Sumario: Levi y Hanji son abogados penalistas y están a cargo del divorcio de Mikasa y Eren. Tienen experiencia en ello, después de todo, así comenzó el final de su propia historia.

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Portada: Esme Rosas


Capítulo 02: Historias que quieren repetirse


Levi admitía tener extrañas costumbres que podrían catalogarse como trastornos obsesivos compulsivos.

Pero celebrar lo que él consideraba "malas fechas" no entraban en ello.

Y hoy, hace exactamente tres años, se había divorciado de Hanji.

Y hoy, justamente entraba su prima, irrealmente histérica, solicitando el inicio de trámite para su divorcio.

Kenny, el tío con quién tenía conviviendo dieciocho y eternos meses, no tuvo reparos en sacar su arsenal de armas cortopunzantes, prometiendo una muerte limpia y sin rastros.

Mikasa, visceral como estaba, dijo que las quiere usar contra esa-maldita-hija-de-puta. Ni en ese momento de ira total ella planeaba herir al que aún era su esposo.

Levi se presionó la sien, sabiendo que va a tener que sacar paciencia de donde no la tiene.

—Guarda las malditas armas, Kenny. No pienso pasar otro jodido juego de detectives y asesinos, no tengo ni tiempo ni paciencia.— Se volvió hacia Mikasa, quien mantuvo su mirada colérica. —Y tú, si quieres que inicie tu trámite de divorcio, tienes que ser más específica. ¿Se te acabó la calentura por el Yēgā? ¿Descubriste que jugar a las casitas no es lo tuyo?— Mikasa le lanzó el primer jarro de cerámica que tuvo a su alcance. Los reflejos de Levi fueron perfectos y esquivó sin problema alguno el ataque.— Eso fue un regalo de Petra. Solo porque lo detestaba, te lo dejaré pasar por alto. Pero deberás limpiar tu desastre. Ahora, dime bajo qué causas quieres que tramite tu divorcio.

—Si yo hubiera estado presente cuando te empezaron a picar las bragas, le hubiera hecho pasar a ese muchacho la prueba de fuego con Traute. —aseguró Kenny, encendiendo un cigarro. —Así nos hubiéramos evitado este bochornoso suceso.

Levi soltó un bufido de fastidio.

—Hay más causas para los divorcio. No todos los hombres estamos prestos a follarnos a cualquiera que se nos cruce en el camino cuando su mujer está mirando a otro lado.— replicó Levi.

—Esta vez Kenny tiene razón.— refutó Mikasa con la voz rota por el dolor. —Eren me engañó. Fue infiel.

Levi hubiera deseado ahorcarlo.

Fue lo único que le dijo a Eren, cuando él y Mikasa decidieron casarse dos años atrás, y pidieron formalmente su permiso para casarse.

«Si la amas, jamás traiciones su confianza.» le pidió Levi en aquella ocasión.

Y ahí va, el pendejo calenturiento mandando al demonio su matrimonio. Ahora que recordaba eso, Mikasa había dicho algo de haberle partido la cara a la amante de Eren. Tenía que protegerla de una posible demanda por parte de la susodicha.

—No quiero revictimizarte.— replicó Levi sentándose mientras se pasaba la mano por el rostro y se sentaba en su sillón predilecto. Y él que quería pasar una tarde tranquila después de tres años de trabajo sin cesar para arreglar la vida de los demás con el fin de obtener el tiempo y dinero para revisar un caso que tiene pendiente desde hace años. —Pero necesito la jodida historia.

Mikasa tembló.

Kenny le ofreció un poco de whisky sin embargo ella sacudió la cabeza en señal de no aceptarlo.

—Siento tanto odio que quiero vomitar.— replicó ella, intentando controlar sus propios temblores.

Kenny dio un largo trago a la bebida pues no iba a deperdiciar un trago.

—Al menos el imbécil ha tenido la decencia de no llamarte a suplicarte— observó Kenny.

Mikasa soltó bufido.

—Le lancé el celular a la zorra esa. Debe tener rota la frente.— soltó ella con amargura. —Ojalá le quede una horrible marca que le recuerde lo puta que fue.

—No estás ayudando— dijo Levi mirando colérico a Kenny. No estaba de ánimos para divorcios y realmente no era su especialidad, pero lo hace solo porque conoce a Mikasa. Si ya tiene decidido divorciarse, no hay poder humano que la convenza de lo contrario y entonces buscará a cualquier abogado de pacotilla que le cobre más de lo que es y la deje mal parada, lo que favorecería a Eren y su amante.

Levi frunció el entrecejo. Sonaba tan irreal pensar en una amante de Eren que no fuera Mikasa, siendo que Eren siempre estuvo detrás de ella. Pero la vida suele ser una arpía sin corazón y dejarte en situaciones que jamás pensarías. Ejemplo él mismo que en otra época se creyó estar siempre con Hanji.

Mal día para divorcios, Yēgā Mikasa.

Mikasa se sentó frente a Levi. En su mente ella pareció rememorar cuándo comenzaron los problemas.

—Pensé que estábamos bien...— dijo Mikasa, con evidente dolor en su voz. —Hasta hace unas diez semanas todo aún era perfecto... Desde entonces empezó a ser distante. Trabajaba más, viajaba más. Se ausentaba más.

Levi trataba de ser lo más profesional posible, pero sintió un terrible deja vú en la descripción de los hechos de Mikasa.

Dos meses antes de divorciarse de Hanji él también creía que estaban mejor que nunca. Entonces...

Se reprochó mentalmente. No era momento para su propia historia.

—Le pedí que nos encontráramos en Kaitenzushi... ya sabes que estábamos adaptándonos y optimizando gastos para adquirir nuestra propia vivienda, así que pensé en un restaurant de sushi... solo quería comer sushi con Eren —Mikasa sollozó otro poco, sus manos se deslizaron hacia su vientre. —No llegó. Le dejé un mensaje de voz porque no me contestaba el celular. Le dije que lo esperaba en casa. Me tenía con la angustia todo el tiempo y estaba a nada de reportar su desaparición porque no me contestaba. Pero salió llegando dos horas después. Venía cansado y... bueno, le pregunté directamente si estaba con otra. Eren obviamente lo negó. No le creí, porque sentía que algo me estaba ocultando, así que le dije que se largara con ella.

—Y te hizo caso— replicó Kenny de manera cínica. —Al menos tienes un marido muy obediente.

Mikasa agarró otro objeto y lo lanzó contra Kenny. Levi ya ni recordaba ni le importaba quién le había dado aquella esfera que simulaba una nevada.

—Cierra la puta boca— soltó Levi, evidentemente irritado con Kenny. Luego se dirigió a Mikasa, tratando de mantener la voz calma. —Traute le pateó las bolas y por eso anda mendigando atención. Así que ignóralo. Soy tu abogado y quiero tu atención aquí.

—Eren se fue obviamente al departamento de Armin, pero Armin no está. Tiene un congreso de criminología y llega hoy en la noche.

—Uh... Quizá Eren pida a Armin que lo represente.— dijo Levi, sin extrañarse que Yēgā también busque a alguien de confianza para el divorcio, aunque aún no encontraba la causal para ello.

—Fui detrás de Eren porque sé que me porté mal... pero cuando entré al departamento de Armin... ahí estaba Eren... con... —Kenny iba a hacer algún tipo de comentario pero la mirada mortal de Levi lo mantuvo callado. No era fácil para Mikasa.

—Necesito el nombre de la persona que agrediste.— indicó Levi.

Leonhart Annie.

Levi frunció el entrecejo.

—¿No es la novia de Armin?

Mikasa asintió, volviendo a llorar amargamente.

—¿Y estás segura que... Eren y Annie son amantes?

A Levi algo no le cuadraba en la historia. Quizá Mikasa malinterpretó algo.

—¡Eren estaba en el sofá! ¡Annie frente a él, en lencería y prácticamente DESNUDA!.— reclamó Mikasa, de manera histérica.

Levi estuvo a punto de reclamarle a Kenny quien se acercó a Mikasa con otro vaso.

—Es agua— replicó Kenny, con voz bastante tensa y peligrosamente baja, obligando a Mikasa a beber. —Debes calmarte, muchacha. Tu apellido habrá cambiado a Yēgā pero la sangre Ackerman corre por tus venas. Nos caracterizamos por no perder la calma. N-U-N-C-A.

Quiero matarla.— dijo Mikasa, aprisionando con fuerza el vaso, sus nudillos volviéndose blancos por la presión.

Los ojos azul gris de Levi brillaron de perspicacia.

—¿Y de Eren?— preguntó, en su papel de abogado. —¿Qué es lo que quieres de él?

Mikasa dejó que las lágrimas siguieran empapando su rostro.

—No quiero verlo, ni hablarle.— ella se mordió el labio con fuerza, dejando a un lado el vaso y aprisionando la blusa. —Duele... demasiado.

Levi hubiera soltado un «Lo sé» pero ella no necesitaba enterarse que seguirá doliendo el resto de su vida.

—Elaboraré los documentos de divorcio...— indicó Levi. —Consigue otro celular. Y analiza si cambias de número. Me firmas un poder para tramitar a tu nombre cualquier requerimiento. Si quieres un divorcio rápido, entraré la demanda en el Juzgado de Smith Erwin.

Levi ya imaginaba a Erwin enojándose nuevamente con él y suponía que le quitaría el habla por otro par de años. Y eso que apenas en este último año habían vuelto a retomar conversación, como los viejos amigos que eran, siempre que no tocaran el tema del divorcio Ackerman.

—También quiero que pienses qué es lo que quieres del divorcio, si una pensión por parte de Eren...

Mikasa sacudió la cabeza.

—No quiero nada.

Aquellas palabras volvieron a remover en Levi las heridas que jamás cicatrizaban. No juzgó a Mikasa por querer ser independiente.

Hanji también lo quiso así.

Levi asintió.

—Puedes quedarte en la habitación de Traute, ella no se encuentra y no vendrá en una larga temporada.— dijo Kenny, guiándola hacia dicha habitación. —No te preocupes si encuentras cosas mías por ahí. Date un baño y descansa.

Levi esperó a que Kenny dejara instalada a Mikasa y luego lo esperó, con un par de vasos de whisky.

Una vez que vio a Kenny, le ofreció el vaso.

—No lo harás. —prácticamente le ordenó Levi. —No volveré a limpiar esas mierdas. Ya es suficiente con que Mikasa también deba pasar por esto.

Kenny lo miró furioso. Odiaba que Levi lo conociera demasiado.

—¿Quién carajos los mandó a casarse?— dijo Kenny, irritado por sentirse metafóricamente atado de manos. Era el trato que tenía con Levi y, en todas las mierdas que pudo haber hecho en su vida, Kenny no se atrevía a volver a hacer cualquier otra que le haga perder la confianza que su sobrino depositó una última vez.

—Esos son papeles que dictamina la sociedad— refutó Levi, yendo hacia su escritorio y sacando su portátil para trabajar el caso de Mikasa. —Pero la separación igual duele una mierda, con o sin matrimonio de por medio.

Kenny tomó de su whisky.

—Tienes la maldita razón— admitió el mayor, observando la puerta de la habitación en la cual estaba descansando Mikasa.

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—No pensé que quisieras poner pronto en práctica todos los conocimientos adquiridos.— dijo la fémina, tratando de no manipular indebidamente el escenario.

—Tampoco esperaba hacerlo y menos en mi propio departamento. —respondió el rubio, tomando con cuidado y en una funda aquel celular destrozado. En la pantalla destruida logró ver la foto de la boda de sus dos mejores amigos. Y solo había una persona en el mundo que tenía eso. —Es el celular de Mikasa.

—¿Uh?— exclamó extrañada Hanji. —¿Está viviendo contigo?

Armin sacudió la cabeza.

—No, pero Eren y ella también tienen duplicado de la llave de mi departamento por si se presenta alguna emergencia.— respondió Armin, notando que faltaba su abrigo negro el cual solía colocar en la entrada cerca de la puerta. Si fue un intento de robo, solo se llevaron un viejo y largo abrigo. —¿Mikasa habrá evitado un robo?

Hanji analizó la situación.

—Está capacitada para ello. —agregó Hanji, notando que los seguros funcionaban y la puerta estaba intacta. Deseaba que Mikasa no estuviera herida o algo peor. A Levi le queda solo su prima en este mundo. Inconscientemente se preguntó si Levi estaba enterado de aquel problema que involucra a Mikasa. —No hubo forcejeo en la entrada.

Armin estaba temiendo lo peor cuando entró Eren, agitado, sudoroso e histérico.

—Demonios— soltó Eren irritado.

—Lamento estar en mi departamento— bromeó sarcásticamente Armin, haciendo que Eren recordara esas horribles manías que su amigo había adquirido de Annie.

—Recién llegas— indicó con obviedad Eren, volviéndose hacia la salida. Iba a correr a seguir buscando a Mikasa cuando repentinamente le llega una alerta de correo.

Eren, desesperado, abrió el mensaje. Y entonces, su mundo se paralizó y sintió como si la sangre se le congelara en las venas. La angustia y los miles de escenarios negativos fueron reemplazados por una profunda tristeza. Las lágrimas empañaron la lectura y las piernas parecían que iban a fallarle, así que se arrimó a la pared, dejándose caer lentamente hasta el piso.

—¿Pasó algo?— preguntó Hanji, preocupada. Pareciera que a Eren le notificaron que Mikasa murió porque notaba en él esa desolación de haberla perdido.

—Levi...—dijo tenso Eren. Hanji sintió que el corazón le latía dolorosamente en el pecho, como si hubiera decidido volver a latir ante su nombre recordándole cuánto duele su ausencia.

Eren inspiró y exhaló grandes cantidades de aire. No podía creer lo que estaba leyendo. Soltó el celular como si fuera una piedra ardiente y escondió el rostro entre sus manos.

Armin agarró el celular de Eren y leyó en voz baja el correo electrónico.

«Ackerman Levi, en adelante representante legal de Yēgā Mikasa... Poder legal para presentar cuánto documento fuera necesario... Presentación de demanda de divorcio... Unilateral.»

Armin miró el celular. De no conocer a Levi pensaría que es una broma pesada. Pero Levi jamás bromea. De hecho, desde que se graduó en abogacía hace un poco más de año y empezó a trabajar en Zacharius Asociados, de las pocas veces que ha visto a Ackerman Levi en los juzgados, siempre lo notó sombrío y tenso.

De ahí, ni siquiera en la boda de Mikasa lo vio feliz. Como si aquella emoción no existiera en él. De manera inconsciente Armin miró hacia Hanji. Sabe, por la firma de abogados, que Hanji estuvo casada con Levi, aunque desconoce las causas de su divorcio. Y generalmente se evita mencionar a Levi delante de ella pues, por mucho que ella aparente, su ex le afecta.

Clara muestra de ello es que estuvo a la expectativa cuando Eren mencionó a Levi.

—Esto es un jodido malentendido— pudo decir Eren. Su respiración seguía siendo errática y tensa. Trató de tranquilizarse, al menos el mayor de sus temores no se hizo realidad y Mikasa estaba a salvo.

Pero si ella no lo quiere.

Si ella lo cree capaz de traicionarla.

Eren no sabe qué hacer.

Solo tiene algo en claro. Jamás la obligaría a quedarse junto a él.

Los sombríos pensamientos volvieron a atacarlo. Mikasa aún no era consciente de lo que le pasaba y Eren apenas había logrado reunir el dinero suficiente para que ella se realice todos los exámenes correspondientes. Deseaba que Mikasa fuera lo suficientemente cuerda para no rechazar su ayuda económica. Después de todo, si se trasnochó, esforzó y luchó fue por ella.

A pesar que Mikasa ya no lo ame.

Eren sintió amargo el paladar.

—Armin... Yo... No sé qué hacer respecto a ésto pero si Mikasa quiere... Entonces aceptaré.

—¿¡Qué demonios estás diciendo!?— soltó abruptamente el rubio, sintiendo que empezaba a dolerle la cabeza. —Vamos por partes. Primero, no soy especialista en derecho familiar. Además ni sé por qué demonios Mikasa te está demandando...

—Si es por mutuo acuerdo. ¿En qué tiempo demoraría en ejecutarse? —Preguntó Eren con la voz rota.

—Te dije que no tengo...

—Tres días— interrumpió Hanji. Hizo una pausa, ignorando la expresión de desacuerdo de Armin. —Si lo hizo Levi... Seguramente lo legalizará con Erwin.

—Hanji-san... ¿Puedes ayudarme?— pidió Eren. Su mirada apagada volviéndose hacia ella.

—Tampoco soy especialista en derecho familiar, pero tengo la experiencia.— Hanji se encogió de hombros, fingiendo indiferencia ante sus propios recuerdos. —Además, si es por mutuo acuerdo todo fluye.

—Te lo encargo, por favor.— indicó Eren, volviendo a recargar la cabeza en la pared.

Armin sacudió la cabeza, en señal de desacuerdo.

—¿Puedes decirme al menos por qué vas a aceptar el divorcio?— reclamó el rubio, aún creyendo que esto era una absurda pesadilla.

—Mikasa así lo quiere.— fue la fría respuesta de Eren.

Armin soltó un sonido de irritación. Y no ayudó que Hanji apoyara lo que el rubio consideraba era una estupidez.

—¿Alguna condición particular que quieras negociar?— preguntó Hanji, empezando a redactar los documentos de respuesta desde su tablet.

Eren pensó unos instantes en lo que le permitía el dolor de su pecho.

—Mikasa... Bueno... Está con vómitos y mareos. Además, hace dos semanas atrás se desmayó cuando regresábamos del centro. — dijo Eren, revelando información de la cual su esposa desconocía.—Pero ella lo atribuyó a que se quedó dormida repentinamente por cansancio.

—¿Está... embarazada?— preguntó Hanji, la voz pesando ante aquella inquietud. Sus manos, de manera inconsciente se volvieron hacia su propio vientre.

Eren soltó una risa irónica.

—Con mi maldita suerte, no lo creo.—dijo Eren, aún en su estado negativo. Suspiró, añorando lo que ahora sabe que jamás tendrá. —Tuvo su periodo hace como tres semanas, así que no, no está embarazada.

Armin se sentó, entendiendo la otra preocupación de Eren pues su madre, Carla, murió cuando Eren cumplió 14 años a causa de cáncer. Los síntomas que Eren describió en Mikasa eran los mismos que Carla sufrió. Le explicó aquello brevemente a Hanji para que entendiera el por qué Eren sospechaba de esa enfermedad en Mikasa.

Eren asintió, pasándose las manos por el rostro tenso. No quería que Mikasa sufriera con esa terrible enfermedad. La vida le debía al menos la oportundidad de salvarla.

—Es lo único en lo cual no cederé. Tengo un dinero ahorrado. Se lo enviaré a la mejor clínica y que ella se haga todos los análisis.— dijo Eren sin querer ceder en aquello.

Hanji suspiró profundamente.

—No puedes obligarla a hacerse los exámenes médicos, no a menos que demuestres que ella presenta incapacidad mental para tomar sus propias decisiones.— Hanji accedió al portal de la firma de abogados y bajó los formularios correspondientes. Los llenó a través del sistema del estudio jurídico y le pidió a Armin acceso a su impresora.

—Lo cual podría ser así ante esta locura de divorcio que Mikasa está planteando— replicó Armin, aún así encendiendo la impresora a regañadientes. —Sin embargo, es un argumento inválido cuando Eren presenta la misma incapacidad mental al aceptar esto.

Eren lo ignoró, aún pensando en cómo hacer para que Mikasa descarte cualquier enfermedad que pudiera tener. Y si sucediera lo peor, que acepte la ayuda que él pueda darle. Eren estaba dispuesto incluso a aceptar a aquel aparecido que quería ser su hermano, con tal que Mikasa tenga la oportunidad de recuperar la salud.

—Entonces... Tengo que decirle que debe hacerse los exámenes.

—Acorde a la demanda que planteó Levi-san, Mikasa no quiere tener contacto alguno contigo. Tendrás que decírselo a él, como su abogado.— observó Armin.

Hanji le pasó a Eren los documentos relacionados a su aceptación para que la firma de abogados Zacharius, y por ende ella, lo represente en la demanda de divorcio.

Eren volvió sus ojos, rojizos y cansados, hacia Hanji.

—Por favor... Hanji-san. — suplicó Eren mientras firmaba los papeles. —Todo lo que Mikasa quiera, se lo concederé... pero negocie para que se realice los exámenes. Es lo único en lo cual no cederé.

Hanji asintió, tomando los papeles.

Va a tener que responder la demanda de divorcio al correo electrónico de Levi Ackerman.

Un divorcio fue su último encuentro. Y por otro divorcio se volverán a encontrar.

La vida definitivamente es una maldita perra.

Continuará...


Notas de autor: Prometo que los capítulos empiezan a ser más largos conforme avancen y así mismo empezarán a desvelarse misterios de qué pasó y cómo fue. Gracias por cada comentario, gracias al grupo -ˋˏ ༻💚 𝕀𝔽𝕂𝕂 💜༺ ˎˊ- por su apoyo en esta historia. Gracias a todos por leer.