Soledad.

En una palabra, eso era lo que Suzuki Satoru sentía ahora, lo que había sentido durante mucho tiempo, aun recordaba la época dorada de su amado gremio, esos días llenos de felicidad en los que había estado rodeado por sus cuarenta amigos, esos días que ya habían quedado atrás.

Ahora Satoru estaba sentado en la gigantesca sala del trono de su gremio, ocupando el lugar de su 'Trono de los Reyes', a su lado, flotando al lado derecho del trono, se encontraba el arma más poderosa que su gremio había creado, un arma que representaba a todo Ainz Ooal Gown por igual y que de hecho, estaba conectado a la estructura misma de su gremio, el 'Báculo de ainz Ooal Gown', un arma de gremio que rivalizaba con los ítems mundiales. El báculo, tenía la apariencia de siete serpientes doradas entrelazadas entre sí, las cuales culminaron en la parte superior, donde sus cabezas se encontraban en circunferencia, cada una de sus bocas sosteniendo una de las siete pequeñas esferas cada una de las cuales eran en realidad items de nivel divino.

La mirada del imponente Overlord esquelético se desvió hacia el báculo que representaba el poderío de su gremio, soltó un suspiro al verlo, añorando los tiempos pasados. Su mirada recorrió todo su salón del trono, desde los enormes telares colgados en los pilares ubicados al costado de la sala, hasta los NPCs que por su orden se encontraban arrodillados frente a él.

Desde el punto de vista de cualquier observador externo, se vería como un rey en una sala de innumerables riquezas, adorado por sus súbditos, pero para Suzuki o como era conocido en el juego, Momonga, no era más que los restos de un reino en decadencia.

Yggdrasil, el juego en el que ahora se encontraba, después de 12 años cerraria sus servidores, en solo unos minutos, todo lo que él y sus amigos habían construido con tanto esfuerzo y compromiso se desvaneceria. Para cualquier persona normal, el final de un juego en línea no sería la gran cosa, pero para Suzuki, este juego significaba todo, en el mundo real el solo era un asalariado común en un mundo en decadencia, contaminado hasta el punto en el que nadie podía salir de sus casas sin respirador para protegerse del aire tóxico que años de contaminación habían provocado.

Afuera del juego no había nada para él, no tenía amigos ni familia ni siquiera una novia o posible pareja, para él, este juego había sido una forma de huir de su horrible realidad, un consuelo de su horrible vida que pronto acabaría para siempre.

Su cuerpo real comenzó a soltar algunas lágrimas mientras recordaba a sus amigos viendo los enormes tapices con sus sellos que decoraban el salón del trono, las únicas personas a las que verdaderamente había considerado como sus amigos.

¿Quien sabe?, tal vez esto era un llamado de atención, ahora que Yggdrasil había terminado debería concentrarse más en su vida fuera del juego, hacer amigos en el mundo real, tal vez conseguir una novia… el solo pensamiento lo sonrojo, sus interacciones con mujeres habían sido muy limitadas a lo largo de su vida, solo una vez había tenido lo que se podría considerar como un enamoramiento, cuando comenzó a sentir algunos sentimientos hacia una de sus compañeras de gremio, el nunca se lo dijo y ella abandonó el juego antes de que siquiera pudiera considerar la idea de hablar con ella sobre eso.

Satoru aún era joven, tenía la posibilidad de formar una familia, pero ahora, sus pensamientos no se dirigen a la remota posibilidad de sentar cabeza, pensaba en su gremio y todo lo que en solo unos segundos perdería.

一¿Porque nadie vino?一 Satoru preguntó al aire, siendo escuchado únicamente por los NPCs, los cuales obviamente no respondieron a su pregunta. Momonga le había enviado una invitación a todos sus compañeros de gremio avisandoles que Yggdrasil desactivaria sus servidores, con la esperanza de que por lo menos algunos de ellos vinieran a pasar el último día junto a él. De entre todos sus compañeros de gremio, algunos le dijeron amablemente que no podrían conectarse, la mayoría no le respondió el mensaje y solo uno le dijo que tal vez se conectaría al juego más tarde.

Se conectó temprano ese día esperando con impaciencia que algunos de sus compañeros se conectaran al juego, espero por horas y horas, pero el único que se conectó fue su amigo Hero Hero, el cual lamentablemente no pudo quedarse por mucho tiempo, no es que pudiera culparlo, el pobre hombre trabajaba tanto que apenas podía mantenerse en pie debido al cansancio.

Repentinamente golpeó ambos reposabrazos de su trono con una intensa fuerza inducida por el pico de ira que había sentido en ese momento 一No me jodan!一 Gritó a los cuatro vientos 一Porque no les importa, todo se ira, todo lo que hicimos, la Nazarick que construimos juntos一 Sus palabras soltadas por la frustración, ¿acaso era el único al que le importaba?, no, no era eso y el lo sabia, a diferencia de él, ellos decidieron que su vida real merecía más atención que un simple juego, no podía culparlos por eso 一Pero aun asi一 Murmuro ante el atisbo de ira que aún perduraba en su ser.

Momonga agacho su cabeza mientras apretaba sus puños con una intensa fuerza, no era ira lo que sentía, era frustración, frustración por no tener una vida fuera del juego, por no tener nada importante en su vida, por no saber como dejar ir todo lo que habían creado con tanto esfuerzo, si su avatar fuera capaz de mostrar emociones, probablemente en estos momentos estaría lleno de lágrimas de ira, frustración e impotencia.

Mientras se hundía cada vez más en sus propios lamentos, el 'Trono de los Reyes' le dio una notificación de alerta al mismo tiempo que una pantalla aparecía frente a él, revelando el motivo de la alerta que se había desplegado, dos jugadores con avatares humanos se encontraban en el patio exterior de la tumba, Momonga salió de su estupor para ver a los aparentes invasores. Pensó por un momento que debería hacer ahora, podría no hacer nada, era imposible que solo dos jugadores atravesarán todas las defensas, probablemente esos dos morirían en el primer o si tenían suerte en el segundo piso de la tumba, pero por otro lado, necesitaba algo para enfocar su mente y olvidar las horribles emociones que en estos momento lo inundaban, una sonrisa decoró su cuerpo real, esos dos eran la distracción que tanto necesitaba.

Con una emoción renovada se levantó de su trono con la intención de ir a la batalla, solo para detenerse un momento al observar el báculo que representaba a su gremio, Momonga sabía que llevar al báculo a una batalla era una decisión realmente estúpida, después de todo, su destrucción significaba el final del gremio. Pero viéndolo por otro lado, ¿qué más da?, de todas formas al juego apenas le quedaba unos minutos antes de desaparecer y además, sería increíble ver el báculo en acción por lo menos una vez antes antes de que juego se terminará.

Con su nuevo pensamiento, Momonga estiró su brazo hacia el báculo haciendo que este flotara hasta su mano, con el báculo ahora equipado, activo su anillo del gremio para teletransportarse a el exterior de Nazarick, apareciendo a unos metros encima de los dos invasores humanos usando el hechizo [Volar] para mantenerse en el aire.

Con una sonrisa en su cuerpo real, Momonga estiró la mano que sostiene el báculo hacia sus dos invasores y antes de que se dieran cuenta de que él estaba ahí, la gema roja brillo momentos antes de que activara su hechizo 一[Invocar Elemental Mayor de la Flama]一 El hechizo fue lanzado ocasionando que una enorme criatura hecha completamente de fuego apareciera en el cielo y comenzara a descender hacia el dúo de jugadores, los cuales al darse cuenta que se encontraban bajo ataque rápidamente sacaron sus armas y se prepararon para luchar.

Momonga ahora en tierra, se encontraba parado en medio de los pantanos de Helheim, apenas a unos metros de la gran tumba, sus oponentes derrotados hace poco y el arma de gremio a salvo. Debía admitir que se había sentido realmente poderoso luchando mientras empuñaba el arma del gremio, tal y como había sido diseñada, el arma no solo le daba a Momonga la capacidad de usar hechizos que por lo general sus clases de nigromante no le permitirían usar, si no que también potenciaba todos los hechizos que lanzaba, sin duda un arma digna de un lanzador de magia como él.

Ahora que la pelea había terminado Momonga comenzó a revisar los ítems que los dos invasores habían dejado atrás después de su muerte, no había nada realmente digno de mención entre las cosas, la mayoría ítems de clase reliquia o legendaria y uno que otro item de clase divina, estos dos no eran nada realmente impresionante, muy fáciles de vencer, probablemente eran de nivel noventa o cercano a ese.

Pero entonces Momonga se detuvo muy impresionado, entre las cosas de esos dos jugadores humanos encontró algo que realmente valía su tiempo, un ítem de clase mundial, su emoción se disparó por los cielos al encontrar ese item, lo analizo, su nombre era 'Semillas del Árbol del Mundo'.

Aunque sabía que apenas quedaban unos momentos para el final del juego, Momonga no pudo evitar emocionarse al tener un nuevo item mundial en sus manos, este ítem en particular, tenía el poder de alterar la raza de su usuario alterando los niveles raciales y quitándoles las inmunidades y resistencias de sus propias razas para cambiarlas a la especie que decidan transformarse. El item en si era un gran brazalete dorado con una enorme piedra preciosa de color verde completamente esferica insertada en medio, Momonga vio con sus instintos de coleccionista el valioso item, analizando, este no era un item mundial con un poder ofensivo o realmente útil en una pelea, pero aun asi eso no quitaba que era un item mundial, el jugador en cuestion al que se lo había quitado, tenia el equipo de alguien con clases de ladrón, asecino o tal vez ninja, seguro usaba este item para cambiar de forma e infiltrarse fácilmente en misiones de recopilación de información o asesinato, sin dudas tuvo mucha suerte.

Una vez que termino de revisar y guardar todo lo que traían los dos jugadores, acción que parecía realmente inutil en este momento, Momonga se dispuso a regresar a la sala del trono de la gran tumba de Nazarick para poder pasar los últimos momentos de su juego en el corazón de la base que a sus amigos y él tanto les costó hacer, cuando repentinamente una luz acompañada por un ruido de explocion iluminó el cielo, luego siguió otra y otra y otra.

Momonga se detuvo para ver los cientos de fuegos artificiales que comenzaban a adornar los cielos de Helheim con sus vivos colores, el jugador con el avatar de Overlord se quedó estático observando con creciente impresión como los desarrolladores se despedían del juego adornando los cielos de los 9 mundos con preciosos fuegos artificiales. Momonga miró su reloj ubicado a un costado de su campo de visión, el reloj marcaba las 11:59:28 一Menos de un minuto一 Comentó para sí mismo, parece que se le pasó el tiempo viendo los fuegos artificiales.

Le hubiera gustado pasar los últimos segundos del juego en su base del gremio, pero debido al poco tiempo que le quedaba eso realmente ya no era una posibilidad, por lo que decidió permanecer afuera para seguir viendo los fuegos artificiales hasta que el servidor sea desconectado y lo obligue a cerrar sesión.

11:59:37

一Fue divertido一 Comentó, preparándose para lo que sería la conclusión final del juego al que le había dedicado tanto tiempo.

11:59:48

Momonga mostró una sonrisa mientras veía lo que suponía era el último fuego artificial de la noche elevarse, dejando una estela luminosa detrás de él 一En cuanto termine tendré que dormir, mañana tengo que ir a trabajar temprano一 Comento para si mismo mientras el sentimiento de tristeza crecía en su ser.

11:59:59

El último fuego artificial de la noche explotó, mucho más intenso que los demás, marcaba el fin de una era, al verlo, una sonrisa de nostalgia apareció en el rostro real de Momonga mientras cerraba sus ojos con la idea de que al abrirlos Yggdrasil se habría ido y el volvería a su horrible vida como un asalariado normal.

12:00:00

12:00:01

12:00:02

12:00:03

Momonga abrió sus ojos, pero fuera de lo que se esperaba no vio su habitación ni se encontraba en su cuarto, en vez de eso lo primero que vio al abrirlos fue el inmenso bosque que lo rodeaba, su rostro golpeado por el aire fresco del lugar, su nariz captando los olores de la naturaleza, ante el nuevo ambiente que se encontraba, Momonga solo pudo decir una cosa 一¿Que está pasando?一 Dijo con total confusión.

Fin del capitulo 2