El sol estaba ya mas cerca del ocaso que del mediodía cuando salió a pasear con el objetivo de ordenar sus ideas. Se sentía triste y decepcionada. Era posible que no fuese justa en esos momentos, pero decidió que podía permitirse esos sentimientos antes de tener que enterrarlos cuando cruzase el umbral de la casa. Había prometido que no se interpondrían en su nueva tarea...

-Descanso, solo una copita de vino, un paseo diario y nada de preocupaciones, esa es la receta mágica del matasanos- masculló el Sr. Bennet

-Padre, tiene que hacerle caso. Hágalo por usted y por todas nosotras- le suplicó Lizzy.

-Lo sé. No voy a ocultarte que el ahorro no ha sido lo mas importante en esta casa, algo que si me está quitando el sueño estos días. Se que he sido demasiado indolente en muchos aspectos de mi vida y me temo que ahora vais a sufrir las consecuencias-.

-Madre siempre ha dicho que tendremos 5000 libras para nuestra manutención. Será complicado y tendremos que realizar ajustes pero eso no debería preocuparle- intentó tranquilizarle la joven

¡Elizabeth! ¡Claro que me preocupa! Con vuestra madre, difícilmente os ajustaríais a las 250 libras de gastos. Si solamente con los gastos de la casa, modista y alimentación cada año nos gastamos mucho mas de 1000 libras. Añádele el de tener que pagar el alquiler de una residencia. No, hemos sido demasiado inconscientes- admitió su padre.

El silencio se instauró entre ellos durante unos minutos, mientras se sumergían en sus propios sentimientos.

-Le escribí ayer a tu tío para que me indicase cuanto hay reservado de la dote de tu madre. Soy consciente que en lugar de haber ahorrado al menos los intereses durante estos años, a menudo han sido necesario utilizarlos para no endeudarnos- confesó el Sr. Bennet para decepción de su hija.

-¿Y después de eso? ¿ha hablado con madre? Deberíamos intentar gastar menos durante los próximos meses, comenzar a ahorrar algo... - indicó la joven

-Casarse con un joven rico, es la solución -añadió sarcásticamente el caballero.

En otro instante era muy posible que a Lizzy le hubiera hecho gracia la broma, pero en ese momento, la consideró desafortunada. ¿O quizás sería que tenía demasiado presente el rechazo al Sr. Darcy? Y para ser sinceros, no se había reconciliado consigo misma tras su comportamiento.

¿Se arrepentía? No, o al menos eso creía ahora. Pero, si la situación cambiase mañana, ¿hubiera dado un no tan tajante? Ahí se quebraba su seguridad. Siempre había pensado casarse con alguien al que respetase, admirase y del que pudiera enamorarse. ¿Pero que ocurriría si pasase necesidad? ¿Sus valores pesarían mas que el bolsillo?

Tras otra insulsa velada, decidió confesarle a Jane, solo una parte de lo ocurrido en Kent. No quería disgustarla. Ya se enteraría de noticias lo suficientemente desgarradoras para ella en pocas horas como para añadirle el conocer que Bingley realmente la había amado, y que le había perdido por el comportamiento de su familia. Pero necesitaba descargar parte del secreto que pesaba sobre sus hombros. Sentir que no había sido tan miserable como se sentía en esos momentos. Y aunque estaba segura que parte de esa angustia procedía de la conjunción con la situación actual de su padre, esa parte aun no era libre de comunicarla.

Su hermana mayor la quería demasiado como para extrañarse de que alguien la admirase, aunque fuese una persona como el Sr. Darcy. Y aunque se sorprendió ante la aparición de Wickham en el relato, la consoló y reconfortó, pues para ella lo mas importante era la felicidad de Lizzy.

-Solo espero que mañana piense igual-se dijo la joven antes de dormir.


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