-¿Qué es esto?- Se preguntó el jefe de un grupo de humanos, se encontraba muy entretenido con picar con la punta de su lanza al inmenso animal que yacía en el suelo por causas desconocidas.
Los demás miraban con curiosidad a una distancia prudente, veían a una bestia gigante con grandes colmillos blancos en medio del camino, un camino que usualmente transitaban para ir a pescar y recolectar ciertas hierbas que por desgracia de muchos aldeanos no podían crecer cerca de la aldea. El rio no se encontraba tan lejos, usualmente les llevaba un día o dos transitar por esos lugares con cierta seguridad de que no se cruzarían con ningún demonio. No tenían grandes armas para defenderse pero las lanzas y los arcos con sus respectivas flechas serian lo suficiente para que la mayoría del grupo pueda volver mientras que uno se quedaba haciendo de distracción, la mayoría viviría pero no se sabría si se podría decir lo mismo de la persona que dejaban atrás.
Consternados por la inmensa bestia desplomado en el suelo, el jefe del grupo ordeno que el más joven fuera nuevamente a la aldea por un monje que pudiera realizar un exorcismo. Se tenían que asegurar de que en un futuro no se convirtiera en un problema, ya había muchas historias de demonios muertos que vuelven a la vida para torturar a los humanos y no querían unirse a esas historias que se cuentan de aldea a aldea. Ninguno quería averiguar el inmenso desastre que podría ocasionar si era capaz de hacerlo…
-Es extraño- Dijo el jefe del grupo mientras continuaba picando con su lanza a la inmensa bestia.
-¡Jefe!- gritaba el joven desde lejos, llamando la atención de todos hacia el sendero hasta donde la vista podía alcanzar y venia corriendo de nuevo hacia ellos con cierto agotamiento- ¡Aquí viene!- seguía gritando mientras se acercaba cada vez más al grupo.
-Ya era hora-Dijo el jefe que dejaba de poner atención al demonio y miraba el joven en su carrera hasta llegar a sus pies para verlo caer arrodillado enfrente de El.- Calma, descansa. Aparentemente este demonio está muerto y ¿En dónde está su excelencia?
El joven que buscaba recuperar el aliento, señalo por el sendero en que había venido corriendo y desde lo lejos se pudo ver a un hombre sobre su caballo que venía pacíficamente a su encuentro. De lejos, se notaba que no era cualquier monje sino que por su sola vestimenta se podía juzgar que era uno muy poderoso.
El jefe se sentía orgulloso de aquel joven que estaba levantándose rápidamente para reunirse con el resto del grupo y asi no estar en el medio del camino, había conseguido contactar a un monje muy reconocido por aquella región hasta se decía que era tan poderoso que podía exorcizar en un solo movimiento a 10 demonios a la vez. Ningún demonio sería capaz de atacarlos con semejante inminencia caminando entre ellos…
El monje se fue acercando cada vez más y cuando estuvo frente a frente con el jefe de ese grupo de humanos, recién ahí fue cuando bajo del caballo para examinar a la bestia desde la distancia.
-Su excelencia, sea bienvenido.-Dijo el jefe haciendo una reverencia.-Disculpe por estar molestándolo con una criatura tan insignificante como es…
El monje solo alzo la mano para hacer callar al hombre y miraba a la bestia con cierta curiosidad, algo le resultaba familiar. Estaba casi seguro que lo había visto en algún lugar o en alguna ilustración pero no sabía de donde, en su mente miles de imágenes le venían al estar indagando en su memoria y aunque los minutos pasaran seguiría buscando. Estaba casi seguro que esa bestia era algo de suma importancia pero de ¿Dónde?...
Escuchaba la impaciencia de los aldeanos, sabía que estaba empezando a inquietarlos y su silencio no favorecía a la situación. Miraba con más detenimiento a la bestia, algún detalle que hiciera que su memoria hiciera una chispa para desencadenar a esa ilustración que aparentemente había olvidado….
Era prácticamente una inmensa bola negra, no era tan difícil de olvidar hasta que recordó que había visto en un libro muy antiguo a una bestia similar al que tenía por delante…
El monje empezó a fruncir el ceño y su curiosidad se esfumo, su expresión de serenidad estaba pasando a una de preocupación. Ahora, sabia porque lo había olvidado…
-¿Sucede algo, su excelencia?- Irrumpió nuevamente el jefe ante la expresión del monje.
El monje no respondió, los ignoro a todos y se fue acercando al demonio con mucha precaución. Calculaba cada paso que daba, se fijaba bien por donde pisaba y analizaba cada movimiento que hacía.
Tanta preparación por parte del monje hizo que la calma y la seguridad del jefe del grupo se fuera esfumando lentamente. El miedo que era un sentimiento tan vano y que era un reaccionar común en la especie humana que funcionaba como una respuesta ante lo desconocido como también formaba parte del instinto de supervivencia, se hacía cada vez más presente que provocaba que los corazones de todos los presentes se pausara lentamente.
-¿Su excelencia?-Pregunto de lejos el joven que era el responsable de su presencia en ese lugar.
El monje finalmente hablo aunque no para responder las inquietudes de los que lo rodeaban sino para tener un poco más de información, necesitaba confirmarlo con suma urgencia…
-¿Hace cuánto que está aquí?- Había cierto temblor en la voz del monje, se notaba y preocupo aún más a los presentes.
-No lo sabemos con exactitud, su excelencia.-Dijo el jefe.-Por favor, dígame que sucede.
El monje parecía cada vez más asustado, analizaba al demonio pero sin tocarlo. Lo veía con demasiado temor a que pudiera moverse, era factible que ya sabía qué tipo de especie pertenecía esa criatura pero ver como un monje tan poderoso se podía afligir ante la presencia de un demonio tan peculiar era algo que no se veía todos los días.
-Por favor…-Dijo el joven que lo había buscado y que ya suplicaba para que diera alguna explicación.
El monje finalmente decidió romper con el momento de tensión, decidió hablar pero deseo no haberlo hecho….
-Esta bestia…-Dijo el monje de manera entre cortada.- Esta bestia solo se lo ve en ilustraciones pero es imposible…-Agrego para continuar hablando mientras examinaba con mas detalles- no existen. Es el demonio más antiguo en la historia yokai que se haya podido registrar en japon, no hay monje o sacerdotisa en el mundo que pueda exorcizar a esta bestia. No hay demonio o hibrido que pueda igualar su fuerza, esta es la versión más pura de lo que podría llamarse "Maldad y Energía demoniaca" combinado. –Hizo una breve pausa- Si es lo que creo que es, esta criatura pertenece a unas de las primera especies Yoikai en existir en japon….
En ese momento, todo intento de explicación fue interrumpida cuando la bestia respiro…
Solo basto con que hiciera una sola aspiracion para que el monje se alejara y rapidamente empleara uno de sus exorcismos más poderosos que no cualquier sacerdote podría realizar para poder intentar en contener al animal pero fue inútil, los trozos de un pergamino negro que se dirigían a la bestia ya se habían evaporado a tan solo estar varios metros de llegar a tocar su piel. Y en ese momento supo que tenía razón y que por más que quisiera hacer algo, no podría hacer nada al respecto que lo único que podía hacer es ver con horror como esa inmensa criatura se iba incorporando.
-¡Fuera de aquí!- Ordeno el jefe viendo que sus hombres solo se limitaban a mirar atónitos a la inmensidad de la bestia...
En ese instante...
Un rayo…
Un rayo había caído en la copa de un árbol haciendo que se partiera en la mitad, el bosque era testigo de cómo la madera se empezaba a quebrar en la caída de ese árbol tan joven que había sido víctima de una rayo de procedencia desconocida…
No había nubes, todo estaba tan despejado y el cielo tan claro…
-¡Tenemos que irnos, su excelencia!-Grito el jefe al monje mientras que casi podía sentir la mirada del demonio más antiguo de todo japon sobre ellos dos.
El jefe ya sabía que el grupo de hombres estarían corriendo después de que ese rayo había caído pero veía al monje aun inmóvil que observaba al animal casi totalmente incorporado…
Sin embargo, lo que recibió en respuesta fue algo incoherente que carecía de información para comprender lo que estaba diciendo.
-Pero ellos lo habían sellado junto a ella…- Dijo el monje.
-¿Qué?-Dijo el jefe sin entender mucho de lo que acababa de decir.
En ese instante, la inmensa bestia que ya había alcanzado las copas de los arboles cercanos se empezó a debilitar a gran velocidad de manera tan improvista que hizo que se acallaran tanto el jefe como el monje.
Un rugido grueso y espectral, surgió de la garganta de la bestia inmensa. Tenía una similitud con un grito de agonía, era extenso y cargado de un tormento que te calaba los huesos. Podías sentir como tu piel se erizaba, como tus músculos se tensaban y como tu cuerpo respondía con un sudor frio que iba brotando de las palmas de las manos.
Empezó a auto consumirse a una velocidad impresionante que podías ver como la piel marcaba el contorno de sus huesos, el hediendo olor a putrefacción alcanzo las fosas nasales de los espectadores que los obligo a cubrirse y respirar por la boca. Como un cadáver en descomposición fue pasando rápidamente en cuestión de minutos las etapas que llevaba solo semanas...
Termino por caer al suelo causando un gran impacto a la tierra, levantando tanto polvo mientras el suelo resistía al impacto y la vegetacion sacudida en respuesta.
Cuando el polvo ceso, la vegetación volvía a su calma natural y la tierra no temblaba. Ambos vieron que la bestia no estaba más…
Dejaron de taparse las fosas nasales al no percibir mas el olor a podrido y miraban incrédulos al sitio donde debería haber un cadáver pero no había nada….
-¿Qué acaba de suceder?- pregunto el jefe con el corazón que le iba martillando los oídos- acaso… ¿murió?
El monje bajo la vista al suelo y negó con la cabeza, su mano no paraba de temblar. Estuvo frente a frente con un ser que estaba catalogado como extinto y que supuestamente nunca iba a aparecer en la tierra de los vivos….
-No, solo está recobrando fuerzas…
Y ahí estaba…
Un inmenso y muy lujoso pasillo, muy diferentes a los demás corredores del palacio. Muy adornado con diversas reliquias demoniacas en las paredes, un corredor único imponente e inmensamente de gran altura. El techo de por si tenía una hermosa pintura del gran perro demonio alzándose de noche en una montaña con la luna por detrás, con cada pincelada hecha a mano y los detalles de una manera tan impresionante.
Era un pasillo tan único que era fácilmente reconocible y solo este te podía llevar a los aposentos del lord del oeste, no había otro que se dirigiera al despacho de sesshomaru.
Sin embargo, no cualquiera podía caminar por estos sitios. Los guardias que se quedaban custodiando y vigilando en cada esquina para controlar quienes pisaban o no la madera tan fina de ese lugar, miraban con cierta gracia a hiroto que se encontraba en una discusión interna si solicitaba o no que anunciaran a su amo de su llegada.
La humana lo había enviado a una muerte segura con su amo pero los motivos que lo hicieron terminar en frente de ese pasillo eran otros, debía informarle y avisarle sobre lo acontecido hasta ahora.
-No sea cobarde, hiroto.-Dijo kuta que lo había visto desde lejos como el demonio estaba envuelto en una batalla interna y solo se limitó a acercarse lentamente para darle animo aunque la verdad era que quería ver su cabeza rodar por el suelo.- Por lo que veo, te enviaron a hacer algo que no quieres.- Dijo con total calma mientras se quedaba a un costado, viendo como hiroto dirigía su mirada casi hostil sobre él.
-En realidad, debatía si entregar tu hermoso cuello al amo luego de hacer que su protegida sea herida.- Dijo con cierta ironía, hiroto.
-¿En serio? Entonces, vienes a deshacerte de mí.-Dijo kuta con total calma y casi con burla.
-La verdad es que no tengo ganas de que me corten la lengua.- Respondió hiroto para volver su mirada al pasillo.
-Permíteme que yo me tome las molestias de solicitar el permiso.- Kuta sabía que acaba de conseguir la oportunidad vengarse de hiroto y lo iba a aprovechar al máximo.
-¡Ni se te ocurra, kuta!- Hiroto volcó su mirada con mucha furia por su atrevimiento.
-¿Ves? Eres un cobarde.- A kuta le parecía cómico el momento.-¿Y cuál es tu plan? ¿Permanecer aquí hasta que pasen los siglos?
-¿Y porque no vas tú en mi lugar ya que eres tan valiente?- dijo hiroto.
-A mí no me mandaron a transmitir un mensaje que por tu manera de actuar de seguro viene de esa humana y yo no soy la mano derecha del amo.-Kuta se acercó un poco y le dio unas palmadas en la espalda de hiroto- Lo siento, prometo que te visitare seguido y llevare flores a tu tumba…
A hiroto no le causo gracia y le quito rápidamente la mano de encima, ya viéndolo muy molesto por su atrevimiento.
-Eres muy gracioso- Respondió hiroto con ironía y suspiro amargamente- Okey, no puedo con esto.
-¿Y qué harás?- Pregunto kuta con curiosidad.
-Irme. –Hiroto estaba por macharse y tenía el plan de regresar más tarde cuando lo viera conveniente.
El general kuta estaba riéndose de su cobardía, tenía algo con que burlarse de el con los demás generales y material suficiente para hacerle pasar la peor semana de su vida.
-Le diré al amo que los dos están aquí…- dijo el guardia haciendo que ambos demonios se congelaran, estaba harto de estar en medio de una pelea que veía casi a diario y ya se estaba dando la vuelta para ir a los aposentos del lord con cierto apuro para que no fuera detenido por ninguno de los dos.
-¡NO, ESPERA!- gritaron de manera simultánea al guardia que ya había desaparecido en el pasillo.
-¡Idiota!- Le dijo kuta a hiroto, viéndolo con bastante odio a los ojos- ¡Por tu culpa, quede arrastrado en esto!
Hiroto maldecía al guardia, maldecía ese día de mierda que estaba teniendo y maldecía por sobremanera a kuta pero el reproche del general le causó cierta gracia que no lo dejaría pasar con tanta facilidad.
-¿Pero qué sucede, kuta? No seas cobarde.- respondió de manera desafiante al demonio mientras el guardia volvía para darles la señal de que ambos podían pasar.- Maldición.- dijo en voz baja mientras se dirigía al despacho del albino.
Ambos fueron caminando en silencio por el pasillo mientras el guardia volvía a su posición original, se sintieron traicionados por el demonio que custodiaba la entrada y tarde o temprano se vengarían de él.
La puerta del despacho estaba abierta y aguardaba que ambos entraran, hiroto fue el primero en hacerlo mientras que kuta casi arrestaba los pies para poder hacerlo. Solo cuando entraron vieron a sesshomaru aun concentrado en su trabajo, sentado enfrente de su mesa donde varios pergaminos aguardaban la atención del lord de las tierras del oeste/sur.
Tanto el general como la mano derecha del albino, se arrodillaron y rindieron sus respetos al daiyoukai que seguía sin prestarles atención. Por protocolo, ninguno de los dos podía levantarse sin que el lord lo ordenara, debían permanecer así hasta que el daiyoukai lo deseara y no podrían protestar bajo ninguna condición. Sin embargo, no dirigió palabra alguna y solo se quedaron aguardando en completo silencio que provoco un ligero temblor a kuta que ya sospechaba de cierta manera cual era la razón de porque estaba ahí.
-General kuta.-Dijo el albino que provoco que se sobresaltara un poco el mencionado.- Veo que todo avanza de acuerdo a como lo solicite
-Sí, mi señor.- Veía de reojo que no le quitaba la vista a un pergamino en especial y dedujo que ese era el informe que había entregado a la mañana- Hemos recuperado el ala derecha del palacio y reconstruido sectores que usted solicito.
De nuevo, el silencio se hizo presente y más que incomodidad era como si estuvieras enfrente de un pelotón de fusilamiento y estuvieras adivinando si eras o no el siguiente.
-Hiroto, las tierras del Este tuvo la insolencia de solicitarme que no tocara los dominios del norte y aun así estoy intrigado por el silencio de esas tierras ¿Finalmente hubo o no alguna información?
-No, mi señor. El norte no ha hablado o enviado nada. Están en completo silencio hace días y ya me parece extraño que no se hayan alterado por las visitas recurrentes de nuestros soldados en sus tierras.
Sesshomaru en ese momento dejo el pergamino en la mesa y se levantó de su asiento con la mirada en kuta, dirigiendo únicamente su fría mirada al general. Camino lentamente hacia el demonio e hizo una señal con la mano para que el general se levantara del suelo, estuvo frente a frente con kuta sin decirle una palabra y solo se dedicaba en observar cada movimiento del demonio.
Kuta en vez de levantar su mirada del suelo, la mantuvo ahí mismo entre el punto exacto donde ambas tablas de madera se unían para conformar en unión un suelo sólido y elegante. Una vez enderezado y totalmente parado enfrente del daiyoikai, no se atrevía a preguntarle lo que su señor deseaba. Aguardo, conto los minutos que pasaban y apretó ligeramente los puños para poder mantenerse sereno pero nada.
-¿Mi señor?- Pregunto kuta que aún seguía sin atreverse a levantar la mirada del suelo.
Sesshomaru de manera imprevista sujeto con tanta fuerza el cuello del general que lo comenzó a levantar del suelo mientras lo iba ahogando, kuta cerró los ojos de manera inmediata y su rostro reflejaba el inmenso dolor que sentía en ese momento. Sin ningún tipo de aviso previo o alguna advertencia y ni siquiera una explicación fue directo a estrangular su cuello con una sola mano mientras hiroto levanto rápidamente la vista del suelo y protesto ante lo que veía sus ojos.
-¡Mi señor!- Grito hiroto como una manera de poder intervenir, no se atrevía a erguirse y ponerse en el medio de ellos dos. No era un demente como para tratar de que su amo aflojara el agarre sobre el cuello del general, sabía que cualquier acción por tratar de salvarlo solo lo perjudicaría y tal vez hacerlo entrar en razón haría que kuta viviera aunque sea unos meses más. Sin embargo, se sorprendió cuando vio como el general kuta no hacia un esfuerzo para poder liberarse o tratar de hacer que el oxígeno ingresara a sus pulmones y luchar por su liberación. Solo lo vio colocar sus manos sobre la muñeca del albino, observo como kuta finalmente abrió los ojos y miraba los ojos a sesshomaru sin desafiarlo sino todo lo contrario. El general aceptaba que iba a ser castigado de alguna forma, que su cuerpo iba a recibir la furia de su señor y asi lo aceptaba.
-¿Acaso creíste que no me percataría del incidente con la humana que había dejado a tu cargo y que en consecuencia dos guardias se convirtieran en parte de la decoración de su puerta?- Pregunto sesshomaru con tanto odio al demonio que tenía atrapado entre sus garras que iba apretando con la tentación de cortarle la garganta ahí mismo
-¡Mi lord!- grito hiroto para que su ira no fuera totalmente hacia kuta pero este lo ignoraba.
-Ella escapo por una ventana que debiste haber previsto como una opción de escape y bajo tu guardia se presentaron varias bajas que no deseaba oír – sesshomaru estaba tan furioso que acerco un poco más al demonio hacia el con la intención de querer arrancarle la cabeza de su cuerpo.- ¿Acaso tu sed de sangre pudo más, general kuta?
-¡Mi lord, los guardias que el general kuta designo para custodiar las puertas de la humana los hallaron muertos mucho antes de que...!- hiroto vio como sesshomaru dirigió su mirada hacia él y ahora tenía lo que no deseaba tener, su atención. Bajo la mirada de inmediato al suelo y se reverencio lo más que pudo al ser más poderoso de la tierra del oeste.- Mi señor, yo personalmente fui a visitar la humana y ellos no habían fallecido. No fuimos nosotros, solo pasaron algunas horas luego de que me marche de las puertas de su humana- Tomo bastante aire y la valentía para decir lo siguiente.- ¡SI USTED CONSIDERA QUE SU SIRVIENTE MIENTE, ENTONCES CORTEME LA LENGUA PERO LO QUE DIGO ES VERDAD!
Solo hubo un breve silencio, el albino parecía analizar la situación y decidiendo si matarlos a ambos le ahorraría los problemas que tendría más adelante por su conducta pero en ese momento el general kuta tomaba fuerza para hablar aunque su voz casi no se le podía oír.
-No clavamos a nadie contra la puerta de la humana- Dijo finalmente el general kuta en forma de susurro.
Sesshomaru en ese momento libero a kuta de sus garras y el general cayo de rodillas al suelo haciendo que la madera retumbara, hiroto respiro aliviado al ver que había podido salvarlo. Lo veía de reojo como se tocaba la garganta y tocia de manera muy brusca para poder evitar que sus cuerdas vocales se inflamara a gran velocidad pero era inútil, su garganta había tomado un color violeta oscuro en señal de la gran marca que había dejado las garras de sesshomaru.
-General kuta, envía a varios rastreadores e investiga sobre los sucesos acontecidos luego de que hiroto partió del sitio. Trae pruebas de tu inocencia y tal vez ignore tu incompetencia…-Dijo sesshomaru.- Ahora, fuera de mi vista.
El general kuta se levantó del suelo y asintió con la cabeza para luego salir del despacho, hiroto sintió como el general lo miraba por última vez antes de desaparecer por el pasillo. La orden de que se fuera era únicamente para él y eso obligaba a que hiroto permaneciera en su lugar…
Sesshomaru estaba volviendo a tomar su lugar enfrente de su escritorio, totalmente apacible como si nada hubiera sucedido y nuevamente tomaba un pergamino entre sus dedos como estaba antes de que tomara como presa el cuello de kuta. Hiroto veía que no era momento de informarle sobre lo que rin le había pedido que le dijera, había podido evitar una muerte pero no había nadie que pudiera evitar su propia muerte.
De un momento a otro, kuta pudo haberse convertido en una estadística más dentro de las bajas que tuvieron en ese mes. El carácter de su amo se volvía cada vez más agresivo y volátil, temía que cualquier cosa que pudiera decir podía ser una sentencia de muerte. Jaken lo había dicho, su amo se estaba convirtiendo en un ser despiadado y eso lo volvía impredecible a la hora de tratar de llevar a cabo sus tareas.
Tal vez, lo mejor para él era conservar el silencio que había en ese momento y dejar que los minutos pasaran hasta que le diera la orden de marcharse. No había otra opción, otra solución rápida para salir de ahí y los recursos eran extremadamente escasos.
Hiroto divagaba cada vez más en su mente, pensando rápidamente en una salida que le garantice salir sin algún rasguño pero una pregunta perturbo todo lo que venía cuestionándose.
-¿Cómo se encuentra?-Pregunto de manera sorpresiva el albino.
-¿Cómo se encuentra, quien? MI señor…
-Rin.- respondió sesshomaru.
En este punto, hiroto se quedó estático y frunció el ceño. Hacia unos minutos estaba por matar a kuta y ahora la manera en que el albino había pronunciado el nombre de la humana fue totalmente diferente, había una notable diferencia. Incluso, lo comparaba cuando era un llamado a sus guardias o cuando se dirigía hacia él y esto le llamo notablemente la atención pero aún permanecia arrodillado en el suelo con la mirada totalmente en el suelo.
-Hiroto.-el albino le llamo la atención ante la ausencia de respuesta de este.
-Discúlpeme, mi señor.- Respondió hiroto- Ella se encuentra herida por culpa de uno de nuestros guardias, ella en estos momentos no se deja atender por nadie y se concentró en curar a su antigua sirvienta que no nos ha permitido llamar a alguien de su raza para poder atender sus heridas y…
-¿Cuál es la situación del segundo incompetente?- pregunto el albino que fingía tener su atención al pergamino pero la verdad era que estaba más atento a lo que hiroto le decía.
-Muerto. El general kuta se encargó de eliminar el problema.
El albino al oír esto le causó cierta satisfacción, saber que al final su general no era tan imbécil como estaba creyendo hace unos minutos atrás. Había actuado como si él hubiese estado ahí, aunque de cierta manera hubiese preferido que todo el palacio oyera sus gritos de dolor y no que muriera de manera inmediata.
-¿Ha consumido los alimentos que solicite que se le fuera entregado?
Hiroto no pudo más y levanto la mirada del suelo hacia su amo, ahí estaba de nuevo ese cambio drástico que desconocía del albino. No pudo notar algún cambio en su mirada aunque sus ojos dorados estuvieran posados sobre una hoja con garabatos que apenas podia ser legible pero su voz, poseía una leve y casi era indetectable pérdida de autoridad.
- Sí, mi señor. La bandeja de esta mañana estaba completamente vacía pero se negó comer porque se percató sobre el nuevo trato que se les da a las nuevas sirvientas. Solicito que se le entregaran alimento a la sureña y a la sirvienta que llevo los alimentos para ella, en caso contrario ella no consumiría nada que se le ofreciera.
-Lo permito. Dijo de manera inmediata el albino.
Hiroto abrió ampliamente los ojos, nunca se imaginó que iba a ser testigo de cómo el albino cedía ante un simple capricho hasta ahora. En ese instante, tenía a un demonio totalmente diferente y casi no podía reconocer a su amo.
-¿Ha dicho algo más?- pregunto el albino.
-¿Me pregunta si ha solicitado algo más?- hiroto lo pensó- No, mi señor- Mintió.
¿Tensión? ¿Había visto como su amo se tensó por un momento?
Ahora hiroto se atrevió a hacer algo que en ningún momento de su vida iba a realizar a no ser que estuviera seguro de que iba a salir con vida, los rumores que corrían en boca a boca sobre los sucesos entre la humana y su amo eran creíbles para él. Hasta el momento se había negado que tales sucesos podría ocurrir en un demonio tan frio y vil como el lord sesshomaru pero esos cambios fueron las evidencias que confirmaron lo que tanto se negaba. La humana era su debilidad y no iba a ignorar que podía resultar tan beneficioso como lo fue en la época antes de que falleciera…
-Mi lord, perdóneme por mi atrevimiento pero ¿Por qué no va a ir a visitarla?-Hiroto pregunto con la esperanza de que pudiera hacer que ellos dos se reunieran bajo otro contexto que no fuera por las exigencias de la humana pero lo que recibió como respuesta fue otra.
-No es de tu incumbencia, ya puedes retirarte- Dijo el lord que parecía volver a hacer el mismo demonio sanguinario y esto desalentó a hiroto, tal vez la humana ya no tenía tanta influencia como antes o tal vez era otra cosa que ignoraba y…
-Es porque usted no está preparado para poder verla- Hiroto se sorprendió que haya dicho en voz alta uno de sus tantos pensamientos que daba vuelta por su mente, sintió un gran escalofrió escalar dentro de sus huesos y bajo de manera inmediata su mirada al suelo.
Solo fueron unos micro segundos que tardo en poder sentir unas garras pasarle tan cerca de su rostro que su instinto reacciono haciendo que retrocediera hacia atrás, cayendo bruscamente al suelo viendo el rostro de su amo totalmente hecho un furia.
-¿Tu acaso crees que eres alguien para cuestionar mis decisiones? ¡Fuera!-Dijo el albino mientras levantaba su mano con la clara intención de que iba a usar su látigo contra el para sacarlo de ahí mismo.
Hitoro noto esta reacción y supo que no solo estaba en lo correcto sino que había tocado un tema delicado, no estaba preparado por alguna razón que el mismo desconocía. Había dado sin desearlo con la respuesta y ahora estaba en el suelo a punto de ser destruido por su amo.
-¡Espere!- Hiroto se levantó rápidamente sin darle la espalda, viendo a su amo en todo momento pero teniendo la salida cerca en caso de tener que usarlo- ¿Por qué no desea verla? En todo este tiempo de duelo, usted fue el que custodio su tumba para que los humanos e demonios no la tocaran y usted les encargo a sus sirvientes personales que cuidaran sus pertenencias. Fueron meses en que nosotros no sabíamos nada de usted y meses de miedo e incertidumbre en que los sirvientes asesinados por los del sur terminaron por no saber a quién responder. Usted no fue el único afectado por todo el sucedido hasta ahora, sabíamos de su dolor y cuanto le iba costar desprenderse de ella pero ahora que está nuevamente aquí… ¡¿Usted no desea verla?!- Dijo con incredulidad hiroto que no solo se estaba enfrentado a su amo sino a todo el presente que ahora formaba parte de su pasado.- ¡¿Tan cegado se encuentra en estos momentos?!
Esto freno al albino, lo iba a partir en dos en ese instante y…
-¡Usted es un necio que hace que nosotros paguemos el dolor que usted siente por culpa de una humana!- Dijo hiroto.
"Tendrás que aprender una lección…conocer el deseo de salvar a un ser querido junto al miedo y el dolor que causa perderlo…"
Eso había sido suficiente, el albino rápidamente agarro el cuello de hiroto y de un momento a otro lo lanzo contra la pared del pasillo sacándolo de su despacho.
Hiroto sintió el golpe en su espalda retumbar por toda su columna y cayó al suelo donde ya se encontraba tosiendo sangre para recuperarse del severo golpe, estaba totalmente tirado en el suelo cuando sintió como su amo se le iba acercando. Esto alerto a los guardias que rápidamente vinieron a ver que sucedía y en vez de que el daiyoukai lo terminara matando, simplemente dijo.
-Lo quiero fuera de mi vista y atado en la puerta principal-Dijo severamente el albino.
-Enseguida.- Dijo el guardia que rápidamente fue sacando a hiroto para poder salvarlo antes de que su amo terminara con su vida.
