-Eres demasiada obvia, rin.- Respondió sesshomaru, manteniendo cierta distancia entre él y ella. Siendo indiferente, careciendo de algún afecto como si un bloque de hielo se hubiera puesto en el medio y se negara a derretirse.- ¿Qué buscas?

Rin, atónita y sorprendida de que su segundo reencuentro con su amo fuera en aquel lugar siendo el menos pensado o tal vez el lugar que menos imaginaria. Fijaba sus ojos marrones sobre los ojos ámbares que relucían con una mirada fría y vacía, ajeno a como lo recordaba.

Su mente que hasta ahora estaba en blanco, comenzó a dispersarse rápidamente en alarmas que concluían siempre en intentar romper la puerta y huir. Sin embargo, permanecía allí con el corazón martilleándole los oídos y con la respiración tan contenida que podría causarle un desvanecimiento.

Ella desvió rápidamente su mirada de sorpresa y de asombro, iba en caminada a hacer una leve inclinación con la mirada al suelo como gesto de respeto e saludo pero no pudo mantener su mirada en el suelo por mucho tiempo cuando no pudo evitar notar que el demonio no traía su típica armadura. De hecho, se encontraba desarreglado como si hubiera salido de sus aposentos con prisa. Los detalles desde el cinto a medio atar como su ropa desalineada, no era algo típico de ver y especialmente cuando la ausencia de sus espadas dejaba la sensación de una imagen incompleta.

Rin de golpe se sintió tan presionada e intimada que bajo su vista nuevamente hasta el suelo mientras su espalda se apoyaba más en la puerta ante la idea de aferrarse a dicho objeto como lo único que la protegería del albino mientras sentía la culpa de haber sido víctima de su propia curiosidad al estar examinando a su amo. Tuvo la intención de responder pero nuevamente se vio sorprendida por la poca paciencia de su amo donde la voz masculina resonó claramente por el lugar.

-Responde.- Demando de manera cruda y poco amable que provoco un ligero sobresalto en la humana.

Rin frunció el ceño pero no de enojo sino extrañada por la manera en que se dirigía a ella como si fuera uno más de sus esclavos. Nunca le había hablado así como para tener que preocuparse pero tomo la valentía para dirigirse verbalmente.

- Una explicación – Fue todo lo que pudo responder la humana de una forma tan patética que hasta se lamentó de haber hablado sin haberlo pensado unos minutos más. El demonio podía demandar una respuesta más completa que tal vez sería un poco más agresivo en esta tercera ocasión.

-¿Y por eso ideaste un plan tan patético?- dijo sesshomaru ante la sorpresa de rin.

Finalmente, lo que tanto quería y lo que había pedido a sus cuidadores como los guardias del lord, estaba sucediendo. Tenía a su antiguo amo enfrente de ella pero no le salían las palabras, su mente quedo en blanco.

¿Era su enojo lo que le impedía hablar? No…
¿Miedo a como podría reaccionar? Tal vez…

¿La incertidumbre de sus acciones? Definitivamente…

La verdad es que no lo sabía, se sentía totalmente un adorno en esa celda. Así que, mando todo a la mierda y empezó a decir todo lo que pasaba por su mente aunque no tuviera mucha coherencia…

-Kirara y Hiroto, no están. Mis opciones son pocas, diría casi nulas suponiendo que sigo siendo humana. No tengo que ser adivina para saber sus destinos. Mi plan es…- dijo rin antes de dejar de hablar por unos segundos y levantar su mirada e fijarlo en el demonio con firmeza- Lo hice porque no recibía respuesta de usted- dijo la humana de manera dura hacia su amo- Le pedí a uno de sus guardias que le informara que deseaba verlo pero…

- Se me informo.- Dijo fríamente el albino que irrumpió la humana en su explicación de porqué estaba ahí.- No es de mi interés.

La humana lo empezó a mirar de forma poco amable pero se recordaba que no deseaba una confrontación y un desenlace que acabara con la oportunidad que tenía por delante.

-¿Y hace cuanto que ya no soy de su interés?- Una pregunta que rin no pudo evitar que no saliera de su boca con cierta ira y que el demonio se dedicó explícitamente a no responder.

Adquirir la misma frialdad que el poseía para mantener una conversación de iguales era imposible, tratar de estar a esa altura era algo que no alcanzaría ya que primero tendría que vivir muchas situaciones inimaginables y horribles para poder casi igualarlo.

Tratar de sugerir que su objetivo era pedir o suplicarle que la gente que ella conoció en el sur dejara de ser tratada como simple basura era demasiado requerimiento como la liberación de kirara y el regreso de su viejo amigo Hiroto.

¿Qué opciones tenía?

Siendo humana, solo le correspondía responder las peticiones y obedecer al demonio que aun la protegía sino no estaría condenada a estar en ese maldito cuarto. Sin embargo, no se dejaría tan fácil y buscaría la forma en que ella sea escuchada. Opto por poner una postura más rígida y no afligirse ante el albino, mantenerse firme para que diera frutos su nuevo plan.

Iba a demostrar que ella era igual de fuerte, decidida y que no iba a cambiar de idea por más que fuera cruel con ella. Inicio nuevamente la conversación a pesar de que el ambiente se volvía cada vez más intenso…

-¿Kirara sigue en las tierras del Este? ¿A dónde movieron a hiroto? Ya que como usted bien sabrá, vi como esos guardias se lo llevaban- pregunto rin de manera firme y seria.

-No es necesario…-No pudo terminar que la humana ya lo estaba interrumpiendo.

- Si, lo es.-Hablo seria cuando vio que le iba a cambiar el tema de conversación.- Solo le pido que me lo diga.

En ese momento, no hubo respuesta por parte del albino.

Ahora, el silencio provenía del demonio que no retiraba su vista de ella.

-Solo le pido, le requiero y le imploro que me diga en donde están.- Dijo rin que ya le estaba costando mantener esa postura que no era propio de ella- Sé que no deseaba verme en estos momentos y conozco bien la razón, no tiene por qué volver a verme si tan solo me dice en donde están…

Realmente no quería una confrontación, realmente no quería hacerlo enojar pero estaba encaminada a hacerlo.

-Usted maneja estas tierras, sabe perfectamente lo que sucede en este lugar y sabe a qué vine.-Dijo casi enojada.- ¿En dónde están y en qué estado se encuentran?- dijo duramente hacia su amo.

El demonio seguía sin responderle, solo la miraba sobre ella sin ninguna reacción. Rin dejo pasar unos minutos para ver si había o existía la posibilidad de que tuviera alguna respuesta pero no.

Ella respiro profundamente y resignada, soltó todo el aire cuando de golpe dijo lo que hacía rato quería decirle desde que llego…

-Déjeme libre, lord Sesshomaru.

Sin darle una respuesta verbal, el albino alzo su mano hacia un costado mientras destellaba en las puntas de sus garras el color verdoso que era tan característico cuando iba a emplear su látigo. Rin que se había acallado de manera inmediata, se percató de la intención de su amo y el efecto de sus palabras. Rápidamente se fue a un rincón de la celda cuando una explosión se desencadeno a varios centímetros de ella.

Arrinconada en una de las esquinas de la celda con su espalda sintiendo la fría pared, la oscuridad cubriéndola de manera intensa y el ruido haciendo eco por el subsuelo. Vio como una especie de neblina se hacía densa en el aire que no era más que una combinación entre tierra y humo de una puerta que había desaparecido.

Rin cubrió su boca y la nariz con la manga de su kimono para no respirar lo que se había concentrado en el aire. La única ventana con barrotes de la celda no era lo suficiente grande y la ventilación no era lo suficiente buena como para que esta especie de neblina se fuera diseminando…

-Vuelve a tu habitación.

Escucho la voz de su amo con tanta determinación que estaba pensando que podría existir la posibilidad de que la tomaría del brazo, la arrastraría por todo el palacio y luego la tiraría dentro de ese cuarto que sería su futura celda de seda. Una habitación adornada, acomodada a su gusto para que no se sintiera prisionera pero una celda en fin de cuenta con los lujos que una persona privada de su libertad no tendría.

Sin embargo, el polvo estaba empezando a causar cierta irritación a su vista haciendo que se humedecieran en lágrimas que se deslizaban por sus mejillas y una tos se hizo presente para expulsar las molestias de su garganta.

De un momento a otro, su amo disipo la neblina sin saber el cómo. Rin levanto la vista mientras aún se cubría con la manga de su kimono y se vio arrinconada contra la pared con su amo a varios centímetros de ella que no supo en qué momento se le acercó tanto.

-La próxima vez que decidas burlar mis órdenes y a mis guardias, no tendré en consideración de tu posición. No me interesan tus motivos y tus arrebatos, no tengo el tiempo suficiente para malgastarlo.- dijo el albino con cierta ira en su voz y su fría mirada sobre ella.

Entre ellos, ese maldito muro de hielo se fortalecía. El demonio decidió que ya era suficiente, rin vio como tomo la iniciativa de retirarse con una leve inclinación hacia la salida cuando ella como última objeción o intento de rebeldía decidió tomar la mano del albino que en respuesta detuvo su andar.

Cuando Sesshomaru voltio a verla, rin había cerrado los ojos con fuerza y la mano de ella que aún seguía sujetándolo comenzaba a temblar. El albino frunció ligeramente el ceño cuando la humana llevo su otra mano como un refuerzo para evitar que se marchara. Ambas manos sostenían la del albino, era claro que no quería que se fuera.

-Por favor, amo Sesshomaru.- dijo con una voz temblorosa y bajo aún más su cabeza apoyando su frente entre sus brazos con la compañía de ciertos mechones de su cabello cayéndole a los costados- No quiero seguir escuchando los gritos de dolor de demonios que he conocido en otra vida, de niños gritando por su madre o suplicas de perdón. Hay tanto odio, dolor e injusticias. No quiero seguir sintiendo olor a sangre y al olor de los cuerpos siendo incinerados, no quiero ver a nadie morir como también saber que kirara y hiroto sean lastimados por mi culpa. Sé que no debería haber vuelto, no debo estar aquí y evite caer aquí, intente no regresar, ya que no se…

-¿Por qué no viniste hacia a mi cuando habías vuelto a este mundo?- Interrumpió el albino.

La pregunta la había agarrado de manera sorpresiva, tanto que dejo de temblar y abrió sus ojos para levantar su vista e dirigirlo hacia su amo. Los ojos ámbares de su amo estaban fijos en ella, tal vez estaba cuestionándola o examinándola.

-Responde.

-Yo…yo…-Rin no sabía de qué forma responder o cómo hacerlo.

-Rin.-Demando el albino.

- Porque soy consciente de que soy el títere de alguien más.- Dijo abruptamente y agrego- ya no quiero que alguien más muera…- sus ojos se empezaron a cristalizar y bajo la vista de manera inmediata a la posición que había tomado inicialmente sin soltarlo.- pero señor ¡por favor, escuche!

-¿Lo recuerdas?- pregunto el albino, interrumpiéndola y rin sabía que se refería a su muerte.

-No, solo tengo imágenes muy borrosas. No sé qué sucedió…-respondió mientras que su voz se iba apagando, tratando de hacer memoria y de aclarar esas imágenes que muy pocas veces venían a su mente pero en ese momento no le importa, se esforzaba por repetirle su petición.- señor, necesito…

-¿Qué es lo que recuerdas?

Otra vez, rin suspiro amargamente y se resignó.

-Un futon, sangre y demasiada…creo…creo que era mi sangre.- retiro una de sus manos de donde estaba y se la llevó al pecho mientras enderezaba un poco su espalda- y un hueco…-hubo por un momento unos minutos de silencio mientras el albino la observa, ella no levantaba la vista pero sentía su mirada- Señor sesshomaru, le pido que cumpla mi petición y que me déjeme ir. Arrójame al bosque o a los lobos, como usted lo prefiera pero no me deje aquí, no quiero….

Ella estaba hablando y a medida en que lo hacía levantaba lentamente su mirada del suelo con sus ojos cristalizados que buscaban hacer contacto con los ojos ámbares del demonio pero no pudo terminar ya que el albino había llevado su otra mano hacia el rostro femenino para poder sellar sus labios con un beso que nunca pudo haber imaginado que sucedería. Rin abrió los ojos ampliamente, la única mano que permanecía sujetándolo para que no se fuera había aflojado totalmente el agarre y de inmediato el demonio se liberó de ese agarre para dirigir la mano liberada a la cintura que la obligaba a acercarse un poco más hacia el demonio.

Su cuerpo se había quedado petrificado en ese acercamiento y no reaccionaba. El albino corto el contacto de sus labios pero no se distancio, rin que se veía totalmente en blanco solo atino a bajar la vista hacia el pecho mientras contenía su respiración.

El silencio de la celda, la noche sobre ellos y la escasa luz que se filtraba por los barrotes se vieron congelados en el tiempo mientras Rin temblaba, no daba explicación a todos los cambios de su amo. De golpe, ya no existía es muro de hielo y era totalmente diferente a como hacía unos minutos…

De pronto, el mismo brazo que la había obligado a acortar la distancia hacia tan solo unos minutos comenzó por rodear aún más la cintura de rin y la atrajo con mayor fuerza hacia él, pegando ese frágil cuerpo humano con el suyo. Rin que aun contenía la respiración, levanto su mirada que se cruzó con la del albino y el demonio la hizo caminar hacia atrás esos centímetros que le faltaban para tocar la pared. Ella no se negó, camino hacia atrás hasta sentir que la mitad de su espalda había tocado la fría pared rocosa y a pesar que ahora no podía visualizar del todo los ojos del demonio, ella no los aparto.

Ella vio mediante la sombra y empezó a ser consciente de lo estaba sucediendo cuando se le acercó nuevamente pero no se rehusó, hubo un leve roce en sus labios que provoco que entrecerrara los ojos. En ese momento, sus sentidos se ensordecieron, su razón acallo y todo lo demás dejo de existir.

Resulta que ahora no iba a ser el demonio quien iba a desatar el infierno que había entre ellos. Rin termino por soltar todo el aire que venía conteniendo y lo beso, había tomado impulso para estrechar sus labios con los del albino e fundirse en el fuego que hizo que el demonio se enderezara hacia atrás cosa que ella aprovecho para ponerse de puntas y rodear el cuello del albino con ambos brazos mientras dos fornidos brazos rodeaban su cintura para hacerla prisionera en ese mismo lugar. Ella sintió como se volvía tan posesivo y cada vez el espacio se volvía más estrecho. Sus pesadas respiraciones chocaban entre sí, sus bocas desesperadas empezaban devorarse y deleitarse mutuamente.

Se sentía más y más aprisionada contra la pared, atrapada sin escapatoria. No paraba de besarla y ella de corresponderle, la piel de la humana comenzaba a erizarse como si un escalofrió hubiera recorrido su cuerpo pero esto no era un efecto del frio sino algo que ella bien conocía, algo que ella había olvidado hasta ese momento y que el demonio, a juzgar por la manera de besarla, no tenía otras intenciones que esas.

Era tanto el éxtasis que rin lo invito a pasar al interior de su boca y el demonio acepto con demasiadas ansias haciendo que los besos se profundizara aún más. Rin se le escapo un leve gemido que fue acallado cuando sintió la afilada lengua de su amo deleitándose con la suya de una manera tan placentera, no recordaba si alguna vez la había besado de tal forma y juraba que nunca había sucedido. Un deseo que iba tomando forma en medio de la desesperación, la ansiedad, el anhelo, la tristeza y otras tantas definiciones que no cabría lugar para un momento tan intenso.

Rin no pudo evitar derramar una lágrima ante tales sensaciones, llevo sus pequeñas y torpes manos a enredarse en los cabellos plateados de su amo que término estrujando su cabellera desde la nuca con la misma pasión que surgía en los besos siendo un gran incentivo para el demonio. El la separo por unos centímetros de la pared para ser estrechada bruscamente contra el muro donde sus cuerpos se apegaron tanto que compartían el mismo calor, estaba totalmente contra el muro sin un brazo de por medio solo las manos del albino que sujetaban lado a lado su cintura.

Ahora, el beso era uno solo que se extendía cada vez más y más. Era consumirse, un arranque, un delirio, un frenesí, un fervor, un apego intenso, una ímpetu intensa que hacía que rin se viera cada vez más sorprendida y provocara que algunos gemidos se ahogaran en la boca del demonio. El calor aumentaba, el frio ya era cosa del pasado y era tan intenso que alcanzaba su punto crítico donde las respiraciones se sincronizaban perfectamente para que ninguno de los dos se viera obligado a cortar el beso.

Todo era tan adictivo con tanta necesidad que para rin cada beso era una explosión de nuevas sensaciones.

Sin embargo, pudo sentir como las garras se le iban clavado ligeramente en su cuerpo como la sensación de varias agujas atravesando lentamente la piel y un pensamiento surgió entre la nebulosidad de la mente de que el amo podría estar perdiendo cierto control sobre sí mismo. Ya le era doloroso la presión y la sangre de sus labios partidos por los colmillos de su amo estaba muy presente…

A pesar de esto, ella quería seguir…

De manera abrupta, antes de que pudiera decir o hacer algo, el demonio se apartó. Solo percibió como la soltaba, toda esa presión ejercida sobre ella desaparecía y entre la confusión que iba acompañado por su respiración tan acelerada, no noto en que momento salió de la celda. Cerró los ojos con la intención de buscar calmar tanto su mente como su cuerpo y los volvió abrir luego de unos minutos cuando oyó desde lejos una voz muy familiar. Entre la poca luz que tenía a su disposición y la ausencia total de su amo, desvió toda su atención a la entrada de la celda.

-Amo bonito, los guardias me dijeron que lo vieron por estos lugares. ¿Qué hacía por acá?

Rin tapo su boca para no emitir ningún ruido, provenía de los pasillos y la tristeza de tan solo oírlo la invadió por completo.

-¿Amo bonito?- Esta vuelta lo oyó un poco más lejos, tal vez el albino se estaba yendo y Jaken lo seguía.

Guardo silencio por bastante tiempo mientras esperaba que Jaken volviera hablar para saber mínimamente si se había alejado aún más del lugar, se separó de la pared para ir a asomarse a la entrada pero la realidad es que nunca lo supo, el mundo se le fue apagando y su vista se le fue cerrando como un telón que baja cuando una función de teatro acaba. Los sonidos se apagaron y la absoluta oscuridad fue lo que la invadió hasta que sus últimas fuerzas le permitieron entreabrir los ojos encontrándose totalmente en el suelo como si se hubiera desplomado pero con la diferencia que enfrente de ella pudo ver la falda de un kimono blanco que no alcanzaba a cubrir los pies de una niña…

"Esa risa… otra vez…"