cuando su mano se cerraba aún más en su garganta.

Ella estaba empezando a marearse como también de a ahogar y no aguantaría por mucho tiempo más por la forma en que la tenia sujetada.

-¿No vas a defenderte?- sesshomaru lo decía con cierta burla.- entonces, muere.- Nunca había oído la voz de su amo con tanto odio.

Rin abrió los ojos con sorpresa cuando los ojos del albino se tornaron rojos, vio cómo su rostro empezó a cambiar y como sus colmillos crecieron de manera rápida. Sintió en su cuello como las garras aumentaban de tamaño y noto como fue atraída un poco al albino, al parecer la intención era destruirla con su verdaderas forma o tal vez su ira lo estaba empezando a controlar por primera vez.

Ella vio cómo se estaba por transformar, su vista se había empezado a nublar y sus lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas rápidamente. Solo le quedaban minutos antes de perder la conciencia o la vida pero no se iba a ir sin antes pelear, iba a emplear el último recurso que le quedaba pero para eso debía sacrificar su libertad…

" (Inicio de flashback)

-Rin, ¿Qué haces?- pregunto sesshomaru al ver que no recibía respuesta de su protegida al estar concentrada con un libro que tenía en sus manos, siempre que estaban en el despacho ella hacia todo tipo de comentarios o intentaba entablar una conversacion pero para el demonio le era incomodo que estuviera en completo silencio por bastante tiempo.

-Perdón, amo.- Reacciono y levanto la vista hacia su amo que la miraba como si le estuviera reprochando algo.- ¿Necesita algo?

El albino no respondió y volvió a su trabajo, enfocándose en el pergamino que aún tenía que firmar. Su mirada estaba fija en aquel papel arrugado y por la reacción de su rostro, no le agradaba en absoluto lo que los demás señores proponían.

Rin noto esto y dejo a un costado el libro que la mantenía tan cautivada como para separarse de la realidad y hundirse en su historia. Ella se levantó y lentamente fue a sentarse a lado de su amo para poder leer lo que decía pero antes de que pudiera leer las primeras palabras su amo lo retiro de manera inmediata, sin dejar la posibilidad de que lo leyera.

-Pero, amo estaba…-fue interrumpida.

-No es de tu incumbencia.- dijo en seco el albino

-pero… ¿Qué es lo que dice?- rin no podía con su curiosidad y necesitaba saberlo cuanto antes, moría de ganas por saber que decía.

-Nada de tu interés.

-Pero amo, yo sé..

-Deja de llamarme así.- dijo bruscamente el albino mientras miraba otro pergamino que al parecer carecía de importancia.

-¿Qué?-rin lo miro asombrada y asustada.- pero… ¿y eso porque? ¿Hice algo malo?

-No.

-¿Entonces?- rin no entendía el cambio tan brusco con ella, no entendía las razones en ese momento.

Sesshomaru en unos segundos dejo de lado su trabajo y paso su mano firme a sujetar la cintura femenina de rin para atraerla hacia el mientras unía sus labios con los de ella para besarla dejando a rin totalmente estupefacta, sin saber cómo reaccionar. Se quedó por unos momentos besando los cálidos labios de su protegida, sin darse cuenta que de cierta forma disfrutaba esa cercanía única que tenía ambos pero el cambio tan brusco y la reacción de ella hicieron que el albino se alejara de apoco, él estaba por irse cuando ella lo retuvo. Las manos delicadas de rin se sujetaban con firmeza sobre su armadura, no tenía la intención de soltarlo y menos dejar que se levantara.

-No, espere.- Dijo en forma de susurro mientras aun sujetaba la armadura de su amo.

El demonio se detuvo y espero a ver cuál era la petición que tenía pero fue ella quien dio el paso que el necesitaba, ella paso las nudillos de su mano por su mejilla en forma de caricia para luego colocar la palma de su mano en la mejilla fría del demonio. Rin decidió que una leve caricia en su mejilla sería un gesto agradable para su amo pero ya no le era suficiente, aun podía sentir el agarre firme de su amo en la cintura y le agradaba demasiado la idea de tenerlo tan cerca como en ese momento que la hacía sonrojar de solo pensarlo.

-Lo siento, amo sesshomaru.- a pesar de que el demonio le había pedido que dejara de llamarlo así, ella un le iba a seguir llamado de esa forma porque no sabía que otra manera hacerlo pero finalmente ella se acercó de apoco a su rostro y lo beso de manera torpe pero suave en los labios…
(Fin del flashback)"

Una de las manos de rin dejo de sujetar la muñeca de sesshomaru mientras que la otra aun trataba aflojar la presión que el albino ejercía en su cuello, ella estiro su brazos para alcanzar el rostro de su antiguo amo y sin miedo deslizo los nudillos en forma de una leve caricia sobre la mejilla del demonio para luego colocar la palma de su mano en contacto directo sobre la piel blanquecina del albino.

Rin lo miro con tristeza y con las últimas fuerzas que poseía, logro pronunciar algunas palabras.

-Lo.. Siento… Amo… sesshomaru.

No sabía si iba a funcionar, desconocía su reacción pero vio como los ojos rojos de amo se desvanecieron de manera inmediata. En ese momento, el demonio perdió la transformación y la libero de su agarre haciendo que cayera al suelo mientras fruncía el ceño con cierto asombro.

Rin había terminado arrodillada en el suelo, tosiendo y tratando de respirar mientras se tocaba el cuello con las marcas del agarre de su amo grabadas a fuego en su piel. Estaba segura que estaba por vomitar en ese momento, sus manos temblaban del miedo y por más que tratara de levantar su vista del suelo le era totalmente difícil hacerlo.

El demonio se quedó en silencio, rin podía sentir su mirada sobre ella como si estuviera examinándola y aunque no se lo veía tan convencido sabía que le había afectado de cierta forma.

Ella aun no podía recuperarse, había dejado de toser pero el dolor era insoportable y aunque trato de hablar una vez más, pudo sentir su garganta totalmente inflamada al igual que sus cuerdas vocales. Le era difícil hablar, el agarre había sido tan fuerte que con solo intentar pronunciar alguna silaba le causaba punzadas muy dolorosas, intentaba aunque en forma de susurro emitir alguna palabra pero era igual y sabía que recuperarse iba a ser muy lento.

Rin fue levantando lentamente la vista del suelo y para su sorpresa, el albino ya no se encontraba enfrente de ella. Tal vez, la había dejado libre y a su suerte pero no fue así. Sus esperanzas se esfumaron cuando un grupo de guardias vistiendo con las armaduras del oeste se hicieron presentes, la miraban con miedo e incertidumbre de lo que podrían o no hacer con ella hasta que jaken apareció entre ellos con una mirada que jamás había visto de él.

Rin no solo miraba a jaken totalmente adolorida por lo físico sino también por lo emocional, esa mirada que jaken le estaba dando era una que se les da a sus enemigos y no a ella. No sabía cómo interpretarlo, tal vez como odio o como duda. Ella en esos momentos quería irse de ahí, no quería estar viendo como su mejor amigo la odiaba y la miraba como cuestionándola pero en parte entendía. Hacia tan solo un periodo de tiempo estaba muerta y ahora estaba enfrente de ellos como si nada hubiera pasado, tenía razón en dudar.

Rin solo bajo la mirada al suelo y vio como sus lágrimas caían directo a las hojas secas que casi estaban desechas, noto que muy pocas quedaban intactas. Cosa que le sorprendió que aun hubiera hojas rojas enteras en el suelo después de la pelea que tuvo con su amo o más bien del intento que tuvo para poder permanecer con vida.

-Levántenla del suelo, el amo bonito quiere que nos la llevemos.- Dijo jaken, totalmente serio.

-Pero, señor jaken…-Uno de los guardias había cuestionado al demonio verde.

-¡NO CUESTIONEN AL AMO BONITO!- grito jaken enfurecido.

El guardia suspiro y solo uno fue el que se empezó a acercar a rin para levantarla del suelo, ninguno quería acercarse hasta que rin oyó una pregunta inquietante.

-¿A cuál palacio?- pregunto el guardia que la estaba por levantar.

-Al palacio del oeste.