15 capítulos. No quiero que sea exageradamente largo para no aburrir a la audiencia con tanta espera.

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El enfrentamiento fue fugaz.

Ambos enmascarados sacados sus armas y comenzaron a disparar sin pudor. Para sorpresa de ambos, ninguno de los dos fue herido durante ese intercambio de ráfaga.

Ah pues se pusieron detrás de un objeto que pudiera ser capaz de protegerlos de las balas

"¡Sigues vivo!" Gritó la enmascarada tratando de sacar su cabeza. La cual rápidamente agachó después de ser disparada y ser casi alcanzada por una bala.

"El bien siempre triunfa contra el mal" respondió el policía ferozmente. Chase era un policía confiado. Y sabía que lo mejor que podía hacer era no dejar de disparar. Sin embargo sabía que los refuerzos no sabían su ubicación exacta y no sería buena idea quedar sin munición en media pelea.

Mientras el feroz tiroteo continuaba, la mente de Chase trabajaba a toda velocidad, intentando descubrir la identidad de la enigmática enmascarada. Había algo inquietantemente familiar en ella, algo que removía un recuerdo. Pero este no era el momento para la introspección ni las distracciones. La prioridad era dar de baja a la asesina y proteger vidas inocentes.

La Sombra Blanca por primera vez tenía miedo de perder un enfrentamiento. Aunque este era técnicamente la primera vez que tenía un enfrentamiento con alguien. Cada asesinato que hizo fue contra personas que no podían defenderse. Ya sea porque no manejaban armas o porque ella los mataba antes de que pudieran reaccionar.

Sin embargo psicológicamente no estaba peleando contra un monstruo. Peleaba con alguien que también creía en hacer justicia y pudiera tener una familia que lo estuviera esperando en casa.

En ese momento llegaron más policías. En enmascarado azul ya estaba ganando terreno contra la asesina. "Ríndete y tendrás un juicio justo". Gritó Chase.

"¡Acaso no le entiendes! La justicia en este país está hecha una mierda. Nada de lo que me pasaría sería justo." Respondió Everest. "No comprenderías nada porque eres un esclavo de ese sistema corrupto".

"Este sistema siempre ha estado, pero habemos algunos que todavía hacemos justicia." Chase respondió mientras se acercaba a la posición de la Sombra Blanca.

"No intentes hacerme reír solo para lograr emboscarme" dijo la enmascarada mientras disparó rumbo la posición de Chase obligándolo a retroceder y cubrirse.

Chase sintió una punzada de ira al escuchar las palabras de la Sombra Blanca. ¿Cómo podía hablar así de la justicia, cuando ella era una asesina sin escrúpulos? ¿Cómo podía juzgarlo a él, cuando no sabía nada de su vida ni de sus motivos? No era un esclavo de nadie, era un servidor de la ley.

Pero la ley no siempre era suficiente. A veces, había que tomar decisiones difíciles.

"Tú no defiendes la justicia. Tú defiendes las leyes y puestas por una oligarquía" Respondió Everest. Por alguna razón sentía que su máscara se caía durante esta idea.

La Sombra Blanca también tenía sus recuerdos. Recuerdos de dolor, de abuso, de injusticia. Recuerdos de una infancia robada, de una familia destrozada, de una sociedad podrida. Recuerdos que la habían convertido en lo que era, una vengadora implacable. Desde que se puso la máscara blanca, había dedicado su vida a eliminar a los corruptos, a los opresores, a los culpables.

No era una asesina cualquiera, era una justiciera.

Pero la justicia no siempre era clara. A veces, había que tomar decisiones difíciles, decisiones que podían afectar a otros o a uno mismo.

Comenzó a correr por las vías del tren con la esperanza de encontrar un escape.

El enfrentamiento estaba llegando a su fin. Chase aprovechó el descuido para dar unos tiro. Por suerte logró desarmarla gracias a que una bala logró chocar con el arma que llevaba.

"¡Quítate la máscara¡ ¡Quiero ver tu rostro!"

-¿Por qué? ¿Qué esperas encontrar?" Peguntó ella con voz ronca.

"Quiero saber quién eres. Quiero saber por qué haces lo que haces. Quiero saber si hay algo de humanidad en ti."

"No hay nada que saber. Soy la Sombra Blanca, y tú eres mi enemigo."

Después de eso ella lanzó una bomba de humo en el piso y desapareció como si fuera parte del mismo humo.

Chase estaba pensativo. Normalmente se pondría furioso por dejar escapar a un criminal. No obstante esta vez era diferente. No sentía como si hubieses dejado escapar un tribunal.

Llegaron los autoridades y verificaron el lugar de los hechos. Chase se le dio el permiso de irse se puede dar su testimonio.

Este se quitó todo su uniforme policial y fue a pasear como si fuera un ciudadano normal.

Chase caminaba sin rumbo por las calles de la ciudad. No tenía ganas de volver a su departamento, ni de enfrentarse a sus compañeros de trabajo. Necesitaba despejar su mente, olvidarse por un momento de la Sombra Blanca y de todo lo que había pasado.

S

e detuvo en una cafetería y pidió un café. Se sentó en una mesa cerca de la ventana y observó a la gente pasar. Se preguntó si alguno de ellos sería un criminal, o un héroe, o un simple ciudadano. Se preguntó si alguno de ellos sabría quién era él, o quién era ella.

Ella. La Sombra Blanca. La mujer que lo había obsesionado desde que la vio por primera vez. La mujer que lo había desafiado, que lo había frustrado, que lo había hecho dudar. La mujer que le había hablado con una voz ronca que le erizaba la piel. La mujer que le había dicho que no había nada que saber sobre ella.

Pero él quería saber. Quería saber su nombre, su historia, su rostro. Quería saber qué la había llevado a convertirse en una asesina. Quería saber si había algo de bondad en ella, o si solo era una asesina despiadada. Quería saber si había algo entre ellos, o si solo era una rivalidad.

Mientras pensaba en todo eso, no se dio cuenta de que alguien se había sentado frente a él. Levantó la vista y se encontró con unos ojos verdes que lo miraban con curiosidad. "¡Everest!"

"¿Te conozco?" Preguntó la mujer.

Chase se quedó sin aliento. Era ella. Una mujer que podría pasar desapercibida entre la multitud. Una mujer que lo había idiotizado de una forma distinta.

"No, no creo" Respondió Chase, tratando de disimular su sorpresa.

"Perdona, es que me pareciste familiar. Tal vez te he visto en algún lado" Dijo la mujer con una sonrisa.

"No, no creo" Repitió Chase, sintiendo que su corazón latía con fuerza.

"Bueno, no importa. Me llamo Everest, por cierto" Se presentó la mujer, extendiendo su mano.

"Yo soy el oficial Chase" Dijo Chase, estrechando su mano.

"Ya te recordé, eres miembro de Paw Patrol. ¿Qué haces por aquí? -preguntó Everest, soltando su mano.

"Solo tomo un café. Quería olvidar la carga de mi trabajo por unos minutos." Respondió Chase, mirando su taza vacía.

"¿Te molesta si me quedo contigo Es que estoy aburrida y no tengo con quién hablar" Dijo Everest, haciendo un puchero.

"No, no me molesta". Dijo Chase, sintiendo que se arrepentiría de su decisión.

"Qué bien. Entonces, cuéntame, Chase. ¿Como a estado tu trabajo". Preguntó Everest, mirándolo con interés.

Chase se quedó callado. No sabía qué responder. No sabía qué decirle a la mujer que lo había hecho sentir cosas que nunca había sentido. Tampoco sabía si decirle lo que acababa de hacer.

Chase respiró hondo, tratando de ordenar sus pensamientos. Sabía que abrirse a Everest significaría revelar una parte de sí mismo que rara vez mostraba a nadie. Pero algo en su presencia le hacía sentirse seguro, como si pudiera confiarle sus secretos.

"Ha sido... un reto", respondió finalmente Chase, con la voz teñida de una pizca de vulnerabilidad. "El trabajo tiene sus altibajos. Salvar Ciudad Aventura es una tarea dura".

Everest estudió su rostro, con ojos llenos de curiosidad y compasión. "Imagino que debe de ser duro", dijo en voz baja. "Jugarse la vida por los demás, ser siempre el que arregla las cosas... pasa factura".

Chase asintió, agradecido por su comprensión. "Sí, puede ser abrumador. A veces me pregunto si hay algo más en la vida que ser un policía. Si... si hay algo más que deba hacer".

Everest extendió la mano y la puso suavemente sobre la de Chase, su tacto envió una sacudida de calor a través de todo su ser. "Chase, no subestimes el impacto que tienes en la vida de las personas", susurró. "Aportas esperanza y seguridad a quienes más lo necesitan. Es algo extraordinario".

Una mezcla de gratitud e incertidumbre se arremolinó en el interior de Chase mientras miraba a Everest a los ojos. Ella le veía, le veía de verdad, y eso era a la vez estimulante y aterrador. Con Everest, sintió que no tenía que ser el héroe perfecto todo el tiempo. Podía permitirse ser humano.

En este momento la señorita se levantó y dejó una carta. "Ese es mi número. Para que nos podamos reunir de nuevo". Dijo con una sonrisa mientras salió del cafetería.

Chase sonrió.

En ese momento recibió una llamada de Marshall.

Pero por primera vez no quería trabajar. Su corazón decías que siguiera a la señorita. Pero capturar La Sombra Blanca era prioridad.