III


—De ahora en adelante, quiero pedirte que le ayudes a Nico en sus lecciones de canto, Maki.

Himeko, en todo ese tiempo, no había visto a su hija a la cara. Pasaba desinteresadamente algunos documentos y los inspeccionaba detenidamente. El sonido al pasar las hojas colmaba la oficina; por un tiempo, eso fue todo lo que se pudo escuchar entre las dos.

Maki la miró desconcertada, extrañada y hasta un poco molesta. Pensaba que, después de tanto tiempo de no ver a su madre, tendría otra cosa que decirle; incluso esperaba una disculpa por haberse marchado tan repentinamente de casa. Sin embargo, lo que le dijo fue, más que una petición, una orden; algo de lo que seguramente no podría huir fácilmente.

—¿Qué quieres decir con eso? —Himeko miró por un segundo a su hija, para pronto volver a lo suyo—. ¿Para eso me hiciste venir?

—Así es —La mujer dejó los documentos en su escritorio y entrelazó sus manos frente a ella—. No tenemos mucho personal después de que la última chica se fue. La instructora de canto también renunció. Así que no pude pensar en alguien mejor que tú para hacer este trabajo.

—Espera un momento… —Maki se llevó una mano a la frente; le costaba pensar en todo lo que decía su madre—. ¿Me estás diciendo que me hiciste venir solo para esto? —La mujer sonrió con cinismo.

—Te lo estoy pidiendo porque estoy muy consciente de tus capacidades. Maki, sé que me podrás ayudar. Después de todo el tiempo que pasaste en clases de música, al menos deberías de aprovechar ese conocimiento para algo.

—Me niego —Maki se cruzó de brazos, llamando por fin la atención de Himeko—. Dejé la música cuando entré a la universidad; como tú y papá quisieron —La mujer hizo una mueca de desaprobación—. Además, estoy ocupada con las clases y las prácticas en el hospital con mi padre; así que no tengo tiempo para ayudarte —Maki lanzó un suspiro cansado, esperando que así pudiera terminar la conversación.

—¿De verdad no me vas a ayudar? —La mujer sonó casi decepcionada—. Está bien, lo comprendo, tienes motivos para negarte. Esto seguramente es muy repentino para ti, y más aún después de lo que pasó entre nosotras.

Maki bajo la mirada. Intentó calmarse ante las palabras de su madre. Oprimió sus manos en dos puños. Por un momento pensó que esa sería la forma en la que por fin podría conseguir una disculpa de su parte. Después de todo, ella había sido la culpable de haber abandonado a su familia sin decir nada.

Desde que se había ido de casa, Maki guardaba cierto rencor, culpa y decepción por ello. Llegó a pensar que era la culpable por no conseguir que su familia siguiera unida. Pero, siendo sincera con ella misma, quizás ni siquiera Himeko había considerado que Maki se sintiera de esa forma; con una necesidad de aceptación; con una necesidad de obtener una simple explicación. Maki aún se mantenía ignorante de la verdadera razón por la que Himeko se había ido de casa y, muy en el fondo, solo quería escuchar que ella no había sido la culpable de dicha decisión.

—Esperaba de verdad contar contigo, hija —El corazón de Maki golpeó con fuerza en su pecho ante las palabras de su madre—. Se que quizás el motivo de mi partida haya sido un peso muy grande para ti. Después de tanto insistir en que siguieras lo que te impusimos, al final no pude sostener mis argumentos correctamente —La mujer desvió la mirada—. Ni tú ni tu padre tuvieron nada que ver en todo lo que hice. Solo fue algo que decidí. Así que no te culpes por ello. Simplemente quería seguir mi camino. Simplemente quería cumplir…

Rápidamente, la mujer negó con la cabeza, desechando esos pensamientos que rondaban en su cabeza para de nuevo ocultarlos. Más calmada, miró a su hija, la cual permaneció atenta a cada una de sus palabras.

—No te culpo por eso —Musitó Maki entre dientes—. Por alguna razón, creo que entiendo a lo que te refieres —Maki esbozó una tiesa sonrisa—. Es verdad que me sentía un poco decepcionada y distante después de que te fuiste. Después de todo lo que tú y papá hicieron por mí, pensé que al perderte todo lo que tenía que hacer, el camino que tenía que seguir, se había fragmentado en dos. Al final, simplemente elegí el camino que habían construido para mí; esa fue la decisión que tomé.

—¿Te arrepientes de eso? —la mujer esperó paciente la respuesta de su hija.

—De hecho, me parece extraño. —Maki miró distante hacia la ventana de la oficina— A pesar de que mi sueño con la música era muy grande, el estar estudiando medicina no me desagrada tampoco —La mujer la miró, extrañada—. Sé que, después de todo lo que pase con ustedes, y de toda la distancia que hubo entre nosotros, la decisión más sencilla después de que te fuiste era construir mi propio camino. Quizás hubiera escogido la música ante la medicina en otras circunstancias, pero, cuando me di cuenta, no tenía la motivación suficiente para dedicarme realmente a lo que quería. Era como si, con tu partida, te hubieras llevado una parte importante de mí —Himeko entrecerró la mirada— Se que tu tomaste tus propias decisiones, madre, y créeme que no te culpo por ello; pero, de la misma forma, quiero pensar que yo hice lo mismo.

Himeko desvió la mirada y comenzó a caminar despacio por toda la habitación, reflexionando lo que su hija había dicho. Después de lo que dijo, le costaba mucho presionarla para obtener lo que le pedía, y, de hecho, no quería hacerlo después de escuchar la sinceridad en sus palabras. No obstante, no podía darse el lujo de perder la única oportunidad de tenerla a ella al mando de las lecciones de canto de la que sería su próxima estrella; y es que sabía perfectamente que Maki era la persona más capaz para desempeñar dicho trabajo.

—Supongo entonces que no puedo presionarte a lo contrario —La mujer se cruzó de brazos y esbozó una sutil sonrisa—. Nunca me imaginé que te escucharía decir que, al final, te sentirías a gusto estudiando medicina. En el pasado solo insistías en que querías ser una pianista profesional, y creciste deseando alcanzar ese sueño —La mujer miró fijamente a su hija—. Es un poco difícil para mí creer que has abandonado ese sueño —Maki, perdida en sus pensamientos, desvió la mirada de la de su madre.

—No lo he abandonado… —La mujer levantó la mirada—. No miento al decir que estar en contacto con la medicina ha hecho que haya empezado a apreciarla —Maki miró con vehemencia frente a ella—. Pero no hay día en el que no recuerde lo mucho que me gusta la música y en mi deseo de volver a intentarlo, aunque sea una vez —La mujer sonrió para sus adentros.

—Entonces, ¿por qué no intentarlo?

—¡Ya te lo dije! No puedo. Estoy muy ocupada en este momento.

—No tiene que ser todo el día. Puedes atender tus clases y tu práctica como lo sueles hacer. Sólo tendrás que venir por la noche para instruir a Nico, y no será pesado. Te prometo que yo misma haré todo lo posible para que no sea una carga para ti.

—¡¿Por qué insistes tanto?!

—Es porque confió en ti más que en lo que puedo confiar en otra persona.

—¿A qué te refieres?

—Sé que tienes talento y yo quiero que esta vez las cosas resulten. Quiero llevar a esa niña a lo más alto, y para ello, necesito que alguien como tú para que la instruya. Eres la persona más talentosa que conozco, y no lo digo porque eres mi hija, sino porque sé perfectamente lo disciplinada y comprometida que estás cuando se trata de música — Maki se quedó en silencio, no podía contrariar más a su madre—. Esta vez es algo grande Maki. La chica que encontré es de verdad comprometida y talentosa. Tiene carisma, aprende rápido y se lleva bien con todos. Es un diamante en bruto que solo falta por pulir un poco, y sé que, con tu talento, ese diamante brillará más que ningún otro.

Maki se quedó en silencio, esperando a que las palabras de su madre dejaran de hacer eco dentro de su cabeza. Lentamente, la mujer se acercó a lado de su hija y la tomó con confianza de los hombros. Sus ojos irradiaban amabilidad, demostrando, al menos, que lo que decía Himeko no era ninguna mentira. Al ver esos ojos violetas, que la miraban con vehemencia, no pudo evitar pensar que dentro de ella solo existía la necesidad de perseguir un profundo sueño; un sueño que desconocía y que era ajeno a ella. Esto hizo que Maki por fin cediera; era difícil incluso decirle que no.

—Yo… Tengo que pensarlo… —La mujer le mostró una sonrisa—. De cualquier forma, ¿quién es esa Nico de la que hablas? Para que tú hables tan bien de una persona debe de ser una verdadera prodigio.

—Te equivocas —Maki la miró con extrañeza—. Es una chica completamente normal que encontré en una de mis tantas búsquedas por los estudios en Tokio.

—¿Normal? —Maki se cruzó de brazos. No podía concebir que su madre hablara tan bien de una persona que fuera tan simple. La intriga creció dentro de ella—. ¿Y estas apostando tanto por una chica así?

—Así es. Como te dije, Nico es disciplinada, y sé que puede brillar más que nadie. Ella, a pesar de que todo esté en su contra, no se rinde jamás. Sé que, con ella, mi sueño podrá ser alcanzado.

—Tu sueño… —La mujer se quedó en silencio. Maki, sin querer inmiscuirse más en ese asunto, decidió no preguntar más.

Antes de que alguien pudiera decir algo más, al otro lado de la puerta de la oficina se escuchó que alguien se aproximaba. Himeko se acercó a la puerta y, antes de que la otra persona se anunciara, ella se adelantó a abrir.

Al otro lado de la puerta apareció la susodicha. Nico, un poco confundida, miró a Himeko fijamente, para después, con una sonrisa de la mujer, entrara a la oficina con confianza.

—Siento venir tan repentinamente. Se que acordamos vernos mañana, pero… —Antes de seguir hablando, se percató que Maki la veía atentamente—. ¿Quién es ella?

—Nico, llegas en buen momento —Himeko se puso detrás de ella y la empujó sutilmente frente a Maki—. Ella es Maki. Es mi hija.

—¡Tu hija! —Nico miró a Maki de arriba a abajo, dándose cuenta inmediatamente del parecido que guardaban ambas mujeres—. Pues sí que se parecen bastante.

—¡Verdad! —Himeko se acercó más al cuerpo de Nico—. Llamé a Maki el día de hoy para pedirle un favor que te incumbe a ti también.

—¿A mí?

—Así es, estaba pensado que ella…

—Seré tu instructora de canto de ahora en adelante.

Maki, en todo el tiempo que había permanecido callada, había estado observando atentamente a la chica frente a ella. Como había dicho su madre, no tenía nada especial que la hiciera destacar. Era una chica bajita, con una voz nasal y un poco confianzuda. Así que no podía entender porque su madre tenía tanta fe en que ella pudiera brillar tanto como lo decía. La intriga la carcomía por dentro. Era impensable para ella que Nico pudiera ser el diamante en bruto del que tanto presumía su madre. Al final, Nico ocupaba todos sus pensamientos. Pensó que su madre había visto algo en ella de lo que aún no era consciente; algo que definitivamente quería averiguar. «¿Qué tiene de especial? Seguro este será otro fracaso más para mi madre. No puedo permitirlo. Si ella confió tanto en mí, tengo al menos que intentarlo»; pensó para sus adentros. Ahora sí que tenía, al menos, una razón para obedecer la petición de su madre. Quería saber qué talento oculto había en Nico; si es que lo había.

—¿Ella será mi maestra de canto?

—¡Cómo escuchaste! Ya te había hablado de ella. Es la persona más talentosa que conozco y alguien en la que puedo confiar. Estoy feliz de que haya elegido ser tu maestra; sé que no se arrepentirá. Así que también enséñale lo talentosa que eres, Nico.

Maki, aún insegura de su decisión, simplemente se cruzó de brazos sin dejar de ver a Nico. No entendía qué talento podía tener, pero ahora quería encontrarlo.

Al final lo único que quedó en su cabeza fue la sonrisa que le esbozó Nico, una con aires de grandeza e incomodidad, al igual que el brillo carmesí en sus grandes ojos.

Los pensamientos en su cabeza eran como un tornado embravecido. Al abrir los ojos, después de su ensoñación, solo pudo ver a su alrededor la clara luz plateada de la luna que entraba por la ventana. Poco a poco, la ilusión que vislumbro en su sueño se fue atenuando, hasta que no quedó nada.

Maki dejo salir un bostezo, estiró sus brazos y adecuó su mirada a la pálida luz del estudio. Con calma, volvió a apoyar sus brazos contra el piano que estaba frente a ella y, cansada, intentó destensar su rígida espalda.

Con vehemencia recorrió con la mirada la habitación. La pobre luz y el silencio le hacían sentir que estaba en un lugar completamente desconocido, distante y solitario. La angustia comenzó a brotar en sus pensamientos al sentir esa sensación de abandono y temor.

Ningún ruido se escuchaba a su alrededor, nada más que su propia respiración. Por un segundo pensó que seguía dormida. Sin embargo, antes de dejarse llevar por ese desesperanzador sentimiento, la puerta del estudio se abrió, dejando así que una corriente silbara dentro y que su cuerpo se enfriara momentáneamente.

Detrás de la puerta apareció Nico, tranquila y sin decir ni una sola palabra. La chica la miró de reojo y continuó su camino hacia el piano donde estaba ella esperando.

—Llegas tarde —Musitó Maki.

—Lo siento, la junta con Himeko se alargó de más —Nico, desinteresada, puso una de sus manos en el piano—. No debiste de haberte quedado si veías que no llegaba.

—Tenía que quedarme —Maki miró hacia la ventana que daba hacia el exterior—. Dijiste que vendrías, así que tenía que esperar.

—¡Espera! —Nico, apresurada, se sentó a su lado en el taburete—. ¿Te quedaste sólo porque dije algo así?

—A-Así es —Maki intentó ocultar el rubor repentino que apareció en sus mejillas por la cercanía de Nico—. No sabía cómo contactarte y, si hubiera sabido que no vendrías, simplemente hubiera preguntado al cabo de un rato.

—¿Así que, aunque no viniera, te hubieras quedado esperando por más tiempo?

—Eso es lo que acordamos, ¿no?

—Bueno, no fue como un acuerdo, pero que hagas todo esto por mi… —Nico la miró fijamente—. Es un poco raro.

—¡Ya lo sé! —Maki exclamó con cansancio—. Pero fue algo que mi madre me pidió, así que…

—¿De verdad es solo eso?

—¿Eh? —Maki volteó a ver sutilmente a Nico.

—Ya te lo pregunté hace tiempo, Maki, pero estoy comenzando a pesar que no estás aquí solo por lo que dijo Himeko aquel día —Maki, fingiendo indignación, se cruzó de brazos.

—Pues cree lo que quieras, yo solo hago mi trabajo.

—Y entonces ¿qué fue todo eso de que me querías conocer más?

—¿A qué viene eso ahora?

—Tú lo dijiste, que querías saber más de mí, ¿o no?

—Nunca dije tal cosa —Nico esbozó una sonrisa sarcástica.

—Claro, supongo que no lo hiciste —Maki volvió la mirada a ella, mostrando una clara confusión por el comportamiento de la chica—. De cualquier forma, es muy tarde para tomar las clases; disculpa por hacerte esperar.

—No es nada. Sólo volveré a casa.

—No quise decir que no fuéramos a pasar el tiempo de la práctica juntas.

—¿Qué quieres decir?

—La otra vez tú me invitaste a comer; ahora es el turno de Nico de pagarte por eso —dijo Nico, haciendo una pose autosuficiente—. ¿Quieres ir?

—B-Bueno… —El rubor en las mejillas de Maki se acrecentó, revelando finalmente su rubor.

—Maki… —Súbitamente, Nico se acercó de nuevo a su lado—. ¿Te sientes bien? Estás toda roja. ¡Quizás tienes fiebre! —Sin preguntar, Nico se acercó animosamente al rostro de Maki y juntó su frente con la de ella—. Si, estás un poco caliente.

—Eso no… —Maki, avergonzada, apartó abruptamente a Nico de su lado—. ¡Estoy bien! ¡No te acerques de la nada!

—¿Eh? Pero solo quería saber si estabas bien.

—¡Estoy bien! —Exclamó avergonzada.

—Está bien, está bien. No te tienes que ponerte así —Juguetona, Nico se levantó del taburete y le dio la espalda a Maki—. Iré por mis cosas y me despediré de Himeko. Espérame en la salida del edificio —Nico corrió hacia la puerta y, momentáneamente, desapareció detrás de ella; sin embargo, al poco tiempo volvió a asomar su cabeza—. Y no vayas a huir. Te esperaré aún si ya te fuiste a casa, así que no seas cruel y te vayas por tu cuenta.

—Está bien. No pensaba hacer eso de cualquier forma — balbuceó Maki. Aunque la idea se le había pasado por la cabeza después de que Nico se hubiera acercado a ella de esa forma, supuso que esa ya no era una opción.

Nico corrió por los pasillos y volvió en camino a la sala principal. Bajó las escaleras y entró a la oficina de Himeko. Sin tocar la puerta siquiera, corrió a su lado y, sin previo aviso, la abrazó por la espalda; tomándola por completo desprevenida.

—¡Nico! —Rápidamente, Himeko se dio la vuelta y la encaró—. No hagas eso de nuevo, me vas a provocar un ataque.

—¡Sólo vengo a despedirme! —Nico se acercó poco a poco a su cuerpo—. Iré a comer con Maki.

—¿Maki? —La mujer esbozó una sutil sonrisa—. ¿Terminaron pronto las lecciones?

—B-Bueno, es muy tarde para tomar la lección ahora mismo —A la mujer no pareció importarle lo que decía Nico—. Así que aprovecharé el tiempo para compensarla por lo de la otra noche.

—Está bien. Parece que te llevas mejor con ella desde que se conocieron

—No sabría decirte si es así…

—Bueno, eso no importa, con tal de que sigas mejorando, supongo que está bien —Nico se aferró más a la cintura de la mujer, haciendo que esta, nerviosa, desviara la mirada—. ¿Eso es todo?

—Quería despedirme de ti…

—Si, ya me dijiste eso —La mujer, temiéndose lo que venía, intentó retroceder un poco—. Entonces, que te vaya bien.

—Solo un poco más, por favor.

—Nico, aún están trabajando en la otra habitación. No podemos…

—No vamos a hacer nada malo —Nico se acercó a su rostro; casi podía sentir el dulce aliento de Himeko chocar contra su piel—. Después de todo, si no lo hago, te estaré extrañando el resto de la noche.

—Sabes que no puedes decir eso, ¿verdad?

—¿Por qué no? ¿No te gusta?

—N-No diría que no me gusta, es solo que… —La mujer miró detenidamente a Nico—. Sabes, creo que tenemos que hablar seriamente de esto.

—¿De qué? —Nico, haciéndose la tonta, no retrocedió ni un poco.

—Sabes, Nico, eres una idol, no podemos seguir haciendo algo que puede afectar a tu desempeño o arruinar tu carrera. Además, la próxima semana serán las finales del concurso y tienes que enfocarte por completo en eso.

—No te preocupes, seguro que será un éxito rotundo.

—No puedes decir eso tan confiada.

—Estoy confiada porque estoy junto a ti —La mujer ocultó sus ojos detrás de sus párpados—. Prometiste que me llevarías a lo más alto, y ahí es dónde estoy ahora —Nico la miró con vehemencia—. El solo hecho de que estés junto a mí, hace que sienta que ya estoy logrando algo enorme.

—Eso es algo…

—Himeko… —Para acortar la distancia, Nico se puso de puntitas para alcanzar el rostro de la mujer. Con calma, acunó su rostro con sus manos, sintiendo la suavidad de sus mejillas. Sus labios, despacio, se unieron en un beso que duró solo unos segundos—. Te amo.

Himeko, al instante, retrocedió y desvió su mirada de la de Nico. Sin decir nada, la alejó sutilmente de su lado tomándola de los hombros. Nico, sin esperar que sus palabras fueran contestadas, se alejó velozmente y le mostró una enorme sonrisa.

—¡Me voy ahora! —Gritó emocionada—. No quiero hacer esperar a Maki

Himeko, cohibida y sintiendo aún la sensación de los labios de Nico en los de ella, simplemente asintió y se despidió con la mano. Nico, apresurada, tomó sus cosas y salió de la oficina.

Por más tiempo que había pasado, el corazón de Maki seguía latiendo fuerte contra su pecho. Respiró profundo una y otra vez, sin obtener éxito al intentar calmar su latir apresurado.

Últimamente le pasaba mucho que su corazón no dejaba de latir y, después de un tiempo, comenzó a preocuparse por ello. Al principio pensó estar enferma, así que intentó consultar a las personas del hospital. Tenía miedo de que fuera algún tipo de arritmia o algo más grave, pero cada que sinceramente le preguntaba a alguien, parecían querer reírse de ella. Estaba confundida y angustiada, pero no le quedaba de otra que resignarse hasta que encontrara el motivo de dicho síntoma.

El remanente de la presencia de Nico aún quedaba en su cabeza. Aun podía sentir su cercanía y, hasta cierto punto, oler su aroma cerca de ella. Al pensar en ello, su estado empeoró levemente. Experimentó en ese momento un nuevo ataque de arritmia, seguido de un súbito calor escalar por sus mejillas.

Sin querer pensar más en ello, decidió apurarse y salir de ese lugar que no hacía más que sofocarla. Tomó apresurada sus cosas y caminó rápido por los pasillos del estudio. Su mente estaba tan perdida en diversos pensamientos que le costó llevar un rumbo. Cuando se dio cuenta ya estaba frente a la sala principal.

Con la mirada recorrió la habitación. Algunas personas seguían trabajando a pesar de ser tan tarde; pero podía comprenderlo, después de todo, la gran final del concurso donde participaba Nico estaba cerca. Maki, al darse cuenta de que una vez más pensaba en Nico, intentó deshacerse de la idea sacudiendo la cabeza.

Silenciosa, comenzó a caminar de nuevo, atravesando los escritorios y llegando, por fin, a la oficina de su madre. Se suponía que vería a Nico en la salida del edificio, pero sus pensamientos estaban tan confusos que, sin querer, había terminado ahí. Igualmente, no le pareció relevante el lugar, después de todo, ambas tenían que encontrarse de nuevo para ir juntas.

Maki levantó la mano, para tocar la puerta que estaba frente a ella. Tomó un profundo respiro, intentando calmar de nuevo el apresurado latir de su corazón. Cuando su mano iba a golpear, se detuvo de súbito al escuchar la voz de Nico y su madre al otro lado de la puerta.

—El solo hecho de que estés junto a mí, hace que sienta que ya estoy logrando algo enorme.

Maki, indecisa, retrocedió al escuchar las palabras de Nico al otro lado de la puerta. Pensó que quizás estaban hablando de algo privado, así que decidió no interrumpir.

—Eso es algo…

Sin embargo, antes de retroceder, se quedó estática al escuchar la tímida voz de su madre. Extrañada, volvió a acercarse a la puerta. Nunca había escuchado a su madre tan nerviosa y calmada. La curiosidad hizo que tomara el picaporte de la puerta, para poder ver lo que pasaba ahí adentro.

—Himeko… —Por la discreta abertura de la puerta, Maki pudo ver por fin lo que pasaba. Sus ojos se abrieron grandes debido a la sorpresa. Su cuerpo comenzó a temblar. Sintió repentinamente una corriente helada recorrer su espina dorsal. Su corazón, después de un tiempo de no dejar de latir con impaciencia, finalmente se detuvo. El aliento apenas si llegaba a sus pulmones. Su boca estaba entreabierta, pero no había palabras que salieran de ellas—. Te amo.

Maki, asustada, retrocedió. Casi cae al piso al sentir que sus piernas habían perdido toda fuerza. En ese momento sentía que su cuerpo mismo no le pertenecía. Asustada, dio un par de pasos hacia atrás y, cuando encontró por fin un segundo de fuerza, comenzó a correr.

Corrió tan rápido que no se dio cuenta en qué momento había llegado a la puerta principal del edificio; ahí, por fin, se derrumbó. Los pensamientos dentro de su cabeza eran todo un lío. Las palabras dichas por su madre y Nico se repetían constantemente dentro de ella y la golpeaban profundamente. El frío en su cuerpo era inmenso, al punto de sentir que comenzaría a congelarse en cualquier momento. Lo único en lo que podía pensar en ese momento era en aquel beso.

Un ligero quejido salió desde lo más profundo de su garganta. Despacio, se puso de pie. Su rostro se levantó hacia el cielo nocturno. En su mirada podía vislumbrar la luna llena, plateada y brillante que iluminaba entre la oscuridad. Fue entonces cuando el frío viento golpeó en su rostro y sintió sus ojos enfriarse más que ninguna otra parte de su cuerpo. Con sus temblorosos dedos palpó un poco las comisuras de sus ojos, dándose cuenta de que un par de lágrimas salían de ellos.

—¡Maki!

Asustada, se dio la vuelta y enjugó aquellas lágrimas que ahora se deslizaban por sus mejillas. Nico, mostrándole una sonrisa, corrió a su lado. Su corazón de nuevo comenzó a latir con fuerza; pero la angustia en ese momento era mayor.

—¿Segura que estás bien? —Maki apenas si entendió la pregunta; tuvo que repetirla en su cabeza varias veces para poder comprenderla del todo—. No te ves para nada bien, estás muy pálida —Nico, mostrando genuina preocupación, se acercó a lado de Maki e intentó tomarla de las manos.

Maki, al instante, y sin dejar de ver a Nico, retrocedió y apretó sus manos en dos puños. Nico, completamente desconcertada, solo pudo mirarla fijamente; ahora estaba más preocupada por ella que antes.

—Quizás deberíamos ir a comer en otro momento —Maki ni siquiera contestó, simplemente se quedó viendo a Nico—. Maki, ¿me estás escuchando?

—Ah… —Por fin una voz salió de su boca; le parecía sumamente extraña y distante, como si no le perteneciera—. No me siento bien —dijo, nerviosa—. Mejor me voy a casa —Maki intentó huir lo más rápido que pudo, sin embargo, Nico la tomó de la mano antes de que pudiera comenzar a correr.

—¡Espera! —Nico buscó rápidamente su celular—. Estoy preocupada. Dame tu número para poder llamarte y estar segura de que llegaste bien a casa.

Maki apenas si entendió sus palabras. Desesperada, buscó su teléfono y le mostró su número a Nico. Ella, un poco más tranquila y comprensiva, lo anotó en su lista de contactos y, al final, le dedicó una sonrisa.

—Te veo luego entonces. Ten cuidado de camino a casa.

—Si.

Maki, disimulando su angustia, comenzó a caminar rápido alejándose de Nico. Aquella imagen no abandonaba sus pensamientos. Una vez más miró hacia el cielo. Las lágrimas volvieron a brotar repentinamente.


Buen día! Espero que esten bien.

Les quiero compartir el tercer capítulo de esta historia. Según yo, solo tendrá como 5 capítulos, pero aun estoy pensando en cositas que agregarle. De verdad, no me esperaba todo el apoyo que le han dado hasta ahora, pensé que el capítulo pasado levantaría opiniones divididas, pero no fue así y me alegra que hayan recibido bien la temática de esta historia.

Este capítulo es más tranquilito, verdad? Solo vimos cosas muy reconfortantes para ambas protagonistas, así como la razón por la que Maki le está ayudando a Nico; a medias, pero algo asi. Asi mismo, este capítulo partió desde lo que vivió Maki con su madre, el siguiente sera lo contrario, con la perspectiva de Nico y su madre; espero que lo esperen con ansias.

Muchisimas gracias por su apoyo a todos. Me alegré de ver nombres conocidos en las reviews, y de hecho, si les soy sincero, cada que me siento triste o decepcionado, leo sus comentarios para agarrar un poco de motivación. Así que siempre les voy a estar agradecido por todo lo que hacen por mí.

Dark Gatomon X: Hola de nuevo! Espero que estes muy bien, me alegra volver a verte por aquí!
De hecho he de decir que esta historia puede no ser tan tormentosa como lo piensas, o quizás sí, pero eso ya depende de cada persona y su perspectiva del drama que vendrá a continuación. Eso sí, acertaste en que Maki le iba a tocar la peor parte por ahora; al menos en este capítulo. Agradezco mucho tus palabras de apoyo para esta historia; como dije, estoy intentando regresar un poco a mis raíces como escritor; sin embargo, no pudo ignorar lo que he aprendido en todos estos, años, y todo lo que he leído y visto para escribir esta historia. En cuanto a la mamá de Nico, pues yo pensaba en primer lugar hacerla una simple Hostess o dama de acompañamiento, pero tristemente necesitaba que asumiera el papel que le di para que la historia avanzara.
En fin, de nuevo te agradezco mucho y espero seguir leyéndote por aquí; cuidate mucho.

Nadaoriginal: Hola! es bueno verte por aqui como siempre apoyandome; gracias, te debo mucho!
Bueno, la verdad quería reservarme lo de la mamá de Nico por más tiempo, intentando incluso dar pequeñas pistas de lo que había sido su trabajo sin decirlo textualmente; dejándolo incluso a la imaginación del lector; pero la verdad... Estoy cansado y no podía pensar muy bien cómo hacerlo; bueno, si, pero sentía que repetiría algo que hice en Linda Locura, y no quise.
Por otra parte, temo decirte que el nombre de Yumi si fue mas casual que incluso el de Himeko. Un día estaba en mi servicio social sin nada que hacer escribiendo y pensé: ¿Que nombre le pongo a la mamá de Nico? Como se llamaba en Linda locura? Chale ya no me acuerdo. Pues que se llame Yumi y ya si se me ocurre algo mejor lo cambio. Y así nació Yumi; que por cierto, su nombre completo iba ser Yumiko por la misma razón que te dije en el capítulo pasado, pero se quedó como Yumi para más comodidad. Ahora que me lo dices, tengo puros nombres de yuris clásicos y no me di cuenta jajaja
En fin, la mamá de Maki seguirá siendo una controladora manipuladora, así se mostró en este capítulo. El siguiente capítulo indagará ahora en al vida de Yumi
Espero que hayas pasado un buen fin de año. Nos seguimos leyendo pronto. Cuidate mucho.

ARAMARU-CHAN 26: De verdad, de verdad, no me esperaba volver a leerte por aquí! No por ti, sino por lo que dije antes de que no pensaba que la gente que tanto me apoyaba comentarba de nuevo en mis historias después de tanto tiempo ausente. Al ver tu comentario, no pude evitar sentirme sumamente feliz; al punto del llanto. Gracias por honrarme con tu presencia una vez más en mis historias.
Primero que nada, estoy bien? Al menos un poco mejor que el año pasado; osea el 2022 y parte del 2023. Como pudiste notar con esta historia, pues si estoy terminando mejor el año. Espero que tu igual hayas estado mejor desde la última vez que nos leímos.
Por otra parte, la historia quizás no toque muchos temas de la farándula. Mas bien la tematica es de como alcanzar los sueños personales de cada uno; como pudiste leer en este capítulo, cada una de los personajes tiene un ideal que intenta cumplir; el caso es que quería explotar la idea de lo que pasa cuando los sueños se tornan de formas inesperadas y las decisiones que nos llevan a tomar para seguir nuestro camino; o elegir un camino. La mamá de Nico será ejemplo de esto en el siguiente capítulo.
Pasando al siguiente comentario, me alegra leer que te gustaron las protagonistas, y me alegra que me digas que puedo manejar mejor a los personajes. Intento siempre mantener la personalidad de cada chica, contribuyendo, por mi parte, con la perspectiva en la que encaminarla en la historia; a veces me sale bien, otras no tanto, pero a lo largo de todo este tiempo quiero creer que al menos he mejorado en eso. Así mismo ambas madres las personalidades de ambas madres están hechas para que sean dos caras de la misma moneda; contradiciendose entre sí y siendo como el agua y el aceite. Quise hacer a la mamá de Maki controladora, porque casi nunca la he leído de esa forma, y darle un "respiro" a la madre de Nico después de lo que hice con ella en linda locura. Es decir, en linda locura la madre de Nico aprecia una villana y la madre de Maki era todo lo contrario; aquí es diferente. Ahora que lo pienso, por mas que quiera evitarlo, siempre termino volviendo a recurrir a linda locura para algo; no me deja ir tan fácilmente.
En fin, nuevamente te agradezco tu apoyo. De verdad espero que te encuentres muy bien y espero que tengas un buen inicio de año.

Sin más, Muchas Gracias por Leer y por todo su Apoyo!