Holi

Cada vez me tardo más jaja. Lo importante es que, aún así, sigo rondando por aquí.

Muchas gracias por leer, a pesar de la cascada de angst que corre en este camino al primer final.

Disclaimer: MSLN Ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 15.A : Peores mejores amigas

- ¿¡Me puedes explicar qué demonios significa esto!?

Cuando Rein entró al cuarto del hospital unas pocas semanas después, arrojando una carpeta marrón en su regazo y hecha una furia, Fate supo que Hayate había logrado que aprobaran su solicitud. Con el cabello plateado extrañamente desordenado, la tensa expresión que mostraba la mujer parecía indicarle que, si no estuviesen en un hospital, seguramente la tomaría por los hombros y le daría una zarandeada, o le estamparía la mano en la mejilla en una dolorosa bofetada, por lo mínimo.

- ¿Cuándo Fate? ¿Cuándo mierda pensabas decírmelo?

Ante la actitud de su amiga, Fate ni se inmutó. Solo se giró, mirándola con expresión cansada, haciendo un gesto hacia la silla que se encontraba vacía a su lado.

- Siéntate - le pidió.

Rein, aún molesta, tomó asiento a su lado, cruzándose de brazos sin suavizar su expresión. Sentada observó cómo Fate tomaba con cierta dificultad la carpeta, abriéndola para poder observar su contenido. Dentro del folder se encontraban un par de documentos, pero el más importante era el que iniciaba el expediente. Allí, firmada por Hayate, el presidente del comité y un doctor cuyo nombre no alcanzaba a reconocer, estaba la autorización oficial de su petición, con fecha de ejecución pautada para finales de esa semana.

Al ver las firmas no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, y una sonrisa tristísima apareció en sus labios. Pronto todo acabaría.

Tratando de entender, Rein trató una vez más.

- ¿Por qué no me lo dijiste antes? - preguntó.

- Si te lo hubiese dicho antes ¿Habrías estado de acuerdo? - contestó Fate.

Fate sonreía al contestarle, y aunque a Rein le hubiese gustado seguir igual de molesta que cuando Hayate le dio la noticia, no podía negar que su colega tenía razón. Si Fate le hubiese hecho esa petición directamente a ella, dudaba ser capaz de aprobarlo.

- Desde luego que no Fate - dijo rápidamente Rein.

- Por esa razón no te lo pedí a ti directamente Rein - explicó Fate - No podía ponerte a ti en esa encrucijada, después de todo lo que has hecho por mi.

Permanecieron en silencio por algunos minutos. Fate esperó pacientemente a que su colega ordenara la inmensa cantidad de pensamientos que seguramente estaban pasando por su cabeza en esos momentos. Aunque había querido decirle a Rein lo que había decidido en varias de sus tantas visitas, sabía que Rein intentaría hacerla recapacitar. Lo intentaría a diario, aún cuando la decisión estaba tomada, porque aún se sentía responsable de lo que había sucedido.

No era justo que su amiga se sintiera culpable por los hechos que sus propias decisiones habían desatado.

Ahora, con la aprobación de su solicitud en su regazo, Rein no podía hacer mucho para cambiar esa decisión. Y, sobre todo, había logrado no mortificarla con la responsabilidad de ser quién autorizara la misma. Entre tantas cosas, esa sí había sido una batalla que había logrado ganar.

- ¿Estás segura de que quieres hacer esto? Aún estamos a tiempo de pedir que anulen la solicitud - insistió Rein - Tal vez si hablamos con Shamal sepa de alguien que tenga algún tratamiento alternativo.

- Rein, no te enredes la cabeza con eso. - pidió Fate, tomando su mano - Ni siquiera podemos decir qué fue lo que en verdad me pasó. No puedes pedirle a los médicos que sanen algo que es completamente desconocido para ellos.

- O podría, no sé, intentar hacer algo en el laboratorio. Si tomamos la fórmula del RF6 y buscamos compuestos similares que sí se hayan estudiado…

- Rein, basta. Sabes que no tenemos tanto tiempo. Agradezco infinitamente toda la esperanza que tienes puesta en mí, pero ambas sabemos que es muy probable que muera antes de que formulemos algo que pueda servir. Esta es la mejor solución.

Realmente quería seguir molesta con ella. Quería gritarle que era una tonta por rendirse tan pronto, pero no podía evitar reconocer esa chispa de brillantez que siempre había existido en Fate. La verdad, a pesar de que ella estuviese intentando aferrarse a un imposible, Fate tenía razón. La petición que yacía en ese folder, y que su misma esposa había aprobado, era la única vía de escape que le permitiría a Fate marcharse con el menor sufrimiento posible.

Cuando Hayate le había dado la noticia, su esposa no imaginaba que Fate aún no le había dicho nada. Todavía la justificación de Hayate resonaba en su cabeza, refutando todas las teorías que había intentado formular para encontrar alguna alternativa diferente. Para la directora de la TSAB, aprobar esa dolorosa solicitud era casi un acto de piedad.

Nunca le había gustado no tener la razón. Usualmente su buen tino la ayudaba a siempre tenerla, pero esta vez no la tenía, y tratándose de una amiga tan querida, lo odiaba más.

Esa decisión estaba tomada incluso desde antes de que Fate lo solicitara.

- Está bien - murmuró Rein, derrotada - Si estás completamente segura así se hará. Pero estaré contigo. Te acompañaré hasta el final, o al menos hasta donde pueda, así no lo quieras.

- Gracias Rein - agradeció Fate - Eso me llevaba a otra cosa. Hay un último favor que me gustaría pedirte.

Antes de hablar nuevamente, se acomodó ligeramente en la cama, intentando obtener la fortaleza necesaria para que su voz no temblara.

- ¿Sería posible que, ese día, pueda usar de nuevo el RF6 antes de partir?.

Ante la mención del compuesto Rein se revolvió en su asiento. Después de tantos problemas, de tantas decepciones, Fate seguía empeñada en usar el mismo líquido que había descubierto y que en esos momentos estaba acabando con su ser, marchitándola con cada día que pasaba, y dejándola aún deseosa de vivir en una realidad que no era la suya, una realidad que era infinitamente distinta a la que vivía.

¿Tan benevolente había sido el destino de Fate en ese mundo paralelo?

- No, no puedo hacer eso Fate. ¡Maldita sea! Ese líquido es el que te tiene postrada.

- Rein, por favor.

- ¿Por qué? - inquirió Rein, aún sin entender - ¿Por qué estás tan obsesionada con ese mundo paralelo?

- Tengo una hija - soltó de golpe la rubia.

- ¿Qué?

Fate la miraba con lágrimas en los ojos, y prácticamente con la misma expresión de tragedia que había visto en ella el horrible día de la boda de Nanoha, cuando la había encontrado desahuciada en el piso del laboratorio.

- En esa otra realidad, Nanoha y yo tenemos una hija - confesó Fate, en un susurro - Permíteme verlas una última vez, por favor.

Después de tanto, finalmente empezaba a entender. Cuando en esta realidad Fate ya no tenía nada a lo que aferrarse, en ese otro mundo había tenido todo lo que secretamente había anhelado y nunca se había atrevido a buscar. Sus ojos humedecidos por las lágrimas sólo le mostraban la sinceridad que había en las palabras de quién fue su compañera de investigación por tantos años. La mujer no mentía. La aseveración que hacía, así como el inmenso sufrimiento que esa aseveración le causaba, eran reales.

Si la autorización de Hayate había sido un acto de piedad, lo que Fate le pedía ahora era un acto de compasión.

No podía negarse.

Y tampoco podía seguir enojada con ella. No cuando les quedaba tan poco tiempo.

- Fate, quiero que sepas que eres la persona más necia que he conocido en mi vida - dijo Rein, suspirando - Eres una cabezadura, no sabes obedecer órdenes, y siempre terminas haciendo lo que te da la gana. Eres la peor amiga que cualquier persona pudiese tener pero, aún así, haré lo posible por cumplirte ese último capricho tuyo, si eso es lo último que te dará paz.

Sonriendo genuinamente, Fate la jaló del brazo torpemente. Rein, entendiendo el mensaje, se acercó lo suficiente para dejarse abrazar por su colega, esa amiga cabezota que la sacaba de quicio, pero que seguía queriendo a pesar de que le causara problemas y de que en ese momento le estuviese manchando toda la bata blanca de lágrimas.

- Gracias - murmuró sinceramente entre sus brazos - Gracias por entender.

Volvería a verlas, por última vez.


Nadaoriginal: Esa brecha creció mucho más de lo que ambas creyeron. Por eso, aunque Fate se empeñe en decir que toda la culpa fue suya... Con la admisión de Nanoha creo que se ve que hubo una responsabilidad compartida al final. No te creas, hasta a mi, cuando escribí esto, me dolió bastante. ¡Saludos mi querido Nadaoriginal! Qué tengas una muy buena semana.

Gui: A veces, la aceptación hacia lo inevitable es lo único que nos queda para obtener aunque sea una minúscula cantidad de paz. En cuanto a Nanoha... La verdad, creo que tu visión de su situación a futuro es muy similar a lo que pienso que sería de ella. No te preocupes, aún nos quedan un par de capítulos jajaja. ¡Qué tengas una excelente semana!

Thelostname: Efectivamente, ambas en menor o mayor medida tuvieron su cuota de responsabilidad en lo que sucedió. Es por eso que ambas tienen que aceptar las consecuencias de sus actos. Es por eso que, a pesar de que la decisión de Fate en usar el compuesto pareciera ser la responsable de todo, la decisión de Nanoha es justo la que tiene el mayor peso para el camino que toma cada final. Todo tiene un por qué, dicen por allí. Un abrazo!

Nos leemos pronto.