Antonio nunca pensó que el diablo, o uno de sus secuaces, pudiera tener un aspecto tan angelical. Sus ojos azules brillaban detrás de unas pestañas tupidas. Su cabello dorado ondeaba acariciando su rostro y se recogía en la parte de atrás en una apretada coleta. Llevaba un traje de dos piezas de color azul oscuro adornado por un patrón en una tonalidad aún más cercana al negro. Su corbata turquesa resaltaba sobre su camisa blanca.

Él, por el contrario, seguía en el suelo. El rostro sucio, las rodillas sangrando y el labio partido. La firme e impoluta mano, engalanada por un par de anillos, le agarró del mentón y le movió el rostro. El demonio fue todo lo que pudo observar.

— ¿Es que se te ha comido la lengua el gato~?

— P-perdona pero me está costando asimilarlo… ¿Cómo decías que te llamabas?

— Francis.

— Eso.

— Es fácil, querido Antonio. Soy tan benévolo que te concederé un deseo y me encargaré de protegerte. Mientras pasan los cinco años, nadie soplará en tu dirección, nadie te volverá a maltratar de esta manera. A cambio, cuando esos cinco años de felicidad y éxito terminen, serás mío por toda la eternidad.

La parte racional fue sofocada por una desesperación que había crecido con él. Las miserias, la injusticia, habían alimentado a una ira que siempre resonaba en su cabeza. Las llamas que no se apagaban rugieron clamando poder. Francis se inclinó y respiró sobre una de sus orejas. Un estremecimiento agitó a Antonio mientras esos labios ardientes besaban su lóbulo. La voz sonriente del demonio le envolvió como una pesada cadena.

— ¿Qué me dices? ¿Tenemos trato?


Prompt fictober 2022, día 19: Coleta / ¿Tenemos trato?